RICARDO DANIEL PIÑA
ricardo
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mencionado por:
Esteban Castromán
Manuel Alemián
menciona a:
Olga Ravelli
Douglas Diegues
Jorge Smerling
Jorge Rivelli
Manuel Alemián
Lucía Bianco
Cristian De Nápoli
Cucurto
Fabián Casas
Juan Desiderio
bio/biblio:
Ricardo Daniel Piña es trabajador del libro y escritor de Eloísa Cartonera.
Tiene editado allí su único libro, llamado Sentimiento Bielsa.
Integró la antología de poesía joven argentina Poesía En La Fisura de Ediciones del Dock. (1995). Seleccionada y antologada por Daniel Freidemberg.
Nació el 22 de agosto de 1962. Vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Publica en varias revistas y sitios de internet.
Dicta clínicas de poesía
Poemas:
Hoy,
la superficie del campo de juego es un felpudo.
Y no nos importa nada.
Ni las intenciones,
ni el peligro.
Nada.
“ ´ta bien, la fantasía puede ser un cáncer
que se lo lleva todo, pero dónde se oculta, entonces,
la ferocidad del sentido.”“El fútbol no es arte.”
Dijo el filósofo argentino Alejandro Dolina,
en un reportaje que le hizo Luis Majul,
el domingo cuatro de junio del año 2006, en su programa de canal 2, La cornisa:
“Y nos vamos a encontrar al final del mundial, en el obelisco, festejando...”
El segundo palo
es el palo más alejado con respecto a la partida de la pelota.
El centro al segundo palo
es el pase hacia el final del arco. (O sea.)
Al extremo del arco.
Centro que viaja por el aire,
desde la derecha,
hacia la entrada de Juampi Sorín, por la izquierda.
No interesa cuántos defensores veas delante tuyo.
Bien parados. Afirmados.
Observando y controlando tu posición.
Porque cuando la pelota viene volando,
todos van calculando y te vas acomodando para que te llegue con comodidad.
De la mejor forma.
Pero cuando ese momento se va acercando,
ya no pensás en lo bien que se va a cristalizar esa combinación ofensiva,
Sino que empezás a pensar
en llegar... y no importa cómo (aunque sea con una uña)...
... y te movés con la trayectoria,
y medís la curva,
el efecto,
la parábola...
y el movimiento, que antes era acomodarte contra el defensor,
se transforma en un salto hacia adelante.
Una zambullida.
No se trata de la matemática ni de la física cuántica.
Esto es el timming.
(La percepción del tiempo y la distancia, incluyendo el movimiento y los tiempos
del rival. Es algo básico, es como una pulsación.
Lo ves o no lo ves. Te pasa o no.)
Confiás en interceptar ese esférico en el aire.
Y en el aire, el balón choca tu cabeza.
La pelota te machuca el pelo, la piel de la frente.
El agua pegada a la bocha, el barro y el pasto te golpean los ojos.
Eso no es arte, Alejandro.
Eso es amor.
¿Pero te acordás, Alejandro, cómo era...?
¿Cómo era ver la profundidad; esa superficie desde el aire?
El arquero manoteando el aire, tu marcador que no llega.
Las líneas señaladas con cal, el barro casi seco... Los compañeros y los rivales que estaban cerca son manchas de colores caídas por el piso...
Y uno seguía siendo uno, pero transformado en una bestia sin alas
que iba hacia eso redondo que volaba.
Y después sentir que vos seguías en el aire y la pelota iba entrando...
Y no tocabas el piso y ya estabas gritando...
Caías al lado del palo.
Llegabas a la tierra.
Juampi está levantándose del piso. Con las manos húmedas de barro y con pasto.
Lo abrazan Hernán, Javier y Román... (Y llegan los demás...) Todos miramos la tele y gritamos el gol enloquecidos. Algunos se tiran al piso. Fatal.
Esto es algo transparente para ver el mundo. Otra vez., distinto. O nuevo.
Pero eso no es arte, Alejandro.
La magia no es nada
pero siempre
es algo.
Domingo 4 y lunes 5 de junio de 2006.
En buenosayres miserable.
El 10 empezamos. ¡Y basta con Costa de Marfil!
Epígrafe de Javie Adúriz ( Buenos Aires – 1948)
*
Comparaciones elementales surgidas en el campo
o meditaciones sobre el estado autófago.
“Esta es la generación de ese gran Leviatán o más bién (por hablar con mayor referencia) de ese Dios Mortal a quien debemos, bajo el Dios Inmortal, nuestra paz y defensa.”
El estado es la bestia que se devora a los trabajadores
que han delegado su soberanía individual
en la institución que normaliza las voluntades,
los deseos individuales
y que reparte
y administra la justicia.
Mi caballo y mi perro son animales sudorosos.
Apestan en el verano cuando la precisión de lo nauseabundo
se convierte en un alfabeto.
Podrán ser testigos los ojos del mundo a este acto celeste de iluminación
en los dones de la carne
y sus instintos animales elementales.
Los guiños de mi caballo, su docilidad,
el transcurrir del trayecto, toda esa ceremonia de la marcha.
Harán del camino la consecuencia de ir siempre hacia adelante.
Un jugo blanco y rancio en la boca.
Los objetos del porvenir detienéndose entre las palabras.
Buscan significados a los signos de propiedad en la alegría de mi perro,
el terreno, la zanja, el puentecito.
El chumbido incomparable de su felicidad y su pelo turbio.
Los abrojos hacen que este momento sea una casualidad
para que el polvo del camino se aplaste en su lomo.
La vida de perros es un cortejo.
Siempre detrás o al costado.
Es una la fórmula innata de persiguir siempre a alguien para alguna cosa.
Un grito, una patada, una caricia, una palabra, una mirada.
O nada.
Igual, siempre está la felicidad.
Como esa condición canina inmanente.
La comunicación nunca llega a convertirse en indiferencia.
El lenguaje tiene el poder de llevarnos de visita por las cosas.
Y a maravillarnos gracias a la poesía de la naturaleza.
Pero yo,
ahora afirmo,
que si el estado sabe
y no le teme al choque de clases,
deberímos deducir que,
la cualidad del súbdito
(léase: ciudadanos, trabajadores, compañeros)
sigue siendo
la sumisión.
II - Criaturas políticas.
Aristóteles habló de las criaturas políticas.
Las abejas y las hormigas le sirvieron de ejemplo.
Viven comunitariamente
y no tienen proyección en sus juicios
ni en los apetitos individuales.
En las sociedades modernas los hombres
acuerdan voluntariamente entre ellos someterse a otro.
Así nacen las repúblicas.
Pero yo mismo
hablaré de mis hijos
y de los hijos de mis hijos.
Y de mi descendencia
y de mi campo.
Y de mi caballo y mi perro. (Sus hermosas compañías.)
Y sus diferentes formas de estar a mi servicio.
Y de los gallos azotando el sueño en el viaje.
Hablaré de mi felicidad
por saborear los días en la satisfacción de las palabras.
Hablaré de los años
y el paso del tiempo
y tantos objetos
y personas amontonadas en mi memoria.
Diré que usé el silencio como una decoración de intimidad para estar con los muertos.
Diré que la fuente femenina de mi niñez nunca abandonó mi sed.
(Mis abuelas, mi madre, mi hermana, mis tías, mis primas).
Quiero para decir que nunca tuve un plan en mi poesía.
Planes como relojes circunvalando cada acción, sometiendo a los acontecimientos a una métrica temporal.
Y disgregándome.
No trazo nunca ningún camino a través de mi poesía.
Seguiré bailando ciego entre las delgadísimas palabras.
Las abejas, las hormigas, mi caballo y el campo.
Las abejas,
las hormigas,
mi caballo
y el campo.
“El hombre es bueno por naturaleza y son las instituciones la que lo pervierten.”
Jean Jaques Rousseau (Francia 1712 – 1778)
Martes 10 de enero de 2006
Entrecomillado de Thomas Hobbes ( Inglaterra 1588 – 1655)
“El Leviatán, materia y forma y poder de una república eclesiástica y civil.”
Buenosayres miserable.
rdpina@yahoo.com
El tratamiento
más honroso
para la propiedad
del ojo izquierdo de Mariano.
Mariano tiene ojos marrones como el papá, mi amigo Lucio.
Uno es de vidrio.
Y es de su propiedad
porque se lo compró el papá
en una casa especializada en ortopedia ocular,
en Buenos Aires.
A veces, usa uno de color azul mientras le hacen el service
al que suele usar.
Y es maravilloso mirarlo a los ojos de dos colores.
El arte puede hacer monumentos cotidianos y en el mismo instante se aparece
“eso” que queremos. Es sorpresivo.
Y nos persuade desde los bordes con forma y color.
Y nunca llegará a ser “la última coca cola en el medio del desierto”.
El ojo
de vidrio
está
en esa cuenca que quedó vacía.
Vacía por un descuido de una microcentésima de segundo.
Vacía de un pensamiento que sea suficiente para lamentar la fatalidad.
El vacío pretende justificar lo ausente, irremediablemente.
Habrá alguien que me diga cómo hacer para morirme un poco
y luego encarnar en un cuerpo con dos ojos...?
Existirá algún árbol, en este campo del fondo,
que se brote de ojos como retoños, como flores...?
Retoños como uvas, guindas, nísperos...ojos...?
Podré usarle alguno y ver las cosas que todos ven. Y las que nadie ve.
Ver las cosas que ahora veo, solamente, en dos dimensiones...?
Siempre
fui un niño travieso.
Matábamos pajaritos con Toto, en el campito del fondo.
Paveando (como dice mi mamá) y de golpe sentí algo caliente
y líquido en la cara.
No podía ver nada. Y me asusté.
Corrí a los brazos de mi mamá.
Siempre las mamás pueden encontrar todo.
Pueden vengar o restaurar.
Que es lo mismo.
Mariano tiene al otro ojo desde siempre. Desde que nació.
En el accidente, el ojo se le corrió como un jugo caliente
cayendo por la mejilla y la boca.
Como un huevo de gallina roto. Como de la misma textura.
Y una misma razón para el universo.
Un óvulo con los colores de la descendencia.
Un fondo rojo de hueso y músculos.
Un alarido incurable y mudo.
En el vidrio
o el acrílico
estará la urgencia
de los colores que diseñaron mis padres
con un espermatozoide y un óvulo.
A Mariano no le interesa terminar la secundaria.
Quiere trabajar en el taller de chapa y pintura del papá.
Las chapas, dice, son de las pocas cosas en el universo
que celebran el color al quitarles,
el óxido y la herrumbre,
y masillarlas y completarlas de cualquier rugosidad,
y dejarlas secar
y volverlas a lijar
y masillarlas nuevamente... Hasta encontrar la más alta perfección.
Mariano está haciendo un seminario sobre La Biblia,
en la parroquia a la que asiste regularmente.
(También tiene una banda musical donde toca batería, o guitarras y canta.
Hacen música evangélica, o con letras contempladas en las sagradas escrituras.
Yo diría que es así.)
“Eso es estudiar”. El me dice que La Biblia habla de todo.
Y que no le interesa tener que ir a la universidad para ser un ingeniero
y terminar manejando un taxi. Prefiere ayudar al padre.
Son cuatro bocas para mantener. La de Lucila (la hermana), Ramona (la mamá), Lucio y él. Y a veces está Aldana, de ocho años, la hija de Valeria (madre soltera). Hija de otro matrimonio de Ramona.
El viejo solo, no da abasto.
Está diabético y tiene que cuidarse de las lastimaduras, además de su lucha desde chico con las secuelas de la poliomielitis. Renguea. Tiene una pierna más corta.
Ahora, yo, celebro el trabajo.
Y pienso en las pulsaciones de Dios dentro de los cuerpos.
En la limosna. Y la penitencia.
En Toto y Mariano que tienen seis años, apenas.
Y pienso en ojos como racimos de frutas
y en niños orinando en un baldío, cazando pajaritos.
Y veo a Dios, enyesado de la cintura para abajo,
soñando con la poliomielitis en un taller de chapa y pintura.
Tratando de desplazarse, enyesado, en el vértigo veraniego y húmedo
de la provincia de Corrientes con la epidemia de polio masticándose los años ´60.
Dios con su ropita blanca de comunión,
cazando pajaritos con la gomera,
y haciendo esos acostumbrados y largos soliloquios acerca de las pavaditas del cielo...
Pero siempre a un promedio de 70 gorriones,
60 torcazas,
45 jilgueritos.
10 cabecitas negras.
Mirlos, renegridos o churrinches, como 8 ó 9.
Urracas, ruiseñores, benteveos, algunos menos.
&
&
Una que otra gaviota.
Y una vez, hace mucho, una laucha que quedó seca
de un disparo muy preciso con una tuerca, en la cabecita.
Son bichos que corren al ras del piso
y frenan de golpe y aceleran de golpe.
Y cambian de dirección como Manu Ginóbili en los Spurs.
Pero eso pasó, solamente, en las mejores tardes despiadadas y letales...
El mismísimo Dios en persona
está enyesado de la cintura para abajo,
cazando (con zeta...)
alguna yunta de humanos.
Que quieren entrarse el uno en el otro.
Hay ojos a racimos en el monte.
Que se deshacen entre los dedos como huevos de gallina.
Hay ratoncitos Manuel Ginóbili´s San Antonio Spurs.
Torcacitas. Jilgueros.
Y la maldita y sucia providencia.
Ricardo Daniel Piña
Del miércoles 26 de abril al jueves 4 de mayo de 2006.
Buenosayres miserable
A Douglas Diegues por la última coca-cola en medio del desierto...
A Mariano González y al Negro Lucio.
rdpina@yahoo.com
Niño, déjate vencer por el sueño
entre el silbido de los zorzales,
en esta mañana de terror.
El baldío del fondo, desde mi casa.
(Un campito
pequeño
con una fila de eucaliptus añosos
en los bordes del terreno,
que marcan el límite
de la futura construcción
con de la vereda.)
La luz del sol
quieta como andamios transparentes entre las hojas,
y a través de los cadáveres de las hojas.
El cielo azul, estaba allá arriba
buscando un lugar para echarse
como un animal harto de girar
en un signo animal vital,
de pertenencia a un sitio.
Todavía pienso en los brillos de los benteveos en sus ojitos amarillos.
O en los diablitos sopranos vestidos de rojo como golosinas animando los árboles.
O los pequeños barítonos y tenores vestidos de negro. Tornasolados de verde y azul.
Esas pequeñas bestias empujaban mis ojos de espectador, al vórtice de la depredación.
Excitado de matar para tener el poder del “guacho pistola”.
Toda la naturaleza explotaba en bandadas de piedra, pasto, ramas, plumas,
colores y aire.
Yo quise tener para mí esos cristales campestres.
Muchos se deshicieron. O se partieron al instante del golpe de la piedra.
O quedaron, muertos, colgados de alguna rama. O soportaron el golpe y se fueron,
maltrechos pero enteros.
Muchos otros se acomodaron sin saberlo, y me esperaron a que perfeccionase la toma,
debajo de los ojos de la honda.
Frutas de colores como cadáveres de pájaros. Dormidos en el pasto.
Apenas llamativos. Muertos.
Siempre seremos esclavos de lo que vemos...?
Golpearemos ramas cuando vayamos cayendo de lo alto impaciente cotidiano...?
Nos iremos machucando el cuerpo en la caída...?
Hay ruidos de piedras impactando en el cuerpo.
Un sonido hueco. Un crujir de huesos...
Y comienza a repetirse toda la secuencia en la mente...
Hasta retorcerse en el piso...
Sangrar y no saber que pasa...
Seguir aturdido, desconcertado...
Los segundos finales son para mirar a los ojos a ese ser que nos sacaba los árboles,
la propiedad de las cosas del campo...
Nos dejaba sin respirar. Sin entender qué pasaba. Nos cerraba los ojos.
Hay una luz
detrás
de mi ojo de vidrio.
Cuando me voy a dormir,
apoyo la cabeza en la almohada
y veo la oscuridad en la pieza...
(Tengo algo más por qué volar.)
Creí que iba a tener algo distinto antes de accionar la gomera.
Algunos jilgueros
caían por dentro del árbol,
golpeando las ramas.
Caían al piso. Eran perfectos, suaves, lindos. Eran de verdad.
Y yo los había hecho míos al sacarlos del aire.
Yo era más, que lo bello que hace Dios.
Fui más bello que Dios.
Toto y yo teníamos seis años, ese mediodía habíamos salido del colegio.
Me apuntó a la cara con la gomera.
¡De qué forma nos reíamos de todo!
Me miraba, a unos diez metros, descompuesto de risa,.
Estiró la goma alejándola de la horqueta, hacia atrás.
(Una mano estira la goma mientras sostiene la munición.
La otra sujeta la horqueta en el extremo del brazo estirado.)
Soy testigo del gesto microscópico del cuarzo
sobre una piedra de granito.
Mi ojo se hizo un jugo caliente.
Viscoso.
Sobre
la palma
de mi mano.
Ricardo Daniel Piña
lunes 15 al miércoles 17 de mayo de 2006
A Mariano, Lucio, Ramona y Lucila.
buenosayres miserable
rdpina@yahoo.com
* * *
pinha querido, justo ahora estoy traduciendo tu texto para el broli
cartonera que va a salir en las Europas!!! aguante pinha!!! cuándo venís
para ser elegido rey de los reyes del gran ting en el toldo de los vikingos?
Anonymus, luego de tu comentario vienen a mí solamente preguntas de:
quién, cómo, cuándo, dónde...?
pinha... estoy hablando del libro sobre eloísa...
... aguante tu poesía... vamos por más!!! y pasáme un pucho
que no tengo!
mostro!!!! cuando me mencionas en este blog???? te quiero alipez
Me encanta verte en el ciber espacio.
Nos vemos.
Estela Elefante
Ricardo Ama A Los Elefantes.
"Y ahora el ojo de vidrio lo tengo Yo";disparar al aire es disparar al alguien.
sentimiento bielsa, piña, què librazo.ea
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