SANTIAGO ESPEL
santiago
Posted by Picasa
mencionado por:
Griselda García
J.C. Moisés
menciona a:
Javier Adúriz
Sergio Rigazio
Jorge Rivelli
Fernando Kofman
Poemas:
EL GIGANTE
Toda una vida elongando y sacando músculo
tenía que conducir al éxito más rotundo.
Al principio, fue cómico no comprender la idea de
perspectiva y proporciones durante la infancia;
siendo generosos, fue pintoresco y hasta artístico;
por último, sin casi poder evitarlo, ya adulto,
y con la malla negra ajustada al cuerpo, fue trágico.
Sin embargo, toda una vida de nutrientes
y abdominales tenía que redundar en vigor y destreza.
Pura fibra, decían unos. Poco cerebro, otros.
Indiferente, el gigante colgaba medallas de su cuello.
Adicto al anabólico y al elogio, sus músculos crecían.
Un día, en el gimnasio, por exceso de potasio
pisó una de las cáscaras de banana que constituían
parte de su dieta y resbaló, con tanta mala suerte
que golpeó su nuca contra la barra de una pesa.
Te dije que poco cerebro, decían unos, por lo bajo.
Pero qué músculos, decían los otros, compungidos.
NI UNA COSA NI LA OTRA
Miento si digo que intenté la revolución.
No es verdad que puse una mesa patas arriba.
Tampoco le dije mire váyase a mi ex suegra.
No mordí la mano que me dio de comer.
Menos cierto es que estuve preparado
para rechazar los honores que nunca me dieron.
Y además, debo confesarlo, me costó
diferenciarme de los conspiradores.
En fin, que como multitud, fui un adicto del deseo.
Que como no pocos, transgredí con permiso.
Fui un tentado. Un idiota revuslivo. Un asco.
Eso sí: no vengan a decirme que todo esto me resbala.
No me vengan con el cuento
de que estoy grande para prender la mecha.
Menos que menos ustedes, jóvenes, viejos peripatéticos.
TANGO
Un camión de bomberos rojo, como un juguete inmenso
con la cuerda rota y la sirena cortando el concierto de bocinas;
sin incendios a la vista, ni derrumbes, salvo la pelea casi
imperceptible de una pareja en el café de la esquina; la caída
seguida de rotura de una gran maceta de arcilla desde un
quinto piso que da al pulmón de manzana orientación oeste;
una colisión de escarabajos y su consecuente atascamiento
en el playón de una estación de servicio; la pérdida de nafta
súper de un bidón amarillo en la misma estación de servicio;
un hombre de campera de cuero negro que fuma de espaldas
al bidón mientras le pone gas al auto; dos monjas que cruzan
la avenida consustanciadas en algún diálogo privadamente divino;
un albañil en el piso 26 agitado por el viento contra los
cristales azules de un edificio colmena; un gorrión que acaba
de morir de un síncope por el choque de dos colectivos en
la esquina donde tiene su nido; el inminente encuentro de dos
nutridas columnas enfrentadas por el control del sindicato;
los bombos y bombas de estruendo que sacuden a los viejos
del geriátrico frente al que van a concentrarse las columnas;
la avalancha desopilante de naranjas y pomelos de la verdulería
sobre el cochecito de bebé que pasa justo con su madre apurada;
alguien que saca el cuerpo tapado de alguien y lo lleva a la morgue;
una ambulancia ululante que cruza a 70 km. por hora en rojo;
un supermercado coreano que está a punto de ser asaltado;
el temblor sofocante del subte con el paro sorpresivo de
los conductores y el bloqueo de los molinetes; esa señorita
que compra un helado de chocolate con fecha vencida;
los cuatro fibrosos ciclistas en línea que toman agua mineral
con las cabezas estiradas al cielo; la marquesina que va a
caerse sobre un puesto de diarios a las 12 horas tres minutos;
una ampolla de bencina que se astilla en la mano de un enfermero
que ve venir por el pasillo a la enfermera que tanto le gusta;
salvo estas catástrofes menores, es un día como cualquier otro
en la ciudad, nada que justifique ese camión de bomberos rojo
y brillante, como un juguete inmenso e importado, crsipando
el ánimo de la tarde gratuitamente, como si hiciera alguna falta.
bio/biblio:
Santiago Espel nació en Capital federal, Bs.As., Argentina, en 1960.
Publicó en poesía: rapé, 1988 (Faja de Honor de la SADE); Pavesas & Muelles, 1990; Misas en Harlem, 1993 (1er.Premio de Poesía en el Concurso Nacional Ramón Plaza); Cantos Bizarros, 1998; La claridad meridiana, 2001; La víspera sí, 2002; Isoca, 2004 y Vulgata, 2006. En 1995 publicó la novela La Santa Mugre o El País de Cucaña, en Grupo Editor Latinoamericano. Dirige la colección de libros de poesía La Carta de Oliver. Integra la revista de poesía Omero. Es miembro de la Sociedad de los Poetas Vivos.
* * *
Santiago, buenísimos tus poemas, me gusta tu narratividad y esa mezcla de descripción, imaginación y reflexión. El del gigante me encanta!! Saludos. Selva Dipasquale
Santiago, como siempre bello elegante e inquietante.
Siempre te vere como un poeta fuera de epoca ¿Que cosa, no?
santiago:
que buena puntería la tuya! (cerebro+músculo)nos conoceremos moisés mediante cuando presenten los libros en noviembre. salud
hernán
Santiago, leí tu útimo libro, y me pareció excelente. Saludos
Conozco a Espel, un viejo amigo de la casa, desde hace años. Y personalmente recomiendo sus libros "La claridad meridiana" (2001) e "Isoca" (2004), dos experimentos de balance perfecto entre forma y contenido, dos maquinitas perfectas y cerradas de poesía.
mi nombre es oscar edgardo espel y naci en cordoba el 24-11-1957 mi padre se llamaba edgardo emilio espel hijo de pedro manuel espel y de rita bagu o sea mis abuelos lo que quiero saber por curiosidad es si somos parientes o algo por el estilo.
disculpen las molestias y gracias
Publicar un comentario