NICOLÁS VILELA
nicolas
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mencionado por:
Sol Prieto
menciona a:
Arturo Carrera
Violeta Kesselman
Mariana Terrón
Daniel García Helder
Sol Prieto
Guadalupe Muro
Silvio Mattoni
Fabián Casas
Laura Lobov
ars:
Realmente, nada que decir.
mini-bio:
Nací en Buenos Aires en 1984. Tengo este blog: www.nicolasvilela.blogspot.com, y colaboro en éste: www.rusos.blogspot.com.
poemas:
Estado de cosas.
Crece, en la habitación, el humo,
el ruido, crece todo
lo humanamente posible,
hasta entibiar la película de baba
sobre el vaso, crece el desconcierto
en los ojos oscuros, crece y avanza
el sueño, avanza un cuerpo sobre otro
cayéndose, tumbado, se acerca
y dice pocas palabras, afuera el viento
pega en los médanos lisos, refresca,
crece el hambre, la sed, se amontonan
colillas, alguien consigue que lo miren,
otro gritando solo
cerca de la puerta, crece el sol, yo
me voy a dormir a la playa.
De Velo: Variaciones sobre el cuco.
I
La hora de la noche en que papá
descruzaba los brazos de atrás de la cabeza
apagaba el tocadiscos
o la tele, como que ya estaba por hoy
y mamá, desde el principio, ya se había dormido
con delicadas respiraciones
y una mano sobre el hombro de papá.
Y yo quería que la noche continuase
todavía, que no se oyeran solamente
los bichos rebotando contra el farol del patio.
La cosa era ir en puntas de pie –posiblemente
la noche fuera un día en puntas de pie- hasta el canto de la puerta,
el umbral, cruzar la mirada
por el pueblo oscuro del cuarto y verlos
durmiendo así. No querer sino despertarlos
y no despertarlos.
El ropero robusto de ceño fruncido. Monstruos.
La biblioteca: un libro salido
cajones donde velar los cuerpos
La ropa y las sábanas: delgados fantasmas cabezas de perro
payasos crueles.
El escritorio: pasillo de miniaturas, muñequitos diabólicos.
El pliegue del sobretodo en la silla
me reclama como un cuerpo.
La sombra de un cinturón
es mi cara soltando el alarido.
II
A mis hermanos les abro los ojos
y también, otras veces, les tomo el pulso
para ver si están ahí.
No es lo único que hago:
en otro orden de cosas, me levanto
muy cerca de la madrugada, y controlo que las hornallas
no estén encendidas.
De Apuntes del pintor de guardia
Tres
Es natural que nos acerquemos profundamente a los desconocidos, anota el pintor prendiendo un cigarrillo y mezclando el humo con el humo del café y con el humo remanente de una fogata que ha iniciado en el patio hace unas horas, es natural, anota, aunque la relación tiene lugar sólo dentro un breve lapso y de un espacio neutro. Frente a los desconocidos, la tendencia natural a sentirnos repelidos y con un modesto deseo de evasión provoca una conducta diametralmente opuesta, repatriada en la máxima cordialidad, el interés desinteresado e, incluso, la preocupación. A veces, existe sólo la posibilidad del amor de los desconocidos, y a veces, por supuesto, ni siquiera eso. Es una cuestión de suerte, anota, o quizás depende de la capacidad con que se consiga recibir y avanzar sobre cada una de las cosas del mundo. Si lo advertimos, si llegamos a una conciencia exacta de todo movimiento en el instante propio de la demolición, continúa el pintor masticando un último pedazo de tostada fría, si lo advertimos, se produce un cambio definitivo y absoluto de dirección, pero en rigor esto nunca sucedería.
Dieciséis
Cálculo estimativo de cigarrillos: 7.
2 en el intervalo 23-23:50
3 a la medianoche
1 a la 1:20.
Entonces puede fumar uno, ahora: 22:41.
Cuarentaicuatro
No parece haber sido registrado con precisión pero, de hecho, desde hace varios días, y hoy en particular, el pintor de guardia se encuentra notablemente afectado por un malestar físico, notable no sólo en que se toca o se aprieta distintas partes del cuerpo, del mismo modo en que lo había hecho aquella noche en la que, de camino hacia el kiosco donde compraría un atado de cigarrillos, descubrió que le faltaban los anteojos, ni tampoco solamente porque su postura a menudo encorvada se haya convertido en una disposición corporal tan inclinada sobre la mesa que sus brazos parecen meras prolongaciones del papel, sino por un conjunto de signos esporádicos y punzantes, un tropiezo acá o allá, una caída inclusive, un temblor en las manos al guardar los pinceles o al untar las tostadas, una imposibilidad para trabajar de manera continua desde hace algunas horas.
* * *
muy buenos!
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