SUSANA VILLALBA
susana
mencionada por:
Ricardo Rojas Ayrala
Eduardo Mileo
Claudia Masin
menciona a:
me gustan varios poetas, algunos ya están nombrados, así es que pensé en nombrar los que no vi nombrados todavía, por ejemplo pedro mairal, martin rodriguez y reynaldo jimenez. porque además me gustan claudia massin, osvaldo bossi, andi nachon, paula jimenez y otros. pero veo que ya están y entonces es mejor ir abriendo el panorama
bio/biblio:
SUSANA ADA VILLALBA
En TEATRO, cursó la carrera de dramaturgia en la E.A.D. Cursó también Dirección y Puesta en escena con Rubén Szuchmacher en el Centro Cultural Ricardo Rojas. El presente texto fue seleccionado en el concurso Historia (s) del Centro Cultural Ricardo Rojas. En el marco de las intervenciones convocadas por el Centro Cultural de España sobre dramaturgos españoles clásicos, realizó la obra-intervención sobre Jacinto Benavente. En POESIA, pertenece al Consejo editor de la revista y editorial Ultimo Reino, tiene seis libros de poesía publicados, uno reeditado en Venezuela y otro reeditado en Nueva York. Creó y dirigió la Casa de la Poesía porteña y la Casa Nacional de la Poesía y los Festivales Internacionales de Poesía del Gobierno de la Ciudad y del Gobierno de la Nación. Dictó talleres literarios en la Facultad de Letras de la U.B.A. Participó de numerosos congresos. Diseña y conduce un programa de Poesía y Música de la Biblioteca Nacional en Radio Clásica de Radio Nacional, junto a la actriz Ingrid Pelicori. En PERIODISMO, colabora en el suplemento de espectáculos del diario Clarín y de la Revista Ñ, anteriormente colaboró en diversos matutinos y revistas. OTROS, dictó talleres de cine y literatura con el crítico de cine Alejandro Ricagno. Cursó diversos seminarios de cine. Dictó talleres de fotografía y poesía junto al fotógrafo Marcos Adandia.
Poética:
Mi poética es sobre todo salir del lenguaje común, porque creo que el lenguaje es organizado por los mecanismos de poder, liberar el lenguaje es liberarse y liberar. En ese sentido también me interesa unir lo que se considera no poético con lo que sí, es decir tomar la chatarra, lo marginal, también las noticias de los diarios o algo de la tele pero siempre mezclarlo de manera tal de arrebatárselo a la cultura oficial y transformarlo, poetizarlo.
Poemas:
LA MUERTE DE EVITA
Llovió como si nunca fuera a terminar. Y nunca terminó. Toda la tarde llovió como si fuera de pronto otro lugar. El pueblo seguía la táctica del agua una vez más. Una vez más la gente se parecía al cielo y el cielo nunca. Nunca estuvo más lejos que esa noche. Madre de dios, nuestra difunta, levante los jirones de nuestro corazón.
Al agua del sueño, jirones de alma, de nuestro cuerpo llevanos vos que no tenemos dónde llevarte. Tu cuerpo se esfuma como una voz.
Como la seda cruje un paso en la sombra, un eco de jinetes negros. Escondanós en los pliegues de su muerte, de su pollera, en el vacío Pampa guarde nos como un viento que se detuvo para siempre en su bolsillo. Descanse, que el mundo no existe más.
Sigue lloviendo y es la misma plaza, el subte con asientos de madera, mamá no podía llegar, corría, no me encuentra, yo no la encuentro, como un perro que no alcanza su cola, no alcanza su tiempo.
No había nacido yo pero ella estaba ahí, bombardeaban la plaza, esta misma, damos vueltas, mamá corría a una playa de estacionamiento y perdía un hijo, no era yo, yo no la encontraba, todavía no la encuentro, ella no me reconoce porque todos corren, la empujan, sube a un tranvía hacia cualquier parte, dice que es mentira, algo estalla bajo la lluvia. No escuche abanderada, venga a nos, a llevarnos a su país en blanco y negro.
Mamá da vueltas, doy vueltas, vamos al cine, ella se viste como Zully Moreno, la ciudad está sembrada de nomeolvides. No nos olvide ilustre enferma, somos un cuerpo que se corrompe bajo la lluvia, vidrio, un día embalsamado. Miramos fotos. Papá no aparece. No está. Un auto zumba en la noche. Llovió durante quince días.
Estoy acá, no me ves pero estoy, corriendo en la misma plaza. Camino por las mismas veredas, como vos del trabajo voy a casa y en casa también llueve, todo huele a humedad, a asfixia. La niebla está adentro, en todo el barrio, se ven pocos negocios abiertos, poca gente en la calle. Cae la noche como si fuera consecuencia de la lluvia, como si fuera la lluvia lo único que queda.
La gente forma fila durante días para irse con ella, adonde sea, adonde vaya. No desate los nudos santa que ya no va a parar. No para nunca esta caída.
Mamá escucha radio. Papá no escucha. Yo todavía no existo. Somos los Perez García. En el patio llueve. El reloj se detuvo. No los encuentro, son de otro mundo.
Hay una marcha de antorchas, de lágrimas, de lluvia, estampitas, carteles, está en todas partes. Está en la radio pero no se la ve. Santa de los anillos, virgen de las capelinas haga su magia, háganos aparecer.
Que aparezca la casa, los azahares, luciérnagas, el tren. Diga una sola palabra que detenga la lluvia. Mamá con un vestido de flores, una plaza, un sol con pinturita naranja. No es que creíamos, estábamos ahí.
Damos vueltas en la bruma, en la tregua de una fina llovizna. Incluso la tristeza que aparezca si es común, como cualquiera que está triste una tarde. Y otra no. Que aparezca la muerte si parece de una vida, si toca. Lo que sea en proporción al tamaño de un hombre, del árbol, de una casa.
A no ser que sea lo humano nada más que una estrategia de dios para la tierra perdida de su mano y atada a su correa, una doctrina de la espera de algo más que agua que cae, que da vueltas y vueltas sobre sí, como los perros, los relojes, las monedas.
Mamá escucha la lotería, papá mira la lluvia, miraba. Yo miro fotos, todos hablan, nadie dice nada. Mi hermana escucha música, mamá la busca en un tren, corre, siempre está corriendo. Yo no puedo nacer todavía porque bombardean la plaza, después porque ella corre por unos vagones. Al final nacía. Después todos mirábamos televisión.
Dicen cuando no llueve que aparece en su mulánima, a las orillas de los ríos, arrastrando una estola embarrada, que por la noche frotan lavanderas fantasmas, dejan sus tules al rocío. Que cabalga cabizbaja como buscando un prendedor, que también buscan los peces en las piedras del fondo, dicen que el caracol de agua dulce reproduce aquel clamor.
Reina de la plaza, de los vestidos, protectora de todo lo que se escucha pero no se ve, venga a nos el tu reino.
Bien mirada es una plaza de colonia, la fuente, el cabildo, la catedral, la estatua, la municipalidad, el Banco, la palmera, los puestos de chori, de llaveros, medallitas, las palomas, la gente que da vueltas. El otoño se instala como bruma, como un remanente cuando aclara, eterno día después. Recogen los papeles de una fiesta de domingo, los vasos descartables, las botellas.
No nos dejes caer de la tentación, del deseo, del sol, madre de dios, decí que somos tambén una de las razones de la vida. Decí por nosotros con esa voz de altoparlante pueblerino y en la hora de la muerte con esa voz de ruido de lluvia de la radio.
Mi hermano va a la canchita del Club de Cazadores. Lo espero en el olor a cuero y a penumbra del salón, a lavandina y a cenizas. Una foto detrás de los trofeos de billar, con una escarapela. La seño, la primera, llevan su camafeo apretado en el puño a ver si pasa. A ver si rasga la tela de los muertos y aparece en miríada. Miro cada relámpago a ver cuál es de fuego.
Acaso exista el mal, rezó la multitud bajo una lluvia que apagaba las velas, un tumor inconmovible, inexorable como bruma que se expande, se instala entre los huesos, en la sangre.
Virgen salitrera, guardiana de los perros y los barcos hundidos por su peso, cayeron todas las hojas del otoño, el invierno empieza porque te vas, la música fría del silencio. Silencio capitana, las palabras ya no quieren decir lo mismo.
El guión terminaba. Después yo nacía. Mamá decía que era mentira. Papá compraba un auto. Mi hermana manejaba. Yo me escondía por ellos, en el patio, cuando no llovía me encerraba afuera. Después se fueron todos. No, me fui yo. Después estaba ahí. En alguna parte.
Relampaguea sobre la autopista. Llovió durante todo el día y sigue lloviendo. Se perdió la cosecha. No hay otra cosa que perder. No hay otra cosa que hacer que no trabajar. No pasan trenes. Los bares cerraron temprano. Una hilera de luces se borronea hacia el final de la calle.
Generala del viento, de nada, de las gomas que queman en la ruta, levante su ejército de trapos mojados y de agua, lleve la tempestad hasta el registro de su voz. La voz es lo primero que se olvida.
(De Plegarias)
LA NOCHE DE TANABATA
Es la noche
de Tanabata
pero yo no sé dónde está
la orilla del río
del cielo.
Ni el cielo
lo dice.
No sé cuál es el puente
que nos une
y nos separa.
Yo no sé qué pasó,
la vida no es un lugar
seguro.
No hay ceremonias,
los amantes unidos
por un hilo de plata.
Sueño con calles
en las que estás caminando
mientras sueño,
al despertar es tarde.
Yo no sé qué hacer,
el amor es animal.
El camino terminaba
en un acantilado.
Iba un loco
en un coche policial,
feliz de andar en auto,
sentí miedo del dolor,
de la química,
de las palabras que se quiebran
de pronto.
Fuera de mí,
fuera de mi casa,
fuera de todo lo que te ofrecí
voy.
Pero vuelvo, no creas
que pedía más
que la intensidad del azul
ante el naranja.
Yo no sé qué pensar,
para qué
si no quiero entender,
si no hay razones
a veces.
No sé si creer otra vez
en signos que no sé leer
en el río del cielo.
No sé si buscar el puente,
quizá nunca lo hubo.
No sé qué decir,
acaso te convoco sin saber
adónde.
No importa,
haré una ceremonia incorrecta
mirando la luna.
Pregunto a tu parte oscura
si es cierto
que desayunamos juntos.
El tiempo pasa,
no hay aniversarios.
La vida gira
bruscamente,
yo no vi la señal.
Ya no sé si es mejor
perder lo que se debe
para encontrar,
antes me dije estas cosas
pero estoy cansada.
¿No hay nada que decir?
No hay nada que hacer
para desanudar las almas que se aferran
a otras almas anudadas
a otras almas.
¿No hay parte en el amor
que guarde algún recuerdo?
de la luz
sobre la contingencia.
Acaso es un torrente
continuo
y precisamente
por eso.
Ya no sé quién sos.
No pudimos despedirnos
de los muertos.
Así sin inhumar
el cuerpo de este amor
enterrará el próximo amor.
Como fui yo el cordero
bajo el mismo puñal
que habías recibido.
Ahora soy quien pregunta
al río:
el amor es un torrente
continuo
pero estamos fijos en el horror
de no permanecer.
Hasta el fuego
necesita adherencia,
sólo la noche existe
aunque nadie la mire.
Acaso el puente para dejar
en claro:
cada uno ocupa un sitio
diferente.
No era necesario,
siempre estamos solos,
siempre está a la vista.
No te pedía el alma
por un pacto,
ya no hay pactos,
“es la estrategia del demonio
hacer creer que ya no existe”.
Ya no sé si creer
en las palabras,
es la noche de Tanabata
y no lo sabés,
no leímos los mismos libros.
No sé el lugar
que no conozco,
no hay corazón tan sabio
ni vocación de tenerlo
ni quien
indique el camino.
No hay caminos,
es el momento para inventar
liturgias,
construir un gesto,
un filme o un río
para los separados eternamente.
Eternamente despidiéndose
de sí mismos.
Reconstruirse en el dolor
es otro dolor:
que lo desee
no hará que exista.
Preparo café,
ya no puedo sentir más frío
por hoy,
por este año.
Todo ha sido
una actuación en el vacío,
algo se quiebra
para instaurar.
En todo viaje, la ausencia
o volver,
se mueve el paisaje.
De todos modos el río
está cegado aquí,
tiene una sola orilla
y cada vez
se es más inteligente.
Quiero decir más triste.
Ahora sé
que está cayendo la noche
de Tanabata
como una noche
más.
(de Matar un animal)
MUÑECA
Corazón en torno
al huso,
hechizo de entenada
que urde un sueño.
En la línea de la mano
la escritura
es un destino.
La cicatriz
es una trama que imagina
reparar
la maldición de su torpeza.
Se cree ausente
en una fiesta
invitada como ausente.
La fiesta no existía.
Vuelve una y otra
vez
donde la trama ha quedado
desprolija.
Se armaba una casa
detrás de la casa,
entre las ramas del ciruelo.
Toda la tarde era la cremonia
del té
para poder permanecer
en el lugar.
Si no habla
no puede detener la tempestad,
tampoco la desata.
Si el cuerpo arma una casa
en la espesura
podrá defender a sus muñecas.
No es que algo acechaba,
estaba al descubierto.
Los dioses eran tristes
en la infancia,
la virgen tallada torpemente
anunciada
con altoparlante
y wincofón.
Tormentas
como quien dice
un dolor ético
por lo que no llegaba a ser
una tragedia
soberbia.
Vuelve una y otra vez
al lugar de ningún crimen.
Al fin y al cabo
-se dice el venado-
el jaguar me desea.
Fugas
que encubren la fuga
verdadera.
En bicicleta,
en cuclillas,
con los ojos
cerrados o abiertos.
Si no escucha
podrá entender qué dicen
las mñecas:
Te quiero mucho,
tengo sueño.
Ni siquiera
lograba ser autista grave
o con graves problemas
de conducta.
Apenas heridas
provocadas
por una torpeza sospechosa.
No podía evitar
tener amigos,
fiestas, como quien dice
un dolor estético
por lo que no llegaba
a ser siquiera
horrible.
Elegir la verdad
en lugar de consecuencias.
Siempre era demasiado
inteligente
para un fracaso perfecto.
Y aún así
no lograba senir suficiente
traición
a su corazón entenado.
seguía un destino
sin comprender su lógica.
Una batalla
a la medida de sus manos.
En el cuarto de las bicicletas
tomaba la pluma
sin saber
de qué hablaba.
O agazapada
en su inocencia
acechaba una verdad
que esperaba más cuerpo
que pudiera soportar
las consecuencias.
Lo que no puede soportar
es la infancia que imagina
perdida
en otro corazón en bambalinas.
Otra soledad que la sitiaba.
Silencio
por lo que no lograba
ser tormenta
bellamente dicha.
Bello camina el jaguar
como quien ha matado.
No era tisteza,
un animal feliz
cargando un corazón que descubría
el desamparo
como quien dice un dolor
metafísico
por lo que no llegaba a ser batalla
soberbia contra el cielo.
Príncipes y mendigos
asisten a la fiesta
sin comprender su lógica.
El entenado
es una forma
de elegido.
Un destino
cruzándose en la historia
que intenta reparar
y así se trama
quién soñará
mientras su mano cicatriza.
Vuelve una y otra vez
a comprobar
que el cuerpo no está
donde creyó enterrarlo.
Princesa agazapada
en harapos
para evitar la maldición
de tejedoras.
El sueño llega
por desconocimiento
de la rueca
que, al fin y al cabo,
dejaron al alcance
de sus manos.
pero el sueño
también es ilación
del desencanto.
El jardín de la casa,
las muñecas,
los recuerdos o los hechos
que imagina
es una hebra fuerte
de colores
bellamente confundidos.
Dando vueltas
al perro,
en bicicleta,
por las vías,
hasta que la cabeza se rendía
a la evidencia.
La fuga era su forma
de llevar la tempestad
hasta los límites
que soportara el cuerpo.
Al fin y al cabo su silencio
traicionaba
la verdadera soledad
de sus palabras.
La felicidad
-discutía con su muñeca-
es así
te peino
y al poco tiempo
está todo enredado.
Te quiero mucho,
tengo sueño,
respondía sabiamente.
Inútil invitada
a una ceremonia
cubriendo la fuga
hacia una casa
detrás de la casa.
Como la verdadera soledad
oculta
en la inclemencia.
Desamparo que vuelve
una y otra vez
a golpear
en lo que nunca fue
puerta
ni salida
ni refugio
ni mangífica intemperie.
(De Caminatas)
mencionada por:
Ricardo Rojas Ayrala
Eduardo Mileo
Claudia Masin
menciona a:
me gustan varios poetas, algunos ya están nombrados, así es que pensé en nombrar los que no vi nombrados todavía, por ejemplo pedro mairal, martin rodriguez y reynaldo jimenez. porque además me gustan claudia massin, osvaldo bossi, andi nachon, paula jimenez y otros. pero veo que ya están y entonces es mejor ir abriendo el panorama
bio/biblio:
SUSANA ADA VILLALBA
En TEATRO, cursó la carrera de dramaturgia en la E.A.D. Cursó también Dirección y Puesta en escena con Rubén Szuchmacher en el Centro Cultural Ricardo Rojas. El presente texto fue seleccionado en el concurso Historia (s) del Centro Cultural Ricardo Rojas. En el marco de las intervenciones convocadas por el Centro Cultural de España sobre dramaturgos españoles clásicos, realizó la obra-intervención sobre Jacinto Benavente. En POESIA, pertenece al Consejo editor de la revista y editorial Ultimo Reino, tiene seis libros de poesía publicados, uno reeditado en Venezuela y otro reeditado en Nueva York. Creó y dirigió la Casa de la Poesía porteña y la Casa Nacional de la Poesía y los Festivales Internacionales de Poesía del Gobierno de la Ciudad y del Gobierno de la Nación. Dictó talleres literarios en la Facultad de Letras de la U.B.A. Participó de numerosos congresos. Diseña y conduce un programa de Poesía y Música de la Biblioteca Nacional en Radio Clásica de Radio Nacional, junto a la actriz Ingrid Pelicori. En PERIODISMO, colabora en el suplemento de espectáculos del diario Clarín y de la Revista Ñ, anteriormente colaboró en diversos matutinos y revistas. OTROS, dictó talleres de cine y literatura con el crítico de cine Alejandro Ricagno. Cursó diversos seminarios de cine. Dictó talleres de fotografía y poesía junto al fotógrafo Marcos Adandia.
Poética:
Mi poética es sobre todo salir del lenguaje común, porque creo que el lenguaje es organizado por los mecanismos de poder, liberar el lenguaje es liberarse y liberar. En ese sentido también me interesa unir lo que se considera no poético con lo que sí, es decir tomar la chatarra, lo marginal, también las noticias de los diarios o algo de la tele pero siempre mezclarlo de manera tal de arrebatárselo a la cultura oficial y transformarlo, poetizarlo.
Poemas:
LA MUERTE DE EVITA
Llovió como si nunca fuera a terminar. Y nunca terminó. Toda la tarde llovió como si fuera de pronto otro lugar. El pueblo seguía la táctica del agua una vez más. Una vez más la gente se parecía al cielo y el cielo nunca. Nunca estuvo más lejos que esa noche. Madre de dios, nuestra difunta, levante los jirones de nuestro corazón.
Al agua del sueño, jirones de alma, de nuestro cuerpo llevanos vos que no tenemos dónde llevarte. Tu cuerpo se esfuma como una voz.
Como la seda cruje un paso en la sombra, un eco de jinetes negros. Escondanós en los pliegues de su muerte, de su pollera, en el vacío Pampa guarde nos como un viento que se detuvo para siempre en su bolsillo. Descanse, que el mundo no existe más.
Sigue lloviendo y es la misma plaza, el subte con asientos de madera, mamá no podía llegar, corría, no me encuentra, yo no la encuentro, como un perro que no alcanza su cola, no alcanza su tiempo.
No había nacido yo pero ella estaba ahí, bombardeaban la plaza, esta misma, damos vueltas, mamá corría a una playa de estacionamiento y perdía un hijo, no era yo, yo no la encontraba, todavía no la encuentro, ella no me reconoce porque todos corren, la empujan, sube a un tranvía hacia cualquier parte, dice que es mentira, algo estalla bajo la lluvia. No escuche abanderada, venga a nos, a llevarnos a su país en blanco y negro.
Mamá da vueltas, doy vueltas, vamos al cine, ella se viste como Zully Moreno, la ciudad está sembrada de nomeolvides. No nos olvide ilustre enferma, somos un cuerpo que se corrompe bajo la lluvia, vidrio, un día embalsamado. Miramos fotos. Papá no aparece. No está. Un auto zumba en la noche. Llovió durante quince días.
Estoy acá, no me ves pero estoy, corriendo en la misma plaza. Camino por las mismas veredas, como vos del trabajo voy a casa y en casa también llueve, todo huele a humedad, a asfixia. La niebla está adentro, en todo el barrio, se ven pocos negocios abiertos, poca gente en la calle. Cae la noche como si fuera consecuencia de la lluvia, como si fuera la lluvia lo único que queda.
La gente forma fila durante días para irse con ella, adonde sea, adonde vaya. No desate los nudos santa que ya no va a parar. No para nunca esta caída.
Mamá escucha radio. Papá no escucha. Yo todavía no existo. Somos los Perez García. En el patio llueve. El reloj se detuvo. No los encuentro, son de otro mundo.
Hay una marcha de antorchas, de lágrimas, de lluvia, estampitas, carteles, está en todas partes. Está en la radio pero no se la ve. Santa de los anillos, virgen de las capelinas haga su magia, háganos aparecer.
Que aparezca la casa, los azahares, luciérnagas, el tren. Diga una sola palabra que detenga la lluvia. Mamá con un vestido de flores, una plaza, un sol con pinturita naranja. No es que creíamos, estábamos ahí.
Damos vueltas en la bruma, en la tregua de una fina llovizna. Incluso la tristeza que aparezca si es común, como cualquiera que está triste una tarde. Y otra no. Que aparezca la muerte si parece de una vida, si toca. Lo que sea en proporción al tamaño de un hombre, del árbol, de una casa.
A no ser que sea lo humano nada más que una estrategia de dios para la tierra perdida de su mano y atada a su correa, una doctrina de la espera de algo más que agua que cae, que da vueltas y vueltas sobre sí, como los perros, los relojes, las monedas.
Mamá escucha la lotería, papá mira la lluvia, miraba. Yo miro fotos, todos hablan, nadie dice nada. Mi hermana escucha música, mamá la busca en un tren, corre, siempre está corriendo. Yo no puedo nacer todavía porque bombardean la plaza, después porque ella corre por unos vagones. Al final nacía. Después todos mirábamos televisión.
Dicen cuando no llueve que aparece en su mulánima, a las orillas de los ríos, arrastrando una estola embarrada, que por la noche frotan lavanderas fantasmas, dejan sus tules al rocío. Que cabalga cabizbaja como buscando un prendedor, que también buscan los peces en las piedras del fondo, dicen que el caracol de agua dulce reproduce aquel clamor.
Reina de la plaza, de los vestidos, protectora de todo lo que se escucha pero no se ve, venga a nos el tu reino.
Bien mirada es una plaza de colonia, la fuente, el cabildo, la catedral, la estatua, la municipalidad, el Banco, la palmera, los puestos de chori, de llaveros, medallitas, las palomas, la gente que da vueltas. El otoño se instala como bruma, como un remanente cuando aclara, eterno día después. Recogen los papeles de una fiesta de domingo, los vasos descartables, las botellas.
No nos dejes caer de la tentación, del deseo, del sol, madre de dios, decí que somos tambén una de las razones de la vida. Decí por nosotros con esa voz de altoparlante pueblerino y en la hora de la muerte con esa voz de ruido de lluvia de la radio.
Mi hermano va a la canchita del Club de Cazadores. Lo espero en el olor a cuero y a penumbra del salón, a lavandina y a cenizas. Una foto detrás de los trofeos de billar, con una escarapela. La seño, la primera, llevan su camafeo apretado en el puño a ver si pasa. A ver si rasga la tela de los muertos y aparece en miríada. Miro cada relámpago a ver cuál es de fuego.
Acaso exista el mal, rezó la multitud bajo una lluvia que apagaba las velas, un tumor inconmovible, inexorable como bruma que se expande, se instala entre los huesos, en la sangre.
Virgen salitrera, guardiana de los perros y los barcos hundidos por su peso, cayeron todas las hojas del otoño, el invierno empieza porque te vas, la música fría del silencio. Silencio capitana, las palabras ya no quieren decir lo mismo.
El guión terminaba. Después yo nacía. Mamá decía que era mentira. Papá compraba un auto. Mi hermana manejaba. Yo me escondía por ellos, en el patio, cuando no llovía me encerraba afuera. Después se fueron todos. No, me fui yo. Después estaba ahí. En alguna parte.
Relampaguea sobre la autopista. Llovió durante todo el día y sigue lloviendo. Se perdió la cosecha. No hay otra cosa que perder. No hay otra cosa que hacer que no trabajar. No pasan trenes. Los bares cerraron temprano. Una hilera de luces se borronea hacia el final de la calle.
Generala del viento, de nada, de las gomas que queman en la ruta, levante su ejército de trapos mojados y de agua, lleve la tempestad hasta el registro de su voz. La voz es lo primero que se olvida.
(De Plegarias)
LA NOCHE DE TANABATA
Es la noche
de Tanabata
pero yo no sé dónde está
la orilla del río
del cielo.
Ni el cielo
lo dice.
No sé cuál es el puente
que nos une
y nos separa.
Yo no sé qué pasó,
la vida no es un lugar
seguro.
No hay ceremonias,
los amantes unidos
por un hilo de plata.
Sueño con calles
en las que estás caminando
mientras sueño,
al despertar es tarde.
Yo no sé qué hacer,
el amor es animal.
El camino terminaba
en un acantilado.
Iba un loco
en un coche policial,
feliz de andar en auto,
sentí miedo del dolor,
de la química,
de las palabras que se quiebran
de pronto.
Fuera de mí,
fuera de mi casa,
fuera de todo lo que te ofrecí
voy.
Pero vuelvo, no creas
que pedía más
que la intensidad del azul
ante el naranja.
Yo no sé qué pensar,
para qué
si no quiero entender,
si no hay razones
a veces.
No sé si creer otra vez
en signos que no sé leer
en el río del cielo.
No sé si buscar el puente,
quizá nunca lo hubo.
No sé qué decir,
acaso te convoco sin saber
adónde.
No importa,
haré una ceremonia incorrecta
mirando la luna.
Pregunto a tu parte oscura
si es cierto
que desayunamos juntos.
El tiempo pasa,
no hay aniversarios.
La vida gira
bruscamente,
yo no vi la señal.
Ya no sé si es mejor
perder lo que se debe
para encontrar,
antes me dije estas cosas
pero estoy cansada.
¿No hay nada que decir?
No hay nada que hacer
para desanudar las almas que se aferran
a otras almas anudadas
a otras almas.
¿No hay parte en el amor
que guarde algún recuerdo?
de la luz
sobre la contingencia.
Acaso es un torrente
continuo
y precisamente
por eso.
Ya no sé quién sos.
No pudimos despedirnos
de los muertos.
Así sin inhumar
el cuerpo de este amor
enterrará el próximo amor.
Como fui yo el cordero
bajo el mismo puñal
que habías recibido.
Ahora soy quien pregunta
al río:
el amor es un torrente
continuo
pero estamos fijos en el horror
de no permanecer.
Hasta el fuego
necesita adherencia,
sólo la noche existe
aunque nadie la mire.
Acaso el puente para dejar
en claro:
cada uno ocupa un sitio
diferente.
No era necesario,
siempre estamos solos,
siempre está a la vista.
No te pedía el alma
por un pacto,
ya no hay pactos,
“es la estrategia del demonio
hacer creer que ya no existe”.
Ya no sé si creer
en las palabras,
es la noche de Tanabata
y no lo sabés,
no leímos los mismos libros.
No sé el lugar
que no conozco,
no hay corazón tan sabio
ni vocación de tenerlo
ni quien
indique el camino.
No hay caminos,
es el momento para inventar
liturgias,
construir un gesto,
un filme o un río
para los separados eternamente.
Eternamente despidiéndose
de sí mismos.
Reconstruirse en el dolor
es otro dolor:
que lo desee
no hará que exista.
Preparo café,
ya no puedo sentir más frío
por hoy,
por este año.
Todo ha sido
una actuación en el vacío,
algo se quiebra
para instaurar.
En todo viaje, la ausencia
o volver,
se mueve el paisaje.
De todos modos el río
está cegado aquí,
tiene una sola orilla
y cada vez
se es más inteligente.
Quiero decir más triste.
Ahora sé
que está cayendo la noche
de Tanabata
como una noche
más.
(de Matar un animal)
MUÑECA
Corazón en torno
al huso,
hechizo de entenada
que urde un sueño.
En la línea de la mano
la escritura
es un destino.
La cicatriz
es una trama que imagina
reparar
la maldición de su torpeza.
Se cree ausente
en una fiesta
invitada como ausente.
La fiesta no existía.
Vuelve una y otra
vez
donde la trama ha quedado
desprolija.
Se armaba una casa
detrás de la casa,
entre las ramas del ciruelo.
Toda la tarde era la cremonia
del té
para poder permanecer
en el lugar.
Si no habla
no puede detener la tempestad,
tampoco la desata.
Si el cuerpo arma una casa
en la espesura
podrá defender a sus muñecas.
No es que algo acechaba,
estaba al descubierto.
Los dioses eran tristes
en la infancia,
la virgen tallada torpemente
anunciada
con altoparlante
y wincofón.
Tormentas
como quien dice
un dolor ético
por lo que no llegaba a ser
una tragedia
soberbia.
Vuelve una y otra vez
al lugar de ningún crimen.
Al fin y al cabo
-se dice el venado-
el jaguar me desea.
Fugas
que encubren la fuga
verdadera.
En bicicleta,
en cuclillas,
con los ojos
cerrados o abiertos.
Si no escucha
podrá entender qué dicen
las mñecas:
Te quiero mucho,
tengo sueño.
Ni siquiera
lograba ser autista grave
o con graves problemas
de conducta.
Apenas heridas
provocadas
por una torpeza sospechosa.
No podía evitar
tener amigos,
fiestas, como quien dice
un dolor estético
por lo que no llegaba
a ser siquiera
horrible.
Elegir la verdad
en lugar de consecuencias.
Siempre era demasiado
inteligente
para un fracaso perfecto.
Y aún así
no lograba senir suficiente
traición
a su corazón entenado.
seguía un destino
sin comprender su lógica.
Una batalla
a la medida de sus manos.
En el cuarto de las bicicletas
tomaba la pluma
sin saber
de qué hablaba.
O agazapada
en su inocencia
acechaba una verdad
que esperaba más cuerpo
que pudiera soportar
las consecuencias.
Lo que no puede soportar
es la infancia que imagina
perdida
en otro corazón en bambalinas.
Otra soledad que la sitiaba.
Silencio
por lo que no lograba
ser tormenta
bellamente dicha.
Bello camina el jaguar
como quien ha matado.
No era tisteza,
un animal feliz
cargando un corazón que descubría
el desamparo
como quien dice un dolor
metafísico
por lo que no llegaba a ser batalla
soberbia contra el cielo.
Príncipes y mendigos
asisten a la fiesta
sin comprender su lógica.
El entenado
es una forma
de elegido.
Un destino
cruzándose en la historia
que intenta reparar
y así se trama
quién soñará
mientras su mano cicatriza.
Vuelve una y otra vez
a comprobar
que el cuerpo no está
donde creyó enterrarlo.
Princesa agazapada
en harapos
para evitar la maldición
de tejedoras.
El sueño llega
por desconocimiento
de la rueca
que, al fin y al cabo,
dejaron al alcance
de sus manos.
pero el sueño
también es ilación
del desencanto.
El jardín de la casa,
las muñecas,
los recuerdos o los hechos
que imagina
es una hebra fuerte
de colores
bellamente confundidos.
Dando vueltas
al perro,
en bicicleta,
por las vías,
hasta que la cabeza se rendía
a la evidencia.
La fuga era su forma
de llevar la tempestad
hasta los límites
que soportara el cuerpo.
Al fin y al cabo su silencio
traicionaba
la verdadera soledad
de sus palabras.
La felicidad
-discutía con su muñeca-
es así
te peino
y al poco tiempo
está todo enredado.
Te quiero mucho,
tengo sueño,
respondía sabiamente.
Inútil invitada
a una ceremonia
cubriendo la fuga
hacia una casa
detrás de la casa.
Como la verdadera soledad
oculta
en la inclemencia.
Desamparo que vuelve
una y otra vez
a golpear
en lo que nunca fue
puerta
ni salida
ni refugio
ni mangífica intemperie.
(De Caminatas)
* * *
La noche de Tanabata es un poema impresionante, tiene una música que fluye como ese río de una sola orilla; "el cuerpo de este amor enterrará el próximo amor", super.
La muerte de Evita lo había leído, tengo el libro,siempre me pareció un libro táctil, uno huele los hedores en el aire, el humo del fuego de los neumáticos, la lluvia sucia, el aroma de los cafés, está muy bien Plegarias, bueno, qué decirte, gracias.
(Muñeca lo dejo para después).
Carlos Ardohain
Susy:
Gracias porlos secretos del corazón y todo lo demás.
Vos:"soberbia contra el cielo."
Estela
ese largo poema "La noche..." es como un mapa de tu fraseo, de tu respiración que piensa... que bueno... saludos
Susana: Hace poquito terminé de leer "Plegarias", y realmente me pareció magnífico. Tu esilo, tu voz, el ritmo que se desprende de cada frase y la profundidad que guardan. Nada de lo que diga va a estar a la altura de lo que me generó leerlo. Gracias!
Evita por razones personales es el que mas me gusta. Es un personaje fascinate, como todo lo que rodea la peronismo.
Tiene todo gusto a mundo a baires.
Una de las grandes voces de la poesía argentina actual.
"...quizá como el amor, la muerte como la vida, no sea para siempre"...
Admiro tu gigante poesía.
Gala Garcia
Bestial. Nunca más te encontré. Pero siempre te seguí. Desde Susy secretos del corazón. Tu poesía es de la grande y buena.
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