MERCEDES ARAUJO

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Cecilia Romana
Marina Serrano
Osvaldo Bossi

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Cecilia Romana
Marina Serrano
Osvaldo Bossi
Andi Nachon
Paula Jimenez
Luisa Futoransky
Martín Rodriguez
Carolina Esses
Florencia Walfisch
Mori Ponsowy



bio/biblio:

Mercedes Araujo nació en Mendoza en 1972. Es Escritora y Abogada.
Es fundadora y editora del sello "Sigamos Enamoradas", junto con sus
amigas Cecilia Romana y Marina Serrano. Empezó a escribir poesía entre
los frutales de la casa de sus abuelos en Chacras de Coria. A los cinco
años se dedicó a la alta repostería de tortas de barro, a los ocho
comenzó su colección de hongos, nidos de pájaros, huevos, ramas, flores y
piedras. A los 34, vive en la calle Reconquista entre calandrias y
palmeras, donde siempre hay un vino mendocino listo para ser abierto.
Ha publicado los libros:
Ásperos Esmeros, Ed. Del Copista, 2003 que recibió el premio Alberto
Burnichon al mejor libro editado en Córdoba ese año.
Duelo, Ed. En danza, 2005.



Poemas del libro peregrinas (inédito)

Entre ellas despliego mi paso imperial
eso creen
yo sé que mi paso es encadenado
pero un abanico de grandes plumas
cuelga desde mi muñeca.

Hay abanicos que encienden el fuego
y hay abanicos que lo apagan

hay abanicos que hacen llover y otros que traen vientos.

Esa es la confusión que el abanico provoca
sé que mi paso es miserable
la gracia está en las manos.

Dicen que trae mala suerte hablar sobre un hijo
que va a nacer
también dicen que el número 10 es infausto
y que una madre blanca se empeña
en mencionar la fecha del hijo por nacer.

Yo quisiera darle un nombre, les digo
y me contestan
el primer varón, como su abuelo materno
el segundo varón como su abuelo paterno.

Mi hija será mujer y se llamará Dulce
tendrá un vestido sin flecos y se parecerá a su mamá
sin carácter y sin principios
y un cerco de espinos por toda protección.




¡No llores más!
tu madre es demasiado tonta
y se fue a pescar,
pescó dos caracoles
dice una hermana a la otra.

Una hija y una madre
suelen enfrentarse pienso yo.

No llores más
un solo caracol está dividido en dos gajos.

A mordiscos, dando coces
busco un árbol en la hierba
ancas rebosantes
al borde del río
rayas sobre estepa
a mordiscos dando coces
con una pesadez que no es mía
a mordiscos dando coces
esa tarde apacenté entre cebras dispersas
resoplando con una pesadez ajena
y volví a decir “dioses cebras”
a mordiscos dando coces
con el cuerpo vendado
hice movimientos inútiles
tensé músculos hasta el extremo.




Tigre hembra grande y poderosa
me alimento de ciervos.
No me pregunto sobre la salud de los ciervos
ni sobre mis músculos
más rectos que curvos.

Busco la semilla, el olor
el rastro
y mastico cada hueso, si es lo que me toca,
aunque a veces bajo el árbol
como gato que se abandona
puedo olisquear la densidad en el aire
florecer inmutable
si monzones soplan como vientos.



Las hembras cazan de noche
esperan y clavan colmillos en garganta
en épocas de celo las hembras
tenemos el pelo brillante
en épocas de celo cambia
el sentido de las palabras, en épocas de celo
puedo quitarme el velo
partir de viaje
brillar o permanecer
-el ritmo es el mismo en cualquier música-.