Patricio Torne
Mencionado por:
Marita Balla
Menciona a:
Lilian Nordio
Susana Arévalo
Natalia Gonzalez
Vanesa Cuello
Sebastián Quiroga Torres
Darío Miranda
Nancy Toselli
Estela Domínguez
Juán Luna
Francisca Rojo
Franco Gargiulo
Malka Bentivegna
Marcela Cortéz.
Pasa el tiempo, y con él, pasan las palabras que se adhieren al inconsciente como lapa a la piedra. Con ellas, en estado latente, (algunas mueren, claro que si), se buscan formas con que mimetizarse y salir al mundo, a sus batallas cotidianas. De lo que se trata es de saber usarlas como un samurai sabe manejar la katana. Hasta ahora, el que habla, ha salido victorioso en esa lucha, aunque las cicatrices le han dado otra apariencia.
NOTA BIO/BIBLIOGRÁFICA
Nació en Helvecia (Pcia de Santa Fe) el 31 de enero de 1956. Terminado el secundario recorrió y vivió en distintos lugares del país. Participó en la militancia activa de las organizaciones políticas que plantearon la lucha armada en los 70. Desde Nov. Del 75 a enero del 82, estuvo detenido como preso político en la Cárcel de Rawson. Ha ejercido el periodismo escrito y radial. Es artista plástico, y actualmente se desempeña como Coordinador en el Área de Cultura y Artística de Extensión Universitaria de la F.I.C.E.S. (Facultad de Ingeniería y Ciencias económico-sociales) de la U.N.S.L. en Villa Mercedes, donde, además, coordina el Taller Literario de esa Facultad, desde 1985.
Ha editado “Orbita de Endriago”; “Helvecia y Otros Tópicos”; “Donde muere la lógica”; “Anacrónica”; Perros” y “Materialismo Dialéctico”.
Textos suyos se han publicado en distintos medios de Argentina y el exterior.
Poemas:
Materialismo dialéctico
Yo vengo de una casa descuidada.
En ella cualquiera entraba sin permiso
ni justificación alguna salvo la de saciar
sus propios deseos.
El lechero, por ejemplo, cada mañana
abusando de todas y cada una de mis hermanas.
Leche en abundancia para ellas, que vinieron,
con el tiempo, a representarlas concienzudamente
Como holando argentinas y helvecianas.
No es casual y aquí se explica el por qué
me espanta la aparente fugacidad de los vendedores
ambulantes: heladeros; afiladores de cuchillos; verduleros;
pescadores; buscavidas de todo tipo, siempre atentos
a cualquier descuido de mi parte.
Mi padre, sin embargo, quiso –sin poder–
poner algo de orden. Lo único que consiguió
–lo pienso ahora– es lucir una mortaja
proporcionalmente blanca y bordada
a su desesperación, ya sin problemas en la próstata.
En mi casa entraban los perros; los suicidas;
los atorrantes de toda laya, y organizaban
campeonatos de fútbol, después de comerse
lo que había en la fiambrera.
Uno de esos atrevidos –el turco negro–
confundió mi cama con la de mi madre,
y desde entonces
vive enamorado de mí, igual que lapa adherido a la piedra,
lo llevo en cada instante, y escribo cosas con qué satisfacerlo,
o espantarlo definitivamente.
La cuestión sería despertar, y saber que ya no duerme
a mi lado, recordándome la casa en que me crié.
Esta manera de ser que confunde a toda gente
señalando como extravagante lo que sólo fue indigencia.
«Algunos creen que el lujo es lo opuesto a la pobreza, pero no es así, es lo opuesto a la vulgaridad»
–Coco Chanel–Las hojas de los árboles no han dejado de caer. Te sorprende ese nunca acabar de cuerpos secos en el aire. Pensás que hay algo mágico en las ramas; brotes pujando por salir, para caer de inmediato. Rueda sin fin orquestada por la naturaleza para encantar a los tantos (o tontos) como vos?
Hace unos años recibía cartas de amigos, quienes, por otras circunstancias, no miraban la caída de las hojas, y del tema hacían referencias de bufones; el encanto se asfixia en un relato prosaico. Mis amigos estaban tristes, y nada los conformaba. La belleza era un lujo que no se permitían. Yo los imaginaba caminando por esas calles, abriendo surcos en la hojarasca, ahogándose en el humo de una ciudad cordial. El otoño, hermano, ponía sus largos dedos en el cuello debilitado de esos hombres.
A la belleza muchas veces, si es un lujo, hay que aprender a robarla, por eso te acompaño en ese banco de una calle parisina, y estamos mudos mirando la muerte jubilosa de las hojas en el aire.
Mis amigos de las cartas, con el tiempo, se acostumbraron a las estaciones europeas o volvieron a estos pagos, y viven talando árboles.
Resaca
Ahora es lo que pesa. El dolor donde antes hubo dicha. Lo amargo de una fruta que antes supo la más jugosa y dulce de su especie. Lo que de ser veneno mata con esa lentitud que te hace dialogar con el verdugo. Lo que de ser verdugo lleva el rostro y el perfume del que amas y viene a indigestarte. Lo que de haber sido sonrisa ya es la mueca, es el espasmo. Lo que no más fuese el elixir, vuelto hiel como cicuta en las entrañas. Lo que no tiene remedio. Eso que está lejos de cualquier bálsamo. Lejos de toda compasión, toda palabra bienhechora, porque la ternura de otra fuente nunca alcanza y es infierno después de tanto cielo. Lo que a pesar de tanto infierno es una espada congelada rompiéndote de frío, y mucho más que todo eso. Lo que uno siente que es mejor no haber tenido paz; ni haber bailado con lo más deseado de la fiesta, o haber comido de su plato hasta saciarse nada más que con las migas, vaciando una tras otra las botellas del más franco de los vinos.
Lo que antes de tan breve fue un suspiro, vuelto ahora bocanada sin aire en los pulmones. Lo que lejos de querer ser vade retro, maldición, un acto despreciable, es pura pena por saber lo que nos falta. Un acto irremediable de conciencia con piadosa mentira, haciéndote decir que ahora has aprendido; que es mejor ser un estoico, un ermitaño, un desalmado, un cero, alguna piedra, cualquier cosa menos la pasión; cualquier objeto menos la sangre. Porque nadie está dispuesto a resistir tanta tragedia, tanta sombra en lo inmenso de la noche, y lo que es peor: nada es tan grande como este malestar que nos aqueja, que sólo hay un brebaje capaz de disiparlo, y es el mismo veneno que lo trajo.
TUCAN
A Lilian y Susana
Cágate en los ojos tucán
del que te mira
el pico
de colores
y
no dejes que descubra
tu no poder vivir
lejos del trópico.
DES/GENERACION
Lo que se escribiera deviene
en letra muerta
No ha lugar
paternidad
ni rebelión de los hijos
De la infancia
al abuelazgo
un solo paso
Dulce palabrerío
que oculta al padre muerto:
ejercicio de ventrílocuo.
ARTEFACTO
Que será sino un legado que atesore
un cagadero de moscas esa laminita
con rostro a lo Picasso
Aquella
que al dibujo le faltara una inscripción
transformada en almanaque
Ojos que desaguarán maestro
Pinceladas no previstas
Estética vacuna vacunada con pretensión
de moderna más allá
del rastro mosqueril que nos dejarán?
La modelo
(en su silla de ruedas) deja caer la baba
No celebra los dibujos
escucha
cuando dicen: “tal cual querida
saliste tal cual”.
Lo que antes de tan breve fue un suspiro, vuelto ahora bocanada sin aire en los pulmones. Lo que lejos de querer ser vade retro, maldición, un acto despreciable, es pura pena por saber lo que nos falta. Un acto irremediable de conciencia con piadosa mentira, haciéndote decir que ahora has aprendido; que es mejor ser un estoico, un ermitaño, un desalmado, un cero, alguna piedra, cualquier cosa menos la pasión; cualquier objeto menos la sangre. Porque nadie está dispuesto a resistir tanta tragedia, tanta sombra en lo inmenso de la noche, y lo que es peor: nada es tan grande como este malestar que nos aqueja, que sólo hay un brebaje capaz de disiparlo, y es el mismo veneno que lo trajo.
TUCAN
A Lilian y Susana
Cágate en los ojos tucán
del que te mira
el pico
de colores
y
no dejes que descubra
tu no poder vivir
lejos del trópico.
DES/GENERACION
Lo que se escribiera deviene
en letra muerta
No ha lugar
paternidad
ni rebelión de los hijos
De la infancia
al abuelazgo
un solo paso
Dulce palabrerío
que oculta al padre muerto:
ejercicio de ventrílocuo.
ARTEFACTO
Que será sino un legado que atesore
un cagadero de moscas esa laminita
con rostro a lo Picasso
Aquella
que al dibujo le faltara una inscripción
transformada en almanaque
Ojos que desaguarán maestro
Pinceladas no previstas
Estética vacuna vacunada con pretensión
de moderna más allá
del rastro mosqueril que nos dejarán?
La modelo
(en su silla de ruedas) deja caer la baba
No celebra los dibujos
escucha
cuando dicen: “tal cual querida
saliste tal cual”.
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