FORO DE DISCUSIÓN

Las afinidades electivas / Las elecciones afectivas

:: LAE /LEA ::

Este proyecto está intentando abrirse un poco más, y sale a buscar la reflexión de todos sus participantes, y de todo aquel que tenga algo para decir, a través de este foro de discusión.


La pregunta es la siguiente: ¿Cuál es el estado actual de la poesía argentina?


Por favor, olvidáte de la canícula, poné el yo lírico en remojo, y participá.


Hacenos conocer tu opinión, ideas, reflexiones, dudas, quejas, alabanzas y todo el abanico posible de pensamientos, sensaciones y emociones que pasen por tu cabeza, o por donde suelan pasar este tipo de productos libres de impuestos.


Se admite desde el comentario epigramático, hasta el estudio sesudo y con citas en francés.

Sería deseable que los comentaristas efectúen aportes respetuosos y constructivos. Para lo otro, están los programas de chimentos de la tarde, donde se puede ejercer el pugilato libremente, siempre y cuando te dé el physique du rôle.

** No se admiten anónimos. Las opiniones, ideas, calificaciones que emitan los que aporten comentarios a este foro correrán por su exclusiva cuenta y riesgo, frente a eventuales terceros que pudieran verse afectados.

Muchas gracias.

Alejandro Mendez


P.D. (aviso de plagio): La idea la tomé del blog hermano de Brasil: http://www.asescolhasafectivas.blogspot.com/ (de paso recomiendo su visita), donde Aníbal Cristobo, armó un foro de discusión, con las siguientes consignas (va en portugués, espero se entienda)

o que você acha da situaçao da poesia no brasil?
fale, diga, escreva, minta, explique, psicosomatize, desabafe, peça desculpas, taquigrafe, cante, grafique, expresse suas emoçoes,jerarquize, rascunhe, confesse, incite, negue, jure, faça o que deva, e deixe aqui sua opiniao sobre a poesia brasileira hoje
.

* * *

:: commentarios:: 283
At 2 feb 2007, 09:03:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Creo que la poesía argentina está más viva que nunca, prueba de ello es la dimensión que ha adquirido este blog (más de 350 poetas, donde en casi la mayoría de los casos no estamos hablando ni de poetas amateurs ni de aficionados de fin de semana).
Noto que existe una gran libertad formal y temática en los poetas, ya que no los veo constreñidos a rajatabla a ninguna estética en particular, ni a consignas inflexibles de grupo.
Hay un sinnúmero de escrituras conviviendo y proliferando por allí. Canónicas, contra-canónicas y de las otras. Sin embargo, siguen vigentes tres líneas principales: neobarroco / objetivismo / neoclasicismo
También aparecen ráfagas surrealistas, concretistas y neo románticas, pero con menos intensidad.

Otra cosa que advierto (Daniel Freidemberg en su recomendable artículo [Escuchar decir nada (una vieja respuesta nunca enviada y después nota, notas de las notas y algo más), en Tres décadas de poesía argentina. Libros del Rojas], algo de esto también mencionó) que el lirismo, pese a sus tantas veces cacareada muerte, a su confinamiento como “la loca de la casa”, sigue vivo y goza de buena salud, incluso dentro de los propios poetas denominados objetivistas.

Por otra parte hay un círculo, que a pesar de esta gran y variada actividad poética en todo el país, no logra romperse y hacerse recta.
Dejando de lado esta metáfora euclidiana, es rigurosamente cierto que prácticamente no hay lectores de poesía, y que los pocos que hay son los propios poetas.

Las preguntas serían: ¿tenemos ganas de romper este círculo, o realmente estamos cómodos con esto y sólo queremos al lector modelo- hermano poeta?

Alejandro Mendez.
En el fulgor climático de febrero

 
At 3 feb 2007, 12:10:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Querido Alejandro:
En líneas generales, estoy de acuerdo con tu mirada sobre el asunto...
En este momento de mi vida (vaya a saber en otro!) estoy convencida de que hay una sola poesía, es decir, no importa la estética o la forma que asuma: simplemente hay poesía o no hay.
Hay literatura o no la hay.
Voy a citar más abajo un fragmento de lo que había escrito para la mesa que tuvo lugar, hace poco, en la Librería El Ateneo... el título de la charla era "¿Por qué la poesía excede a los libros? Nuevos modos de transmisión"... para esa charla pensé sobre varias cuestiones que tienen que ver con lo que estás planteando y con tu última pregunta que para mí es fundamental...LOS POETAS TENEMOS QUE DEJAR DE PENSAR QUE ESCRIBIMOS PARA LOS POETAS O PARA UNA ÉLITE...en todo caso, como escritores tenemos la responsabilidad de llegar de algún modo a más cantidad de personas y si hay que dar alguna explicación acerca de como acceder a la poesía, tendremos que pensar en cómo hacer eso... no creo que todo esté perdido, y una sociedad más sensible, comprometida y cuestionadora es deseable.
En cuanto a los "círculos", que se cierran y no participan de estas experiencias... y bueno, Ale, nadie está obligado a participar de nada... en todo caso, quiénes lo único que hacen es criticar al vecino o no participar, creo que SE LA PIERDEN... además, nadie es mejor o peor poeta por estar en un blog...es una forma más de dar a conocer el trabajo de uno, pero, es verdad que alguna gente cree que si no está, su poesía va a estar indemne... de no se qué... pura fobia, que tendrán que ver en su terapia...
Entonces, aquí transcribo un fragmento de lo que había escrito para aquella mesa y que tenía que ver con presentar el proyecto que coordino www.lainfanciadelprocedimiento.blogspot.com
Gracias Ale, por tu blog, por tus ideas y por generar participación. Un beso. Selva.

"... aquí tendríamos que hablar sobre el uso de internet ¿se podría hablar de un "buen uso" de internet? Tal vez estos formatos blogs, o incluso páginas web, arrastran material de mala calidad. Eso puede ocurrir también en un libro, en una antología, publicados en papel. Ocurre que internet tiene un uso público, accesible, en expansión. En algún sentido masivo, aunque es verdad que mucha gente no tiene acceso a internet o no hace uso de esta herramienta, por lo motivos que fuere. No voy a entrar en ese tema ahora. Pero a la vez, estos formatos virtuales, permiten conocer o descubrir escritores o artistas de distintos puntos del mapa. Comunicarse con los otros rápidamente, construir foros, opinar, transmitir vivencias con cierta inmediatez, dar a conocer libros enteros, textos éditos o inéditos. Creo que no está demás reflexionar, acerca de cierta "ilusión" que generan estos espacios virtuales de estar comunicados con alguien, que por un momento, es también "virtual". Por eso creo, que no tenemos que olvidarnos que los encuentros en persona, en la medida en que la distancia lo permita, son irremplazables. En el mismo, sentido, considero que el papel también es irremplazable. Incluso, las obras digitales, pueden requerir para su explicación o difusión del papel. Y aquí despliego lo que entiendo por la segunda parte del título de la convocatoria "nuevos modos de transmisión". Yo creo sinceramente que no hay nuevos modos de transmisión para la poesía. Es decir, sí, es verdad, los blogs, las páginas, pueden considerarse, en algún sentido, como nuevas. En verdad, creo que lo que hay son modos de transmisión por los que la poesía tiene la capacidad de escabullirse. Hace uso a su favor. Porque justamente en la poesía contemporánea forma y contenido van juntos y se interrelacionan. Pensemos en la poesía que circula en libros artesanales con tapas de cartón, en hojas sueltas de poesías colgadas de una soga, escrita en las paredes de la calle, en hojas de distribución gratuita. Claro, que son modos de circular, alternativos, deseables como experiencia, modos de circular que pueden leerse como una decisión ideológica, como actos políticos. La poesía que, y ahora hablo de Argentina, se ha acostumbrado a circular a través de sellos independientes, de menor o mayor envergadura, de menor o mayor reconocimiento o difusión, a través de libros que, en general, los propios autores de poesía se ven obligados a financiar.
Y aquí entro en la primera parte del título de esta convocatoria. ¿Porqué la poesía excede los libros?
En primer lugar, la poesía siempre excede a los libros. Porque el poeta, por ejemplo, va por la calle o por el paisaje que fuera, con un ánimo especial, exaltado, a veces, señalando, aquél árbol es poesía, este diálogo es poesía, este cartel es poesía... siempre, cuando uno escribe poesía, esta ese ánimo de capturar ciertos instantes, que están más allá de la hoja en blanco. Para los poetas las cosas que nos rodean son palabras. Nuestros cuerpos son cuerpos de palabras. Y la poesía tiene para mí, y en esto va mi concepción acerca de la escritura poética, la posibilidad, la capacidad de reescribir el mundo. De crear una nueva realidad, otro universo.
Entonces, una cosa es el proyecto que pude armar hasta el momento, y otra el proyecto que imagino y que en este momento, voy a proponer a mis compañeros de mesa, a la Revista Ñ, a la Librería El Ateneo o a algunas personas, que tal vez, están escuchando hoy acá.
Previamente dos cuestiones: primero, los poetas tenemos que dejar de pensar que escribimos para los poetas o para una élite. Y en segundo lugar, las editoriales importantes, que cuentan con recursos, se tienen que jugar por la poesía contemporánea. La poesía se merece el mismo espacio que hoy tiene la narrativa. Yo creo que hay un público en estado de latencia para la poesía contemporánea, y lo digo no porque hice un estudio de mercado, porque no me dedico a eso, sino por pura intuición y deseo, que es lo que construye, en primer lugar, cualquier proyecto.
Entonces aquí mi deseo y mi propuesta:
En primer lugar, una página de internet animada, no un blog. Para eso necesitaría trabajar con alguien que sepa de informática y recursos.
Y en segundo lugar, una Colección Abierta y Permanente de Poesía Contemporánea, en papel, claro, hablo de libros..."
Selva Dipasquale

 
At 4 feb 2007, 05:03:00, Blogger guaz : dijo...

poesía de la cabeza fresca
lo prístino-flamante
lo paramoderno
triunfo y exaltación del Ser-Livianito por arriba del rezongo de un tablao reseco

 
At 4 feb 2007, 07:24:00, Blogger miss banfield : dijo...

Tomando estas sencillas palabras que publicó Ñ de Susan Sontag:

“El escritor debe ser cuatro personas:
1- El chiflado, el obsedé (provee el material)
2- El imbécil (le da salida)
3- El estilista (es gusto)
4- El crítico (es la inteligencia)”

En el estado de la poesía argentina, pienso, que hay una desarticulación de estas cuatro características, en la cual el punto 2 ha ganado jerarquía, dándole salida a todo, el punto 4 ha desaparecido (la autocrítica, la distancia), el punto 3 se ha renovado poco (a pesar de que la falta del punto 4 haga aparecer a un renovador cada cuatro segundos), el punto 1 se pone en cuestión si es que convive con el punto 5, que ahora paso a describir:

5- El empresario (el que dirige sus acciones (por lo tanto también su obra) con fines de lucro)

No creo que sirva, que sea de beneficio, empezar a realizar un sistema de denuncias y señalamientos con nombres y apellidos, porque me parece un método nazi; cosa que vi en muchos comentarios de blogs, aún así cuando usen “seudónimos”. Me parece más constructivo comenzar a generar discusiones que permitan ver “qué se espera de un escritor” “qué se espera de la poesía” y en todo caso, cada uno pondrá en juego el punto 4 en el centro de su obra.

Pd. de Sontag: “El peor de los crímenes: juzgar. El mayor de los fracasos: la falta de cordialidad”


Pd. mía: creo que el impulso, el estallido adolescente o juvenil de salir con todo a escribir,(que es algo muy positivo) necesita madurar, pulir su forma, profundizar su origen.

Noelia Rivero

 
At 4 feb 2007, 09:09:00, Anonymous Anónimo : dijo...

ME INTERESA APORTAR ALGO A LO YA DICHO SOBRE EL TEMA PROPUESTO EN EL FORO, UN TANTO TRANSVERSAL A LO QUE DIJO A.M. Y MÁS ASINTÒTICO, O "AFÍN", YA QUE ESTAMOS, A LOS APORTES DE MISS BANFIELD Y DE SELVA DE LA LUNA.

ES UN ARTÍCULO QUE DÍ EN LLAMAR:

Agrupación de Poemas Golpeados


Joven culto y emancipado ¿por qué maltratas al poema? ¿Qué te ha hecho? Al contrario, estoy segura de que te ha dado bastante. Él no es sonda exploratoria, no puede imaginar lo que tus ojos no miran, ¿por qué lo estirás, lo aplastás, lo arrugás, lo aplanás y después lo planchás como bandera? ¿No creés que se sentirá miserable de decir miserias a la enésima, sucio por rebuscar en la basura, inútil por no servir a nada? Ya tenemos suficiente y basta mirar alrededor, de vidas miserables e inútiles para nombrar portavoces a los poemas, para vestirlos de clowns y mandarlos a la arena, son como mujercitas histéricas chillando en el vacío o soldados en interminable imaginaria en la noche larga de Islandia, una ventana tapiada, una cinta vieja que ya no pega, una vieja que te pega con la cinta, más lamentable que un perro que le falta una pata, más inoportuno que estar con tenedor el día que llueve sopa.

Dicen por ahí: "todo el mundo puede escribir, porque todo el mundo siente" Ay Aristóteles, con esa lógica actual, te explico, no adhieras a ningún plan reencarnatorio o resucitario, ni en cómodas cuotas, no, porque te morirías de vuelta y perderías plata viejo.

Es tan endeble ese razonamiento que se cae tan rápido como las Torres Gemelas. Es como decir: todos tenemos cabello (o alguna vez todos lo tuvimos ;), entonces todos debemos saber cómo cortarlo, y apuesto que si alguna vez te lo cortaste bien, y tu servidora es un ejemplo, no pudiste repetir el truco dos veces, y acá va de vuelta la antedicha.

O también como decir: todos tenemos una psicología, es nuestra, la llevamos a todos lados, todos podemos entender cómo funciona, si no la de los demás (en la cumbre de la lucidez) al menos la propia, y aunque adhiera al Erich Fromm que preconiza la autopsicología, digamos, también apoyo la abolición del trabajo, pero todo eso es mucho más futurista que el más descabellado de los avances técnicos.

Y si con Nicaragua todo el mundo fue poeta lo fue sólo poéticamente.

Hay quienes dicen que se escribe poesía por fórmula y yo digo: la matemática es la más humana de las ciencias, se equivoca tan fresca y descaradamente que demuestra fehacientemente su filiación humana. Por ejemplo: la estadística es esa "ciencia" que asegura que si una persona se comió dos pollos y la otra ninguno, cada una se ha comido un pollo. Siempre lo cito este ejemplo porque es terco y gracioso. Y ya te habrán demostrado "matemáticamente" que 2+2 puede dar 3, eso sin contar las consecuencias del espacio curvo y mirá la torre de Pisa. Aunque nadie pueda decir que esas son "equivocaciones", sino hasta ¿milagros? como los fractales en mi bolsillo y las curvas imposibles del catalán Gaudí.

Lo mandan al poema fratachado, mal entrazado, lo meten en el meretricio, le dan de beber alguna bebida blanca y así chupeteado y sin manejar los tacones lo sacan a dar una vuelta. Ay Milton Milton... ¿por qué no te leen más a vos? ¡Cómo zarandean el verso libre y le mechan alguna "entelequia" y una que otra "epifanía"! ¿Por qué no Sor Juana? ¿Por qué no Jim Morrison? Paraísos y avernos perdidos hogares de cientos de larvas.

Tengo una bronca.

Y no habrá que renunciar a la poesía, jamás, pero habrá que buscarla en otro lado, y en un esfuerzo que doble la afrenta, y siempre doble para restablecer el equilibrio, habrá que traer la montaña al profeta y buscar poesía en los clubes de ajedrez, en los descubrimientos científicos, los manuales de fisicoculturismo, las latas de arvejas, las recetas de cocina, la crónica policial o hasta te digo, incluso en las salas de profesores de literatura.

Podríamos encontrar cosas como éstas:

Estudios encuentran latencias lógicas en la locura.1

O éstas:

Hervir los fideos al dente y reservar. En una sartén profunda, calentar la manteca con el ajo e incorporar el bróculi precocido. Aparte, picar el queso groseramente y agregarle la crema. Incorporar los fideos a la sartén, salpimentar y bañar con la crema y el queso. Dejar unos minutos sobre la hornalla y servir espolvoreado con almendras o nueces picadas. 2

O incluso:

Dewan ha sugerido que los ciclos menstruales de los monos alrededor del ecuador están sincronizados porque cada ciclo está entrelazado con la fase de la luna. Así como la producción por la glándula pineal de una sustancia que inhibe la acción de la hormona luteinizante es suprimida por efecto de la luz, la continua luz nocturna de la luna llena facilitaría la ovulación entre un grupo de monos e induciría a la sincronización.3

O habrá que volver a intentarle con los romances de pie quebrado, los sonetos con rima asonante, los versos alejandrinos, o al menos... al menos los endecasílabos.

La poesía sola morirá de pie acribillada por los falsos poetas y renacerá después, más tersa, más tensa, más fresca que nunca y sino, que los poetas del mundo se lo demanden.




Notas
1 "Studies find logic lurking in madness: A widespread suspicion that insanity and rationality are related is not without its basis, researchers have found."
Boletín de World Science News, 2006.
http://www.world-science.net/exclusives/060504_schizfrm.htm
2 "La rebelión de los fideos" Revista Rumbos 125, pg.26, 2006.
3 "Menstrual Synchrony and Suppression" Martha McClintock, Revista Nature 229, pg. 244-245, 1971, traducido al español para www.mum.org por María García.

 
At 4 feb 2007, 11:31:00, Anonymous Anónimo : dijo...

ale,
la poesía argentina hoy está aquejada por un mal persistente : la
endogamia. nos leemos entre nos. y ya se sabe, desde cien años de
soledad, si seguimos así tendremos descendientes con cola de chancho.
cariños,
mmarta rojzman

 
At 5 feb 2007, 02:04:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Alejandro: te mando un texto que no sólo habla de la situación de la poesía sino más amplia y concretamente del panorama literario argentino actual; es, antes que nada, un artículo de un escritor mirando desde adentro el escenario. Lo publiqué en mi web el mes pasado; te lo pego abajo y al final te dejo el link. Espero que sirva para publicarlo en el foro. Un abrazo y gracias.



El Gran Supermercado de los Idiotas Felices Soñando (o De búfalos y pieles roja)

A la memoria del cacique Roberto Bolaño,
que tuvo el valor de señalar que el mundo de la literatura es terrible,
además de ridículo.




Esto que van a leer está lleno de veneno.
Ya verán.
Tomen aire: porque ahí va.
Lo triste no es que haya cosas que uno supuestamente no pueda decir. En absoluto. Lo verdaderamente triste es que todavía haya cosas que uno supuestamente no deba pensar.
Ésa es la cuestión: no pensar porque todo se entiende, porque todo está claro de antemano. Todo.
Ver la solución en las páginas finales y ese tipo de cosas.
Manuales de electrodomésticos y ese tipo de cosas.
Cada vez hay más gente que lee y menos lectores.
Como lo oyen.
Lo lamento, en serio.
Pero ésa es otra cuestión.
O a lo mejor no.
Porque la cuestión, en cierta forma, también es, claro, la mierda en la literatura. Sobre ésta y otras cuestiones el cacique piel roja Roberto Bolaño ya fue todo lo determinante y hasta vehemente que se puede ser, dijo lo que muchos supuestamente no deberíamos pensar sobre la mierda y los cagadores en la literatura. Yo, por lo tanto y por lo pronto, no voy a ir en esa dirección. Para qué. Lo que yo voy a hacer es decir algunas de las cosas en las que se supone que no debería pensar.
Por eso el veneno.
Veneno o regalo, ustedes eligen: gift.
Empecemos por el subtítulo, que para Hegel era el verdadero título de una obra; entonces: las cosas, al fin y al cabo, no han cambiado mucho que digamos. Un escritor hoy, lo mismo que un escritor hace diez o quince años, no es otra cosa que un piel roja en busca de búfalos. Sí: suculentos búfalos grasosos, con amplias y pesadas pieles ideales para construir carpas contra los vientos gélidos del invierno y las cagadas de los pelícanos. Los búfalos, por su parte, lo mismo que hace diez o quince años, o tal vez más, siguen siendo los concursos literarios.
Ahí tienen un ejemplo irrevocable de lo que en geometría euclidiana se llama desplazamiento: porque los búfalos deberían ser, como lo fueron alguna vez –¿lo fueron alguna vez aquí?–, los editores, y no los malditos concursos literarios.
Eso es.
Ya pueden respirar.
Pero sólo por ahora.
Continuemos.
Si uno es un escritor y quiere –tiene que– hacer algún dinero con lo que hace lo único que puede intentar es darle a un búfalo. No ya al búfalo más grande y suculento o incluso al pequeño o al enfermo o al herido sino al búfalo que pueda: simplemente al búfalo que se ponga a tiro.
¡Corre, corre búfalo estúpido!
Pero ocurre algo curioso con los búfalos: están entrenados.
Ahí tienen, si ustedes quieren, un ejemplo irrevocable de lo que en psicología se llama paranoia.
Aprovecho la ocasión, si me permiten, para repetir lo que ya he dicho mil veces: que para mí la paranoia –este tipo bastante especial de paranoia– no es otra cosa que un saludable antídoto.
Eso es lo que estaba diciendo en Formas de humo, mi primera novela, cuando escribí: "Si pudiéramos ver las cosas con la distancia suficiente como para ver realmente las cosas, veríamos una telaraña, una telaraña gigante extendida sobre todo lo que puede verse. Todo y todos como presas atrapadas en una gran telaraña pegajosa e invisible a simple vista. La araña es de sobra conocida".
Pero ahora dejemos las arañas y volvamos a los búfalos. Al terrible y ridículo juego de los búfalos y los pieles roja.
La primera regla del juego de los búfalos y los pieles roja parece ser esta: una flecha por búfalo. Y atención, porque la número dos es otra regla cuantitativa: no puedes darle a otro búfalo hasta tanto el primer búfalo no esté muerto, bien muerto.
Matar dos búfalos con la misma flecha es una asquerosidad repugnante y pestilente que sólo podría ocurrírsele a alguien tan idiota y vanidoso como para ser o decirse escritor.
Reglas. Reglas. Reglas.
Quiero decir: uno tiene una novela en un maldito concurso literario y no puede enviarla a otro concurso hasta que el jurado del primero no se haya expedido; lo que quiere decir que uno no puede tener la misma novela en dos –o más, por Dios, o más– concursos. No. De ninguna manera. A no ser, claro, que uno esté dispuesto a correr el riesgo de meterse en un apocalipsis legal de mil quinientos millones de demonios del que, con toda seguridad y puntualidad, saldrá más empobrecido de lo que había estado nunca jamás.
Todo esto se parece cada vez más a la televisión.
Por eso es que yo me atrevería a decir que la primera frase de Neuromante es una de las mejores primeras frases de toda la literatura del siglo XX.
Está claro, por otra parte, que los idiotas que diseñaron el ADN de los búfalos creen que uno puede escribir cuatro o cinco novelas al año.
Esto es una gran mierda: porque la cantidad es una ilusión.
Eso es lo que estaba diciendo en Raro y solo, mi primer libro de poemas, cuando escribí: "la velocidad es la Gran Puta de estos tiempos".
Ya ven: nada ha cambiado desde entonces. Y sólo han pasado cinco años.
Lo cual me sugiere otra pequeña digresión: porque si hay algo que ha caracterizado a la literatura desde sus comienzos es la lentitud.
Velocidad y lentitud: un ejercicio lento en un mundo rápido: saquen sus conclusiones.
En fin.
Los búfalos son cada vez más. Los búfalos son cada vez más porque cada vez hay más gente que lee: y cada vez hay más gente que lee del mismo modo que cada vez hay más gente que salta desde un piso 43 o que toma una considerable cantidad de fulminante veneno para ratas –como verán, estoy hablando de densidad demográfica, no de literatura–. Los búfalos son cada vez más y eso es algo que en cierta forma cualquier idiota puede ver desde cualquier ventana, es cierto, pero: a los búfalos sólo te permiten cazarlos de a uno.
Ahí tienen: otra ilusión.
El búfalo holgazán toma el agua turbia, a lo cual respondo con sabias palabras del escritor de novelas y cuentos de ciencia-ficción Kilgore Trout: Pa-tra-ñas.
El piel roja imprudente se queda sin nada: ahora sí, mucho mejor.
Y ahora tomen aire otra vez, porque vamos a hablar del bendito dinero, de dinero a secas.
Por cada 10 unidades de la moneda que sea que exprese el P.V.P. (Precio de Venta al Público) de un libro el librero gana –pizca más, pizca menos– 4 de esas unidades, 1 unidad equivale –en el peor de los casos– al costo industrial del libro, otra unidad es para el infeliz del distribuidor, 3 unidades netas le corresponden a la editorial y la última unidad-limosna es para el idiota del piel roja que fabricó la flecha, tensó el arco, se encomendó a sus propios dioses y por fin apuntó, o bien para la dama desolada/ que ordeñó la vaca/ sacudió al perro/ afligió al gato/ mató a la rata/ y se comió la malta/ de la casa que Jack construyó, para decirlo en palabras de una muy antigua canción de cuna por demás encantadora.
Y todos felices.
Como dije alguna vez: por si no lo notaron, la esencia misma del espíritu de algo tan grande y fétido y amorfo como el capitalismo se esconde en algo tan insignificante y visible como esto: el volumen más alto durante los cortes comerciales.
A este tipo de observaciones a mí me gusta llamarlas sabotajes vonnegutianos.
¿Por qué no?
Después la vida vuelve a su ritmo habitual: que es siempre más de lo mismo.
Más o menos.
Antes de que lo olvide: dos observaciones algo pertinentes, se me ocurre, sobre la repartija pecuniaria anterior: 1) cuando la editorial resulta ser su propia distribuidora entonces la editorial gana lo mismo que el confederado que se encarga de vender el libro; interesante, ¿verdad?; y 2) cuando el escritor paga de su bolsillo el costo industrial de su propio libro –lo cual es harto frecuente, Melville mismo lo hizo en varias ocasiones– y además ocurre lo que dijimos antes, entonces el Moloch editorial-distribuidora-no inversionista bajo ningún punto de vista gana, en el peor de los casos, 5 de cada 10 unidades de la moneda que sea que exprese el P.V.P. de un libro.
Como lo oyen.
Denme un monstruo en el que creer y les daré plegarias, montones de plegarias.
Habría otras muchas cuentas por ilustrar porque lo que sobran en estos casos son, inevitablemente, variables.
Digo todo esto porque muchas personas ni siquiera lo sospechan.
Y está bien que así sea, supongo.
Digo todo esto porque para la mayoría lo normal y habitual es que un sucio y asqueroso piel roja viva de los retratos que le toman los turistas durante la veda.
Sonrían.
Otra vez: es una gran mierda.
Números. Números. Números.
Pongámoslo en estos otros términos: la literatura está llena de rémoras, tiburones y cada vez menos peces auténticos. Lo que cualquiera puede notar es que también hay cada vez menos agua donde nadar: supongo que en un punto esto puede tener algo que ver con una cuestión de transformación evolutiva o algo por el estilo.
Denme teorías que expliquen mis fantasmas y les daré plegarias, montones de plegarias.
Porque muchos necesitan una teoría que los deje tranquilos: exactamente lo último que desearía un piel roja.
Lo que un piel roja quiere es una oportunidad.
Sencillo.
¿Por qué no?
Mientras tanto, que Dios se apiade de las rémoras.
Todo lo que un auténtico pez o un piel roja quiere es una oportunidad. Una oportunidad auténtica, no una excepción, o sobras. Nada más lejos de los deseos de un piel roja que la carroña, que los colgajos de carne negra prendidos de blancas osamentas en medio del desierto.
Créanme.
Lo que un piel roja quiere es que se dejen de joder con lo importantes que son los estúpidos premios de novela que indefectiblemente habrán de ganar –por estos tiempos– mujeres. Porque después de eso sólo queda la novela gay, y después de eso la novela teen, y después de eso la novela policial para la tercera edad escrita por la tercera edad, y después la novela pseudohistórica, y después la novela de intriga matemática, y después la tercera o cuarta o quinta novela por contrato, y después el árbol genealógico de algún bastardo A. de C. explicado para los idiotas D. de C., y después la reconstrucción de época meticulosa –no minuciosa, nunca imaginativa–, y después la novela de lo que fuera adolescente escrita por adolescentes, y después las confesiones de niñas frígidas o anoréxicas o bulímicas felices sin embargo de triturarse la cabeza dentro de la máquina y de salir desnudas en tapas de revistas hablando pestes de la Máquina, y después las guías turísticas, y por fin la novela para la mujer otra vez, o lo que mierda sea.
Lo que es seguro es que no habrá un tiempo para la novela piel roja.
Lo que es seguro es que parece que no habrá un tiempo para la novela de lectores.
Lo que un piel roja quiere es que quien tenga la oportunidad mee largo y tendido sobre la fétida importancia de todo lo que los listillos y estudiosos y farsantes dan en llamar "lo que sea" todo el tiempo; entre ellas lo que los listillos y estudiosos y farsantes dieron en llamar alguna vez con la asquerosa onomatopeya de la explosión de una bomba (implosiva).
Si me permiten:
Lo que estoy diciendo es que a muchos les pagan para que meen su propia cama.
Lo que estoy diciendo es que muchos más compran sabanas meadas.
Me quejo de un mal que no es nuevo.
Aunque una cosa no quite la otra: se me ocurre que los griegos tenían sobradas razones para maldecir cada vez que podían a las moscas fastidiosas.
¿Quién no?
Los muertos, claro. A los muertos las moscas les importan un carajo.
Los que hablan igual, los que escriben igual para que todo esté claro y no haya que pensar, los que piensan igual me dan ganas de vomitar.
¿Hay alguien ahí?
Lo que estoy diciendo es que están repartiéndose una torta imaginaria.
Lo que estoy diciendo es que los hipopótamos serán hervidos en sus tanques.
Lo que creo es que frente a ciertos impostores, en literatura, no queda más remedio que ser un fundamentalista, aunque más no sea por respeto a algunos muertos verdaderos, a ciertos escritores: a los que murieron sin hígado preocupados por el futuro de sus hijos, o en la locura, o caídos, o aullando, o en completa soledad sin seguro social sin nada, o todo eso junto, como ocurre bastante a menudo; por respeto al tiempo que no pasamos con nuestros hijos y mujeres mientras lo intentábamos.
No. No estoy diciendo que haya algo de inmortal en la literatura: aunque no me disgusta la idea de Pound de que un clásico es un clásico por cierta eterna e irreprimible lozanía.
Lozanía quiere decir amenidad.
Lo que estoy diciendo es que en todo caso hay, sí, algo de sagrado en la literatura, algo por lo que en ciertos casos habría que guardar el mismo silencio que hasta el más necio de los imbéciles reconocería que debe guardarse frente a un monumento a los caídos.
Supongo que en cierta forma lo que también estoy diciendo es que la literatura es una fe.
Puede que me equivoque, de acuerdo. Pero déjenme decirles una cosa: tengo todo lo que me quede de vida para descubrir lo contrario.
Además no creo que sea un mal punto de partida.
Me da por las pelotas cuando leo una novela de mierda de 1000 páginas –lo mismo si está traducida o no del idioma que fuera– porque en su lugar podrían haber editado cuatro buenas novelas de 250 páginas –traducidas o no del idioma que fuera.
Por inercia se editan muchas más novelas malas de lo que nunca podrían imaginar.
Escuchen: alguien, en algún momento, va a decirles que la poesía está muerta: como si la novela fuera la panacea.
Y después van a pedirles que dentro de su lista de los 10 escritores favoritos no olviden incluir a 8 argentinos.
Así es como funcionan las cosas.
Los escritores argentinos, lo mismo que los escritores del resto de Latinoamérica, supongo, están mucho peor de lo que el viejo Herman Melville estaba en 1850 mientras escribía Moby Dick en su casa de campo, cagado de calor en verano y cagado de frío en invierno, cosechando todo el santo día cualquier cosa con algún potencial comestible.
No creo que la respuesta sea una Guerra de Secesión.
El punto es que la literatura le importa un carajo a la mayoría porque el cine es más rápido y barato –y sin dudas mejor en, y para, algunos casos– y eso es cierto, pero no es el único punto de todo este asunto, ni siquiera es el punto más importante.
Tal como yo lo veo, la única solución es esta: morder la mano que te da de comer. Morder la mano que te da de comer porque el resto es amnesia, mierda, rémoras, glotones y timadores de TV y revista.
Como dijo Chuck Palahniuk: Cuando te den espectáculos falsos dales aplausos falsos.
Al menos eso, por Dios: aplausos falsos.
Lo que también estoy diciendo es que parece que esto no tiene remedio.
Puede que me equivoque, de acuerdo. Pero déjenme decirles una cosa: tengo todo lo que me quede de vida para descubrir lo contrario.
Y ahora ya pueden exhalar, exactamente como si fuera la última vez.
Gracias por su tiempo.



NOTA: "El Gran Supermercado de los Idiotas Felices Soñando (o De búfalos y pieles roja)" forma parte del libro Sólo estoy en esto por el dinero (Notas sobre la escritura).


Eric Schierloh

 
At 5 feb 2007, 06:57:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Un tema transversal (aunque no tanto) es que cuál es el canon para definir la "poesía actual". De hecho, la tan mentada "poesía de los noventa" tiene sus coordenadas -amén de las estéticas, que también son bastante rígidas- geográficas en Bs As -y poco más- ¿Le cuesta al canon sincerarse y decir en realidad "poesía de los noventa de Bs As" -y de Bahía Blanca quizá, y algún que otro provinciano salpicado-?

Lisandro González

 
At 5 feb 2007, 11:01:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

La poesía argentina circula fuera del mercado de compraventa cash o con tarjeta. Eso no habla sólo de su estado actual, sino de una especie de destino. Circula quizá más que en otros tiempos en recitales y perfomances. Circula, como nunca había circulado, en Internet.
Vimos más arriba que la novela circula en el otro circuito, pero en él no tienen igualdad de oportunidades los pieles roja.
Entonces, la literatura literaria, de la que la poesía es parte, no circula, o circula escasamente, en el duro mercado de compraventa.
Es posible que esto suceda porque no se sabe bien qué se compra y qué se vende cuando se hace, ocasionalmente, una transacción comercial qúmicamente pura sobre un libro de poesía.
La poesía, y la literaura literaria en general, no tienen marketing. No pueden detectar eventuales compradores. No pueden definir su target, dirían los marketineros, y esto le impide elaborar un discurso publictario para dirigirse a este público.
Esto es así aquí, no es exactamente igual en España. En la Metropolis del idioma, los libros de poesía encuentran un editor y un público, al que se dirigen sin más marketing que el tradicional, que se resumiría en "intenso lirismo", "palabra ardida" y otros artefactos verbales. Es un marketing como el del vino: nadie sabe bien qué signfica "intenso", "aromas a guindo, cuero, ceniza y frutas del bosque", pero significa algo.
Bien, señores, he visto, todos hemos visto, libros de tapa dura, obras completas y escogidas, nuevos poemarios, de edición española, que compran allá seres para quienes "palabra ardida" o "intenso lirismo" significa algo distinto a "áspera visión de la cotidaneidad" o "trascendencia imantada".
Aquí, nada de tapas duras. Ni de enólogos.
Pero, en ediciones de tapa blanda, algunos libros de poesía entraban en el mercado de compraventa hace unos 30 años, aquí. Con más facilidad entraban si sus tapas eran blandas, y si estaban ilustradas por ilustradores reconocidos, neofigurativos, expresionistas con tendencia social.
Ahora, no. Eso no. Tampoco otra cosa.
Ahora los libros circulan muy escasamente en el mercado.
Esto es un signo de la época.
Pero el 70 por ciento al menos de los poetas es difusor de la poesía. Casi siempre, difusor militante. No de los propios libros del autor únicamente, también de los que escriben los amigos del autor, o los que el autor considere buenos. Hay generosidad, lo digo sin ironía alguna, en esos gestos. Y son gestos que promueven una intensa circulación.
Bien, la poesía circula así, y se produce dentro de las líneas que señaló Alejandro. Es interesante ver cómo y por qué la poesía oscila entre el barroco y el objetivismo, términos que definen más una actitud que un estilo, y términos que parecen los extremos del arco de un péndulo.
Es de una realidad barroca y por lo tanto lábil, de una suprerrealidad que vendría pegada a los objetos, que esa poesía habla? Es que oscila sobre el vacío y los objetos, lo que es lo mismo?
Lo interesante es que la poesía devino un acto cultural puro. Producto de transacciones y necesidades concretas, la cultura, cuando se la considera como tal, ya no es objeto del mercado.
La poesía llega a esa instancia sin pasar casi por motivaciones de mercado, por definiciones de público, por éxitos de venta o de taquilla. Se la considera como a un objeto etrusco, como a un filme de los 50, de los que se han olvidado los éxitos o fracasos (su peripecia como objeto con valor de cambio) y sólo se los observa como productos innegables de una civilización que se ha expresado con valores profundos de lenguaje hasta dónde ha podido, o hasta dónde se le concede.
La poesía llega allí rápidamente, sin desarrollo, nacida hecha como objeto cultural. Como el potrillo que se para a los pocos segundos de haber nacido y sólo en momentos de desazón y soledad relinchará su fastidio por no tener palenque en el que ir a rascarse o por sentirse domesticada y maltratada. Esos momentos en que la poesía olvida su estirpe.Que es dueña de sí misma desde que llegó al mundo. Reina de la llanura.

 
At 6 feb 2007, 05:15:00, Blogger El muletólogo : dijo...

me disculpo ya por la logorrea que sigue:

personalmente, no creo en las estadísticas. impersonalmente, tampoco.
las categorías “barroco” y “objetivismo” (como tantas otras) sirven para registrar tendencias (como en la moda), modelos ideales (y que por otra parte nadie cumple a rajatabla) a los que se acercarían, en mayor o menor medida, las diversas obras. pero lo que se olvida allí es que las obras pueden ser, efectivamente, diversas (lo que sobra en las obras). por ejemplo, "la poesía de los noventa", como se la ha llamado tantas veces (y que a mí me parece más una creación colectiva para dotar de valor a una época, y a cierta poesía, que una "máquina de lectura" -lo que no me parece malo, en principio; todos tomamos posición en la llanura [para dilatar el símil que se viene usando en los comentarios anteriores]), "la poesía de los noventa", decía, digo, e incluso si la reducimos a "la poesía de los noventa en Bs As y demás contagiados", por parafrasear con algún cambio el comentario anterior, funciona como un aparato de captura, como un modo de olvidar la singularidad de las obras (o al menos de explorar si existe efectivamente tal singularidad). creo que los términos barroco y objetivismo (por citar los que aquí se han esgrimido) caen en el mismo problema. por ejemplo, a cualquier obra que parezca trabajar con una torsión del lenguaje, se la catalogará inmediatamente con la rúbrica barroca, se hablará de "ausencia de referente" o en todo caso de "auto-referencialidad" encerrándola en una poesía del puro lenguaje, sin explorar qué puede implicar esa "auto-referencialidad" o "auto-consistencia", si se cierra en el lenguaje o sirve para salir de él a otra zona (hay tantos distintos tipos de barroco, con efectos hetérogeneos, un barroco totalizante, un barroco fragmentario, un barroco lingüístico, un barroco que implosiona el lenguaje, un barroco que considera al lenguaje como una dimensión secundaria arrastrada a su perdición por fugas materiales; tantas obras distintas, que el término barroco hoy no serviría más que para devolver ciertas exploraciones a la cómoda cátedra de lo "conocido", en lugar de abrir a nuevas dimensiones, como alguna vez sí lo fue, especialmente en manos de magos como Lezama, Sarduy, Perlongher, Echavarren). creo que la misma lógica sirve para el "objetivismo". si uno utilizara otros criterios, como por ejemplo el de "idealismo" y "materialismo" (en sentidos diversos, se entenderá que es solo un ejemplo), podrían encontrarse multitud de aliados entre los supuestamente objetivistas y los supuestamente barrocos. siempre me roza recordar lo que Kandinsky contestaba a aquellos que lo creían tanto un fundador de una escuela "abstracta" como de un antagonista del "realismo": lo que importa es lo que está entre un modelo y el otro, lo que ya no es modelo, ese punto vibratorio preciso y anexacto en el que tanto el realismo como el abstracto se hallan sin fagocitarse ni perder modos de distinguirse, ese complejo de vibraciones, de cosquilleos, de pasajes incorporales entre un trazo y la materia trazada, entre lo que traza y lo trazado: si llevados a ese punto, solía decir, "realismo = abstracto" (el = no es identidad: Hegel descartado). por eso, me parece que resulta más interesante hablar de las singularidades de las obras, qué líneas traza cada una, qué modos de contraer la materia inventan, qué modos de dilatarla, qué modos de hacerla correr, qué modos de evaporarla para articularla con un cuerpo ahora desarticulado, qué cuerpos atmosféricos producen, qué mapas crean a la medida de los desiertos que recorren, qué desiertos inventan a medida que arruinan y borronean los mapas, qué planicies estropeadas "descubren", qué nuevas "mutaciones a-significantes del contexto de universo" proponen. claro que es sólo una propuesta, y requeriría una turba de baqueanos sin "logos" pre-fijado de lectura para semejante tarea (allí está la mención de más de 350 poetas que habitan este blog, y hay tantos más...). es cierto que hubo intentos por dar cuenta de estas heterogeneidades en la "poesía de los noventa", no me olvido de ello, pero si la rúbrica no alude a una marca tendencial, si no arrastra una proyección, ¿designa tan sólo una cronología? y si se admite la heterogeneidad, ¿de qué nos sirve el sello “poesía de los noventas”? personalmente, no soy partidario de las cronologías. impersonalmente, tampoco. recuerdo de pronto a Serres y su odio por los calendarios (antes o después de...). los calendarios sirven para armar agendas, y las agendas para organizar sistemáticamente el tiempo. que todo ocurra a su debido tiempo, cuando tenemos el tiempo para ello. si en la poesía hay mutaciones, si hay también clasicismos que detestan esas mutaciones, me parece que conviven en brotes simultáneos. están en todas las épocas. todas tuvieron sus defensores de la tendencia, y todas tuvieron aquellos que, estilete en mano, surcaron las olas, las modas (y sus odas), con un estilo distinto, alejado de la parábola estadística. eso no autoriza la estrategia de homogeneización entre las épocas. cada una ha tenido sus propias vías para actualizar esos impulsos, y nada en ellas las asemeja. sencillamente las conecta diagonalmente, heteróclitamente, por unidad de impulso más que de forma (quiero creer que eso quería decir Kandinsky cuando instaba a olvidar la forma y reflotar el clamor vibratorio; eso también parece haber querido sugerir Schoenberg cuando decía que el día que miraran más allá de las formas, entenderían que en sus creaciones atonalistas lo que se manifestaba era un amor a Beethoven y a tantos otros). si la forma no es plataforma, es tan solo formol, conservante. yo propondría auscultar las obras en busca de los talismanes que portan, la diferencia sutilísima en sus brillos, aún si las luces puedan parecerse. propongo oler los matices, sin pasar luego a declararlos matices de un mismo color (busquemos aquello que, en una obra, la separa de la tendencia “noventas” sin atarse por ello necesariamente a un “pasado clásico”). cada matiz es un color que no acaba de desplazarse. es un color que no acaba. un tantrismo cromático para la poesía. la semejanza nunca es más que un adminículo que ahorra problemas. y es muy secundaria. desde lejos (y desde cerca) siempre puede verse el hilo suelto en la sutura. y en verdad, llega el día en que satura. es sólo una propuesta, una modesta intuición. y, personalmente, me gustan las intuiciones. impersonalmente, también.

Juan Salzano

 
At 6 feb 2007, 07:50:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Estimado Alejandro: pregunta ambiciosa, demasiado.¿Cuál es el estado de la poesía argentina actual? En primer lugar cuál es la extensión de ese "actual", qué generaciones abarca, sólo consideraremos a los poetas vivos que siguen publicando? Es posible hablar de un lugar común en cuanto a tono, miradas, búsquedas, ausencias, dolores, colores, etc. Nunca me sentí tan bellamente confundido como ahora, nunca sentí tanta dispersión generosa y a la vez el infinito vacío que provoca toda actividad artística cuando es plenamente libre y al margen de toda legitimación, quién legitima a quién, eso es lo bueno de este blog porque se parte de los afectos y su juicio es siempre inapelable. De todos modos hay , sospecho, imagino, algunos rasgos interesantes que me atrevo (vendrán después los palos) a señalar: fragmentarismo, surrealismo cotidiano, ausencia de barroquismo y de retóricas vacuas, minimalismo (demasiado), mal gusto, en fin...No tenemos una línea como en los cuarenta (donde
se produjo la mejor poesía de la historia) o los sesenta, la variedad es tanta que asusta pero a la vez anima a sentirnos parte desde adentro de una gran explosión cuyos fragmentos nos pertenecen, en fin... ideas provisorias que la creación poética cotidiana se ocupa siempre de burlar. Un abrazo de Orlando VanBredam desde El Colorado, Formosa.

 
At 7 feb 2007, 10:51:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Alejandro, la canícula oprime tanto como tu pregunta. Creo que no podemos hablar de poesía argentina actual, sin conocer qué se está escribiendo (y no digo publicando en editoriales de Capital ni en Alción de Córdoba o en algunas de Rosario, Santa Fe, etc., por ejemplo)en TODO EL PAÍS. Seguir hablando con las y de las etiquetas de los '70, '80 también me parece absurdo. Así como darles nombre a las "corrientes" según quienes y donde se publiquen las voces que recién, recién están apareciendo. Me parece algo apurado. Coincido con Orlando, el formoseño, y agrego: haber hay, sí; hay de todo un poco. Y también falta de todo un poco. La interneta no es suficiente. El que haya leído "La divina comedia" íntegra en Iternet que me avise; lo mismo con Pessoa, por nombrar a alguno más. ¿Alguien conoce la obra completa publicada de los poetas de la generación del '80 para acá? A que no. ¿Se conoce en todo el país la movida poética del sur? Hablo de los publicados en editorial Limón, por dar sólo un ejemplo. Coincido con Aulicino (no daría un 70% pero bue) en la generosidad del boca a boca, y en que es lo único que nos salva; también digo, como ya se dijo, que la poesía argentina o etrusca es y está tan sola como el que es poeta. Irremisible y felizmente solo. Y en esto, nada ha cambiado desde el tiempo de las caléndulas, Irene Gruss

 
At 8 feb 2007, 01:59:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Hay una anécdota famosa que tiene como protagonistas a Dizzy Gillespie y a
Nina Simone. Aparentemente, una vez le preguntaron al trompetista qué
opinaba de la cantante, y dijo que si lo que ella cantaba era considerado
como jazz, entonces él estaba tocando otra música a la que le habían puesto
el mismo nombre. Más allá de la ingeniosa estocada retórica, entiendo que si
se reemplazan los nombres y se cambia la palabra "jazz" por "poesía" –o por
muchas otras, incluidas todas las referidas a las categorías políticas–
podría haber algo así como un fondo de verdad individual, definido por las
circunstancias personales que a cada uno nos han tocado en suerte. Esa es
una posibilidad.

También, amparados por esas mismas circunstancias que menciono, podríamos
pensar que, ya que nadie –ni siquiera los más informados– saben todo lo que
pasa, una forma productiva de pensar podría consistir en que cada uno diera
cuenta de la parte que conoce para proceder así a conformar un mapa más
amplio que el que puedan presentar los saberes individuales de cada uno. El
resultado, me parece, se parecería bastante a un rompecabezas. O mejor, a
una caja que contiene las piezas de varios rompecabezas mezcladas, que sólo
con paciencia, dedicación e inteligencia se podría ir armando.

Supongo entonces que, en lugar de quejas generales para problemas generales,
habría que usar este sitio para ir examinando cuestiones puntuales. Hay
muchas. Más allá de las causas –que por supuesto merecen nuestra atención–
en estos últimos 25 años, el panorama de la poesía argentina cambio de
manera rotunda. Planteo entonces algunos tópicos de discusión:



1) Hubo cambios formales importantes y nuevas lecturas de la tradición.

2) Hubo la incorporación de nuevas traducciones de poetas ya conocidos
y muchísimo material inexplicablemente desconocido por las generaciones
anteriores.

3) Ciertos poetas que eran leídos como maestros cayeron en el olvido, y
otros, que no habían sido debidamente considerados, se convirtieron en
maestros de las nuevas generaciones, gracias al trabajo de algunos medios.

4) Lo anterior determinó la caída de algunas reputaciones y el ascenso
de otras, modificando sustancialmente el mapa previo de la poesía argentina.


5) Las circunstancias mencionadas permitieron la creación de un mapa de
la poesía argentina más incluyente respecto de los mapas del pasado.

6) En virtud de los comportamientos del mercado, la poesía salió del
formato escrito para recuperar oralidad.

7) En razón de la tecnología, libros y revistas en papel ya no
resultaron excluyentes a la hora de leer textos, muchas veces inaccesibles
en el tiempo y el espacio.



Supongo que todos tendremos algo que decir a propósito de estas cuestiones.
Supongo que ciertas polémicas (Capital e "interior", hombres y mujeres,
viejos y jóvenes, cultos e incultos, etc.) podrían revisarse a otra luz,
acaso más interesante que la de la mera imputación. Es posible que en este
tránsito se descubra que la poesía argentina no empezó en los años 90, sino
que tenía antecedentes previos, que a su vez tenían antecedentes y así hasta
establecer series o líneas de fuerza que ayuden a comprender las distintas
formas que asume la tradición. También es probable que por esta vía
lleguemos a separar lo que se escribe de las formas que se emplean para
promocionar lo que se escribe, dos operaciones diferentes, que sólo el
encono, la envidia y las supuestas urgencias personales tienden a confundir.

Para concluir, dada la seriedad del proyecto de Alejandro Méndez y el buen
nivel que promete esta discusión, sugiero que, a diferencia de lo que ocurre
en muchos blogs, cada cual firme con su nombre, evitando los seudónimos y la
recurrencia del anónimo, para que así todos sepamos quién habla cada vez.
Es, me parece, una prueba de buena fe necesaria.

Jorge Fondebrider

 
At 9 feb 2007, 09:09:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Retomo algunas de las ideas que ya fueron expresadas por otros pero me resultan sumamente interesantes.

Creo, tal como han comentado, que la poesía argentina esta viva. Es un acto cultural en si misma. Y, por ello, genera hechos, movimientos, encuentros y lecturas. ¿Está bien? ¿está mal? Ante todo, es lo que hay. Es de esa forma como tenemos que movernos, haciendo de la poesía una forma de vida en cuanto manera de generar relaciones y contactos.

Ahora bien, la poesía es de difícil circulación editorial. Es verdad. El libro es el objeto poético por excelencia y sin embargo, es algo que las grandes editoriales no apuestan. A diferencia de los que se ha dicho, creo que si las editoriales apostasen por la poesía nueva y se les diera el mismo envión publicitario y marketinero que a una novela las ventas aumentarían y muchos que no consumen poesía, comprarían por lo menos para ver de qué se trata.
Pero (y siempre –por suerte– hay un pero...) ¿es este camino propio de la poesía? o ¿al hacerla ingresar al circuito de “grandes editorial-publicidad-mesas de novedades” estamos atentando o enfrentando a un valor que parece ser parte del ser de nuestra poesía: la marginalidad? No tengo respuestas todavía para esto. Tengo dos ejemplos para pensar: recordemos algunos célebres poetas que se cansan de vender libro y sin embargo, sus poesías, muchas veces son muy criticadas. Por otro lado, para el mundo árabe la poesía es la expresión artística más elevada. Ser poeta (y estoy hablando del hoy en día como del pasado) es uno de los valores más preciados que tiene un hombre. Y los poetas eran y son centro de atención en las reuniones, consejeros en los palacios y gobiernos, hombres respetados y, en algún punto, legitimados por toda la población. Una pregunta: ¿cuál es el valor que tiene el poeta para nuestras sociedades?

El ejemplo de este blog es bueno. Somos, como dijo Alejandro, más de 350 poetas –la mayoría con libros publicados– que nos conectamos, que nos mostramos y que en ese hecho estamos circulando la poesía. Hay por lo menos 350 poetas que les interesa otro poeta y que lo da a conocer, que lo recomienda, que lo visita (en su poesía). Y ¿a quién se lo cuenta? ¿con quién lo comparte? Con personas, poetas o no, que les interesa la poesía. Que les gusta leer, que les interesa conocer lo que se está escribiendo hoy en día en la poesía.

Por último, no sé de estilos, tantos neos a veces marean y el único que realmente me entretiene es el de Matrix. Hoy escribimos. Quizá esa falta de movimientos estéticos como en el pasado contribuye a la polarización y multiplicación de escritores, presudoescritores, y círculos literarios. Pero creo que es parte del devenir de nuestros tiempos. Pienso que en el pasado también debían tener estas discusiones y estos problemas pero en los parámetros en los que podían hacerlo. Y también debían ser muchos poetas que se encontraban y desencontrabas y sin embargo, el tiempo nos dejó algunos de todos ellos. ¿Los mejores? No lo creo que todos lo sean. También quedaron los que lograron hacer sobrevivir sus palabras, los que supieron mostrarse, y los que tuvieron suerte.

Algunas ideas para seguir pensando.

Emmanuel Taub.

 
At 9 feb 2007, 04:27:00, Blogger Anahí Lazzaroni : dijo...

Quiero decir un par de cosas sólo como aporte no con el fin de polemizar, una de ellas a raíz del comentario de Irene Grus cuando dice: "El que haya leído "La divina comedia" íntegra en Internet que me avise; lo mismo con Pessoa, por nombrar a alguno más". Creo que a veces se le pide demasiado a la red de redes que, al fin y al cabo, no es más que una herramienta que sirve para informarse no para formarse.

En el caso específico de este proyecto: Las afinidades electivas, para quienes escribimos y vivimos muy lejos de Buenos Aires nos sirve para tener un panorama un poco más claro sobre la poesía argentina actual al conocer la escritura de las nuevas generaciones (de otro modo sería imposible llegar al material de tantos autores jóvenes) y, por sobre todo, comunicarnos con otros poetas de un modo más rápido y más eficiente.

 
At 9 feb 2007, 06:25:00, Blogger luks : dijo...

a mi particularmente me parece que estamos todos hablando de lo mismo. procurando satisfacer a un lector que todavìa no existe plenamente, sino que es como un gran mounstruo genèticamente mixturado y conformado por la literatura clàsica, el rechazo a cierto tipo de texto, la total fascinaciòn y adherencia a otro, mas la bùsqueda impaciente de lo novedoso.
en tanto gasto formal, yo no encuentro muchas voces profundas y originales, quizàs a eso se deba la novedosa fama de algunos poetas formalmente "sencillos" pero de gran profundidad, digamos, de gran "descarnamineto".
de igual modo, es muy interesante y estremecedor que seamos tantos los poetas, los que le dediquen un poco de sì a no ser sí mismos, sino poetas.

 
At 15 feb 2007, 04:48:00, Blogger H.R.Cuenya : dijo...

La familia es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución.
Groucho Marx.

Pensemos en la familia de la poesía argentina, pongamos que se llama la flia. Pérez García.
Obvio: somos endogamicos y el tipo de sexualidad que practicamos habla de como somos: mas bien cerrados.
No nos juntamos los domingos a comer por que ya sabemos que vamos a hablar de fútbol, política y religión y eso ocasiona conflictos. Nos preguntamos cosas como: ¿esta en crisis el matrimonio/ la izquierda/ la poesía? ¿Que es la poesía? ¿Que es Argentina? ¿Que es actual? Papa: ¿qué hiciste en los 70?

Estamos mas informados sobre las cosas que pasan en EEUU y la UE y no tanto de lo que pasa en el resto de la Argentina y América latina. Al fin y al cabo, bajamos de los barcos a hacernos la América y no a ser América.

La casa de los Pérez García aveces tiene esa cosa de museo que quita cierta espontaneidad en los movimientos de los comensales invitados.

Practicamos el centralismo democrático leninista, tal cual como lo describe Ciryl Smith, es decir de acuerdo a los tres principios básicos:
a) Papá siempre tiene razón.
b) Nunca delante de los niños.
c) Mantengámoslo dentro de la familia.

Por capricho antojadisimo nombro a Lelé Santilli, Susana Thénon, Osvaldo Bossi, Fabián Casas, Roberto Malatesta, Susana Villalba y muchisimos poetas mas que son ejemplo de búsqueda, ideas, donde encontrar mil y una tendencias, se puede decir que las cosas están en movimiento, funcionan, florecen. El problema es la industria cultural argentina que se fundió. Ya no hay grandes editoriales y eso a las familias las desune. El dinero no hace la felicidad, pero ayuda, dijo la abuela.

Extrañamos a bichos raros como Macedonio Fernández: gente fresca, con ideas y sentido del humor. Mas abuelos copados y zarpados. Hay mucha raza agria.

Se hace poesía en recitales, carteles, ediciones precarias, blog, multimedia, performance, etc.
Abrir la puerta para ir a jugar, si la gana te da, y no solamente los mas chicos.

Altera el orden: la creación empieza.
Diana Bellessi. Eroica.

 
At 17 feb 2007, 03:18:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

El punto central de un debate sobre el estado de la poesía, sería a esta altura, para mí, que desde fines del los 90 se entiende la poesía de un modo completamente distinto al que se la entendía hasta entonces. El prenoventas y el postnoventas son mundos incomunicados y tal vez incomunicables. A un entomólogo, le bastaría con ver la lista de los poetas que interesan a un ejemplar de cada uno de esos mundos para mostrar la diferencia.

 
At 7 mar 2007, 12:57:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Entiendo que el viejo Auli está afinando una propuesta de debate y que nadie se la está contestando. También, que, lamentablemente, éste parece ser un diálogo de sordos. ¿Acaso no interesan estas cuestiones? Y si no, ¿qué es en todo caso lo que interesa?
Insisto: a lo largo de las distintas participaciones se propusieron algunas cosas concretas. ¿A nadie le tienta discutirlas?

Jorge Fondebrider

 
At 8 mar 2007, 05:19:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Concuerdo con Fondebrider, y no se me mal entienda. Este es un diálogo de sordos. Confluye aquí cierta opacidad que impermeabiliza el debate, y eso es un poco lo que sucede con esta poesía en estado de inmovilidad. Pero es una estaticidad dinámica. Paso a explicar. Creo que el hecho de que existan tantos poetas que publican, que se nuclean en disímiles editoriales independientes, ilustra un poco lo que Internet modificado: la inmediatez, la ruptura de las fronteras tangibles han acelerado todo. Se adopta una dinámica con formas de fárrago, donde todo se mixtura. Y, como se sabe, por los efluvios irregulares de toda vorágine emana la confusión. Esa fuerza centrífuga de aceleración, nos produce una ilusión de inmovilidad, de estancamiento. Pareciera que los goznes están oxidados (y en cierta manera lo están), pero es producto de un mito, una interpretación gestáltica que termina por darnos la sensación de que esto que vivimos hoy (350 poetas, con sus respectivos blogs).
Ahora bien, como dice Aulicino, la poesía transita con ambigüedad entre dos fronteras aisladas: la prenoventa y la postnoventa. La carencia de un puente que certifique una comunicación. ¿Qué es lo que produce esa falla, ese quiebre que divide el piélago de la poesía? Hay algo ahí, inextricable, una madeja inefable. Aulicino dice que "desde fines del los 90 se entiende la poesía de un modo completamente distinto al que se la entendía hasta entonces". Y es cierto. Y también lo dice Fonderbrider en su enumeración. Toda intento de sistematización es incompleto: "poesía del noventa". Al reducirse, se está obviando y la selección implica una discriminación de aspectos que varían según el cálamo desde el cual sea proferida esa simplificación de la realidad.
Aún así, a partir de los noventa surge ese quiebre desestabilizador. ¿Concepciones regentes que mutaron?, ¿Desacralización de poetas-cánon?, ¿Cuál el punto de inflexión?
Además, como decía algún comentador, nuestra sociedad argentina de hoy día ha perdido aquel contacto con la poesía. Las coplas que en algún momento hallaron su ápice en nuestro folclore, sirven de material ejemplo. Existen pueblos como el cubano, aún hoy mantienen ese diálogo con la poesía. Nuestro pueblo es más amplio, diverso y heterogéneo. Creo que hay “público en estado de latencia”, como dice Selva. Pero sucede que esa ilusión de estaticidad, la amplia oferta poética (no digo masificada, sólo amplia), la ausencia de poetas líderes, sumados al hecho de que estamos en una etapa de tanteos en la oscuridad, o en la diafanidad, depende de cómo se lo mire. Carencia de núcleos, carencia de voces. Cierto manierismo (cada cual a su manera) nimba a la poesía contemporánea argentina. Individualidades. Y sordera entre las individualidades. Vorágine = Confusión. Hubo cierta homogeneidad en la poesía del 90, lo hubo en el 60 y en el 70, y van… (entiendo que son meras reducciones), pero hoy no la hay. Y no la hay porque estamos en estado de turbulencia, producto de la colisión de los dos ríos (prenoventa y postnoventa). Hay náufragos solitarios. O dos, o tres náufragos en una balsa en común. Pero estoy seguro de que es provisorio, es hasta que alguien edifique el puente (o dos, o tres), que en las postrimerías de la anarquía literaria y el paroxismo del desconcierto se hallen canales unívocos. Es un tiempo de transición, de ángulos que se rozan pero que no hayan la bisectriz. Algo ambivalente lo que profiero, y muchas veces contradictorios, pero creo que en algo de eso está la respuesta. Gracias a todos, excelente debate. N.Y.D.A.

 
At 12 mar 2007, 09:46:00, Blogger lasvueltasdelcamino : dijo...

Tal vez sería interesante precisar o ampliar la frase "desde fines del los 90 se entiende la poesía de un modo completamente distinto...". Es decir, ponerle un sujeto y sus complementos. ¿Quién, dónde, cuándo entiende la poesía de ese modo y cuál es ese modo distinto?

 
At 13 mar 2007, 11:20:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Osvaldo, creo que la respuesta al núcleo de tu demanda está en el post de quien firma N. Y. D. A. Dónde y cuándo se entiende la poesía de modo distinto estaba dicho: en la Argentina y a partir de fines de los 90. NYDA va al modo cuando dice: "Cierto manierismo (cada cual a su manera)". Yo decía: bastaría ver qué poetas interesan a los pre y los post noventa. Esto ofrecería líneas de continuidad, recortes, tradiciones, recreaciones del mapa poético. Creo que los poetas que nombrarían los post noventa no son los mismos que nombrarían los poetas hasta los 90. Pero no es solo que serían poetas distintos y diversos: es que la idea de que se reescribe una tradición parece que no existe. A eso llamo entender la poesía de modo completamente distinto. Y con esto digo lo que digo: ni mejor ni peor.

 
At 16 mar 2007, 12:21:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Tengo una intuición: el "mundo" (o familia) de la poesía es distinto al de los "terratenientes" (o "machos") de la narrativa. Mundo que aprecio más, y que tiene que ver, de alguna forma, con un universo "más femenino".
Tengo otra intuición: esto responde a los prejuicios de alguien educado como yo.

 
At 18 mar 2007, 08:57:00, Anonymous Anónimo : dijo...

y la poesia narrativa, es macho o es hembra?

 
At 21 mar 2007, 08:41:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Macho, dijo la partera. O el partero. Que fue Saer, me parece.

 
At 23 mar 2007, 06:45:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Volviendo a lo que comentaban Aulicino y Fondebrider, a lo que preguntaba Aguirre, creo que la discontinuidad operada alrededor de los 90, el quiebre, quizás tenga que ver con el estado general de desconfianza de una generación frente a todo aquello que apareciera, en ese momento, vinculado a un discurso previo, más o menos institucionalizado - y que es probable que esa percepción se haya extendido al campo de la poesía. Así, es posible que en ese momento se hayan actualizado, de un modo bastante brusco, ciertas nociones poéticas - como reflejo de la actualización misma de los intereses y creencias de esa generación. Pero incluso aceptando esto, y aceptando la evidencia de que los referente citados por los poetas "pre" y "post" 90 sean bastante divergentes, intuyo que hay algo que sobrepasa estas cuestiones generacionales, que es el hecho mismo de estar trabajando dentro de un género insertado en la historia. Quiero decir: que este cambio de paradigma - y su aparente confrontación - no puede ser en sí mismo algo en lo que sustentar una creación poética. Con el tiempo, y más allá de las evidentes tensiones en esta frontera, vemos como determinados autores pueden ser -son- recuperados independientemente de su contexto; por lo que ellos pueden ofrecer de interés a cualquier poeta. Gran parte del resto de nuestras producciones, intuyo, asienta su valor en códigos, modismos, o formas de percepción, que, por estar tan ligados a un aquí y ahora -condición inevitable, hasta donde entiendo- pueden desdibujarse rápidamente, y ser olvidados o descartados. Algunos pocos versos, tal vez, vayan más allá de esa convalidación dentro del propio sistema, y puedan conectar con otros lectores: ya se trate del límite del que estamos hablando aqui o de cualquier otro.

Aníbal Cristobo.-

 
At 2 abr 2007, 05:09:00, Anonymous Anónimo : dijo...

La mención de Saer sirve para volver atrás para tratar de compaginar la discusión.
Retomando algo que Osvaldo Aguirre desarrolló en el libro que publicó el Rojas sobre los últimos treinta años de la poesía argentina, Saer pertenece a un vasto grupo de poetas que, antes de los años ochenta, no contaba con la visibilidad que quienes empezaron a escribir y publicar por ese entonces ayudaron a darle. Otro tanto podría decirse de Hugo Padeletti, Aldo Oliva, Arnaldo Calveyra, Jorge Leónidas Escudero, Juan José Inchauspe, etc.
Yendo todavía más atrás, Joaquín O. Giannuzzi empezó a publicar a fines de la década de 1940. Durante esos años y buena parte de los que siguieron pasó casi desapercibido para muchos lectores porque su poesía no hablaba en los términos que se esperaban de un poeta de esos años. Fue necesario que la época fuera propicia, que cediera una cierta concepción exacerbada de lo lírico y que se privilegiara el despojamiento y la sequedad que lo harían célebre más tarde. Hay más casos de este tipo: los Lamborghini, la circulación de Juana Bignozzi y Susana Thénon,los intentos de recuperar a Wilcock y a Murena (en los que la terquedad de Guillermo Piro tuvo mucho que ver), la cada vez más inminente atención a Néstor Groppa, etc., etc., etc.
Puede decirse que todas estas circunstancias comenzaron a darse en los años ochenta, cuando ciertos modelos anteriores, que venían por arrastre, dejaban de ser excluyentes (Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Enrique Molina, Roberto Juárroz, etc.) o comenzaba a percibirse como agotados.
Quienes empezaron a escribir en los años noventa tenían entonces otras alternativas ya instaladas y, en consecuencia, una tradición ligeramente distinta a la cual recurrir. Las preguntas, entonces, podrían ser: 1) ¿lo hicieron?, 2) ¿a quiénes leyeron?, 3) ¿qué agregaron a ese módico panteón en permanente acomodamiento? Sólo puedo pensar de inmediato en Ricardo Zelarayán (por quien tanta devoción siente Santiago Vega). ¿Hay otros nombres? Por ahí, empezando por estas cuestiones, algo podemos discutir.

Jorge Fondebrider

 
At 4 abr 2007, 05:44:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

O por otras, ¿no? Porque quizás habría que cuestionar hasta qué punto la escritura poética, en los noventa, siguió alimentándose mayormente de una tradición -cualquiera sea esta. Pienso por ejemplo en una gran cantidad de casos en los que las experimentaciones poéticas, aliadas a nuevas tecnologías, dificilmente hubieran podido tener referentes claros en la tradición. Es decir, quizás el problema estribe más bien en continuar aplicando una metodología de análisis que ya no se corresponde a lo que se desea entender. ¿Por qué no preguntarse por ejemplo con qué tipo de diálogo se encontraban aquellos que comenzaban a escribir en los 90, por parte de las principales revistas, editoriales e instituciones vinculadas a la poesía? ¿O que otros modelos de acción, de escritura, de pensamiento, confluyeron allí, en esas escrituras? Las cuestiones, seguramente, pueden ser varias. Quizás ese sea uno de los mensajes que puedan aún rescatarse de esa generación; el de no dejarse intimidar frente al mandato de cuáles debían ser los modos de hacer o de preguntarse.

Aníbal Cristobo.-

 
At 6 abr 2007, 05:41:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Estoy plenamente de acuerdo con vos, Aníbal. Lejos de querer intimidarte –no
me parecía amable ni justo discutir en esos términos, y lamento si mi
propuesta te resultó intimidatoria–, ya que proponés preguntarte por el tipo
de diálogo que encontraban por parte de las principales revistas,
editoriales e instituciones vinculadas a la poesía los que comenzaba a
escribir en los 90, podría decir, por ejemplo, lo que me tocó vivir desde mi
circunstancia, que es lo que más a mano tengo.

En ese entonces estaba en el *Diario de Poesía*, que, dada su gran
visibilidad, era un lugar interesante para publicar. Allí había un grupo de
poetas que no participaban de una estética en común, sino que se proponían
hacer una revista que sirviera de eco a lo que pasaba en general.
Recorriendo sus páginas verás que publicó gente muy diversa, procedente de
las estéticas más diversas, y que allí confluía todo aquel que viniera a
ofrecer algo que, votación mediante y más allá del gusto personal de los
miembros de la redacción, se juzgara como valioso. Supong que en más de una
oportunidad nos habremos equivocado en uno u otro sentido, pero, por lo que
sé, primó siempre la honestidad.
No sé cuánto recuerdes de esa época, pero, incluso desde antes de los
noventa, en la redacción del *Diario* había especial interés en publicar a
gente muy joven, precisamente para que tuviera la oportunidad que muchos de
nosotros no habíamos tenido. Así, por ejemplo, casi todos los integrantes
del Diario establecimos, a través de distintos medios, relaciones con muchos
poetas incipientes que así se fueron acercando a la redacción. José Luis
Mangieri, por ejemplo, cuyo trabajo en este sentido fue enorme, nos vinculó
con Gerardo Foia, Fabián Casas y Osvaldo Bossi, y, por intermedio de ellos,
conocimos y establecimos una muy buena relación con los otros poetas que
iban a fundar la *18 Whiskys* (Mario Varela, Rodolfo Edwards, José Villa,
Daniel Durand y Darío Rojo –quien ya era amigo de Jorge Aulicino–, etc.). A
tal punto, que en 1991, cuando realizamos con otras revistas y Liber/arte un
mes entero de actividades alrededor de la poesía en la ciudad, Durand, en
representación de la *18 Whiskys*, participó activamente en la organización,
sugiriéndonos nombres de gente muy joven a la que no conocíamos. A ese
encuentro vinieron, por ejemplo, los poetas "mateístas" de Bahía Blanca, y
así conocimos a Marcelo Díaz y a Sergio Raimondi y al resto de los que, con
el tiempo, iban a formar Vox. Habría que sumar, también a muchas de las
personas que acercó Diana Bellessi a través de sus talleres. Y a las que
llegaron al *Diario* vía el taller de Helder y Carrera (Selva DiPasquale
y Silvana Franzetti, entre otros y otras).Y habría que añadir el aluvión de
poesía rosarina que llegó vía Helder y Prieto (Beatriz Vignoli, Osvaldo
Aguirre, por ejemplo) o Mirta Rosenberg (Fernando Toloza), y también todos
los otros poetas que se fueron agregando a las páginas de la revista vía los
concursos del Diario (Gambarotta, Llach, Vega, etc.), y a los que, como
David Wapner, simplemente aparecieron un día por la redacción. Todos
publicaron en el *Diario *y no sólo poemas, sino, en muchas oportunidades,
también artículos y comentarios bibliográficos. Cuando sus amigos y
conocidos nos hicieron llegar sus materiales, también fueron publicados. Y
cada vez que hubo actividades de lectura o reflexión, muchos poetas jóvenes
fueron invitados a discutir y a leer, siendo a su vez, motivo de reflexión
dentro y fuera del *Diario* (cfr. la antología que preparó Freidemberg para
Ediciones del Dock). Sin hablar de la promoción que a través del
*Diario*tuvieron sus actividades y publicaciones.
Hablé hasta ahora del *Diario*, pero, no fue el único lugar. Ahora, sin ir
más lejos, me viene a la memoria el ciclo de diez añosm organizado por
Delfina Muschietti en el Rojas, donde leyeron casi todos los jóvenes. Y los
ciclos que tuvieorn lugar en Buenos Aires No Duerme, donde también pasó otro
tanto. Y lo que, por ejemplo, en su momento publicó la gente de La Danza del
Ratón, dándole lugar a poetas muy jóvenes de Buenos Aires y del interior,
etc., etc., etc.
Entonces, y retomando tu preguna, si tuviera que contestarte desde mi
circunstancia, la relación de los que empezamos a escribir en los setenta y
ochenta, con los que vinieron después, fue muy fecunda y se planteó sobre
una base de igualdad hasta que, por alguna razón se planteó una brecha. Eso,
creo, marcó una aparente ruptura respecto del pasado, ya que la gente de los
años setenta y ochenta, cuando le tocó ser joven, había establecido buenos
vínculos con la poesía anterior. En qué consiste esa fisura es lo que
estamos tratando de pensar conjuntamente, ya que hubo una toma de distancia
que acaso persista hasta hoy. Sería bueno que si tu experiencia fue otra, la
contaras para tener así otro punto de vista que nos permita avanzar en este
intercambio.
Me parece igualmente pertinente tu referencia a la tecnología en cuanto a
los modos de circulación. No me queda claro de qué manera eso podría haber
afectado a la escritura propiamente dicha, cosa sobre la que también sería
bueno nos ilustraras.
Tenemos entonces dos temas, a los que, insisto, me permito sumar el que
expuse en el mail que motivó tu respuesta. Esto, en definitiva, es comenzar
a discutir.

 
At 7 abr 2007, 08:53:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Entiendo que haya sido simplemente el ansia por clarificar un poco todo este tema el que te haya llevado a querer establecer cuáles serían las preguntas pertinentes al respecto. Las que yo he agregado, o sugerido, tenían apenas la intención de señalar que el campo de las cuestiones factibles de colocar a debate podría ser objeto de una discusión más detallada; toda vez que mucho de lo que encontremos dependerá de las preguntas que nos hayamos formulado.
Es decir, si de lo que se trata es de rastrear cierto tipo de quiebre o malestar, dentro de las alternativas que consigo imaginar en este momento, podemos partir de tu propuesta –la lectura de una tradición diferente-; pero también podemos ampliar la perspectiva, y pensarlo en un contexto transnacional, en el cual estaríamos preguntándonos, por ejemplo, por la influencia de poetas extranjeros –aquí el tema de la tecnología aplicada a los modos de circulación podría, mediante el fenómeno del auge de Internet y todo lo que eso conllevó y conlleva, venir a decir algo sobre “la escritura propiamente dicha”, aunque no me refería a eso en mi anterior mail- y, en general, por una diversificación de referentes poéticos.
Las dos alternativas mencionadas anteriormente, de todos modos, parten de un supuesto en común: que la producción de la que estamos hablando buscaba insertarse dentro de un modelo poético reconocido y reconocible: aquél que señala su propia identidad a través de la filiación a la historia de su género.
Puestos a preguntarnos: ¿es posible que esto no haya sido –o no completamente- así?
¿Qué podría haber sucedido en ese caso?
Evidentemente, hay más preguntas que respuestas, pero no sería descabellado suponer un estado de cosas en el cual determinadas personas comenzaran a desarrollar una escritura poética al margen de una tradición. Si esa escritura fuese, a los ojos de otros poetas contemporáneos, “valiosa” –por ejemplo considerada en relación al notable quiebre con la tradición que podría suponer- y difundida consecuentemente, podríamos llegar a un juego de espejismos, donde no habría verdadero diálogo, puesto que no necesariamente el interés, entre estos grupos, sería mutuo. Probablemente no lo fuera, de hecho.
Decía antes que también se podría intentar analizar el medio en el que esa generación se desarrolló: revistas, editoras, instituciones vinculadas a la poesía, etc. Gracias a tu respuesta, Jorge, tenemos un valiosísimo documento. Sin duda, tu percepción de la revista como un espacio en el que siempre primó la honestidad y el espíritu plural tiene, en este caso, una importancia vital, por tratarse justamente de la impresión de alguien tan estrechamente vinculado al proyecto. Estoy seguro que sacará de dudas a más de un incrédulo.
Es posible, como intenté sugerir anteriormente, que cierto descrédito institucional instalado en los 90 se haya hecho extensivo a casi la totalidad de las instituciones establecidas, con lo cual mucha gente podría haber preferido reagruparse desde cero, crear sus propios espacios, dada la desconfianza ante los ya existentes. Esta hipótesis podría acercar algún tipo de respuesta, también parcial, al fenómeno.
Casi finalizando, querría intentar definir mejor algo que creo que he explicado de un modo equívoco. Cuando dije “Pienso por ejemplo en una gran cantidad de casos en los que las experimentaciones poéticas, aliadas a nuevas tecnologías, difícilmente hubieran podido tener referentes claros en la tradición” me refería al aumento de cruces interdisciplinarios, en los que la poesía no actuaba como una base sobre la que aplicar otro género, sino que, en la misma concepción del hecho, estos cruces ya eran entendidos como otro tipo de acontecimiento. Supongo que de allí –de lo borroso de los contornos del objeto en cuestión- mi negativa a aceptar un límite tan velozmente trazado sobre cuáles deben ser las preguntas pertinentes o iniciales del debate; y de allí mi sospecha de que justamente ese tipo de actitudes, las de querer acotar el campo de la discusión, sean uno de los elementos del malestar mismo.

 
At 8 abr 2007, 05:00:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Me parece justo tu planteo, Aníbal. Pero no me queda claro cómo se podría no
acotar el campo de debate para así poder comenzar a debatir por algún lado.
Dicho de otro modo, si nos mantenemos en el terreno de las generalizaciones
sin recurrir a datos que puedan corroborarse, se trata nada más que de
opiniones. Suponer que unas son más ciertas que otras sería entonces apenas
una acto de fe. Por eso recurrí a mi experiencia concreta, sirviéndome de
nombres y apellidos también concretos. No me parece conducente hablar en
términos generales. Preferiría que lleváramos la cosa a su especificidad.
Entonces, Aníbal, ¿cuáles serían, desde tu punto de vista, las preguntas que
habría que hacerse?



1) Hablaste, por ejemplo, de un matiz transnacional que tenía que ver con la
influencia de poetas extranjeros. Ese es mi tema favorito. Sumo entonces a
lo dicho en el mail anterior que, mediante la publicación constante de
poetas de lengua castellana de otras latitudes y una agresiva política de
traducciones, el *Diario de Poesía* ayudó a la generación siguiente a
cambiar sus hábitos de lectura, con las implicancias que eso pudo haber
tenido sobre la posterior escritura. A partir de los ochenta, las
influencias dejaron de ser exclusivamente francesas (como en buena medida
ocurrió a lo largo de toda la tradición poética argentina). En eso tuvo
mucho que ver todo lo que se incorporó desde el exterior. Pienso en Diana
Bellessi, que tradujo a tantas poetas norteamericanas que no habían
circulado entre nosotros; en Mirta Rosenberg, que hizo otro tanto; en Jonio
González, con sus traducciones de Anne Sexton; en Pablo Anadón y Guillermo
Piro, quienes se hicieron respectivamente cargo de los italianos, etc.,
etc., etc.

Por otra parte, digamos que se retomó la vieja costumbre de, por ejemplo, *El
lagrimal trifurca*, para que hubiera un cierto intercambio con otras
provincias de la lengua. Insisto, fue el trabajo de mucha gente. Pienso
ahora en Reynaldo Jiménez, que nos acercó a tantos peruanos y brasileños; en
Elvio Gandolfo, que hizo otro tanto con los uruguayos; en Helder, que
publicó en el *Diario* a tantos colombianos; en Prieto, que dio a conocer a
poetas del Ecuador. Para no hablar, por ejemplo, de la labor emprendida por
el Festival de Poesía de Rosario que, desde hace años, trae puntualmente a
muchísimos poetas de habla castellana. Algo similar hizo en su momento
Susana Villalba y, entiendo, también Daniel Muxica. Algo así está haciendo
ahora Salida al Mar.

Por supuesto no soy exhaustivo. Se trata, simplemente, de sumar hechos que
tienen nombres, apellidos y posibles consecuencias, que sólo luego de
enunciadas y corroboradas podrían dar lugar a una afirmación o, más
interesante todavía, a preguntas.



2) Quiero sumar algo más. Según escribiste: "Es posible, como intenté
sugerir anteriormente, que cierto descrédito institucional instalado en los
90 se haya hecho extensivo a casi la totalidad de las instituciones
establecidas, con lo cual mucha gente podría haber preferido reagruparse
desde cero, crear sus propios espacios, dada la desconfianza ante los ya
existentes. Esta hipótesis podría acercar algún tipo de respuesta, también
parcial, al fenómeno".

¿A qué instituciones establecidas te referís? ¿Cuál es la gente que prefirió
reagruparse desde cero y, por ejemplo, no publicar en las revistas que
circulaban o en las editoriales que existían? ¿En qué radicaba la
desconfianza? ¿De qué tipo de hipótesis estás hablando?

Te hago las preguntas con auténtica curiosidad, sobre todo porque, a los que
nos tocó empezar a publicar entre 1976 y 1983, nos ocurrió todo eso que
referís. ¿Dónde ibas a publicar? ¿Con quién? ¿Al lado de quién? ¿Para qué?
Son todas preguntas que cada cual se hizo y que cada quien se respondió como
pudo. Sin embargo, ninguna de ellas impidió pensarse en relación con una
tradición ni invalidó el intercambio que se pudo haber deseado para con los
que nos precedieron. Y mirá que el "no future" de los punks llegó rápido a
Buenos Aires. Para el 78 y 79 ya había quien cambiaba sus discos de Pink
Floyd y Emerson, Lake & Palmer por los de los Sex Pistols y Siouxie & the
Banshees. Con la poesía, digamos, pasó otro tanto. Entonces, de nuevo, ¿de
qué estamos hablando? Insisto, ¿por qué no hacer un planteo apoyado en
ejemplos concretos que, llegado el caso, nos permita luego generalizar en
lugar de comenzar por una generalización que no termina de formularse como
hipótesis?

Por último, y muy sinceramente, no estoy discutiendo para ver quién tiene
razón o quién la tiene más larga, sino para tratar de que juntos –e incluyo
a todos los que participen en la discusión—podamos reflexionar sobre estos
temas a los que hemos decidido asignarle algo de tiempo y mucho de
paciencia. Con la mejor disposición


Jorge Fondebrider

 
At 8 abr 2007, 10:57:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Antes de decir lo que tenía pensado quiero señalar tres cosas, motivadas por las ultimas intervenciones de lo que ya podríamos llamar el affaire Fonderbrider-Cristobo.
Uno: agradezco a Fonderbrider el hacer transparente el lugar desde el que habla. Ahorra tiempo a los lectores desprevenidos, vuelve más creíble su discurso y creo que no estaría mal universalizar esa práctica.
Por caso, el que suscribe, Gabriel Reches, nacido en 1968, participó de la poesía de los noventa desde la periferia, margen o lado b, bien tolerado y recibido por sus congéneres centrales y también muy bien tratado por espacios como el Diario de Poesía. Claro que me hubiera gustado ser más protagonista de la era, pero no achaco esta situación al sesgo de autoridad alguna, sino a mi pereza, fobia o falta de continuidad para asistir u organizar charlas, mesas de lectura, en fin, participar de la escena de la que había que participar.
Dos: entiendo lo que dice Fonderbrider acerca de los procedimientos de inclusión y selección en las páginas del diario. De todos modos, entiendo y hasta reivindico la necesidad editorial de plantear un recorte, aún cuando no esté de acuerdo con el recorte que se haga.
Diario de Poesía no es una entidad estatal, no tiene obligación de incluir indiscriminadamente, ni de representar todas las voces. Aún así, en los años ochenta y también en los noventa, su consejo editorial estuvo atento a las nuevas manifestaciones de la poesía local, o a lo que creyó que eran nuevas manifestaciones, por supuesto, como siempre, como pudo.
Creo que cometemos un error parecido al de los esquizofrénicos si confundimos mapa con territorio. El diario planteó –y plantea—la construcción de un universo a escala. Así las cosas, es esperable de una publicación, la representación fiel de las distintas topografías de la poesía; pero no la inclusión de cada piedra, grano, cactus y águila; aunque con esto algunos egos salgan airosos y otros heridos.
Si ese mapa fue más o menos fiel es una discusión interminable. Si se trabajó en un relevamiento exhaustivo o si se leyó lo que había a mano –es la hipótesis más humana y probable-- también. Si la tarea fue planteada con honestidad, en cambio, creo que está fuera de toda polémica.
En todo caso, si al diario le agradecemos o le reprochamos habernos excluído, o no habernos incluído lo suficiente, haberle prestado demasiada atención a quien a nuestro juicio no valía la pena más que nosotros; o habernos dado la mano que necesitábamos para volver visible nuestra producción, da la sensación de que estamos colocando a la publicación en el lugar de la referencia obligada, de la autoridad con la que queremos discutir o de la que buscamos aprobación. El lugar del padre. Puta, qué logro.
Más allá de esto, creo que en los noventa, tanto el diario como otros espacios institucionales o institucionalizados, fueron presa de otro mal entendido, sobre el que me explayaré en la próxima intervención.
Lo otro que quería poner en crisis es una afirmación de Cristobo, en la que a mi juicio peca de ensayismo. Una argumentación sólida y bien construida que sin embargo no resiste cruce alguno con la realidad a pesar de los bríos por no reconocerse en genealogía alguna..
Dice Cristobo “Pienso por ejemplo en una gran cantidad de casos en los que las experimentaciones poéticas, aliadas a nuevas tecnologías, difícilmente hubieran podido tener referentes claros en la tradición” , y luego se refiere al “aumento de cruces interdisciplinarios, en los que la poesía no actuaba como una base sobre la que aplicar otro género, sino que, en la misma concepción del hecho, estos cruces ya eran entendidos como otro tipo de acontecimiento”.
La pregunta del millón es: a quién se refiere? A qué singular manifestación?
Porque si la respuesta incluyera como ejemplos a los intentos que desde posicionamientos muy diferentes han hecho Bejerman, Laguna, Arias, Franzetti, Bustelo, May y Reches (o sea yo), mi impresión es que la teoría de Cristobo es demasiado generosa si tenemos en cuenta los resultados que obtuvimos.
Siempre la poesía fue el ancla de lo que hicimos; y la disciplina invitada un intento fallido de aggiornamiento; tolerado con ilusión marketinera por el ambiente poético, pero ignorada por el resto del mundo a causa de su falta de calidad, carácter de experiencia fallida o convocatoria insuficiente. Salvo que me haya perdido de algo, apenas fuimos bufones de una corte que nunca dejó de ser poética. NO conquistamos nada del mundo exterior y nada del exterior nos conquistó con esas experiencias y a esta altura es bueno preguntarse por qué, sobre todo si, como creo, la intención fue noble y la necesidad fue pura.
Por ahora nada más, salvo una aclaración: si el tono de lo dicho les parece excesivamente polémico, como dice Charly García, es sólo una manera de hablar. A mi me alimenta en el mejor de los sentidos leer las observaciones precedentes.
Reches.

 
At 9 abr 2007, 04:46:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Intentaré responder lo mejor posible a lo que planteas en tu comentario, Jorge, empezando por el hecho de que doy por descontado de que los que participamos de este debate no lo hacemos para querer tener razón, sino para sumar nuestros aportes.
Cuando insisto en no acotar prematuramente el campo del debate, y sugiero que las preguntas posibles deberían ser formuladas colectivamente, mi intención no es la de mantenerme en el campo de las generalizaciones, sino la de crear una base más amplia sobre la cual indagar. Repito, creo que múltiples factores –entre los que cuento las cuestiones que colocaste inicialmente- deberían ser analizados. Para no resultar demasiado vago con este concepto, listo algunos de los que creo que vienen al caso:

1. La percepción de que existe un quiebre entre la poesía anterior a los 90 y la posterior ¿es compartida por otros poetas? (Para lo cual sería interesante recibir más aportes a este debate).

En caso de que exista una percepción generalizada en ese sentido:

2. Radica en una lectura diferente de la tradición poética argentina? (Que sería, hasta donde entiendo, lo que habías preguntado inicialmente).
3. Esta relacionada a una mayor influencia de la poesía extranjera? A, tal vez, una mayor diversidad de poéticas desde las que crear una voz propia?
4. Qué tipo de diálogo se estableció entre los poetas que comenzaban a escribir en los 90 y las revistas, editoras, instituciones poéticas? Cómo se percibieron estos diálogos de uno y otro lado?
5. Cómo era percibida la poesía por quienes comenzaron a escribir en los 90? Cuáles eran sus principales preocupaciones estéticas?
6. Cómo se gestionaron las revistas y editoriales surgidas en esa época? Cuáles fueron sus objetivos? Por qué se iniciaron?
7. El descrédito del discurso político que tuvo lugar a lo largo de la década del 90, pudo haber influido sobre el discurso poético? De qué modo?
8. Cuál era el escenario en el cual se encontraron las poetas que comenzaron a escribir por ese entonces? Qué cuestiones de género se debatieron y cuáles no?
9. En general, qué tipo de carencias se percibían con respecto a la tradición y/o a los poetas contemporáneos –si es que se percibía alguna? Que reactualizaciones se intentaron operar?

Paro por aquí en lo que respecta a las preguntas. No es una lista exhaustiva, ni pretende serlo. Simplemente intento reflejar una convicción personal, que pasa por analizar la cuestión a la luz de datos que engloben un poco más del fenómeno. Si como vos apuntás, Jorge, se trata de ejemplos concretos que llegado el caso nos permitirán, luego, generalizar, creo que es importante obtener muestras amplias, que, si bien implican más esfuerzo de todos, no nos lleven a sacar conclusiones sin más. Reitero que cuáles sean las preguntas a formularnos debe ser una tarea plural.

En relación a la hipótesis a la que hacés mención, se trata mucho más de una intuición que de una serie de casos documentados, por lo que no insistiré sobre ella. Tan sólo remarcar, una vez más, que los modos de discurso posibles, los que pueden aportar, ayudarnos a pensar, e intercambiar ideas, no tienen una forma única. Lo que intentaba señalar, con ese fragmento y otro anterior, eran un par de posibilidades, tal vez no del todo descabelladas, en las cuales preguntarse exclusivamente por la tradición no sería del todo conducente, porque el malestar podría vincularse con otro tipo de fenómenos, digamos, extra-literarios.
Sobre lo que agrega Reches en el último posteo, es probable entonces que mi percepción sobre esos trabajos haya sido, sino generosa, errónea. En todo caso, aprovechando tu testimonio (Reches) estaría bien saber más sobre esas experiencias, y si, a tu ver, las indagaciones formales implicaron otras, relacionadas con lo textual. Por cierto tono escéptico, diría que no crees que haya sido así, pero prefiero dejar la pregunta abierta, tanto a vos como a otras voces que puedan tener algo que decir al respecto. Creo que, en relación a ese tema, planteas una serie de premisas y algunas cuestiones que también podrían añadirse al debate general.

Aníbal Cristobo.-

 
At 9 abr 2007, 11:04:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Voy a intentar aportar una mirada más. Las ideas que siguen conviven en mi cabeza junto a otras más benévolas sin duda, pero que contribuyen menos a plantear discusiones pendientes.
En los noventa se planteó un cambio de paradigma en la poesía vernácula. No pienso, por falta de fundamentos, aclarar si vernácula corresponde a porteña, urbana o argentina.
Aún queda saber si este cambio surge de un movimiento intenso en las márgenes y los sótanos, o si en realidad –como sostendré en estas líneas-- el nuevo paradigma fue generado, con diversos grados de ingenuidad o premeditación, desde la academia y el status quo de la poesía.
Instituciones más concretas o más abstractas -pero siempre fatalmente conservadoras, como cualquier institución- que modelaron a través de talleres, becas y premiaciones abundantes como nunca, el perfil correcto que debían tener los nuevos autores. Los poetas jóvenes..
Estas instituciones definieron a lo que desde entonces serían consideradas “nuevas manifestaciones”, con criterios tardíos de juventud y novedad, importados desde el teatro, las artes plásticas y la música argentina de los años ochenta.
La incorporación de un lunfardo propio del rock, el límite borroso entre la búsqueda de un nuevo estado de ingenuidad y el elogio del infrapensamiento; y la imperiosa necesidad por descubrir a poetas valiosos que incorporaran al comic, el clip y la moda a su universo de representación; hizo que algunas voces se consideraran valiosas por el solo hecho de respetar estas prácticas que acaso dieron como resultado una voz colectiva prefabricada que se celebró en numerosos festivales y concursos. No hacían falta buenos poetas –más allá de que muchos de mis congéneres lo sean-- sino poetas que representaran algo muy preciso.
Esto no anuló otras voces, ya que en los noventa la poesía fue, a contramano de la Argentina, curiosamente inclusiva. Simplemente las corrió del centro y en algunos casos, las debilitó con sugerencias didácticas o de editing.
Pocas veces, quizá nunca, estas prácticas de un paradigma en retirada, encerraron mala intención. Más bien se asemejaron al gesto posesivo de un padre que quiere elegir la pareja o el trabajo de sus hijos.
Lo curioso es lo excesivamente permeables que nos mostramos los de mi generación. en esto de tomar el discurso que ofrecía el stablishment, para comenzar a formar parte de él.
Así las cosas, se confundió vanguardia con tendencia; y como en todo pueblo conservador, a pesar de los raros peinados nuevos, las chicas terminaron hablando de la porcelana china, y los chicos de fútbol y política. Una división del trabajo sumamente retrógrada que quién sabe por qué, en aquel tiempo se vivió como novedosa.
Mientras tanto, los bríos por renovar el discurso convivieron con impulsos igualmente intensos de adueñarse de pequeños botines simbólicos, como inaugurar ciclos de lectura, o publicaciones desde las que garantizarse lugares de privilegio en una ola que quizá haya sido la más ruidosa en mucho tiempo, pero también corre riesgos de ser la que se rompa más rápido.
Bueno. Hasta aquí llego por ahora.

 
At 10 abr 2007, 12:43:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Como propuse mirar el fenómeno post noventa como ruptura de la tradición, agrego a este intercambio:
La ruptura de la tradición funda de inmediato otra estirpe. Es una regla a la que resulta imposible escapar. (Por el momento, seguimos hablando, supongo, de literatura escrita: descarto que las nuevas tecnologías hagan irrelevante hablar de tradición; por ahora no fundaron estructuralmente nada nuevo fuera de la literatura escrita). El fenómeno post 90 prueba la regla: si no se funda otra estirpe (si no se practica el propio recorte, así sea vanguardista sobre la tradición), se empieza verdaderamente desde cero, y eso es tan atractivo como enseñar el abecedario a quien ya lo conoce. El surrealismo de los 40 agrupado en la revista significativamente llamada A Partir de Cero, en verdad no suponía el cero absoluto, sino la ubicación del cero en un punto determinado de la historia literaria: por ejemplo, Rimbaud. Cierta poesía post 90 opera de otro modo, como si realmente nada hubiese existido antes, o más bien como el que comienza a escribir luego de haber leído librosun conjunto de libros, a los que refiere malamente toda experiencia de la poesía, porque comienza por sublevarse contra ellos, contra una ínfima parte de la literatura. Supongamos que un estudiante que leyó a Becquer se alce rotundamente contra este maestro romántico: hará algunas cosas antipoéticas que desconocen toda la práctica antirromántica del siglo XIX y del siglo XX. Supongamos que la academia y los medios aplauden esto, como propone Reches. Y supongamos en fin que los jóvenes que desconfían de toda institución por carácter transitivo (de la desconfianza cívica pasan a la desconfianza literaria) creen que en verdad han seducido o doblegado a la academia y los medios por los que sentían indiferencia: el resultado es un pantano sin solución.
Respecto de la situación de quiebre de la que parece que nos hacemos cargo, Cristobo especula acerca de la influencia que pueden haber tenido poetas extranjeros gracias a las nuevas tecnologías aplicadas a los modos de distribución de la poesía. No me parece que los poetas extranjeros no hayan gravitado anteriormente. Pero digamos que ahora pueden estar gravitando "más", o en mayor cantidad: ¿cuáles son esos poetas extranjeros a los que los medios de distribución de la poesía no permitían acceder antes? ¿Los poetas post noventa leen, por ejemplo, la obra completa de Cavalcanti, a la que se puede llegar por Internet? ¿A la obra de quiénes llegan?
Que el objeto poesía se vislumbre en el cruce interdisciplinario... Bueno, eso merece un discusión específica sobre la perfomance, que por supuesto no acaba de inventarse y que no es el signo distintivo de la poesía pos noventa, sino uno de sus aspectos.

 
At 10 abr 2007, 11:39:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Querría hacer una aclaración que, a estas alturas, me parece importante. Las hipótesis que presenté en los posteos anteriores -el surgimiento de una "camada" de escritores no necesariamente comprometidos con la tradición y por lo tanto quizás valorados dentro de un marco teórico que podría haberles sido relativamente indiferente, la posible extensión del fenómeno de descrédito institucional, la influencia de las nuevas tecnologías, tanto en la distribución como en los aspectos creativos- si bien no son meras ocurrencias propuestas inconsecuentemente, tenían, sobre todo, la finalidad de ilustrar que centrarnos únicamente en tres o cuatro preguntas que cuestionaran la relación de la generación 90 con la tradición poética argentina podría ser acotar innecesariamente un campo que intuyo más amplio. Así, las relaciones sociales, el funcionamiento institucional, la mayor participación de las mujeres en el campo poético, las políticas culturales y, en fin, las mutaciones experimentadas en varios campos que concurren a la hora, tanto de sentarse a escribir como de difundir la poesía y, de un modo más decisivo, a la hora de la creación de un visión del mundo, me parecen temas relacionados, y no sólo colateralmente, con el objeto de este debate. Ya que lo que estamos examinando, si entiendo bien, tiene que ver con una suerte de "ruido en la comunicación", es vital que analicemos nuestros modos de comunicarnos, qué cosas damos por sentadas, cómo establecemos nuestras relaciones, etc. Por eso, creo que este debate es de algún modo un material de interés en su propia forma, en su planteo y sus intervenciones, dado todo lo que puede explicarnos sobre nuestros supuestos culturales. De allí, insisto, mi sorpresa inicial de que no desentone, o pueda verse como factible, un hecho como el de que Fondebrider coloque sobre la mesa 3 o 4 preguntas, definiendo que a partir de allí, de la resolución de esas preguntas, podría comenzar a discutirse algo. Es la propia metodología de trabajo, y sus implicaciones culturales lo que me parece más significativo del hecho. Digamos, que no asome siquiera una sospecha de la necesidad de una pluralidad a la hora de definir cuáles son las preguntas relevantes.
Al margen de esta acotación, una vez establecidos cuáles podrian ser los puntos de interés, sí creo que el método con el cual Fondebrider se ha manejado hasta ahora -el de brindar una serie de "documentos", o experiencias personales sobre los temas- resulta más efectivo, llegados a ese momento, que el terreno de las hipótesis, sean las que yo mismo -con el fin de sugerir una mayor diversidad de cuestiones- he planteado, o las que Reches coloca en un anterior posteo, o estas últimas de Aulicino. Insisto: las hipótesis sirven, a mi ver, para suponer que quizás las cosas sucedieron, pudieron suceder, de otros modos; pero inmediatamente me parece necesario cotejarlas con hechos más concretos. Lo valioso, creo yo, es lo que se ha avanzado en el terreno de no definir como única variante el peso de la tradición, o sus reformulaciones. Hasta donde yo entiendo, un posible camino a seguir sería el de transformar esas intuiciones, esas suposiciones y percepciones que se han agregado, en preguntas concretas. Preguntas que, desde la participación, puedan ir transformándose en testimonios que nos ayuden a verificar o refutar mucho de lo que imaginamos, mucho de lo que, partiendo de algunos casos, quizás hoy repose en nuestra mente un poco con la forma de una frase hecha. Vaya, a lo mejor acabamos por ver que no estábamos tan lejos de algún tipo de verdad, de algo que puede, de algún modo, comprobarse. Y a lo mejor, suerte la nuestra, podamos descubrir que a medida que hemos asentado una versión de nuestros discursos, hemos obviado aspectos -por no coincidir con lo que queríamos ver del fenómeno- que resulten, a la luz de lo que podamos descubrir hoy, menos circunstanciales de lo que creimos. Mientras tanto, repito, y en paralelo, el modo de organizarnos en este debate, nuestras capacidades e incapacidades de aceptar al otro, pueden decirnos también mucho sobre los diálogos que somos capaces de establecer, y, por ende, de cualquier tipo de ruptura en la comunicación.

Aníbal Cristobo.-

 
At 10 abr 2007, 06:21:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Aníbal, seguís planteando, probablemente no sin razón, la necesidad de hacer
las buenas preguntas para obtener las buenas respuestas. Si no me equivoco,
insististe sobre la conveniencia de ampliar la base de opiniones para
alcanzar mejores resultados, y no te equivocás. Pero también me parece
pertinente empezar por algún lado, como empieza toda conversación, antes que
haber decidido cuidadosamente los temas y las alternativas de la misma, cosa
científicamente posible, pero no aconsejable. Si no, como señala Reches,
estaríamos confundiendo el mapa con el territorio o, mucho peor, estaríamos
planteando un mapa a la escala del territorio, lo que resultaría inviable.

Dicho esto, hasta ahora hubo afirmaciones de todos nosotros –algunas muy
categóricas— y preguntas motivadas por esas afirmaciones, formuladas con la
claridad que cada uno pudo alcanzar hasta aquí. Con eso, creo, tendríamos
por dónde empezar. Y si no te parecen bien las formulaciones que venimos
haciendo Aulicino, Reches y yo, planteá vos concretamente las preguntas que
tendría sentido hacernos para comenzar. Porque, dado que planteamos un
conato de discusión, no sería bueno que ésta se diluyera antes de empezar
por generalizar demasiado. Disculpame que insiste con esto, pero es la
impresión que tengo hasta ahora.

Luego, y con el objeto de no abundar sobre lo mismo, considerando que en
este sitio hay más de 100 poetas registrados y que, por los comentarios
recibidos, hay bastante gente siguiendo la discusión, sería muy útil y
democrático que otros intervinieran poniendo por escrito lo que plantean en
las conversaciones que giran alrededor de este debate.

 
At 11 abr 2007, 12:33:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Aníbal, con todo respeto, tu discurso es por lo menos zigzagueante, y si esto está bien en el fútbol para un delantero, creo que se impone en un debate suspender las habilidades e iniciar la confrontación franca. Volvés a poner el centro de la cuestión en las preguntas pertinentes y en la propia metodología de plantear preguntas pertinentes, e incluso decís que no asoma en Fondebrider la mínima sospecha "de la necesidad de una pluralidad a la hora de definir cuáles son las preguntas relevantes" (por qué habríamos de ser plurales?, digo de paso)Pero en el camino repetís tus hipótesis acerca de la generación del 90 y su supuesta indiferencia a ser considerada en términos de tradición, etc. Decís que las tuyas, si bien son hipótesis, no son meras ocurrencias, es decir, insinúas que gozan de algún fundamento. Bien, yo propongo dejar de una vez de lado el tema de las preguntas pertinentes pues el debate ya está planteado. Te propongo que sostengas tus hipótesis aunque no tengan, las tuyas no las mías, el respaldo documental que exige el método científico. Creo por mi parte que efectivamente a la generación pos noventa no le interesa ser considerada en términos de tradición, pero yo hablo en esos términos, y la pertinencia de tales términos dispone de una fundamentación tan vasta y a esta altura tan obvia que no me parece necesario exponerla. De modo que, por oposición, podría decir que no me interesa casi nada la generación pos noventa. Sin embargo, una larga práctica mezcla de debatología y paciencia franciscana me indican que las cosas que me interesan poco no dejan de ser cosas, que ocurren por algo, o se explican a sí mismas de algún modo, y que, lo quiera yo o no, repercuten en el campo que sí me interesa, que es el de la literatura. De modo que, en primer lugar aclaro que no hablo de una generación del 90, sino de una generación pos noventa; no de quienes se dieron a conocer en los 90, sino de quienes comenzaron a publicar o actuar, según te parezca, entre fines de esa década y comiezos de la primera del tercer milenio. Los poetas que comenzaron a publicar o actuar en los noventa sí hicieron un claro recorte de la tradición: hablo de Fabián Casas, Martín Gambarotta, Daniel Durand, García Helder, Darío Rojo, etc. Y cuando hablo de los que les siguieron, no hablo de todos en bloque. Prefieron hablar en este caso de cierto aire de época, y remito a sus poemas en este mismo blog. Veamos asimismo en este blog las tradiciones que les resultan indiferentes: muchos de ellos ignoran en su lista de menciones a poetas que viven y actúan, apenas diez años mayores. Ni hablar de los de mi generación. Mucho menos de Padeletti o Lamborghini. ¿Son poetas a la intemperie o son poetas ágrafos, literariamente hablando? ¿Descubrieron la piedra filosofal y trasmutan actitudes en poesía desconociendo que la poesía es una práctica de la escritura, y, por ahora, de ninguna otra cosa? De acuerdo con tu señalamiento sobre su indiferencia a la tradición, o a ser considerados en sus términos. ¿Cuál es el resultado? Desgraciadamente, no algo que los inscritos en la tradición, o que aspiramos a ello, ignoremos, sino algo que conocemos de sobra. Pierre Menard, para decirlo más claro. Hay un punto en el que la divergencia es clara, Aníbal: vos mencionás "las relaciones sociales, el funcionamiento institucional, la mayor participación de las mujeres en el campo poético, las políticas culturales y, en fin, las mutaciones experimentadas en varios campos que concurren a la hora, tanto de sentarse a escribir como de difundir la poesía y, de un modo más decisivo, a la hora de la creación de un visión del mundo", y yo creo que todo eso no influye nada "a la hora" de sentarse a escribir. A esa hora, si se escribe poesía, uno es un irracional, y difícilmente se esté pensando en el campo institucional o la mayor participación de las mujeres en el campo poético. Dirás que no se piensa porque se lleva internalizado, pero a) no creo -y esto es cuestión de fe- en la internalización de ese tipo de cosas, b) en la sociología de la literatura, a menos que se construya como analogía bien instrumentada. Creo que cuando uno escribe lo que resuena muy lejos son voces, voces sobre las que se trabajan, a las que se pretende alcanzar para ir más lejos. Y en esto estriban la poesía, la tradición y aun la ruptura.

 
At 11 abr 2007, 02:10:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Me permito tres digresiones:

Uno: La discusión de la discusión de la discusión. La metodología de la metodología de la metodología. Hay una operación aritmética que, creo, se llama simplificar. A veces, también es cierto, se la llama reducir. Bueno, a riesgo de reducir, propongo simplificar. Me parece que son muy claros los discursos y conceptos de Cristobo, Fonderbrider y Aulicino, por citar a los últimos participantes de esta discusión. Acuerdo con algunos, disiento con otros. Dejemos de metacharlar y pedir garantías para debatir porque parecemos políticos asustados en campaña.

Dos: Hay un tipo de Brasil que se llama Arnaldo Antunes. Supongo que Aníbal Cristobo lo conoce incluso mejor que yo. Retomando la tradición del concretismo de su país, el muchacho construyo poética impresa, en videos, en instalaciones, en puestas sonoras (que no son sus canciones de rock). Muchas veces un mismo título (nome, por citar un caso) correspondió a distintas obras en distintos soportes. En cada una de ellas, el texto verbal varió y la poética, podría decirse, fue la misma. Mi impresión es que la versión texto escrito es la más imperfecta de todas las obras de Antunes.
No encuentro un ejemplo similar entre nosotros salvo, quizá, el del anfibio Alberto Muñoz cuya poética impresa, curiosamente, no es tenida demasiado en cuenta. Basta con recorrer este blog.
Con esto, y perdonen, intento decir que es lo mismo una perfomance poética que salir en culo a leer un poema.
Por más bonito que sea el culo.

Tres: Este blog tiene un moderador, y no se si me saqué un muy bien diez, pero me aprobó. Con eso me alcanza, siempre busqué el cuatro. Por eso, preferiría ser yo el que elige los modos con que hablo o construyo mi discurso, asumiendo el costo de mis omisiones, mis conceptos y mis excesos.
Si escucho que viene el tren, me reservo el derecho a decir que pasa el tren sin la necesidad de mostrar la foto del vagón, ya que esto no es un juicio penal, sino un intercambio de impresiones.

Atentísimamente, Reches.

 
At 11 abr 2007, 06:26:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Qué va, Jorge. Si no me parecieran bien las formulaciones tuyas, de Reches, o de Aulicino, lo diría claramente y en esos mismos términos. Creo que en mi anterior posteo quedó claro que, sobre todo, me refería a cómo convertir esas impresiones en preguntas concretas, en testimonios, y, resumiendo, en hechos más o menos contrastables. No porque yo crea que vos, o Reches, o Aulicino, están equivocados en el modo de percibir un fenómeno del que, evidentemente, tienen mucho más conocimiento que yo -dicho esto sin ninguna ironía- sino para no empantanarnos en el territorio de las opiniones, sobre las que vos mismo decías que "suponer que unas son más ciertas que otras sería entonces apenas una acto de fe".
Ya sobre las preguntas que podrían formularse, he agregado, hace pocos días, algunas cuantas a las que originalmente formulaste. ¿Se convierte así la cuestión en algo inabarcable? Volvamos a plantearnos un límite, a la luz de lo que hemos venido discutiendo recientemente. Sugiero que podríamos intentar abordar un hecho que, aunque de modo imperfecto, pudiera hacer confluir muchas de las cuestiones planteadas. Un hecho que presentara un carácter múltiple, donde talvez hallaramos huellas de las cuestiones vinculadas con la tradición que planteabas, pero que, al mismo tiempo, pueda verse insertado en un contexto más amplio. Para no quedarme meramente en la enunciación de una tarea, voy a sugerir uno, que creo que podría tener interés. Ustedes podrán corregirme, plantear otros, desestimarlo. Mi propuesta es la de analizar los fenómenos relativos al libro "Punctum", de Martín Gambarotta. Por tratarse del Primer Premio del 1er concurso de poesía del Diario, con las implicaciones que esto puedo haber tenido; y por tratarse de una escritura que, talvez, pueda llegar a entenderse como un "puente" entre dos modos poéticos. Me parece una forma de aprovechar también la experiencia de primera mano que vos, Jorge, nos podés brindar al respecto en cuanto al alcance del concurso, del propio Diario de Poesía en aquel momento, al material recibido y a muchas otras cuestiones que, personalmente, creo que pueden ser valiosas. Creo que es un punto que tuvo no poca visibilidad, por lo cual diversos testimonios pueden venir a sumarse desde otros lugares. También creo que, como punto de partida, permitiría ir planteando muchas de las cuestiones que tanto Reches como Aulicino, como vos mismo, como yo, hemos colocado.
Por último, insisto en que es una sugerencia, y que probablemente alguien con más conocimientos del tema pueda proponer otra mejor, o que pueda englobar en sí misma más cuestiones para analizar.

 
At 11 abr 2007, 10:51:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Me han quedado algunas preguntas, formuladas recientemente por Aulicino, por responder. Intentaré hacerlo aquí, Jorge.
Creo que la primera sería la que respecta a la necesidad de una pluralidad. (¿Por qué habríamos de ser plurales?, preguntás). Bien, creo que si el debate es honesto, como supongo que lo sea, y queremos saber algo más allá de lo que ya imaginamos, sería fructífero obtener otros puntos de vista, no sólo en relación a las preguntas que coloquemos, sino a cuáles sean estas; porque esas preguntas, como he dicho antes, encierran supuestos que no necesariamente son compartidos. El supuesto encerrado en las preguntas originales de Fondebrider, si no me engaño, sería el de que la relación con la tradición es el único factor que necesitamos para entender la ruptura de la que estamos hablando. Quizás no todos estemos de acuerdo –al menos yo no, creo que ha quedado claro- y quizás sea interesante discutir –como lo estamos haciendo- que otros factores pueden intervenir más allá de la tradición.
Veré si consigo enlazar esto con lo que apuntás hacia el final de tu posteo como un punto donde “la divergencia es clara” entre nosotros. La serie de elementos que apunto como convergentes en la visión del mundo, y, por ende, de la escritura, te parecen no estar relacionados con la escritura misma. Respeto tu opinión. (Una vez más, aquí sería interesante “ser plurales”, porque justamente se trata de un juego de oposiciones, entonces, quizás parte del desajuste de esa “generación post90” sea de que no parte de tu mismo principio, ¿verdad? Porque si todos pensáramos del mismo modo, y escribiéramos del mismo modo: ¿no sería menos factible ese quiebre?).
Respeto tu opinión, digo, pero pienso de otro modo. “A esa hora, si se escribe poesía, uno es un irracional”, decís. Pero ¿y cómo se define uno a sí mismo ese concepto de poesía? Espero no equivocarme si sugiero que uno se define ese concepto de poesía (el de ser un irracional) desde dentro de una tradición. Jorge, me parece que el perro se muerde la cola: si alguien se sienta a escribir “lo que él quiere que sea poesía”, sin hacerse cargo de un legado: ¿no podría proceder de otros modos?
Otra cuestión podría ser: ¿cómo se da el proceso por el cual alguien, en las circunstancias que acabo de describir, es incorporado dentro de un sistema al que sí le interesa la tradición, que sí cree en la existencia de un género? Y entonces ya no estamos hablando únicamente de escrituras, sino de lecturas, de crítica, de elementos en los que, insisto, los factores históricos representan algo.
Reformulando: decís que “Creo por mi parte que efectivamente a la generación pos noventa no le interesa ser considerada en términos de tradición”, y que por ello, o en relación a ello “no me interesa casi nada la generación pos noventa”. Me parece sensato, coherente. Al hablar del tema –coincido con tu apreciación de que lo que a uno no le interesa, no deja por ello de existir- surge la pregunta: ¿por qué no les interesa la tradición? ¿hay, en el desinterés por esa tradición, algo que pueda enmarcarse en un contexto histórico? ¿qué otra cosa puede interesarles en su lugar? O, dicho de otro modo: si no conseguimos encontrar respuestas desde la tradición: ¿no sería mejor utilizar otras herramientas para analizar la situación? Ahí es donde yo creo que tiene sentido ampliar la mirada.
Para no seguir extendiéndome, voy a una pregunta que me formulás también: “De acuerdo con tu señalamiento sobre su indiferencia a la tradición, o a ser considerados en sus términos. ¿Cuál es el resultado?” El resultado es que lo que nos puede tocar mirar, más que esas producciones, sea la recepción crítica –o recepción, simplemente- que tienen éstas por parte de poetas a los que sí les interesa la tradición, como creo que dije antes.
Es decir, pocas chances tengo yo, si no me interesa la ingeniería, de que los ingenieros me acepten como un par. Si lo hicieran, más que preguntarse por mis fuentes, podrían preguntarse por sus criterios a la hora de entender que estamos trabajando en un campo en común. Sé que es una analogía deficiente, pero no lo es tanto como para que no se vea una de las cuestiones, o eso espero.
Por ahora paro por aquí. Sobre la “metacharla”, según la define Reches, o sobre lo que yo creo que es intentar revisar aspectos casi anteriores a la discusión misma, optaré por regirme por su propio criterio de establecer mis modos discursivos según mejor entienda. Estoy seguro que él sabrá comprenderlo.

 
At 11 abr 2007, 12:37:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Entiendo, Aníbal, que estás haciendo un esfuerzo digno de consideración. Si
bien Auli, Reches y yo no nos hemos puesto de acuerdo previamente, es obvio
que coincidimos en algunos puntos y así, desde tu posición, hasta ahora
solitaria, tenés que vértelas con tres samurais en lugar de con uno. Por
eso, porque me parece más justo, me voy a limitar a contestar lo que
preguntás antes de seguir con lo que les decís a Jorge y a Gabriel. Con
todo, no puedo dejar de recordarte ese artículo de T.S. Eliot, "La tradición
y el talento individual", de 1917. Allí se lee que cada nueva obra, por más
alejada que esté de la tradición, se suma a una serie, integrada por todas
las obras precedentes, obligando a éstas a un reacomodamiento constante.
Dicho de otro modo, habría que pensar que, quienes piensen estar en este
momento fuera de la tradición, por el solo hecho de escribir están
participando, les guste o no, de esa tradición que dicen repudiar. Para ser
todavía más claro, si escribís a favor o en contra de Lugones, Borges o Saer
(para mencionar escritores argentinos verdaderamente influyentes), no dejás
de tenerlos en cuenta por más que supongas lo contrario.

Yendo todavía más allá, y ya que lo mencionamos a Borges, está ése artículo,
"Kafka y sus precursores", donde se dice que no sólo la cosa va de atrás
para adelante, sino también de adelante hacia atrás: la aparición de un
escritor importante inmediatamente, nos guste o no, plantea una relación con
la tradición, uniendo aquellas cosas que, hasta entonces, no habían sido
percibidas como serie.



Y ahora a tu pregunta. No recuerdo exactamente las circunstancias del primer
concurso del Diario de Poesía. Por lo que a mí respecta, luego de haber sido
secretario de redacción durante los primeros seis años de la publicación
–cargo que compartí con Helder durante los ¿dos últimos años de mi gestión
ahí?–, no compartía el entusiasmo de mis compañeros por muchos de los nuevos
poetas que estaban surgiendo. Eso y haber puesto en duda la existencia de
algo denominado "objetivismo" en una entrevista que, justamente, Gambarotta
nos había hecho a Helder y a mí, ofendió terriblemente a Saimolovich, quien
usó la prerrogativa de ser director de la publicación para, votación
mediante, suspenderme en mis funciones. En líneas generales, para ese
entonces, tenía la impresión de que a la mayor parte de las cosas que leía
les faltaba una cierta carnadura y, debo decirle, me molestaba. Como lector
de Tuñón, por ejemplo, deseaba fervientemente que la poesía argentina
pudiese ser leída como tal y no como escrita en cualquier lugar donde se
escribiera en castellano. Sumo a eso que, en otros términos, me inclinaba
por el patetismo de alguien como Giannuzzi, quien, a mi gusto, era
reconocible como poeta argentino porque hablaba de una circunstancia
corroborable, mediante un lenguaje reconocible, planteando un conato
narrativo. Y todo esto, a pesar de que se había fraguado una serie de trucos
en la escritura que le permitían mantener una apariencia de impersonalidad.
Los elementos descriptos permiten, a mi gusto, la tensión que, creo, debe
existir en cualquier texto que uno vaya a leer con agrado. O que, al menos,
yo vaya a leer con agrado.

Digamos que no supe o no pude reconocer en muchos de los nuevos poetas de
entonces esos datos que tan claramente se me presentaban en un poeta mayor.
Mis compañeros, probablemente sí, de ahí la casi unanimidad en el momento de
la elección de Gambarotta, quien, entiendo, causó un impacto importante
entre los otros miembros del "Diario". Creo que esa misma dirección se
sostuvo, en el siguiente concurso, cuando quienes ganaron fueron Santiago
Llach y Santiago Vega (que todavía no era públicamente Washington Cucurto).

Ahora, a la distancia, admito haberme sentido más cómodo en otras
tradiciones. Principalmente, leyendo y traduciendo poesía irlandesa, donde
históricamente no existen las abstracciones: en casi todos los poetas
posteriores a Yeats, todo remite a algo siempre y de ese algo se salta,
extrapolación mediante, a la metafísica. La gente habla de cosas concretas,
nombrando y fechando, y sin esquivarle el vulto al lirismo (dato este último
que también privilegio). Al no ser el inglés mi primer idioma, mi esfuerzo
resultó mayor que si me hubiera arreglado directamente con el castellano de
la Argentina. Pero, en mi percepción, ese castellano ya no se estaba
correspondiendo ni con mis experiencias ni con mi tono, y servirme de él
habría sido afectación. Por eso, para ir de Santa Fe al 1000 a Santa Fe al
1100, tuve que pasar por Charcas. ¿Se entiende?

En otros términos, y para ser más claro todavía en el ejemplo: una cosa es
decir que escuchás rock y pensar en los Kinks, Jethro Tull o Led Zeppelin, y
otra decir que rock son solamente Iggy Pop y los Ramones, o más cerca en el
tiempo, Massive Attack y Stereolab. Entre unos y otros pasaron un montón de
cosas a las que también llamamos rock, aunque probablemente sean otra cosa
(sin ir más lejos, Bjork). Imaginate entonces cuanto más difícil puede
resultarnos a algunos decir que rock son los Auténticos Decadentes, los
Fabulosos Cadillacs o Los Pericos. Cumbia, directamente, no escucho.

Lo que me lleva a una anécdota también vinculada al rock y a la tradición:
una vez, teniendo que tomar un avión a una hora determinada, me encontré
haciendo dedo con una chica mucho menor que yo, a quien ofrecí acompañar. En
uno de los autos que nos llevaron, un tipo, de mi misma edad más o menos,
puso un cassette de Bob Dylan. La chica, para nuestra sorpresa, preguntó
quién era ése que imitaba a los Dire Straits. Creo que el ejemplo sirve para
demostrar hasta qué punto la tradición está presente, incluso cuando no la
vemos y luego, a qué absurdos lleva no conocerla.
¿Por qué para responderte vuelvo sobre lo personal? Porque no tengo otro
remedio. Como te dije más arriba, soy lo que más a mano tengo, y entiendo
que, en cierto sentido, le estás diciendo también eso a Aulicino cuando
escribís: "si no conseguimos encontrar respuestas desde la tradición, ¿no
sería mejor utilizar otras herramientas para analizar la situación". También
cuando le respondés a Gabriel que optarás por regirte "por su propio
criterio de establecer mis modos discursivos según mejor entienda". El
asunto, en todo caso, es lo que cada uno de los que leamos este intercambio
vaya a traducir. "Malla" y "traje de baño" son lo mismo, pero también, la
elección de uno u otro término, aporta una importante cantidad de
información sobre quien habla. También, confundir "malla" y "traje de baño"
con "sobretodo".

 
At 11 abr 2007, 02:25:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

No, qué va, Jorge, no creo que haya nada digno de tener en consideración más que el tiempo que todos le estamos dedicando a este debate. Particularmente me agrada y me hace pensar, o lo primero talvez sea a causa de lo segundo. En el fondo se trata de ideas, y da un poco lo mismo que provengan de una o tres personas; cada nueva argumentación que se coloca es digna de atención y así trato de analizarla, intentando aprender de aquellas en las cuales no había pensado anteriormente y me parecen interesantes para asimilar, y responder a las que no creo del todo acertadas.
En todo caso, como vos decís, ustedes coinciden en algunos puntos, lo que me lleva a pensar que talvez se trate de que representamos distintos sistemas de creencias. Pero bueno, que eso no te limite en tus respuestas, ya que no hay nada más justo, a mi ver, que exponer las convicciones personales.

Añado aquí una nueva adhesión a tus palabras; cuando decís que “si escribís a favor o en contra de Lugones, Borges o Saer (para mencionar escritores argentinos verdaderamente influyentes), no dejás de tenerlos en cuenta por más que supongas lo contrario”. El problema, hasta donde entiendo que veníamos conversando, es qué pasa cuando no escribís ni a favor ni en contra de ellos. Cuando los desconocés. Y ahí volvemos a lo de antes: ¿no es un hecho que supera los límites de lo literario que alguien emprenda una labor desentendiéndose de esa tradición? ¿Un hecho que puede hacernos pensar sobre cómo ha evolucionado nuestra cultura? Bueno, a lo mejor resulta que no, que no tiene las implicaciones sociales y políticas que yo le veo pero, sinceramente, no creo que eso se pueda rebatir “reacomodando” la tradición a la luz de estos sucesos, porque todo sistema puede naturalmente reacomodarse desde adentro, desde sus propias explicaciones. El punto es lo que puede perder, en claridad interpretativa, si se niega a recurrir a otras herramientas, porque, como todos sabemos, el hecho literario no es un hecho aislado.

Agradezco también tu aporte en relación a la experiencia de los concursos de poesía del Diario. Creo que, aunque haya habido ahí un quiebre –la diferencia de tu percepción con la de otros integrantes de la revista- o, mejor dicho: justamente por causa de ese quiebre, estamos tocando en un punto crítico.
Me gustaría, si tenés ganas (tanto vos como Aulicino, o, en general, quien tenga ganas de aportar) que dijeras si crees que ese punto que tocamos (puede ser el libro de Gambarotta, o hacerse extensivo a los libros de Santiago Vega y Llach) puede tener, a tu ver, con un primer momento en el cambio poético al que nos referimos. Si no es así, además de agregar un desacierto más a mi lista personal, sería interesante proponer otro/s.

Confieso que se me escaparon un poco las alegorías musicales, pero intuyo que estamos hablando –o al menos entre otras cosas- de los límites de un género. De a qué nos referimos cuando decimos “rock” o “poesía”. Del modo en que esos conceptos se actualizan. Ya en el anterior posteo intenté abordar un poco la cuestión de la recepción de los nuevos materiales. Del modo en que una producción es convalidada como poética. Quiero decir, no intenté abordar nada, simplemente coloqué allí la pregunta. Intensifico en una dirección –hay otras, más cuestiones- preguntando: si un rasgo más que esperable en una nueva producción –hablando aproximadamente en términos generacionales- es que cause alguna dificultad de lectura a la generación que la precedió ¿no puede ser esto un factor de “indulgencia” por parte de los segundos que debilite el juicio crítico?

Para cerrar de momento, otra cuestión, una que creo que me ha estado rondando y que no estoy seguro de haber expresado claramente. ¿Qué sucede cuando una obra que se desentiende de la tradición es analizada desde los parámetros de esa misma tradición, y se valora positivamente dentro de un juego de referentes que, al autor, no le dicen nada? ¿No se acaba creando un malentendido que puede generar situaciones como la que estamos analizando? Paso palabra.-

 
At 11 abr 2007, 02:42:00, Anonymous Anónimo : dijo...

al calor de los acontecimientos, el dedo índice de la mano izquierda se me
retobó y puso "v" donde debía leerse "b", que, para mayores datos, están una
al lado de la otra. Dicho de otro modo, "bulto" va con "b". No soy tan
"vurro".

 
At 11 abr 2007, 02:55:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

En primer lugar, quería agradecer a todos aquellos que están participando de este Foro de Discusión, intitulado “Débil Mentol”; en especial a Cristobo, Aulicino, Fondebrider y Reches, porque están generando un verdadero diálogo; con profundidad e interesantísimos planteos; con puntos de vista divergentes, pero unidos por la misma pasión: la poesía.

Respecto a mi rol de moderador (contestándole un poco a Gabriel), para mí los cuatro tienen un “muy bien. 10. felicitado” y sus padres pueden pasar a firmar los boletines (chochos de la vida, y gritar a los cuatro vientos “m´hijo el pueta”)

Señores, Señoras, Señoritos y Señoritas, el Foro es suyo, y el espacio está disponible para todos/todas los/las poetas de buena voluntad. Si tienen algo para decir, díganlo.

Por otra parte, me gustaría dejar mi opinión sobre alguno de los temas que se están tratando.

*Hago una aclaración: no me “da el Pinet” para convertime en el quinto mosquetero, por lo que me conformo con un lugar en el margen (es bueno reconocer las propias limitaciones).

Ni la crítica ni el análisis sesudo es lo mío (como le comentaba a Jorge Fondebrider: por lo general los pájaros no son buenos ornitólogos).

Pero tomando alguna de las cosas que se dijeron (pido disculpas por mi falta de método), me gustaría hacer algunas acotaciones.

Me interesó mucho lo que dijo Aulicino respecto a tomar este blog como referencia para ver qué tipo de elecciones habían hecho aquellos poetas que podríamos denominar, según el nomenklator auliceano: post noventa, y de esa manera, ver si habían abrevado en las procelosas aguas de la tradición o no (tal como postula Jorge).

Me tomé el trabajo de hacer un relevamiento, o estudio de campo deforme, y llegué a las siguientes conclusiones:

*salvedad 1: Sólo tomé en cuenta aquellas elecciones que me parecieron fueron hechas con total libertad, y sin ningún tipo de cortapisa. Muchos detractores de este blog, dicen que la mayoría de los poetas no ha elegido libremente, sino que se han movido por interés, intercambio de favores, alianzas estratégicas, lo que “contaminaría” esas elecciones. Yo, personalmente, creo que ésto sólo se dio en pequeñas proporciones (las mismas que se dan en la sociedad en general, y en cualquier profesión o actividad), y que la gran mayoría hizo las elecciones que le parecía, con absoluta buena fe –que me llamen ingenuo, no hay problema-
Otros impugnadores de este blog dicen que es "la Larousse de los inexistentes”.Dejo abierto el debate…


*salvedad 2: Me fue difícil determinar quién es poeta post-noventa. Seguí la idea de tomar por tales a aquellos que empezaron a publicar a partir del 2000, independientemente de su edad cronológica (aunque por ejemplo yo, parafraseando a Arjona, que ya soy un “señor de cuatro décadas”, me siento de los “noventa”, aunque recién empezara a publicar en el 2003).

Este pequeño engendro mío, que intenta parecerse a una investigación, parecería darle la razón a Aulicino, los jóvenes post-noventa ignoran la tradición – o por lo menos a la hora de elegir a sus poetas favoritos-

Tomé, como muestra, a 76 poetas de la generación post-noventa, y advertí que sólo 27 habían mencionado a alguien que podría representar la “tradición”. Es decir sólo el 35%; el resto eligió a sus pares generacionales.

*Acá va el registro de poetas (indiqué a quién habían mencionado, sólo en el caso de aquellos que habían hecho referencia a generaciones anteriores)

Inés Acevedo
Diego de Aduriz
Tomás Aiello:Tedesco/Herrera/Castillo/Godino
F. Aíta
Marina Alessio
Selva Almada
Mercedes Araujo
Román Antopolsky
Laura Arnes
Domitila Bedel: Carrera
Jacqui Behrend
Pablo Bellido
Milena Berlatzky
Isabella Bianca
Salvador Biedma
Francisco Bitar
Mariano Blatt
Nicolás Wekil Braessas
Alfonsina Brión
DJ BUenmozo
Daniel Buschi
Nicolás Cambon
Fernando Caniza
Clara Cansan
Diego Carballar
Cristian Carrasco
Martina Cianis
Vanina Colagovanni: Bignozzi
Aquiles Cristiani
Cuqui
Florian Destijl
Ariel Devicenzo
Lucia Dussaut
Cecilia Eraso
Carolina Esses: Irene Gruss
Federico Falco: M.T.Andruetto / A Schmidtt
Paola Ferrari
Daniela Fiorentino: BIgnozzi / MIleo
Javier Foguet
Damian Galateo: Casas
Ivana Gamarnik:L. Ponce/Bellessi
Francisco Garamona: Carrera
Esteban Garcia: C. Moreira
Selene Garcia: I. Gruss
Carlos Godoy:Andruetto/ Schmidtt/ Bustriazo Ortiz
M. G. de la Cruz
Alejandro Guerri: Hugo Savino/Aduriz/Casas
Tomas Horovitz
J Incardona:casas/raimondi
J. Irurzun
Pablo Keyes
Andres Kurfirst: Bustriazo
L. Lamberte
L. Lamothe
M. Paz Levinson: Durand / Villa
Laura Lobov: Durand
Graciana Mendez: Raimondi/ Maria Moreno/ Desiderio
Ines de Mendonca: Bellessi/Casas
Guadalupe Muro
Ivan Moiseeff
Fernanda Nicolini; Casas
Hansel Panic
Carolina Pellejero: Raimondi
Paula Peyseré
Not poet
Nico Pony
Sol Prieto
NOelia Rivero: L. Lamborghini/ Bandin Ron
Cecilia Romana
Diego Sánchez: Raimondi
Dante Sepúlveda
Leonor Silvestri: Bellessi/Carrera/Fondebrider
J. Terranova: Casas
G. Weissi:
Zaidenwerg: Mirta Rosenberg / Freidemberg

________________________________________________

* Por otra parte, también está bueno lo que dice Aníbal, en el sentido de preguntarse si el análisis de la ruptura post-noventa necesariamente debería pivotar en este desconocimiento o darle la espalda a la tradición.

Por ejemplo, Diego de Aduriz (alguien que proviene del mundo de la moda) cuando menciona a sus poetas favoritos señala a: msn (el messenger que permite chatear) y a la discoteca.

Este ejemplo, creo, no nos está diciendo que los poetas post-noventa nacieron por generación espontánea, sino que
abrevaron de otras fuentes –no literarias-

No sé habría que pensarlo más… y como digno cultor del “pensiero debole”de Vattimo, lamento sólo aportar dudas o ideas no del todo certeras.

Un abrazo para todos y todas

Alejandro Mendez.

 
At 11 abr 2007, 04:02:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Qué lástima para mi que se haya perdido mi anterior posteo. Porque me da una pereza inmensa volver a pensar. Coincido mucho con tu sensación de pájaro versus ornitólogos.
Yo tampoco soy mosquetero y mucho menos samurai, porque odio el blanco, aunque tenga una evidente predilección por los sacrificios rituales.
Lo que no comparto Alejandro, es el dejarnos guiar por las elecciones afectivas. Muchos aquí eligieron a quienes consideran sus maestros o influencias, pero también muchos otros eligieron a sus amigos, a gente inédita que quiere difundir lo que hace, etc.
En mi caso, por ejemplo, elegí deliberadamente a una chica que podría considerarse postnoventa, y también lo elegí a Aulicino. Muchas de nuestras listas crujen y quizá eso es lo interesante; ya que jaquea buena parte de lo dicho por todos nosotros aquí.

 
At 11 abr 2007, 11:10:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Estimado Gabriel:

Coincido con tus apreciaciones; pero yo no propuse que nos guiáramos por LAS ELECCIONES AFECTIVAS, simplemente lo tomé como un ejemplo, parcial, imperfecto -si querés-
Además antes de largarme con esa "estadística" hice todas las salvedades del caso.

Obviamente las elecciones que hicimos los poetas en este blog, no son algo en estado químicamente puro, y seguramente habrán estado compuestas de diversos ingredientes -tales como los que vos mencionás-

AVISO A LOS NAVEGANTES: Esto va dirigido a todos. Para que no les pase lo que le sucedió a Gabriel (mandó un post, y se perdió en el espacio internético, y encima no se había hecho una copia).
Por eso les sugiero que cuando manden un comentario se guarden una copia en sus máquinas, por si las moscas.
No es cuestión de ir perdiendo las ideas, material tan escaso y que tanto esfuerzo demandan.

Un saludo para todos

Alejandro Mendez

 
At 12 abr 2007, 01:19:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Te agradezco, Alejandro, el trabajo estadístico, y coincido con Fonde en que es admirable el esfuerzo de Aníbal por batallar contra tres que en algunos puntos esenciales están de acuerdo. Me parece que este tipo de reconocimiento forman parte del juego limpio, o al menos cortés, y no se opone a la confrontación abierta. Discutimos sobre la base de creencias, no cabe duda, y sabemos que éstas no se modificarán. Lo que puede resultar útil --para otros-- es la contemplación de la contienda. Con esta salvedad, la discusión no me parece bizantina. No estamos discutiendo un quítame allá esas pajas sino la situación de una produción que nos parece esencial, al menos en nuestras vidas.
Aclaro a Cristobo: cuando dije "por qué ser plurales" pretendí exponer una pregunta que sacuda un poco el deber ser de la democracia argentina, el obligado reconocimiento del "otro". Esto significa que si bien reconozco el gramo de razón que tienen todas las opiniones expuestas, incluida la mía, no cedo en ella. Ahora bien, si no reconociera implícitamente ese gramo de razón, no estaría discutiendo.
Respecto del trabajo de Alejandro, creo que cabe tener en cuenta las salvedades que a continuación hace Reches, y aun una cierta confusión en algunos respecto a qué significaba la elección de las menciones. Quizá se entendió que solo debían ir por vía de los afectos, dado el juego de palabras que denomina al blog (no siempre, aunque sí casi siempre, la admiración coincide con el afecto; pero si se parte del afecto y no de la admiración, se suele olvidar, o dismular, el defecto).
En cuanto al estado de la polémica: aproximarse al fenómeno de la poesía pos noventa con otros instrumentos que no sean los de la tradición me resulta imposible. Explico por qué: entiendo que la tradición es el cuerpo de la literatura, no una institución ni lo que las instituciones hayan consagrado -contando esa instituciones espurias que son los medios. Nadie hace literatura fuera de la literatura, y si eso resultara posible, estaríamos ante un milagro. Estamos todos de acuerdo sin embargo en que los poetas pos noventa comparten cierta indiferencia por la tradición, es decir, por la literatura. Esto es tan simple como decir que si hablo con un poeta cualquiera de mi generación o la siguiente, significa algo Montale, significa algo Girri o significa algo Gelman. Podemos disentir respecto a qué significan, pero no a que "eso", ese conjunto de escrituras, son la literatura, específicamente la poesía. Lo que sucede después de los noventa no es que tales o cuales nombres no signifiquen nada, sino que la mayoría de los nombres no significan. Y sin embargo, los poetas pos noventa escriben. Si escriben, recorren algún camino, cortan los versos de alguna manera, eligen imágenes, tienen noción, poca o mucha, basada en las experiencias de sus coetáneos al menos, de que la poesía es una cierta cosa, un cierto modo de usar el lenguaje. Aunque no les apasione la tradición, pueden no obstante moverse dentro de cierta práctica, que constituye una tradición. Lo que digo es que con esta práctica poco menos que intuitiva, están volviendo a escribir el Quijote en muchas ocasiones. La anécdota que cuenta Fondebrider me parece genial: la chica suponía que Dylan imitaba a Dire Straits. Es la analogía perfecta para este caso. Por supuesto hay allí un "cierto estado de ingenuidad", el mismo que en alguna poesía posnoventa. Y reconozco que es imprevisible adónde puede conducir. Pero Cristobo hizo una observación que me parece interesante: "pocas chances tengo yo, si no me interesa la ingeniería, de que los ingenieros me acepten como un par". Yo no estaría discutiendo con un ingeniero cuánto le interesa la ingeniería, sino las obras que produce, aun cuando él niegue que sean obras de ingeniería. Dicho de otro modo: si me interesa la indiferencia de una buena parte de la poesía pos noventa por la tradición, no es porque esta generación la manifiesta a través de sus opiniones, sino porque también está en sus obras. En este caso, el ingeniero que dice que no le interesa la ingeniería está haciendo obras de ingeniería, en las que se nota su "estado de ingenuidad" respecto de esa práctica. En otras palabras:yo puedo decirle: piense un poco más en la ingeniería, porque usted está construyendo edificios o puentes, con toda la indiferencia del mundo. Someto entonces las obras a la mirada que me aconseja mi buen amigo el ingeniero Cristobo, es decir,desde fuera de la práctica de la ingeniería, y veo que estos ingenieros indiferentes han hecho obras que me recuerdan a otras. No veo obras distintas, no veo una nueva disciplina. No veo un puente hecho sin dos o más puntos de apoyo. No veo algo que desconozca las leyes de la ingeniería, que son las de evitar que se cumpla otra ley, la de la gravedad. Si así fuera, si viera un puente flotante, Aníbal, te juro que lo aplaudiría.

 
At 12 abr 2007, 09:43:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Bueno, si es así, y permitiéndome juntar algunas cuantas afirmaciones anteriores sobre mis palabras, supongo que con este posteo “su buen amigo, el ingeniero Cristobo, el del discurso zigzagueante, proseguirá su admirable esfuerzo de batallar ante tres samurais”. A mi me suena un poco raro, de verdad que no se me hubiera ocurrido pensarlo así, pero bueno, intentaré reflexionar más sobre ello, a lo mejor tienen razón, qué voy a decir.
Agradezco la aclaración sobre tus dudas acerca de “por qué ser plurales”. En todo caso, viendo tu actitud dubitativa al respecto en el anterior posteo, y esta nueva, en la que te mostrás dispuesto a reconocer el valor de las opiniones ajenas, me parece un logro. Asimismo, como no avisto en este debate ninguna exhortación a que abandones tus opiniones, no creo que debas temer por ellas, más allá de las inseguridades que a vos mismo pudieran causarte, cosa, que, como sabrás, es uno de los riesgos de esa pluralidad que estás dispuesto a aceptar.
Como no creo demasiado en los milagros, trataré de analizar que puede suceder con tu postulado “nadie hace literatura fuera de la literatura, y si eso resultara posible, estaríamos ante un milagro”, en el que fundamentás por qué “aproximarse al fenómeno de la poesía pos noventa con otros instrumentos que no sean los de la tradición me resulta imposible”. Yo diría que en un plano más concreto, más que hacer literatura (que es una abstracción que dependerá de supuestos y valoraciones) lo que se hace es escribir. Para esto, está visto, son necesarias algunas pocas habilidades y unos medios relativamente accesibles. Ahora, ¿de dónde surge la noción de que aquello sea un poema? A ver, supongo que casi la mera escolarización básica coloca a muchos individuos frente a algún texto que les es presentado como “poema”, y de allí podría vincularse esto a un modelo inicial. Claro, de allí a suponer que la producción de alguien sólo pueda ser analizada en términos de la tradición, me parece un exagero. El mero hecho de que alguien, recogiendo este –o algún otro- modelo inicial, y desviándolo hacia otros referentes que a él le parezcan más oportunos o más placenteros, sea un acto que se puede interpretar dentro de la tradición, no equivale a decir que sólo se pueda pensar por medio de la tradición. Si un grupo de individuos actúa –como creo que se ha planteado la hipótesis- ignorando en gran medida la tradición, de un modo aparentemente sincronizado, podemos pensar que ya que no han obtenido demasiada información proveniente del campo de lo literario, esta sincronicidad apunta a otros factores, por ejemplo, insisto, sociales. ¿O es que lo poco que han conocido de esa tradición los impulsa a todos, mágicamente, a actuar de modo semejante? Bueno, Jorge, si buscabas un puente flotante, diría que aquí lo tenemos.

 
At 12 abr 2007, 06:21:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Aníbal, ¿me podés decir qué entendés por tradición? Porque el punete flotante no lo veo. Al menos decime el nombre de quien lo construyó. De qué modo con unas "pocas habilidades y unos medios relativamente accesibles" lo lograron. Si es así, ya no tendremos a la vista un puente flotante, sino el mito hecho realidad de la bomba nuclear construida en el garaje. Por otra parte, te ruego, y no lo hago sarcásticamente, decime cuál es la difrencia entre un acto que se puede interpretar "dentro de la tradición" y otro que solo se puede pensar "por medio de la tradición".

 
At 12 abr 2007, 08:45:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Fe de Ratas
No quise decir punete, puñete ni puñeta sino puente

 
At 12 abr 2007, 09:56:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Te hago una contrapropuesta: ¿me explicarías vos la diferencia entre pluralidad de opiniones y pluralidad de herramientas de análisis? Digo, una diferencia como para que hayas decidido aceptar lo primero mientras que lo segundo parezca molestarte tanto, debe ser conceptualmente muy importante, y como tal merece ser colocada aquí.
Resumiendo: no veo qué podríamos perder haciendo confluir diversos análisis. Principalmente porque los que he intentado sugerir no niegan ni invalidan otros. A lo sumo, aportarán nuevos puntos de vista. Pero eso, creo yo, no es malo. ¿O si?
Hace algunos posteos ya, he intentado situar algún punto de inicio que nos permitiera realizar alguna lectura del tránsito –o uno de los tránsitos posibles- entre la generación 90 y las anteriores, -para poder avanzar luego hacia la generación post 90- indicando para ello, como sugerencia, el 1er premio del Diario de Poesía, “Punctum”, de Martín Gambarotta, añadiendo la posibilidad de ampliar esto a los premiados en los sucesivos concursos. He colocado a debate la pertinencia de tal propuesta, y solicitado otras opciones. Jorge Fondebrider aportó su experiencia personal, muy valiosa, en la cual ya se puede ver algún aspecto crítico en ese tránsito, escribiendo cosas como “Digamos que no supe o no pude reconocer en muchos de los nuevos poetas de entonces esos datos que tan claramente se me presentaban en un poeta mayor”. La pertinencia de ese debate como punto de partida, la posibilidad de que pueda, paulatinamente, revelarnos algo, o su reemplazo por otro más apropiado, todo ello, digo, sigue abierto.
Finalmente, y para no desatender tu ruego exento de sarcasmo, intentaré responder “cuál es la diferencia entre un acto que se puede interpretar "dentro de la tradición" y otro que sólo se puede pensar "por medio de la tradición". Empezaré por el segundo tipo: un acto que sólo pueda pensarse por medio de la tradición sería aquel en el que el único uso de la tradición resultara lo suficientemente esclarecedor para su análisis. Creo que en esta categoría se encierra, para vos, toda producción poética, sin que hasta ahora yo haya visto demasiado claro cuál es la importancia que le das a cómo esa cualidad –la de lo poético- le es conferida a ese acto. Aunque no creo en la separación tajante de las categorías, y para señalar algún ejemplo, citaré, de este mismo blog, el poema “Lo que el amor les hace a los poetas”, de Ezequiel Zaidenwerg, como un texto que, analizado con el único recurso de la tradición, es capaz de mostrar mucho de sí. Pasando a la siguiente categoría, es decir “un acto que se puede interpretar dentro de la tradición”, utilizaré el ejemplo mencionado por Alejandro Méndez, el de Diego de Aduriz. En este caso, si bien por tratarse de una producción poética puede ser analizada dentro de la tradición, la confluencia de otras referencialidades no-poéticas (msn, discoteca, arte multimedia, etc) sugiere la pertinencia de no acercarse exclusivamente mediante el análisis de una tradición poética.
Como dije antes, toda producción puede ser analizada a la luz de la tradición de su propio género, porque incluso en el caso de Aduriz, se podría vincular a “poetas que convocan referentes no poéticos”, etc. Pero esta sola categorización no nos dirá demasiado. Sería, digamos, el equivalente de abrir un expediente de “excepciones” e ir colocando en él lo que no pueda entenderse con mayor claridad. Como tampoco nos diría nada –aunque a estas alturas sería bueno saber si esto es un dato que te interese- acerca de los motivos por los cuales, simultáneamente, un buen número de poetas producen su obra sin demasiado interés por la tradición poética. Analizar el status que el discurso poético tiene, dentro de la sociedad, en diferentes épocas, o, por ejemplo, la relación entre los intentos por convertir al discurso poético en algo mas “glamuroso” y la espectacularización de una sociedad, son tareas que demandan herramientas extras. Volviendo al inicio: Jorge, ¿te parece tan inconveniente o fuera de lugar ampliar el contexto en casos como esos? Y si sí: dado que, gracias a la tarea de Alejandro hemos podido constatar al menos parcialmente las preguntas que Fondebrider colocara: ¿cuáles serían, a tu ver –o Jorge Fondebrider, si estás por aquí aún, al tuyo- los siguientes pasos de la discusión? Cordialmente siempre,

Aníbal Cristobo.-

 
At 13 abr 2007, 12:30:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Aníbal, te digo francamente, me parece que la discusión no está agotada sino exhausta.
No respondés qué es para vos tradición y seguimos manejando distintos diccionarios. No sé si se puede seguir hablando en idiomas distintos. Pero sigamos.
Te digo que no veo diferencias entre pluralidad de opiniones y pluralidad de herramientas. Salvo que la tradición no es una herramienta. Es una práctica.
Digo que la práctica de la poesía es una tradición y se puede escribir cuestionándola, pero no fuera de ella. Me parece obvio. Se puede pintar cuestionando el caballete, la figuración, etc, pero si se pinta, se está dentro de una práctica, a la que llamo tradición, y tengo la impresión de que no inventé este significado.
Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor? No entiendo que lo poético esté legitimado por la práctica en sí misma, más bien afirmo lo contrario. Y digo que no se puede ser indiferente a la praxis que uno realiza, o fingir que se lo está. Ya di unos cuantos ejemplos y argumenté lo suficiente acerca de qué entiendo por tradición, y por le negación de la tradición, así que no me parece "pertinente" seguir por este lado.
Si te interesa, con las herramientas que sea, analizar por qué mucha gente pos noventa es indiferente a quienes escribieron antes que ellos, vamos por ahí. Pero no me pidas que crea que esa indiferencia a la tradición los exime de ser considerados como participantes de ella. Ya hablamos de ingenieros, podríamos hablar de capinteros que dicen no estar cosntruyendo bancos ni mesas, etc.
Podría decir entonces que la indiferencia al oficio, a la práctica, a la tradición, que vemos en la generación pos noventa responde a tales o cuáles circunstancias, desencantos, desacralizaciones, movimientos sociales, culturales, crisis. Es probable que la indigencia de todo tipo que se puede encontrar en algunos poemas responda a este conjunto de factores, o a "un estado de ingenuidad" llamémosle semi consciente, producto a su vez de tales circunstancias, y que puede caminar luego en un sentido o en otro. Tendríamos así los motivos de esta impostada indiferencia. Bien. Supongo que esto te conforma y satisface, pues la crisis parece para vos tan legimimadora como para mí no lo es la tradición. Lo que resulta de esta crisis, no es una estética. Y cuando la hay, o se trata de excepciones que deberíamos apartar del análisis, tal cual vos sugerís, o meras carambolas. Hago de nuevo la salvedad de que entre los pos noventa hay muy buenos poetas. Cuestiono la indiferencia a la tradición (es decir, lo repito, a una práctica cultural). Muchas veces resulta una tapadera de la pereza intelectual. Y quizá algo más serio: te invito a leer el texto de Martine Broda que puso Daniel Freidemberg en su blog, http://enlaresaca.blogspot.com/.
Creo que es un buen elemento de discusión.

 
At 13 abr 2007, 12:49:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Vamos por partes, Aníbal.

Los temas de los que trata la poesía surgen de cualquier parte y en
cualquier lugar. La política, por ejemplo, no es un referente poético;
tampoco la economía, la gastronomía, la alta costura o la bioquímica. Y, sin
embargo, se escriben poemas a partir de todas esas referencias.

Ahora bien, si por un momento nos atuviéramos a pensar que existen
referentes especialmente no poéticos y que estos tienen que ver con algún
utensilio distinto del lápiz y el papel, diría que estos también estuvieron
siempre presentes.

Me acuerdo de que cuando aparecieron los pibes de la "18 Whiskies",
Mangieri, en su buena fe, creía que valía la pena presentarlos como los
chicos que venían "del rock y de la droga", como si eso los distinguiera de
alguna generación que hubiese venido de otra parte. Por esa misma época,
cada vez que Mangieri decía eso delante de Mirta Rosenberg, ella, a modo de
humorada, decía que nosotros también veníamos del rock y de la droga, pero
que, a diferencia de esos chicos, nunca habíamos salido de allí. ¿Por qué el
chiste? Porque muchos empezamos a escribir poesía justamente después de
querer enterarnos de qué decían las canciones de los Beatles y compañía,
apelando, como diría Juancito Desiderio, a "químicos". En consecuencia,
nuestros referentes no eran necesariamente poéticos, aunque terminaban así
traducidos cuando, pensando en una letra de canción, acabábamos escribiendo
poemas.

Supongamos nuevamente que esto no es suficiente. Vamos entonces al caso de
la gente que, a principios de los ochenta, hacía poesía sonora. ¿Dónde
ponerlos? ¿Cómo incluirlos? Digamos que, en alguna medida, se construyeron
un circuito propio al margen de la poesía simplemente escrita. Sus
referentes, nuevamente, no estaban en los libros, sino en otra parte. Iban,
por ejemplo, desde Stockhausen a Laurie Anderson. Algunos, más tarde,
volvieron o se resignaron a la poesía escrita.

Retrospectivamente, también viene a cuento ver qué pasó con la llamada
poesía concreta de alemanes y brasileños, que, por los mismos años, se
dedicaron a experimentar con referentes más propios de la plástica que de la
literatura. Parecían "fuera" de la tradición y eso, incluso, motivó peleas
entre, por ejemplo, Ferreira Gullar y los hermanos De Campos. Hasta que
todos terminaron escribiendo poemas, y Chico Buarque y Caetano Veloso,
escribiendo canciones que explotaban los logros de los concretistas, aunque
llevándolos a un terreno eminentemente popular (cfr. "Construçao" o los
discos experimentales de Caetano, como *Joia*).

¿Para qué todos estos ejemplos? Para decir que los referentes externos o
ajenos a la tradición poética (se llamen letras de rock, artes plásticas,
msn, discotecas o lo que se te cante) terminan en la tradición, que no debe
identificarse con lo viejo, sino con un tronco central que se impone más
allá de que uno mismo lo sepa o lo quiera. Insisto: no hay nada fuera de la
tradición, salvo ignorancia. Y no veo motivo de orgullo en descubrir la
pólvora cuando ya está descubierta. El gesto, en todo caso, habla de
suficiencia y ganas de perder el tiempo.



2) Preguntás por dónde empezar. Yo ya dije lo que tenía que decir sobre
Gambarotta. Agregaría que, si quisiéramos afinar más el lápiz, un buen
comienzo podría ser ya no Gambarotta, sino lo que pasó con el lenguaje
poético a partir de la irrupción de algunos de los poetas de los noventa
–Gambarotta, Ianamico, Cucurto (pero, ¿por qué no sumar a Llach, a
Desiderio, al mismo Casas, a Durand?)-- quienes, desde el punto de vista de
gente muy calificada –pienso, por ejemplo, en Tamara Kamenszain—habrían
aportado a través de la lengua mundos nuevos para la poesía vernácula. Yo le
haría varias objeciones a ese punto de vista. La primera, todas las épocas
construyen una retórica que la historia después quiere leer como reflejo de
alguna verdad. Sin embargo, los poetas del tango, por ejemplo, en la década
de 1940 –vale decir, cuando ya había pasado la primera vanguardia argentina
y se estaba entrando en pleno surrealismo-- usaban metáforas dignas del
modernismo, cuando el modernismo ya se había terminado hacía rato en la
literatura artística de nuestro país. Pensar que así hablaba la gente es un
disparate, que, sin embargo, motivó sesudos estudios que identificaban
falsamente esas metáforas desvaídas y ramplonas con lo popular. Ni qué
hablar cuando en la década de 1960 se creyó que el lunfardo reflejaba mejor
al "pueblo" que la forma en que el "pueblo" –esa abstracción—realmente
hablaba. Borges solía contar que frente a los excesos de algunos escritores
de Boedo, que habían ido en esa dirección, la gente de los arrabales decía
que los pobres no había tenido tiempo de estudiar lunfardo y que, por eso,
no lo entendían. Entonces, a) el habla de las barritas que paran en las
esquinas a tomar cerveza en los maxikioskos, ¿es el habla popular de hoy en
día?, b) ¿cuál sería el interés de que esa habla copase el mundo de la
poesía? ¿acaso la haría mejor? ¿los pibes que toman birra en los maxikioskos
se pondrían a leer?, c) ¿Todos los jóvenes hablan igual? ¿Es lo mismo el que
crea la ficción de ir a la cumbia que la que, con voz aniñada y pie plano
nos obliga a leer lo que aprendió viendo "Hello Kitty" o jugando con sus
Barbies? ¿Cuánto más rico es nuestro mundo a partir de la inclusión de todos
esos datos lingüísticos más bien ramplones?



3) Lo dicho en 1 y 2 nos acerca, creo, a tener que pensar que, tal vez, la
primera pregunta para hacernos tenga que ver con el criterio de valor, lo
cual nos llevaría a aguas cenagosas y opinables, porque para la chica de mi
ejemplo de dos mails atrás, evidentemente los Dire Straits son más
importantes que Bob Dylan, y yo, desde mi punto de vista histórico, pienso
que no, que es al revés.



4) El trabajo que se tomó Alejandro Méndez con sus estadísticas plantea un
síntoma. Otro se encuentra en el hecho de que Aníbal haya sido el único que
trató de discutir y defender ese síntoma. En ambas cuestiones está, a mi
gusto, el principio de la discusión.

 
At 13 abr 2007, 12:55:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Alejandro, mando de nuevo este post que salió ayer pero que quizá no te llegó, gracias.-


Quería tratar de agregar algunas ideas en medio de este debate que si bien por ahí me supera reconozco, apasiona.

En algún momento Irene Gruss cuestionó Internet por sus “limitaciones”, y dio por ejemplo la imposibilidad de leer completa “La Divina Comedia”. En eso estoy de acuerdo, e incluso a mí me resulta difícil leer algunas cosas directamente en la pantalla, para lo cual cuando puedo lo imprimo. Y yendo un poco más lejos, me parece que son atendibles las alertas que refiere Virilio sobre la conformación del “no lugar” y demás. Pero por otra parte, Internet tiene sus virtudes, y sobrada muestra sería la posibilidad de este debate, que sin este medio técnico creo que sería muy difícil de sostener y de seguir. –Que permita opinar, pero opinar con riesgo, lo que lo vuelve más interesante-.

En una de sus entradas Reches plantea –entiendo yo- si los noventa fueron lo que fueron naturalmente o bien si obedecieron a una delimitación del canon. O sea, ¿lo que define a los noventa ha sido lo fundamental, o se buscó un fundamental que represente lo que debían ser los noventa?
Ahora bien, tratando de aportar algo desde mi lugar físico, cuando apareció en el año 2002 “Los que siguen”, una suerte de antología de poetas jóvenes (algunos más, otros menos) de Rosario, Eduardo D´Anna al comentar el libro refiere que era la primera vez que aparecía una obra colectiva en Rosario que reconociera principalmente filiaciones locales, pero cuando tiene que elegir un rasgo común de los 21 poetas menciona “la sobriedad del minimalismo en todos los casos” –es decir, ¿los noventa finalmente ahí también?- Otro dato local que se me ocurre poder arrimar –aun cuando no es mi caso, creo- es la influencia particular en algunas poetas de Rosario de un poeta fallecido no hace tanto –Aldo Oliva-.

Otro tema que sí se ha tocado en el libro del Rojas pero –quizá me lo haya salteado- aquí todavía no, es la supuesta influencia que tuvieron determinados talleres literarios en la conformación de los noventa. Sería interesante conocer alguna opinión sobre ello. –Puedo decir que acá en Rosario para algunos existe todavía el mito (¿o no tanto?) de que asistir a un taller de Buenos Aires puede abrir ciertas puertas en la difusión de la obra-.

En cuanto a los espacios de Buenos Aires en los noventa, coincido también en que resulta muy interesante los comentarios de Fondebrider sobre el Diario de Poesía, y las referencias a la Danza del Ratón y a La voz del erizo. En mi caso particular, de los tres libros editados que envié al Diario, sólo con el primero salió una pequeña reseña de Martín Prieto –que ya había salido en un medio local- pero con los otros dos no pasó nada; esto no es para nada una queja, al contrario, ya que tenían todo el derecho del mundo a no interesarse en los mismos –o simplemente no gustarles-. Pero obviamente que fue un referente –por algo mandé los libros-, e incluso recuerdo claramente el interés que me despertó el dossier sobre Khlebnikov o la posibilidad de acceder a poetas de lengua inglesa en versiones bilingües, por citar nomás un par de ejemplos. Sí en cambio tuve más suerte con la Danza del Ratón, donde me publicaron siendo todavía inédito, y con La Voz del erizo, donde pude participar.

Sobre el tema de las influencias/ tradición, etc., creo que el nombre del blog es claro: selecciones afectivas y afinidades electivas. En este sentido, es muy entendible que se hayan elegido pares, si bien quizá lo ideal hubiera sido mirar también un poco atrás –creo que muchos lo han hecho-, y me pareció positivo además que incluso varios poetas hayan ido eligiendo expresamente gente que no estaba mencionada antes para incorporarlas.
Tal vez (por ejemplo) habría que dar una mirada al trabajo que hizo un tiempo atrás Salvador Biedma, en la web “La mala palabra”, donde pidió a una serie de poetas que mencionaran los cinco libros más influyentes de la poesía argentina, donde podría estar más claro la cuestión de influencias.
También en el tema de las elecciones pienso en una entrada sin nombre en el espacio de los poemas de Oteriño –poeta que particularmente admiro- que le reprocha que a la hora de nombrar a otros poetas, no haya abierto el juego a algún poeta joven marplatense –comentario que me parece bastante significativo-.

Lisandro González

 
At 13 abr 2007, 01:13:00, Anonymous Anónimo : dijo...

perdón, un errata: los influenciados por Oliva son de ambos sexos, gracias,

Lisandro G.

 
At 13 abr 2007, 01:41:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Jorge (Aulicino): coincido contigo en que en más de un aspecto esta conversación ha caído en un impasse, por lo cual intentaré aportar algún tipo de viraje que ayude a oxigenar la discusión, o al menos, que no la deje aún más exhausta.
Quiero señalar algunas de las cuestiones que se han ido dando a lo largo de las últimas semanas. Primero, un posteo tuyo, que, por ser breve, cito en la íntegra: “El punto central de un debate sobre el estado de la poesía, sería a esta altura, para mí, que desde fines del los 90 se entiende la poesía de un modo completamente distinto al que se la entendía hasta entonces. El prenoventas y el postnoventas son mundos incomunicados y tal vez incomunicables. A un entomólogo, le bastaría con ver la lista de los poetas que interesan a un ejemplar de cada uno de esos mundos para mostrar la diferencia.”
Creo que hacía allí, hacia esa cuestión, se orientó el debate y que, gracias al aporte que todos hemos ido realizando, hemos cotejado nuestras opiniones y algunos datos significativos.
Entiendo que se trataba de una generalización que no pretendía ser tomada literalmente sino alertar un estado de cosas. Lo creo de toda buena fe; y sería imposible suponer que cuando decís, en tu último posteo “Hago de nuevo la salvedad de que entre los pos noventa hay muy buenos poetas” –por lo tanto poetas con los que es posible establecer comunicación-, tales poetas se te hayan evidenciado en el plazo entre un comentario y otro.
La tarea que Alejandro llevó a cabo hace unos días permitió colocar esto de un modo más concreto. Supongo que los resultados no te habrán sorprendido: mostraban, más allá de ciertos matices naturales, la diferencia a la que habías aludido.
Entretanto, y no sé si con la suficiente claridad, pero intuyo que no, he querido proponer algunos acercamientos a ese fenómeno. Ensayar análisis que nos permitieran comprender cómo y por qué las cosas se habían dado de este modo. Porque creo que el tema nos interesa y porque creo que todos nosotros, a lo largo de esta conversación, hemos mostrado bastante escepticismo hacia las explicaciones mágicas.
Mi idea, al postular el análisis de alguna poesía de los 90, era buscar caminos entre esos dos mundos. Ver qué repercusión podían haber tenido poéticas como las de Gambarotta, Llach, Vega, Rubio, etc, dentro de la formación de la poesía post 90. Más allá de que estos nombres aparezcan más o menos en las listas de preferencias de estos poetas (post 90), era el inicio de una búsqueda por encontrar algún camino. Otros casos, como el de Casas, podrían también ser de interés en esta pesquisa, pero me pareció que los premios del Diario, por su visibilidad, podían venir a resumir varias cuestiones: porque podríamos contar con información sobre, digamos, la cantidad de participantes, o la tirada del Diario, o las modificaciones en el tono poético a lo largo del tiempo, etc. Creo que se ve el sentido, más allá, como digo, de que pueda (y deba) ser discutible / discutido.
Una hipótesis sería que estas poéticas podrían haber aportado, siempre con sus matices, un tono en el cual, aparentemente y a los ojos de un lector menos informado, la preocupación formal no resultaba tan evidente como sí lo era una cierta predisposición hacia la coloquialidad. Y que, una lectura de este tipo podría haber fomentado un malentendido, que se estaría poniendo de manifiesto en las producciones posteriores. Por ello me parece interesante también el testimonio de Fondebrider, y sus dudas acerca de “muchos de los nuevos poetas de entonces”: creo que si desde ellos existe un puente hacia la generación post 90, no estaría de más revisar algo de esa instancia. ¿Cuáles fueron los poetas –o libros- por los que, a través de sus premios, apostó el Diario? (Digo el Diario, una vez más, por la visibilidad del mismo, pero podemos analizar otros casos significativos, si me ayudás en tal tarea, o si alguna otra persona sugiere otros). Bueno, al menos esa primer pregunta la tendríamos respondida. ¿Qué se veía allí, en esos libros? Y, no menos interesante: ¿qué vemos hoy?
La “pereza intelectual”, noción que comparto –y te agradezco el link con la nota de Martine Broda, que creo que es muy elocuente al respecto- supongo que debe ir aliada a alguna otra cuestión. La “modernidad negativa”, de la que habla Broda, talvez se ampare en algo así como “la elegancia del escepticismo”, si es que con este término me hago entender. ¿Es posible que una parte de la pereza intelectual argentina se ampare en la puesta en escena del ego? Digo, porque, si esto es así, la desviación de lo que debería ser un discurso crítico hacia un “yo”, hacia la construcción de un personaje, también es algo que, sin querer ser cabezadura, podría superar los límites de lo literario. O que, al menos, se puede pensar como analogía, en los 90, de otros comportamientos, ya sea dentro de lo político, como dentro del mundo del “rock”. (Mundo del que, diría, algunos poetas de los 90 importaron procedimientos). De todos modos, y para no ahondar en diferencias más allá de lo que la discusión soporte, se trata de una creencia personal que no altera demasiado el estado de las cosas. Digo: que la pereza intelectual que señalás me parece clara. Y que, hasta donde puedo ver en este momento, entiendo que va asociada a cierta inversión en el foco autor/obra, donde, al privilegiarse lo primero, lo segundo resulta casi anecdótico. La obra, y del mismo modo la reflexión crítica.
Casi concluyendo, creo que es también interesante entender los motivos por los cuáles poetas comprometidos con su tarea consideran valiosas las producciones post 90 a las que nos referimos. A esto apuntaba cuándo preguntaba sobre los dispositivos mediante los cuáles un texto producido por alguien indiferente a la tradición es evaluado como poético. Creo suponer bien si imagino que coincidís en que, para que esto suceda, no basta con un formato y la voluntad de quién escribe. Hay una recepción dentro de un medio. Bien, eso: ¿qué criterios se aplican a la hora de convalidar estas producciones como poéticas?

Espero que este posteo abra nuevas posibilidades de diálogo. Como dije anteriormente, esto que hacemos aquí, este diálogo, también habla de nuestras posibilidades de relacionarnos, de nuestra cultura, de nuestros valores. Y habla para nosotros y para otros. Me agradaría que podamos encontrar vías de trabajo que muestren que las diferencias entre dos personas se pueden resolver de modos diferentes al de la mutua ignorancia (del tipo “ah bueno, yo pienso esto, vos lo otro, buenas tardes”) o de la descalificación, con mayor o menor camuflaje. Si algo de todo lo que he dicho aquí te parece que puede servir como punto en común entre nuestras opiniones, te invito a que lo utilices para comenzar tu próximo posteo. Me costaría creer que, en nuestros diccionarios, no coincidiera ni una sola entrada.

p.d. –mientras terminaba de redactar esta entrada veo que hay un nuevo posteo de Fondebrider y otro de Lisandro Gonzalez que aún no había leído al sentarme a escribir esto. Creo que el de Fondebrider, más allá de nuestras discrepancias, apunta a algunas cuestiones semejantes a las que coloco aquí. Me refiero específicamente al análisis de algunas poéticas de los 90, a qué se vio en ellas, cómo pudieron influir en las escrituras post 90, y, como decía antes, qué se ve hoy en día en esas mismas poéticas. Un saludo a todos.

 
At 13 abr 2007, 02:16:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Y, Jorge (Fondebrider): sin querer insistir en la cuestión, pero ya haciéndolo: ¿no pensás que, por ejemplo, en el caso de Basquiat –o al menos en el “mito Basquiat”, ya me corregirán si en realidad no es así- podríamos ver un caso en el que la tradición incorpora para sí a alguien proveniente de otro campo, con otros intereses, y que de este modo su obra queda resignificada al cambiarle el contexto? Y si esto fuera factible –y sin querer encontrar a ningún Basquiat en la poesía de los 90- ¿no es posible que cierta intención de renovación dentro de la poesía haya abierto las puertas hacia otras poéticas menos “academicistas” y que, en el intento de oxigenarse –y de paso talvez de hacerse cargo de un hecho, con algún toque paternalista de los que creo señaló en algún sitio Reches- haya traído para sí un discurso poético que tenía un sentido mucho mayor como juego dialéctico frente a una tradición que en sí mismo? ¿Y que, al no percibirse ese juego, se hayan sobrevalorado ciertas obras? Y por ahí va.

 
At 14 abr 2007, 01:26:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Aníbal, creo yo también que es imposible que nuestros diccionarios no compartan algunas entradas. De ninguna manera pretendí, y valoro que lo hayas entendido así, clausuarar el diálogo mediante el expediente de decir "ah bueno, yo pienso esto, vos lo otro, buenas tardes". Me parece que lo que estaba exhausto era el debate acerca de cómo valorar la tradición, y entiendo que hemos salido de ese marasmo.
Subrayo lo que decís en cuanto a mi primer posteo en el que decía que existe una marcada diferencia entre entre el modo de concebir la poesía hasta los 90 y el que le siguió: "se trataba de una generalización que no pretendía ser tomada literalmente sino alertar un estado de cosas". Aclaro, o reitero, que la llamada generación del 90 queda incluida en el anterior modo de situarse frente a la tradición o práctica de la poesía, o a lo sumo puede ser tomada como un deslinde.
Bueno, creo que ahora podemos ver por qué sucede lo que sucede después de los 90: quuizá debamos tener en cuenta en ese sentido --no lo sé con seguridad, no frecuenté demasiado el ambiente pos noventa-- tu observación de que la pereza intelectual ("hasta donde puedo ver en este momento" aclarás) "va asociada a cierta inversión en el foco autor/obra, donde, al privilegiarse lo primero, lo segundo resulta casi anecdótico. La obra, y del mismo modo la reflexión crítica."
Podríamos analizar estas cosas: si del rock y los medios se importó cierto narcisismo, como efectivamente pudo haber ocurrido, la novedad no es esta, sino que el autor se proponga como más interesante que lo que escribe. Sucedió siempre que la parodia del glamour verdadero, que a su vez es falso (me refiero al de divos y divas del espectáculo) resultaba finalmente en otro tipo de divismo. Esto podía verse en las perfomances y el café concert de los 60. La cuestión es que en esas perfomances, con divismo bastardo o paródico, pero divismo al fin, la figura no era completamente la obra: se esperaba que más allá del glamour de Corte de los Milagros se construyera sobre el escenario algo que pudiera sostenerse como creación, incluso con esa deconstrucción paródica del divismo. Aunque a algunos performers clásicos, como Laurie Anderson, ni siquiera les hizo falta parodiar el divismo.
La cuestión sería entonces por qué, en virtud de qué, a algunos poetas pos noventa les resulta necesario y suficiente erigir su figura por encima de su obra.
Tu propuesta de analizar algunas obras de los 90 para comprender el estado actual (actualísimo, diría) de la poesía tal vez sea válida. No podría seguir el análisis de los premios Diario de Poesía, porque no los recuerdo. De hecho, ya no estaba en el Consejo de Dirección cuando se realizaron tales premios. Con Martín Gambarotta tengo una experiencia distinta a la de Fondebrider. A mediados de los 90, no recuerdo el año, fui jurado del premio que otorgaba la fundación Piedra Movediza, de Tandil, cuyo único integrante era el imbatible Alfredo Serra (presidente y secretario, ordenanza y jefe de logística). Le dimos el premio a Gambarotta, al que yo no conocía y del que creo que había leído apenas unos poemas que me había mostrado García Helder (no eran los que presentó al concurso). Mi impresión fue que Gambarotta daba una vuelta de tuerca a cierta línea dentro de la tradición local. Me gustó. Luego vino Punctum y una módica polémica suscitada por quienes vieron en ese libro el más prístino regreso a la poesía política, sólo que no lo consideraban un regreso, sino la piedra basal de una poesía política que al parecer no tenía antecendentes. No comparto esta opinión, desde luego, pero Punctum me parece un libro considerable.
¿Gambarotta y Casas y Rubio y Durand construyeron una retórica que pudo haber influido en los poetas más jóvenes del modo que sugiere Fondebrider? ¿Serían algunos de estos poetas meros epígonos de esa retórica, en la que Fondebrider parece no creer como "reflejo de alguna verdad"? ¿Serían el equivalente de los poetas pos 60 que empobrecieron la retórica de Gelman, que sólo Gelman sabe cómo se hace funcionar? Tal vez se pueda indagar un poco por esta veta, no sé. Para mí, esos poetas tienen un valor en sí, y quizá el conjunto de sus obras tiene un valor estimable. Su retórica es perfectamente funcional, eficaz, sostenida. No me caben dudas de que el grupo de 18 whiskys y zonas cercanas fueron un hecho clave de la última década del siglo Veinte en Buenos Aires. Con este agregado: Rojo, Ainbinder, Villa, Ezequiel Alemian, también formaron parte de ese núcleo. Y escriben en distintos márgenes del mismo impulso. Lo que quiere decir que allí hay una riqueza interesante.“La sobriedad del minimalismo" que cita Lisandro González no debería canonizarse, entonces, como el rasgo distintivo de los 90. Y en modo alguno la escenografía del maxi kiosco, el nuevo paisaje de la calle.

 
At 14 abr 2007, 02:27:00, Anonymous Anónimo : dijo...

La tradición se come todo, incluso a Basquiat y a cuanto loquito ande
suelto. El asunto es que no a todos los digiere de la misma manera y a
algunos los termina cagando.

Pero no es eso lo que me inquieta, sino más bien la facilidad con que
adscribís al academicismo justamente a los que la academia no tiene en
cuenta. A ver si me explico: a la academia le resulta más fácil agarrar a
algún Lamborghini y teorizar sobre él, haciendo uso y abuso de los
metalenguajes propios de las últimas modas críticas (hace dos años se usó a
Bajtin; el año pasado se usó Benjamin; quizás para el otoño-invierno
tengamos una vuelta a los clásicos con Rifaterre), como una forma de ejercer
algún poder sobre los pobres estudiantes, antes que ocuparse, por ejemplo,
de alguien que no necesite ser "explicado" según el reglamento del tarot
esotérico o las runas. Por eso, los poetas vendidos como "difíciles" dan
bien en los congresos. Andá a saber cuántos papers podés sacar de José
Kozer. Con los rústicos sucede otro tanto, porque el mito del buen salvaje
siempre vende. Y así como las clases dominantes decidieron encanallarse al
ritmo de la cumbia y la bailanta en Punta del Este, arrebatándosela a los
pobres, todo indica que pasa lo mismo con muchos desprevenidos lectores de
poesía que suponen que hay algún mérito en no saber las reglas, confundiendo
un desventaja con una forma de conquistar la libertad. Si me permitís que lo
diga en estos términos, minga. Con ignorancia lo único que se conquista es
visibilidad en la cátedra y, eventualmente, en algunos suplementos
literarios más ocupados de las "tendencias" –término directamente vinculado
a la moda—que del pensamiento. No compro.
¿Qué querés que te diga, Aníbal? Yo para oxigenarme al cabo de tanto blog
los leo a Pound, a Eliot, a Montale, a Pavese y a Dylan Thomas, y me la paso
pipa. Confieso igualmente que todavía no terminé ni con Joseph Conrad ni con
Henry James, así que Aira y todo lo que viene después pueden esperar, ¿no?
¿O qué, pudiendo elegir entre literalmente miles de lugares extraordinarios
te quedás con la Salada?

 
At 14 abr 2007, 02:46:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Bueno, veo que todos están más cansados o más tranquilos. Era demasiada pimienta para poco alimento así que lo celebro y, contra mi naturaleza, intentaré respetar este nuevo estilo más civilizado. Y pido disculpas por cierta dispersión numerada que sigue:

1- Es muy malo para la polémica anterior el que yo acuerde con Cristobo. Pero, nobleza obliga, acuerdo con varios de sus puntos. Sin duda podemos encontrar una familia, una voz colectiva (con singularidades), que sintetizan Rubio, Llach (al menos el de los noventa), Gambarotta y Cucurto.
Entonces, podemos suponer tres cosas:
Suposición uno: era el único modo en que los jóvenes poetas escribían.
Suposición dos: era la única voz que generaban escritores buenos.
Suposición tres: hubo un recorte.

Me parece que solo una de estas suposiciones no es una afirmación estúpida.

2- Aquí disiento de algo que parece desprenderse de los últimos posteos de Jorge Fonderbrider. Un recorte conciente o inconciente pero siempre artificial de lo que sucede en la poesía vernácula, favorece un estado de empobrecimiento discursivo, sin dudas. Pero eso no significa que los poetas favorecidos por este recorte sean poco interesantes. En particular, Jorge, a mi me interesan, me gustan. En todo caso, no es burda su poesía sino el procedimiento que los canoniza tan rápidamente. Y mi impresión es que en algunos casos los “favorecidos”, pudieron ser perjudicados con tamaño favor; presionados tácitamente a repetir fórmulas de éxito antes de que su voz alcanzara un estado de madurez. Copar la parada de taxis cuando todavía estás aprendiendo a manejar. Y en vez de andar, estacionarse.

3- Desgraciadamente no puedo citar el nombre. Hace unos días hablaba con una periodista cultural acerca de estos temas. En determinado momento me dijo: “bueno, pero es necesario escribir según marca la tendencia de época, porque sino, cuando las luces de la historia se enciendan sobre este período, va a ser difícil que te encuentren”.
Este pensamiento resume la presión que genera sobre una generación de poetas nuevos, un recorte anticipado, ansioso, precipitado y seguramente atolondrado de lo que está sucediendo o de lo que se espera que suceda. Así las cosas, hablando con mis pares en aquellos años, había quienes sostenían que la revolución contra la época era el barroco, y otros que intentaban alterar un poco su voz original para que fuera más aceptada; del mismo modo en que un chico repite pero mal las payasadas de su hermano, para obtener la aprobación del adulto, que siempre llega junto con la risa.
Estas “correcciones” fueron muchas veces celebradas, como ya dije, sin mala intención. Apenas con mal entendido. Para esto, al estilo Cristobo, podría proponerse una tarea algo más ardua, que consistiría en analizar los segundos libros de nosotros. Allí se verá como muchas voces fueron desplazándose hacia lo que “el mercado” esperaba de ellas con una serie de concesiones generacionales bien intencionadas pero malogradas.

4- Podríamos preguntarnos también en relación a aquella división del trabajo que planteaba en uno de mis primeros posteos; por qué los premiados siempre fueron hombres. Todavía no me animo a compartir las respuestas que se me ocurren. Pero ninguna de ellas diría que las mujeres de entonces escribían peor que los hombres de entonces. .

5- La tradición. Sin dudas los poetas de los noventa reconocieron una tradición, plantearon líneas verticales de lectura, genealogías. Algo ya se ha dicho al respecto. Al denominar a los escritores que emergen actualmente como “generación post noventa”; se plantea una remisión directa a la generación anterior, tradición de un pasado inmediato de oro. Quizá entonces, en el efecto empobrecedor que tuvo el recorte discursivo que se planteó en los noventa; haya generado sin quererlo este nuevo efecto de empobrecimiento: una generación que intenta escribir parecido a los que hace un par de años tuvieron relativo éxito. Pero aquí deberíamos tener cuidado, porque nuevamente, estaríamos pecando de miopía. Hace falta un buen trabajo de análisis y entrevista para llegar a una conclusión semejante sin que sea injusta. Y da la sensación de que nadie de nosotros ha hecho ese trabajo.

6- Un puente flotante no es un puente sino una isla, porque a nadie le importa que un puente una dos márgenes –siempre iguales-- sino que comunique la superficie con las profundidades. Así las cosas, este puente flotante al que se refería Aníbal, corre los mismos riesgos que cualquier población aislada. Procrear entre hermanos para tener hijos medio monguis. En este caso, lo mongui ya no pasaría por confundir vanguardia con tendencia, sino último con nuevo. Algo tan bien graficado en la anécdota de Dylan y Dire Straits. ( A propósito, que pasó luego con esa chica, JOrge?)

7- Supongamos que alguien me encarga dos antologías para una editorial. Una que se llame “tristes y feas”, y reúna a la poesía oscura, al lado b de las mujeres de los noventa; las chicas que no pasaron por belleza y felicidad. Otra que se llame “ellos también lloran”, y reúna a la poesía hecha por hombres que intentó erigirse desde una nueva búsqueda de lirismo, o una voz masculina situada en un estado de sensibilidad. Podríamos incluir en el primer grupo, por ejemplo, a Wittner, Arias, Viola Fisher, Dipasquale, May, Franzetti? Podríamos incluir en el segundo grupo al Martín Rodríguez silvestre, Battillana, Bossi, Cassara, Mayer, Pintabona, Ardohain, García, La Greca, parte de Reches?
Digo, sin detenerme en calidades, que la cantidad de autores que estarían incluídos en estas antologías de estilos no dominantes en la década; muestran a las claras que lo que tenemos hasta ahora como relato de los noventa es un recorte legítimo pero antojadizo de lo que sucedió.

Abrazo a todos. Disculpas por la extensión. Reches.

 
At 14 abr 2007, 10:34:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Bueno, mucho para pensar sobre todos estos últimos posteos, bastante jugosos. Antes de meterme en esa tarea, quería comentar una cosa que antes había dicho Fondebrider y que, como verán, es completamente anecdótica, pero ya que hoy es sábado, la charla lo permite. Jorge, sobre la anécdota de Borges y el lunfardo, si es la misma que yo creo -y sin que eso cambie en nada el sentido de tu comentario, ni lo que este venía a demostrar-, está en el Prólogo a "El informe de Brodie", y dice: "Recuerdo (...) que a Roberto Arlt le echaron en cara su desconocimiento del lunfardo y que replicó: "Me he criado en Villa Luro, entre gente pobre y malevos, y realmente no he tenido tiempo de estudiar esas cosas"."
Y a Lisandro: además del aporte, la felicidad por oir (leer) que a alguien este debate le "apasiona". Temía que estuviéramos promoviendo, como escribió Cortázar "la fabricación de bostezos en serie".
Reches: ya que estamos acercando posiciones, ¿no habría algún modo de ser incluido en tu antología de poetas llorones? Y otra cosa: viene de algunos posteos atrás, pero me gustó aquello, cómo era, algo así como la valorización del infrapensamiento? Bueno, me tomo el fin de semana libre. Saludos a todos.

 
At 14 abr 2007, 10:56:00, Blogger DF : dijo...

Una aclaración a algo que dice al pasar Jorge Fondebrider (y no la habría hecho si no fuera para evitar que siga en pie un malentendido): de ninguna manera hubo unanimidad, ni mucho menos, en el jurado que dio el premio de Diario de Poesía a Vega y Llach. Ese premio fue una solución de compromiso, porque no había manera de llegar a acuerdos. Hubo discusiones, forcejeos y negociaciones de distinto tipo, que duraron días y que, si se mantenían sin que algunos cedieran mucho, amenazaban con no llegar a ninguna conclusión. El único dictamen capaz de reflejar, aunque fuera de lejos, el promedio del criterio de todos los jurados, habría sido declarar desierto el primer premio.

 
At 14 abr 2007, 12:52:00, Anonymous Anónimo : dijo...

En varios frentes:

1) Bienvenido a la discusión, Lisandro González, y gracias por sumar otro
punto de vista. Creo que tu testimonio a propósito de la influencia de los
talleres literarios no es un dato menor y, estoy seguro, deberíamos
incorporarlo de inmediato a la discusión.



2) Auli: tal vez me expresé mal o no fui todo lo claro que hubiera deseado,
pero en ningún momento creo haber sugerido que "Gambarotta y Casas y Rubio y
Durand construyeron una retórica que pudo haber influido en los poetas más
jóvenes". Ignoro si esa influencia se produjo o no y, de haber sucedido, no
creo que haya sido más determinante que otras, ya que eso presupondría un
frente unitario que, en principio, no se ve. Sería como pensar que después
de Gelman todo el mundo escribió como Gelman, o que después de Pizarnik todo
el mundo escribió como Pizarnik. Concedo, sí, que algunos de los nombrados
son figuras visibles y que pueden haber tenido alguna influencia sobre
algunos de sus pares, pero no más que eso. Tiendo a pensar que muchos modos
retóricos dependen más de la época que de los usos y costumbres de
individuos particulares. Es, como en el "Mauberley" de Pound: "La época
exigía...", etc.



3) Gabriel: tu último mail –que me dio mucho gusto leer—contiene un párrafo
que me gustaría aclarar porque, como en el caso anterior de Auli, lo que
parece desprenderse no es lo que es, y creo que conviene ser lo más preciso
que se pueda. Entonces,

a) Una cosa es el gusto y otra el juicio. No todo lo que me gusta es
bueno, ni todo lo que juzgo bueno necesariamente me gusta. Lamentablemente,
es necesario vivir escindido en ese punto, si uno quiere tratar de ser
justo. Voy a dar un ejemplo para precisar lo que digo: es seguro que Joyce
es un escritor más importante para la historia de la literatura que, por
ejemplo, Faulkner, quien se sirve de muchos de los descubrimientos de Joyce
para contar lo que tiene que contar. A la hora de elegir mis lecturas,
sabiendo incluso lo que acabo de escribir, es más probable que elija a
Faulkner, con quien me siento más a gusto porque me interesa más lo que
cuenta. El dato no habla ni de Joyce ni de Faulkner, sino de mí, de mis
posibilidades y, en última instancia, de mis límites. Dicho esto, creo poder
reconocer la importancia de ciertos fenómenos, sin por ello estar
especialmente interesado en los mismos.

b) No adscribo toda la poesía de una época a una única forma de
escribir. Ampliando un poco lo que le dije a Auli más arriba, sería como
pensar que todo el sesenta fueron Gelman y Pizarnik, y nada más. Sin
embargo, sucede que, cuando nos ponemos a discutir sobre estas cosas, lo
primero que se ve –y espero que no lo único que se vea— son las líneas de
fuerza, los núcleos a partir de los cuales se generan otras cosas. Eso no
implica que no existan otras posibilidades y que esas posibilidades, llegado
el caso, sean para uno más importantes y placenteras que las que esas líneas
de fuerza generan.

c) Dicho lo anterior, no pienso que los nombres mencionados a lo largo
de este polémica agoten todo el espectro de la poesía argentina de los
noventa en adelante. Tampoco sugiero que ese espectro tenga una sola y única
voz desmañada, ni que responda a una única línea de fuerza. No confundo, por
último, visibilidad con influencia.

d) Estoy de acuerdo con vos en que la temprana canonización puede ser
un arma de doble filo para lo que esos poetas vayan a escribir. También te
diría que la tardía canonización puede ser una fuente de resentimiento, y de
eso también estamos hartos. Afortunadamente la vida es más rica que eso,
¿no?

e) Te dejo unas preguntas para discutir: ¿la canonización se produce
por sí sola o no suele estar precedida de distintas maniobras que bien
podrían ser incorporadas a la categoría de marketing? El marketing, ¿no se
trabaja? ¿El buen salvaje es inocente o medra con esa supuesta condición?

f) Me interesó mucha la división de tareas que planteaste entre
mujeres con voz masculina y varones sensibles. ¿Podrías ampliarlo y ganarte
una suma de detractores?
g) Desgraciadamente, la chica, que se llamaba Marie France, y que era de
Saint-Malo, tenía un novio que la esperaba en Madrid, donde nos separamos
con un adios inteligente de los dos.

 
At 14 abr 2007, 02:58:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Fonde: creí entender que cuando decís "un buen
comienzo podría ser ya no Gambarotta, sino lo que pasó con el lenguaje
poético a partir de la irrupción de algunos de los poetas de los noventa –Gambarotta, Ianamico, Cucurto (pero, ¿por qué no sumar a Llach, a Desiderio, al mismo Casas, a Durand?)-- quienes, desde el punto de vista de gente muy calificada –pienso, por ejemplo, en Tamara Kamenszain—habrían aportado a través de la lengua mundos nuevos para la poesía vernácula. Yo le haría varias objeciones a ese punto de vista" estabas referiéndote a la forma en que estos poetas influyeron en los posteriores. También entendí que te referías a cierta retórica creada por ellos, pero evidentemente entendí mal.
Con todo, comparto con Reches que hubo poetas tempranamente canonizados, y uniendo un poco los datos esparcidos en esta dicusión, no cabe duda de que el Diario de Poesía conribuyó a eso decisivamente, por lo que asumo mi responsabilidad en el asunto.
También me excuso ante Reches, por el mismo motivo (haber sido parte de ese rápido recorte) y por ignorar en mi posteo anterior los que él señala como autores de "estilos no dominantes en la época" por lo que siento aprecio, estéticamente hablando, empezando, si se quiere, por él mismo, por Reches.
No me retracto de haber señalado que el núcleo duro de la poesía de los noventa en Buenos Aires fue la gente de 18 whiskys y zonas aledañas, y no reniego de mi amistad personal con casi todos sus ex integrantes, por no decir todos (en este caso, las afinidades afectivas son también electivas). Digo, además, que si muchos contribuímos a la apología de ese grupo, no lo hicimos con el fin de canonizar, y me consta que en la mayor parte de los ex integrantes de Diario de Poesía se actuó de buena fe. Pero subrayo especialmente lo que dije: una parte considerable del grupo de 18 Whiskys no entró en ese temprano canon. Mencioné a Rojo, a Villa, a Ainbinder, a Alemian el Viejo, y debería agregar a Juan Desiderio, a Varela. Creo, Gabriel, que se trata también de "estilos no dominantes en la época".
Ahora bien, Fonde, cuando hablé de epígonos de Gelman no pretendí decir que la década de los 60 se reducía a Gelman o a Pizarnik. Sabés de sobra, y aquí lo expongo, que desde el Diario, y antes, desde el viejo suplemento de cultura de Clarín, a comienzos de los 80, hice mi parte para rescatar a uno de los --a mi juicio-- mayores poetas de la poesía argentina, Joaquín Giannuzzi. Lo cierto es que, si hablamos de estéticas "dominantes", la que dominó en los 60 fue la de Gelman y la Urondo, y la de otros poetas, no menores, afines, como Vanasco, Bignozzi, Trejo, Jitrik. Es interesante ver los motivos, y muchas veces hemos tratado de entenderlos, vos y yo, por los que Giannuzzi permaneció al margen de la también rápida canonización de esos poetas, sobre todo Gelman. Y los que determinaron que también permaneciera en esa margen, hasta hace poco, Viel Temperley, y que la propia Pizarnik no fuera parte de ese núcleo, que sólo tendió puentes con algunos poetas algo mayores, como Madariaga, y reconoció a Bustos, aunque no participara de la misma estética. ¿Historia cíclica? No lo sé, habría que ver, ¿verdad?

 
At 14 abr 2007, 10:43:00, Anonymous Anónimo : dijo...

1) Auli querido:

Lo que quise decir, y probablemente expliqué mal, era que la época, el habla
de la época, había vuelto a triunfar por encima de los deseos que pudieran
tenerse en contrario. ¿Te acordás que Eliot, Pound y Williams
respectivamente decían que la lengua de la poesía tendía a anquilosarse
cuando se alejaba demasiado del habla de la época? Bueno, mi única objeción
era que, como con más claridad que yo señaló Reches, cada época tiene
diversas formas de hablar. Imaginarse que la nuestra reciente podría estar
contenida en lo que escriben unos pocos poetas porteños, cuyas experiencias
y orígenes podríamos interpretar como relativamente similares, es un error.
Y a eso, entonces, me refería diciéndolo mal. Sin embargo, mis reparos nada
tienen que ver con la calidad de lo que los antes mencionados escriben. Eso,
en todo caso, son dos guitas aparte.

El otro tema, el que se refiere a los nombres canonizados y a la visibilidad
es algo más complejo. Si no me equivoco, en alguna parte Max Webber se
refiere a la idea de carisma, señalando que en cada generación hay
individuos carismáticos a los que se visualiza con mayor claridad que a
otros. Lo que esos individuos hagan con ese carisma depende de cada uno y, a
veces, ni siquiera de la propia voluntad, aunque convengamos que hay quien
se sirve de esa circunstancia para obtener algún beneficio.

Me gustaría agregar que no hay que descontar la pereza del público,
incluyendo en esta categoría a mucha gente con puestos que implican alguna
responsabilidad. Es como cuando, a la hora de organizar algo o necesitar de
una opinión, las instituciones públicas o privadas y las redacciones
convocan siempre a los mismos personajes porque una vez ya sirvieron y
entonces para qué poner a otros. Alejandra Pizarnik es la poeta (últimamente
reemplazada por Juana Bignozzi, y en gateras quedan Susana Thénon y Luisa
Futoransky). Juan Gelman, el poeta (y, muertos Girri, Giannuzzi y Madariaga,
no parece tener demasiada competencia). Y así sucesivamente. Pensemos esto
mismo en término de generaciones más recientes: Diana Bellessi, por un lado;
Arturo Carrera, por el otro. Y más acá, Fabián Casas (a punto de perder el
cetro a manos de Cucurto, que se usa esta temporada) y andá a saber quién es
la mina, porque ni Gabriela Bejerman ni Fernanda Laguna se acercan
demasiado. Insisto: no estoy hablando mal de nadie. Todos o casi todos los
mencionados son poetas válidos. Pero es evidente que, a los ojos de mucha
gente, esos nombres se presentan como excluyentes. Y esto que digo para la
Argentina se revela prácticamente igual en otras partes: cuando en Irlanda
se piensa en la vanguardia, se habla de Joyce y de Beckett y nunca de Flann
O'Brien; cuando se piensa en el "gran poeta", siempre se vuelve a Seamus
Heaney y casi nunca en Thomas Kinsella. País por país, época por época
podríamos llegar a los mismos resultados.

Sé, oh Auli, que estamos hablando de lo mismo, pero, entiendo que vale la
pena aclararlo, sobre todo cuando discutimos en público.



2) A los otros participantes en general:
¿Ustedes vieron que hubo un mail del misterioso D(aniel) F(reidemberg, que
acechaba entre las sombras cibernéticas? ¿Estará juntando argumentos para
que, cuando estemos distraidos y con la guardia baja, nos empiece a
cuestionar a todos? Estemos prevenidos...

 
At 15 abr 2007, 03:28:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Primero: Sí Aníbal, seguramente tu nombre sería preciso para esa reunión de poetas lado b, y quizá Rodríguez y yo estemos –por razones distintas— en la cornisa. Y si bien los detractores, como la esperanza, son lo último que se pierde, ayudame Jorge F a dilucidar por qué y entre quienes esta iniciativa –a todas luces irrealizable-- generaría resistencias.

Segundo: no creo que el clan 18 whiskys y la buena cabida que el diario les dio en su momento puedan leerse en la lógica planteada en el segundo de mis posteos, en absoluto. Justamente son ejemplo de lo inverso. Un grupo a conciencia, con poetas de largo aliento, unidos por una serie de coincidencias estéticas explicitadas, por una visión familiar, definidos por una publicación y también anclados por un nombre para nada neutral. Está a las claras que circularon con ímpetu propio. Alguien podrá decir “no me gustaban” –no es mi caso-- pero es difícil alegar que fueron un invento, un artificio académico. Tampoco creo que hayan sido canonizados tempranamente, y ni siquiera canonizados, salvo Casas, después de cierta trayectoria. Podríamos decir que ya casi es un clásico, y una referencia obligada para muchos de nosotros. Lo único tremendo es su pasión por San Lorenzo.
Para un ejemplo inverso miremos a Ainbinder, una voz singular si las hay, y sin embargo ausente de todos los medios de circulación. Creo, a la vez, que los 18 whiskys no forman parte de lo que yo llamo “poesía de los noventa”, sino que los ubico antes, inmediatamente antes. ¿Cometo un error?.

Tercero: Aulicino, no había leído con atención lo que habías escrito acerca de los 18 whiskys y aledaños. Creo en lo que decís y además, con menores datos que vos, concuerdo en el análisis. Sobre Gambarotta: me siento interpelado por su poesía, y fundamentalmente por Punctum. Poco más puede pedírsele a un texto, no?.
Pero más allá de mis experiencias como lector y como poeta, intento poner en crisis un sobreentendido acerca de una generación, con la intención de comprender un fenómeno cuyo relato habitual me ofrece dudas.
Incluso, como dije al presentarme, si debiera hablar de mi diría que me sentí bien tratado; que las muy pocas veces que aparecí por este mundo fui bien recibido, generosamente publicado, y galardonado por uds, Rosemberg, Samoilovich, Helder y Freidemberg. Pero más allá de mi gratitud con los poetas nombrados, y de mi valoración por la escritura de Llach, Cucurto, Rubio y Cambarotta, confirmo mi primera pregunta en torno a qué representaban los poetas más notorios: si una voz monolítica de la época o un recorte hecho por la academia, medios de circulación, etc.
Aquí, después de varios párrafos de discusión podría atenuar mi posición inicial, para agregar que por algún motivo ese recorte fue posible. Había tela para recortar.

Cuarto: sobre el tema de las voces dominantes y las “periféricas”. Quizá podríamos preguntarnos entonces por qué las dominantes fueron dominantes; sin contentarnos con la respuesta del recorte, que a esta altura de la discusión ya sería un recurso fácil. Es decir, por qué la época fue más porosa, más receptiva de unos procedimientos que de otros, de unas temáticas que de otras, etc. Hacía falta, por ejemplo, poesía política? Por qué? Hacía falta recrear un nuevo estado de ingenuidad? Por qué las mujeres eran el mejor instrumento para esto?
De todos modos, insisto con una sospecha incómoda. Y es que en estas necesidades, la poesía atrasó al menos diez años respecto del teatro, la música y la plástica.

Quinto: Jorge F, acuerdo con todo lo que decís sobre la canonización, y sobre el peligro que representa demorarla. Para oponer a esto solo puedo decir que a los veintipico, si no sos Rimabud, a lo sumo sacaste un buen libro. De todos modos, a la luz de tu sugerencia, también podríamos suponer que en los noventa, quienes cortaban el pescado de la poesía tuvieron un gesto de generosidad, de incluir lo que consideraban nuevo, novedoso, pujante. Pasado cierto tiempo, quizá podemos releer el gesto y junto con la valorización, reconocer sus límites para construir un relato más verosímil o cabal de lo que sucedió en la década, poéticamente hablando. Algo de eso ocurre, supongo, y quizá se verifique en la mayor circulación que está teniendo Battilana.

Sextoo: sobre el marketing del buen salvaje, bueh, esa historia es vieja. Desgraciadamente los poetas están obligados en la argentina a ser sus propios traductores, editores, agentes literarios, críticos, gestores culturales y corredores de comercio. Si alguno tuvo capacidad para venderse o instalarse mejor que otro, podemos, en todo caso, reconocerle un doble talento.

 
At 15 abr 2007, 01:40:00, Blogger DF : dijo...

Quise aclarar esa cuestión puntual, nada más, Jorge. Porque me afecta y porque me parece útil que se sepa, para que ciertas visiones demasiado simplistas de algunos fenómenos puedan ser reemplazadas por una perspectiva mejor. No tengo otra cosa que decir. Si viera que tengo algo para aportar al debate voy a hacerlo (recién ayer empecé a recorrer el foro), no por el gusto de cuestionar sino para contribuir a que podamos pensar mejor las cosas. Aclaración: la firma DF aparece automáticamente, al elegir la identidad "blogger" para el comment, pero no es ningún secreto que soy yo. Un abrazo.

 
At 15 abr 2007, 03:19:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Ciertas visiones demasiado simplistas de algunos fenómenos. Por qué no aceptar que ese palo se dirige a mi forma de ver o comunicar las cosas, aunque para tener la certeza, preferiría que DF precisara a qué ciertas visiones se refiere, así podemos complejizarnos todos por igual.
Algo parecido intentaba describir yo en mis primeros posteos: la visión demasiado simplista que se tuvo de un fenómeno. El ánimo fue sumar un aporte ante la pregunta del blogger: cuál es el estado actual de la poesía argentina.
La sensación era que no podíamos soslayar lo ocurrido en los últimos quince años --si de historizar un poco se trata--, y que parte de eso que ocurrió estuvo ausente de todo debate y reflexión pública, aunque notoriamente presente en conversaciones privadas que muchos de nosotros hemos tenido entre pares.
Así las cosas, si a una visión que consideré extremadamente simplista, le sumamos otra igualmente simplista, reproducida en este caso por mi; podemos intentar combinarlas para obtener una reflexión algo más compleja. Aún a riesgo de ganar detractores, como dice Jorge F, aunque preferiría no pensar en eso.
En particular, me parece un dato atractivo pero anecdótico la doméstica de un jurado que, por otra parte, eligió excelentes libros para premiar. El jurado de una publicación que lo primero que despierta en mi es reconocimiento. A la vez, y como se ha dicho desde el principio, un jurado que representa apenas una parte de este fenómeno, del que también forman parte otras publicaciones, instituciones, fundaciones, cátedras, talleres, maestros y poetas jóvenes. Toda una comunidad, bah. Y más allá de lo aportado por DF, si a lo largo de unos años, luego de grandes debates un grupo de personas salda hacia el mismo lado; algo está haciendo síntoma: quizá un movimiento, quizá un recorte (como sostengo), quizá la casualidad.
Por ahora basta, un abrazo a todos.

 
At 15 abr 2007, 04:37:00, Blogger DF : dijo...

No, Reches, no va para vos el palo, ni hay palo. No estaba pensando de ningún modo en vos ni en ninguna de las intervenciones en este debate (ese es el problema de los foros y los comments, hay que aclararlo todo, apenas da uno un paso ya metió la pata) sino en algo más general, una experiencia que tengo, o que vengo recogiendo desde hace años. Que de alguna manera, sí, tiene eco en lo que se debate en el foro, pero lo excede y me viene preocupando desde mucho antes. Sintetizo, a riesgo de entrar en nuevos malentendidos: al menos visto desde adentro (desde alguien que durante 19 años padeció las cosas buenas, no tan buenas, malas, lamentables o muy gratificantes que implicaba formar parte de la tarea de hacer esa revista), la imagen de Diario de Poesía como un grupo con una estética y una actitud, con una posición compartida y un sistema establecido de preferencias y rechazos contrasta muy fuerte con la que tengo yo. Ahora, a más de dos años de haberme ido, revisando hacia atrás puedo advertir que es lógico que desde afuera se viera eso y que, al menos como resultado objetivo, algo de eso hubo, al menos en una determinada etapa de la existencia de la revista. Pero las cosas no fueron tan simples ni lineales.

 
At 15 abr 2007, 05:25:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Gabriel, por qué poner en lugar del "recorte" la porosidad o receptividad de la "época"? Por qué no combinar ambas posibilidades?
Hasta aquí, vamos viendo que lo que se considera canon (en mi caso uso la palabra muy ligeramente y la podría reemplazar por relativa fama, reconocimiento etc) no es lo único que hubo en los noventa. Creo que todos estamos de acuerdo en eso. Se incopora, vía Freidemberg, un nuevo elemento: tampoco las "instituciones" fueron homogéneas. Acuerdo en esto. También formé parte del Diario, y también comprendo que visto desde afuera se podía considerar como vocero de una tendencia. Sea así o no, el Diario, en una época, tejió de nuevo la tradición, aquí tan discutida, dio nombres y apellidos a cierta continuidad de líneas y de debates y canonizó, o brindo reconocimiento, a poetas de los 90, así como había sacado del, digamos, ostracismo, a viejos poetas.
La cuestión de cómo y por qué actuó 18 whiskys, creo, Gabriel, que la sintetizás muy bien. No sé por qué considerás al grupo anterior a los 90: si vemos en esta nomenclatura no más que unas señales, unas marcas cronológicas, los 18 whiskys están en el inicio de los 90. No hablo de inicio en el sentido de portal o cosa similar, pues estas analogías hablarían de la fundación de una estética de la década, que, como hemos visto, no pasó toda por allí, y ni siquiera fue homogénea allí, en el grupo de 18 whiskys.
Me parece que de todos modos hemos discutido largamente política cultural.
No discutimos mucho todavía, precisamente, qué cambios en las concepciones artísticas se produjeron en los años 90 y posteriores. Excepto cuando discutíamos con Aníbal acerca de si cierta práctica del arte de escribir puede concebirse por fuera de la tradición de la escritura. Sería tal vez útil debatir un poco más acerca de poéticas, ideas, un poco de análisis o autoanálisis serviría a los participantes y lectores de este foro, supongo.

 
At 15 abr 2007, 07:38:00, Blogger walter cassara : dijo...

Celebro la pasión y la inteligencia de cada uno de los participantes en esta discusión. Quisiera aportar lo mío con un texto que escribí, hace ya un par de años, sobre de “El poema y su doble” (el libro de Anahí Mallol). Aunque más no sea, toca de manera oblicua, algunos de los temas que se vienen planteando en este foro. Saludos. W

“A menudo sorprende cómo la crítica literaria, para explicar la evolución de la literatura, se maneja con variables tan complicadas y universales como “épocas” o “generaciones”, olvidando --o quizás esquivando en pos de una imaginaria certidumbre histórica-- que cualquier época, aún la menos fosilizada en el tiempo, puede compendiarse en un relámpago de epifanía accidental, y que las generaciones pasan como tormentas de verano, dejando tan sólo unos pocos y anhelantes nombres escritos en el agua”.

Sigue en: www.waltercassara.blogspot.com

 
At 15 abr 2007, 08:26:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Che, Daniel, no me tomo a la tremenda lo dicho en los blogs, justamente por eso que describís. Nada de lo que dijiste me ofende, ni me hiere, al contrario, me enriquece. Quizá sea un poco salvaje en la utilización de algunas palabras, como palos, empobrecimiento, etc. Lo que creo que intentamos entre todos es poner en crisis algunos sobreentendidos para entender un poco mejor qué sucedió, qué sucede, y celebro la incorporación de otras voces, de valor testimonial y fortaleza conceptual como la tuya.
Cuando hablo de tu "palo", es un intento, quizá fallido, de tomar parte de tu discurso para relativizar también al mío, y te pedía que precisaras justamente porque sospechaba que había algo de lo que contenía tu afirmación acerca de "ciertas visiones demasiado simplistas", que no estaba presente en los posteos anteriores de ninguno de nosotros.
Está claro que las cosas no fueron simples, no fueron lineales. ¿Pero no coinciden conmigo en que el relato de la época sí lo es? Es decir, no creen que se identifica rápidamente, linealmente, la poesía de los noventa con una voz masculina y una femenina muy definidas y hasta estereotipadas?
Bueno, yo me preguntaba por qué...y la teoría del recorte y la generación institucional de esta voz joven, era un intento de respuesta.
Sobre lo que decís vos, Aulicino, claro, estoy de acuerdo, que combinar ambas posibilidades sería apropiado, aconsejable, más preciso.
Por último, quizá sea mi problema, pero apostaría a que no. Me parece que 18 whiskys no es lo primero que se asocia a la llamada poesía de los noventa; sino que representa otra cosa, aunque en la línea histórica objetiva podamos situarlo en el comienzo de la década. No se, debería en todo caso hacer una encuesta, un pequeño muestreo. Pienso que el resultado daría que como "poesía de los noventa", los encuestados reconocerían al período que tuvo en el tapete a Cucurto-Llach-Gambarotta-Rubio + Mariasch-Laguna-Bejerman; y no aquel en el que irrumpieron por fuerza colectiva Casas-Durand-Rojo etc.
Por último (siempre me gustó debatir para decir "por último" en el párrafo final), digo: qué semejante ejercicio de fe el de todos nosotros, al creer que las firmas de este debate coinciden con los dni de quienes escriben los posteos. En eso, Méndez, tu blog es casi un antiblog.

 
At 15 abr 2007, 10:19:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Querido Gabriel, este blog no sólo es un antiblog; sino que además, si pudiera hablar, diría: YO, EL PEOR DE TODOS LOS BLOGS; o como lo caracterizó Bignozzi: "LA LAROUSSE DE LOS INEXISTENTES"...,ja,ja.

Sin embargo, una maravillosa profesión de fe de todos sus participantes ha hecho posible que siguiera caminando y ofreciendo su modesto espacio a todos los poetas que así quisieran hacerlo. SALUD !!

No dudo de la identidad de los que aquí están debatiendo, pero en breve habilitaré un escaneo de huellas digitales, y un médico iriólogo hará una lectura de sus globos oculares para certificar vuestro adn poético.

saludos a todos y todas en esta noche de domingo.

Alejandro Mendez

 
At 15 abr 2007, 10:25:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Respeto el desdén por la nomenclatura generacional de Cassara, pero la cuestión se debate en esos términos. En el corto plazo, el método de análisis por generaciones de diez o 15 años da resultados, tan ilusorios como las huellas trémulas en el mar, etc. En el largo plazo, como decía John Maynard Keynes, todos estaremos muertos.
Respecto a la siempre tóxica prosa de Bignozzi, cuyo resentimiento francamente no se justfica, me gusta estar en el club de los inexistentes.

 
At 15 abr 2007, 10:33:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Está muy bien lo que decís, Walter, y es, además, cierto. Pero tengo la
impresión de que estamos tratando de entender, justamente para que el puente
del que ya hace varios días hablaron Aulicino y Cristobo finalmente termine
de construirse. De hecho, cada mail que vamos sumando contribuye a eso. Por
eso, aun cuando todos sepamos que el tiempo va a decantar toda esta pasión y
espigar unos pocos nombres (que probablemente ni siquiera sean los que
mencionamos), vale la pena hacer el esfuerzo que, según me parece, todos
estamos realizando con más ganas que vanidad.

En otro orden, también es cierto lo que dice Freidemberg cuando señala que
"hay que aclararlo todo". Supongo que, a título personal, todos habremos
visto que los mails difícilmente reproduzcan los énfasis y las
intencionalidades que una charla podría tener. Por eso, a veces, los
malinterpretamos. Es necesario --a pesar de que se roce el didactismo--
precisar con el mayor detalle cada cosa, sin que ello le quite espontaenidad
a la discusión. Me parece que todos hemos demostrado medianamente la
seriedad y el respeto con que nos tomamos la discusión, empezando por haber
logrado eliminar las opiniones anónimas, los brulotes y las pullas de mal
gusto, y continuando por el esfuerzo de tratar de entender a quien a veces
parece estar en nuestras antípodas.

Comparto por último el final del mail de Aulicino: "No discutimos mucho
todavía, precisamente, qué cambios en las concepciones artísticas se
produjeron en los años 90 y posteriores. Excepto cuando discutíamos con
Aníbal acerca de si cierta práctica del arte de escribir puede concebirse
por fuera de la tradición de la escritura. Sería tal vez útil debatir un
poco más acerca de poéticas, ideas, un poco de análisis o autoanálisis
serviría a los participantes y lectores de este foro, supongo". Sería bueno
que alguien comenzara a opinar en este sentido.

Feliz domingo para todos.

 
At 15 abr 2007, 10:53:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Jorge: (Aulicino). A mi también me gusta formar parte de este club de inexistentes, y parece que a más de 350 poetas, también.
Lo que pasa es que algunas/algunos -tal como decía groucho marx- "Nunca pertenecerían a un club que los aceptara como miembros" ...

dulces sueños.

Alejandro

 
At 16 abr 2007, 12:50:00, Blogger walter cassara : dijo...

Concuerdo con Aulicinio en que habría que precisar cuáles fueron las contribuciones (y si los hubo o no) de la poesía escrita en los noventa. Porque la crítica ha sido en general complaciente y perezosa para abordar estos problemas. Lo que hubo sí, creo, fue un consenso que rápidamente se tradujo en un asenso de ciertas estéticas por encima de otras. Lo cual no es nada nuevo, porque acaso en todas las épocas haya sido de esta manera. La cuestión es dilucidar porqué los “noventa” ofrecieron tan poca resistencia desde el punto de vista estético. Para dar un ejemplo, ¿qué hubiera sido de un libro como Punctum –que algunos consideran un hito generacional- si no hubiera recibido el premio del Diario, sin todo el aparato o la fanfarria oficial –digamos así— que rodeó su lanzamiento. A lo mejor, quién lo sabe, verdaderamente, se habría convertido en el Aullido o La tierra baldía de nuestra generación. Hoy es todo lo contrario de eso. Visto por fuera de ese consenso, es un libro como cualquier otro de los que se publicaron por la misma época, sólo que cortado exactamente a la medida de lo que decían los manuales vanguardistas. En todo caso ¿cuál es la coyuntura histórica a la que responde? Beatriz Sarlo ha puesto por las nubes este y otros libros de poemas escritos inmediatamente después. Eso bastaría para dar una medida de su verdadero campo de significación, y para desalentar a cualquier lector más o menos interesado por la poesía. Lo que interesa en Punctum es su “sociología”, para nada su propuesta estética, pues nadie que yo sepa se detuvo a considerarla en detalle.

Me alegro que hoy se puedan discutir estas cosas. Saludos. W.

 
At 16 abr 2007, 11:29:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Regreso de mis mini vacaciones de fin de semana y veo que el debate ha ganado en participantes y cuestiones, algunas de las cuales retomo aquí:

La primera, una aclaración para Jorge Fondebrider, en relación a algo en lo que él insiste, y que, por momentos, me genera la sensación de que parte de un malentendido sobre mis convicciones: Jorge, de ningún modo “defiendo” la ignorancia literaria para hacer literatura. No creo que el desconocimiento de un área de trabajo y de unas herramientas vaya a aportarle, a quien decide abocarse a una tarea, ni mayor libertad, ni más “espontaneidad” en su discurso, ni nada. Este concepto, como dicen por aquí, “lo puedo decir más fuerte pero no más claro”, me parece. Lo que he intentando analizar es: 1)la posibilidad de que, diversas disciplinas, intereses, etc, confluyan en una creación, haciendo pertinente un análisis mixto de la misma. 2)la posibilidad de que, desde dentro de un campo, se realice una apropiación de una obra no demasiado comprometida con las inquietudes del mismo, por determinadas dialécticas de ese campo; y de que esto derive en un cuestionamiento posterior hacia ese autor, pasando de largo las responsabilidades de quienes, en su momento, entendieron que era interesante asimilarlo.

Dicho lo cual, señalo otro punto: creo que para el bien de este debate, deberíamos intentar separar el lenguaje coloquial con el que por momentos podemos llegar a expresarnos del mero prejuicio. Creo que hablar de “cuanto loquito ande suelto”, “algún Lamborghini” o “poetas vendidos como difíciles”, incluyendo a continuación a José Kozer, es desmerecer la seriedad con la que todos llevamos este diálogo. Sinceramente, Jorge, yo respeto y comparto tu actitud de oxigenarte en las lecturas que te resultan placenteras. Creo que todos lo hacemos, y suponer otra cosa sería de un masoquismo innecesario. Pero creo que aquello que no merece nuestra admiración merece al menos nuestro respeto. Como estamos viendo, y como imagino que ya sabíamos, las percepciones varían según estemos del lado de dentro o de fuera de un fenómeno. Desde dentro, suele suceder que un mundo de complejidades y matices se desarrollan frente a nuestros ojos. En relación al mismo fenómeno, muchas veces desde fuera pareciera verse como un todo sin demasiado análisis posible. Diría que si emprendemos la tarea, nunca sencilla, de analizar algo que puede resultarnos un tanto ajeno o incomprensible –poetas que escriben pero no leen, o lo que sea-, ya que nadie nos obliga, deberíamos estar seguros que contamos con la buena fe suficiente para tratar de observar los fenómenos con curiosidad. En caso contrario terminamos por intentar descalificar a otros sin argumentos ni seriedad. Esta aclaración, Jorge, aunque no creo que sea particularmente de tu agrado, no tiene más intención que la que señale al comienzo del párrafo: separar lo que son “modos de hablar” de tiros sueltos por ahí con los que no sería bueno que esta conversación estuviera pactando.

Recogiendo un poco la idea de debatir qué propuestas poéticas poéticas pudieron surgir en los 90, o que cambios pudieron operarse, no sé si desde fuera de la poesía, pero al menos recogiendo influencias de otras disciplinas, y uniendo esto con la iniciativa de cierto autoanálisis, diría que en mi caso me ha interesado importar para mi escritura procedimientos que veía, por ejemplo, en la música y en el cine. ¿Esto quiere decir que no me interesara por la poesía? No, al contrario. Me interesaba tanto como para intentar convertirla, para mí, en el punto de convergencia de todo cuanto pudiera resultarme atractivo. O, al menos, de cuanto yo pudiera conseguir acerca a esa disciplina. No quiero decir con esto que haya sido nada novedoso, pero, en todo caso, muchos ejemplos que recogí y que me hicieron reflexionar sobre lo que yo podía desarrollar, provenían de otros campos. Por colocar el ejemplo de Laurie Anderson que mencionara Aulicino antes: al ver “Home of the brave”, una de las cosas que me quedé pensando fue: ¿cómo podría yo, con mi poesía, provocar un efecto de extrañamiento como el que Adrian Belew genera al tocar la guitarra –acostada en el piso- con un cuchillo y un tenedor? Evidentemente, siendo un Adrian Belew de la poesía, lo que no es el caso. Pero, al margen de esto, mi interés estaba provocado por un desplazamiento de la expectativa de las condiciones en las que un instrumento debe aparecer. Y este desplazamiento no debía resultar arbitrario, como no me lo resultaba la escena que había visto. Que lo pueda haber conseguido o no, es otra cuestión. Pero en cualquier caso coloco este ejemplo aquí para señalar que veía la poesía (y sigo viéndola) como un campo potencial en el que experimentar diversos procesos, algunos de los cuales llegaban a mí desde otros ámbitos. Otro tanto sucedió con la idea de realizar “covers”, o versiones de poemas ajenos. O con la de escribir “un mismo texto” con diferentes “arreglos”, cosa que se me ocurrió al escuchar las versiones de Tom Waits de “Innocent when you sleep”. O de pensar cómo se podría asimilar cierto tipo de montaje cinematográfico a la poesía. O, más recientemente, la de utilizar en mi poesía ciertos aspectos de la estructura de lenguaje (cierto extrañamiento) que nos “devuelven” los traductores automáticos on-line.
Probablemente, en la historia de la poesía, nada de esto –ni de casi nada que podamos imaginar hoy en día- sea demasiado novedoso. Tampoco es que haya sido ni sea esa mi ambición. Más bien he intentado reflexionar sobre cómo convertir mis experiencias de asombro extra-literarias en algo que yo pudiera, con mayor o menor habilidad, considerar como un poema. Qué dispositivos actuaban allí, y de qué modo yo creía que podía apropiármelos hacia un lenguaje con el cual yo fuera capaz de crear algo. Eso.

 
At 16 abr 2007, 01:20:00, Blogger DF : dijo...

¿Pero no coinciden conmigo en que el relato de la época sí lo es (simplista)? Sí, Gabriel, los es. Es descaradamente simplista, con la brutalidad efectista de una campaña publicitaria, que no sólo no admite revisión sino incluso considera imposible que lo que anuncia sea puesto a consideración. "Es así y si a usted no le gusta, jódase: usted quedó fuera de época". Es lo que pasó con ese paquete, "poesía de los noventa", como antes había pasado con otros. Las carreras de letras en la UBA y el periodismo cultural se agarran en seguida de eso, porque es más fácil de trabajar, y porque es mucho más fructífero como fuente de material para que se le aplique las lupas de la sociología, la historia y la antropología. Vos dijiste: "es sintomático". Esa es en parte la cuestión. Ser síntoma de algo no debería ser entendido como valor poético, o artístico, o literario. ¿Ejemplos de simplismo? Samoilovich escribiendo (como prólogo a una antología) que la única poesía "nueva" atendible se escribe en Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca, o los mil modos del apriete que podemos detectar en cada descripción de "lo que se está escribiendo". La simplificación vende, la simplificación es fácil de consumir. Ya que la poesía no se lee, ciertas noticias sobre poesía sí pueden leerse, como curiosidad o dato para el estudioso, si las sabemos presentar como suficientemente sintomáticas. Más aun cuando son sintomáticas de que "estamos ante algo totalmente nuevo" y/o de "estamos ante el indicio de que algo por fin se terminó". ¿Sabés cuántas veces asistí a lo largo de mi ya demasiado larga vida literaria a afirmaciones de ese tipo? Para algo sirve ser viejo: para no seguir comprando el mismo producto que, con distintos envases, vuelven a vendernos cada tanto.

 
At 16 abr 2007, 02:01:00, Blogger DF : dijo...

Fé de erratas: 1) la primera oración debería estar entre comillas, porque ahí cito algo que escribió antes Gabriel Reches. 2)En la oración siguiente: reemplazar "los es" por "lo es". 3) Error o fallido al poner "carreras de letras en la UBA". No es cuestión de la UBA: correspondería "carreras de letras en las universidades".

 
At 16 abr 2007, 03:52:00, Blogger walter cassara : dijo...

Aníbal: la poesía ha buscado, creo que yo, desde siempre, herramientas de innovación desde afuera y también, claro, desde adentro de su sistema. Ha habido épocas más rupturistas y otras más apegadas a la tradición (se ha hablado incluso de una tradición de ruptura). La pregunta sería ¿en dónde ponemos los noventa? ¿Rompimos con algo? ¿Había algo con lo que romper? ¿Había algo que preservar? En todo caso ¿qué aportamos? Arturo (Carrera) dijo alguna vez que en realidad nunca salimos de esa dicotomía Boedo-Florida que marcó a fuego la literatura argentina de principios de siglo, y que se intensificó -ya en un plano ideológico- al llegar a los sesenta. Algo de cierto hay en eso, porque visto a grandes rasgos hubo, a principios de los noventas, algo que podríamos llamar una “re-sentización” férrea o una “boedización” generalizada del campo poético. ¿Será ese el único elemento aglutinante o cohesivo? No lo creo. Hubo mucho más que Boedo-Florida. Haciendo un repaso apurado: en los noventa se podría decir que hubo de todo: desde neoclasicismo a poesía social, pasando por experimentalismo, neobarroco, decadentismo, etc —si hasta románticos hubo…–. Pero la dominante fue, es obvio, cierta poesía que podríamos llamar “política” en un sentido muy amplio y discutible. Ahora bien, en algún momento, cuando el Diario de poesía empieza a perder su hegemonía, y digamos (para poner un macro histórico) con la caída de De la Rua , esa dominante (con su pasión por el lenguaje de la calle y lo berreta o lo feo) se acaba. Los poetas que habían estado matriculados bajo esta poética empiezan a perder el timón, algunos intentan aggiornarse, otros recrudecen sus viejas posiciones y deambulan en patrullas por los reductos que les son más favorables...En fin, lo que intento decir es que el campo empieza a estrecharse, es un momento de depuración y cada uno debe seguir el camino más adecuado a su obra. Y eso, a lo mejor, asusta. Al margen, pienso que por algo podemos discutir estas cosas recién ahora, una discusión que diez años atrás parecía imposible. Por algo, también “Las elecciones afectivas” es un fenómeno que ha suscitado algunos resquemores y controversias. ¿No les parece? A mí personalmente, esa sensación de que “todo es remake” y “la poesía ya fue” que flotaba en el zeitgeist de los primeros noventas, -y a la cual adherí por razones que no voy a exponer acá-, hoy por hoy me suena demasiado simplista(coincido DF y Reches) y trasnochada. Y no sirve en absoluto para explicar el estado de la poesía actual.

 
At 16 abr 2007, 09:59:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Estimado Aníbal:

Sólo ahora, a la vuelta del trabajo, tuve tiempo de leer tu mail, así que me
excuso ante el resto de los participantes y te contesto.

Respecto de lo primero, vale decir de tu supuesta defensa de la ignorancia,
pensar que existe algo fuera de la tradición es justamente ejercer ese punto
de vista. Como el tema quedó aparentemente atrás porque llegábamos a un
diálogo de sordos –y no porque lo hubiésemos agotado--, nadie abundó más al
respecto. Pero sí, a mí me quedó la impresión de que defendías la
ignorancia.

Respecto de lo segundo, el respeto no excluye la opinión, y si te resulta
tan hiriente para tu sensibilidad que yo utilice la terminología que uso, no
tengo otra cosa que decirte que chiva, ole, tapa. Estoy en todo mi derecho
de decir que Kozer no me interesa en los términos que quiera sin tener que
hacerme cargo de que por ello alguien sienta ofendido. De hecho, a mí no me
ofende que a vos, por caso, pueda gustarte Kozer y podrás hacer loas a su
poesía en esta lista sin que por ello nadie se enoje. Idem para con los
Lamborghini y para con tantas otras cosas. En todo caso, alguien puede
llegar a rebatir tus argumentos. Yo veré, llegado el caso, si me interesa
discutirlos o no.

Y agrego para terminar que hay muchas cosas que no merecen ni nuestra
admiración ni nuestro respeto y entiendo que cada uno de nosotros tiene toda
la libertad del mundo para manifestarlo. Pongo por caso la desagradable
actitud de Juana Bignozzi para con esta lista y la reacción airada que
produjo en Aulicino, Méndez y tantos otros. ¿Es una buena poeta? Habrá
quienes pensemos que sí y quienes piensen que no. ¿Es una cretina? Habrá
quienes así lo crean y quienes no.
Una cosa es discutir en buenos términos, Aníbal, bancándose los excesos del
otro –que en mi caso serán barriales y en los tuyos probablemente retóricos–
y otra cosa es pensar que si expreso mi disgusto por terceros no te respeto.
¿Qué diría Tom Waits, no? ¿Y Laurie Anderson, que está casada con el guarro
de Lou Reed? ¿Y Adrian Belew, que antes toco con Zappa, que decía que lo que
más abundaba en el universo no era el hidrógeno, sino la estupidez?

 
At 17 abr 2007, 01:00:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Al parecer, protagonistas y operadores de aquella difusa y aún a la espera de defición en este blog, poesía de los 90, estamos realizando, según Cassara, una aproximación al fenómeno que no se podía haber hecho hace diez años. Al parecer, las instituciones habían decidido qué era aquello, e infiero, de la proposición de Cassara, que nadie se atrevió a enfrentarlas. DF ha aportado una mirada acerca de la simplificación intencionada. Caramba, digo yo, aquí estamos algunos poetas de los 90 y al menos tres participantes de lo que aparece señalado como una Rolling Stone consagratoria de la década, el Diario de Poesía. Lamentablemente, no contamos con el concurso de la profesora Sarlo y algunos operadores más. Bien:los ex operadores aquí presentes hemos expuesto nuestro grado de responsabilidad en las simplificaciones. Habéis leído El niño Stanton? Parece que la simplificación continúa. En lo que a mí respecta, hace diez años ya no estaba en la Rolling Stone. Sin embargo, participé, no digo que inocentemente, pero sí con otros objetivos, de las operaciones preparatorias. Reconozcamos que se operó de dos maneras: por un lado estuvo la operación "restrictiva" reconocida en alguna oportunidad por Martín Prieto (más o menos para 2000 o 2001), que dio a luz el objetivismo. Por el otro, la mirada sociológica de la cátedra, el sociologismo --para simplificar, si me permiten-- sarliano contra el que se vuelve finalmente el propio Prieto en su "Breve historia de la literatura argentina". Lo que resultó "consagrado" lo fue entonces por dos causas distintas. Por otra parte, si sarlos consagraron a Gambarotta, los mismos sarlos consagraron a Carrera. De manera que el simplismo no es tal. En términos sociologistas, la línea sarlo no podría justificar a Carrera, a menos que lo hiciera, como abierta aunque irónicamente lo hizo Llach en su blog, cuando escribió que Arturo Carrera era el último lírico de la burguesía agraria. Dejemos esto, por favor. Retomemos el punto en el que Cassara habla de una variedad de líneas estéticas en los 90, Reches señala las estéticas no dominantes y DF hace un llamado contra la simplificación. ¿Qué hubo en los 90? ¿Y qué de ello se proyectó hacia el futuro?

 
At 17 abr 2007, 02:15:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Cuanta gente está llegando. Qué bueno. Hace dos semanas eran Cristobo y Fonderbrider contra los fantasmas. Se hace más difícil retomar las líneas del debate. Intentaré ser sintético para no repetir cosas que otros ya han dicho.

Algunas aclaraciones.

Una aclaración a Mendez:
En todo caso, Mendez, esta es la Larousse de los invisibles. Porque es cierto, hay un par de centenas de poetas que muchos de nosotros no conocíamos ni habíamos leído antes de que participaran en este blog.
Confundir invisible con inexistente es un síntoma de miopía y sordera, o de aburguesamiento. En el poder, miopía, sordera y aburguesamiento significan la misma cosa.

Una aclaración a Cristobo:
El Belew de los poetas es Ashbery.

Una aclaración general:
De tradiciones y generaciones tan distintas, parece que todos estamos coincidiendo en algunas cuestiones: que hubo un recorte, o que un “movimiento” se construyó de arriba hacia abajo, generando algunas consecuencias que podemos catalogar de negativas. Efectos no deseados de una medicina que no se sabe exactamente qué mal vino a curar.
De lo que me abro es de dos conclusiones que, me parece, no se desprenden necesariamente de estas líneas de pensamiento aunque parecen sugerirse en algunos posteos:
1- Creer que este privilegio de unas visiones estéticas por sobre otras nació de la mala fe de un grupo de personas. Me parece descabellado.

2- Suponer que un grupo de poetas, solo por el hecho de haber sido favorecidos circunstancialmente por el stablishment, son poco interesantes o no aportaron nada en términos poéticos. (me reservo el derecho a suponer que la innovación es un artificio de marketing –salvo en tecnología-- y que en poesía apenas nos podemos contentar con singularidades intensas).

Hago estas últimas aclaraciones porque a esta altura de las cosas me parecen necesarias, para no construir sobre malentendidos. Hace unos días clickeé send y pensé que me iban a tirar con una montaña encima. Porque la verdad, como dice Walter, la impresión es que el ambiente poético no se permite discutir a fondo algunos temas. Y con agradable sorpresa comprobé que se inauguraba un debate bastante franco y civilizado.
A mi gusto discutir a fondo también significa diferenciar estas cuestiones a las que me refería hace dos párrafos. Lo digo porque, la verdad, también me encantaría leer por este medio la visión de Llach, o la de Helder --solo por citar dos personas a quienes respeto y que fueron nombrados en estos posteos— o la de cualquiera que difiera radicalmente con lo dicho hasta aquí. Discutir a fondo de verdad. También me gustaría leer la visión de algunos “postnoventa”, tan citados, tan supuestos por nosotros en estas páginas. Porque a lo mejor nos llevamos alguna sorpresa.
Ahora que las fundaciones emigraron sin que el mundo se alarmara, ahora que los concursos desaparecieron y casi ya no hay becas ni jurados, ahora que los diarios no sacan cada seis meses una nota sobre el bum bum de la poesía joven, y ahora que los poetas jóvenes ya no quieren ser reconocidos como tales o maduran para volverse novelistas: ¿Por qué no discutir? ¿Por miedo a no aparecer en la próxima antología que nadie comprará? ¿Por miedo a no ser invitado a un ciclo de lectura con catorce asistentes? ¿Ese es el botín en cuestión? ¿Por qué nadie nos lee, por qué ni siquiera nos leemos entre nosotros y aún en la consagración hasta nos suponemos inexistentes? ¿Simplemente porque la poesía es una droga dura destinada a unos pocos elegidos? ¿O algo tuvieron que ver estas prácticas de extremada complacencia ante lo que hay y poca reflexión sobre lo que falta?
Perdón por la retórica Fonderbrider, esta vez me salió así.

 
At 17 abr 2007, 10:13:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Una aclaración de la aclaración (para Gabriel Reches):
Coincido absolutamente con vos en que una cosa es invisible, y otra inexistente;
y también acuerdo en los síntomas que vos indicás. Demás está decir el rechazo que me generan.
Jamás ofendería de esa forma a todos los que están participando de este proyecto,
y que yo mismo he invitado.
Quizá en mi posteo anterior no quedó claro, pero quien dijo que esto era “LA
LAROUSSE DE LOS INEXISTENTES”, obviamente no fui yo, sino Bignozzi;
Yo simplemente lo señalé de una manera irónica. Si no el mío sería un caso
muy raro: el de alguien que boicotea su propio proyecto.

 
At 17 abr 2007, 10:48:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Gabriel, acabás de exponer un nuevo fenómeno: se desarmó el establishment de la poesía.
Al margen de que podríamos examinar cómo se montó (quién le otorgó prestigio al Diario, cómo se monta el prestigio, quién determina que un premio de determinada fundación es prestigioso, en tanto el del sindicato de porteros, de cuyo jurado participé, no lo es), propongo que sobrelos 90 gravitaron ("operaron"?) dos líneas:

-el núcleo que intentó resolver diversas líneas históricas en el nudo "restrictivo" del objetivismo;

-el análisis sociológico según el cual un poeta representa una clase, y algunos poetas --los mejores-- representan el conflicto social.

 
At 17 abr 2007, 11:40:00, Anonymous Anónimo : dijo...

sí, sí ale, me quedó clarísimo. Pero esta semana me prohibí pronunciar apellidos que empiezan igual que el de Bignone.

 
At 17 abr 2007, 12:06:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Jorge (Fondebrider):
Me resulta difícil argumentar algo contra razones tan terminantes como las que exponés: “chiva, ole, tapa”. ¿Serviría en este caso algo como “el aire es libre, el aire es libre”? ¿”Infinito punto rojo, punto negro”? Bueno, ya nos enseñarás más de tu metodología cuando gustes. Así iré paliando mi ignorancia, al menos en ese campo.
Mientras, además de aprovechar para tranquilizarte respecto al estado de mi sensibilidad, que no ha recibido ninguna herida proveniente de este foro, me permito preguntar: ¿suponer que la competencia de otros análisis además del literario puede ayudarnos a ver mejor los fenómenos literarios, integrando un contexto, unas variables sociales, unas políticas culturales, etc; será tal muestra de ignorancia? ¿Será entonces Walter Cassara, por haber colocado un marco histórico a su último posteo, un ignorante también? ¿Y Jorge Aulicino, que realiza algunas reflexiones en términos que él mismo define como “sociologistas”, otro ignorante? ¿Y Reches, que menciona el análisis de la división del trabajo, apenas un simple ignorante? ¿Y todos en fin cuantos podamos llegar a discordar de algún modo de los juicios de Jorge Fondebrider, nada más que unos ignorantes?

Gabriel: coincido con tu último posteo. Matizaría algún punto, en lo referente a que, si bien no supongo tampoco que haya habido mala fe en esa operación (el privilegio de unas visiones estéticas), probablemente aún forme parte de un sistema de creencias que presupone la necesidad de alguna estética dominante. Después, se verifica la profecía autocumplida de la mayor porosidad del público, del discurso simplificado de la crítica o de la falta de resistencia frente a ese dominio, mientras todos seguimos alegremente respondiendo encuestas sobre el top teen poético para los medios, como si se tratara de carreras de caballos.


Por último, y como reflexión personal, creo que el respeto nunca está de más. Mencionar a un autor o a una obra al pasar para descalificarla puede llegar a ser una broma ocurrente en una charla de bar, pero intuyo que en un debate público (en el que, entre otras cosas, estábamos discutiendo la “pereza intelectual” y la ética con la que se descartan desde determinados lugares de poder las propuestas que no interesan) resulta un contrasentido. En fin, todos podemos equivocarnos. Lo que es una pena es persistir en un error sólo por no aceptar las críticas, ¿no?

 
At 17 abr 2007, 02:38:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Exhorto a Fondebrider a dejar de hacerse el chistoso, y a Cristobo a abreviar las reacciones de su sensibilidad, y a que sigamos adelante (no lo digo con ironía, más que con un "dejo").
Aclaro a Aníbal: no creo que mi análisis sesa sociologista, me parece crítico hacia el sociologismo. Lo que no quiere decir que ignore el llamado "marco" social e histórico. Nuestras habilidades deberán relacionar lo más ceteramente posible el marco y la obra, sin suponer una mecánica de causa efecto, verdad?

Jorge Aulicino

(soy Aulicino, pero no entré como blogger de ahí que no aparezca mi nombre como link (vinculo, no Daniel) a la cabeza del post)

 
At 17 abr 2007, 04:02:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Jorge (Aulicino)
acepto todo lo que decís, incluyendo la necesidad de evitar las mecanicas de causa y efecto. En tu anterior posteo venías elaborando un análisis de dos líneas de gravitación sobre los 90, no sé si no lo entendí bien de momento, me dio la sensación de que en el primer punto se centrarían ciertas apuestas poéticas condensadas en ese objetivismo del que hablábamos, y en el segundo los componentes extra literarios que hicieron posible esto. Si interpreto bien, me parece que el análisis que hacés se aplicaría mejor a la escritura poética de los hombres que de las mujeres de ese "relato" que se repite sobre los 90. Y también sin ironía, si no estoy entendiendo y estas explicaciones atrasarían el debate, me avisás y seguís por dónde te parezca mejor.
Saludos,
a.-

 
At 18 abr 2007, 12:05:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Jorge, yo en cambio, quisiera que FOnderbrider insistiera en su humor aunque se volviera contra mi.
Sobre las dos líneas de pensamientos que proponés me parecen precisas y celebraría que compartieras con nosotros un pequeño desarrollo de éstas.
Acerca de lo que decís, ANíbal, es cierto. A la vez, no me parece especialmente preocupante para la poesía que unas estéticas dominen por sobre otras. Sí es preocupante para mi, al no representar esos procedimientos ni estar dispuesto a modificar estilo a cambio de mejor acojida. Pero en todo caso, ya hablaríamos de problemas personales.
Lo que sí preocupa es un consenso superficial o poco reflexivo, acerca de que es posible que una verdadera vanguardia sea construída en el laboratorio de un sistema al que debería combatir. Esa visión tan pro marketing atenta contra la gramática y el sentido común. Sin embargo es académicamente aceptada y reproducida.
Ya que estamos con paralelismos musicales, Zappa, Belew o Anderson no ganaron grammys ni protestan por eso. A la vez, a nadie se le ocurriría decir que Cristina Aguilera nació para cambiar la historia de la música, no?
Acerca de la muerte del establishment, amigo Jorge, me permito dudar. Sí hay cierto repliegue motivado por la llegada de un otoño temido, y también por un discutible pero atractivo clima de desjerarquización y horizontalidad cultural. Blogs como este, por caso.

 
At 18 abr 2007, 12:03:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Gabriel, como diría el buen DF, ¡todo hay que explicarlo! Supongo que no se advierte cierta ironía en mi observación sobre la caída del imperio y tampoco en la reconvención a Fondebrider, aunque el "dejo" irónico está expresamente señalado en ese caso. No ejerceré el papel de guardián para que Fondebrider y Cristobo no se peleen en la plaza, pero la verdad es que supuse que tales rencillas dificultan la conversación; o bien tengo espíritu patriótico, o tempranamente coporativo, y no quiero que "nos peliemos entre nosotros". Vaya a saber.

Advierto sí una obsesión por la cuestión del mercado de prestigio, de la fijación del canon, etc y una cierta reticencia a exponer, desde un ángulo distinto, cuáles fueron los estilos del noventa, y si es posible, a qué respondieron.

Bien, Reches, Gabriel (imaginate cierta gestualidad que se pretende humorística aquí en este párrafo): es un poco exagerado, no crees?, hablar de "laboratorios", comprendo que la caída del muro de Berlín nos dejó a todos mal, pero creo escuchar un retintín paranoico en tu expresión.

También me fastidia bastante la superficialidad con que se produce todo esto, ese "consenso poco reflexivo" que suele acompañar a toda consagración, sea la de Cristina Aguilera o la de un modesto intelectual argentino en los circuitos menores. Así es, este tipo de fenómeno provoca suspiros con una sola mención, y lo que quede de ello lo dirá el tiempo. Digamoslo así: Zappa no es un mito popular, pero es un mito. Muchas cosas pueden no gustarte de Zappa, pero el aura del mito las disimula. En todo verás el toque de su ángel, y dirás "es un tema menor, pero es un Zappa". Científica o si querés, técnicamente, el marketing trabaja sobre este efecto, aun para productos espurios. Es lo que se llama trabajo de marca. Lo cual no resta méritos al ángel de Zappa ni a ningún otro; quiero decir que a veces el marketing trabaja con el ángel y a veces lo inventa con relativo éxito. Salvadas las distancias entre nuestros noventa's poéticos y las grandes operaciones comerciales. Salvadas, entre otras cosas, porque en verdad las operaciones en la parcela que nos corresponde no fueron pensadas en oficinas especializadas, aunque el efecto sea parecido. Intentando explicar por qué un estilo dominó sobre otros, Fondebrider habló ..varios posteos arriba.. de "carisma". Es parte de la explicación. Pero Fondebrider, que sé suele defender a un poeta irlandés poco conocido frente a la fama de otro poeta irlandés más conocido, debe tener una explicación más abarcativa, que acaso tenga que ver con la demanda de simplicidad que siempre plantea lo que vos llamaste "época". Por otra parte, hay en este reducido mundo, mini fenómenos, como el hecho de que Sarlo mencione a Carrera entre los poetas más interesantes de las últimas décadas: es su concesión a la moda, porque Sarlo no puede entender la poesía del modo que la entiende Carrera, y en términos generales no entiende la poesía en término alguno. Sin embargo, una mención de Sarlo, cuánto cotiza?

En cuanto a las dos líneas que "gravitaron", me temo que no tengo mucho más que decir. Sólo subrayar que la operación objetivista jugó un rol. Y sólo recordar lo que señalé en otros post: considerables poetas fueron ignorados en los años 60, o al menos no compartieron las gloria de los estilos dominantes. Hay que admitir que el objetivismo hizo "justicia" con algunos de ellos, por ejemplo, Giannuzzi. No quiero decir con esto el consabido "siempre fue así", intento no gastar la discusión en las razones de desplazamientos y ocupaciones en el podio.

 
At 18 abr 2007, 01:02:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Qué cagada, Aulicino, porque creo estar de acuerdo en casi todo, incluso en lo referido a la paranoia, aunque en todo caso esa frase en mi discurso (la que hacía referencia al laboratorio), haya sido un intento evidemente fallido de sumar una nueva ironía, o apenas un exceso verbal, una frase un poquito incendiaria (aquí uso un diminutivo que obtuve prestado de un poema femenino de los noventa).
De todos modos, a lo que iba esa frase es a apuntar a cierta cosa que no se dio a principios de siglo en europa pero sí se dio a fines de siglo en Argentina, no solo en poesía, sino también en artes plásticas y fotografía. Y es esa confusión, en algún momento posteada por mi, entre vanguardia y tendencia. Desde una ilusión, si se quiere marketinera en el sentido inverso, siempre tendí a creer que la vanguardia o los intentos de renovación discursiva debían obtener como prueba identitaria, el rechazo del stablishment; y no su festejo. El peligro, por supuesto, es sumar una nueva confusión, que consistiría en considerar vanguardista a todo lo que fuera rechazado.
Tomando tu propuesta, podríamos hablar entonces sobre los estilos de los noventa.
Un dato objetivo que puede servir como testimonio inicial, surgiría del análisis de los catálogos de siesta, tse tse, suscripción y vox, a lo largo de esa década.

 
At 18 abr 2007, 06:31:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Chicos, chicos, esto se está poniendo cada vez más bueno.



Me gustaría, con todo, proponer varias cuestiones de orden porque, creo, la
avalancha de mensajes puede dificultar la discusión. Entonces, sugiero que
acompañemos cada uno con día (la hora ya está), para poder saber a cuál
mensaje nos estamos refiriendo y no contestar al boleo, lo que llevaría a
errores.



Luego, Gabriel, mucho agradezco que notes los rasgos de humor (bueno o malo)
y que desees que sigan presentes. Comprendo, como quiere Auli, que pueden
llegar a descentrar el debate y sólo por ello voy a evitarlos. Sólo pido que
no me provoquen.

Luego, como ya fui reconvenido severamente por nuestro amado Auli, te
prevengo para que no te pase lo mismo: en uno de tus últimos posteos dijiste
"cagada" y eso puede afectar la sensibilidad de nuestro también amigo
Aníbal, ya que la palabra en cuestión, por su fuerte contenido
escatológico, baja el nivel del debate. Y si bien Dante la usó en algún
pasaje de la Comedia, te prevengo: vos también, ojo al piojo, no sea cosa
que te excomulguen y te condenen a que yo te cuente chistes de Jorge Corona
(simultáneamente).



Y ahora, yendo a lo sustantivo y con menos humor, no me cabe otra que
felicitarte, Gabriel (Reches) por tus últimas intervenciones que, entiendo,
nos han hecho pensar más de una cosa que, al menos yo, tenía por considerada
y que debo reconsiderar. También felicitaciones a Daniel (Freidemberg),
porque mi testimonio sobre el "Diario" y sus políticas se interrumpe en
1996, pero el tuyo continuó hasta 2005, con lo cual, entiendo, ofrece otras
facetas que a mí se me escapan. A Jorge (Aulicino) no lo felicito porque no
me deja hacer chistes.



Voy a ponerlo en estos términos: hace muchos años, entrevistándolo a Alberto
Vanasco --un poeta que, supongo, no es tan conocido de las nuevas
generaciones como sí pudo haberlo sido de la mía--, él me planteó que toda
forma estética tenía un origen, un apogeo y una declinación, simplemente
porque, al cabo de un tiempo, los seres humanos nos cansamos de las formas.
No creo que tenga sentido analizar acá de qué o por qué nos cansamos, ya que
las causas son múltiples. Sí creo que cada época propicia en función de la
anterior algún tipo de cansancio que hace que percibamos determinados
instrumentos como menos efectivos para transmitir lo que queremos
transmitir.

Acaso por eso, siempre pensé que lo que había ocurrido con la parte más
visible de la poesía de los años sesenta había sido eso: un cansancio de
ciertas formas y de ciertos usos retóricos, un cansancio de una prosodia
que, a fuerza de idealizar el habla, empezaba a volverse progresivamente
artificial.. No obstante, cuando empezaba la declinación antes mencionada,
hubo una interrupción externa (el golpe y la dictadura), lo cual terminó por
acelerar los tiempos y nos dejó a todos sin la crisis que de todos modos se
iba a plantear, para ubicarnos de lleno en otra crisis que exigía, veladuras
mediante, una estética de emergencia. Eso afectó, creo, fundamentalmente a
los poetas que empezaron a publicar en los años setenta y, sobre todo, a
aquellos que, ya entrados los años ochenta, fueron rápidamente identificados
como referentes. Pienso en (Daniel) Freidemberg, en (Jorge) Aulicino y en
(Irene Gruss), por ejemplo, para apelar apenas a algunos presentes en este
debate que, llegado el caso, puedan desmentirme o corregir lo dicho hasta
aquí.

Me apuro a señalar que sé perfectamente que no todo el mundo participaba de
las mismas preocupaciones estéticas y hubo distintas manifestaciones que, a
su vez, derivaron en otras cosas. (Tamara) Kamenszain, o (Diana) Bellessi, o
(Arturo) Carrera, o (Víctor) Redondo corresponden a otras direcciones dentro
de lo que podría ubicarse como la misma generación.

(Observese, de paso, el recurso de poner entre paréntesis, ya no los
apellidos, sino los nombres, lo cual me otorga mayor seriedad.)



Quisiera acá volver a trazar brevemente un paralelo con la música: a fines
de los años sesenta la cosa se iba complicando cada vez más en el rock y
muchas categorías propias de la música clásica (dificultad, virtuosismo,
esfuerzo, etc.) se volvieron claramente características de la música
popular. Así, los primeros setenta vieron un florecimiento del rock
sinfónico, bastante más sofisticado que los tres acordes de base del rock
and roll clásico y muchísimo trabajo de estudio. Contra eso, a partir de
1977 saltó el punk y terminó por sepultar a Emerson, Lake & Palmer, Gentle
Giant y tantos otros grupos. Hubo un cansancio de la forma y hubo una
necesidad de volver a lo básico o a lo más que básico, que, sin embargo,
unos años más tarde se fue sofisticando para dar origen a la new wave y
otras formas que, sin abominar de la energía que se buscaba recuperar,
hacían pie en modelos un tanto más estructurados.



Retomo entonces acá y digo que mi ejemplo puede tener algo que ver con lo
que, tal vez, pudo haber sucedido hacia fines de los años 80 y principios de
los 90 en la poesía argentina. La obra de muchos de los poetas de los 80,
mal leída y peor analizada, pudo haberse convertido en rock sinfónico.
Contra ella pueden haber reaccionado los poetas más jóvenes de entonces,
entendiendo que el lenguaje quizás estaba perdiendo referencialidad y
carnadura. Y cada cual hizo lo que pudo: hubo quienes buscaron un lenguaje y
una escenografía cercana a una de las tantas versiones del habla; quien
adscribió sin más a la vertiente barroca, pero manteniendo un lenguaje más
al ras de la tierra que Carrera, Perlongher y otros; quien se acercó a
modelos foráneos, buscando allí las respuestas que no encontraba en el medio
local; quien siguió escribiendo al uso de la época anterior, sólo que sobre
cosas que la época anterior, por su condición pretérita, no podía
considerar.



Y voy a otro paralelo: hoy, en la Argentina, hay una excelente generación de
músicos de jazz que estudió con los músicos de jazz que estudiaron en
Berklee, sólo que sin tener que viajar ni moverse de, por ejemplo,
Avellaneda. ¿Qué quiero decir? Que en los 80 había menos talleres que en los
90 y que en los 90 hubo menos todavía que en el 2000, y que, nos guste o no,
los usuarios de esos talleres trabajaron con gente que, nuevamente nos guste
o no, parece más consciente de la lengua que generaciones anteriores, acaso
por aquello de la veladura que antes referí.

Hasta acá, algunas hipótesis que me gustaría contrastar con las impresiones
de los participantes.



Luego, sí percibo un resquebrajamiento de lo que, hasta hace cinco años,
parecía dominar el panorama. Supongo, como dejo entrever Reches, que al ser
más pobres en prebendas todos estamos en la misma posición y ya no podemos
mirar de arriba a los demás. También que los lugares que antes eran
codiciables, ya no lo son tanto. No me engaño, estamos en una transición y
lo interesante es que, durante las transiciones es cuando más se discute.
Así que conviene aprovechar.



Un saludos a todo, incluida Etelvina y Caballasca. Y, Aníbal, no te chivés,
porque si no te digo "espejito me rebota".



MENSAJE DEL 18 DE ABRIL A LA TARDE

 
At 19 abr 2007, 05:16:00, Blogger Unknown : dijo...

Los poetas no quieren debatir Jorge. Me extraña que se los estes pidiendo y se lo digo a mis dos queridos Jorges. Mira cuantas personas se sumaron aca?
No puede haber tantos poetas, no acredito mis ojos que haya tantos. Algo esta fallando
O estan fallando los talleres que hacen poetas como chorizos o esta fallando la auto critica.
Publican? quienes publican? Yo no me voy a poner aca a explicar el negocion de las editoriales independientes porque ese lo conocemos todxs lxs presentes.
El poetaje y el cacerolado. Entre quienes escriben versos hay poco nivel intelectual academico y lirico. Los poetas se dicen “burgueses” y no se sonrojan, le temen a la libertad. Y mas aun al estudio.
Como vos ya sabes Jorge F., en otras partes si se lee poesia, y los poetas no estan mas a la vista. Que politicas impulsan esas lecturas yo no lo se aun. Ahora bien, importa la cantidad de lectores o la calidad de los mismo? Personalmente yo no quiero ser best seller no me interesa llenar obras.
Cuantos libros de poesia escritos en la decada del 90 bajo la dictadura de Memen marcaron una voz poetica? Una linea poetica? Un proyecto de vida? Y algunas de las cosas que si marcaron realmente dan vergüenza porque estimularon la escritura en gente cuyas manos deberian ser cortadas, o directamente en gente que no se iba a quedar hasta el final del viaje, y solo queria unas fotos para mandarle a la madre.
Por otra parte, como ya sabes Jorge, hay leer y leer, y leer por decir lo lei no aporta nada. Debo confesar que yo empece sin una tradición poetica argentina clara como la que tengo hoy, en parte gracias a tipos como vos, pero tenia una formación solida, muy solida.
En este debate de los 90 algunos de sus productos poeticos estan llorando. Pero mas aun me molesta que estemos aun discutiendo una decada derimida de poetas ensimismados consigo mismo en vez de discutir que pasa hoy y ahora, y por que no, repartir las facturas a quienes les corresponden, de esos taller de poetas de los 90 salieron toda clase de engendros que hoy pululan los espacios artisticos argentinos. Por que no hablamos un poquito de eso tambien en vez de seguir hablando de los poetas que publicaron a la vera de Antorchas (STTL).
Yo cada vez entiendo menos cual es la salida a todo esto. Sencillamente me parece que hay que seguir leyendo mucho y activamente y de otras cosas que no sean solo poesia, especialmente sociología y teoria politica. Y la verdad no la vamos a decir nunca porque tenemos miedo de pelearnos los unos con las otras y de quedar mal con alguien y que no te inviten a algun vernisage.
Entre tarde al debate porque me sugeriste que lea. La verdad no se bien que se esta discutiendo bien tradición? Poeticas de los 90? Merecimientos? Solo te digo extraño a Bourdieu y por suerte después de los Kinks estuvo Bowie que hacia la misma musica que Zeppelín pero habia entendido que es escribir una buena letra ponerse los tacones de Lola.



Leonor Silvestri

 
At 19 abr 2007, 01:13:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Más allá de que seamos capaces de construir una nueva ficción, otra que venga a reemplazar a la existente, sobre los 90; más allá de lo apasionante que pueda resultarnos indagar sobre determinados aspectos que puedan haber pasado más o menos desapercibidos entonces, o relativizar matices que pudieron haber influido en la valorización de determinadas obras o tendencias y cuestionar las intenciones de quienes hayan favorecido esto; más allá, en fin, de que pueda señalarse lo restrictiva o insatisfactoria que resulta esta explicación y, eventualmente, agregársele otra(s), comparto con algunos de los participantes la voluntad de ir más a fondo en el análisis.

Entiendo, por ese “ir más a fondo”, no tanto ya la ilusión de que esta nueva visión resulte la definitiva, la que de una vez por todas elimine cualquier sombra de duda sobre su validez, ya que esto sería imposible, sino una que revele algún dispositivo más general del procedimiento y, al mismo tiempo, menos visible.

Hace pocos días, Daniel Freidemberg, citaba en este foro un prólogo de Samoilovich a una antología en el que este último afirmaba “que la única poesía "nueva" atendible se escribe en Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca”, señalando (Freidemberg) éste como uno de “los mil modos del apriete”. Antes, en el mismo posteo, escribía que el relato de la época era “… descaradamente simplista, con la brutalidad efectista de una campaña publicitaria, que no sólo no admite revisión sino incluso considera imposible que lo que anuncia sea puesto a consideración: "Es así y si a usted no le gusta, jódase: usted quedó fuera de época". Es lo que pasó con ese paquete, "poesía de los noventa", como antes había pasado con otros”, dice Freindemberg.

Probablemente, algunos de esos otros paquetes, como ahora pasa con la poesía de los noventa, hayan sido revisados posteriormente, ajustados a otras visiones, etc. Por lo que se deduce del comentario de Freidemberg, el motor que produce este funcionamiento, en cambio, no ha sido desarticulado y continúa repitiendo cíclicamente sus modos de acción.

Gabriel Reches se preguntaba, aquí también en el foro, por la misma falla de profundidad en el planteo, señalando lo exiguo del “botín” en cuestión, es decir, lo poco entendible del correlato entre esa carencia a la hora de buscar causas menos anecdóticas y lo que estaría en juego.

Talvez haya quien piense que estamos debatiendo únicamente la producción de los poetas de los 90 y los recortes y simplificaciones que sobre esa producción se realizaron. Yo creo que ese tema no es menos apasionante que la verificación de cuáles de los motivos que facilitaron o promovieron esas actitudes ya estaban presentes en otras épocas –como señala Freidemberg- y, sobre todo, cuáles de ellos siguen presentes en este diálogo.

“El apriete”, “la brutalidad efectista de una campaña publicitaria”, la simplificación, son cosas que estamos siempre dispuestos a encontrar en los otros. Probablemente, Gabriel, no vayamos a avanzar mucho más porque lo que está en juego no es ese botín poético, sino nuestras propias costumbres, entre las cuales se inscribe ese “apriete”, frecuentemente acompañado de su amigo “el aguante”. Apretando y aguantando, en un derroche de firmeza que nunca falta, se acaba por asfixiar, está claro.

Aguantan firmes la mayoría de los posteos sobre la poesía de Diego de Aduriz, por poner de nuevo el ejemplo de este blog, entre los cuales uno o dos intentan proponer algo que vaya más allá de suponer que alguien sea un idiota y otro sea un genio. Aguanta Fondebrider intentando ridiculizar el respeto o creyendo que tal cosa sólo sea una consigna válida en una escuela primaria, como aguanta Silvestri proponiendo que las manos de ciertos escritores deberían ser cortadas, mientras nos preguntamos cómo es posible que los discursos simplifiquen o que las instituciones impongan tendencias.

Yo, de verdad, no consigo ver el lado gracioso de todo esto. De que nos lamentemos por las actitudes intolerantes cuando no somos capaces de revisar con una mínima honestidad los modos en que las mismas conductas que señalamos en otros están presentes en nosotros mismos. ¿O es que finalmente la inteligencia será eso? Diría que la única rebelión posible contra aquellos mecanismos que nos parecen indeseables pasa por comenzar rastreando la posibilidad de que formen parte de nosotros mismos. ¿O es que la complacencia de nuestro propio ego nos lo impide? ¿Qué modos de acción, diferentes de los que estamos criticando, somos capaces de construir? ¿De que nos habrá valido tanto leer y tanto pensar, si no conseguimos brindar y brindarnos discursos menos intolerantes que los que hemos recibido?

 
At 19 abr 2007, 02:02:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Habrás visto, Cristobo, que suelo hacer algunas reverencias durante el debate y no me gusta la broma soez. Ahora bien, tampoco creo que alguien, cualquiera que entra a un foro como éste, e intenta discutir, profiriendo alguna que otra maldición, sea un intolerante. No comparto la idea televisiva y blanduzca del enano fascista. Entre quienes aquí discutimos y un fascista de verdad hay muchísima distancia. La diferencia principal es que los que estamos aquí aceptamos discutir. Ningún intolerante fascista lo hace. No comparto la idea de que una palabra fuerte o un comentario que incluye "malas palabras" o pullas deban movernos al autoexamen en busca de nuestros mecanismos de represión. La verdad es que me parece exagerada la analogía de los recursos discursivos con el apriete o el aguante de las barras bravas. Me ofenfería en serio si me dijeras a mí que me comporto como un SS. Me parece que la falta de respeto en este caso es muchísimo más grave que un retruécano de café, o la irritada prosa de Silvestri que la llevó a decir que habría que cortarle las manos a algunos que presumen de poetas. Es mucho, no te parece? Es excesiva estra traspolación tuya, y no la voy a tomar en cuenta.
Me interesaría saber en cambio por qué Silvestri está tan enojada con el establishment, y tomo como confesión y testimonio su declaración acerca de que por medio de algunos poetas de mayor edad tomó contacto con una tradición que al parecer su generación desdeñaba. Silvestri es post noventa, tiene 30 años creo, y nos lleva de nuevo a la cuestión de la indigencia formal e instrumental de la que hablamos, al menos hablé al comienzo. Y eso que muchos poetas de la edad de Silvestri al parece frecuentaban talleres literarios. Hay algo que ella dice que es tanto o más preocupante que los impostados exabruptos de Fondebrider: ella dice que los poetas no discuten, presupone que muchos están al tanto de estos posteo y no intervienen. No creo que el miedo los detenga. Creo que es, en muchos casos --no en todos-- la soberbia.

 
At 19 abr 2007, 03:37:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Tenés razón, Jorge (Aulicino) y si yo te dijera tal cosa sería, no sólo una falta de respeto grave, sino una falta de honestidad, dado tu comportamiento en este foro. No me preocupan las “malas palabras” tampoco, más allá de lo que puedan ocultar a la hora de una falta de ideas para debatir. Sí creo que, lamentablemente, todavía observamos (y participamos de) demasiados debates donde prima el intento de ridiculización del otro. Entiendo que no tomes en cuenta mi anterior posteo, del mismo modo que entiendo que es una reflexión que apela a la buena (o mala) conciencia de cada uno, y que pretende cuestionar los modos, más bien “curiosos”, en los que solemos cotejar nuestras convicciones. ¿Que esos modos, para vos, no influyen en cosas tan particulares como el empobrecimiento del relato de la diversidad poética de una época? Acepto tu opinión si es esa. La mía, como creo que queda claro, es totalmente la contraria. Porque juraría que los agentes de esos empobrecimientos son personas como vos y como yo, que no hacen sino trasladar sus irritadas prosas y sus retruécanos de café a sitios en los que las responsabilidades que toman demandarían algo mejor de ellos.-

 
At 19 abr 2007, 03:43:00, Blogger walter cassara : dijo...

Distinguidos miembros de este foro: numerosísimas y muy variadas resultan las puntas que van surgiendo del debate. Por supuesto, tan sólo podemos empezar a desovillar la trama. Pero a lo mejor, entre todos, alcancemos a dar con algún hilo maestro. En principio, algo en lo que todos parecemos coincidir es que hubo (y quizás lo hay todavía, aunque malherido) un “establishment” poético. La “operación objetivista” (así llamada por Aulicino) en parte vendría a verificar esto: la plena conciencia (la buena o mala fe, a quien le importa)con la que se izaron determinadas banderas en sintonía, al parecer, con las señales y el “carisma” de la época.
Ahora bien, que yo sepa, nadie siquiera esbozó acá cuáles son las señales y en qué consiste el misterioso “carisma” del que nos hablan Fondebrider y Aulicino. ¿Se trata de una iluminación de orden ecuménico, es simplemente una simpatía despertada en el público (ausente, como siempre) como la que suscitan algunos pastores evangelistas o cantantes de cumbia? ¿O es tan sólo una vieja estrategia de campaña?
Que quede claro: no cuestiono los espacios de poder (que he aprovechado, al igual que todos, cuando tuve la ocasión de hacerlo), intento poner las cosas en otros términos. Mi hipótesis es la siguiente: así como hubo en los noventa una depredación frenética de las instituciones y el Estado, hubo también un vaciamiento generalizado de viejas posiciones estéticas consagradas en el pasado. Al margen, y no estoy muy seguro de lo que voy a decir, pero ¿cuánto tiene que ver la “operación objetivita” con el neo-populismo (o el qualunquismo) que hoy se respira en el aire de la época y es , a mi entender, la secuela estética más visible del neoliberalismo desenfrenado que hace unos años atrás se impuso como una panacea política aplicable a todas las áreas?
Y conste que esto (el saqueo estético) lo hago extensible a todas las posiciones (las centrales y las periféricas) que se adoptaron en los noventa, porque la poesía, sus materiales y sus procedimientos, fueron utilizados y luego descartados más en el sentido de una tecnología estética que en el de una búsqueda de la experiencia poética.
Resulta por lo menos paradójico, pero es precisamente es ese uso descarnado de la tecnología lo que identifica al populismo con sus supuestos peores enemigos, los neoliberales. Por demás ¿hubo alguna vez un populismo de izquierdas? Hay que volver a repetirlo: la ideología de un poeta va mucho más allá de sus filiaciones políticas. Pero… ¿cómo es que hoy cualquiera puede llegar a definirse a sí mismo como poeta político?
Se me ocurre un ejemplo: Pasolini -que fue, no cabe duda, un poeta político- fue acusado muchas veces de escritor impopular y elitista. En el otro polo (aunque no tan lejos) Oscar Wilde fue también, a su manera, un poeta político y fue quizás, desde su decadentismo Trinity College, un poeta mucho más populista que Pier Paolo…
Ya no sé a cuento de qué venía esto.
Pero volviendo a la operatoria objetivita y su mentado carisma, quizás se trate tan sólo de la capacidad de producir efectos inmediatos (con la anuencia de algunos medios) que determinados grupúsculos tienen por sobre otros. Por último,me gustaría citar algo que dice Auden: “muchos autores confunden la autenticidad, que siempre deberían buscar, con la originalidad, que jamás debería preocuparlos. Existe cierto tipo de persona tan dominada por la necesidad de que la estimen en su individualidad, que vive poniendo a prueba a los que lo rodean afectando una conducta insoportable; lo que dice o hace debe ser admirado no por ser intrínsecamente admirable, sino porque se trata de su comentario, su acción. ¿No explica esto gran parte del arte vanguardista?” Pongamos en lugar de arte de vanguardia, las estrategias de poder y las tecnologías a las que me referido vagamente antes, y tendremos a lo mejor un cuadro aproximado de la situación.

Fondebrider: no me quedan del todo claros tus paralelos con la música.¿Quién los noventa podría ser un ejemplo rock sinfónico?

Aulicino: si el objetivismo hizo justicia con Gianuzzi, es me parece porque necesitaba crearse algunos precursores. Y en Gianuzzi encontraron uno que les venía al dedillo. Si se hizo justicia o no, el viejo ya no puede decirlo. Yo lo vi bastante azorado más de una vez frente a los arbitarios recortes críticos que se estaban haciendo de sus poemas.

Aníbal: aunque sea de manera metáforica, hablar de apriete y aguante, es un poco desmesurado. Igual, por la misma lógica del poder, es cierto que todo grupúsculo que se impone, adquiere atutomáticamente un comportamiento totalitario.

 
At 19 abr 2007, 04:59:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Los últimos posteos tienen mucha miga y, por lo tanto, valdría la pena
detenerse puntualmente en algunos aspectos de ellos.



Lo primero, para mi ofuscado amigo Aníbal. Me parece importante el
señalamiento que hacés sobre lo que escribió Freidemberg, que vuelvo a
transcribir y explico luego por qué: "Hace pocos días, Daniel Freidemberg,
citaba en este foro un prólogo de Samoilovich a una antología en el que este
último afirmaba que la única poesía 'nueva' atendible se escribe en Buenos
Aires, Rosario y Bahía Blanca", señalando (Freidemberg) éste como uno de
'los mil modos del apriete'. Antes, en el mismo posteo, escribía que el
relato de la época era '… descaradamente simplista, con la brutalidad
efectista de una campaña publicitaria, que no sólo no admite revisión sino
incluso considera imposible que lo que anuncia sea puesto a consideración:
'Es así y si a usted no le gusta, jódase: usted quedó fuera de época'. Es lo
que pasó con ese paquete, 'poesía de los noventa', como antes había pasado
con otros', dice Freindemberg."
Y agregabas, Aníbal: "Probablemente, algunos de esos otros paquetes, como
ahora pasa con la poesía de los noventa, hayan sido revisados
posteriormente, ajustados a otras visiones, etc. Por lo que se deduce del
comentario de Freidemberg, el motor que produce este funcionamiento, en
cambio, no ha sido desarticulado y continúa repitiendo cíclicamente sus
modos de acción".

Pues no, justamente no y yo veo allí parte del problema. Sin ir más lejos,
todavía se sigue considerando como "la" poesía del 60 aquella que
escribieron algunos escritores más identificados con la izquierda y la lucha
armada, cuando, sin ir más lejos, también era poesía del 60 la que escribían
tipos y tipas como Gianni Siccardi, Mario Morales, Susana Thénon, etc.
Entonces, la revisión ahí no se hizo.

Respecto de los 80, es mucho menos lo que hay escrito sobre esa década que
las chorradas que ya llevamos leído sobre los 90. Y así como muchos
percibimos que entre una década y otra hubo un corte por lo menos violento,
en la medida que no se identifiquen las razones de esa percepción o la
veracidad de esa hipótesis, seguiremos perdiendo de vista el problema.

Así, ¿ves por qué es importante la tradición? Justamente porque en el modo
en que se engarzan las distintas promociones de poetas, sus puntos en común,
intereses, fobias y disensos, podemos obtener respuestas. Que esas
respuestas varíen, no tengo la menor duda de que así será, pero, al menos,
no se tratará de meras suposiciones.



Lo segundo, dirigido a Walter (pero un poco también a Aníbal).

Creo que, al menos desde David Viñas, es una tentación muy grande en nuestra
país establecer identidades estéticas en relación con circunstancias
políticas. Muchas veces funciona, pero uno también puede equivocarse fulero.


Ya dije que, entre otras cosas, empecé a alejarme de "Diario de Poesía" por
haber dicho en una entrevista con Gambarotta que creía que el "objetivismo"
que algunos compañeros míos planteaban como credo estético era apenas una
herramienta de marketing. Vuelvo a aclararlo porque quiero dejar en claro
que no es ésa mi posición, pero que tampoco me parece justo equipararlo al
neo-liberalismo. De hecho, tampoco me animaría a poner bajo ese mismo
paraguas a quienes, con actitudes mucho más neo-liberales que las que
supuestamente pudieron haber tenido "los objetivistas" medraron por esos
mismos años.

Quiero dejar un dato que considero importante: en su momento, Laura Klein,
primero, y Jorge Santiago Perednik, después, acusaron a los integrantes de
Ultimo Reino de representar "la noche militar" (creo que esos fueron los
términos, pero cualquiera puede chequearlos en el prólogo de una antología
que publicó Calle Abajo por esos años). Me consta que los miembros de ese
grupo, a quienes no me une amistad alguna, no sólo tuvieron una actitud
militante, sino que gente como Víctor Redondo, por ejemplo, participaba
activamente de la organización de una olla popular para los desempleados y
etc. Entonces, que no te guste Hölderlin y Novalis, y que estéticamente
estés en las antípodas, no te da derecho, sociología mediante, a ensuciar a
la gente.

No digo que la equiparación de objetivistas y neoliberales plantee el mismo
caso, pero yo tendría cuidado.





Luego, y en otro orden, el símil rockero no es puntual. Yo pensaría que
"sinfónico", en el caso de la poesía, tendría que ver con "abarcador".
Entiendo que Gambarotta y Durand, por ejemplo, han escrito poemas de largo
aliento, con distintos niveles de lengua y quizás, a esa luz, podrían ser
"sinfónicos". Pero quizás tengas razón. Sinfónicos pueden ser tanto Procol
Harum como Yes, y entre unos y otros hay un mundo.



Gracias, Auli, por señalar públicamente que mis exabruptos son impostados.
Es que no puedo evitar la influencia de Dr. House, su sentido del
espectáculo.


Tarde temprano del 20 de abril

 
At 19 abr 2007, 06:59:00, Blogger walter cassara : dijo...

Fondebrider: es muy cierto lo que decís, una posición política aplicada “tout court” a un sistema estético puede acarrear consecuencias forzadas y perniciosas. Además, demasiadas veces y con demasiada ligereza, se ha hecho caer ese sayo sobre uno y otro. El ejemplo que das sobre los de Último Reino es bastante elocuente al respecto. Lo que intentaba decir, en todo caso, es que en los noventa hubo un empleo indiscriminado , con un perfil claramente “estetizante” de los clishés políticos, en consonancia tal vez con la banalización del discurso político que se experimentaba en la época. Algo que me gustaría poder desarrollar un poco más en otro momento. A eso quería referirme cuando apunté lo del “vaciamiento estético”: se utilizaron consignas, proclamas, siglas partidarias, nombres (Aramburu, Aramburu… y bla-bla-bal) despojadas de su contexto y su sentido histórico, casi como chambonadas de comité o “boutades” de salón. Nada a lo mejor para alarmarse, porque en poesía (desde hace más de un siglo) se ha probado con todo. Pero, te pregunto ¿no resulta eso, en algún sentido, tan o más aventurado y peligroso como lo otro? ¿No revela algo del orden de un cinismo que también ha marcado la época?
Al margen, y para mostrar algo de lo que se estaba discutiendo otro plano(pero ¿será, en verdad, otro plano) una anécdota personal. Una vez, no hace mucho, leí un texto en la Casa de la poesía en el que hablaba -grosso modo- de algo muy sencillo, de la poesía como “un deseo de durar en la lengua”. Después que terminé de leer, alguien del público, muy irritado y categórico, con un acento medio napolitano, me espetó: “la lengua no exisste” (así, remarcando bien la S). Y lo soltó a boca de jarro, como si él estuviera hablando con el hígado o un hueso de la pelvis, y no con la lengua. Yo me quedé pensando, esa dicotomía, que era fácilmente rebatible –apelando Saussere o a cualquier otro lingüista- era en realidad una dicotomía política: “lengua v.s habla” debía traducirse, en los términos chúcaros del Napolitano, como “alpargatas vs. libros” o algo así. Con lo cual quiero señalar que acá está operando otra vez esa reducción crítica de la que venimos hablando desde hace un rato. ¿Qué se entendió en los noventa por lenguaje de la calle y qué por lenguaje áulico? Yo sigo creyendo que es el deseo de durar en las palabras lo que te mueve a escribir poemas. ¿Y ahí la contemporaneidad… de qué te sirve? La verdad es que yo hubiera querido algo más de mis congéneres que ese maniqueísmo trasnochado, algo más que esa necesidad de aferrarse a toda costa al espíritu del campanario. Digo esto porque todavía espero algo más de mí (y de ellos), algo más que el egotismo y el vació existencial (perdón por el pathos) en el que nos regodeamos.

19 de abril, pluvioso

 
At 19 abr 2007, 08:25:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Walter: sólo dos cuestiones al paso: no hablé yo de carismas, cité a Fondebrider; no encuentro entonces legítimo vincular carisma con operación objetivista; la segunda cuestión es ésta precisamente: no me parece autoritaria ni espuria una operación como la que realizó el objetivismo. Eso forma parte de la lectura de la tradición y de su continuidad en uno o en otro sentido. Azorado o no, Giannuzzi debió sentir gratitud, y no lo conjeturo, lo digo, porque siempre la expresó. Entiendo también que los recortes, y aun el magisterio debieron asombrarlo un poco (tampoco es una conjetura). Hay que admitir que Martín prieto reconoció el exceso de haber convertido a Giannuzzi en santo patrono del objetivismo. Lo hizo en la misma entrevista en poesía.com en la que habló de los fines "restrictivos" del objetivismo, frente al barroquismo, el coloquialismo y otros ismos (estoy citando de memoria).
Aníbal: no me gusta la ridiculización del adversario, no he tratado de dar legitimidad a los exabruptos o pullas. Pero a) no creo que en este caso encubran falta de argumentos; b) mucho menos, que sean síntoma de la indigencia de la que hablamos; c) por ahora no advierto ridiculización o intento de ridiculizar, si así fuera, se lo diría al émulo del doctor House
(Continuará)

 
At 19 abr 2007, 11:36:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Estimados colegas:
Llego tarde al debate –y nada garantiza que me mantenga en él, ante todo porque no tengo una conexión de banda ancha– y, a modo de saludo general, acerco mi comentario.
Considerando que el único elemento estructural que nítidamente enlaza las distintas posturas acá reunidas es una pregunta por el poder –quiénes lo detentan, qué cosas construyen con él, qué orden surge de la acción de poderes únicos o amalgamados–, mi comentario apuntará, en consecuencia, a ubicar esta misma pregunta como uno de los posibles ejes del debate que se está dando.
El poder (la energía) que actualmente detenta un género como el manga (historietas en papel y también en el cine) está, sin duda, en relación con el poderío económico de un Estado, el japonés, que lo apoya, lo subsidia. Algo así se podría decir del rock en relación con todos los nombres de roqueros que por acá fueron mencionados. Y quizás (no estoy seguro) de la poesía mexicana o la chilena –no estoy seguro de su poder, quiero decir.
En Argentina no existe una dependencia del espacio más o menos institucionalizado de la práctica de la poesía respecto del Estado. Si existe, no es eficaz. Doy un ejemplo: la premiación de un libro de Martín Rodríguez por parte del FNA no contribuyó eficazmente, me parece, en el evidente camino a cierta consagración de la poesía de Rodríguez. Si lo hizo, lo hizo en una medida ínfima en relación con otros espacios que, sí, son espacios de poder, pero habrá que ver de qué características. Y existen premiados por el FNA, asimismo, que son perfectamente ignorados por gran parte de la población, digamos, poéticamente activa –población que, se dijo acá con bastante fundamento, pareciera ser que mucho no lee, lo cual no implica, por supuesto, un debilitamiento de las “instituciones” que esa población, al agruparse bajo la forma de decenas de poetas entusiastas y agitadores, construye como espacios de poder.
Con esto quiero decir, entre otras cosas, que me parece desmedida, “benjaminiana mal”, la ecuación entre determinada práctica poética y determinado modelo político (neoliberalismo, se dijo), ya que las mediaciones necesarias no digo que no existan en ningún lugar del mapa literario argentino, pero no parecen existir de manera eficaz –invito en este punto a que se demuestre lo contrario.
Y, como corolario de esta afirmación, invito a una discusión sobre modos y espacios de poder en el amplio mundo de la poesía argentina.
Tengo mi visión al respecto. Pero la estoy desarrollando lentamente. Lo que sí me gustaría decir es que la revista Ñ, no sólo desde sus columnas donde se dice, por ejemplo, qué poetas argentinos deberían tener una edición completa de sus obras, sino también desde sus reseñas de libros de poesía y sus ocasionales informes sobre la poesía que actualmente se escribe, constituye un espacio de poder mucho más “real” y eficaz que los escasos abordajes a la poesía argentina realizados en las distintas materias de la carrera de Letras de la UBA –los cuales se limitan, en los últimos diez años, y doy fe de ello, a la inclusión en planes de estudio de algunos poemas de: Storni, Lugones, Borges, Girondo, Pizarnik, Thénon, Carrera, Prieto, recientemente Martín Rodríguez (cátedra de Teoría y Análisis Literario, profesora Muschietti) y Borges, Tuñón, Juanele, Carrera, Helder y Llach (cátedra de Literatura Argentina, profesora Sarlo).
Valoro la franqueza de los distintos participantes en este debate al reconocerse a sí mismos como operadores; considero sin embargo obnubilada cierta insistencia en el poder de la academia (la inclusión de la poesía de Llach en un programa de estudios es la prueba). También intuyo que una afirmación de tipo “los poetas que hoy detentan cierto poder se lo labraron solos” sería escandalosamente trivial, pero sería una provocación, me parece, muy instructiva, puesto que nos llevaría a examinar de abajo hacia arriba, de lo pequeño a lo grande, cada jugada hecha en este tablero. Pienso, por ejemplo, en el legítimo prestigio alcanzado por algunos poetas nucleados en torno a Ediciones Del Diego, un prestigio, sí, real, al que la eficacia de algunos medios de comunicación como el mencionado Ñ a través de sus diversos intentos de posicionar a poetas como Durand y Rojo también ha aportado, aun cuando se tratara, quizás, de un aporte estructural y funcionalmente pobre o tangencial en comparación con el esfuerzo llevado adelante por los mismos poetas.
Se me ocurre que, de los cuarenta o cincuenta nombres de poetas surgidos en los últimos quince años y –para utilizar un parámetro– leídos o más o menos conocidos por la totalidad de los 300 poetas que figuran en esta página, todos ellos han tenido, en determinado momento, el apoyo institucional de algún “poder” (Diario de Poesía, Antorchas, FNA, Ñ, UBA, etc.), un apoyo que generalmente se busca y que a veces, también, “llega”. Habrá que ver, entonces, cómo se construye una carrera una vez que se sale del paraíso de la incomprensión por parte de los demás. En mi caso personal, ese apoyo me llegó por un recuadrito que Daniel García Helder, a quien nunca había conocido, escribió en Diario de Poesía saludando mi primer libro, lo cual derivó en un segundo apoyo, la invitación telefónica de Martín Gambarotta, a quien nunca había conocido, a subir el mismo libro a poesia.com. Después el destino me llevó a conocer poetas de los que ofrecen y (dan a entender que) piden a cambio, razón por la cual me enorgullece –y lo digo en todo momento– el que haya sido el vilipendiado Helder, desde su oscura oficina de reparto de credenciales VIP, el primer poeta y operador a quien traté descontando las amistades poéticas que uno tiene o tenía en el barrio de Liniers.

 
At 20 abr 2007, 12:12:00, Blogger Unknown : dijo...

Tantos varones me nombran y ya me pongo como loca. Soy enana, eso se sabe, de 30 y calculo que me parezco al payaso malaonda. Y llorar al templo te diria, Cristobo, mi viejo, que si es un fascista tipico ex PCR: La ironia la mofa y la burla son recursos tipicos de la satira, la parodia y del discurso politico, cf. Catilinarias de Ciceron, y eso que fue dicho ante los magistrados. Igual, no hay que ponerse el sayo si no te cabe, porque levantas la perdiz, y mostras la hilacha (si tengo casi 31, y no me preguntes como logro hablar con los refranes de la gente de mas de 50).
El establishment me molesta ideológicamente, asi de simple. Que al dia de hoy los poetas no vean la necesidad de hacer intervenciones fuertes en el campo cultural y social, y se quieran juntar a tomar el te en un living de la poesia me pone de la cabeza, que haya gente que escribe poemas haciendo uso de los espacios artisicos que defienda a los militares, como pasa con una chica que no puedo nombrar porque amenazo con juicios pero que Romina Freschi apaña, me pone de la cabeza, que solo se escriba o con un panfleto en la mano o con un diario intimo emulando la demencia de Sylvia Plath pero con una vida mucho menos interesante (porque Sylvia estaba casada con Hughs no con un pelotudo), me pone de la cabeza, que los poetas varones sean tan femeninos (y por femenino no entiendo a las mujeres sino lo que la sociedad capitalista cree es el decoro y la decencia), me pone de la cabeza.
En los 90 no hice ni taller ni poesia, estuve ocupada en hacer la universidad, o que esta me haga a mi. Me parecio mas rico cursar 4 veces con Sarlo (dos seminarios de doctorado, dos veces su materia), que hacer taller con Romina Freschi y Karina Maccio, quienes una vez me invitaron a hacer taller con ellas. Fui. Una vez. Se discutio si un poemita mio, muy joven poema, era o no copia de otro de Pizarnik que yo no habia leido. Sabian de poesia tanto como yo, y yo sabia poco, como ya dije, de poesia que no fuera Grecolatina. Los otros talleres fueron en la casa de la poesia, y en el rojas, todos clinicas de obra y por convocatoria. Ahí lei a los que no eran de mi generacion.
No se Aulicino si los poetas si quiera estan enterados de esto. Nuevamente yo no lo estaba, y solo vine porque un amigo me dijo “fijate aca que onda”. Quiero hacer una apostilla: en uno de esos talleres del rojas, el primero que hice en mi vida, con Javier Aduriz, cuando pregunte por poetas mujeres contemporaneas (entendiendo por ellas alguien que no fuera lo que se ve en la Fac. Pizarnik, Orozco, Storni), el profesor no pudo (no quiso), mencionar a una. Asi que nuevamente, gracias Jorge F.
Cassara, a que te referis con “carisma”? El tema no es intervenir en el espacio de poder sino como y para que. Me parece que gran cantidad del poetaje interviene para si (lo digo en terminos marxistas). Y el “neo populismo”, cuyos actores poeticos no se quienes son y seria bueno que alguien me los nombre, me parecen tan deleznables como aquellos encargados del “ vaciamiento generalizado de viejas posiciones estéticas consagradas en el pasado”. Tampoco veo como no se puede ser un ser politico. Yo, personalmente, no soy de izquierda, soy anarquista. Y dentro de la izquierda me parece por lo poco que se.
Cassara, a que grupúsculo te referis? Quienes se imponen? Hablemos claro con nombres y apellidos. Soy mujer, no entiendo.
Dinapoli, prometeme que aca no vamos a seguir dandole palos ya re dados y re sabidos a la estupida UBA y sus fucking catedras de literatura. Ya se sabe, ni te recibis de escritor, ni aprendes una goma de poesia contemporanea argentina.
Y como indice y prueba de todo lo que se esta diciendo en este debate, bah de lo que dice Aulicino y Fondebrider, aca la unica post 90 soy yo, en el 2000 no esta de moda hablar de politica, ni hacerla (con lo cual se la hace hacia la derecha claro esta). Y ojala estuviera Laura Klein, me sentiria menos sola, no hay minas en los debates o se asustan de los varones?

Y como me gusta hablar de rock y esto no quedo posteado la vez anterior (Que onda alejo subime todito) prefiero a Blackmore que a PAge, porque al menos habia escuchado a bach y podia ejecutarlo, pero el hard rock y los malabaristas de las guitarras me gustan menos que ciertos poetas que con uno o dos poemas escritos o uno o dos libros publicados gracias a un amigo se echaron a dormir.
(hace falta aclarar que jamas corregire esto ni le pondre tildes ni nada?)
es probable que no siga, y lo digo hoy donde no me siento ni insultada ni nada, para que no se piense que me rajo por algun motivo, pero mas alla de las riquezas de ciertos intercambios, el resto me parece remanido, y ya me han dicho "no te prodigues tanto".
LEonor Silvestri

PS: reches donde estas?

 
At 20 abr 2007, 12:22:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Sé que es un tema que ya fue tratado, y fue objeto de profundización en sucesivos posteos.
De alguna manera, había quedado, por un lado la postura solitaria de Aníbal, y por el otro (díganme si me equivoco) el resto de los panelistas (a esta altura ya los puedo llamar así? ).
La cuestión giraba en torno a la tradición, y a la posibilidad o no de escribir poesía por fuera o al margen de la tradición.
No estoy seguro, pero creo que es imposible "escaparle" a la tradición; sin embargo creo que hay un matiz que no fue analizado, y que creo tiene que ver con que algunos de nosotros (no todos) tenemos un deseo muy fuerte de poder hacer poesía escrita por fuera de la tradición, y a la vez nos enfrentamos con que esto es imposible. De allí, creo que surge una tensión que recorre el arco de nuestra poética, y en aguna medida esto puede tener algún valor.

Pensando en esto, recordé una famosa frase de Ralph Waldo Emerson, que si bien fue un poeta y filósofo del siglo XIX, y probablemente sus postulados trascendentalistas, ya hayan sido procesados, rebatidos, olvidados, vueltos a poner en circulación, y así sucesivamente; creo que es interesante para pensarla en relación con lo que venía diciendo.

Ahí va Emerson (pertenece al libro naturaleza):


" Nuestra época es retrospectiva. Construye sobre los sepulcros de los padres. Escribe biografías, historias y juicios críticos. Las generaciones precedentes miraban a Dios y a la naturaleza cara a cara; nosotros, por medio de los ojos de aquellas. ¿Por qué no hemos de gozar también nosotros de una relación original con el universo? ¿Por qué no hemos de tener una poesía y una filosofía de la percepción y no de la tradición, y una religión revelada a nosotros, y no la historia de ellas? Envueltos, durante una temporada en la naturaleza, cuyas corrientes de vida circulan a nuestro alrededor y entre nosotros, y nos invitan, mediante las fuerzas que aportan, a una acción proporcionada con la naturaleza, ¿por qué hemos de andar a tientas entre los huesos secos del pasado, o enmascarar a la generación viviente con su vestuario marchito? El sol brilla también ahora. Hay en los campos más lana y lino. Hay nuevas tierras, nuevos hombres, nuevos pensamientos. Reclamemos nuestras propias obras, leyes y religión. "


Bueno les mando un saludo a todos, y les agradezco enormemente sus comentarios tan valiosos y profundos.

En la medianoche de San Expédito y tomándome un té de poleo.

Alejandro Mendez

 
At 20 abr 2007, 12:39:00, Anonymous Anónimo : dijo...

De nuevo muchas cosas.

Walter, leyendo el mail de Cristian de Napoli se me ocurrió un ejemplo que,
creo, sirve para redondear más la idea. No sé si coincidirán conmigo, pero
"El guadal" (Libros de Tierra Firme, 1994), de D.G. Helder, con su serie de
paisajes desángelados y pobres, que reúnen los márgenes de la capital y el
inicio de los suburbios, con todo lo que esos paisajes reflejan, podría
perfectamente estar dando cuenta de las consecuencias del neo-liberalismo
sobre la sociedad argentina de la época. A diferencia de otros poetas que
plantean las cosas con más énfasis, Helder esta "mostrando" –en el sentido
que quería Pound—y con eso, me parece, tendríamos más que suficiente. Esa
forma de escribir, creo, prendió en no pocos poetas más jóvenes que
probablemente eligieron ponerle gente a la desolación que Helder nos
ofreció. Y es probable que esa gente de los poemas incluso haya hablado como
se habla en los suburbios o haya hablado como algunos quisieron imaginar que
se hablaba en los suburbios. Digamos que, como no pudo ser de otra manera,
el aire de época se coló en uno y otros con los resultados que todos
conocemos y, por supuesto, distintos grados de artificio. Hasta ahí,
entonces, me animaría yo a hablar "sociológicamente" de la cosa.

Podría pensarse igualemente las razones por las que se hizo ese recorte y
quiénes, de ser este cierto, lo hicieron. Supongo que, si partiéramos de los
orígenes de cada uno de nosotros, de nuestra educación y, por qué no,
experiencias comunes, las diferencias estarían allí de todos modos.
Volviendo a Helder, una vez, trabajando sobre un proyecto frustado de libro
en el que diversos poetas hablaban sobre Borges, le pedí un ensayo y en él,
Daniel se ocupaba de comparar qué habían hecho González Tuñón y Borges con
el Paseo de Julio (el actual Bajo) en sendos poemas. Mientras Tuñón escribío
"Eche veinte centavos en la ranura", Borges se mandó un texto donde execraba
el lugar por las mismas razones que a Tuñón lo maravillaba. Insisto: misma
época, mismas experiencias generacionales, distinta educación, distinta
clase.

Cabría, creo, hacer una comparación en el mismo sentido de algunos de los
poemas de Gambarotta y de Llach con, por ejemplo, Santiago Vega (Cucurto) y
ver cómo se han manejado con sus respectivas ficciones, en una época en la
que, al igual que en el caso del objetivismo (¿y por qué no el neo-barroco?)
hoy calificamos de neo-liberal.



En cuanto al tema del poder, sin llegar a pensar como Lenin (citado por
Gelman, claro), que sostenía que "todo es ilusorio menos el poder", valdría
la pena tratar de imaginarnos de qué tipo de poder hablamos. Así como
Aulicino se sintió molesto por la forma en que Cristobo me calificó y señaló
que, en cierta forma, ninguno de nosotros es el enemigo, yo relativizaría
ese lugar diciendo que el poder en el mundo de la poesía es algo así como la
mitad de nada (para citar la canción que cantabaa Nina Simone y, de paso,
dejar el rock atrás). Si uno se pusiera a hacer la lista de todos los poetas
publicados por el "Diario" y aparecidos en "Ñ" se vería que el número es
grandísimo. Esto, de paso, me hace recordar cuando Helder y yo hicimos el
índice del "Diario" y pudimos, finalmente refutar a las muchas poetas que se
quejaban de ser poco publicados, cuando, con porcentajes claritos,
descubrimos que habíamos un 40% de varones y un 60% de mujeres, incluida
Juana Bignozzi. Entonces, no nos guiemos por impresiones, sino que hagamos
el tedioso trabajo de ponernos a contar. Acá nomás Alejandro Méndez lo hizo
con este blog y los resultados confirmaron algunas cosas que suponíamos,
pero que ahora sabemos y ya no suponemos más. Creo que ese mismo trabajo
sería interesante de hacer respecto de las subvenciones otorgadas por
Antorchas y el Fondo Nacional de las Artes, los jurados de una y otra
institución, y la relación entre esos jurados como directores de talleres
externos a ambas instituciones y los ganadores de los distintos premios,
becas y certámenes. No estoy hablando de chanchullos, sino de preferencias
estéticas y de la manera en que éstas pudieron haber pesado en esas
instancias que, a la distancia, pueden ser vistas como consagratorias.



No puedo decir mucho sobre la Universidad, sus cátedras y seminarios.
Estudié allí entre 1976 y 1982, y me banqué a todos los Castagninos del
mundo, así que salvo latines y griegos, mucho más no vi. Entiendo que hay
opiniones que, llegado el caso podrán pesar sobre la gente más maleable,
pero eso se cura a fuerza de realidad porque nadie se salva con la
Universidad. Por lo que sé, poetas como Martín Prieto, Rodolfo Edwards,
Sergio Raimondi y Leonor Silvestri --para mencionar a unos pocos que se
recibieron y que conozco— no parece especialmente afectados por las
opiniones de Beatriz Sarlo o Eduardo Romano o Daniel Link o Delfina
Muschietti, para mencionar también a algunos de los profesores (en algunos
casos, poetas) que se metieron a enseñar poesía.



En síntesis (es un mail largo y latoso), yo relativizaría más estas
cuestiones. Poder es otra cosa y no tres gatos locos, peleándose por las
espinas del pescado. ¿O el poder que Samoilovich tendría como director y
dueño del "Diario" le confiere más lectores de los que tiene? ¿O acaso la
opinión de los académicos pesa tanto que dejamos de leer a alguien? Que todo
esto molesta, lo concedo, pero, ¿vale la pena? Y si valiera la pena hacerse
malasangra por estas cuestiones, ¿qué otras alternativas estamos generando
para oponernos? ¿Será Bach, que estoy escuchando, lo que me hace mantener la
calma? ¿O tal vez los dos capítulos de Dr. House del día de hoy, que me
dejaron satisfecho?


12.30 de la noche del viernes 20

 
At 20 abr 2007, 01:58:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Celebro que una vez más la delicadeza en formas y conceptos haya llegado en manos de una mujer surcoreana que, por suerte, aún conserva las dos.
Aquí estoy, aquí estoy, estimada Silvestri: cerca de navidad recibo por debajo de la puerta de mi casa un sobre lleno de postales con fotografías de obras pintadas por artistas sin manos. Así las cosas, sugiero que en poesía busques el modo de cortar cabezas, porque con las manos puede no ser suficiente.
El problema es que si con tan poco, percibís que en este debate unos productos poéticos de los noventa están --o debiera decir estamos?- llorando, imaginate la contaminación sonora que vas a producir con sablazos semejantes. Otra que rock sinfónico.
Lo que sí pondría en crisis, aún a riesgo de abrir una ramificación estéril de debate, es tu inclinación a elegir ser bien leída antes que muy leída. Entiendo la alergia a la masa. Pero será exactamente anarquismo el promover un sistema de lectura calificada?
Voy a ser espectador durante los próximos días, que veo venir movidos. No es el temor a faltar a una nueva vernisage (los que me conocen saben que no voy ni a las mías), sino algunas ocupaciones que no podré eludir. Por eso antes que escribir, voy a elegir leerlos.
Antes de irme agrego dos cosas. La primera creo que los aportes se volvieron vertiginosos y particularmente ricos.
La segunda es referida a dos comntarios: silvestri sugiriendo que alguna política culural irlandesa genera más y mejores lectores ; y varios posteadores hablando de la ausencia de la poesía en espacios reales de poder.
Al respecto diría que en los últimos años, fundamentalmente en los noventa, reconocidos poetas fueron jurados de f undaciones, de fondos nacionales, de líneas estatales de subsidios a editoriales, de programas universitarios de promoción y de un lugar en la ciudad llamado casa de la poesía, con sede y todo. Recuerdo por ejemplo la gestión Helder --amenazada desde el comienzo por una señora amante de papelones-- que convocó a distintos representantes del ambiente, con un criterio bastante plural, para formar una especie de cuerpo colegiado.
Creo que ninguna de las inicitivas implementadas en ningún caso generó más ni mejores lectores de poesía. Ni el erizo, ni la casa. Y no responsabilizo de esto ni a Villalba, ni a Helder, ni a Muschietti, ni a Fonderbrider, sino a las expectativas de un par de generaciones superpuestas que creyeron que se podía escribir poesía y prescindir de los lectores porque, total, nos leíamos entre nosotros (ya saben qué opino de las supuestas perfomances colonizadoras). Por qué si resulta loco afirmar que la comida es solo para cocineros, o que los médicos solo deben curarse entre ellos; suena tan natural sostener que la poesía es un bien que solo puede ser disfrutado por poetas?
¿O es que bastaba con que una futura columnista de la revista Viva se mostrara interesada por alguien para que a través de él quedara saciado el apetito colectivo de recepción?
Seria interesante hurgar en consumos culturales, para saber si en los sesenta, por ejemplo, se leyó tan poca poesía como en pleno bumbum de los noventa. Porque el Gianuzzi rescatado --hecho que agradezco de verdad como lector-- fue encontrado en las mesas de saldo un año después. Y el objetivismo chabon, es acusado hasta de populismo y demagogia y sin embargo no salió de un par de mesas de lectura de Palermo.
En ese plano, Di Napoli, no desdeñaría opciones como las de Ñ o como la que en su momento Rosemberg y Samoilovich sostuvieron en la revista La Nación. Por momentos la resistencia a la divulgación es una impostación de clase, o el temor a enfrentarse con el lugar que la poesía ocupa en el mundo real.
Para respetar la propuesta de Fonderbrider, querido diario: son las dos de la mañana del viernes, Silvestri todavía no vino por mis dos manos y -no se si producto del apriete al que se refiere Cristobo- siento un calor asfixiante. Como no creo exactamente en lo que escribo, pulso rápido el send.
Saludos a todos. Reches.

 
At 20 abr 2007, 02:00:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Di Napoli, aceptemos que podría ser productivo discutir el poder. En ese caso, y tal como sugerís, propongo que nos consideremos todos operadores, porque cada uno juega como mejor puede, pero juega.
Sería importante entonces distinguir poder de prestigio. No son la misma cosa y me parece que las usas de modo equivalente.
Así, Ñ no tendría prestigio ni lo otorga; el Diario de Poesía sí lo tuvo y el ámbito universitario lo tiene aún. El prestigio es todo un tema de discusión, no?
Respecto de Ñ, te hago una aclaración: no recuerdo ninguna columna en la que se haya dicho quiénes deben tener una antología. Yo escribí en Ñ una columna en la que decía quiénes la tuvieron en los últimos meses y en los últimos años. Me parecía importante que la obra dispersa de muchos poetas se fuera concentrando en tomos de obras completas, aunque no más fuera con fines prácticos: tenerla a mano. Y, claro, también me parecieron hechos culturales eficaces, para usar tus términos. Al final mencionaba reediciones de algunos libros, todo esto como hechos auspiciosos y producto de distintos esfuerzos: de editoriales comerciales fuertes, o más o menos fuertes, o "independientes" (eufemismo usual por chica, pobre, no rentable) o de instituciones públicas. Eso fue todo, y no un intento de digitar nada. En cuanto a posicionar a Rojo y Durand, me parece que Ñ no posiciona a nadie, solo puede, en el mejor de los casos, lograr que un poeta conecte con algunos lectores --es necesario en este punto recordar que no es lo mismo poder que prestigio, y reiterar mi invitación a que discutamos eso, si vamos a prolongar la discusión sobre el poder. Si nos asumimos como actores del mismo juego --y vos proponés "examinar de abajo hacia arriba, de lo pequeño a lo grande, cada jugada hecha en este tablero"--, entonces el sarcasmo sobre García Helder, tu favorecedor, no sólo es injusto, sino también incongruente.
Coincido con vos en la crítica a establecer relaciones entre modelos poéticos y modelos políticos. Son vistosas, pero se revelan inconsistentes. La politología me parece la parte de la sociología que requiere la mayor sutileza. Como la poesía es visiblemente un arte sin clientes, un mercado curiosamente despojado de valor de cambio --un mercado de valores simbólicos entre otras cosas- cerrar ecuaciones entre modelos poéticos y modelos poéticos se hace muy dificultoso.
En el último post de Cassara aparecen de todos modos dos puntas que me parecen interesantes: el vaciamiento estético y el cinismo. Si hay o hubo algo de eso, sería bueno señalar en dónde. No lo estoy negando, confieso simplemente que nunca lo había considerado así. Y, Cassara, no te disculpes por el pathos, que en eso te acompaño. Su falta es en todo caso correlativa al uso indiscriminado de "tecnología" poética que señalaste, en la generación posterior, o en los que publicaron a continuación, si sigue sin gustarte la nomenclatura generacional.

 
At 20 abr 2007, 02:09:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Fe de Erratas

Dije antologías donde debía decir obras completas
Y quisé decir modelos poéticos y modelos políticos, y no repetir modelos poéticos

 
At 20 abr 2007, 02:17:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Leonor por favor volvé!

 
At 20 abr 2007, 02:53:00, Blogger walter cassara : dijo...

Cristián: una alegría que verte por acá. Siempre es provechoso discutir con gente que puede poner en palabras sus argumentos, en vez de dispararnos con sus atropellados eructos, y luego mandarse a mudar. Me alegra también que hayas nombrado a Daniel (Helder), un poeta insoslayable en el horizonte de los ‘90, y de cuya generosidad crítica puedo también dar testimonio. Me alegraría mucho más conocer su punto de vista respecto de algunas cuestiones que estamos discutiendo en esta página.

Acepto tu objeción, digo por lo de “bejaminiano, mal”. Uno se excede a veces en posiciones categóricas, sobre todo apelando a reducciones políticas. Tu enfoque me parece en general acertado, en lo macro. En lo micro, me parece, se te escapa algo: el poder (y esto ya se ha dicho infinidad de veces) no tiene rostro, es algo atomizado, que está en nuestras cabezas, inscripto a niveles libidinales o inconscientes. De modo que no tiene mucho sentido, creo, trazar un mapa estatal o institucional y testear cómo y cuánto intervinieron la redes del poder en el delineamiento de las estéticas noventistas. No llevaría a ninguna parte. Seguro, haciendo girar la torta (“la mitad de nada”, según la boutade de Jorge) a todos en algún momento nos tocó o nos va a tocar una rebanada. Pero eso no deja tranquilo a nadie, más bien todo lo contrario. Con o sin el concurso planificado de fundaciones privadas o del Estado, con talleres o sin ellos, buena o mala, la poesía se seguirá haciéndose siempre. Lo que yo quería plantear era más bien cuán permeables fuimos (en lo que escribimos y en nuestra manera de agruparnos en los noventa) a la maquinaria del poder y cómo esa maquinaria puede volverse de un momento a otro en contra nuestro. Esto se puede ver claro en el relato que la crítica ha ido tramando en torno a una supuesta generación de los noventa. ¿Vamos a dejar, por conveniencia, que ese cuento (falso de acá a la China) se siga refiriendo a expensas de lo que hicimos o no hicimos, y al margen de nuestro compromiso personal con la poesía? Hay que ponerle un punto, creo, a eso que Baudrillard llama las “estrategias fatales”, ese corporativismo frío y desafectado de los comentarios y chismes del foyer que no pretenden más que hacer girar la torta una y otra vez para que todos nos quedemos contentos.

Bueno, veo que me estoy yendo por las ramas. Mejor la sigo mañana.

 
At 20 abr 2007, 06:11:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Gracias, Alejandro, por el fragmento de Emerson, que resulta bastante refrescante. Me gustó mucho también tu reflexión sobre la tensión creada por la imposibilidad y, personalmente, me resulta una forma de ver las cosas sobre la cual no había reflexionado. En todo caso, si me permitís, creo que la tensión de la imposibilidad, según la entiendo, presupondría que el objetivo sea ir contra algo (la tradición o cualquier elemento) del cual resultaría imposible sustraerse. Quizás mi mayor objeción a esto sea que no necesariamente, o no siempre, esa escritura se desarrolla como una antítesis o negatividad hacia un valor, sino como la creación de otros.
Explico: en mi primera o segunda intervención en este debate, lo que comencé cuestionando era la efectividad, para aproximarse a los poetas post 90, de hacerlo mediante un único análisis, -propuesto por Fondebrider,- cuyos límites no eran además “la tradición poética”, sino más acotadamente, “la tradición poética argentina”. A grandes rasgos, mi idea era que, según lo que preguntáramos, obtendríamos una respuesta. Como además estábamos analizando un fenómeno de “incomunicación”, creo que no estaba (ni está) de más pensar qué otros modos de acercamiento teníamos a mano.
Visto lo visto, todas las refutaciones –más o menos graciosas o no- que se han planteado a esta objeción inicial no impidieron que tanto Fondebrider cuanto los otros panelistas hayan incorporado estas consideraciones de un modo práctico. Supongo que habrá influido para ello algún capítulo del Dr. House en el cual, aún desestimado las opiniones de sus colaboradores, House decide ponerlas en práctica. En fin. Como sea, creo que a mediano plazo, la diversidad de intereses que confluyen en quienes están creando actualmente, tanto como el cuestionamiento (teórico y práctico) sobre la precisión de los límites entre diversas disciplinas, pueden ir reconviniéndonos sobre la eficacia de analizar todo exclusivamente a la luz de la tradición poética argentina.
Tempranamente, Reches me rectificó sobre mis ideas acerca de las producciones de los 90 justamente en estos cruces, los multidisciplinarios. Retomo esto ahora para reflexionar nuevamente: algo, en el discurso poético de Ximena May, por ejemplo, podrá ser comprendido dentro de la tradición de una poesía nacional. Y quizás otra parte, no menos significativa de la construcción de sus trabajos, deberá ser pensada con la concurrencia de los códigos de los lenguajes visuales, o de las “nuevas tecnologías”, o, de un modo más amplio, en el contexto en el que se producen esos cruces disciplinarios. Para quien quiera verlos: http://www.ximenamay.com.ar/menu.htm

En todo caso, querría mostrar, una vez más, la diferencia entre escribir de espaldas a una tradición, sustrayéndose de ella, intentando negarla o, simplemente, tomar ese aporte como una de las fuentes de inspiración o preocupación a la hora de desarrollar una creación. En ese sentido, diversas “mezclas” pueden ser realizadas con objetivos o programas estéticos diferentes, sin que, por eso –y aquí disiento un poco de Walter Cassara- sea satisfactorio explicar esto únicamente desde el expediente de la tradición poética de esas incorporaciones. Arnaldo Antunes, a quien citara también aquí Gabriel Reches, puede ser leído a la luz de la poesía concreta de los hermanos De Campos, pero sus exploraciones performáticas reclaman otras aproximaciones, etc.

En todo caso, diría que la escritura poética, como práctica, se basa en unos saberes individuales, y que estos saberes están compuestos por los elementos que quien escribe considera adecuados a su propuesta o, como se dijo en el blog de Brasil, su “aventura intelectual”. Diversas concepciones de lo que se desea crear ameritan diversos “inputs” o conocimientos deseables para tales fines. El aumento de la disponibilidad de materiales requiere, al mismo tiempo, una mayor claridad para comprender cuáles, de entre todos ellos, resultan factibles de aprovechar dentro de las posibilidades de lectura y asimilación de cada uno de nosotros. Probablemente nadie se plantee la tarea de revisar toda la tradición literaria de un país, lo que por otro lado parece una tarea no sólo imposible sino improductiva. Como seres humanos que somos, vamos identificando destellos, aquí y allí, escritores y obras que secuestran nuestra atención por intereses y afinidades de las que no siempre somos concientes. Del mismo modo, creo yo que más por curiosidad que por ignorancia, vamos asimilando de diversos modos otros autores, otras obras, otras disciplinas, otros modos de discurso, otras influencias –quizás sin pararnos a considerar que el hecho de que provengan de campos extra poéticos define nuestra búsqueda en uno u otro sitio de la tradición, es decir, no colocando como prioridad esa situación referencial- con un comportamiento que, sin negar la tradición, se propone ser capaces de entrar en un estado de suspensión a la hora de escribir, que, por definir de algún modo, enunciaría como “Bien. La poesía es todo esto que se ha escrito hasta ahora. Todo esto, más lo que todavía estamos por escribir”.

 
At 20 abr 2007, 10:33:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Sí Cristobo. COincido en que ximena puede ser analizada desde otra perspectiva, que viene a cuestionar parte de lo expuesto en mis primeros posteos. Algunos de sus textos sí podrían ser inscriptos en una genealogía que se remonta a los hermanos brasileños, aunque aggiornada a la nueva situación tecnológica (hablar de avances tecnológicos me daría impresión); ya que desde el origen, nacen en soportes que no son gráficos e incluyen, por ejemplo, la noción de interactividad.

 
At 20 abr 2007, 12:05:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Cristobo, Alejandro: no disputaré con Fondebrider haber introducido el tema de la tradición, pero lo cierto es que lo defendí con fuerza. Aclaro entonces que no me referí a la tradición como "fuente de inspiración" y mucho menos exclusiva. En todo caso, la lectura de la tradición es un recorte que cada uno va haciendo a medida que escribe. En el acto de escribir y en los propósitos iniciales, puede estar la tradición o el deseo de seducir a una novia o agradar a los amigos o lograr una banca en el Senado, no importan mucho realmente las intenciones. Comprendo lo de la tensión en cuanto a recrear la tradición y sacudirse los huesos de los mayores, como quiere Ermerson, porque todos en mayor o menor medida hemos escrito con esa tensión y hemos logrado resultados buenos, mediocres y malos. Emerson fue un utopista. Pero seguramente supo que cuando se logra mirar la naturaleza, o el mundo, como si fuera la primera vez que alguien los mira, y luego se intenta pintarlos o escribirlos, uno vuelve a una práctica. Quiero decir, después de la mirada virginal, uno se enfrenta con los pomos de pintura o con una pluma o un teclado, y entonces no puede ignorar, aunque lo quiera, la mirada de Renoir o la de Whitman. Como dice el zen: en el primer satori, los ríos y las montañas dejan de ser ríos y dejan de ser montañas; con el segundo, los ríos vuelven a ser ríos y las montañas vuelven a ser montañas. Donde me permito sugerir un procedimiento inverso al de Emerson: primero la cultura, luego aquello que los medios artísticos supuestamente representan. La ruptura con la tradición está en el final del viaje, si está. Nunca quise decir que se escribe de acuerdo con los postulados de estos o aquellos poetas, nunca quise decir, claro, que debemos reescribir el Quijote. A esto, señalé, se llega sin que uno se dé cuenta, precisamente cuando ha pretendido ignorar lo hecho, desconocer, no leer, la tradición.
La operación objetivista, el discurso de los 90 que le siguió, todo ese que para Cassara es falso de aquí a la China, y lar articulaciones de poder a las que dio lugar, bueno, se hizo sobre la base de un recorte de la tradición. Sólo por eso, la tradición merece ser observada y analizada en los nuevos contextos, desarticulada y vuelta a escribir.

 
At 20 abr 2007, 01:17:00, Blogger walter cassara : dijo...

Este es un post que intenta redondear (o empeorar definitivamente) algunas consideraciones “benjaminianas mal” que vine esbozando anteriormente. Apunta más bien a pensar las operaciones críticas que se vienen fraguando en torno a la poesía de los noventa. Es quizás un poco hermético, pero quien quiera oir…
Hace unos días, hojeando al pasar el pequeño Diccionario del político exquisito del inefable doctor Torcuato Di Tella, libro que recomiendo fervientemente a todos los amigos y colegas, di con un giro que de pronto me llamó la atención. “Trotskismo eliótico” se decía allí --cito al pie de la letra—de “una actitud que combina el izquierdismo con una condena de la cultura de masas y sus degeneraciones comerciales”.
El original modo de sufijación: “eliótico”—sigue el diccionario—“se refiere al escritor inglés T. S. Eliot (1888-1965), conocido por sus actitudes elitistas en arte a la vez que en política”.
Amén del escándalo que pueda causar en algunas almas demasiado sensibles o anacrónicas el matrimonio ideológico de Trotsky y Eliot, lo que más me sorprendió de este encuentro-entuerto maquiavélico, fue el extraño brillo que podía emitir de golpe considerado a la luz del “campo” (con las comillas rindo homenaje a una vulgata de justo prestigio entre nuestros litterati) cosechado en las dos últimas décadas de afiebrada producción poética.
Un campo que, a mi modo de ver, se presenta fuertemente alambrado de herencias y presupuestos políticos que cierta crítica, más bien dogmática y adormilada en el ditirambo sociológico, viene acunando en una aquiescente salmodia que sólo habrá de nutrir a los vates (pero de ningún modo el debate) de la hora.
Un campo automático como un parque de diversiones, en donde el “trotsking” era no hace mucho --si mal no recuerdo— el deporte más en boga, y donde a los cuatro vientos se cacareaba la vida del Che Guevara en un pseudo lunfardo de las Islas Británicas.
Aclaro rápidamente que no tengo nada en contra de los fusiles cuando éstos son empuñados por la rabia y el hambre, pero una cosa es una guerra republicana y otra cosa muy distinta (cualquiera lo sabe) son los partisanos de salón jugando a los soldaditos de plomo.
Que un poeta confunda la literatura con la selva y ésta con lo que pasa en la calle, es algo bastante natural y hasta puede parecernos romántico, pero que un crítico (y un poeta no puede dejar de ser crítico en estos tiempos) no sepa o no quiera distinguir estas cosas, eso ya implica un problema de mayor calibre.

¡A desalambrar, a desalambrar!

 
At 20 abr 2007, 01:25:00, Anonymous Anónimo : dijo...

silvestri: quizás me haya expresado de una manera ambigua, pero lo mío no fueron palos a la UBA, de ningún modo (posdata a ese tema: en la lista de poetas argentinos enseñados en la UBA entre 1995-2006 me faltó nombrar a perlongher, viel té, maría del carmen colombo y aldo oliva).

en cuanto a lo que dice walter cassara, sí, quizás no tenga sentido hacer un mapa de poderes, eso porque en nuestras cabezas lo estamos haciendo todo el tiempo. donde no te sigo en absoluto es en eso del poder mental-libidinal de cada, digamos, persona; no tengo una visión estalinista al respecto pero tampoco nos pasemos del biopoder a la new age: por eso es que hablaba de esas pequeñas asociaciones efectivas entre puñados de personas (pequeñas librerías de marcos sastre ambulantes, dicho esto sin sarcasmo, bien) y la estructuración primera de esta misma pagina web, que ante todo pone en escena las recomendaciones y después los poemas, es una prueba de lo que digo.

disiento con aulicino: creo que en las condiciones actuales de producción y circulacion de la literatura, el "prestigio" es un sinónimo devaluado de eso que, en términos publicitarios, se suele denominar "llegada". y Ñ tiene más llegada que la UBA (directa e indirecta, mediata e inmmediata). Beatriz Sarlo intentó durante años posicionar a un escritor como Saer y lo logró, se podrá decir, pero sería una reducción al absurdo; también intentó durante años posicionar a Chefjec y fracasó.
(en ningún momento fui sarcástico con helder; es un gesto muy berreta no ver que en esa frase mía estaba burlándome, a través de una hipérbole, de algunos comentarios deslizados acá)

aquella columna tuya, aulicino, bien se podía leer como una moción para un futuro plan de obras completas; en ella decías algo así como qué bueno sería ver reunidas las obras de A, B, C... y lógicamente dejabas nombres afuera, cosa que, bueno, es inevitable.

 
At 20 abr 2007, 02:19:00, Blogger walter cassara : dijo...

Aulicino: acuerdo con tu mirada no tradicionalista de la tradición, en el sentido de que no es (no puede ser de ningún modo) esta un bloque cerrado por cual el poeta debe velar eternamente, como un sacerdote o un solado. Pero tampoco estoy tan seguro de sea sólo eso: una cantera de recursos formales de la que uno puede echar mano a su antojo, o una pequeña novela neurótica que cada uno examina con cuidado para luego dictaminar: este es mi padre, este mi tío, este otro mi hijo mogólico-como decía más o menos Auden.
Hay me parece -o debería haber- ciertas líneas matrices o quizás ciertos valores ¿porqué no? que deberían ser rescatados más allá de los intereses espurios con los que cada poeta se sirve de la tradición. Me dirás que de eso debe ocuparse la crítica que siempre es la que intenta poner un orden o establecer un canon permanente allí donde no reina más que la anarquía el capricho.
Pero a uno que vive en una coyuntura determinada, con un tiempo limitado, no lo queda sino jugarse todas las cartas, aunque se equivoque. Por supuesto, con cada recorte que se hace de la tradición, uno toma algunos valores y luego descarta otros. Pero hay justamente empieza la discusión, por no decir la guerra.
Se me ocurre ahora, el objetivismo, partiendo de alguna recorte muy reducido del imaginismo, ha decretado un poco suelto de cuerpo, entiendo yo, por ejemplo —y dicho esto a grandes rasgos— que la metáfora “ya fue”, y ha desplazado el foco de tensión desde el sujeto a los objetos. Habría que ver en primer lugar, entre todos los poemas que se consideran adscritos a estos postulados, si en efecto se verifican. Habría que preguntarse luego ¿cómo llegaron a esa conclusión?
Porque entre paréntesis el objetivismo jamás ha declarado abiertamente, que yo sepa, sus principios. Los ha simplemente “ejecutado” sin someterlos a una discusión pública. Y digamos someramente, uno no mata la metáfora sin dar al menos algún tipo de explicación ¿no te parece? Hay mucha gente que todavía piensa que la metáfora es un elemento constitutivo de la poesía.
Con esto quiero decir: si convenimos en que la metáfora “is dead” debemos hacer todas las explicaciones del caso, salvo que pensemos en la metáfora tan sólo como una vieja figura del lenguaje. No creo que haya sido lo que ustedes pensaban. Digo por decir (y no estoy defendiendo una cosa en contra de otra) el neo-barroco fue más coherente en ese sentido, en lo teórico y en lo práctico. Ahora bien, el objetivismo, me da la sensación es una gran bolsa de gatos donde termina entrando todo.
Una aclaración, cuando dije que el recorte crítico en torno a los noventa me parecía falso de acá a la China, es porque considero que todo lo que se ha escrito sobre eso ha partido de presupuestos y apriorismos que no estaban explicitados en la época. La crítica en general se movido en la superficie del sistema, buscado pruebas y datos casuísticos que avalaran tan sólo sus conjeturas. De ningún modo se ha tomado el trabajo de leer a los poetas. En esto coincido con Aníbal.

 
At 20 abr 2007, 02:27:00, Anonymous Anónimo : dijo...

alejandro mendez propuso, después de mi primer mensaje, volver al tema inicial del debate, el de las tradiciones dentro de la poesía argentina. y fue como un toquecito en la frente que está muy bien, lo acepto. yo sé que hay temas donde es más lo que se especula que lo que se describe, y hasta pueden ser aburridos. de todos modos, no fui yo quien introdujo ese concepto de "operación objetivista" en la discusión; por el contrario, era uno de los planteos más recurrentes.
una de las cosas que quise decir en esos parrafotes sobre los espacios de poder y el FNA etc etc es que, en términos concretos de fuerzas más o menos institucionalizadas de poder, la mentada operación objetivista es tan operación como la neoclásica o neobarroca o neofestilindo ByF o lo que fuere. esto, creo, hay que aceptarlo: si una tuvo más efectividad fue por razones ajenas a aparatos. y creo que aceptarlo sería provechoso incluso que para los que aspiran a destruir esa estética de contornos tan imprecisos, por cierto.
tampoco quiero con esto ponerle punto final a nada; mientras me dé el tiempo, yo me prendo en cualquier discusion. simplemente digo esto, ahora, movido por el reclamo de mendez y por una sensación pareja de que aburro.

 
At 20 abr 2007, 03:06:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

di napoli, te juro que podrías producir cualquier cosa menos aburrimiento, y espero que este chascarrillo no te enfade
ahora, cuando decís que sería berreta no entender que tu referencia a Helder no fue sarcástica disculpame que me ponga el sayo y me considere infinitimente berreta, porque también nací cerca de Liniers, y siga pensando que si no fue sarcástica la constructio aun para salver a Helder de sus detractores termina hundiéndolo.
En este debate participó gente que podría decir tal vez de Helder cosas peores, acaso las diga, solo quería señalar que no era congruente con tu agradecimiento que construyeras esta imagen de Helder que, sea por motivos instrumentales en el debate o por loq que fuera, perfecciona la crítica que sobre él se hizo.
Y te ruego, no quieras que todos practiquen tu método de pretender leer bajo el agua. Lo digo por o que decís aquí de la columna de Ñ. No lo voy a copiar, para no cargar el debate con un documento marginal a lo que se discute, pero no digo en ningún lado que sería bueno que A B o C tuvieran sus obras completas.Si querés te mando una copia por mail.
Seguiremos disintiendo, espero que con menos reparos de tu parte acerca de mis posibilidades interpretativas.

 
At 20 abr 2007, 03:16:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Walter Cassara; utilizás en tu último post un plural que parecería involucrarme enla llamada por mí operación objetivista. Mi posición ante esa operación, legítima aclaro desde ya como cualquier otra, la expliqué aquí mismo, y también en un artículo que publicó la revista de Marcelo Cohen y Graciela Speranza, hace ya unos años, cinco o seis. De ese artículo Llach infirió que le tiraba mala onda, aunque no es así, no tengo la menor mala onda con él.Hablaba de las operaciones que sobre determinados autores hizo la línea sarliana, no sobre la calidad de Llach. No estoy de acuerdo con la abolición de la metáfora, entonces. Bastaría ver lo que escribo. Pero sea este o no un equívoco respecto a lo que digo o pienso sobre el objetivismo, o a lo que creo que vos entendés que digo o pienso, es interesante que seas vos el que tira más frecuentemente líneas de análisis estéticos, como ésta sobre la abolición de ls metáfora,que me gustaría fuera el siguiente plano en el que discutiéramos "el estado actual de la poesía"

 
At 20 abr 2007, 03:33:00, Blogger Unknown : dijo...

Yo creo que no se puede estar por afuera de la tradición , la conozcas, o la ignores, viene a vos. De todas maneras, el tema de que es contemporáneo o no también me atrapa, porque las periodizaciones son tan oscilantes como las identidades. También quería aclarar que acá solo se puede nombrar gente viva, de allí que a veces no nos podamos hacer cargo de una tradición un poco mas pasada, porque se murieron, pongámosle.
Fonde, Cristobo también se ofusco conmigo, y Auli también me defendió a mi, quiero mi cuota de enojo por favor… me merezco eso al menos no? Y te envidio la calma, sea Bach o lo que sea…
Quiero hacer un descargo sobre la UBA y Sarlo, que esta en mi blog, por si quieren consultarlo, bajo la etiqueta politiquerio. Yo odio a la UBA por eso me fui, pero ella y Sarlo, como lo mejor que tuve en esa facultad, me dieron las herramientas incluso para desmantelarla o para hacerle la guerra. Y estoy muy agradecida al curso de supervivencia. Y por Delfina quedaron tocadas algunas otras chicas que usan rojo punzo (no de las que usamos rojo con nuestro negro- nada que ver con Di Napoli y/o Vega)
REches, la masa no es la clase, no leíste a MArx? Odi profanum vulgus et arceo decía Horacio y yo le creo, diganme si les hace falta traducción. Yo no quiero cortar cabezas quiero que sigan viviendo en el dolor. Lamborghini decía “Apréndelo, es bueno que te teman”.REches tu observación me parece muy atinada. Efectivamente abogo por una poesía no leída por poetas, que en general no son buenos lectores, por eso me abrí de ese circuito, y abrirlo poéticamente, no abrirlo caritativa o asistencialistamente. Tus manos no serán cortadas, vos bien dijiste fuiste un lado B. Que herencia dejo los 90?
Una vez Maria del Carmen Colombo a quien reverencio me dijo con relación al prestigio que como todo lo demás es un efecto discursivo, ergo podes crear tu propio prestigio, tu propio grupo, eso hicieron muchos de los grupos que otorgan prestigio, simplemente generan su kiosco intelectual, y todxs podemos hacer el nuestro. Después la transmisión manuscrita de Catulo, a quien reverencio también, me enseño que podes desaparecer del campo intelectual poético por algo así como 600 años y volver a aparecer como si nada con más vitalidad que nunca. O como le paso a Corinna, la gran competidora de Pindaro en los concursos poéticos, no aparecer jamás ( Pindaro todxs lo conocemos , de Corinna quedan 6 poemas enteros con suerte y en su momento fue tan buena como el).
En el terreno de los operadores, algunos operadores quieren ser mercancía, quieren hacer dinero con la poesía. Yo aprendí algo este año: no tengo que confundir lo que me alimenta con lo que me da de comer (así como no tengo que confundir mi intervención en el campo cultural/simbólico/intelectual con un trabajo de periodista). Una reseña es (puede serlo) una intervención, un libro de poesía no es mercancía, no quiero que lo sea, no quiero vivir de mi poesía, sino por y para mi poesía. Robare bancos, venderé droga o el pavito, o simplemente haré traducciones, pero no quiero ser como esas nuevas revistas de poesía que quieren ser una “empresa” (empresa además no es gesta).
El poder si tiene, a veces rostro, a veces esta mas solapado, pero no coincido con que no se pueda detectar. Me parece que se sabe donde esta el poder. Y los poetas funcionan como la moda: que esta in y que esta out. Además de que hay un par que se “consagraron” con poco esfuerzo y poco material. Creo los aparatos institucionales burocráticos son visibles e identificables, y los satélites que pululan a su alrededor también. En lo concreto, pocas personas hacen algo por “la poesía”, entendiendo eso como poder sacarla de su nadidad. Y por sacarla de ese lugar espantoso que tiene no creo que haya que bajar el nivel y escribir poesía como se canta en la cancha, nada en contra de la cancha, pero si la poesía se vuelve lo mismo que lo cotidiano, donde esta su pode desautomatizador, político, autárquico, revulsivo. Tiene acaso la poesía rasgos propios que la definen como género inmamentes e inalienables? Cuales son? Quienes los dictan? Son autonomos? Son historicos?
Mi apreciación irlandesa es que en general la gente acá leyó a los ineludibles :Yeats, Heaney, Beckett, Bolan. Y varios contemporáneos. Vas al pub y aunque sea para mentir la gente sabe de poesía. La poesía no esta considerada, como pasa en nuestro país, como algo difícil de leer. De todas formas, los poetas y sus expresiones acá son mucho menos intrépidas y experimentales (en la actualidad), para gusto de los tradicionalistas.
Con la cuestión popular, populista, multitudes, masas (todos conceptos diferentes), yo no tengo la respuesta. La verdad no se.
Hoy también me quede pensando que todo es político, no se puede no serlo, aunque no se asuman posiciones concientes. Pero quien adquiere conciencia política a través de su barricada artística se vuelve politizante, y de ahí que pueda hacer un giro estético por ejemplo.
Aulicino, me estoy volviendo a Buenos Aires, literalmente me mando a mudar, si me ausento será unos días, sabrán disculpar las molestias, estamos trabajando para mejorar el servicio. Sino participo mas es porque además de participar de este debate intento tener sexo, mantener una vida, escribir un poquito, vender alguna que otra traducción, leer un libro y hacer las valijas.
Ya se Cristian que no dijiste nada malo contra la UBA, solo que me molestaría entrar en esa diatriba Saccomanina otra vez. Yo te digo, a veces extraño el nivel que las cosas tomaban en los teóricos de la cronista dominical, quien desde ya no hizo nada porque yo aprendiera un pomo de poesía, pero como mis profesoras de latín y griego, daban otras cosas como para que una después pudiera leer cualquier cosa. Como se accede a esas otras cosas, es otra cuestión. Como ya dije antes, así como te encontras con quienes te ocultan, también están quienes te regalan o te acercan un libro, o te confrontan las lecturas y tienen con que.
Yo igual espero que para la semana que viene estemos hablando del hoy. El futuro llego hace rato, todo un palo ya lo vez.
Que largo todo esto, nadie lo va a leer.
Leonor Silvestri

 
At 20 abr 2007, 03:58:00, Blogger walter cassara : dijo...

Aulicino: no se puede dar por sentado, así de fácil, que todos fueron (fuimos) “operadores” (y notemos el sabor oficinesco o burocrático que tiene esa palabreja). Eso sería como decir “nadie está libre de tirar la primera piedra” y aplacar de ese modo la mala conciencia. Tampoco puedo acordar con lo que opina Cristian, poner en suspenso los espacios de poder y pasar a considerar qué aportaron cada una de las “operaciones” que él menciona. El prestigio que un poeta adquiere es muchas veces directamente proporcional a la manija que se la ha dado. Porque al no haber lectores, como dice Reches, convengamos que el boca a boca, sólo existe en dimensiones módicas.

Aunque Aulicino haya hablado de una “operación”, con todo el sentido estratégico y la voluntad de dominio que ello implica, nadie piensa en corporaciones oscuras o sociedades secretas moviendo con un plan determinado las fichas sobre el tablero. Creo que es más como apostar por un caballo que corre por primera vez. El problema es que ese caballo ya tiene unas cuantas carreras ganadas y se le sigue apostando como si fuera un principiante. ¿Se entiende? Me parece que hay que llevar los datos de la experiencia personal a un nivel de significación más amplia, ver cuál es la suma metafórica que deja la época. No se pude ser exhaustivo en un espacio como éste, pero muchas puntas están surgiendo y nuestra perspectiva ya no será la misma de acá en más.

 
At 20 abr 2007, 04:07:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Chicos, chicos, insisto en que estamos siendo desordenados. No nos culpo: la
chorrera de posteos indica que hay demasiadas cosas pendientes que están
requiriendo ser habladas. Pero, por momentos, la cosa se pone caótica.

Lamento que haya pasado desapercibido mi comentario sobre la necesidad de
cruzar jurados y premios porque, vuelvo a decirlo, si se hiciera, quedaría
en claro que la "operación objetivista" fue un poroto al lado de otras
operaciones.

Tal fue la insistencia de algunos participantes que entré al blog de Ximena
May, y ahora espero que alguien me explique qué tiene de nuevo respecto de
lo hecho en el pasado como para no tener que considerarla dentro de "la
tradición". Aclaro que el mero hecho de que esté en Internet no vuelven
novedosos ni los poemas ni las fotos ni las animaciones.

Respecto de la tradición, ya que afortunadamente hemos vuelto a
considerarla, comparto el punto de vista de Aulicino: primero hay que
enterarse, leer y después, si eso es lo que interesa, romper, pero al revés,
salvo que a uno le toque ser un genio --y convengamos que la frecuencia con
que aparecen los genios no se modificó en los últimos milenios--, es una
pérdida de tiempo, volverse Menard --como quería Auli-- o un ignorante.

Lo que nos lleva de vuelta a desear que las palabras, para todos,
signifiquen lo mismo para poder entendernos. Lo digo porque, por ejemplo, en
el primer artículo del libro del Rojas, donde tracé una rápida síntesis de
las décadas de 1960, 1970 y 1980, retomé todas las polémicas habidas y por
haber de la época y las distintas aproximaciones y definiciones del
objetivismo (argentino, aclaremos, porque existe uno norteamericano de la
década de 1930 y uno francés de la década de 1980, y ninguno se parece entre
sí). Allí, sin ir más lejos, Freidemberg se despacha con varias
descripciones que lo convierten en el mejor crítico de esa modalidad, al
menos en aquellos años. También Martín Prieto, en su Breve historia de la
literatura argentina, dedica varios párrafos al objetivismo. Con mejor
voluntad que acierto, ubica en la lista de objetivista a una serie de poetas
que no necesariamente adscribieron a esos supuestos. Esto, entonces, para
decir que las definiciones y las descripciones existieron y,
afortunadamente, dada la capacidad crítica de sus teorizadores, fueron menos
tramposas y alambicadas que las de los neo-barrocos. También podría
probarlo, pero no quiero abundar.

Exactamente lo mismo que escribí en el párrafo anterior viene a cuento en
relación con la metáfora o la idea de ambiente o tantas otras cosas que
podrían ser analizadas a la luz de su historia. Estamos refiriéndonos a la
abolición de la metáfora como si fuera una novedad y, si la memoria no me
engaña, es lo que propuso, por ejemplo, Edgar Bayley, en la década de 1950,
frente a los excesos que Neruda prohijó en la poesía castellana de casi toda
Hispanoamérica. Pensar el problema como nuevo; vale decir, "sin tradición",
es ocuparnos apenas de impedir chocar contra la punta del iceberg, no contra
el iceberg, para retomar nuevamente la metáfora de Auli sobre el Titanic.

Por último, al calor del combate, tengo la impresión de que todos estamos
precipitándonos a leer los posteos de los demás de manera demasiado rápida y
algo desordenada. Hay varias posiciones que, leídas desde acá, en Palermo,
parecen similares y que tal vez, desde otro barrio, luzcan como antagónicas.
Y hay posiciones antagónicas que, curiosamente, se están leyendo como
coincidentes.

Son las 3.45 de un día de mierda.

 
At 20 abr 2007, 07:01:00, Anonymous Anónimo : dijo...

yo sabía que los iba a decepcionar! en efecto, aulicino: no represento a nadie, ergo no tengo ningún problemas en hundir a helder con tal de llevar al contrincante de ocasión (en este caso vos) a ese punto en que la retórica se confunde con el juego de los espejitos (el famoso a mí me rebota... un clásico de la infancia en ciudadela y en liniers!). había argumentos detrás del escarnio, de todos modos.
lo otro, lo de aquella columna en Ñ, por mi parte estaría muy bien que la subieras a este medio. igual, era algo sencillo: un listado de nombres, un deseo a futuro, eso nada más.

leonor: con todo respeto, creo que te fuiste a un discurso muy "borde" como dicen los gallegos. me decís de no caer en la saccomanía pero vos sos la única que odió y puteó y maldijo y pidió corte de manos, qué es eso, yo al lado tuyo, con mi listita de poetas que se enseñaron en la UBA, parezco un ayudante que le lleva los papeles y el vaso de agua a viñas!!!

coincido con fondebrider, y agrego: probablemente la operación objetivista tuvo menos recursos que la opereta anti-objetivista. pero ustedes son más grandes y deben tener más datos; desde mi lugar lo que puedo decir es que esto no es chile. en chile, de movida, y sólo por obligaciones de agenda, un presidente se reune x lo menos dos veces al año con poeta/s (premiados), lo cual permite estimar, en una escala que se me ocurre ahora, que el ministro de cultura lo hace cuatro veces, el secretario A lo hace 8, el secretario B 16, eso. todo lo cual no implica en sí mismo la existencia forzosa de una estética oficial, aunque sí da argumentos para que la comunidad de poetas y críticos entre en una especie de estado de celo o vigilancia a ver qué cosa premia el gobierno.
acá ni hace falta ponerse en guardia, me parece. tal vez me equivoque. cuando se dijo en este espacio que tal poeta "tiene el poder" o, con un plus de misterio, "es el poder", yo no sé cómo entrarle a eso. ¿el mas premiado por el estado? hay que ser muy lumpen para, donde dice apoyo, escuchar plata o premio. y, que yo sepa, el estado no apoya a ningun poeta ni a ninguna estetica -¿nadie del gremio se entrevistó con cristina?!!!- tampoco los premios en efectivo estarían asegurando nada. incluso las buenas reputaciones en el mundo delas instituciones públicas no estarían asegurando nada. o quizás sí: estarían jugando en contra del propio poeta. tomemos el caso de arturo carrera: diez años atrás, en el 97, los poetas jovenes con más visivilidad en aquel entonces (mariasch, freschi, llach)parecían admirar a arturo; luego, del 97 al, no sé, 2000 y algo, carrera cumple un rol significativo en algunas fundaciones; hoy, 2007, los poetas jóvenes con más visibilidad en lecturas (paula peyseré, mariano blatt, sol prieto) parecen no tener nada en común con carrera. y aclaro porque esto siempre genera respuestas tardorrománticas: hablé de poetas con más visibilidad, los que parecen ser más requeridos por revistas y sitios de lectura, no hablé de mejores.

 
At 20 abr 2007, 10:03:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Aulicino: me apuro a redondear mi intervención en este espacio porque ya mañana no tengo acceso a la web y después, bueno, aceptame este argumento: el lunes ya es otra semana.
tengo la sensación de que una cosa era la discusión que yo quise plantear y otra lo que estamos discutiendo. que recortaste una parcela de lo que dije con el fin de discutir algo (la maldad de helder, diciéndolo a las apuradas) que no es que a mí no me interese sino que me instaría a tomar un papel que sólo vos, en un ninguneo típico del entorno periodistico-administrativo, pareces esperar de estas mis intervenciones: el de hablar en defensa o en contra de alguien que a vos te interpela más, realmente mucho más.
cuando en realidad yo planteé una cuestión puntual. sé que vos leíste en detalle mi primera intervención; del mismo modo yo leí las tuyas. en aquellas líneas, yo dije algo que te tocaba: dije que Ñ, en mi opinión, y en lo que hace a la posibilidad de consagrar a poetas argentinos, es un espacio mucho más poderoso que la UBA (y agregaría: que la universidad pública en general). a ello vos respondiste que no, que no estás de acuerdo. y, bueno, eso parecía ser el fin de la cuestión. flotando quedaba un ítem: la columna tuya. yo dije que vos ahí hiciste una lista de los poetas que merecen tener una edición de sus obras completas, vos dijiste que no, que esa lista no existe como tal. yo agregué que sí existe y que, de todos modos, es un detalle menor, puesto que no vendría a refutar los argumentos de ninguno de nosotros que, en su momento, nos presentamos en esta página como gente que no le teme a la palabra "operador" -yo no lo hice así, tan explícitamente, pero, bueno, no me escandalicé cuando vos nos invitaste a todos a pronunciarla, y en esa caso la omisión es un aceptación.
ahora bien, todo lo demás, no sé, Aulicino. yo dije que helder reparte credenciales, y qué problema?, digo, porque parece que reparte muchas, no?, que no se las encanuta. es un operador que forma gente, otros escribimos columnas que son un soliloquio con agentes encubiertos de nuestra imaginación.
si de acá en más vos querés poner en palabras eso que anunciaste (que hay muchas cosas negativas de helder y esperás que vayan saliendo a la luz), ésa es tu misión, no me la adoses a mí. yo, desde ya, tengo mucha curiosidad por conocerlas; es sólo porque no lo vi pisar el palito nunca que no tengo nada para decir (bueno, sí, una vez lo vi pisar el palito, pero en un terreno estrictamente estético: sus poemas en el libro "con uno basta").

walter: esto de sentirse incómodo con la etiqueta de operador me parece exagerado, medio-mucho como ponerse el disfraz de cordero. pero, bueno, si te parece tan oficinesca o burocrática (by the way, un consejo de un esteticista a otro: en esa frase tuya donde decís que la palabra operador deja un sensación "oficinesca o burocrática", yo creo que, de haber optado por uno, cualquiera, de esos dos adjetivos no tan discímiles, la frase pegaba más)

saludos a todos los que andan por acá, fondebrider, cristobo, silvestri, y para todos los que asoman la nariz y no hablan... la onomatopeya del fantasma: buuuuu!!!
y hasta cualquier otra

 
At 20 abr 2007, 10:18:00, Blogger walter cassara : dijo...

En verdad, Fondebrider, ¿vos pensás que la discusión se está dispersando? Yo en cambio creo que nunca salimos de los términos que ustedes impusieron. Por ejemplo, departimos largo y tendido sobre “Diario de poesía”, pero nunca mencionamos -ni al pasar- lo que por misma época se estaba haciendo en otras revistas: “Tsé Tsé”, “Hablar de poesía”, “La danza del ratón”, “Fénix”… por nombrar sólo algunas. ¿No indica eso algo del orden de esa “operatoria” restrictiva que convenimos en llamar “objetivismo”? Por más que se prolonguen indefinidamente, en poco tiempo, es sabido, las revistas se evaporan y pasan a ser la nota al pie de una nota al pie de otra nota al pie. O un bonito dossier en otra revista. Dejan con suerte algún legado, o tal vez una gran cortina de humo detrás de la cual quedan flotando algunos nombres. Pero lo que en verdad queda, me parece, son los libros. ¿Cuáles son los que dejó el objetivismo? Vos mencionaste “El guadal” que a mí me parece un libro relevante, pero nunca se me hubiera ocurrido leerlo tan saturado de esa coyuntura social en la que vos lo pusiste. Yo de hecho lo leí, fijate vos, fuera de ese marco programático que vos le adjudicás, en la estela de Saer y el último Montale. ¿Te resulta muy traído de los pelos? A mí me parece que hay que mirar un poco más allá de la propia atmósfera. Pero nadie está dispuesto a hacerlo. No creo que escribir para la gloria tenga ningún sentido, pero hablar de “visibilidad” y ponerse a hacer el top ten del momento como hace Cristian me parece otra vez un gesto del pasado. Y ahora empiezo a preguntarme si está no es una discusión que transcurre en el pasado. No sé ahora, se me ocurre un ejemplo, en literatura están los personajes que tiene largos y tediosos parlamentos tipo Hamelt. Pero están aquellos personajes como el idiota de Boris Godunov con sólo entonar dos notas modifican toda la obra. La poesía también se rige por este tipo de intervenciones.

De Napoli: yo soy de La Matanza y juro que Cristina no pisó nunca estas catacumbas para entrevistarse con algún poeta metalúrgico. De todos modos, no descartamos un encuentro -aunque sea del tercer tipo.

Bueno, muchachos, ya es hora de cantar “Non je ne regrette rien” todos juntos.

 
At 21 abr 2007, 01:10:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Di Napoli, no tengo nada que decir de maldades de Helder, no hice ningún recorte ni intenté nigunearte, porque en realidad apenas te conozco. Las cosas están ahí, escritas, y lo otro son tus lecturas interpretativas. Lo que te señalé de Helder es algo que dijiste vos y que vos decís que entendí mal. Sí dije que posiblemente haya otros que pueden hacer observaciones sobre Helder, porque posiblemente los haya. Eso es todo lo que dije, y si querés saber el sentido que intenté darle a esa observación es que estoy fuera de ese juego, no veo a Helder desde hace unos diez años, he valorado mucho lo que escribió y puedo decir que fui su amigo. No soy yo, ni posiblemente seas vos, que te empeñás demasiado en salvar tu opinión sobre él,el que tenga que hacer imputaciones al proceder de Helder. No hay espejito aquí, Di Napoli, cuando creí que mordías la mano del que te dio de comer, en todo caso estaba defendiendo a Helder. Ahora sabemos que vos no hiciste ningún sarcasmo sobre él y que yo había entendido mal, por lo cual mutuamente se anulan mi observación y la tuya.
Sobre Ñ dije lo que me parecía, y como realmente lo único que dijiste fue una opinión sin mayor fundamento, dije que a mí me parecía que no, con la misma falta de fundamento. Ahora bien, si querés que diga algo más sobre la Ñ, digo que me gusta que se hayan publicado algunos poetas --no solo Rojo yDurand- y me gustaría que aún se publiquen muchos otros, interesantes y buenos poetas. Sobre el poder de Ñ dudo que sea algo más que el poder de la difusión en un mundo cultural no especializado. No me parece en realidad consagratoria. No me parece que posicione a nadie, como vos decís, porque tiene la lógica de un medio masivo, no de un reducto de prestigio en el que se prestigian quienes editan y quienes son editados. Claro está, el asunto del prestigio funciona distinto en otros sectores de consumo cultural: es posible que para otros lectores sean prestigiosos autores que no lo son en el circuito llamemosle especializado.
Cassara: dejemos lo de las operaciones si te parece. No me asustan, como dice Di Napoli, y cuando dije que todos operamos quise decir que lo hacen quienes tienen una porción de poder simbólico (no comparto con Fondebrider que ese poder sea nada) y quienes acuden a ellos. Es un juego perfectamente lícito, agregando que el poder se puede ejercer bien o mal. Cuando desde el poder simbólico de una revista se hace una operación con fines literarios, con fines de "marcar la historia", también me parece lícito. Eso fue la "operación objetivista" realizada, de paso hay que decirlo, en un mundo en el que había y hay muchas operaciones en marcha. Así se vive, Walter, y aprecio especialmente que quienes participan del juego lo hagan con cierta honestidad. En el Diario se empezó operando honestamente, y con marcada amplitud, porque el construir una línea, sobre buenos o malos supuestos, no impidió que se publicaran decenas de poetas que nada tenían que ver con ella. A pesar de todo esto, debo decir que no participé de la operación, porque me había ido del Diario cuando se desarrolló la fase de elegir no ya los antecesores, sino la progenie del objetivismo. Fui uno de los últimos en entrar y uno de los primeros en irme de la primera redacción. No me fui porque me repugnara la operación objetivista, sino porque no me gustaba el centralismo democrático.
Verás a lo largo de estos post que nadie impuso un tema, y que, por el contrario, la discusión se originó en la cuestión de la tradición y derivó hacia el manejo de los resortes de poder, el top ten y el discurso a tu juicio falso de los noventa, en medio de algunos intentos, tuyos y también míos, de llevar la discusión hacia otros planos. Por ejemplo, las cuestiones específicamente estéticas, la reivindicación de otras líneas, de revistas, autores, etc, que, al decir de Reches, fueron el "lado B" de la época. De nuevo lo digo, vayamos a eso.
Y, ah, Di Napoli, estuvo muy bien lo que dijiste sobre el modo en que funcionan los premios en Chile y aquí y la falta de "poesía de Estado" en la Argentina. Tal cosa sí es importante en otros países, y genera discusión, debates sobre arreglos o componendas que resultan relevantes justamente porque dan relevancia al hecho de que se premie o fomente la obra de unos o de otros.

 
At 21 abr 2007, 08:21:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Me gustaría retomar el hilo inicial de esta conversación –una vez más- porque creo que aporta bastante a la hora de entender mucho de lo que aquí esta sucediendo. Aulicino exponía cierta incomunicación –más allá de los matices- entre los poetas pre y post 90. Allá por esos comienzos, Fondebrider nos enseñaba el camino, aleccionándonos sobre cuáles eran las preguntas correctas para, tal vez, poder comenzar a discutir algo. En aquel remoto comienzo, osé sugerir –lamento mi soberbia- que quizás podíamos analizar otras preguntas, o imaginar que la misma tarea de definir esas preguntas podía ser fruto de un esfuerzo plural. ¿Y por qué habríamos de ser plurales? me preguntó entonces Aulicino, aclarándome unos días después que con esa cuestión pretendió “exponer una pregunta que sacuda un poco el deber ser de la democracia argentina”. No sé yo si lo habrá conseguido, pero en todo caso la pregunta por la pluralidad sumada al testimonio de cierta operación restrictiva en la que él (Aulicino) señala haber participado van informando sobre sus convicciones. La honestidad y firmeza con la que expone estas convicciones, lo digo sin ninguna ironía, me parecen admirable. Por ejemplo, cuando dice, sobre el momento de sentarse a escribir, que “a esa hora, si se escribe poesía, uno es un irracional”. Pero talvez, dominado por estas convicciones personales, haya olvidado aquí pensar en otros modos de escribir poesía (creo no inventar nada señalando que otros autores han propuesto la poesía como una operación del intelecto, por ejemplo).
Sobre el ya agotadísimo tema de la tradición –y sobre el más que monótono procedimiento de Fondebrider de querer reducir mi discurso a un intento por establecer algo “fuera de esa tradición”, pretendiendo ignorar mi propuesta sobre la necesidad de otros acercamientos- creo que simplemente estamos mirando lo mismo desde dos ángulos. Si hubiéramos, por ejemplo, colocado la noción de “minimalismo poético”, seguramente Fondebrider me hubiera espetado “ves, es poético, poético… chiva, tapa…” etc, mientras yo aún estaría intentando señalar que lo de “minimalismo” podría relacionarse con otras disciplinas, ya que existen experiencias minimalistas fuera de la poesía, etc. En ese caso, aunque yo dijese que una cosa no excluía la otra, mis palabras seguirían chocando ante la infranqueable barrera de lo que él tiene ganas de ver, y que le viene bien para simplificar todo esto a un problema de ignorancia. Mía, en este caso, y de quien se interponga en su camino sugiriendo que el mundo continúa más allá de los cuatro elefantes fondebriderianos.
Así las cosas, mi desacuerdo con estas posturas no me impide tener un punto en común con Aulicino, que me parece fundamental para esta charla: me refiero a lo que él decía sobre que, las cosas que a uno no le gustan no dejan de existir por no ser de nuestro agrado. Ahora, si uno desea interpelarlas –y si percibe una incomunicación entre esos fenómenos y uno mismo- es prudente que las convicciones personales –o de un grupo de pertenencia- no se transformen en dogmas monolíticos. De otro modo, lo que se hace es convertir la afirmación sobre la incomunicación entre la poesía pre y post 90 en otra, tácita en este diálogo, que podría exponerse como: “los poetas pre y post 90 vivimos en mundos incomunicables porque estos últimos no entienden que nosotros tenemos razón y son unos ignorantes”. Si las diferencias existen, y si tenemos una mínima curiosidad por entenderlas, quizás sea más factible hacerlo buscando, en lo que miramos, el valor positivo y de verdad que da razón a que eso se manifieste. Es decir, “eso otro”, que no nos gusta pero sigue existiendo, no suele fundamentar su existencia en nuestra mera irritación, creo. Del mismo modo que yo no creo que Fondebrider o Aulicino mantengan sus posturas para molestar a nadie, sino simplemente como parte del límite de la incomunicación que han señalado. Finalmente, sobre el temor al desorden que Fondebrider manifiesta en su último posteo, y dado su gusto por el Dr. House, quizás le vendría bien consultarlo. Ese síntoma, si fuera acompañado por una fuerte necesidad de querer imponerse y ser obedecido, y un desprecio por las opiniones ajenas, podría ser algo complicado.-

 
At 21 abr 2007, 10:18:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Walter, no te conozco, pero imagino buena fe detrás de lo que estás diciendo
y, si me permitís, algo de desinformación. Al menos en cuanto a la
cronología.
Si no me equivoco, La Danza del Ratón se empezó a publicar, con dirección de
Jonio González y Javier Cófreces en 1981; vale decir, cinco años antes de
que existiera el Diario de Poesía, que empezó a publicarse en junio de 1986.
Hablar de Poesía vino bastante después; más exactamente, en junio de 1999.
No puedo poner las fechas de Tsé-Tsé porque sólo la seguí en forma
episódica, pero entiendo que se empezó a publicar en algún momento de los 90
y no antes. Con esos datos, creo, bastaría para explicar por qué las
revistas mencionadas no se hacían en la misma época. Algunas, sí,
coincidieron en ciertos lapsos y hasta hubo buenas relaciones. Sin ir más
lejos, recuerdo que en dos o tres ocasiones, el Diario habló bien de Tsé-Tsé
y, dado el excelente trabajo de divulgación de Reynaldo Jiménez, me parece
más que justo. Con Hablar de Poesía las cosas son algo más difíciles, sobre
todo por la condición de energúmeno de Ricardo Herrera, quien nunca quiso
escuchar otras razones que las suyas, sobresaltándose, incluso, si uno
conocía y citaba a los mismos autores que él. De hecho, en uno de sus libros
de ensayos, La literatura epigonal, habló muy mal de casi todos los
integrantes del Diario analizando textos de una manera absolutamente
maniquea.

Vayamos al objetivismo. De La Danza, a partir de su número 2, fui su
secretario de redacción hasta 1985, en que dejé de estar allí. Tanto
Aulicino como Freidemberg publicaron en esa revista que, me parece, estaba
más cercana a lo que cada uno de nosotros, por separado, pensaba de la
poesía en ese momento que, por ejemplo Ultimo Reino o Xul, que eran
contemporáneas. De hecho, en uno de los números de La Danza hicimos una
especie de dossier dedicado a ver el estado de la poesía en la época y fue
allí donde Aulicino, según artículo de Freidemberg, habló por primera vez de
neo-barrocos. Nadie, que yo sepa, mencionó nunca hasta entonces palabra
alguna sobre objetivismos.
No recuerdo cuándo el Diario empezó a hablar de objetivismo, pero remito al
libro del Rojas una vez más, donde la cornología es bastante exacta.
Supongo que Hablar de Poesía algo habrá escrito al respecto, pero no estoy
seguro.
No creo que Tsé Tsé haya hablado del tema, no era su estilo.

Algo que se desprende de lo que estoy poniendo, y que podrían confirmar
otros poetas más cercanos en edad a mí es que, así como ahora hay
interacción entre poetas de distintos credos, en el pasado también lo hubo.
Digamos que el proceso es más o menos el mismo: durante un tiempo todos nos
husmeamos el culo hasta decidir, como los perros, a qué jauría queremos
pertenecer o, llegado el caso, si queremos estar solos o no. Entonces, hay
historia e historias. Algunas se relacionan con hechos poéticos y otras,
como en cualquier ambiente, con cosas que pasaron, se dijeron o vimos. De
ahí, entonces, la importancia de la cronología y, nuevamente, la tan mentada
tradición.

Por último, Walter, no me gusta medir los libros en términos de una estética
programática, sino en función de la efectividad de sus poemas y, si se me
permite la cursilería, de su capacidad de conmoverme. Precisamente, mi
pleito con el llamado objetivismo siempre pasó por mi necesidad de pathos.
De ahí, por ejemplo, que cuando reseñé en el Diario de Poesía el primer
libro de Martín Prieto, a quien tenía y tengo en muy alta estima, lo hice
mierda, comparándolo con la música de FM que se escuchaba en la radio, donde
todo está bien, pero nada está bien. Por eso, cuando hablé de El Guadal lo
hice no considerándolo un libro "objetivista" (si tal categoría existe),
sino como un muy buen libro que daba cuenta de un determinado paisaje que
tenía que ver con un tiempo determinado que, a mi gusto al menos, coincide
con el neoliberal que nos tocó vivir durante los años de Menem y De la Rúa.

Luego, ¿qué sería mirar más allá de la propia atmósfera? Muchos de nosotros
hemos dado nombres en un sentido y en otro, expresando gustos y disgustos, y
no necesariamente coincidencias. A ver si soy más claro todavía: me siento
del lado de Giannuzzi, pero puedo leer con mucho placer y provecho a
Madariaga, que estaría en las antípodas. Lo mismo vale para poetas de otras
generaciones y latitudes, y supongo que eso vale tanto para mí como para
vos.
No veo por qué desconfiar de otras personas de la lista.

Y algo breve para Cristian. No tengo la impresión de que Aulicino haya
hablado mal de Helder ni tengo la impresión de que lo que dijo sea ofensivo.
Apasionado, sí, y es lo que cada uno de nosotros está tratando de ser en
este debate cuando en tantos otros estamentos de nuestras vidas públicas y
privadas las circunstancias o la época nos fuerzan a relaciones
protocolares. Y hago la salvedad sobre el equívoco Helder antes de que pase
a mayores y dos personas honestas se terminen puteando por un malentendido.

Y una vez más gracias, Alejandro Méndez. Ahora veo que los posteos llevan
día al lado de la hora. Sos un excelente anfitrión, siempre preocupado por
tus invitados.

Buenas noches, argentinos.

 
At 21 abr 2007, 11:09:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

AVISO A LOS NAVEGANTES:

** No se admiten anónimos. Las opiniones, ideas, calificaciones que emitan los que aporten comentarios a este foro correrán por su exclusiva cuenta y riesgo, frente a eventuales terceros que pudieran verse afectados.

**
Haciendo uso de la investidura de anfitrión (Fondebrider dixit), tengan en cuenta que les abro generosamente las puertas de mi casa, y que no hay lista de invitados. Todos pueden venir (uy, me salió casi bíblico), pero les pido por favor queda cada uno, antes de irse lave sus copas y platos, porque no quisiera ser yo el que pague los platos rotos de vuestro apasionamiento.

**
Bueno, no quiero ser el maestro ciruela.

A la mayoría de los que están posteando aquí, tengo el gusto de conocerlos personalmente, y puedo decir que además de buenos poetas, son buenas personas.

Les pido perdón, si mi exhortación al respeto les pueda resultar fastidiosa, demodée, políticamente correcta o de tía gazmoña. Pero he tenido malas experiencias (uy! ahora me salió un tango !)

**

Quiero volver a agradecer a todos y todas los que están participando. Esto es una fiesta, porque cada uno está haciendo aportes de enorme valor, y con un plus de sinceridad y frontalidad que hace que el debate sea imperdible.

**

Se aceptan sugerencias, ideas o nuevos planteamientos para el debate. Este espacio es de TODOS (ahora me salió democrático pre-elecciones !), y si alguien cree que se puede mejorar, adelante con los faroles !

**

No sé que piensan Uds, pero a veces tengo miedo que internet o blogger se vaya a la mierda, y se pierda todo esto....creo que voy a ir haciendo copias en mi compu de este de debate "por lo que puta contingere" (lo digo en latín para empardarla a silvestri)
Uds. además también hagan copias (me agarró la paranoia apocalíptica!)

Un gran abrazo, en esta mañana gris y sabática.

Alejandro Mendez

 
At 21 abr 2007, 12:10:00, Blogger DF : dijo...

Más que una intervención en el debate, lo que estoy escribiendo en este comment pretende aclarar algunos puntos que me conciernen personalmente.
1) Jorge F: aquella nota en La Danza del Ratón (creo que hoy puede decirse que precursora, aunque fuera mía) era una reescritura, actualizada, de una nota sobre "poesía argentina actual" (de aquel entonces) hecha para una revista española, cuyo nombre el alzheimer me veda (¿podría ser Quimera?). En esa primera nota, apuntaba la idea de Aulicino de que estaba surgiendo una actitud barroca en la poesía argentina (con la que él y yo estábamos identificados, aunque eso no lo decía) pero lo que en ese momento entendíamos como "barroco" no tenía casi nada que ver con el neobarroco, que todavía no había despuntado. Precisamente en la introducción de la segunda nota, para La Danza, hablaba de que la irrupción del neobarroco desactualizaba un poco ese señalamiento anterior. Pero no me parece que haya sido la primera vez que se hablaba de poesía neobarroca en Argentina.
2) Pero sí hablaba de objetivismo. Si no me equivoco, fue la primera vez que apareció la palabra objetivismo en un debate sobre poesía argentina. Sólo que lo que después se llamó objetivismo no había aparecido ni por las tapas y todavía iban a pasar varios años hasta que surgiera. Usaba la palabra "objetivismo" para referirme a la poesía de Raúl García Brarda, alguien que hoy nadie recuerda y que de hecho no sé si siguió escribiendo o no, y con ese término quise aludir a una actitud "fría", poco emotiva, a un discurso que no presentaba marcas evidentes de la subjetividad, o más bien elegía prescindir de ellas. Ni Samoilovich ni Helder ni Prieto eran mencionados, sencillamente porque no los había leído, y en realidad el único de ellos que había publicado era Samoilovich, pero lo que había publicado era "Párpado", donde cultivaba un tardío e interesante surrealismo, en los 70. Al que sí mencionaba, y que luego fue para mí lo mejor del objetivismo en su momento inicial, es a Rafael Bielsa (sí, el mismo), aunque no ubicándolo en ninguna corriente pero destacando una actitud de atenta mirada a lo fragmentario y de cierta sorpresa ante las cosas que luego sería uno de los aspectos que más me iban a interesar en el objetivismo inicial (o, si se quiere, en los primeros momentos del objetivismo) y, en la misma línea, ponía como otro ejemplo de esa actitud a Paisajes, de Tedesco, que por esos días había recibido una inteligente reseña de Aulicino en Clarín. Resumiendo: la palabra "objetivismo" aparecía, pero referida a otra cosa, y también aparecía descripto, sin ese nombre, algo de lo mejor que iba a aportar el objetivismo.
3) Pero fue en otro lugar donde creo haber sido el primero que usó la palabra "objetivismo" para referirme al grupo de poetas que se cobijó con ese nombre: una entrevista que me hicieron en Clarín y en la que me pedían que hiciera un panorama de actitudes y tendencias, creo que por el año 87 u 88. Ahí decía que lo que predominaba era la dispersión y las escrituras no sujetas a ninguna fórmula, pero que se destacaban así y todo tres núcleos: el neorromanticismo (que había sido muy fuerte en la segunda mitad de los 70 y ya declinaba), el neobarroco (que surgía con una fuerza enorme y era lo más "nuevo" y llamativo) y un grupo de poetas en los que empezaba a insinuarse una actitud diferente, que designé como "objetivista". Creo que fue la primera mención pública. Después, sí, Samoilovich la usó francamente en una entrevista que Ibarlucía le hizo en El Ciudadano.
4) Ahora bien: tampoco eso a lo que designaba "objetivista" en aquel momento, segunda mitad de los 80, tiene mucho que ver con lo que se está llamando "objetivismo" en este debate. Ahora me falta tiempo por cuestiones de laburo (laburo en sábado) pero, si no molesto o interrumpo cosas más importantes, intentaré plantearlo en otra intervención. Adelanto algo: de los poetas encuadrados dentro de "los 90", el que mejor encuadra en lo que por aquel entonces entendía como "objetivismo" es José Villa (que, para mi gusto, todavía es uno de los mejores).

 
At 21 abr 2007, 01:50:00, Blogger walter cassara : dijo...

Fondebrider: como no vengo de 18 WHISKYS ni recibí ningún premio del DIARIO DE POESÍA, no debo estar en tus minuciosos anales literarios (que hasta altura, son ya ¿qué duda cabe? las “memorias de un objetivista”), así que es lógico que no me conozcas, pero leí, te lo recuerdo, no hace mucho en un festival internacional de poesía junto con Lus Tedesco, Kozer y otros poetas, en una mesa que vos mismo en persona coordinaste con muy correctos modales. En la ficha técnica que leíste para la ocasión, figuraban mis datos bibliográficos. Podés adosarlos a tus archivos, si corresponde.

Creo que no me entendiste, cuando hablaba de mirar un poco más allá de la propia atmósfera, no me refería sólo a los datos históricos que vos manejás como un perito eximio. Planteaba más bien una apertura en el debate, poner en discusión lo que se estaba haciendo en otras publicaciones por la misma época. Y he ahí que vos me respondés rastreando la historia del objetivismo hasta la “La Danza del ratón”!!! Falta que me digas que el objetivismo empieza con Lucio V. Mansilla y ya tenemos el cartón lleno. Está muy bien que nos instruyas, pero como la existencia del Diario se prolongan hasta nuestros días, no hace falta ser tan historicistas. Lo que creo es que esto empieza a parecerse a “La muralla y los libros”, donde la muralla es el Diario de poesía, el resto son “los libros”, y hay un emperador exaltado que dice el “objetivismo soy yo”.
Yo hablaba de poner en escena otras poéticas, pero para eso hace falta que intervengan otras voces en este foro, ya que vos te mostrás un poco desinformado o distraído al respecto. Me reanima que también te guste Madariaga, aunque no en atice tu pathos ni entre en tu breviario histórico. A mí también me gusta, pero es como decir, a esta altura, que me gusta Rimbaud o Matronardi.


Di Napoli: gracias por tus correcciones de estilo, son muy pertinentes. Entre oficinesco y burocrático, tachá la que menos te guste.

 
At 21 abr 2007, 02:40:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Me parece oportuna la intervención de Freidemberg: sirve para ubicar la génesis del objetivismo, pero sobre todo para demostrar que antes de ser cualquier tipo de operación, fue una tendencia de los 80 que debía recibir algún nombre, siempre sucede.
Así pues, podemos comenzar una interesante revisión de los últimos años de poesía argentina y desembocar nuevamente en aquella "incomunicación" aquí señalada.
No puedo dejar de aclarle alguna cosa a Cristobo: la cuestión del otro la tengo bastante clara a esta altura de mi vida y luego de haber abogado por la tolerancia política en los primeros 80, cuando aún tenía algún tipo de participación activa en la política. Prefiero no usar esa categoría del Otro, proveniente de Lacan, sobre todo porque para Lacan el inconsciente es el discurso del Otro, un ente que se escribe con imponente mayúscula. Quiero hablar, y hablo, de los otros. La engañifa del pensamiento pluralista es que parece que, por respeto a los otros, debemos finalmente asumir todas la opiniones y hacernos "plurales". Por eso pregunté por qué habríamos de ser pluralistas. Puedo ser hombre de tres opiniones "como un árbol en el que se posan tres mirlos", pero no de todas. Y si defiendo mi opinión es porque tengo en cuenta a los otros, con quienes debo confrontarlas, y a quienes debo, en última instancia, que mis propias opiniones existan.
El carácter "restrictivo" que Prieto atribuyó al objetivismo, no era una operación política de negar las otras voces, que tuvieron --como dije-- amplia representación en el Diario de Poesía. Se trataba de una propuesta intelectual y estética frente a determinados ismos y sobre todo ante la "operación" neobarroca. Que se haya querido asimismo privilegiar las voces consideradas objetivistas, esto sí es político, y esto es legítimo, insisto, pues en un régimen político o en cualquier otro sistema pluralista no se trata de ser completamente heterogéneo, sino de sostener una posición, y no impedir que otros sostengan las suyas. Solo eso. Diario tenía todo el derecho de sustentar una línea. Otros podían intentar que sus voces prevalecieran mediante otros medios. Diario no iba a realizar atentados contra ellos, supongo. El pluralismo activo, Cristobo, significa eso, diversidad, pero confrontación franca. Tengo derecho a que no me gusten determinadas políticas; no tengo derecho a ahogarlas mediante la violencia, aunque la dinámica interior de la confrontación me impulse a ello. Un sistema pluralista implica algo muy distinto a "respeto por el adversario". Solo significa que debo respetar las reglas que pemiten a ese adversario existir como tal. Mucho menos significa que debo aceptar sus opiniones e incorporarlas a un magma de opiniones diversas, porque ninguna idea saldría de alli, y porque incluso ontológicamente, desaparecería yo. Con todo, soy bastante heterodoxo, hay pruebas escritas que no te voy a enumerar, y testimonios personales que podría invocar. Asimismo el afán de orden de Fondebrider no me parece en lo absoluto autoritario; su obsesión por el orden es sistemática y no ha derivado, creo yo, en nada que pueda leerse como autoritarismo.
Te equivocás en otra cosa, Cristobo, no solo tengo en cuenta que hay poetas que sustentan una actitud intelectual y distanciada, sino que he escrito largamente sobre ellos, sobre Girri, sobre Giannuzi; a los que --a esta altura, y si vieras las menciones que hice continuamente de sus nombres y obras-- no vacilarías en decir que son mis maestros. Esto, sin que te tomes el trabajo de leer los libros de poesía que firmé. Cuando digo que el poeta es irracional, digo que todo poeta es irracional, incluidos los maestros Girri y Giannuzzi, pues la poesía, en todos los casos, surge de ese impulso: sostener palabras que en apariencia no se sostienen juntas. Si me apurás, el más intelectual de los poetas argentinos, Girri, era asimismo el más irracional. Su obra, según propia confesión, aspiraba a lograr la calidad del silencio, el grado cero de la poesía, aquel en que la cosa se confunde con el lenguaje, o en que la cosa es el lenguaje, o en que desaparece la significación, pues todo significa o no significa, y no hace falta escribir, ni siquiera ser, ontológicamente. Las apuestas de los poetas son pues irracionales, y lo sostengo.
En cuanto a este principio de revisión que iniciaron Freidemberg y Fondebrider, aclaro que el artículo en el que mencioné "una actitud barroca" fue publicado en 1980 en la revista XUL que dirigía Santiago Perednik. Y lo que decía era esto, entre otras cosas:
"El barroco puede designar hoy múltiples experiencias, sin duda nuestros Borges, Macedonio Fernández -americano típico oscilando entre la nada cultural originaria y lo más standard y transplantado de la cultura, como lo viera Gómez de la Serna--, Oliverio Girondo...

Y en cuanto a los poetas que comenzaban a publicar entonces:

"El balbuceo las ráfagas de palabras disparadas al azar, los desplazamientos imperceptibles de sentido (...) Las pequeñas historias aparentemente banales o simbólicas, las invenciones de términos, las perfectas ecuaciones que no demuestran nada (...) La lateralidad o la simulación y fusión de lenguajes son también características que contribuyen a tal definición.
"Predomina ya no el encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección, surrealista, sino el encuentro de varios planos del lenguaje en el poema (...) que da el tono asimétrico, tensionado,que a veces finge contar fábulas, suntuosidad, y en realidad hunde el término en su sentido originario: del portugués barroco, perla irregular".

Entre las obras incipientes que parecían responder a la descripción, cité las de Kovadloff, Freidemberg, Boido, Gruss, Dalter, Piña, Gutman, Perednik, Bizzio.

La historia, se sabe, siguió de otra manera.

 
At 21 abr 2007, 05:46:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Aulicino,
Gracias una vez más por tu franqueza y honestidad. Creo que importa poco ya que hayas afirmado que cuando uno se sienta a escribir, si escribe poesía, es un irracional. O que seas capaz de demostrar que el intelecto puede estar al servicio de esa irracionalidad. En todo caso, el tema era que, uno, al escribir poesía, sea exactamente aquello que vos postulás. Que no haya más opciones. Que sea eso, o que no escriba poesía. Algo permanece y algo cambia, e interesaba en este debate ver qué concepciones podían haber cambiado para llevar a esos grados de incomunicación de los que hablabas. Quizás otras personas se siente a escribir poesía de otros modos. Tal vez, aunque no piensen como vos, sean capaces de producir poesía. Y esa poesía, por partir de otros presupuestos, escenifique esa incomprensión. ¿Seguirán siendo, para tu mirada, irracionales, con la única diferencia que, por no saberlo, serán también ignorantes? Creo que la diversidad de obras pone en cuestión que el punto en común entre todas ellas pueda ser esa irracionalidad. Admito que me agradaría tener una certeza tan clara como la que vos exponés. Pero, en mi experiencia de lectura, han ido fracasando todos los supuestos previos con los que enfrentaba un poema. De allí, seguramente, parte de mi interés por la poesía: por lo que ella pone en cuestión de mis nociones previas. Sean estas la de la irracionalidad de quien se sienta a escribir o cualquier otra. Por supuesto, esa es mi experiencia, esas son mis conclusiones –provisorias, como supongo que las de la mayoría de los que vamos exponiendo nuestras ideas- y vos, Jorge, tendrás otras. De momento, aún a riesgo de que en cada respuesta tuya me muestres lo equivocado que estoy, seguiré sosteniendo mi incapacidad de encontrar un único modo de escribir –o de sentarse a hacerlo-, porque en ello radica también mi honestidad. Si algún día, además de entender tus razones, las llego a “ver”, en el sentido de algo que se complementa con mi experiencia de lectura, prometo tener también la necesaria honestidad para decirte: “Jorge, finalmente he entendido, desde mi experiencia de lectura, esa irracionalidad de la que hablabas como el único modo de creación poética”. Mientras tanto, darte la razón en eso por miedo a que sigas demostrando que estoy equivocado, sería una cobardía de mi parte.

Finalmente –ya ves que a todos nos puede pasar- creo poder darme el lujo de corregirte en algo: decías en tu anterior posteo que yo podría entender cierta cuestión “sin (…) el trabajo de leer los libros de poesía que firmé”. Tengo por aquí en Barcelona “La línea del coyote” y no ha sido un trabajo leerlo, sino un gusto. Aunque no esté de acuerdo contigo en otras cosas.

 
At 21 abr 2007, 07:01:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Reconozco cierto embrutecimiento conceptual de mi parte, al verme abrumado por unas líneas discursivas cada vez más complejas que tengo tiempo de leer, sufrir y disfrutar, pero no de responder.
A la vez, quisiera dejar sentada mi posición sobre algunas sugerencias o sobreentendidos que surgen de los posteos de la semana --sobre todo de la interpretación que unos hacemos de los aportes de otros-- y que me parecen curiosas. Disculpen el tono de lo que sigue pero prefiero la afirmación al argumento, no porque carezca de ellos, sino porque me niego a que este aporte sea más extenso de lo que merece. Y queda claro que estoy incluido como un reproductor más de las actitudes que reviso en este mail.
Si escribimos poesía para construir poder, estamos locos. Si escribimos poesía para hacer la revolución, o para evitarla, o para alcanzar la gloria y trascender, o para posicionarnos como marca, o para “operar” favoreciendo el posicionamiento de otros, estamos locos.
Para cumplir con estos objetivos hay actividades más apropiadas. Quizá nos equivocamos de oficio, o de país.
La poesía local no tiene mercado, ni lectores, ni fieles, ni infieles con culpa, y según sugiere Aulicino parece que ya casi ni stablishment. No le quedan mecenas y en la ciudad perdió o perderá su casa.
Aquí y ahora la poesía no es una opción de poder, ni un modo de modificar la realidad social ni para bien ni para mal, ni una fuente de enriquecimiento, y tampoco un camino de gran prestigio. A lo sumo un pequeño embudo de pequeño prestigio. No se si enternecerme o deprimirme cuando leo el consuelo de descubrir que la carrera de letras oficial da lugar en su currícula a un puñado de poetas locales.
La sospecha es que todos los que están participando aquí, escribiendo o leyendo los posteos, se vinculan con la poesía porque buscan desde distintas visiones –ya sea a través de un camino racional o valiéndose de la ingesta de ácidos ilegales-- plasmar algo que no puede ser expresado con los usos y procedimientos corrientes del lenguaje escrito. Después, prácticas miserables hay siempre. Basta un triángulo para que dos lados se erijan aplastando al tercero.
¿De qué estamos hablando a esta altura entonces? Creo que nos desviamos y más que caótico, como sugería Fonderbrider, el debate se envició y desvaría. Tanto que no vería con malos ojos que Mendez abriera dos debates paralelos: uno para analizar el estado actual de la poesía argentina, y otro para resolver problemas del corazón, en el que podríamos incluir un juicio penal a los promotores del objetivismo y otro a las nuevas generaciones poetas que pretenden ignorar a las precedentes.
Hay una tendencia, incluso entre quienes enarbolan la metáfora como un bien preciado –y pido que con esto no lea Walter un palo porque no lo es— a tomar todas las palabras de este debate en un sentido literal. Así Freidemberg o Aulicino tuvieron que aclararme a mi, yo a Aulicino, Aulicino a Di Napoli, Fonderbrider a Cristobo, etc, que operador no es exactamente operador, que poder no es exactamente poder, que laboratorio no es exactamente laboratorio, que mejor no es exactamente mejor, que recorte o restricción no es exactamente exclusión, que proponer una metodología para debatir no es exactamente imponer un modo de ver el mundo, etc.
Y esto que empezó como un intento colectivo de esclarecer los últimos veinte años de poesía, por momentos parece un panel de chimentos del espectáculo, con cuentas pendientes personales que a nadie interesan salvo como aproximación a una nueva especie de escatología ilustrada. En ese caso, deberíamos cobrar por el espectáculo.
¿Cual es el estado actual de la poesía argentina? Esa era la pregunta de Mendez y por los últimos posteos parece que el estado es, ya no de transición como sugería Fonderbrider, sino de disolución y beligerancia. No creo que esos últimos posteos representen lo que sucede, lo que nos sucede en realidad. Mäs bien intuyo de nuestra parte un excesivo respeto por el género de la polémica.
Pero como todavía podemos evitar esa tendencia al enfrentamiento estéril que producen unos cuantos egos amontonados, entre los que incluyo por supuesto el mío; propondría retomar en serio la línea propuesta por casi todos en algún momento de los últimos días:
analizar las distintas voces de los noventa; partiendo de los catálogos (como sugería hace un par de días), o de cualquier otro testimonio objetivo que nos permita avanzar pisando el mismo suelo aunque después cada uno haga su propio mapa topográfico.
No hay más que decir sobre la tradición ni sobre el recorte, o sí? Las posiciones quedaron claras y en todo caso podríamos volver a ellas después de haber transitado un poco más de camino.
Y en cuanto a May, ya proponiéndome hablar de poesía, Jorge, no decía yo que May fundaba una nueva escuela ni mucho menos. Simplemente sostenía que algunos de sus trabajos –no necesariamente los publicados en la página— incluyen procedimientos en los que la organización del texto ya no es pensada como libro, como soporte gráfico, sino como producto digital e interactivo. Su resultado, atractivo o no, aprovecha mejor las posibilidades del formato cd room, y a mi gusto supera la pésima traducción digital de la poesía de Augusto de Campos, que todos podemos consultar en la web.

 
At 21 abr 2007, 07:39:00, Anonymous Anónimo : dijo...

¿Qué te puedo decir, Aníbal? Me hacés acordar "Quereres", esa canción de
Caetano Veloso, que dice que donde uno quiere tal cosa sos otra y así. En
síntesis, además de carecer de todo sentido del humor, nada que venga de
mí parece caerte bien, y así se hace muy difícil discutir. Me acusaste de
"enseñar el camino" y "aleccionar sobre las preguntas correctas". Luego de
querer "reducir el discurso" y de "querer ordenarlo". También, antes, de no
tomar en serio a los demás o de hacer apreciaciones que podían ofender la
sensibilidad ajena. Te aclaro que no estuve implicado en el asesinato de
Kennedy. Tampoco tuve nada que ver con el robo al tren en Inglaterra. Mucho
menos con la disolución de los Beatles o el robo de las manos de Perón.
Macho, aflojá un poco porque ya cansa y permitite disentir conmigo sin tener
que recurrir a los demás, como diciendo "señorita, señorita: mire lo que me
dijo ese niño". Podés tratarme de lo que quieras, pero con otra frecuencia
de onda, si no por respeto a mí, al menos por el resto de los participantes
en la lista que no tienen por qué tolerar riñas improcedentes. Como House,
no espero que te disculpes, pero tampoco tengo que disculparme de nada.
Tenés la mala suerte de tener que cruzarte de vez en cuando conmigo. Hacelo
con humor, si no, de seguir así e invocar mi apellido en vano, voy a
terminar haciendo juegos de palabras con el tuyo, y comprenderás que la
tengo más facil que vos, ¿no?

En otro tono completamente distinto: Walter, cuando te dije que no te
conocía, no me refería a no saber quién eras ni a tus poemas, sino a haber
tenido algún trato personal con vos, porque fuera de haber leído tu CV en
esa mesa, que por supuesto recuerdo, no me consta que hayamos cruzado una
sola palabra hasta, por lo menos, esta discusión. Por eso, endosarte la
suposición de que tenés buena fe no debería ser leído como un insulto. En
consecuencia, creo que fuiste excesivamente susceptible ya que de ninguna
manera fue mi intención ningunearte ni nada por el estilo. De ahí que me
haya desconcertado la virulencia de tu respuesta.
Pero dejando de lado ese malentendido --que espero quede saldado--, ¿podrías
aclararme quiénes son "ustedes" y cuáles los términos que supuestamente
impusimos?

Luego, Freidemberg --a quien le agradezco sus muy
precisas puntualizaciones-- y Aulicino --quien también ha contribuido a
arrojar todavía más luz sobre la cuestión-- demostraron perfectamente bien
que no soy "un perito eximio" en términos de cronologías, aunque, debo
admitir, ese ordenamiento me preocupa lo suficiente como para querer
considerar la serie en los términos más claros y saber, por ejemplo, que el
caballo va adelante y el carro atrás y no al revés. Y uso la idea de "serie"
en reemplazo de la palabra "tradición" para ver si soy más claro todavía.
Esa serie, como ya dijimos, está sujeta a permanentes cambios en función de
todo lo nuevo que vaya sumándose continuamente. Si no, para abundar todavía
más, vamos a terminar --como algunos terminaron-- diciendo que Wagner es
nazi, porque los nazis se sirvieron de su música, cuando lo correcto hubiera
sido más correcto pensar que su antisemtisimo, sumado a su interés por el
"teatro total", suministraron la excusa perfecta para que los nazis lo
adoptaran. Entiendo que, en mi ejemplo, importa tanto la cronología como las
consecuencias de obviarla. ¿Fui claro?

No es lo único que quiero puntualizar. También me parece importante dejar en
claro que entre todos estamos revisando un lapso muy intenso de la poesía
argentina de los últimos treinta años y que el acento, hasta ahora, estuvo
puesto fundamentalmente en el llamado "objetivismo", pero que, cuando
gusten, podemos pasar a otra cosa.

Por último, intuyo asimismo una cierta idea más bien cristalizada respecto
de la forma que tenés de percibirnos a Aulicino, Freidemberg y a mí con
relación al Diario de Poesía. Es evidente que los tres, por distintos
motivos, tenemos puntos de vista críticos con relación al Diario (si no,
habríamos seguido siendo integrantes de su consejo de dirección), como
también es evidente que hay aspectos -(acaso no los mismos porque somos tres
personas diferentes-) en los que su modo presentar el panorama local,
influyendo asimismo sobre él, nos pareció bien. En caso de que mi intuición
sea equivocada, te pido disculpas. Pero si es cierta, te ruego aclares por
qué.

Como vos, Walter, desearía también que hubiese otras voces que escuchar. Y
también que Cristian, Leonor y Gabriel se mantengan en sintonía, que mucho
hacen para obligarnos a todos a seguir pensando.

 
At 21 abr 2007, 08:07:00, Blogger DF : dijo...

Después voy a retomar lo que dejé pendiente. Ahora me interesa contestarle dos o tres cosas a Walter: 1) tal vez a causa de la paranoia que me suele jugar malas pasadas, tuve la sensación de que al decirle "está muy bien que nos instruyas" a Jorge F e ironizar sobre su intención de efectuar un repaso histórico, el palo también me caía a mí, lo que aviva en mí la necesidad de aclarar que me parece que puedo contribuir en algo con estos intentos de precisarlo que ocurrió en otros momentos, porque sacar los fenómenos de la serie a la que pertenecen lleva a malentendidos inútiles, cosa que creo que también es lo que pretende Fondebrider, y que seguramente tiene algo de intención didáctica, y no me parece mal cuando el desconocimiento cunde como cunde en estos días y es tan común hablar sin saber de qué se habla. En todo caso, ya lo dije, si mi intervención conlleva un inoportuno desvío del tema, avísenme y paro. 2) Está bien, muy bien, Walter, que enfatices en que no todo pasó por Diario de Poesía, porque realmente no todo pasó por ahí, y si alguno lo entiende así se equivoca fiero, pero en tu modo de enfatizarlo hay un plus muy extraño y a la vez fuerte, casi violento, en el que parece darse por sentado que es algo que nada tiene que ver con vos, cuando vos formaste parte de eso en la etapa post-Helder, y muy cerca de Samoilovich, hasta que DS consideró una traición imperdonable que escribieras a la vez en Hablar de Poesía y te soltó la mano, así como más o menos en la misma época, y por más o menos los mismos motivos, le hizo la cruz a Beatriz Vignoli. Ojo: lo que te critico es ese modo de decir las cosas cuando te referís al Diario como si vos no tuvieras nada que ver. 3) De acuerdo, respaldo completamente, porque es muy necesario, que también se considere lo que ocurrió fuera de la serie Diario de Poesía-objetivismo-Poesía de los Noventa. Porque la consecuencia de esos relatos únicos y unívocos es nefasta. Pasaron muchas otras cosas, y muy interesantes y valiosas. Entonces, empezá a tratarlas o que las traten los que puedan hacerlo, en vez de reprochar a Fondebrider o a quien sea porque habla de lo que él conoce. Que cada uno hable de lo que conoce. Si Tedesco, Herrera, Perednik o Mongo Sorongo, no escriben acá no es culpa de Fondebrider, ¿quien se lo prohibe? Que vengan y escriban, va a ser muy bueno. O escribí vos sobre eso. Lo que, de todos modos, no impide tomar nota de que no es tan casual que esa serie, engañosa y todo, ocupe en esta revisión un lugar tan central. Lo ocupa, sencillamente, porque fue central. Que no nos guste que haya sido central es muy legítimo, pero lo fue, para mal y para bien, con las consecuencias que están a la vista. Ahora veamos qué otras cosas hubo o hay.

 
At 21 abr 2007, 08:16:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Gabriel [Reches] buenísimo tu posteo (qué palabreja, no?)

De acuerdo a tu propuesta podríamos abrir varios foros:

1- El infierno tan temido: estado actual de la poesía argentina.

2- Los tuyos [objetivistas], los míos [objetivistas] y los nuestros [objetivistas]

3- La guerra de los Roses, o el Matrimonio de María Braun [Cristobo vs. Fondebrider vs. De Napoli vs. Aulicino. Silvestri contra todos. Reches dignifica. Freidemberg rectifica. Cassara estetiza. Mendez ecumeniza]

4- ¿Soy post-noventa o me hago?

5- La paja en el ojo ajeno o las fabulosas aventuras de Onán El Terrible.

6- Juicio a la Junta [objetivista, obvio]

7- Yo, el mejor de todos [una autobiografía]

8- La historia oficial [Diario de Poesía. biopic]

9- Para los amigos, todo. A los enemigos, ni justicia.

10- San expédito: santo patrono de los poetas argentinos.

Bueno, les mando un saludos, y sepan disculpar esta pequeña nota de humor....no todo tiene que ser tan solemne. Parafraseando a Vignetti citado por Cassara:

A desacartonar! A desacartonar!

Alejandro Mendez
cómo llueve !

 
At 21 abr 2007, 09:16:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Como dijo alguna vez el siempre bien acicalado diputado Vanoli, luego de hacer un chiste inocuo: "Creo que me excedí". Golpean mi conciencia tanto la paradoja de Cristobo sobre la irracionalidad de quienes ignoran que son irracionales como la reconvención de Reches. Estoy presto a sacar la discusión de este marasmo, producto de un, tal vez, proceso catártico de todos estos "egos amontonados". Perfecto lo de Reches, incluido eso de que cierta terminología aquí usada no debe tomarse al pie de la letra. También exacto lo de Cristobo en cuanto a que poetas que no piensan como yo el proceso de escribir un poema escriben sin embargo poesías (solo de paso te digo, Cristobo, que me refería al acto preciso de escribir, no a una poética basada en la irracionalidad; de ese modo, la irracionalidad tal vez no se haga evidente en una experiencia de lectura: cuando leemos, el poema nos parece lo más natural, por increíble que sea, y en los mejores momentos incluso nos parece que el poeta señala, dibuja, lo que siempre debió ser evidente).
Sin óbice a que en el transcurso de esta ordalía muchos, todos dirían, fueron dando opiniones o al menos señales sobre sus ideas acerca de la poesía en general y la actual en particular, propongo redireccionar este debate sin espigar (por ahora) los catálogos de los 90 y a partir de las opiniones y la pregunta inciales de nuestro amable anfitrion (como todo hay --¿había?-- que aclararlo digo que uso esta palabra cabalmente: Alejandro me parece un modelo de bonhomía y acaba de demoestrarlo, "ecuménicamente"), ya que si él ha abierto el foro, deberíamos tener en cuenta sus propósitos al hacerlo. Méndez dice en el primer post de este debate:

"Hay un sinnúmero de escrituras conviviendo y proliferando por allí. Canónicas, contra-canónicas y de las otras. Sin embargo, siguen vigentes tres líneas principales: neobarroco / objetivismo / neoclasicismo
"También aparecen ráfagas surrealistas, concretistas y neo románticas, pero con menos intensidad."

Estamos de acuerdo con eso?

Luego, Mendez afirma y pregunta:

"Por otra parte hay un círculo, que a pesar de esta gran y variada actividad poética en todo el país, no logra romperse y hacerse recta.
Dejando de lado esta metáfora euclidiana, es rigurosamente cierto que prácticamente no hay lectores de poesía, y que los pocos que hay son los propios poetas.
"Las preguntas serían: ¿tenemos ganas de romper este círculo, o realmente estamos cómodos con esto y sólo queremos al lector modelo- hermano poeta?"

PD para Cristobo: Disculpas por haber incluido ese grosero "sin tomarte el trabajo de leer lo que escribí". No correspondía y tu respuesta fue contundente. Touché.

 
At 21 abr 2007, 09:23:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Estoy en desacuerdo con la consigna de "desacartonar" de Alejandro Méndez,
que es un ataque deliberado contra Cucurto y Eloisa Cartonera. ¿Por qué
tanta violencia? ¿Por qué?

 
At 21 abr 2007, 09:42:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Pido perdón públicamente por mi llamado a "desacartonar". Eloísa Cartonera y Cucurto pueden seguir con su loable tarea.

ahora la consigna es:

A desalmidonar ! A desalmidonar!

(espero no se enoje Casas ya que almidón no es lo mismo que El Salmón)

Se me ocurre abrir un foro más:

LA LAROUSSE DE LOS INEXISTENTES: La desgarradora historia de más de 350 poetas argentinos, no reconocidos por su madre putativa, en busca de su identidad.
Patrocinado por A.P.A.I (Asociación de Poetas Argentinos Invisibles), y con el auspicio del ACNUD- UNHCR Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y poetas en blog.

 
At 21 abr 2007, 10:55:00, Anonymous Anónimo : dijo...

perdón DF por citarte sin tu consentimiento. Pero recomiendo a todos los interesados en este debate meterse en http://www.plebella.com.ar/numero5/Una%20vieja%20respuesta%20D%20Freidemberg.htm
Hay un largo artículo de Freidemberg que toma muchas de estas discusiones. No voy a emitir juicio público sobre ellas antes de que otros tengan la oportunidad de encontrarse con el material sin que medie opinión de un tercero (y no tengo tu mail para hacerlo en priv, DF). Pero me parece un antecedente insoslayable para esta discusión.

 
At 22 abr 2007, 02:34:00, Blogger Unknown : dijo...

Cristian tenes razon: cai en el infierno de la sacconamia, no fui la unica eh? Y bueno, de todo pozo se vuelve no? Con todo respeto tambien, para ser ayudante de Viñas te falta tetas, el viejo solo anda con chicas. Pero Cristian no tenes Internet y no me vas a leer.
No entiendo Jorge F lo de los premios. Me parece atinado lo que plantea Cassara del poder. No se pude ignorar, que mecanismos entran en todo espacio, en este tambien, y como estamos en este juego y lo jugamos, como tambien nos cuidamos .
A mi me gustaria hablar de que hacen con su visibilidad los poetas, que voz crean y para que usan los espacios (de poder) al cual son convocados. Veo del 97 para aca, no solo un vaciamiento ideologico (de algo que en el 97 ya estaba muy vacio) sino un empeoramiento de la calidad poetico-lirica. Es decir, estamos cada vez un poco peor. Y todo vaciamiento ideologico, humildemente, me parece se gira a la derecha, lujo que solo se pueden dar los que escriben muy bien (Lugones, ponele que no es solo la bosta de vaca de las odas al ganado y las mieces, Borges- que odiaba a Lugones, el primer Varga Llosas – cuando no era de derecha).
Me da miedo una poesia de estado, como me da miedo todo lo que tenga que ver con el estado y sus aparatos, y la poesia tiene su aparato, tiene su casa sus ambitos, sus mecenas, sus entregadores de credenciales, sus formadores de gente no? Al estado tambien se responde inconcientemente, quiero decir de la altura moral de tal o cual como ser humano ni da ponerse a discutirla por que va de suyo, pero creo que hay tener conciencia hasta de las contradicciones que nos habitan para ver a que intereses se responden. Que la unica salida a una universidad publica donde van los hijos de los ricos y donde no se lee poesia sea lumpenizar los espacios poeticos, o caretizarlos (entendiendo por esto algo aun menos activo que la posmodernidad de“el festilindo de ByF” – la metáfora no es mia) me parece un error. Pero el atractivo y la seduccion de la masa es fuerte y poderosa, sino mira que bien le va a peronismo. Y por eso, vuelvo, una poesia estatal me da miedo, porque en argentina solo hay estado peronista.
Fonde sos Funes el memorioso, realmente sos un google de la poesia. Jorge, si conoces a Walter, te acordas que hablamos justamente de su lectura el año pasado cuando leyeron Moya y Harry? Claro no lo conoces personalmente. Ojo, Walter, que yo tampoco no me gane nada ni de los whiskeys ni del diario mas que su indiferencia y Fondebrider me conoce. Tambien hay que dejarse conocer y tener ganas no? Y periodizar no es desfilar cual padrillo en la rural mostrando las chapitas de colores.

Por ultimo fijense los nombres que han mencionado del antes y los del ahora y peguemonos un tiro todxs.
Reches, para que escribimos poesia? Por que esta mal estar loco?Realmente lamentas no tener mecenas? Queres por lectores a los de Cohelo?
Por ultimo, por que tanto miedo de decirnos un par de cosas un poco fuertes? Ademas que en este foro hay solo chicos y una tomboy, a las clara todo indica que quieren vestirse de rosa y ser el favorito de la maestra, que anda a saber quien es.
Viajo mañana esta semana me ausento.
Yo Gabriel no se que mas decir para que hablemos del hoy, pero no quieren. Insisto cual es el estado de la poesia hoy 2007. hoy hoy hoy, siempre es hoy o el futuro llego hace rato.
Chau me tomo el avion.


leonor silvestri

PS: despues vuelvo. y quiero decir el estilo de saccomano en el affaire sarlo me calentaba, lo que pasa que despues los datos y la pelotudez mental no estaban buenos. mi mama siempre me dice que la lengua me anda mas rapido que la cabeza. y a eso hay que verle tambien su lado bueno. espero no tener que explicar el chiste

 
At 22 abr 2007, 07:47:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Bueno Jorge (F.), si me excedí, te pido sinceras disculpas –que no me cuesta nada- y seguimos adelante.

Me parece muy oportuna la referencia de Reches al texto de Freidemberg. Volviendo sobre el análisis de la poesía de los 90 (o sobre el relato más o menos simplificado de la misma, etc) creo que la discusión alrededor del objetivismo, como le había señalado a Aulicino hace algunos días, da cuenta mayormente de la poesía escrita por los ¿chicos? ¿varones? Como sea, el otro lado de esa narración –no el lado b que mencionaba Reches, sino la poesía B&F o como podamos llamarla- quizás no haya sido demasiado analizado. No pretendo con esto decir que Diario no haya publicado a mujeres, ni nada de eso, sino que en todo caso cierta promoción de una estética –desde allí- tuvo que ver con la valoración de poéticas que se correspondieron a esas voces objetivistas, entre las cuales hubo mayor dominio de los escritores hombres.
Entonces: la poesía 90 femenina, la que se incluye en el relato de la visibilidad ¿tuvo algún ascenso vinculado a juicios poéticos favorables dentro de esa década? ¿Alguien me ayuda informándome quiénes, desde qué sitios, pudieron establecer discursos críticos más o menos fundamentados, en los que se explicaran los valores poéticos presentes en esa poesía? Pese a los reiterados avisos de no caer en simplificaciones al establecer analogías entre las poéticas y las coyunturas socio-políticas, tengo la impresión de que si la poesía 90 “objetivista” abordó, con más o menos suerte poética, cierta desolación de un modo más directo, la poesía B&F talvez haya mostrado más de lo mismo, al no encontrar demasiados objetos dignos de belleza ni de felicidad fuera del campo de lo frívolo, o del elogio del “infrapensamiento”. (Reches me dirá si cabe aquí su concepto). Pero eso no acorta la distancia que señalaba el mismo Reches, entre un buen poema y un buen culo.
Como no estoy demasiado al tanto, ignoro a qué tipo de debate crítico se sometió esa poética. Recuerdo por allí alguna frase (¿de Gabriela Bejerman?) indicando que de por sí, el acto de escribir en un mundo como el nuestro ya era algo frívolo, o algo así. Me imagino que haya habido discursos más sólidos sosteniendo esa práctica. Que alguien, de algún modo, haya visto más valor en ese “tono” poético que en el que otras escritoras desarrollaban. ¿Alguna idea?

 
At 22 abr 2007, 12:41:00, Anonymous Anónimo : dijo...

a silvestri la calienta el estilo de saccomanno, como a uno podría, evetualmente, calentarlo el estilo de maria moreno: cosas de las que poco se puede hablar (cosas que el hablar, con certeza, desdibuja; cosas que es más lindo sentirlas). a reches, nos dice, lo calientan las afirmaciones y lo enfrían los argumentos. también debe ser lindo, mucho más lindo, sentir una afirmación que palpar un argumento. sentir la irracionalidad que expresarla. porque convegamos en que ponerse a afirmar que la irracionalidad es el núcleo de la creación estética parecería no llevar a ningún lado. se cae de maduro, no?: si es irracional, qué más puedo decir (críticamente)? larguemos los guantes y hagamos sólo poesía. celebro a los poetas que creen en la irracionalidad y no en los foros de discusión; no es mi camino, desde ya, pero lo celebro.
una máxima lacaniana que tiene sus vueltas pero que, sin duda, la rompe: la verdad no puede ser dicha.
lo de la irracionalidad me remite a esas lecturas-soluciones tipo "en rayuela oliveira es cortázar y la maga una mina que vivió en parís". Y será cierto, sí, pero cómo seguimos?
si algo hay que reconocer en toda este serie de mensajes cruzados es que los mayores -fondebrider, freidenberg- se imponen por sobre los sub-40 en esta tarea tan difícil que es armar sentido. silvestri: yo creo que no le hacés honor a tu formacion academica. y no me vengas con que sos anarquista y no te cabe el honor; me refiero a algo más básico, que es leer. donde sí demostraste ser anárquica es en la relación que entablás con tu propia conciencia: yo no sé cómo hacés pero entendés todo al revés, le preguntás por qué está mal ser loco al que defiende la locura, ese tipo de cosas. igual, doy por sentado que el estar viviendo los últimos días en irlanda lo lleva a uno, necesariamente y con o sin pub, a un enredo de ese tipo: te justifico, te abrazo y, si tuviera tetas (ausencia que hacés bien en recordarme), te las ofrecería.
si tuviera tetas...! y si tuviera oficina...! si tuviera oficina te haría un lugar a vos, walter, aunque más no fuera para palpar tu negación. yo soy muy estructuralista, hago estructuras de todo, llegué incluso al absurdo de dividir la humanidad en seis tipos de personas (no viene al caso). uno de esos tipos es el que llamo lumpen de derecha -te juro no es despectivo. está integrado, ese tipo, por personas que, sin tener ninguna propiedad que defender (nada más allá del recuerdo de una infancia idilica, que no es una propiedad digamos), son abiertamente conservadores. esa gente me fascina. no tienen nada que perder, y conservan.
es verdad, uno puede decir que sí tienen una propiedad: la propiedad de un saber que los distingue. gente que, en determinado momento, se dio plena cuenta de que son distintos porque saben. y esa diferencia es un elixir, parece.
es lógico, entonces, que a esa gente le molesten las oficinas y los burós, así, como si fueran dos cosas: las oficinas, los burós. el fantasma de la igualación tan temida los lleva, casi en una paradoja, a desdoblar, a enumerar distintas formas de lo mismo. para que la oficina/el buró dejen de encarnar la pesadilla de la igualación, se dice dos veces: se "distingue". y se llega a ser "distinguido". después, sobre eso, vienen la altanería pura o la guerra frontal. y ahí, walter, que llevas el nombre de pila de benjamin, te respeto: porque elegís el camino más acorde a tu biografía urbana y también a tu nombre. al nombre propio de tu biografia urbana (La matanza) y a tu nombre que, si no me equivoco, es una palabra cuya raíz significa "violencia" (Gewalt).
a mí también me gusta la violencia. la violencia de ciertas "operaciones". a diferencia de reches o de walter quizás, me gustan las operaciones que, como dice el primero de los nombres que acabo de mencionar, van a la revolución. una revolución burguesa también, lo que sea. un país donde todos escriban poesía (exagerando?). por lo demás, en ese país bien puede haber cabida para el poeta "distinto", el poeta "distinguido" que, convengamos, llega a la Tierra cada tanto, muy muy cada tanto.

Aulicino: vos decís que me cuelgo en interpretaciones, pero ¿adiviná quién me obliga a ello?
presuponés que una persona con nombre y apellido me "dio de comer". a mí esa afirmación no me escandaliza: nunca diría que me agraviaste, tampoco que es una afirmación falsa; peor, digo que es una afirmación de una ambiguedad inaceptable.
porque, si lo que quisiste decir es que X me dio un empujón simbólico, ahí no dice eso, dice mucho más. por lo pronto, te aclaro: si hubo algo, hubo un respaldo, llamemoslo, espiritual, que hoy se extiende a una confianza a través de la cual puedo, en estos días, hacer un encuentro de poesía con invitados que sólo mis colegas estudiantes de Letras y yo elegimos. claro que ese respaldo espiritual también se traduce, a la larga, en beneficios concretos. así, se podría decir que dicho respaldo fue una condición sine qua non para que yo haya obtenido un premio en la ciudad de medellín y, en un santiamén, un dinero que me permitió vivir casi un año. sólo que ahí entraríamos, casi, en una lógica de tipo "el aleteo de una mariposa en japón hace que..." (digo "casi", tampoco sería para tanto).
en fin, Aulicino: hemos discutido, hemos fracasado en nuestra discusión, hemos dado argumentos que son la base de una discusión y hemos puesto la ironía que es el gran condimento de toda comida. pero yo preferí hacerlo sin vaguedades, y supongo que vos también, por eso te invito a que le pongas punto final a esas frases ambiguas que, como te decía, por lo menos a mí me obligan a ponerme en el papel de hermeneuta. y, si te interesa, yo no tengo ningun problema en decirte quiénes, además de la UBA y de la televisión estatal de un país nórdico (que son mis proveedores básicos), me dieron de comer en los últimos diez años - además, también, sólo que indirectamente, de los poetas, de todos los poetas. pero no te equivoques, macho: esa persona que mencionás a mí no me alimentó -quizás no se dio porque, como bien decía leonor respecto de mí, él tampoco tiene (tantas) tetas.

 
At 22 abr 2007, 01:00:00, Blogger DF : dijo...

Veo que estoy llegando cuando la discusión entró en otra fase, quizá más interesante (esa es la historia de mi vida) pero no puedo no disculparme ante Walter, y no sólo ante Walter, por lo que puse sobre su participación en el DP. Estuve desubicado, o algo peor. Me cayó mal el rencor con que se refirió a los que hablan del DP y habitualmente todo ejercicio del dedito acusador me revienta, pero eso no justifica mi reacción, que, sospecho, respondió a motivos más feos: no del todo conscientemente, aproveché para pasarle a Walter, y no sólo a Walter, algunas viejas facturas de aquellos días. Y eso está mal, al menos en este lugar, porque me pone en el lugar de un botón y, sobre todo, porque contribuyo a convertir el debate en un talk show. En ese aspecto, mis disculpas a todos.

 
At 22 abr 2007, 02:22:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Leonor, tu razonamiento no está claro, si los escritores buenos de derecha son una excepción, habrá excepciones en la nueva generación, como en toda ley. Pero yo no pienso que loa escritores de derecha sea una excepción. Muchos escritores de derecha han sido los mejores; el anarquismo al que proclamás tu adhesión no tuvo buenas plumas, excepto Barrett. La izquierda tuvo algunas. Las mejores siempre han sido las de las clases medias de centro.

 
At 22 abr 2007, 03:03:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Si queremos avanzar en el debate, propongo omitir las provocaciones personales. Por más atractivo que sea responderlas, para la discusión real representan un somnífero. De mi parte, como verán, estoy haciendo algunos esfuerzos.

 
At 22 abr 2007, 03:45:00, Blogger DF : dijo...

Primera cuestión: debo decir que no es del todo cierto que me revienten los deditos acusadores. No todos. No me revientan los que, como el dedito acusador de Leonor, vienen con coraje y abriendo camino, al margen de si estoy de acuerdo o no con la acusación misma.
Segunda: termino de plantear lo que dejé interrumpido sobre el objetivismo: eso a lo que se alude cuando se dice “objetivismo” (Llach, Cucurto, Gambarotta, etc.) tiene poco que ver con el núcleo de cuestiones al que le encontramos el nombre de “objetivismo” a fines de los 80. Es cierto que surge de ahí, pero propone otra cosa bien distinta, en tanto desaparece la actitud de incerteza, el empleo de la reticencia como un factor significante, la conciencia angustiosa de la incompletud de la mirada y el trabajo con el lenguaje que lo concibe como un material inseguro, insuficiente, ambiguo, resbaladizo, que hay que manejar con extremo cuidado. Como recordaba ayer Reches, ya escribí sobre esto y, aunque suene a autompromoción (y lo sea), creo que efectivamente aquel texto ayuda a pensar la cuestión, de modo que acabo de pegarlo acá: http://interrupciones.blogspot.com/2007/04/escuchar-decir-nada-una-vieja-respuesta.html. Es el artículo que figura en el libro del Rojas, surgido de la reelaboración y ampliación de un trabajo anterior, que es el que aparece en la dirección que da Gabriel. Quizá no haga falta a esta altura aclarar que el objetivismo es hoy parte de la historia, no un problema presente, y quizá lo mismo se pueda ya decir de “La poesía de los 90”.
Tercera (y vinculada a la anterior): Leonor: si no hablo del presente de la poesía argentina es porque no lo conozco, o, mejor dicho, lo que conozco es poco, insuficiente para no incurrir en la sanata o la promoción. ¿Vos lo conocés? ¿Alguien lo conoce? ¿Alguien está en condiciones de decir que conoce realmente lo que pasa? Mi sensación es que hace no mucho, ayer nomás, algunos se largaron a hablar del presente de la poesía argentina como si lo conocieran. Y no hablaban de la poesía argentina realmente existente sino de los autores y las propuestas en los que ellos estaban interesados, por el motivo que fuera, y nos ofrecieron ese cuadro como si esa fuera la poesía argentina del momento, y muchos lo compraron. Es lo que me parece que se intenta revertir hoy.
Suponiendo, entonces, que no sepamos cómo es el presente y que así y todo nos interese describirlo: para abordar ciertas cosas que no tenemos cómo encarar, suelen ser útiles ciertas entradas oblicuas, por otros lugares. Discutir ciertas cosas de un pasado no lejano ayuda a hablar mejor del presente, o a verlo. El pasado afecta al presente, es obvio, pero además ya sabemos, o deberíamos saber, que lo no hablado del pasado, lo oculto o insuficientemente planteado del pasado, determina el presente, y lo determina mal.

 
At 22 abr 2007, 06:04:00, Blogger walter cassara : dijo...

Silvestri: tu mamá tiene mucha razón. ¿Porqué no la invitás a cooperar con este foro? Aquí no sólo la lengua está yendo más rápido que la cabeza, también el servicio de mensajería resulta por demás tentador y vertiginoso. Uno no alcanza a sentarse a leer un “posteo” que al instante aparece publicado otro.

Pienso en las ya frondosos y enmarañados folios que llevamos departiendo, imagino a tu mamá –o a cualquier otro ciudadano de esta republiqueta- que aspire, con todo derecho, a terciar en el debate, comprendo su dilema y su somnolencia, y acepto las excusas que aduce para no participar.

De modo que trataré de no echar más leña al fuego, no abrumar o yuxtaponerme con otros envíos compulsivos. No digo que voy a sentarme a esperar, como un abogado de pobres y ausentes (después de todo, como dice el refrán, quien calla, otorga) pero sí voy tomarme un tiempo para leer con cuidado lo que se dijo hasta acá y ver lo que pueden aportar esas otras voces que notoriamente faltan. O simplemente se rehúsan a opinar.

En respuesta a los últimos comentarios (de Daniel y Jorge), sólo una breve aclaración (sí otra apostilla más), no quise incentivar el sistema paranoico-crítico que todos tenemos, hasta altura de los acontecimientos, muy sensible. Entonces, puede que haya revoleado el poncho al pedo y me disculpo por eso. Con un tono quizás extemporáneo, mi anterior envío apuntaba más bien a desplazar el foco de tensión de lo meramente documental a lo estético.

No conozco ni tampoco me interesa conocer la historia o la cronología del “objetivismo” al dedillo. Para hacerlo, supongo que me bastaría hojear el manual de Martín Prieto, algún que otro dossier o columna del “Diario de poesía”, además de los hitos arqueológicos que se han ido mencionando acá. Lo que me interesa en todo caso es entender qué aportó a la poesía el objetivismo en el plano estético, esto nos llevaría a discutir, creo, en un horizonte más sustantivo, sobre tal o cual poema, tal o cual estilo, tal o cual actitud frente a la lengua , tal inflexión de voz, estilo, adjetivación, imágenes, etc.

Para retomar el improptu wagneriano de Jorge ¿en qué medida ayuda a entender su música saber si Wagner fue antisemita o no, si fue apadrinado por Luis de Baviera, si comulgó con Bakunin o se acostó con Nietzche? Para incurrir en una tautología típica de la crítica academicista: a lo mejor, importa en la medida de que “Wagner es Wagner”. Pero en el caso de lo que acá se llamó “objetivismo” ¿qué sentido tiene hablar de “series” o seguir aportando legajos cuando todavía no nos ponemos de acuerdo en qué textos estarían representando dicha tendencia, y aún si dicha tendencia llegó a crear o no un nuevo estado de cosas en la poesía actual.

En otro orden de cosas, y volviendo sobre la espinosa cuestión de los espacios de poder, entiendo que el DP, ya sea por su continuidad en el tiempo o por su aguda y plausible actividad periodística, jugó un papel protagónico en la promoción de la poesía argentina (y de el poesía en general) a lo largo de las últimas dos décadas. Pero una cosa es jugar un rol protagónico y otra muy distinta es tratar de ejercer un control centralizado sobre todas aquellas posibles corrientes estéticas que se enfrentaran a su línea editorial. Que conste, no acuso al DP ni a sus distintos integrantes (en cuya larga nómina, como bien señala Freidemberg, yo estuve incluido en algún momento) de monolopio estético, pero de lo dicho antes, se podría inferir que el DP dejó tácitamente a otros publicaciones y otros productores de poesía en la periferia. Lo cual no implica en todo caso ninguna trasgresión a las reglas de la dialéctica del poder, ya que la poesía es un ámbito como cualquier otro donde la necesidad y los ideales entran a menudo en conflicto.

No obstante, y dicho esto sin ánimo de controversia, el hecho de “bajar el pulgar” o “entrar de la mano de” –según las palabras que usó Daniel para referirse los alistamientos o los relevos, si ningún telegrama de aviso en mi caso, con que manejaba el DP ¿no estaría hablando un poco de una administración arbitraria, por no decir burocrática, del poder?. No hay que confundir entonces, me parece, “central” con centralizado. Ni las fuerza centrífuga de la historia con la coyuntura que nos deje mejor parados como poetas.
Insisto, hay que aclarar de qué hablamos cuando hablamos de objetivismo. Para luego avanzar sobre las otras poéticas.

Pregunta para Aulicino: ¿la poesía conceptual (Girri, Gianuzzi) es objetivista? En la medida en que enfatiza el trabajo con la percepción visual y la ausencia de sujeto ¿un haiku o un poema concreto podrían también serlo? Si se trata de aplicar un pulso racional al lenguaje, el marqués de Sade, se me ocurre, podría ser considerado un precursor del objetivismo. Anteriormente, vos hablaste de pathos, pero la derogación del yo lírico ¿no implica en algún sentido la negación de todo pathos? Escribir como un testigo impasible, como si ya nadie tuviera intimidad. En fin, opino que muchos poemas colocados bajo ese rótulo pueden ser leídos hoy como simples y frías constataciones fotográficas del sinsentido del mundo. Me acuerdo ahora de un breve y célebre poemita de Pound , insignificante acaso si uno lo considera a la luz de las proporciones olímpicas de los Cantos. En una estación del metro: “la aparición de esas caras en la multitud/ pétalos en una negra y mohosa rama”. ¿Cuánta cuerda se le puede dar a algo como esto? En su momento, a fines de los años 20, T. H. Hulme y Pound , mientras desayunaban en un restaurante del Soho, agotaron ya estas minucias de salón y pasaron a otra cosa.

Sobre el ex canciller Bielsa, mencionado en algún post como poeta, la verdad no tengo absolutamente nada que decir. Procedo entonces a pasar la pelota a los que más saben y tienen su pasaporte a la orden del día.

Saludos. W.

 
At 22 abr 2007, 08:43:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Me gustaría aportar mi opinión respecto del objetivismo.
Creo que la poesía de Rubio, Gambarotta, Llach y Cucurto no tiene prácticamente nada de objetivista, y cada vez menos en ese mismo orden. La de Fabián Casas sí, por momentos. Un libro de Helder es muy objetivista, otro de Prieto lo es bastante. Varios libros de Giannuzzi podrían hacer pensar en el objetivismo. Varios libros de Cantón son la antítesis menos pensada del objetivismo.
Creo que el objetivismo en Argentina fue, ante todo, una manera de hablar de poesía. Hubo más notas, reseñas, entrevistas y saludos objetivistas que poemas de ese tipo. Y eso enriqueció a la poesía argentina –entendiendo la poesía como una construcción social donde la propiedad del poeta sobre lo escrito es mínima, o sea lejos de la ideología del artista Creador– de un modo nunca antes conocido en nuestro país.
Acá faltaría describir qué cosa es el objetivismo. Voy a intentarlo haciendo una aclaración acorde con lo que acabo de plantear: donde diga poesía, puede leerse, en nuestro contexto, las palabras nota, reseña, entrevista, saludo.
Pienso que la poesía objetivista es una poesía no erudita –que no arrastra intertextualidades–, donde lo que se enfatiza a través del tema a tratar es la inmediatez (no la espontaneidad), preferentemente a través del examen de una cosa pequeña (o más tirando a lo pequeño que a lo monumental) y donde, dentro de todo el arsenal de procedimientos o “recursos”, se privilegia aquellos que son “invisibles”, es decir que no están estrictamente en el plano sintagmático. el recurso invisible por antonomasia es la sinécdoque por medio del cual uno puede, por ejemplo, hablar de una mesa pero en realidad hablar de algo más: de una familia, de un país, de un “gran acontecimiento”: algo así como lo que dice William Williams, “al mirar un objeto pequeño, uno siente el torbellino de los grandes acontecimientos”.
Y la sinécdoque como la forma válida de ampliación de sentido, me parece, en contra de otra forma de ampliación que es la connotación (las connotaciones de una palabra), un recurso más barroco este último.
La importancia de la sinécdoque es lo que yo entiendo en la famosa frase de Williams “ideas pero en las cosas”: la idea, por ejemplo, de calma o tranquilidad comunal a partir de la descripción de una vereda, o la idea de renovación a partir del examen de los árboles al borde de una avenida que conduce al hospital.
A todo lo dicho yo agregaría que la intromisión, dentro de un poema de estas características, de un par de versos donde se alude de una manera muy marcada (o directamente se refiere), por ejemplo, a la inestabilidad del sujeto que ve las cosas –como ocurre por ejemplo en los poemas del excelente Giannuzzi– sería un rasgo profundamente anti-objetivista: ya estaríamos en otro tipo de poesía.
Y creo, como dije, que, mutatis mutandi, este tipo de acercamiento estético se dio en Argentina, en los últimos años, en toda una serie de discursos paralelos al poema y muy auspiciosos, en general, para desarrollar una visión a partir de las “cosas del poema”.


otro cosa: yo debo ser un débil mental porque acabo de descubrir que este foro se llama débil mentol. y no es que me atormente, pero... quizás es de un humor que a mí se me escapa.

 
At 22 abr 2007, 08:56:00, Blogger walter cassara : dijo...

Di Napoli. ¡qué decirte, mi amigo, mon semblable, mon frère ! Me imagino que allá en Ciudadela o Liniers habrá una oficina que atienda los temas psicológicos que vos acabás de plantear al foro. Y aunque sea una clasificación muy reducida, debo decirte que me alucina tu planeta hexagonal. Lo veo ahora como un panal con muchas abejitas, llevando y trayendo carpetas, todas sus cámaras muy ordenadas y bienpensantes, y tus pechos llenos de miel que surten al pueblo de intensa poesía social.

No obstante, prefiero el 7, es un número más perfecto (sí claro desde lo teológico) y representa desde siempre una relación entre lo sagrado y lo profano que vos (o mejor dicho: todos los “nene bien” por los que vos salís a vociferar y a inmolarte a lo bonzai) sólo conocieron en misa, cuando Papá los llevaba a comulgar los domingos, allá en la iglesia de San Isidro.

Qué decirte, amigo. La UBA hace estragos hasta en las mentes más lúcidas. Mezclar a Lacan con el discurso de un demócrata cristiano, no fortalece la salud de este debate. Que la poesía debe ser hecha por todos, ya lo dijo Lautremont hace más de un siglo. Ojo: por todos no es lo mismo que por cualquiera. Si lo sabrán tus amigos pequeño burgueses.

Gracias otra vez por tus lecciones de estilística. Y una última sugerencia: cuando vayas a hacer la revolución, cambiate esos pantalones de cuero.

 
At 22 abr 2007, 09:07:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Siguiendo con la propuesta que hice más arriba de discutir las cuestiones que planteó Mendez en el inicio del foro:
1) Me parece que los primero que hay que considerar de lo que dice es el tiempo verbal en que lo dice: el presente ("Hay un sinnúmero de escrituras conviviendo y proliferando por allí"). Mendez menciona en presente el neobarroco, el objetivismo, el neoclacisismo, y "ráfagas" de otros estilos. De esto se trata: los que "fueron" no están muertos, y el cuerpo de escritura que confoman con los "nuevos", noventistas y siguientes,es absolutamente contemporáneo. Releí, a instancias de Reches, la nota de Freidemberg: su lúcida crítica a los 90 se articula precisamente a partir de un libro de Leónidas Lamborghini. Así pues, todos estos poetas están --estamos-- conviviendo. No creo que pese a su avanzada edad no podamos ya esperar nada más de, por ejemplo, Padeletti. No creo que Gelman haya quedado confinado en los 60. Entonces, veamos los recortes que todos hemos hecho, enviando a la zona oscura de la historia a los que mejor o peor nos han parecido. Veamos cómo está funcionando todo el cuerpo poético (y quiénes entre los muertos reales o simbólicos de verdad están muertos). Hagámoslo con un poco de generosidad, si no somos capaces de reconocer las deudas. Y hagámoslo con inteligencia si somos capaces de ver que este período podría ser considerado en términos de contemporaneidad.

2) Sobre la pregunta "¿tenemos ganas de romper este círculo (de lectura, integrado casi por poetas exclusivamente), o realmente estamos cómodos con esto y sólo queremos al lector modelo- hermano poeta?", me parece que, en mi caso, la respuesta es que sí tengo ganas; creo que de hecho el círculo se amplía, no hay otro modo de ampliarlo que presionar sobre cosas que a veces nos resultan incómodas y molestas: festivales y encuentros de poesía; o que otras veces no peleamos demasiado: espacio en los medios comerciales. La dificultad de la lectura será siempre algo que nos marque los límites, pero es cierto que no hacemos muchas veces lo que sí puede hacerse, que es crear más espacios para el género, como éste.

 
At 22 abr 2007, 09:47:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Ya hemos dado muestras, cada uno de nosotros, sobre nuestras respectivas
capacidades para el pugilato. Cruzamos puntos de vista, acusaciones,
imputaciones, hipótesis y logramos, por momentos, un espectáculo
moderadamente ameno, pero quizás, para sumar participantes y no restarnos
público, sería oportuno enfilar en otra dirección.
Freidemberg, en su último y sensato mail, escribió: "Suponiendo, entonces,
que no sepamos cómo es el presente y que así y todo nos interese
describirlo: para abordar ciertas cosas que no tenemos cómo encarar, suelen
ser útiles ciertas entradas oblicuas, por otros lugares. Discutir ciertas
cosas de un pasado no lejano ayuda a hablar mejor del presente, o a verlo.
El pasado afecta al presente, es obvio, pero además ya sabemos, o deberíamos
saber, que lo no hablado del pasado, lo oculto o insuficientemente planteado
del pasado, determina el presente, y lo determina mal".
Hay allí un muy buen principio para reencausar el debate en su
especificidad. Sumaría otros datos:

a) todos sabemos que cuando decimos "poesía argentina", por lo general, nos
referimos exclusivamente a Buenos Aires y sus áreas de mayor influencia
(Rosario, Bahía Blanca), pero hay otros mundos que poco tienen que ver con
todo lo que aquí estamos discutiendo. ¿O acaso la cuestión de los
objetivistas le interesa, por ejemplo, a un poeta jujeño o cordobés? Y si
así fuera, ¿en qué medida? No pretendo aquí hacerme el federal ya que soy
unitario hasta la médula, pero, por ejemplo, cuando nos ponemos a revisar la
década de 1940 en Rosario, cuando no había allí la relación tan intensa que
hoy existe con Buenos Aires, aparecen poetas como Arturo Fruttero o Felipe
Aldana, para nombrar sólo a dos, que ponen en jaque todo lo que muy
fácilmente le atribuimos a la generación del cuarenta. Otro tanto diría del
presente más inmediato cuando, por ejemplo, uno descubre la poesía de las
cordobesas Susana Cabuchi o María Teresa Andruetto (esta última, presente
en LAE), ambas poetas mayores, con varios libros publicados y una audiencia
bastante menor que la de muchas porteñas quizás menos interesantes. Lo mismo
va por Juan Manuel Inchauspe y por Estela Figueroa (ambos de Santa Fe) y
Rogelio Ramos Signes (de Tucumán) y etc., etc. Entonces, ¿no debería ser un
tanto más cuidadosa nuestra percepción de "la poesía argentina"?
Y a los del interior que estén siguiendo todo esto, ¿no sería oportuno que
alguien dijera algo para al menos tener un eco?

b) No me interesa entrar en la discusión de hombres contra mujeres ni
tampoco achacarle géneros a la manera de percibir y expresar algo porque,
entiendo, estaríamos dejando de hablar de poesía para pasar a hablar de otra
cosa. Sin embargo, no deja de sorprenderme que la única mujer que participó
activamente en esta discusión haya sido Leonor Silvestri. Es cierto que, muy
al principio, cuando todavía la polémica no había empezado, hubo posteos
aislados de Irene Gruss, Selva DiPasquale, Noelia Rivero, etc. ¿Qué pasó?
Dejo a Alejandro Méndez las estadísticas, pero se me ocurre que el número de
mujeres que hay en la lista es lo suficientemente grande como para que nadie
diga nada.

c) Cuando Freidemberg y luego Aulicino corrigieron la secuencia que yo había
planteado a las apuradas sobre el objetivismo o sus primeras menciones,
fuimos a ese pasado del que hablaba Freidemberg, con lo cual luego se pudo
entender que eso a lo que se llamó "objetivismo" al principio, no fue el
"objetivismo" de algunos de los miembros de Diario de Poesía, y éste, a su
vez, no es el de los poetas de los noventa. Ahí, entonces, habría una línea
de fuerza rastreada o, al menos, engarzada con las pruebas previas a su
existencia real.
Entiendo que con el neobarroco se podría hacer otro tanto. Y supongo que, de
querer hacerlo, también con el neorromanticismo. Ahora bien, todos esos
momentos de la poesía reciente involucran a diversas personas, pero todos
sabemos que la poesía funciona también con individuos totalmente
independientes que, en más de una oportunidad, aborrecen las pautas
programáticas, cortándose absolutamente solos. ¿No valdría la pena también
establecer, por su influencia, cuáles nombres destacan según esta
descripción?

d) Y la pregunta del millón, ¿por qué estamos hablando como si todo el
tiempo se resolviera en un margen tan pequeño como el que le asignamos a
este debate? Curiosamente (o no tanto) casi todos los jóvenes (categoría en
la que Aulicino y yo todavía estamos incluídos; Freidemberg, no porque
después de los 60 ya no se entra en las antologías de poesía joven) centran
sus opiniones en lo que pasó en los 90 y después, pero casi nunca antes.
Pido se me corrija si mi percepción no es correcta, pero tengo la impresión
de que esa limitación forma parte, precisamente, del problema del que
estamos hablando. Dicho de otro modo, los Doors no empezaron cuando uno los
empieza a escuchar: fueron una banda que duró los cuatro o cinco años que
anduvo tocando y lo que duró su líder, que se murió en 1971, cuando muchos
de los que hoy escuchan a los Doors no habían nacido. A todos nos sucede
llegar a destiempo a algún lugar o a alguna información, pero, a pesar que
el presente nos permita otra lectura (porque nuestras necesidades son otras
y tenemos otros datos), tal vez valga la pena de hacer el esfuerzo para ver
cómo se escuchaban los Doors antes de que Jim Morrison fuera una leyenda.
¿Me explico? Y no importa que en lugar de los Doors uno ponga a Frank
Sinatra, Julio De Caro o Joseph Haydn. El punto es el mismo: recorrer la
distancia que va desde mi actual lectura a la lectura inicial y ver por qué
sí o por qué no.

¿Ayuda en algo que diga qué tarde de mierda? Por suerte ganó Boca.

 
At 22 abr 2007, 10:10:00, Blogger DF : dijo...

Que haya ganado Boca ratifica que es una tarde de mierda.
Walter: cuando tenga tiempo, te voy a mandar por mail poemas del ex canciller y actual precandidato a gobernador con la derrota asegurada: entre los motivos de índole diversa que lo hacen a uno lamentar que haya dejado la poesía por la política, los específicamente literarios no son de ningún modo menores.

 
At 22 abr 2007, 11:16:00, Anonymous Anónimo : dijo...

algo quiero agregar a lo que dije sobre el objetivismo

primero, una rectificación: creo que mi afirmación de que la poesía de fabián casas es objetivista por momentos es incorrecta. diría que no lo es en nada.

sobre la metáfora.
creo que, en un nivel muy abstracto, es posible pensar el "terreno" de los procedimientos del lenguaje en el espacio entre dos "polos": uno sería el polo donde los procedimientos se hacen más visibles como tales, y otro donde se esconden más. en ese sentido, sinecdoque y metáfora serían opuestos: la sinécdoque, decíamos antes, se "corre" del sintagma, mientras que la metafora se anunciaría con bombos y platillos. todo esto, claro, en un nivel muy abstracto de reflexión.
pero quizás esto explicaría cierto... no rechazo, pero algo así, de la metáfora. en la propia obra de wcw esto sería muy difícil de probar, de todos modos.

y otros dos procedimientos, la cita y la alusión, se corresponderían respectivamente con la metafora y la sinécdoque. la cita, todos sabemos, no va para nada con el objetivismo; se lleva muy bien con los poemas de tráfico de prestigio, eso sí. mientras que la alusión... bueno, no sé, tampoco los poemas del objetivismo tienen mucha alusión. me encantaría tener tiempo para investigar eso: la alusión en el objetivismo. seguro fondebrider tiene mucho más que yo para decir sobre este tema.

 
At 22 abr 2007, 11:24:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

A Walter: no, Girri y Giannnuzzi no son objetivistas. Y, Walter, quiero que entiendas, me interesa que entiendas, que el objetivismo no es mi palo. Acá se habló bastante de la génesis de esa palabra, debería estar claro ya quiénes y cómo la usaron. Cuando la usé, fue con fines periodísticos, nunca perteneció a mi vocabulario personal. Si existe, no sé muy bien qué designa. ¿La poesía de Garcia Helder, la de Prieto, la de Casas? Aprecio esa poesía, y mucho, pero ya no escribo en esa dirección. Supuesto que eso sea el objetivismo, no soy objetivista. Encuentro en común una cierta atención por las cosas concretas, por la imagen concreta, eso es todo. No lo digo para halagarte, pero si leo tus poemas aquí, también encuentro en ellos un despliegue de la imaginación que me gusta. ¿Cambiamos de tema?

 
At 22 abr 2007, 11:26:00, Anonymous Anónimo : dijo...

walter: la verdad, hoy me sentía preocupado porque pensé que tal vez era cierto y que yo estaba lanzando el dedito acusador de una manera agraviante en lo personal. me alegra descubrir que no y constatar que lo que hacemos son tipologías, a veces viñetas, con las que nos divertimos mientras nos peleamos. en tu caso la que batís del pantalón de cuero es muy buena, la de defender a un democrata cristiano supongo que es por llach pero yo me peleo con llach más que con vos, y en esas peleas te aseguro que no hay tantas flores como entre nosotros. bueno, avanti morocho que esto se está poniendo lindo

 
At 23 abr 2007, 12:46:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

milagros de la naturaleza, Walter, la abolición del yo lírico no significa la negación del pathos, porque el yo lírico no se puede abolir, aun en quien postula una poesía impersonal, como Girri, que escribió una de las poesías más personales y con mayor pathos. Claro está que pathos no significa patetismo. Significa tensión, significa -Dios nos perdone- algún tipo de preocupación trascendente, algún conflicto con la finitud, con la posibilidad de sentido, esas cosas de la metafísica o de la religión. En cuanto al chiste con Pound, qué querés que te diga. Ese poema que citás, que fue a la vez citado hasta el hartazgo, ni tiene que ver con Girri ni es precedente del objetivismo, hasta donde yo entiendo el objetivismo. Es sólo una metáfora rústica.

 
At 23 abr 2007, 01:06:00, Blogger Selva Dipasquale : dijo...

Hola a todos, hacía bastante que no abría este foro, y me encuentro con un crecimiento de mensajes increíble. Difícil de procesar y de pensar todo a la vez. Pero me sonrío porque casi había dejado de leerlo cuando Fondebrider decía algo así como "¿qué pasa a nadie le interesa este debate?" y ahora veo un último mensaje en el que vuelve a decir Fondebrider, algo así como ¿y las mujeres dónde están?! entonces, digo: leo todo Jorge, pienso y cada vez tengo más dudas. Y todavía, no sé si puedo aportar algo diferente o distinto a lo que se viene diciendo. Alguna vez escribí "Téngame paciencia, mi Corazón es Primitivo y Lento" y yo de poesía suelo hablar con el corazón, así que me quedo reflexionando un montón de cosas.
En un principio, me parecía y creo que en parte me sigue pareciendo, que cada uno de nosotros habla desde un lugar muy diferente y como dice Aulicino, a pesar de que aparentemente hablamos el mismo idioma, cada uno usa un diccionario distinto. Como las parejas que se llevan mal y no hay caso hablan y hablan pero no se pueden entender. Todos venimos de historias, generaciones, experiencias bastantes diferentes y eso lo complica un poco, lo hace interesante y complicado, a la vez. En lo personal, me gusta mucho eso que señala Fondebrider, la poesía y el mundo poético no empiezan cuando uno se pone a leer y a participar. Y en ese sentido, cada vez siento que tengo más para leer, estudiar, investigar, etc. Pero bueno, por algún motivo y a los 38 años se me han ocurrido algunas cosas y no me queda más que expresarlas... aunque sea recién ahora que descubra algunas cosas para mí, porque, como alguien dijo en este debate, si estoy equivocada, y bueno, ¿qué importa? ¿Qué efecto puede tener estar equivocado? Nada es tan importante y yo tampoco. ¿Siempre hay que ir en busca de la verdad y de tener razón? Me parece que no.
Pero por fin encuentro algunas coincidencias, cuando Freidemberg pregunta ¿cuál es el estado de la poesía actual, alguien lo sabe? y él dice "es lo que se intenta revertir hoy"... comparto eso, revertir ese desconocimiento... y concretamente, este blog de Ale, que es un recorte importante de lo que es la poesía argentina actual, (aunque faltan muchos autores que me gustaría que estuviesen) nos ha permitido conocer a cantidad de poetas que desconocíamos. Bueno, por lo menos, a mí me pasó eso. Y eso me hace feliz (a riesgo de que se me tilde de burguesa por intentar serlo). Y en verdad, es tal cual analizó Ale cuando propuso este foro, creo que nadie aportó mucho más a esa primera pregunta. En la Argentina hay de todo y para todos los gustos y hay poetas buenísimos en la Capital y en el interior, hombres y mujeres. Y por contemporáneos entiendo que somos todos más allá de la edad que tengamos. Alguien dijo en este foro que actualmente, respecto a las escrituras más jóvenes, no había nadie para destacar y realmente creo que no es así, hay poetas de los 90 y otros muy jóvenes que han nacido entrados los 80 que están escribiendo muy bien, creativa y prometedoramente...basta interesarse un poco en la lectura de este blog, por ejemplo...hay muchos poetas por descubrir y conocer, incluso inéditos.
Me alegra saber que Aulicino no quiere ser leído solamente por poetas. Porque ese es el punto del debate que más me interesa a mí, no tanto el de las estéticas, que es interesante, pero siento que no tengo, en principio, mucho para aportar. Romper ese círculo es algo sobre lo que me parece tenemos qué pensar cómo hacer y cómo llevar adelante.
Yo no tengo una solución ni una propuesta concreta, sólo algunas ideas "a prueba". Me interesan las experiencias mínimas grupales que podamos generar para llevar a la poesía a espacios por los que generalmente no circula. Me interesa trabajar en cooperativa, cada vez descreo más de los subsidios estatales y privados para los emprendimientos culturales. No sé, y tengo mucho desinterés, hasta fiaca, diría yo, en presentarme, por ejemplo, para pedir un subsidio para publicar.
Me parece injusta la política editorial para la poesía, no entiendo porqué los poetas tenemos que pagar nuestros libros, porqué siempre hay problemas con la distribución, y el tema es que si nosotros poetas no tenemos claro que mucha más gente podría leer poesía, entonces, ¿cómo vamos a pretender que las editoriales se jueguen a publicar poesía haciéndose cargo del costo? Y no digo, las editoriales que le publican a Cohelo, digo las editoriales intermedias... yo sé que algunas editoriales independientes hacen ese esfuerzo, pero siempre falla la distribución... siempre falla algo...
Tampoco digo que ninguno de nosotros pretenda ser best seller con la poesía, ni vivir de ella ni hacerse millonario, pero sí me parece legítimo poder dar a conocer lo que uno hace, tener algunos ejemplares para regalar y otros para vender, y venderlos efectivamente. ¿Por qué no? Entonces, creo que primero tendríamos que aportar más material a este debate acerca de cómo salir del círculo y llegar a más gente, a otros lectores y tener el convencimiento interior, primero, de que eso es posible, no pensar que hay gente que no "va a entender poesía", ese es el primer prejuicio elitista que hay que romper.
Me gustaría que los que están o estuvieron en ese tipo de experiencias pudiesen contarlas en este foro, el trabajo de María Medrano en la cárcel de Mujeres, que tuve oportunidad de conocer, me parece francamente maravilloso, que mujeres que nunca habían escrito poesía, si pusieran a leer y a escribir poesía contemporánea me parece valiosísimo desde el punto de vista humano, se que también se trabaja así en el Borda, pero no conozco tanto esa experiencia. Y me contaron de unos videos que se hicieron en Bahía Blanca y que no vi, de personas elegidas al azar, leyendo poesía en la calle... me gustaría saber más si otros están trabajando en experiencias así, y que piensan, sienten, etc... me interesa esa posibilidad de quiebre o de movilización o de otras posibles lecturas...
También, me interesaría mucho y pienso seguir trabajando en ese sentido, organizar mesas de lectura de poesía invitando a poetas del interior del país a leer a Buenos Aires, pero haciéndonos cargo del costo de los pasajes y de la estadía... ¿cómo? y bueno, ya veremos... (si alguien quiere aportar ideas, sugerencias, está invitado).
También, me alegra saber que De Nápoli no se sonroja al hablar de "burguesía" y que no le importa hacer una revolución de signo burgués. Yo hace poco utilicé esa palabra para definirme (hasta con cierta ironía y críticamente) como quién usa la palabra "histérica", sin pretender precisión psicológica, y todavía no entiendo bien, si fui victima de un escrache o de un malentendido que puso a mi persona en una relevancia increíble... y de la que sinceramente, ahora me río, casi que por haber osado decir la palabra "burgues" pase a pertenecer a la clase social de los explotadores...ahora me río, pero en un principio me pareció penoso tener que salir a aclarar que laburo, no me alcanza lo que gano, y además de un editor necesitaría contratar un plomero para cambiar los caños del baño, y no tengo plata, y no por eso me puse los ruleros como doña rosa... pero en fin, me alegra saber que podamos hablar de revolución. Porque la poesía es revolución. Llegar al corazón de las personas es revolución, generar empatía y afectos con las personas es revolución.... "La belleza es un escándalo. La poesía es un escándalo".
Y para seguir con los aportes, yo quiero aportar un material, para abrir (y espero que no sea para la confusión general!!) que descubrí este año de una antropóloga francesa que se interesó en el proyecto de La Infancia del Procedimiento en el que estoy trabajando y que para mí tiene vinculación con esta cuestión de pensar en porqué tendría sentido intentar ampliar el público para la poesía. Y me gustaría que otros aporten más material de este tipo para seguir reflexionando sobre esta cuestión y que digan qué les parece esta entrevista en particular.
Afectuosamente,
Selva Dipasquale


EL ACCESO A LOS BIENES CULTURALES NO ES UNA COQUETERÍA DE BURGUESES (entrevista a la antropóloga francesa Michèle Petit)

Reproducimos completa una entrevista publicada en la Revista Virtual Imaginaria http://www.imaginaria.com.ar/02/3/petit.htm


N° 23 - Buenos Aires, 19 de abril de 2000
Entrevista a Michèle Petit
Antropóloga, investigadora de la lectura
por Ramón Salaberria

Michèle Petit cuenta con una formación pluridisciplinar. Socióloga y antropóloga, desde hace muchos años ha estudiado el psicoanálisis. Investigadora del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica de Francia), es miembro del laboratorio LADYSS (Dinámicas sociales y recomposición de los espacios).

En estos últimos años ha participado en dos interesantes investigaciones relacionadas con la lectura. La primera, realizada junto con Raymonde Ladefroux y Claude-Michèle Gardien, dio lugar a la publicación del libro Lecteurs en campagnes: les ruraux lisent-ils autrement? (Paris: BPI-Centre Georges Pompidou, 1993). Investigación realizada a partir de entrevistas con personas, de diferentes categorías sociales, que vivían en el campo y a las que les gustaba leer, donde evocaban, de manera muy libre, el conjunto de su trayectoria como lector, desde los primeros recuerdos infantiles.

La segunda, más reciente, se recoge en De la bibliothèque au droit de cité: parcours de jeunes (Paris: BPI-Centre Georges Pompidou, 1997). En ella también participaron Raymonde Ladefroux, Chantal Balley e Isabelle Rossignol. Esta investigación se basó en entrevistas con 90 jóvenes de seis barrios desfavorecidos cuya trayectoria se vio influida por la frecuentación de una biblioteca pública. De la contraportada del libro traducimos el siguiente párrafo: "Cuando se vive en los denominados 'barrios sensibles', ¿cómo la biblioteca ayuda a resistir a los procesos de exclusión y a construir su derecho de ciudadanía? La biblioteca pública es un punto de apoyo crucial en las estrategias de continuación o reanudación de los estudios; un foro informal, donde se esbozan nuevas formas de sociabilidad; un lugar que da acceso a lecturas que ayudan a elaborar una identidad singular, a llegar a ser un poco más sujeto de su destino, y no sólamente objeto del discurso de otros; y, finalmente, en algunas ocasiones,una fuente de informaciones sobre temas políticos, que puede mantener un deseo de inscripción ciudadana".

Como consecuencia lógica de ambas investigaciones, Michèle Petit ha intervenido en numerosos coloquios, conferencias y cursos de formación a bibliotecarios, tanto en Francia como en otros países, Así, en 1997 participó en Salamanca en el curso "¿Dónde están los lectores? La contribución de la biblioteca pública frente a los procesos de exclusión" (1) organizado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y en octubre de 1998 en otro curso organizado en México por la Red de Animación a la Lectura del Fondo de Cultura Económica. A partir de las conferencias impartidas en este último curso se publicó el interesante libro Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura (México: Fondo de Cultura Económica, 1999).

Una canción española dice que cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana. ¿Es el mismo caso para las bibliotecas? ¿Cuál es la relación entre pobreza y servicios bibliotecarios?

La pobreza es algo terrible porque priva de bienes materiales que hacen la vida más fácil, menos dura, incluso más divertida y, a la vez, priva también de medios para preservar una intimidad. Incluso podríamos decir que éste sería un indicador todavía mejor que el de la renta: cuanto más pobre se es de menos intimidad se dispone. Cuando se es muy pobre se está sobre la acera expuesto a las miradas de todo el mundo, cuando se es menos pobre se vive con otras nueve personas en una misma habitación. Cuanto más se sube en la escala social más se dispone de un espacio íntimo.

La pobreza también priva del acceso a los bienes culturales y a todo lo que eso puede representar, como los intercambios que se tejen alrededor de esos bienes. Un bien cultural no sólo es algo que puede hacer bien a cada uno de diferentes maneras, tanto en el ámbito del saber como en el de la construcción de sí, sino que es también un objeto en torno al cual permite intercambiar. La pobreza priva de todo esto y seguro que también de otras cosas que en este momento olvido. La pobreza expulsa al amor por la ventana y también a todo lo que acabo de referirme.

Una biblioteca pública puede en parte, sólo en parte, y en algunos contextos pues en otros quizá sea imposible, reparar un poco todo esto. No sólo es mi esperanza sino lo que ha mostrado la investigación que llevamos entre los jóvenes usuarios de bibliotecas de barrios desfavorecidos de algunas ciudades francesas.

La biblioteca puede permitir acceder, a algunos, a un poco más de lo que yo considero como derechos culturales. Pienso que cada uno de nosotros tiene derecho a acceder a bienes culturales. No es un lujo ni una coquetería de burgueses, sino algo que confiere una dignidad, un sentido en la vida y a la que todo el mundo puede ser sensible. Las personas de medios sociales muy modestos tienen con frecuencia un inmenso deseo de saber más, de aprender más. La biblioteca puede contribuir un poco a reparar el hecho de la pobreza y a permitir, también un poco, el acceso a los derechos culturales.

La biblioteca, dice usted, puede ser un lugar que facilite a las personas hacerse ciudadanos, a salir de los lugares a los que la sociedad y la historia les ha asignado, les ha prescrito. Pero, ¿hasta qué punto los gobiernos, los poderes, que han condenado, en no pocos casos, a más de la mitad de una población a la pobreza, quieren fomentar ciudadanos?

Efectivamente, yo creo que con frecuencia el poder, sea cual sea, tras sus grandes discursos no tiene ningún deseo de que alguien acceda a la ciudadanía, entendiendo por ésta no sólo el hecho de meter una papeleta en una urna cada tantos años sino ser en todos los ámbitos de la vida algo más sujeto del propio destino y no sólo objeto de los discursos de los otros.

Añadamos a ello el poder tener derecho a tomar la palabra y la pluma en lo que concierne al bien público. Es decir, tener más capacidad para construir su propia vida y tener un poco más de derecho en el capítulo del futuro compartido. La ciudadanía, en este sentido, se construye por todo tipo de vías, no es algo que venga con el nacimiento. Para poder pensar es necesario que los medios sean dados, no cae del cielo. Tomar la palabra, tomar la pluma, es algo que se aprende, no es algo dado.

Una biblioteca puede ayudar a construir la ciudadanía pero, efectivamente, no es para eso que los gobiernos, los poderes, construyen bibliotecas. Sólo en algunos casos, por aquello de las excepciones a la regla. A la hora de construir un equipamiento cultural prima más el deseo de prestigio, alcaldes que con la construcción de la biblioteca buscan, por ejemplo, mejorar la imagen de la ciudad y con ello atraer empresas. Les interesa más este aspecto o, si no, el aspecto social en el sentido estrecho del término: construyamos bibliotecas, incluso en los barrios más desfavorecidos, y así los muchachos irán allí y no vagarán por las calles. Me gustaría equivocarme pero sospecho que un cierto número de políticos tienen una representación de la biblioteca bastante próxima a la guardería y al centro recreativo.

Bueno, ésto como todo hay que matizarlo pues hay políticos que tienen un deseo real de que el poder sea más compartido. Existen y no hay que negarlo. En un mismo ministerio de cultura hay personas que tienen la idea del desarrollo de bibliotecas para que la gente adquiera más independencia y sea más activa en su porvenir y otros que consideran que si se hacen obras de beneficiencia y se inculca un patrimonio cultural común la gente va a cerrar filas como un sólo hombre en torno a ello.

Por eso, el otro día, en mi primera conferencia en México, la dediqué esencialmente a recordar las dos vertientes de la lectura que Roger Chartier (2) ha subrayado. Por un lado, la vertiente en la que se atribuye al texto una omnipotencia. Durante mucho tiempo la lectura ha sido un ejercicio que permitía someter al otro, doblegarlo a un precepto, a una identidad colectiva. Y existe otra vertiente, la de la libertad del lector. El lector se apropia de un texto y no hay la posibilidad de controlarlo completamente incluso cuando se vigila todo. En efecto, los lectores se apropian de los textos, les dan otro significado, cambian el sentido, interpretan, a su manera, deslizando su propio deseo entre las líneas. Nunca se puede controlar totalmente la manera en la que un texto va a ser leído, comprendido, interpretado.

A menudo, no siempre, la gente que está en el poder se situaría más en la primera vertiente de la lectura, la lectura que permite, en cierta medida, tener la mano firme. Pero aunque haya una intención, más o menos explícita, de este tipo, la gente se apropia de los bienes culturales con los que se encuentra y les da otro sentido.

He oído mencionar, en alguna ocasión, que en parte la investigación en que se basa el libro De la biblioteca al derecho de ciudadanía, financiada por la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura francés, nació como un intento de abrir otros caminos al determinismo del "capital cultural" que algunos seguidores de Pierre Bourdieu mantienen y que, en cierta manera, ha llevado a una parálisis en la acción de algunos bibliotecarios.

Bueno, primeramente, respecto a lo que dice no estoy del todo muy segura. Yo también he oído decir que, en efecto, las tesis de Bourdieu habían desmoralizado a algunos enseñantes y quizás a algunos bibliotecarios, no lo sé.

Bourdieu ha tenido el inmenso mérito de atraer la atención sobre el hecho de todos los fenómenos de la reproducción social y derrumbar un cierto número de ilusiones, de levantar la liebre y de recordarnos que debemos estar vigilantes sobre ello. Tampoco pongo en duda su compromiso muy sincero al lado de la gente desfavorecida y muestra de ello es su labor en estos últimos años.

En estos momentos no se puede ver un periódico en Francia que no contenga artículos en favor o en contra de las tesis de Bourdieu. Yo no tengo ganas de optar sobre eso. Lo que puedo decir es que Bourdieu ha desarrollado conceptos que son muy importantes y que hay que retener.

Bourdieu no, pero quizás algunos de sus epígonos, entre los que se encuentran personas de gran calidad, han perdido un poco de libertad de pensamiento al querer estar muy cerca de la teoría del maestro y se han visto con dificultades para pensar sobre algunas dimensiones. Yo creo que toda la dimensión que concierne a la elaboración de la subjetividad no la ven, la ven mal o la situan al lado de fenómenos casi religiosos. Lo digo porque hay un número reciente de Actes de la Recherche en Sciences Sociales que contiene contribuciones interesantes y que se denomina "Génesis de la creencia literaria". No creo yo que la lectura literaria sea una creencia, sino que está más cerca de la sublimación. La sublimación, la creencia o la religión no son lo mismo. Freud decía que la religión estaba del lado de la ilusión, y que la sublimación estaba en otro orden, es un mecanismo de defensa.

Personalmente nunca he sido bourdieusana ni tampoco anti. No es mi asunto. Hay aspectos de los trabajos de Bourdieu que me interesan pero, en mi acercamiento a la lectura, he estado más marcada por alguien como Michel de Certeau y especialmente su famoso texto Lire: un braconnage (3). De hecho, él se preocupó poco por las disciplinas universitarias como tales, pues era historiador, muy interesado en el psicoanálisis, antropólogo, y quizás tuviera un poco más de libertad de pensamiento.

En el origen de la investigación que llevamos sobre los usuarios de bibliotecas en algunos barrios desfavorecidos franceses yo no redacté la licitación, pero sí que se decía que había, quizás, otra manera de ver las cosas que el de la reproducción social y que quizás las bibliotecas, aunque fuera sobre un número restringido de personas, tenían el efecto de desbaratar la tendencia de la reproducción social. Eso me atraía porque siempre me han interesado más las personas que no se quedan en la plaza que socialmente se les ha asignado, que la lógica de la reproducción, del sistema.

Está claro que la reproducción social existe, y que siempre hay que tenerla presente, pero eso no significa que nada se mueva. Y yo, por cuestiones de sensibilidad personal, siempre he estado más interesada por lo que se movía que por lo que se perpetuaba.

Me interesaba también esa investigación porque se centraba más en las singularidades que en la representatividad, aunque hubiera que tener en cuenta, lógicamente, la diversidad. También se decía de manera explícita en la licitación de esa investigación que se deseaba especialmente que los métodos fueran cualitativos.

En sus textos, a la hora de analizar la construcción del lector, el fenómeno de la lectura, usted recurre en ocasiones a las teorías psicoanalíticas. No es un recurso muy frecuente a la hora de tratar estos temas. ¿Cuál es su interés?

Tengo una formación pluridisciplinaria. Al principio mi curiosidad se dirigía a los hechos sociales pero nunca he podido pensar lo social independientemente de los hombres y mujeres singulares que lo componen. Con ello no quiero decir que no se pueda pensar de tal manera, pues por ejemplo pueden hacerse estudios formidables a partir de materiales estadísticos. Pero no es ese mi tipo de aproximación.

Tras mis estudios clásicos de sociología hubo un fenómeno que influyó mucho en mi desarrollo personal y profesional: mi encuentro con el psicoanálisis. Yo misma seguí muchos años de análisis y estudié las enseñanzas que se impartían en los años 70 en la Universidad de Vincennes en lo que se llama el Campo freudiano. Yo tenía deseos de ser antropóloga, pero del mundo contemporáneo, no estudiar una pequeña etnia que se reproduce idénticamente. Lo que yo quería era observar el mundo contemporáneo y concretamente lo que se movía, no lo que se perpetúa, como decía anteriormente.

En esos años 70 yo me aburría mucho en el CNRS, en el medio donde yo trabajaba. Reinaban, desde mi punto de vista, la rigidez, los dogmatismos, una intimidación mutua y una autointimidación que contrastaban con la efervescencia intelectual de Vincennes. Esta intimidación mutua, en cierta manera, ocurre con mucha frecuencia en el medio universitario. No hay demasiada libertad de pensamiento, siempre se está escrutado por los otros colegas, desgraciadamente. En esos años, lo que yo aprendía y descubría, especialmente del psicoanálisis, no lo podía utilizar, no existía la posibilidad, allí donde yo estaba, de articular lo singular y lo plural. Pero pude completar mi formación de una manera más personal respecto a lo que había aprendido en mis estudios universitarios.

En los 70 muchos investigadores estuvieron muy marcados por un marxismo muy rígido o por un estructuralismo también rígido. Y eso, aunque yo siempre haya sido de izquierdas, no me interesaba, nunca he podido ver a las personas a grandes rasgos, al por mayor. En esos años muchos investigadores que, por ejemplo, hacían investigaciones en medios desfavorecidos daban la sensación de que a los seres singulares no los veían, veían a las personas como muestras representativas o como una especie de ejemplo en carne y hueso, o como grupo social, pero no como personas singulares también.

En los años 80 ya pude articular un poco más lo singular y lo plural en otros temas distintos al de la lectura, en los que trabajaba entonces. Privilegiaba una aproximación biográfica al fenómeno.

Posteriormente, colegas del laboratorio donde trabajaba, que conocían bien el mundo rural, respondieron a una licitación de la Bibliothèque Publique d'Information (BPI) sobre una investigación de la lectura en el mundo rural. Esto me atrajo también porque habían previsto métodos cuantitativos y cualitativos y estos últimos me interesaban. Me di cuenta de que trabajar sobre la lectura se unía a mi interés por el psicoanálisis porque había comprendido que lo que determina la vida de los humanos, en gran medida, es el peso de las palabras o el peso de su ausencia. Cuanto más capaz se es de nombrar cualquier cosa más apto se es para vivirla y para cambiarla.

Recuerdo que Bruno Bettelheim narró que cuando se encontraba en un campo de concentración las personas más frágiles y desvalidas eran las que no comprendían, las que no tenían palabras para explicarse por qué estaban allí, mientras que las que podían analizarlo, formalizarlo, tenían más recursos de sobrevivencia incluso en una situación tan espantosa. Esta es la importancia de esta dimensión simbólica, de esta dimensión relativa al lenguaje. Comprendí, también por el psicoanálisis, que al recomponer de otra manera un universo simbólico, linguístico, eso puede contribuir un poco a desplazar otras cosas en otros ámbitos de la vida. Un poquito, tampoco hay que imaginar que va a transformar todo.

Por otro lado, cuando fui, en el momento de hacer las entrevistas, a que me comentasen en qué la lectura les había podido o no cambiar algo en su vida, me sorprendió ver que espontáneamente los jóvenes, incluidos los de medios sociales modestos, hablaban rápidamente de lo que eso había podido cambiar en la representación de sí mismos, en la representación de la relación con el mundo y en la relación con los otros. Esto ya lo había sentido cuando trabajaba en las entrevistas sobre la lectura en el medio rural pero se hizo más patente cuando trabajamos con los jóvenes de los barrios desfavorecidos. Muchos de estos jóvenes nos han hablado de la importancia que había tenido la lectura, incluso fragmentaria, episódica, en la construcción de sí, en el sentido amplio, esto es, la apertura del imaginario, la constitución del espíritu crítico, la elaboración de una relación algo diferente con los próximos, sea la familia, el grupo étnico en algunos casos, los amigos. La lectura constituyó para estos jóvenes un medio de representarse ellos mismos de manera diferente y eso provocaba que tuvieran una representación de sí mismos más rica, más diversificada, más abierta, más en movimiento, que la representación rígida de la identidad que, muy frecuentemente, se tiene.

Hay personas que sí se han acercado a la lectura desde una perspectiva psicoanalítica como Marie Bonnafé que desde hace años, por ejemplo, ha trabajado el tema de la lectura y los bebés. También hay algunos psicoanalistas que han desarrollado este tema, especialmente con los niños muy pequeños, y sigue habiendo gente por aquí y por allá que siguen trabajando el tema, pero es verdad que podría desarrollarse más.

Un acercamiento de la biblioteca pública a los públicos originalmente no predestinados a su uso exige más allá de un "deseo", de una "buena voluntad", una reflexión y acción sobre el tipo de documentos que la biblioteca va a poner a disposición, las formas de presentar esos documentos, la señalización de la biblioteca. En este sentido, ¿cuáles cree usted que son las medidas más urgentes sobre las que habría que actuar?

Es verdad que los jóvenes usuarios de medios populares son muy sensibles a la implicación personal de un profesional, de un bibliotecario, lo que no significa, forzosamente, un tipo chistoso, enrollado. Claro está que tendrá una actitud condescendiente pero eso no quiere decir un demagogo, uno que vaya con el rollo de que somos iguales, somos colegas.

Son también muy sensibles al hecho de que no se puede transmitir más que desde la experiencia que se tiene. Y si alguno tiene buena voluntad pero también un sentimiento muy ambivalente respecto a la lectura, eso es lo que el muchacho entenderá. Comprenderá que tras un discurso de buena voluntad existen sus reservas, que tras hermosas palabras se esconde un discurso respecto a la lectura muy culpabilizado y que se plasma en preguntas, más cercanas al orden de la moralidad, como "¿cuáles son las lecturas válidas?", "¿qué es un buen lector?".

Tener una voluntad profunda de acogida a los otros, tener en el equipo de la biblioteca a alguién que tenga un conocimiento del libro y una postura no ambivalente hacia la lectura y, sobre todo, un gran profesionalismo, son los tres elementos claves. Cuando digo profesionalismo no lo hago en el sentido tecnicista sino en el sentido de siempre plantearse cuestiones, de dudar y, sobre todo, de inventar. Reflexionar sobre cómo va a moverse en esta biblioteca tal muchacho del barrio, cómo va a percibir todo ese muro de libros, si va a saber orientarse. Pensar esos aspectos en función de tal tipo de usuarios y no únicamente en función de la CDU.

Las bibliotecas con las que trabajamos a la hora de realizar la investigación sobre los usuarios de las bibliotecas de barrios desfavorecidos están entre las mejores, con una larga experiencia en este ámbito de la lectura pública. Me di cuenta, al hablar con estos bibliotecarios, que cada detalle estaba pensado. Por ejemplo, en Bobigny, en el momento de la encuesta, estaban construyendo una nueva biblioteca anexa. La directora había pensado tanto en la elección del tipo de sillas como en la constitución del fondo documental. Todo estaba reflexionado y pensado. En consecuencia, creo que es la alianza de tres aspectos: un deseo real de hospitalidad, una relación con el libro no ambivalente o culpabilizadora y una inteligencia activa en todo momento.

Pero cuando ustedes han hecho las entrevistas con esos muchachos y muchachas de barrios desfavorecidos, ¿han apreciado en sus discursos como algo remarcable la importancia que acordaban a la disposición del espacio, a la señalización?

Son muy sensibles a todo ese tipo de aspectos, al espacio físico de la biblioteca, más o menos bello, acogedor, claro, pero a la vez que ofrezca rincones más privados. Siempre es así de sutil. Son muy sensibles a la manera de exponer los libros y a una señalización más o menos legible. Cada uno de estos detalles es sumamente importante. Se dan cuenta de todo. No han cesado de decir que deseaban una biblioteca viva, pero no sólamente en el sentido de animada, sino de la renovación del fondo documental, de posibilidades de orientarse, que no sea sólo muro tras muro de libros. Eso requiere una configuración de los lugares que esté finamente pensada y una presencia real de los bibliotecarios.

Esto último es interesante pues lo han remarcado continuamente y pienso que no lo hubiera señalado tanto un público más favorecido, más escolarizado. Cuando, por ejemplo, yo voy a una biblioteca paso de si los bibliotecarios me dan los buenos días o no. Al contrario, prefiero que me dejen en paz. A cualquier biblioteca que vaya me sé desenvolver en tres minutos y localizar lo que quiero. Las personas que han tenido una escolarización elevada pues imagino que actuan como yo. En cambio, para alguien que está socialmente poco autorizado para estar en una biblioteca, todos estos aspectos son muy importantes.

También puede existir un efecto de discursos contradictorios. Si tenemos las mejores intenciones del mundo pero, a la vez, concebimos un espacio muy hermético para la biblioteca, entonces abrimos con una mano y cerramos con otra, deseo que vengas y por el otro lado estoy manifestando, con mi concepción del espacio, que no lo hagas. Esto nos lleva a contradicciones y ambivalencias profundas. Usted señalaba las del poder, las de los gobiernos, pero yo creo que todo el mundo ha de interrogarse sobre ello. Y si bien en muchos bibliotecarios existe ese real deseo de abrir la biblioteca a todos los públicos, también persiste en otros la vieja idea de que sería mejor si no hubiera público, que no hace más que estropear los libros.

Usted, por su formación (en sociología y antropología) y profesión (miembro del laboratorio LADYSS del CNRS-Université de Paris I) no es bibliotecaria. Pero al haber realizado diversos estudios sobre la lectura en el mundo rural o en los barrios desfavorecidos de grandes ciudades francesas ha entrado en contacto con la biblioteca pública y, en concreto, con los bibliotecarios. ¿Qué es lo que ha encontrado (quizás sin buscar)?

Es difícil tener una representación general de la profesión. Frecuentemente he visto a los bibliotecarios en las situaciones más óptimas para ellos ya que les veo en cursos de formación profesional, coloquios, etcétera, y muy a menudo no están de una manera obligada sino que lo han escogido. Esto ya hace una selección, pues son personas con un deseo de formación, con inquietudes. Además, salvo en algunas ocasiones, no les veo en su actividad profesional, en el día a día. Ya sabemos que cuando hay una reunión, un coloquio, un curso, siempre se da un cierto grado de exaltación, uno se ve que no está tan sólo, que hay otros compañeros con las mismas inquietudes.

Haciendo todas estas precisiones, he de decir que me gustan los bibliotecarios en el sentido de que, frecuentemente, me sorprenden su relativa libertad de pensamiento, la buena circulación de informaciones y experiencias entre ellos y, quizás me equivoque pero así lo veo, su lado un poco libertario. Lado en algunos casos un poco extremo que, por respeto estricto al usuario, provoca que no ayude al usuario, o a cierto tipo de ellos, cuando quizás lo tuviera que hacer.

Tengo una representación positiva de los bibliotecarios que he encontrado, que son, hay que precisarlo, bibliotecarios municipales y públicos situados en lugares nada fáciles, lo que no deja de ser una categoría de bibliotecarios. Creo que es una profesión que ha evolucionado rápido, al menos en Francia donde existía un gran retraso.

Sí, tengo mucha estima por los bibliotecarios. Muchas de las personas que he encontrado en el medio de las bibliotecas públicas, y no sólamente en Francia, tienen un espíritu real de servicio público, en el mejor sentido del término. Es decir, un planteamiento continuo sobre cómo servir bien al público.

Y para esos jóvenes de barrios desfavorecidos con los que ha realizado entrevistas sobre la biblioteca y la lectura, ¿qué son para ellos los bibliotecarios?

Para ellos, lo primero y lo más claro es que son alguien distinto a los enseñantes. Desgraciadamente para los profesores, muchos de esos jóvenes perciben la escuela como un lugar institucional, en el peor sentido del término, limitante, y el aprendizaje en la escuela como algo cercano a la sumisión (incluso si frecuentemente diferencian entre la institución y tal enseñante, el cual está dotado, desde su óptica, de todas las cualidades). Por el contrario, la biblioteca es percibida, incluso si para muchos es un lugar para hacer las tareas escolares, como una tierra de libertad. El bibliotecario es claramente percibido como alguien que no es un profesor, aunque tengan en común que están en el lado del saber. Incluso creo que tienen una representación un tanto idealizada del bibliotecario pues tienen la idea de que lo sabe todo, que ha leído todo, casi un saber universal.

Aparte de estas consideraciones generales no hablan mucho del bibliotecario como una categoría sino de tal o cual bibliotecario. Se dan cuenta rápido de quien es quien.

Notas:

PETIT, M.: "¿Cómo pueden contribuir las bibliotecas y la lectura a la lucha contra la exclusión?", en: ¿Dónde están los lectores? La contribución de la biblioteca pública frente a los procesos de exclusión: Actas V Jornadas de bibliotecas infantiles, juveniles y escolares. Salamanca: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1998.

CHARTIER, R.: "Textes, imprimés, lectures", en: POULAIN, M. (dir.): Pour une sociologie de la lecture: lectures et lecteurs dans la France contemporaine. Paris: Cercle de la librairie, 1988, pp. 11-28.

CERTEAU, M. de: L'Invention du quotidien, 1/ Arts de faire. Paris: Gallimard, 1990.


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Esta entrevista fue extraída, con autorización de los editores, de la revista Educación y Biblioteca. Año 10, N° 96; Madrid, diciembre de 1998.

Imaginaria agradece a su autor las facilidades brindadas para su publicación en esta página.

Ramón Salaberria (biok@mail.internet.com.mx) es investigador español, especializado en el tema de las Bibliotecas. Dirigió durante varios años la revista Educación y Biblioteca y actualmente reside en México.

 
At 23 abr 2007, 01:41:00, Blogger Unknown : dijo...

El exceso no me parece mal.
Si no creemos en la discusión para que estamos aca?
Como calentarme te digo, el sexo oral, lo demas es metáfora.
En mi blog, estan todos los textos de las trompadas SArlo Bayer, Moreno fue la mejor.
Que es la verdaD? Existe? O se construye? Sarlo solia decir que Cortazar era lectura de escolares.
Efectivamente me estoy volviendo y no quiero. No extraño a los poetas del tablón. Las tetas se implantan Cristian, vos tambien te las podes poner si queres. Otras cosas no. El tamaño de ciertas cosas digo.
Con respecto a los escritores de derecha: Lo que intente decir es que de los 90 para aca la poesia se “vacio” de contenido ideologico/estetico. Y que ese vacio, esa lumpenizacion o caretizacion, para mi da por efecto rebote un giro a la derecha. Lo que no se “ideologiza” vira sin mas a la derecha, sean sus agentes concientes o no de eso. Y la derecha, esa posición, es una posición que solo si sos muy groso te podes bancar. Eso simplemente. En cuanto a “mejor” o “peor”, es algo tan relativo subjetivo e historico que no se que decirte. El problema tampoco me parece sea la extracción de clase del participante, efectivamente podriamos decir que para hacer poesia en general hay que venir de la pequeño burguesia; sino donde estas parada. En una palabra el problema no es haber nacido clase media sino querer serlo: el cacerolado me parece el peor invento de la democracia. Y de la clase media no se sale desproticando contra quienes creen en por decir algo “la revolucion”, tengan o no amigos “demócratas”. Ese es otro vicio de los malabaristas del verbo. O verso.

Yo si conozco el presente de la poesia argentina y por eso digo eso de la derechización, el vaciamiento, y el tablón. Y me parece que esa es la entrada por la que yo empezaria.
Y de los cachufletazos que le pegan a las chicas, que por lo general hacen bien y no se prodigan en estos espacios y por eso, por las bufonadas de tamaños y esas cosas, no estan aca. Lo bueno es que todos boxean aca, seguro en el vivo no. Y yo que vivo en Monserrat y soy brava si algo no me da miedo es una de mis amigas de la CHA pegando alaridos. A proposito, el cuero de los pantalones que Cassara dice que Di napoli no debe usar para la revolucion era ecologico? Ya hice referencia a los colores que los chicos de aca usan, seguimos con la seccion modas…Que dicta este invierno buenos aires?
Y seguimos hablando de todo menos de la poesia de hoy. Ahora si en breve sale el avion, y ojala vuelva a irlanda pronto. El campo no esta nada mal

 
At 23 abr 2007, 01:59:00, Blogger Unknown : dijo...

jorges y daniel: hay una maxima post-estructuralista del analisis de los mitos de la antiguedad que dice que por rastrear el origen, las continuidades de tal o cual mito nos perdemos de ver que hace el mito en el hic et nunc de cierta utilizacion. Es decir, por rastrear cual es el origen (ademas indetectable) del mito de Orfeo nos perdemos de analizar por que Virgilio y Ovidio cambian el final de la historia con Euridice (hasta ellos, Orfeo siempre la rescata, o al menos asi lo manifiestan los testimonios)y se agrega el dato de su homo-eroticismo.
con esto no estoy queriendo decir no historizar, pero la historizacion o periodizacion es principalmente ideologica por quienes la emprenden (como lo son los recortes).
y por el otro lado el estado de la poesia hoy es tan calamitoso que a mi me parece amerita charlarlo.
Es ma, en los ultimos 20 años por lo menos la poesia argentina me resulta similar a los grupitos de los colegios privados : un circulo de "chetitos" con esbirros que pululan alrededor tratando de pertenecer, y otro grupo de "grasas" que no llegan nunca.
A veces entre los grasas hay quien se cansa y dice armemos por otro lado.
Pero igual no alcanza.

 
At 23 abr 2007, 09:24:00, Blogger Selva Dipasquale : dijo...

Leonor: cuándo hablas de "vaciamiento ideológico en la poesía" y de un giro a la "derecha", qué querés decir?... que toda la poesía que se escriba de ¿aquí en más tendría que ser "social"? Una cosa es que en los 90 el país se haya vaciado ideológicamente y otra es que en esa época y antes y después de los 90, no haya escrituras valiosas... y qué barbaro!!, vos decís "que conoces toda la poesía argentina actual"... la pucha! leiste a todos los poetas que están escribiendo hoy???? yo siento que no me va a alcanzar la vida para hacer eso y para leer no sólo poesía argentina. ¿Nada, ningún poeta te gusta? Bueno, claro que el tema de que le gusta a uno es absolutamente subjetivo... pero por ejemplo, y por decir lo primero que me viene a la mente... leiste Lengua Natal? el último libro de poesía de Osvaldo Aguirre? o leiste a Juan Carlos Moisés, poeta del Sur? en el blog de La Infancia subí cantidad de poemas de él... explicame dónde está el vaciamiento ideológico? Leelos y con sinceridad decime que ningún poema te gusta... y porqué.
Estaría bueno, entonces, que los que estamos debatiendo acá demos un ejemplo de poemas que se están escribiendo hoy que nos gustan.
Vos decís que el problema no es ser de clase media... sino si uno quiere pertenecer a la clase media o no... qué propones? por ejemplo, en la política D´Elía, que nació de clase media, un día decidió irse a vivir a un asentamiento... en fin... eso a mí me parece una impostura... de eso hablas? Qué significa no querer pertenecer a la clase media? A cuál clase hay que pertenecer para vos? O hay que pertenecer a la clase media pero entonces tener determinadas actitudes, entonces, cuáles? Hay una lista? Pasala y la discutimos... a propósito, porque veo que acá también se habla de sexo, y de que le calienta a cada uno... no está mal, la poesía también es pasión... si digo que prefiero ir a un telo con jacuzzi, es muy burgués?
Y coincido, Leonor, acá se boxean o algo así, pero también hay mucha ironía y mucho humor... yo propongo que ser armen mesas de debate en público sobre estos temas. Que nos sentemos a hablar personalmente y que se invite a poetas de muy diferentes estéticas y edades. No hay nadie por aquí que pueda organizar eso? No sé, sería interesante? vendría gente?... ahora tampoco tendríamos que esperar que se boxeen en vivo, no? porque nos van a decir que queremos hacer un Reality con la poesía...
saludos y les paso un mate... Selva

 
At 23 abr 2007, 09:31:00, Anonymous Anónimo : dijo...

El esfuerzo de descripción del objetivismo de Cristian me parece bien
interesante, aunque entiendo que sería más conducente hablar de algunos
recursos que lo nutrieron, pero que no son exclusivos de ese tipo de poesía,
si es que seguimos sosteniendo que tiene alguna entidad.
Yo, al menos, me plantearía algo así como tres direcciones para pensar la
cuestión.
La primera nos remite a Pound y a los tres principios que en 1912 planteó
para el imaginismo: "1) tratar la 'cosa' directamente, ya fuese subjetiva u
objetiva, 2) prescindir de toda palabra que no contribuya a la presentación,
3) componer (escribir) siguiendo una secuencia análoga a la de la frase
musical".
La segunda nos remite a Eliot y a su idea de "correlativo objetivo". Eliot
lo define así: "El ún ico modo de expresar una emoción en forma de arte es
encontrando un 'correlativo objetivo'; en otras palabras, un gurpo de
objetos, una situación, una cadena de acontecimientos que sean la fórmula de
esa emoción particular, tales que, cuando los hechos externos, que deben
terminar en una experiencia sensoria, son dados, la emoción es evocada de
inmediato".
La tercera ya la citáste, Cristian, y nos remite a William Carlos Williams:
"Ideas, pero en las cosas".
Insisto, no se trata de dogmas, sino de recomendaciones que uno puede elegir
seguir o no y que, seguramente, según Walter C., serán tal vez minucias.
Espero, sin embargo, estar prejuzgando.

Ahora bien, tenemos procedimientos, pero falta, en todo caso, ubicar al
poeta, o, como diría Walter, a su "yo lírico". Acá me voy a permitir una
digresión. Creo firmemente que una de las condiciones que hace contemporánea
a la poesía contemporánea es, justamente, la artimaña de la
"impersonalidad", practicada desde Robert Browning y Rimbaud en adelante por
la mayoría de los que hoy consideramos grandes poetas. No hay una única
estrategia, sino muchas. Pound, por ejemplo, eligió esconderse en muchos de
sus poemas detrás de una "persona" (palabra que en latín equivale a
"máscara" y que se relaciona, justamente, con las máscaras que usaban los
actores del teatro griego y romano), y así hace hablar a un trovador, a un
viajante chino y etc. Eliot, en cambio, tomó prestado de Jules Lafforgue el
monólogo interior, que es un recurso también teatral y que le sirvió muy
bien en sus poemas de juventud como "Prufrock" o "Gerontion", para citar
alguno. Pessoa encontró un buen filón en la heteronimia. Ponge en la falsa
pretención de objetividad, poniendo en juego la subjetividad combinada con
el diccionario; vale decir, definía estrictamente según la impresión que
tenía. Williams llevó la subjetividad a tal punto que borró todo contorno y
en la reconstrucción de la percepción logró ese efecto impersonal del que
hablaba. ¿Qué hicieron los objetivistas argentinos? Se inventaron otra
ficción: poner a alguien a ver y a contar lo que se ve, sin que
aparentemente intervenga el pathos de ese yo lírico. Y digo que sólo
aparentemente porque está claro que siempre hay alguien decidiendo la
dirección de la mirada o dejándose condicionar por algo que se mira. El
asunto está, creo yo, en la actitud prescindente. Por eso está muy bien que
Cristian no considere objetivista a alguien como Giannuzzi, ya que su pathos
sí interviene activamente sobre las cosas, remitiéndonos a la ruptura de la
especulación por virtud de la realidad. Dado que Fabián Casas, al menos en
sus primeros dos libros, es hijo directo de Giannuzzi, él tampoco entraría
en la categoría. José Villa, en cambio, podría ser perfectamente asimilado.
De hecho, como ya dije antes, en otro posteo, mi problema con el objetivismo
siempre se relacionó con esa falta de un yo lírico al que le pasen cosas en
lugar de que se limite a su descripción.
No creo que la cita, como recurso, tenga la menor importancia. Samoilovich
arruinó muy buenas imágenes de sus poemas (el panadero en el campo como un
asterisco en el paisaje, la cuña que deja el nadador cuando vuelve a la
playa de la que también se sirve la noche para entrar a la tierra, etc.)
aclarándonos al final del libro la proveniencia de esas ideas y citando
profusamente sus fuentes de inspiración. Entiendo que el recurso busca más
develar circunstancias del todo personales como si éstas tuvieran alguna
importancia a la hora de leer el poema. Helder también lo hizo, pero con
mayor parquedad y evitando las costuras.
Todo esto que así contado puede parecer muy teórico o programático, pero
entiendo que en la mayoría de los poetas que frecuentaron las lecturas que
menciono y que procedieron según los recursos que enumero cada una de esas
cuestiones se hizo carne. Son como las escalas que utiliza un músico cuando
toca. En algún momento las aprendió y llega un día en que le sirven.

Vuelvo ahora a lo mismo de mi mail anterior: ¿y si hiciéramos este mismo
ejercicio con las otras poéticas en danza? Entendí, por ejemplo, un denuesto
de Belleza y Felicidad por razones estrictamente ídeológicas, pero no
tuvimos una descripción de los recursos (o la falta de ellos) con que fueron
escritos esos poemas. Y dije Belleza y Feliciad como pude haber dicho
cualquier otra cosa.

Freidemberg, seguí escribiendo porque de fútbol no entendés nada.

 
At 23 abr 2007, 09:34:00, Blogger DF : dijo...

Leonor: impecable el ejemplo de los mitos. Estoy de acuerdo. Pero, francamente, no puedo creer que realmente domines el panorama de la poesía argentina. Sí está claro que conocés bastante de lo que ocurre, viviste bastante de lo que ocurre, y tenés mucho que decir de eso. Bueno, de eso se trata. De las situaciones y los problemas que conocés y que te preocupan, seguramente con razón. A vos o a quien sea. Hasta qué punto están extendidos esos problemas, cuál es su grado de vigencia, tal vez no se pueda establecer, pero tampoco importa realmente si la cuestión es empezar a hablarlo. Lo que importa es detectar cosas que pasan, lo que merece tratamiento, y tratarlo. ¿No les parece?
Qué cuestiones ve uno hoy como preocupantes, regocijantes, incógnitas o vaya a saber qué. Qué piensa uno de eso. Cómo le gustaría que fuera, en caso de que no le guste lo que ve. Qué interrogantes nos plantea la situación. Etcétera, etcétera. Y cuando digo “poesía argentina actual” me refiero a la poesía que se esta escribiendo ahora en este país: la noventista, la postnoventista, la mía, la de Aulicino, la de Bellessi, la de Bustriazo, la de Escudero, la de Padeletti y la que sale en alguna modesta editorial neuquina. No podemos dibujar un panorama, pero podemos detectar cuestiones y pensarlas. Leonor propone cosas bien concretas: derechización, vaciamiento y tablón, sea eso lo que fuera. Bueno, veamos qué pasa con eso. O si es cierto o no lo del círculo de chetitos con esbirros que pululan alrededor tratando de pertenecer, y otro grupo de grasas que no llegan nunca.

 
At 23 abr 2007, 09:40:00, Anonymous Anónimo : dijo...

leonor: cortazar como lectura de escolares es una afirmación a la que todos los "chetitos" y todos los que están "in" adscribirían sin duda, no te parece? por lo demás, cada vez que uno cita o menciona a un autor no declara automáticamente devoción -pensar lo contrario sería una visión muy fetichista de la escritura, de un fetichismo al que yo, con mi pantalón de cuero más bien cuadrado y poco anatómico, no le hago honor.
yo no estoy de acuerdo con la generalización que hacés de que la poesía del 90 para acá se vació de contenido ideológico. en varios poetas de bahía blanca (por ejemplo) yo encuentro, no sé tanto si contenidos, encuentro una visión de la poesía y de lo que se puede hacer con la poesía que me parece muyprovechosa estética e ideológicamente, te remito para eso a un articulo en el último número del interpretador pero sobre todo a un artículo de marina yuszsuk en la revista éxito (ya sé, me podés decir que la revista éxito es una cagada frívola y yo en principio estaría de acuerdo pero la verdad es que hay gente que manda artículos ahí -damián selci, la mencionada marina- que hacen mucho más que despotricar).
en suma, no estoy de acuerdo con la generalización que hacés, ¿me vas a amenazar con patovas o lo discutimos?

 
At 23 abr 2007, 11:03:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Jorge (F),
ya que me he disculpado, ahora hasta puedo estar de acuerdo en alguna cosa con vos. Lo digo por la falta de análisis de esa otra mitad del discurso poético "oficializado" sobre los 90, cuyas líneas, creo que todos coincidimos, deben haber tenido alguna presencia para que la simplificación haya obrado por ahí. En fin, no era tanto una cuestión chicos vs. chicas, sino que se ha hecho un repaso bastante minucioso sobre el fenómeno del objetivismo, con todas (o muchas) de sus salvedades, orígines, etc -todo lo cual me parece francamente formidable, de paso aprendo- pero no hemos abordado prácticamente la "otra" estética aparentemente dominante en los 90 -llámese B&F o como se quiera llamar. Digo, más allá de lo mucho o poco que nos guste, poéticamente debe haber ejercido alguna seducción, algún interés; algún valor debe haber tenido, me imagino, más allá de que, como creo que se vió en el caso del "objetivismo 90", no siempre todos los que estuvieron cercanos a la movida hayan escrito con los mismos preceptos ni la misma calidad. Etc. También a vos, Jorge, sin ánimo de polemizar nada, te quería comentar que estábamos repasando un poco los 90 como posible conexión entre un antes y un después que se presentaban incomunicable. Hasta donde entiendo, decidimos -no sé si de un modo absolutamente explícito, pero creo que al menos entendido por quienes en ese entonces estábamos dialogando aquí- que los 90 podían mostrar algún nexo entre esas dos visiones, algún tránsito de A a B. En ese sentido creo que sería interesante completar un poco más la cuestión abordando una poética que, por ejemplo, podría ser tomada dentro del contexto del vaciamiento ideológico que propone Silvestri, pero que, hasta donde entiendo, se sugirió alguna vez como paródica, y por lo tanto como diálogo con la imposibilidad que ese vaciamiento implicaba.
Como sea, puede ser una tarea interesante. Pienso ahora, también podría serlo descubrir si ambas poéticas realizaron narraciones mutuas, si en poemas "objetivistas" se describe ese fenómeno, esa escritura más "frívola", y viceversa. ¿Hubo algo de eso? ¿Hubo puntos de contacto?
Resumiendo: ¿Cuáles fueron los discursos, o supuesto críticos, tejidos alrededor de esa poética? Supongo que gravitó por cuestiones que exceden la simpatía o antipatía que puedan haber causado, si? Como hoy es un espléndido día de sol acá en Barcelona, y además ayer ganó River, y por si fuera poco es San Jordi, y las calles está llena de libros y rosas, quiero aclarar que todo lo que dice este posteo no va con ninguna mala onda para nadie. Al contrario,con el deseo de poder estar en algún momento por esos pagos y conocer a varios de ustedes en persona.

p.d.: me uno a Selva además, en la cruzada anticatastrofística sobre la poesía argentina. Creo que aún la poesía post90, que por representar a poetas con menos experiencia podría resultar más problemática, tiene muy buenos exponentes. También, para matizar un poco la cuestión inicial de la "incomunicación", creo que en muchos casos, ese desinterés de algunos poetas post90 por leer poesía puede también entenderse como un "affaire" circunstancial con la escritura poética -cosa que sucede, no? muchos de nosotros quizás vayamos recorriendo diversos campos, hasta que encontramos uno en el que decidimos que nuestra expresión puede darse mejor. Digo, entonces, que tampoco sería tan fatalista en relación a eso: me cuesta creer que un número importante de escritores vayan a desarrollar su poesía completamente impermeables a lo que se ha escrito. O bien, si realmente están comprometidos con lo que hacen, irán buscando ampliar sus capacidades expresivas -y por tanto, incorporando lecturas- o bien seguramente acabarán por bajarse de un aventura que no les habrá resultado finalmente tan divertida. Por eso, digo, creo que también conviene matizar eso, no matarnos todos, y pensar que el análisis de un fenómeno tan cercano en el tiempo -de hecho, algo que está sucediendo ahora mismo- nos hace proyectar mucho de lo que vemos. Sin por eso tener que abrir mano de intentar ver qué está sucediendo "ahora, ahora, ahora", es bueno que seamos prudentes por lo que esa falta de perspectiva nos impide ver. La post-data se me hizo mayor que el mensaje, creo.

 
At 23 abr 2007, 11:42:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Los nuestros son siempre los buenos, y los mejores. Vieron Lost? Creo que es ejemplar como dinámica de grupos. Podemos matar y torturar, tenemos líder y rebelde, sacerdote y el que se corta solo, soldados eficientes y despiados, tenemos clown y "masa" y hasta tenemos "extraños" (para el caso, una pareja de coreanos, cuyo componente masculino ni siquiera habla inglés). Pero cuando aparecen los "otros", ellos sí son refinados en el mal, aborrecibles, siniestros. Es tan viejo como el mundo, pero el funcionamiento de clanes y tribus siempre impresiona. Aquí hay "tribus" y hay recelos y miedo, como en todas partes. Desconozco las tribus actuales, pero entiendo que los palos que nos propinamos no pretenden golpear únicamente a los que aquí, en este blog, están dando la cara. Fondebrider, por caso, seguirá explicando el objetivismo y Cassara se alterará. Los "otros" son un vasto mundo al que se dirigen las respuestas de Cassara, la contundencia verbal de Silvestri, las finas alusiones de Cristobo, y la voluntad explicativa de Fonde. No miro esto desde afuera: entre los "otros" también tengo simpatías y desdenes. Y también hay allí una zona grande de la que poco y nada sé, y de la que nada imaginaba. En la medida que leo a Cassara y Cristobo, sus posteos y sus poemas, me voy haciendo una idea mejor (mejor en todo sentido) de quiénes son. Gracias a Silvestri estamos por fin discutiendo la poesía "actualísima", la posnoventa. La imputación que le hace es digna de ser tenida en cuenta, aunque la sospecho desmesurada. En todo caso, aclaremos: la desideologización, que yo sepa, no conduce a la derecha. La derecha es una complicada construcción intelectual, social y cultural. La desideologización (y espero que sea la última vez que escribo esa palabra porque sí que es inutilmente complicada) lleva al fascismo natural, que no es propiamente la derecha, es la preshistoria de las ideas, exactamente la edad de piedra. Así que espero que Leonor dé ejemplos. Yo tomo uno al azar: Lobov, para mencionar a alguien cuya poesía está en este blog. ¿Dónde está el vacimiento ideológico? No lo veo en ninguno de los versos que aquí podemos leer. Por el contrario, veo una forma. Y esas formas no me parecen privadas de ideología, del tipo que sea. Son formas además reconocibles, que tienen tradición, aunque no le guste a Cristobo, en la poesía argentina y mundial. Lovob las maneja y logra cierto tono, que a la vez es personal e impersonal (por este lado entra la tradición). Pero a lo mejor me equivoco, tal vez Leonor me pueda ilustrar acerca de cómo está funcionando aquí el viejo mito.

 
At 23 abr 2007, 11:51:00, Anonymous Anónimo : dijo...

más sobre el objetivismo. y sobre el objetivismo pensando en su derivación funesta hacia otras estéticas.

poesía objetivista decíamos que la hay en helder, prieto y fonde agregó villa, clarísimo, quizás en Villa mucho más que en los anteriores. tres ejemplos entonces.
y yo te agradezco mucho fonde porque tus intervenciones a mí me hacen pensar. y fui a la biblioteca. y agarré un librito de wittner del 96, el pasillo del tren. de antemano yo había pensado villa y de ahí wittner, una poeta que además se sabe que trabaja con lecturas de wcw y otros.
encontré un poema que se llama "la chica de la vuelta":

En plano, la pandilla de vagos del barrio
sentada en un umbral
disfruta de la luna.
Una ventana en altos se ilumina.
La pareja se besa,
él mete la mano por debajo
de su vestido de verano.
Es la chica de la vuelta.
Ella también los reconoce
aunque abajo está oscuro
y de algún modo
bajo influencia
deja que se ofrezca el espectáculo.


Ése es el poema completo. Se me ocurre lo siguiente: es un poema objetivista en la medida en que parecen estar funcionando muchas de las cosas que decíamos antes, sólo que la escena es "social". es social pero no incluye una nota de color sobre el estado de ánimo del que ve, como pasa frecuentemente en la poesía de fabián casas. o sea: no es el objetivismo de villa, pero tampoco es el subjetivismo a partir de los objetos como en casas (todo esto es descriptivo, no?, pero lo aclaro porque preveo el comentario pelotudo de tipo "qué tenés en contra de cosas?", la poesía de fabián me gusta mucho).
yo diría de este poema que es un buen poema objetivista, en suma.

y también diría que en este poema (como podría estarlo en muchos otros de otros poetas, no quiero establecer que este poema es comienzo de nada) está el camino por donde, ya sin objetivismo ninguno, se va a adentrar, por ejemplo, la estética más o menos vinculable a ByF (pero no tanto la de fernanda laguna) y los poemas, como dice bignozzi, de tipo
"hoy me desperté,
me puse el pulóver verde,
qué lindo es el pulóver verde,
la vecina tiene uno igual,
ayer me encontré con la vecina en el súper..."

bueno, ése mi aporte de hoy.

 
At 23 abr 2007, 01:02:00, Blogger DF : dijo...

Otro tema a discutir podría ser qué entendemos cuando decimos “escribir poesía”. No en general ni por pura especulación teórica: qué se entiende por “escribir poesía” ahora y acá. Qué entiendo yo y qué entienden otros, y qué pienso de lo que entienden esos otros, y qué efecto produce que se lo entienda de tal manera o tal otra (efecto en los textos, en la lectura, en la circulación, etc.). Leyendo una traducción de un poema de Stevens que colgó hace poco Aulicino en su blog, me quedé pensando en lo irrisorias que son nuestras discusiones sobre poesía –y, más aun, sobre lo que pasa con la poesía– cuando a uno le toca enfrentarse a “eso”, inquieto por la sensación de que cada vez menos me enfrento a “eso”, no porque “eso” falte, sino porque ya no le presto tanta atención, ganado por otras inquietudes. Lo que me llevó a preguntarme si sólo me pasa a mí, y, en caso de que les pase a otros, por qué será. De ningún modo estoy contra la discusión sobre poesía, ni menos aun contra la teorización: por el contrario, creo más bien que escasean y que los efectos se notan, ni ejerzo el culto a la imponderabilidad del poema. Pero algo de imponderabilidad hay en textos como ese, la suficiente para abrir en mi cabeza el interrogante acerca de qué busca uno cuando escribe. La respuesta inmediata, fácil, que apareció, es que hoy por hoy escribimos para convalidar nuestros discursos sobre poesía, cuando no, peor todavía, para mantener al día el carnet de “poeta”. No sería lo que escribimos lo que más importa sino cierto lugar social que ocupamos y al que la escritura se subordina, y hasta hay quienes lo han teorizado (en narrativa, muchos teóricos encuentran precisamente eso en Aira, y lo ven como una virtud, el signo de una nueva fase en la que habría entrado la literatura). La consistencia del poema de Stevens, su irreductibilidad, su complejidad, su misterio, su inagotabilidad, el modo en que nos pone a trabajar la mente y nos propone otras posibilidades del lenguaje: ¿seguimos buscando eso cuando escribimos? ¿seguimos buscando algo así como nuevos accesos a la realidad (no necesariamente la realidad inmediata, pero también)? ¿Seguimos hurgando en las palabras para sorprendernos o hacerlas producir lo que no sabíamos que podían producir? ¿Seguimos sospechando que en la escritura o lectura de un poema nos aguardan aspectos desconocidos de nosotros mismos? En caso de que la respuesta sea “no”: ¿por qué? ¿Está bien o mal, o ni bien ni mal? ¿Y por qué?

 
At 23 abr 2007, 01:20:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Ops. Y una cosa más, con todo el respeto también. Algo que dijo Leonor Silvestri y que Freidemberg colocó como punto a discutir. Leonor, ¿nos podrías decir más concretamente, quiénes representan -no digo ya en los últimos 20 años, pero al menos en la actualidad- a ese "circulo de "chetitos" con esbirros que pululan alrededor tratando de pertenecer", y quienes a ese otro "grupo de "grasas" que no llegan nunca"?

 
At 23 abr 2007, 03:18:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Jorge (Aulicino)
Coincidiendo absolutamente en la capacidad de armar sentido que De Napoli destacó en los participantes de este foro con más de 40 años –a la que por supuesto le agregaría algunas cuantas virtudes más, inherentes a la experiencia, la trayectoria, etc.- quisiera explicar mejor algunos puntos de los que he estado defendiendo a lo largo de la discusión.
Como he decidido, siguiendo el consejo de Reches, no responder a provocaciones, e incluso intentar que mi discurso no provoque a nadie, seré bastante llano. Sé que eso podrá dar lugar a alguna que otra broma, porque para ejemplificar mejor esas cuestiones voy a remitirme a mi caso, pero bueno, no es demasiado grave.
La primera, y una vez más tiene que ver con la tradición. Yo creo, francamente, que a estas alturas tanto vos como los demás ya habrán entendido que no he pretendido desentenderme de un modo absoluto de ella. Sí he pretendido, y creo que con algún argumento, justificar las posibilidades de recurrir a otros modos de comprender algunas poéticas. ¿Por qué? Porque cada afirmación que leo, quizás ingenuamente y de un modo automático, la cotejo con mi propia experiencia. Y si tengo que pensar, además, en la tradición poética argentina, me da la sensación que mucho de lo que me ha formado como poeta no proviene de allí. Digamos que me crié escuchando el disco de Guillén, “Los poemas del gran zoo”. Que la primer lectura poética que me impacto fue “Trilce”. Que algunas cuantas cuestiones formales que me interesaron me vinieron dadas por haber leído y conocido a un poeta argentino (Julio César Invierno) que murió inédito. Que el libro que más veces debo haber leído de poesía argentina es “De Bell a Campana”, de Fernando Kofman, que no creo que sea un clásico. (Por las dudas: no estoy suponiendo que la tradición se reduzca a los clásicos).Que cuando me fui a vivir a Brasil (1996) comencé a interesarme por ciertos equívocos o malos entendidos o extrañezas que se producen al traducir literalmente, manteniendo la estructura de la lengua de la que se traduce, etc. O que actualmente, estoy trabajando en un proyecto de una especie de mini-serie o folletín poético, una ficción probablemente inspirada en gran parte por mi gusto por David Lynch.
¿Me coloca esto fuera de algo? Ni eso, ni inventé la pólvora, y de todo esto –como de todo lo que podamos escribir- podemos encontrar antecedentes, etc. Lo que no quiere decir que el camino sea únicamente lineal, ¿no? Por eso, repito, me parece que hoy en día, limitarse a buscar los antecedentes de lecturas de poesía argentina de un poeta puede ser, al menos, un dato incompleto. Es decir, partiendo de la base que yo no consigo explicarme a mí mismo lo que produzco dentro de ese marco, doy más que por sentado que no soy tan especial como para que no haya otros casos en los que ese abordaje se pueda quedar corto. ¿Me explico, verdad?
Lo mismo es lo que intentaba decir sobre la irracionalidad al sentarse a escribir. Me decís que lo propiamente irracional es el hecho de sostener palabras que de por sí no se sostienen juntas. Como imagino que las palabras no tienen “por sí”, sin ninguna ironía, tengo que suponer que estamos hablando de un uso habitual de las mismas. Es decir, que de alguna manera, el poeta quiebra esa percepción habitual del lenguaje y las palabras, para trabajar allí donde las conexiones no son evidentes. Si me permitís esa vuelta de tuerca, quizás lo que se pueda ver ahí no sea necesariamente irracionalidad, sino al revés, una conciencia mayor del lenguaje, en contraposición con el uso irreflexivo –irracional, ahora sí- que hacemos del lenguaje a diario. Por lo que entendí de tu último mensaje, leíste mis poemas en el blog. Me da una gran alegría –además de la curiosidad de saber qué es lo que entendés mejor, pero eso ya sería una charla privada que espero podamos tener algún día porque me interesa y mucho tu opinión- pero bueno, digo, son textos armados con técnicas de collage sobre una pesquisa de traductores automáticos de esos que se encuentran fácilmente en Internet. Bueno, quizás sea anecdótico; me refiero a que no veo dónde ha entrado lo irracional. ¿En la propia premisa de que pudiera tener sentido la práctica de algo cuya utilidad no se ha podido establecer? No sé, visto así podría ser, pero apelo también a tu honestidad para que recuerdes que, en el contexto de tu primera afirmación, te referías a otra cosa. Era más o menos así: “Hay un punto en el que la divergencia es clara, Aníbal: vos mencionás "las relaciones sociales, el funcionamiento institucional, la mayor participación de las mujeres en el campo poético, las políticas culturales y, en fin, las mutaciones experimentadas en varios campos que concurren a la hora, tanto de sentarse a escribir como de difundir la poesía y, de un modo más decisivo, a la hora de la creación de un visión del mundo", y yo creo que todo eso no influye nada "a la hora" de sentarse a escribir. A esa hora, si se escribe poesía, uno es un irracional, y difícilmente se esté pensando en el campo institucional o la mayor participación de las mujeres en el campo poético”.
Es decir, la irracionalidad estaba opuesta a una cierta permeabilidad en relación al mundo exterior. Porque lo que yo señalaba, como se ve, era una cosa tan simple y conocida como la diversidad de inputs que nos van constituyendo y de qué modo el cambio de esos factores “externos” se va reflejando en quien escribe. Y eso, por muy irracional que sea el propósito final del arte o de la poesía, me parece que no es una afirmación demasiado arriesgada. O digamos que finalmente, esos productos de la irracionalidad acaban reconociendo periodizaciones, estilos, preocupaciones e influencias, porque de algún modo están sujetos a una historicidad, que es donde confluyen los factores que yo mencionaba, y muchos otros.

Yo sé que todas estas cosas son francamente minúsculas, y de algún modo me disculpo de antemano. Pero bueno, tienen que ver con esa capacidad de armar sentido que mencionaba al comienzo. De armar sentido, y de tratar de explicarme y explicar mejor en qué estaba pensando cuando dije esto o aquello. Un saludo a todos.

 
At 23 abr 2007, 06:41:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Repetiré, Aníbal, de nuevo la frase del honorable Vanoli: creo que me excedí. Leída entre comillas mi parrafada sobre lo irracional me parece un exabrupto. Me disculparé de lo que es exabrúptico, y lo atribuiré a la vehemencia propia de la lechuga (esto alude a una anécdota privada: un amigo, al ver la cara de asco de varios comensales por unos gusanitos que pululaban en una ensalada, quiso achicar el pánico diciendo que no eran nada, eran "propios de la lechuga"). Mantengo que hay cierto impulso irracional en el acto de escribir y lo circunscribo: al menos en mi experiencia. Sí, precisamente sostener el sentido, y mantener el ritmo y la eufonía en la medida de lo posible, por no hablar -pues no es mi caso- de rimas, sostener digo todo esto mientras se persigue algo más o menos complejo, inasible y que parece a todas luces instrasferible, eso convierte al que escribe en "un irracional", un obseso, diría, para matizar un poco el término. "He vivido dentro de una lírica, como todo obseso", confesaba Pasolini. Claro está que si procurás resultados mediante alguna forma mecánica de combinar palabras y períodos al azar, como la de usar traductores automáticos, bueno, admito que allí interviene algo lúdico y experimental, tal vez, pero no sé si no es otra forma de desplegar la obsesión.
En cuanto a la tradición, con obstinación en llegar a un resultado, hemos más o menos armado algo en lo que los dos estamos de acuerdo. Si asomó alguna ligera chicana en mi último posteo fue como un chiste postrero, una especie de guiño, incluso. Te diré empero que cuando discutíamos sobre la tradición, mi empeño en defenderla provenía de lo irritante que me resultaba la indiferencia hacia ella que suponíamos en algunos poetas, y que yo veía en las torpezas que muchos cometían y cometen. No soy un tradicionalista, supongo que eso quedó claro.
Para redondear: irracionalidad y tradición, que parecen opuestas, para mí conviven en el acto de escribir, porque llamo tradición al uso de formas y palabras, al simple cortar los versos, a la intución del ritmo, para empezar (y todo esto de cierto modo, en cierto estilo que tiene tradición), e irracionalidad a la obsesión por lograr con todo eso que de alguna forma viva una idea, una combinación de sentidos, que se aparecen como inconquistables cuando precisamente aún no son ideas, formas, combinaciones de sentidos. Es decir cuando son difusa materia mental. En el momento en que va hacia esto, hacia esa demasiada luz o demasiada oscuridad, con los mínimos instrumentos de que dispone --escafandra, tubo de oxígeno, patas de rana-- no me digas que el poeta no parece un chiflado total, un asno perfecto, un animal. Si logra algo, su alegría es también loca. Desgraciadamente, una y otra vez emergemos para tomar aire, como decía Girri, sin haber conquistado la presa. Pero el "profesional" --decía él-- hace eso: toma aire y vuelve a sumergirse.

 
At 23 abr 2007, 07:55:00, Anonymous Anónimo : dijo...

CARPETA: OBJETIVISMO (el que no quiere, no lo lee, ¿no?, a qué tanto llorar)

walter: vos preguntabas si el haiku sería una forma emparentable con el poema objetivista. yo tengo acá en casa el libro de alberto silva, El libro del haiku, que es muy bueno por otra parte. y del prólogo destaco lo siguiente (esto sin contar que el haiku está hecho en no ya otra lengua sino otro sistema de signos):
la preminencia de los sustantivos, la ausencia total de pronombres personales, la atención puesta en uno o dos objetos (ya acá no importa tanto si son pequeños o monumentales, si es un mosquito como en un poema de Issa o la montaña) y la idea que surge de las cosas (el lema de wcw), todo eso relacionaría al haiku con el poema objetivista (y yo diría que Issa es justamente el "más objetivista" de todos, también porque los objetos que recortan sus poemas son más palpables y más del órden del hábitat, estoy haciendo un rodeo para evitar la palabra "social" que no te piache)

pero... atenti porque ahí silva, que hace treinta años que vive en japón (creo) marca otra cosa: habla de una"indefinición, incompletud y polisemia" que "también plantean problemas a los lectores japoneses". o sea: acá, me parece, se corta el cable entre una cosa y la otra.

hablando de haikus, ayer a la noche te escribí uno, walter, éste no es ni objetivista ni haikuista, dice así:

todos somos líricos, Cassara,
y si no supiste amar
ahora te podrás vengar.

y sigo emperrado en convencerte de que el objetivismo es una buena cosa, me gustaría que te permitas sentirlo, por eso voy a ir por más.
voy por el amor. aprovecho para eso el que fondebrider haya puesto en el debate una cuestión: el lirismo, el pathos como algo ajeno al poema objetivista.

éste es un poema que seguro te gusta, porque te oí decir que es el mejor poeta argentino (yo discrepo, claro, porque para mí no hay mejores poetas: hay poetas que hacen casi todo solo -Juanele- y hay conjuntos de personas que van encontrando los poemas de una época; para mí en 400 años de conciencia criolla expresada en lengua española, poetas como Juanele hay cuatro o cinco más: Sor Juana, Rubén Darío, César Vallejo, Nicanor Parra, quizás Lucho Hernández, quizás alguien más que no menciono porque está viva; todo esto es mi opinión: otra vez no se enojen los que no deberían haber leído hasta acá). bueno, te decía un poema:

más vil que un lupanar
la carnicería rubrica como una afrenta la calle.
sobre el dintel
una ciega cabeza de vaca
preside el aquelarre
de carne charra y mármoles finales
con la confusa majestad de un ídolo.

es carnicería de borges, sí. hay dos metáforas de nexo ultra-explícito (comparaciones) y algunas metáforas más. no sé, decíamos, si es el procedimiento más afín al objetivismo. pero hay algo que en un poema objetivista va como con vaselina, que es la falta de yo y la cosa descriptiva del objeto ahí presente.
yo diría que este poema, comparado con uno de fabián casas del que siempre se dijo (mal) que era objetivista, no se queda atrás. me refiero al poema de los chicos que tiran monedas a las vías del tren.
el que termina diciendo "bueno, eso es todo". ese poema (un poema que resultó hiper-productivo aunque no es hermoso ni nada parecido) es, si se quiere, demasiado bocón para ser objetivista. porque justamente esa frase"eso es todo" lo que hace es transformar el que pudo ser un poema sobre chicos que tiran monedas a las vías en un poema sobre un sujeto para quien la visión de chicos tirando monedas a las vías lo es todo.
quizas casas descubrió algo que ni helder ni prieto vieron en su momento: que la cultura local no puede leer (al menos en ese momento) un poema objetivista. que necesita más "nexos", por así decirlo. por eso el éxito de la poesía de fabián: no es lírica en un sentido gritón o llorón pero necesita decir todo el tiempo que para ver las cosas es necesario remarcar lo que en ellas nos afecta. (giannuzzi vio otro tanto, sólo que le puso menos costuras -una expresión de fonde que me gustó-).
el lirismo siempre está. está también en un poema-modelo del objetivismo de williams: el del camino al hospital de infecciosos. pero no es un lirismo bocón: se cuela en el poema por medio de cosas raras, nunca por medio de pronombres. nadie puede no ver el lirismo en ese poema, por ejemplo cuando, en medio de la descripción de la avenida y los árboles, dice algo así como "antes, el pasto, mañana tal cosa". eso, en su momento, fue magistral; hoy no sé si sirve emularlo, talvez sí sirve tomarse el desafío de buscar otros "nexos" u otras "entradas" (wcw justamente usa la palabra "entrances" en ese poema) que no sean el pronombre en primera persona ni nada parecido. pero tampoco como para creerse que todo lo escrito sin pronombre personal es objetivista (error de muchos que leyeron relapso-angola de gambarotta y dijeron acá no hay sujeto).
me despido con un poemita mío que considero objetivista. se llama Plaza Flores y dice así:

Cadencia y enojo: en una hamaca
a uno que comía pizza
se le cae la caja.

 
At 24 abr 2007, 12:31:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Me parece fantástico coincidir con Aníbal en que ya es hora de pasar a otra
cosa y que esa cosa puede tener que ver con ByF y afines. El problema es que
confieso no estar capacitado para trazar una genealogía tan clara,
justamente porque probablemente no la haya. Mientras le damos tiempo a
Leonor para que vuelva en su avión (entiendo que está viajando en estos
días, si no empezó a viajar de vuelta ya) y nos diga lo que se le preguntó,
arriesgo alguna hipótesis.

Así como reducir el objetivismo a una línea programática fija es difícil,
supongo que plantearnos una lista de neo-barrocos es todavía más complicado.
Los hubo notables (Arturo Carrera, Néstor Perlongher, Héctor Piccoli) y
quizás menos evidentes (Reynaldo Jiménez, Tamara Kamenszain). Y esto, que
puede ser una observación apresurada, sólo para hablar de la Argentina. El
problema, según entiendo, es que la teorización vino muy de afuera: primero,
el cubano Sarduy; luego los uruguayos Echavarren y el otro no me acuerdo,
pero vive en México. Hay quien agrega a los chilenos Zurita y Maquieira, y
quien mediante un movimiento del todo curioso incluye a los hermanos De
Campos y Decio Pignatari (la cara más popular del concretismo brasileño,
porque Ferreira Gullar, que está peleado a muerte con ese bando, reivindica
otras cosas igualmente concretas pero cariocas). José Kozer también sería de
la partida. En fin, que a diferencia de otros "movimientos", éste sería
continental.
Acaso por una serie de datos que no están directamente vinculados a la
práctica poética, es probable que el más influyente de todos los nombrados,
al menos en el plano local, haya sido Arturo Carrera. Es dable también
pensar que en esa suma de intereses que lo caracterizan, el neobarroquismo
haya sido apenas un mojón más. Pero se me ocurre que el uso del espacio, los
cruces de lo alto y lo bajo, la invocación al misterio y el mundo infantil
que tan frecuentemente aparece en muchos de sus poemas, calaron hondo en la
sensibilidad de más de uno.
Partiendo entonces de él, entiendo que se podría entender a poetas como
Marina Mariasch, con su mundo de Barbies y Hello Kitty; también a la primera
Anahí Mallol y a algunos otros poetas que empezaron publicando en Siesta. Me
animaría a incluir en esta breve lista, que sólo dicta mi ignorancia, a
Francisco Garamona.
No sé si eso tiene algo que ver con Fernanda Laguna, Gabriela Bejerman y
compañía. Sé que también hicieron una poética de la sencillez, para llamar
de algún modo eso que hacen y que tanto oí festejar en sus presentaciones
públicas.
Y aquí choco los cinco con el viejo Auli, porque no me parece que esa poesía
carezca de ideología. De hecho, se podría hacer una comparación con una
polémica que se pretendió instalar en los últimos años en el campo de las
artes plásticas. No sé si recuerdan, pero hubo un conato de discusión sobre
lo que se llamaba el "arte rosa" y el "arte Rosa Luxemburgo". De un lado,
estaban muchos de los que expusieron en el Rojas en los ochenta, con Jorge
Gumier Maier como principal referente. Se hablaba de ellos como de artistas
dedicados a lo decorativo y se les oponía artistas comprometidos que hacían
pasar la realidad por sus obras, etc., etc. (estoy reduciendo mucho, la cosa
era más complicada, pero para nuestros fines basta).
Ahora bien, y retoma a Leonor pero desde otro lado, ¿qué están representado
los poetas que mencioné antes? ¿Qué deberían representar desde el punto de
vista de sus detractores? ¿Por qué tendría que escribir de otra manera? En
fin, apenas para empezar.

 
At 24 abr 2007, 03:05:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Es temprano y voy de salida. Pero sí, Jorge (A.), tu gesto lo ví como un guiño y celebro que, más o menos racionales o tradicionales, nos hayamos puesto de acuerdo. Por último, viendo que De Nápoli habilito cierto repentismo o poesía blog-referencial, se me ocurre -retomando la anécdota de la lechuga, que es genial- una breve forma que podría mostrar un puente más entre lo pre y post 90:

"Fue por esas cosas
propias de la lechuga
que el final se le escapó la tortuga".

Bueno, es el funcionamiento de mi cerebro tan temprano. Después no mejora pero no hace cosas como esta tampoco. Si ampliamos estas composiciones, quien sabe no se puede editar un volumen conjunto al final: Ale, andá pensando!
Y nada, que la broma va sin mala leche. Un saludo a todos.

 
At 24 abr 2007, 10:25:00, Blogger DF : dijo...

Por mi que escriban como se les dé la gana, Jorge F, y que publiquen si consiguen plata o editor, por qué no. Tienen derecho, todos tenemos derecho. El problema es por qué leerlas (o leerlos), aunque en realidad tampoco el problema es ese (puede haber una infinidad de motivos para leerlos): por qué darles importancia. Y no cualquier importancia (por ejemplo, como objeto de estudio para la sociología o la antropología) sino importancia como poesía. O, peor todavía, por qué anunciar que eso es lo único que se puede hacer con la poesía en determinado momento. O no anunciar nada y tácitamente dar sentado que es lo único que se puede hacer. Y que haya gente que lo crea. ¿Lo creen realmente? O aceptan mansamente por alguna razón o una serie de razones que no conozco, que puedo sospechar pero no voy a nombrar para no ser prejuicioso. Algo tiene que ocurrir en una cierta parte del “ambiente” o del “público lector” o de la crítica para que se considere que eso tiene valor poético. ¿Qué es eso que ocurre?
Pongamos por caso, cosas en la línea de ese fragmento que Di Napoli citó o parodió: "hoy me desperté, / me puse el pulóver verde,/ qué lindo es el pulóver verde,/ la vecina tiene uno igual,/ ayer me encontré con la vecina en el súper..." ¿No creen que algo tiene que ocurrir para que alguien les dé algún valor? Qué cosas da uno por sentado cuando dice o se dice “esto es poesía” o “esto es buena poesía”, qué cosas se niega uno a considerar. O ni se le ocurre considerar porque tiene la cabeza ocupada por otros estímulos. Qué cosas se aceptan porque vienen en un paquete impactante, imponente, deslumbrante o atemorizante. ¿Será que en realidad no hay debate ni crítica? ¿Será que en esto también son las leyes del mercado las que mandan? Por más que, más que un mercado, sea un mercadito, y por más que no sea exactamente engrosar la cuenta bancaria lo que se busca, ¿no funciona también en este campo o campito un mecanismo de imposición y legitimación parecido al del mercado? No el mercado ideal del libre juego de la oferta y la demanda, que sólo existe en la utópica imaginación de los teóricos liberales, sino el mercado real, en el que importa mucho menos un producto por lo que realmente ofrece que por el modo en que nos convencen de su necesidad, y, en el caso del mercado cultural (pienso en el periodismo, el show bussines, los grandes sellos editoriales) por su capacidad de llamar la atención, dar de qué hablar, insinuar que puede ofrecer fácilmente alguna satisfacción rápida, hacer sentir al consumidor que está al día y que sobre todo está incluído, claramente incluído, en un mundo donde las exclusiones de muy diverso tipo (no sólo económicas)parecen ser la peor amenaza que se cierne sobre las subjetividades.

 
At 24 abr 2007, 01:02:00, Anonymous Anónimo : dijo...

no, cristobo, yo no puedo tener mala leche ante la finura, el tacto, todas esas cosas que una persona medio robótica como yo desconoce, el halo, la magia, el invisible tach (yo ese cassette lo tuve en los 80 pero me lo robaron). además mis amigos brasileños siempre me han dicho cosas positivas de vos.
y te agradezco por escribir bien mi apellido. es un recurso, ése de borronear el apellido ajeno -y no me refiero a una primera vez, cuando todavía no estás seguro de cómo se escribe, sino a la insistencia- que yo apliqué cierto día en un texto "contra" un colega llamado damián selci, y de lo cual me avergüenzo -de haber usado ese procedimiento, digo.

si este foro considera seriamente la posibilidad de imprimir en papel estas discusiones (aunque imagino que es un chiste), quiero decir que yo me opongo por la sencilla razón de que en mis aportes hay mucho, como dice anibal, "repentismo", y el repentismo no le hace bien a los bosques ni a la clase trabajadora. mejor pulir, cada uno por su lado o no, y ofrecer algún día lo más digno y escueto que cada uno sea capaz de producir.
un abrazo de la tortuga ninja

 
At 24 abr 2007, 01:12:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Yo sé, Daniel, que justamente hoy estás con envión después de la entrevista
que te publicaron en Página 12 esta mañana, con motivo de tu libro (y
bienmerecido que lo tenés). Y también sé que sabés hasta qué punto comparto
alguno de tus puntos de vista. Pero también sé que si empezamos la discusión
amedrentando a los posibles usuarios, no va a haber discusión. Y todos
queremos que la haya porque, de a poco, nos vamos acercando a algún lado.
Decís bien cuando mencionás la omnipresencia de ciertas especies y la
ausencia de otras. También cuando te referís a la publicidad que, cumpliendo
con el apotegma de Warhol, gozaron algunas personas, ante la indiferencia
que les cupo a otras. Por mi parte, varios posteos atrás, invité a
establecer la lista de los premiados por Antorchas y el Fondo Nacional de
las Artes y el nombre de los jurados de esos premios, pero aparentemente
nadie levantó el guante ni asoció los resultados en relación con esta
discusión.
Resignémonos entonces a describir y a tratar de entender mediante esas
descripciones dónde estamos parados y por qué. Retomando la tortuga del
poema de Aníbal, a alguno ya se le va a escapar y este nuevo capítulo dejará
de ser protocolar.

 
At 24 abr 2007, 01:48:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Bueno, Cristian, como a mí mis amigos brasileños también me han hablado bien de vos, supongo que ninguno tiene nada en contra del otro. Como en general tus aportes me han interesado, y prefiero no meterme en discusiones ajenas -porque ya he tenido bastante con las mías- espero no crear un nuevo malentendido con vos ahora. Como sea, aceptá mis disculpas si algo te molestó o fue inconveniente.

 
At 24 abr 2007, 02:40:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Y Jorge (F):
Algunos acuerdos y desacuerdos, y todo matizado por mi gran desconocimiento. Si entiendo que algún acercamiento se puede realizar por el lado de Arturo Carrera, no estaría demasiado seguro que lo que de él haya sido retomado en esa poesía “naif” (por llamarla de algún modo) sea lo que lo pueda emparentar mejor con el neo-barroco. Incluso tengo la sensación que ese vínculo que trazás entre Carrera y parte de esa poética (naif) funciona mejor en el plano conceptual que en los papeles, o versos. Supongo que habrá que ir viendo estas cosas con algún grado de detalle para entender mejor.
De todos modos, al menos está bueno que alguien comience a tirar alguna hipótesis y también comparto la sensación de que no será tarea fácil. Al parecer no tenemos demasiada información de primera mano en este foro y creo –prejuicio personal- que se trata de una poética cuya “ligereza” no (me) parece corresponderse a extensas teorizaciones por parte de quienes la practicaron. Pero bueno, forma parte de mi nube de “otros”, como señaló Aulicino.
Con todo, lo bueno de esto es poder reemplazar esos prejuicios por visiones más concretas. Si bien creo, coincidiendo con parte del posteo de Freidemberg, que algunos cuantos factores “extra-poéticos” deben haber influido –y mucho- en la aceptación de esa estética, tuvo, tiene, que haber algo estrictamente poético en ella que haya sido percibido como un valor. Porque más allá de las estrategias de marketing, no creo que se pueda sostener la “nada” poética. Digo, como un valor dentro de la misma “comunidad poética”, si se me permite la expresión. Quienes representaron esa estética tienen que haber ofrecido, a los ojos de sus pares, algún elemento de interés poético. Porque, hasta donde sé –que es poco, y talvez me equivoque- no sólo circularon por alguna revista de tendencias, sino que compartieron espacios poéticos con otros escritores ajenos a esa tendencia. Creo que si detectamos qué se veía de interés en esa estética por parte de quienes no la practicaban, podemos llegar a encontrar algún núcleo más consistente, desde el cual poder entender mejor y rescatar algo de esa producción.
(Aunque temo que esto será como intentar saber quién voto a Menem en el 95).
Saludos a todos.

 
At 24 abr 2007, 02:57:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Para hacer más sólidos mis argumentos, envío el recorte de los premios,
subsidios y becas de la Fundación Antorchas, para el período 1996-2002 (el
único disponible en la web), que saqué del sitio institucional de Antorchas,
hoy residual. Cualquiera la puede consultar allá, con el simple trámite de
poner "Fundación Antorchas" en el google y encontrarla en primer lugar de la
lista.

Durante todos esos años, en Antorchas hubo al menos dos gestiones distintas
en literatura. Los elegidos, en cada caso, dependían del artista plástico y
gestor cultural Américo Castillo, que era quien estaba al frente de la
Fundación. Castillo hoy trabaja en la Secretaría de Cultura de la Nación,
con José Nun.

Quiero aclarar que la ayuda que Antorchas le prestó al arte argentino fue
inestimable. Que hizo lo que no hizo el Estado y que, por lo tanto, con
aciertos o errores, su tarea fue ejemplar.

Luego, que haber ganado una beca, un subsidio o la participación en algún
taller no tiene absolutamente nada de malo. De hecho, en 1995, yo tuve un
subsidio para editar *Conversaciones con la poesía argentina*, el libro de
entrevistas a poetas argentinos nacidos entre 1919 y 1940, que realicé con
mis compañeros del Diario de Poesía. De más está decir, que estoy muy
agradecido. Así, de memoria, sé que García Helder, Alan Pauls y Delfina
Muschietti ganaron la Beca Antorchas (la más interesante en plata); por su
parte y entre muchos otros, Fabián Casas, C.E. Feiling y Rodrigo Fresán, por
ejemplo, estuvieron becados en Iowa gracias a una gestión de Antorchas. En
fin, que nada de todo eso debe ser explicado y que la referencia puede
constar con absoluto orgullo en el cv de cualquiera.

Dicho lo anterior, sin embargo, me interesa sí destacar cuál pudo haber sido
la formación (parcial, claro) de muchos de los poetas de los que estamos
hablando, cuáles fueron algunos de sus maestros y quienes decidieron sobre
sus aptitudes para obtener subsidios, becas o participaciones en talleres.
Creo que en varios sentidos, es una información interesante, aunque no
vinculante. Esto es, haber estudiado con alguien no significa reproducir sus
credos estéticos y procedimientos. Pero convengamos que hay casos en los que
eso pudo haber influido.

Ahí va:


*Becas y subsidios de Antorchas (1996-2002)*



*1996*

*Literatura*

Aguirre, Osvaldo, novela

Benesdra, Salvador F., novela

Costa, Ricardo M., poesía

Szperling, Cecilia, cuento



No se especifica jurado.





*1997*
*Literatura*

Subsidios nacionales

Bustos, Emiliano, poesía

Garramuño, Florencia, ensayo

Kohan, Martín D., novela

Mayer, Marcos P., ensayo

* *

Comité de selección: Agustín Alezzo, Margarita Bali, Isidoro Blaisten,
Francisco Kröpfl, Gabriela Massuh, Luis Felipe Noé y Antonio Russo



*1998*

Literatura

Subsidios nacionales

Antognazzi, Carlos, *cuento*

Pron, Patricio, *cuento*

Solinas, Enrique, *poesía*

Suárez, Patricia, *cuento*

* *

Comité de selección: Margarita Bali, Isidoro Blaisten, Marta Lambertini,
Gabriela Massuh, Rosa María Ravera y Rubén Szuchmacher.



*1999*
*Literatura*

Subsidios nacionales

Belloc, Bárbara, poesía

Cuesta, Rodrigo, poesía

Franzetti, Silvana, poesía

Irigoyen, Moira, novela

Keizman, Betina, cuento

Straface, Ricardo, novela

Teijeiro, Fabio, poesía



Comité de selección: Eduardo Antín, Isidoro Blaisten, Marta Lambertini, Rosa
María Ravera, Ana María Stekelman y Rubén Szuchmacher.



Becas para asistir a un taller de poesía:



Abbate, Florencia

Borgogno, Mónica

Bustelo, Mariana

Espeja, Mariana

García, Juan

Gorodischer, Julián

Iannamico, Roberta

La Greca, Hernán

Lippi, Gisela

López Medín, Silvina

Mallol, Anahí

Mariasch, Marina

Podestá, Florencia

Reches, Gabriel

Rocha, María Victoria

Roel, Gabriel

Tellategui, Fernando

* *

*Comité de selección:*
Eduardo Antín, Isidoro Blaisten, Marta Lambertini, Rosa María Ravera, Ana
María Stekelman y Rubén Szuchmacher;

*Asesorores:* Teresa Arijón, Diana Bellessi y Arturo Carrera.


*Residencias para escritores en el Banff Centre for the Arts, Canadá *

Ingberg, Pablo, novela

López Medín, Silvina, poesía

Martínez, Guillermo, novela



*Comité de selección: *Eduardo Antín, Isidoro Blaisten, Marta Lambertini,
Rosa María Ravera, Ana María Stekelman y Rubén Szuchmacher.



2000



*Becas para asistir a un taller de poesía*:



Andreini, Vanna,

Cano, Luis,

Jobbággy, Carolina,

Lo Coco, Mauro,

Lobov, Laura ,

Mac Donnell, Mercedes,

May, Ximena ,

Medrano, María ,

Mendez, Graciana

Novick, Federico

Petrecca, Miguel

Pinkus, Nicolás

Pintabona, Santiago

Pollini, Margarita

Sarachu, Julia

Viegas, Walter

* *

*Comité de selección: *Eduardo Antín, Arturo Carrera, Marta Lambertini, Rosa
María Ravera, Ana María Stekelman y Rubén Szuchmacher.



*Consultores: *Teresa Arijón y Diana Bellessi para el taller de poesía.


*Residencias para escritores en el Banff Centre for the Arts, Canadá *



Belloc, Bárbara, poesía

Giralt, Santiago, guión

Suárez, Patricia, novela


*2001*



Subsidios Nacionales

Abbate, Florencia , poesía

Coelho, Oliverio, novela

Daghero, Guillermo , poesía

Iturriza, Mariana, ensayo

Laddaga, Reinaldo , ensayo

Llach, Santiago, poesía


*Residencias para escritores en el Banff Centre for the Arts, Canadá *

Brizuela Leopoldo , novela

Gambarotta Martín , poesía

Llach Santiago , poesía


*Becas en el exterior*

Aliaga Cristian , poesía

Berg Edgardo , ensayo

Cristobo Aníbal , poesía

Dapuez Andrés , novela

Jobbágy Carolina , poesía

Mallol Anahí , ensayo

Mattoni Silvio , poesía

Megías Alejandro , cuento



*Comité de Selección*: Eduardo Antín, Vincent Baudriller, Arturo Carrera,
Ana Deutsch, Mauricio Kartun, Alejandro Puente y Andrés Spiller



*2002*

*Becas para asistir a un taller de experimentación escénica
*Andreini, Vanna, poesía
Arias, Lola, poesía
Bechelli, Adrián, poesía
Sarachu, Julia, poesía


*Subsidios a la creación artística
* Delgado, Sergio, cuento
Ini, María Gabriela, novela
Ortiz, Mario, poesía
Pintabona, Santiago, poesía
Porrúa, Ana María, ensayo
Raimondi, Sergio, poesía

*En el Banff Centre for the Arts, Canadá *

Abbate, Florencia, ensayo
Dipasquale, Selva, poesía

*Becas para asistir a un taller de poesía:
*Behrend, Jacqueline
Dipasquale, Selva
Frasinetti, José Luis
Gomez, Estela
Katchadjian, Pablo
Levinson, María Paz
Picós, Carlos
Pinotti, Anna
Rojas, César
Terrón, Mariana



*Comité de selección*: Eduardo Antín, Arturo Carrera, Ana Kamien, Mauricio
Kartun, Alejandro Puente y Andrés Spiller

*Consultores:* Teresa Arijón y Diana Bellessi para el taller de poesía.
Katrin Klingan,

* *

 
At 24 abr 2007, 03:14:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Una pequeña aclaración a la lista "Antorchas". Me consta que al menos en mi caso y en el de Carolina Jobbágy (año 2001 los dos) no fueron, como dice en la relación, "Becas en el exterior", sino "Subsidios a la creación artística". Imagino que sea el mismo caso de los otros mencionados en la misma lista.

 
At 24 abr 2007, 03:42:00, Blogger DF : dijo...

Si amedrento a alguien, olviden lo que escribí, apártenlo de la discusión. Si eso ocurre, quiere decir que el planteo me salió mal y no conseguí lo que quería. Intenté plantear cuestiones que me inquietan para que las podemos pensar, y, si las planteo de manera fuerte es porque son fuertes, pero de verdad que la idea era arrojar algunos planteos para que los consideremos. Las preguntas que puse no son preguntas retóricas, o al menos no era esa mi intención. Tampoco querían ser meramente retóricas las preguntas en mi entrada anterior, surgida de la lectura de Stevens. Que tengo una posición tomada en ese debate está claro, y lo que quise es exponerla para que la consideremos. Si no sirve para que todos podamos desplegar algo, no sirve y listo.

 
At 24 abr 2007, 07:18:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Daniel F, creo que tus preguntas son legítimas y si amedrentan al "usuario", qué hacerle. No creo que debas retirar tus propuestas de discusión porque alguien pueda amedrentarse. Estaríamos pensando demasiado en el usuario si eso aceptáramos, y, exagerando un poco, creando un marketing para este debate: "métase en el debate que no le romperán el mate" podría ser el eslogan. Parece que Cristobo comenzó a responder tus preguntas cuando señaló: "tiene, que haber algo estrictamente poético en ella (el tipo de poesía de la que hablamos) que haya sido percibido como un valor. Porque más allá de las estrategias de marketing, no creo que se pueda sostener la 'nada' poética. Digo, como un valor dentro de la misma 'comunidad poética', si se me permite la expresión". Cristobo ensayó un modo de denominar esa poesía que provisoriamente podría ser tomado en cuenta: poesía naif. Está bien, para algo que hasta ahora no alcanzábamos a definir: es un modo de dar algún valor poético a cierta precariedad. No estoy seguro tampoco de si esa poesía podría ser considerada una derivación del neobarroco o de algunas de sus líneas. No sé si es resultado, tampoco, de un deambular por un poco por talleres neobarrocos y otro poco por talleres objetivistas. Es seguro, Daniel, que no es una flor del aire, aunque a muchos de sus actores les gustaría que así fuera. Y es seguro, Cristobo, que sí se puede sostener la "nada" como una "poética". Sé que te referías a la falta de valores poéticos cuando escribiste "nada" (o eso supongo), pero precisamente vas a dar a una palabra que está en el argumento de "venta" de cierto tipo de textos: detrás de la precariedad, o la precariedad que nos venden como valor, el sostén sería paradójicamente la nada, el vacío. Gente que comienza a escribir con más o menos frivolidad o torpeza porque en realidad la poesía como la habíamos entendido era pura pretensión metafísica o "contenidista" y lo que pasa verdaderamente es nada. La poesía de "antes", anterior a la llegada de esta otra, sería, en el mejor de los casos, un documento de los que se escribían cuando los poetas creían en que la poesía tenía un valor trascendente, ya sea político, metafísico o puramente estético. Es decir, cuando había "valores". Decir que libros como Trilce o En la masmédula se erigieron precisamente desde el vacío, no les sirve. Pues esas construcciones desesperadas siguen hablando de un pathos, que es precisamente de lo que no se quiere hablar más. Tales poetas (los anteriores) son a lo sumo "clásicos", en el sentido que podría utilizar ese término un poeta de la precariedad, de la minucia. Entiendo el desasosiego de Freidemberg: allí ve una trampa. Instrumentar la precariedad es una cosa, ser inepto es otra. Si buscábamos el "quiebre" de fines de los 90, creo que estamos cerca. Estos son los universos incomunicados de los que hablábamos al principio.

 
At 24 abr 2007, 08:34:00, Blogger Selva Dipasquale : dijo...

Confieso, que, en principio, ver la lista posteada de premiados por la Fundación Antorchas, me cae bastante mal. Primero, habría que agregar en todo caso la lista de quiénes se presentaron y no fueron seleccionados, para que el dato fuese completo. Pero no sé si se podrán rastrear, ni si quiénes no fueron seleccionados, lo contarían, salvo que estén todavía muy resentidos. Y así y todo no entiendo lo que aporta a éste debate. En mi caso, preferiría que quién quiera buscar mis datos personales, me busque en Internet o darlos yo.... no sé.. No entiendo qué es lo que se pretende analizar o qué puede ayudar a analizar ¿la legitimación de los premios otorgados? ¿la legitimación de los jurados? Si se dice que no es un dato "vinculante" ¿para qué se lo postea? nos vamos a poner a analizar ahora si en algunos casos los premios fueron otorgados justamente y en otros, no? Quién podría decir algo así? No hay también algo de azar en los concursos? Si el dato ni siquiera serviría para analizar las estéticas de los poetas beneficiados en relación con las estéticas de sus maestros, qué aporta a este debate? Se estaría proponiendo acaso una especie de "revalida" para establecer quiénes hicieron "méritos" por haber obtenido un premio en determinado momento de la vida con relación a lo que hicieron después? De todos modos creo que un autor no será tenido finalmente "en cuenta" por los premios que obtuvo, ni por otras actividades culturales que pueda llevar adelante, sino por su obra en sí, por lo que escriba y publique estando vivo o después de muerto. Y, tal vez después de muerto, algunos amigos (si es que le quedaron algunos) encuentren sus manuscritos o archivos de word y los difundan y sea, ese autor, como tantas veces ha pasado, tenido en cuenta muchos, muchos años después...
Voy leyendo de a poco este debate, y por ahora, lo más interesante para mí es ese diálogo que se ha generado acerca de "la tradición, la forma y la irracionalidad". Sigo pensando que sería mejor hacer conferencias o congresos con ponencias acerca de algunos puntos que se intentan debatir acá e invitar a hablar y a exponer a quiénes les gusta teorizar sobre poesía o se animan a hacerlo. Yo me anoto de oyente y participo al final si se abre a debate. Coincido que aquí se hace algo así como "repentismo" y que no sería interesante publicar lo que se diga en este foro.
También coincido que hace falta más teorización o teorías o más análisis profundos y diferentes, fundamentalmente diferentes. Por ejemplo, hablo con sinceridad y me puedo equivocar, el debate neobarroco-objetivismo me aburre muchísimo. Me recontraaburre. Los encasillamientos no me gustan. No me gustan las listas de autores que se hacen y se ponen en una u otra estética, y fundamentalmente que se encasille en determinada estética a un autor que todavía no tiene una larga trayectoria... "este es neobarroco, este es lírico"... a mi entender, eso hasta puede bloquear a un autor. Yo digo, por qué no nos tenemos un poco más de paciencia entre los poetas?, si no nos tenemos paciencia entre nosotros, si no tratamos de ver las fortalezas, lo bueno que puede haber en la poética de cada uno, quién lo va a hacer? Más piedad... no? No digo paciencia toda la vida, pero un tiempo razonable, sí...? después elegiremos qué nos gusta o no con absoluta subjetividad... pero poder reconocer, además, de las posibles pifiadas del otro... también las fortalezas y decirle, incluso, "mirá, seguí por ahí"... Yo he ido a talleres literarios de los que alguna gente salía llorando... éramos implacables, y hoy me arrepiento de eso... no está bueno hacer eso, no hay que bloquear a los colegas, o posibles colegas... hay que hacerlos crecer, en todo caso....
Retomando lo de "neobarroco-objetivismo", no es posible acaso que un poeta escriba un libro a lo Perlongher y tres años después un libro a lo Gianuzzi, y que lo pueda hacer excelentemente? Por qué tanto encasillamiento? No sería mejor dejar un poco a los poetas que sean, dejar hasta que se equivoquen y publiquen malos libros y mejores y buenos y después ver? No sé, tal vez no tengo alma de teórica, y es un error de mi parte. Sí me interesa el contexto social o la tradición, y también el contexto personal y familiar. Cada uno de nosotros tiene una historia bien diferente y eso influye en nuestra escritura, obvio. Y yo, en un punto no tengo muy claro porqué un día dije "escribo poesía", pero siempre lo hice o por lo menos eso creo. Y leo desde hace varios años mucha más poesía que narrativa. Pero mis lecturas, como les ha pasado a varios, en la adolescencia no fueron de poesía, nada que ver...por algún extraño motivo mis padres se empeñaban en comprarme los libros de Vasconcelos, y los leí en mi preadolescencia y adolescencia prácticamente todos, (hasta tengo uno dedicado por él!! una vez que vino a la feria del libro y yo tenía 13 años) y no tengo ni la menor idea si eso pudo haber influido en mi escritura poética o no... nunca me lo puse a analizar seriamente... Después, cuando me empezaron a gustar algunas poemas que escribí me enteré recién ahí que lo que hacía se parecía a determinados autores que jamás había leído...
A mi también me gusta pensar que algunos poetas se parecen a ellos mismos, que por ejemplo, Marosa, qué era Marosa? tendría que estudiar historia de la literatura uruguaya... no sé... pero ella, que como dijo alguien una vez es de los poetas que "siempre sacan agua del mismo molino", me gusta pensar que hacía "marosismo".
Otro tema: lo que no me gusta, y no me parece "coraje" que alguien entre a esta que es como "la casa de Ale" a decirle, "mirá Ale, vos en realidad no sos democrático, vos que estás haciendo este blog, no tenés una posición ideológica". En eso Ale, me parece, y lo aprendí en estos tiempos para mí, tenés que cuidarte y cuidar "tu casa". Tampoco me gustan esas posiciones que plantean que está todo mal, que nada de lo que se hace sirve, que nada vale, ni nada alcanza, una cosa es ser combativo y otra muy diferente destructivo.
En general, si se abre un foro de discusión me gusta participar, por más mínimo que pueda ser mi aporte, pero también coincido con eso de que en un punto el debate y el esfuerzo que lleva leer todo y pensar algo y escribirlo, lo podríamos usar para leer a Stevens o para escribir poesía.
Por último, se la nombró aquí, como a otros poetas, a Marina Mariasch, en principio aclaro, conozco a Marina por haberla cruzado en lecturas de poesía, no es que soy amiga de ella, mi idea no es "defender" a Marina, porque ella es grande y lo puede hacer sola, pero no me gustó verla entre lo que entiendo se considera despectivamente, una escritura de "barbies y hello kitty". No sé, que leyeron ustedes de Marina, yo tengo un solo libro que ella me regaló el año pasado "tigre y león" y marqué algunos poemas que me gustan mucho, y no la veo hablar con un ánimo de Barbie y aquí se los mando:

Hicimos una casa
cerca de un bosque
pero no en uno
porque la queríamos
soleada. No hablamos
con nadie y cuando tuvimos hijos
los escondimos
les compramos libros y les
enseñamos a leer
y a escribir nosotros mismos.
La casa queda junto
a un precipicio
A la madrugada nos acercamos
y tiramos cosas, como botellas,
tazas, juguetes o lo que haya
por ahí y escuchamos
cómo suenan
al estrellarse contra
las rocas.
Cuando volvemos
es más lindo
estar en la casa
Sin hablar, sin nadie
que se caiga por el precipicio

Marina Mariasch

Por qué me gusta? En principio, creo que por su contenido, por ese ritual familiar que es como una protección contra "el precipicio". Ese precipicio que el poema logra, para mí, hacer presente como algo temible, oscuro, del que, en esa escena, los personajes logran resguardarse.

Por último, lamento que en este debate, que ni siquiera en este blog, creo estén todavía los poetas de Bahía Blanca. Creo que tendrían mucho para decir. Tuve oportunidad de escuchar una exposición de Marcelo Díaz en el 2005 sobre poesía argentina, que en ese momento él no había escrito, sólo tenía apuntes e iba hablando. Una vez le pedí que lo escribiera pero no sé si lo habrá hecho. Me gustaría que él pudiese aportar eso que pensó a este debate. Y también, cuando se hablaba de "vaciamiento ideológico", creo que él, Marcelo, Mario Ortiz, con quien tuve el placer de compartir una mesa de lectura de poesía en el Festival del Goethe el año pasado, y otros poetas más jóvenes, que conocí este año cuando estuve por Bahía Blanca (en un ciclo que organizan Lucia Bianco y Marina Yuszuck) como Francisco Cantamutto, que nació en el año 82 ... y me traje una plaquette de él TRAYECTOS Y CIRCUNSTANCIAS DE EMANCIPACIÓN de la Cooperativa Editora El Calamar... bueno, todos ellos, tanto con sus poéticas como con sus acciones poéticas, no viraron seguro a vaciamiento alguno, ni a la derecha, ni al fascismo.... y posteo sólo un fragmento de un poema de Cantamutto porque ya me cansé de escribir...

(el hogar)

I
los alumbrados con genes cagados/res/
pasan a ser los que develan el sexo de su progenie/
(víctimas tal vez de su condición de macho de una conocida especie animal/,
siempre determinada por el sexo de sus progenitados/res/
que acaba por determinar, a su vez, qué raza domina la casa./

Pues bien, entre los padres tíos abuelos cagados cagadores
cagados/res/
los genes hicieron estragos/
-crisoles según los entendidos en cuestiones de nominación-
y los primos hijos nietos ya casi pura cepa cagados/res/
nos volvimos armas capitales y manos de s/obra./
La primera educación, dicen, viene de la casa./
Pero la socialización primaria viene en los cromosomas,/
después es sólo sacarla a la luz./

(aclaro que los / finales los pongo yo porque son versos largos y el formato del comment no me deja hacer otra cosa)

Esto por ahora...

Selva

 
At 24 abr 2007, 08:39:00, Blogger DF : dijo...

Una hipótesis, nada más que una hipótesism, a partir de la frase de Cristobo: "no creo que se pueda sostener la 'nada' poética. Digo, como un valor dentro de la misma 'comunidad poética', si se me permite la expresión". Tal vez no se sostenga. ¿Se sostiene? ¿Durante cuanto tiempo? ¿Cuántas veces a uno le pasó que algo que en la poesía le entusiasmó o le interesó porque aparecía como nuevo o diferente o llegaba a satisfacer cierta necesidad del momento, después de un tiempo dejaba de interesar? Interesar, digo, en el sentido de que a uno le interesa volverlo a leer. Cuantas veces, pasada la sorpresa o el disfrute de lo novedoso, uno se dijo "estuvo bien pero ya basta". Esto me lleva a una especie de teoría: escrituras de diferente duración. No digo "unas buenas y otras malas". Digo "diferente duración": agotables e inagotables, o con mayor o menor grado de agotabilidad, de acuerdo al tipo de necesidades a las que responden.

 
At 24 abr 2007, 10:23:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Mi buen Jorge A., no pretendí acallar la voz siempre ardiente de nuestro
amigo D(istrito) F(ederal), con quien, como dije, concuerdo en muchos
puntos, sino incitar a otros poetas, acaso de la vereda de enfrente (si es
que en este universo hay veredas), a que aporten lo que tengan que decir. Si
no, la discusión se parecería al chiste ése de "metete el gato en el culo".
Por mí, no habría problema en que así fuera. De hecho, al carajo con los
escrúpulos.

Nunca entendí qué le veían a esa poesía "naif" (y es un acto de generosidad
llamarla así), carente de todo rigor y, como dije varios miles de posteos
atrás, con muñequitas, chinitas, productos de importación y pie plano, como
la cultivada por esa fantástica animadora de televisión que hace picnics en
el Rosedal y habla de marxismo, reclamando masajes en los pies de sus
entrevistados.

Para decirlo más simplemente, tengo los huevos al plato de malos poetas
onderos, que juntan dos nombres aquí y uno allá para desperdigar, como
orégano en la pizza, ante un público hotentote que, a falta de verdadera
pasión, cree que eso es la literatura.

Dijiste con razón "Instrumentar la precariedad es una cosa, ser inepto es
otra". Y yo te apoyo.
Que alguien explique dónde está el valor de esos poemas, porque la
circulación de esos poetas, remitiéndome a la cita de Zappa y el hidrógeno,
se explica sola.

(Y eso que todavía no llegamos a Hugo Mujica)

 
At 25 abr 2007, 12:08:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Estimada Selva:

Te sé honesta y sensible, y además llena de muy buena voluntad. Por eso te
hago las aclaraciones que siguen.

Nada tiene de ofensivo para nadie haber puesto las listas en el sitio,
justamente porque son públicas. Se conocieron en su momento y se pueden
consultar incluso ahora. De modo que no se trata de una intromisión en tu
vida privada.

Aclaré antes de transcribirlas que Antorchas me parecía una institución
honorable, que mucho había hecho por el arte argentino. Señalé igualmente
que yo mismo había sido beneficiario de Antorchas. ¿Qué tendría entonces de
desdoroso ver qué eligieron y quienes eligieron?

En esta lista estamos hablando de varios temas a la vez. Estamos tratando
cuestiones de poética, analizando el porqué de ciertos fenómenos y también
viendo cuáles fueron y son los modos de circulación de la poesía y los
poetas en los últimos veinte años en la Argentina. Postear esas listas, me
parece, ofrece alguna luz sobre qué se privilegió y qué no. Y sumo otra
aclaración: en ningún momento se dice que lo que se eligió se eligió bien o
mal ni se hace imputación alguna a nadie. ¿Qué datos se podrían obtener
entonces? Sin ir más lejos que de los aparentemente promocionados miembros
de la 18 Whiskies, salvo Fabián Casas, ningún otro recibió ayuda alguna por
parte de esa institución que, en oportunidades –y según una costumbre que
exhibió en todos los campos— dio más de un apoyo en distintos años a las
mismas personas. Tampoco eso es malo en sí mismo, sino parte de una política
llevada a cabo con todo derecho.

Pero negarse a echarle una ojeada a eso estaría en el mismo plano que
negarse a ver a quién premió en su momento el Diario de Poesía y qué
significó ese premio, o qué tipo de talleres lleva adelante Vox en Bahía
Blanca, o quienes leyeron en la Voz del Erizo y quiénes no, o quiénes
participaron en las clínicas de obra del Rojas y con qué profesores, etc.,
etc., etc.

Recordarás igualmente que dije que haber ido a un taller no implica que uno
adopte la estética de quien lo imparte, pero si a esa persona se le otorga
algún criterio de autoridad (en principio, es el que imparte la información)
es dable pensar que puede llegar a influir sobre alguno de sus alumnos.

Por último, la vida de ninguno de nosotros es igual y lo que para unos es un
valor, para otros es aburrimiento. Vos misma dijiste que toda la discusión
sobre objetivismo y neo-barroco no te interesaba, y ya ves que hay más de
uno a quien sí. A mí, por ejemplo, no me interesa pensar que todos tenemos
que llevarnos bien, pero entiendo tu punto de vista y lo respeto. Te ruego,
entonces, que trates de entender el mío.

Es probable que nuestra apreciación de las cosas difiera, lo que no nos
convierte en enemigos. Y también es probable que nuestro modo de plantear
las cosas produzca, de vez en cuando, rispideces. Consideremos que es
inevitable, que nada de esto es personal y que estamos discutiendo a varias
voces y sobre muchos temas a la vez, con distintos núcleos de interés y
cabezas que piensan en diversas sintonías. Creo que es una riqueza y que,
como se va demostrando, luego de soltar lo que uno tiene en el buche puede
perfectamente decir que estaba equivocado o que entendió mal, como ya pasó
con casi todos nosotros.

Para terminar, no me gustaron ninguno de los dos poemas que transcribiste.
Eso no hace que ni vos ni yo seamos mejores o peores. Nuestros gustos y
sensibilidades van por distintos caminos. No obstante, podemos seguir
charlando.

 
At 25 abr 2007, 12:44:00, Anonymous Anónimo : dijo...

¿Hola, Hola, hablo con la AFIP? ¿Aquí dan el formulario 845? ¿Speedy, qué speedy? ¿Ah, mentol?, diálogo con mentol. ¿dígalo con mentol? ¿Lo qué? No te escucho, mi voz no se escucha. qué ruido, man. ¿Aquí es el pago fácil? ¿El objetivo de qué?, ¿que Williams qué? ¿Hay mirlos en el Paraná, man? ¿Vos escribís en el intersticio? ¿Con la mano decís? ¿strawberry o mainstram o sturm und dram? Hola, hola, perdón, equivocado

 
At 25 abr 2007, 01:01:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Irene, Irene...no cortes, no, nooo!
Es sólo interferencia en la línea. Es cierto que a veces la voz no se escucha prístina, pero te aseguro que la calidad del servicio mejorará.
En breve habilitaré un servicio terapéutico de auto-ayuda para mejorar las relaciones interpersonales entre poetas, y te juro que este conato de entendimiento se transformará en un verdadero diálogo y seremos felices (perdices no te prometo porque todavía estoy buscando la tortuga que se le escapó a cristobo)

besos

Alejandro Mendez

 
At 25 abr 2007, 03:01:00, Blogger Aníbal Cristobo : dijo...

Sí, Jorge (Aulicino) me refería a “la nada poética”, como la falta de valores poéticos, eso. Freidemberg anota algo en la misma dirección en la que yo estaba pensando anoche: la novedad, el entusiasmo que todos podemos llegar a sentir frente a eso. Quiero separar algo aquí: muchas veces hay una connotación negativa –no digo en Freidemberg ni acá, pero sí muchas veces cuando se habla de lo nuevo- en relación a estas novedades. A estas alturas, suponer que lo nuevo sea un valor en sí, es una posición que no creo que nadie esté dispuesto a tomar. Pero entiendo que, frente a algo “nuevo”, (si no radicalmente nuevo, al menos en parte) se puede dar una curiosidad, una expectativa. ¿Qué de interesante puede aportar esto nuevo a lo que ya conocemos? O incluso, no sería exagerado pensar: ¿qué, de estas nuevas formas, puedo llegar a incorporar a mi búsqueda personal?
Volviendo sobre lo que decís, Aulicino, te sospecho una vez más acertado. Pero, concedeme, la “nada” como fin último, el vaciamiento de valores de los que hablás, no implicaría una unidad estética como la que, con mayores o menores matices, se percibe entre una cantidad de poetas, como para hablar de poesía “naif” o lo que sea.
Entonces, aunque lo que vos decís sea cierto, lo veo más ligado a la conceptualización de esa poética aun nivel un poco más general, si es que me hago entender. Antes de llegar a esa “nada”, los lectores se encuentran ante una serie de elementos –sean porcelanas chinas, perritos pekineses o lo que sea- y procedimientos formales que tienen algunos puntos en común, y algo de eso creo que puede interesar.
Freidemberg: sí, puede ser lo de las escrituras de diferente duración. Pero también creo que parte de ese tono, talvez, haya sido recuperado de diversos modos por algunos poetas. Suena demasiado vago aún, lo sé. Pero tengo la sensación de que si nos detenemos ahí justo un poco más, quizás podamos ver qué necesidades venía a cubrir esa poesía, o que valores se le proyectaban.
(Mi contribución matinal a la confusión, o respuestas del otro lado del teléfono: “¿Cómo? ¿Qué la bisnieta de Trotsky jura que encontrará la vacuna contra la cocaína?”. Va en serio, sí).
Saludos. Ale, si la encontrás, cuidamela, please.-

A.C.

 
At 25 abr 2007, 09:30:00, Blogger Selva Dipasquale : dijo...

RESPUESTA A FONDEBRIDER: Bueno, gracias por tu respuesta, ahora entendí un poco más tu posteo de la lista de Antorchas. Aunque, bueno, claro, tu idea era mostrar, también, a quiénes no se había privilegiado en las selecciones, como el caso de la gente de 18 whiskies.... Sí, en el mismo sentido, las imputaciones que se le hacen al Diario de Poesía, tampoco me parecen justas, además no se puede no reconocer la inmensa tarea que lleva adelante desde hace años. Cada publicación, antología, recorte, puede, en principio y legítimamente seleccionar y promocionar a quién quiera. Hay un sentimiento que detesto: la envidia. Yo creo que cada uno puede tener sus logros, puede obtener este o aquel premio, ser incluido en tal o cual antología. Gustarle la escritura de uno a alguien y a otros no.
Es posible que falten oportunidades, y también un poco más de apertura para reconocer voces poéticas, o "eso poético" en los otros que no escriben igual que uno.
En cuanto a las oportunidades, lo que digo es lo siguiente: por ejemplo, yo me iba a presentar a los subsidios que ofrece la Ciudad en este momento para publicar, pero finalmente no lo voy a hacer. Porque, no sé quién es el jurado, pero sí sé que finalmente decide la Ministra de Cultura por Resolución a quién se le otorgan los subsidios... y, tal vez, es un prejuicio, no la conozco a la Ministra, pero sabe de poesía? Y por otra parte, no me quiero presentar a ningún concurso más para publicar. Si, finalmente, alguna editorial se decide a publicarle a los autores sin que tengan que pagar sus libros, si finalmente alguna editorial distribuye bien los libros de poesía y los difunde y promociona y se interesa en lo que yo escribo, pues bien, iré y golpearé la puerta y veré. En caso contrario, cuando tenga ganas voy a una imprenta, o armo otra cosa, publico mis libros y se los doy a los amigos.
Perdón que insista con mi aburrimiento, y sólo es una pregunta: la discusión neobarroco-objetivismo, no es muy vieja, ya? No se pueden analizar la escrituras poéticas con otras teorías? A los que le gusta teorizar, no pueden escribir desde otras perspectivas?
Lo que se dijo de las lecturas con un menor o mayor grado de agotabilidad o inagotabilidad, me gustó... poemas del instante, poemas incesantes...
Saludos
Selva

 
At 25 abr 2007, 01:33:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Alejandro, por favor, mandá pronto la cuadrilla de reparaciones a la casa de Irene ("a casa de Irene si canta si ride" decía una vieja canción italiana), porque creo que se arranca, si se mete por cualquier ventana, su aporte puede ser muy bueno. No creo con todo que haya habido tantos altibajos ni caos en esta conversación. A las patadas, pero con muchas ideas interesantes, vimos:
a) la cuestión de la tradición y la cuestión de la irracionalidad en poesía;
b) vimos, de manera inédita hasta ahora --y ese es una de las líneas más valiosas, de valor documental diría-- cómo se privilegiaron algunas poéticas, cómo operaron las instituciones del ambiente poético, cómo se "construyó" el objetivismo; cómo, del otro lado, y mediante los mecanismos de otras instituciones, se privilegió el barroco y algunas otras líneas conexas. Esta parte del debate le parece aburrida a Selva, pero que un grupo de autores se hayan metido con eso es no diría la primera vez que sucede, pero sí la primera vez que sucede con tanta vehemecia y, sobre todo, con tantos aportes de datos y testimonios personales.
c) entramos en la cuestión de lo que sucedió después, con no menos vehemencia, pero apuntando a ver qué entendemos y qué no entendemos de los nuevos estilos, si es que son nuevos. De paso, acuerdo con Cristobo y me rectifico (esto es ya un idilio): "la 'nada' como fin último, el vaciamiento de valores de los que hablás, no implicaría una unidad estética como la que, con mayores o menores matices, se percibe entre una cantidad de poetas, como para hablar de poesía 'naif' o lo que sea." Dije y sostengo que la nada es para mí, en muchos casos, mera precariedad; pero acepto que para un buen número de poetas eso sea una estética, que deberíamos abordar como tal. Ese buen número de poetas incluye poetas buenos, aunque no necesariamente novedosos. Corrigiendo, entonces: el borde por el que transitan es de la nada de la insustancialidad, por la que se precipita otro buen número de poetas. En un posteo propuse considerar la poesía de Lovob: pertenece sin dudas a una nueva visión de las cosas no muy lejanamente emparentada con las anteriores. Parecería que reduce su punto de mira, sí, pero no consideraría su poesía como "nada" ni mucho menos inepta. Hasta diría que representa a un conjunto de poetas que afrontan un mayor riesgo, porque los acecha la triviliadad. Sigo entiendo la reticencia de Freidemberg: "entre la pena y la nada" no es fácil la distinción. habría que discernir cuánta "pena" se origina en la nada y cuánta es cualquierismo, a partir de la idea de que en el mundo no pasa nada, y sólo la trivilidad concuerda con ese "estado de situación".
Ya ves, Cristobo, que si se trataba de tender puentes, estoy haciendo el esfuerzo.
En fin, escribí este resumen, parecido al que escribió Fonde, para orientar a los navegantes en estos cerca de 200 posteos que deben presentarse caóticos a quienes entran por primera vez al Foro o hace tiempo que no entran.

 
At 25 abr 2007, 01:40:00, Blogger Jorge Aulicino : dijo...

Fe de erratas

Lobov es Lobov y no Lovob

Al comienzo, quise decir "si arranca" y no "se arranca"

Por alli aparece también la palabra trivialidad con alguna letras de menos o demás

Soy dislésico, no sé si les dije

 
At 25 abr 2007, 06:26:00, Blogger DF : dijo...

1) Anibal: diría que sí. Diría, con bastante seguridad, que, efectivamente, ese “tono” (supongo que estamos hablando de la poesía efímera, o circunstancialista, o coyuntural, no sé cómo llamarla) fue “recuperado de diversos modos por algunos poetas”. Más: sé bien que de alguna manera incide en algunas cosas que escribí. Al menos como referencia: saber que existen textos con ese tipo de elección léxica y ese tono no es lo mismo, cuando uno escribe, que no saberlo. Me obliga a pensar de otro modo mis decisiones, tanto cuando en ese cotejo encuentro algo interesante para mí como cuando decido que no me sirve y busco por otro lado. Y también estoy de acuerdo en que “si nos detenemos ahí justo un poco más, quizás podamos ver qué necesidades venía a cubrir esa poesía, o qué valores se le proyectaban”. Sí, claro que sí, algunas necesidades venía a cubrir, algunos valores se le proyectaban, y eso no deja de tener importancia. Y es bueno verlo.
2) En un prólogo a una antología de Carriego, en los 60, Borges escribió que Carriego pertenece ya más a la historia de la literatura que a la literatura. Quería decir, quizá ni haga falta que lo aclare, que ya no le encontraba valores literarios (ya no disfrutaba leyéndolo, o disfrutaba muy poco) a un poeta que le había entusiasmado algunos años antes, pero a la vez seguía reconociéndole un lugar importante en la serie histórica: algo dejó, algo marcó, algún impacto produjo, no es lo mismo el antes de Carriego que el después. Podemos estar en desacuerdo en el caso puntual de Carriego (yo no), pero la idea de que ciertos autores-textos-propuestas importan más para la historia de la literatura que para la literatura (yo diría la experiencia literaria) me parece muy válida: son dos maneras muy distintas de importar. Importan por distintos motivos, aunque está claro que hay textos que importan por las dos cosas (qué se yo: Vallejo, Girondo, Valery, Pound).
3) Eso que Aníbal detecta –y estoy de acuerdo- en ciertos textos y ciertas propuestas (un tono que otras propuestas u otros autores recuperan, una poesía que viene a cubrir ciertas necesidades y en la que se proyectan algunos valores), ¿es importante desde el punto de vista de la historia de la literatura o desde el de la literatura? La pregunta es retórica, por supuesto. Quedaría en pie, para los que estén de acuerdo, la cuestión de si además hay valores literarios en esos poemas, si además su lectura resulta importante para uno, y por qué y cómo, etcétera.
4) ¿Cuál es la perspectiva desde la cual valoramos un poema o una corriente poética? ¿La de la poesía, la de la historia de la poesía, la de la lingüística, la de la psicología, la sociológica (y podemos seguir)?

 
At 25 abr 2007, 06:33:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Holá, holá, aquí Cosquín, man. Mirá lo que encontré: “Seremos de hielo al contar las pasiones y aventuras en las que la mayoría de la gente pone ardor; seremos, como se dice ahora, objetivos e impersonales” (...) Seamos vulgares en la elección del asunto". Lo dijo Baudelaire, man. Otra que el precipicio de la dentuda, ¡igualito, man! Uy, me perdí de estar en la tele, qué catzo. ¿Y vos qué mirás, la Abierta o el Encuentro? Qué flash, bolú. ¿Aquí pegan las obleas, che? No falta ni una, Alejandro. Mandá el tema 2, plis, va mi abrazo

 
At 25 abr 2007, 07:37:00, Anonymous Anónimo : dijo...

Amigos: soy inglés y estoy estudiando la poesía argentina -no la poesía de los 90 o como s ele llama acá-, pero me llamó la atención la reiteración de varios nombres que parecen cuando investigo. Siguiendo esos nombres di con el blog otra Iglesia es posible y encontré un largo poema de Fabián Casas donde se brula d ela poesía del 90: "acaban de poner en venta/a la poesía del 90", dice uno d elos versos de un libro on line publicado en Chile. pregunto: en eso se emparenta con Freidemberg ? O casas es mucho mayor que él? leí el reportaje en el diario a Daniel y me gustó Mucho. Gracias por el debate enriquecedor.

 
At 25 abr 2007, 11:54:00, Blogger alejandro mendez : dijo...

Irene, ya pongo el tema 2: El hit del otoño "El rap de Baudelaire", seguido
de otro hitazo "Mal armado, o Mallarmé en Madrid".
El CD está un poco rayado, pero si te tomás el trabajo de escucharlo "en reversa" aparece Cucurto con una arenga low culture

Respecto a las obleas, definitivamente pegan.

abrazo
a.m.

 

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