MARIO ARTECA
mario
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Reynaldo Jiménez
menciona a:
Reynaldo Jiménez
José Kozer
Aníbal Cristobo
Daniel Samoilovich
Horacio Fiebelkorn
León Félix Batista
Roberto Appratto
Víctor Sosa
Sergio Raimondi
Santiago Llach
Andrés Kurfirst
Silvio Mattoni
Ana Porrúa
Guillermo Daghero
Osvaldo Aguirre
Nicolás Pinkus
Poemas:
de VINILO (libro inédito)
3.
Sostenés en la predicción (la ambivalencia
es una). Única, divisible a veces (las menos),
pero las imperfecciones del cárabe reclutan
poesía. En el defecto bracea la piedra,
y no hay prestación ni perífrasis: el punto
de creación propaga el breñal. Así, desnivel
es darse vuelta en dimensión y una obertura
de labios será detector de músculos. Ojo,
e ingestión el brillo de un conato. Hay roce,
o bien espulga la retina. La gatera cuando
arrimo un candil, está cegata; en los intersticios
se prueban ocasiones de repudio. Catar,
paladeo, y hallar en la apetencia lo que mezcla
los códigos. Adagio, no sirve sino para traspasar
flujos (lingual de la cadena, u olvido e indolencia,
modo inconsciente), dux de la mano a su lado.
Dicen, un cuerpo sin órganos es modelo
de muerte, pero tus órganos deponen ninguno.
Catatonia, intensidad-cero para una nueva partida.
On puede ser uno. Ojival. Nunca se acaba
de morir, mientras existan piezas contiguas
al contorno. ¿Yo será otro, entonces,
por la manera de cargarse las puntas
de un edificio santo?
47.
La lengua es presente puro,
hacia adelante; olvido
de los primeros sonidos,
o bien, relapso materno.
Ese afuera del español
es un “salirse” del lenguaje
para no volver. Llevar
a cabo una operación inversa,
entendiendo que el instante
en que se recuerda de por sí
será momento perdido.
Apotegma: el “tiempo perdido”
no es pasible de ser reconstruido.
Sólo cabe volverlo presente puro:
en la nueva sintaxis, propuesto
como único. Balbuceo entre
la tentación de recordar
y la obligación de conseguir
formas de penetrar en los jardines.
Todo idioma excluye parte
de los hechos. La traducción,
cualquier pasaje de un idioma
a otro, resigna su pretensión
de totalidad. El intento
de reconstrucción de los hechos
siempre es fragmentario.
La memoria se vuelve metonímica,
en los modos de la evocación
como suceso. Y habría de hallarse
el sentido global del recuerdo
entre aquellos huecos mezclados
o en cada frase inconclusa.
Desde una persona con varios
idiomas se arriba
a la pulverización del ser.
La ontología del narrador
destituida, mientras aserta
el nuevo lenguaje.
Vasta, una lengua más íntima
sólo pertenece a los nuevos
habitantes de la frase.
Una sombra
de tan lejana
se mezcla.
53.
La extensión de esa lona
era de color arena, y emergía.
No debiera ser así, porque
en definitiva la funda cubría
el perímetro de una autobomba,
es decir, un tamaño preferible
a los ojos; y además se trataba
de un objeto natural a sus
contemporáneos. Embargo,
lo irreal aparecía en la forma
de proyectar las cosas; esa
naturaleza no podía presagiar
grandes anuncios: algo entre
manos. Los fieles ardían
de curiosidad, necesitaban
desenvolver el misterio
para el que habían sido reunidos.
Pero a quién se le ocurre poner
una lona durante una marcha
religiosa. Lo adecuado habría
sido un tul de seda, o un lienzo,
y una sirena repoblando sonidos
uniformes. Es la caída del sol
aguardando ese descubrimiento,
mientras la gente se desploma
hacia una suma de propósitos.
Dios estuvo cerca, y ya no
desembarca desde un futuro
al evangelio. Toca bamba.
bio/biblio:
Mario Arteca nació en La Plata, en 1960, donde reside. Es periodista. Publicó en poesía “Guatambú” (Tsé-Tsé), “La impresión de un folleto” (Siesta) y Bestiario búlgaro” (Vox). Integra la muestra colectiva de poesía latinoamericana "Jardim de Camaleoes", Iluminuras, San Pablo, 2004. Colaboró en Tsé-Tsé, Bazaramericano.com, Diario de Poesía, etc.
Poética:
La poesía trabaja sobre el segundo asombro; el primero, pertenece al lector, que puede ser el propio escritor. Desembarazado de todo posible efecto emocional, sucede el hecho poético, o no. Trabajo + instalación de la emoción. Creer que esas cajitas de García Vega o de Cornell -pasado por Simic- no son un hecho artístico en sí mismo, sino parte de un artefacto estético anterior a la escritura, que se vuelve pasmo, impresión, después extrañeza. Así.
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