TERESA ARIJÓN
Teresa
mencionada por:
Bárbara Belloc
Paula Jiménez
María Negroni
Eva Murari
menciona a:
Por agapé, por bellum: todos los poetas, y cada uno.
biobiblio
Teresa Arijón (Buenos Aires, 1960). La escrita (1988), Teoría del cielo (1992; con Arturo Carrera), Alibí (1995), El libro de las criaturas que duermen a nuestro lado (1997), El libro de la luna (1998), Orang-utans (2000; con Bárbara Belloc), Poemas y animales sueltos (2005). Fue integrante de la revista “18 whiskys” y coeditora de “La Rara Argentina”. Entre 2001 y 2002 realizó la edición de Puentes-Pontes, primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporánea.
ars poetica
Un perro y su sombra.
De paso.
poemas
gary snyder
Rastro de conejos,
rastro de ciervos, ¿qué sabemos?
¿Qué sabemos en la noche helada,
........bajo los pinos,
recitando el poema de Leopardi
con memoria vaga, viendo
las estrellas limpísimas que acaso
anuncian la aurora boreal?
Rastro de osos,
rastro de linces, ¿qué sabemos?
¿Qué sabemos cuando la nieve quieta cubre los vidrios
y sólo se oye el sonido del cielo, afuera, lejos?
Rastro de alces,
rastro de nutrias, ¿qué sabemos?
¿Qué sabemos a la mañana siguiente, en cuclillas,
contemplando el lago donde el zorro se mojó la cola
sólo para demostrarnos que hay cierta verdad
en las palabras?
(de Poemas y animales sueltos. Buenos Aires, pato-en-la-cara, 2005)
B.B.
No cabía en sus manos, no cabía en sus pies, no cabía en su alma cuando vino. Como una cebra montaraz, pequeña, como el pelaje de una oveja descarriada. Como escribir un poema en la mañana fría; como no escribirlo y dejar que suceda.
Deshizo para siempre el emblema de la memoria e incendió las tierras alambradas; buscó el néctar pasado entre el humo, y no encontró nada. Antes de irse, rompió el cántaro y selló la fuente.
Vino y trajo el mundo nuevo, y hablamos de ciudades como cartas marcadas, de Praga y de Lisboa y del tren que nos llevaría a Cascais mientras leíamos, como si fuéramos un poeta cetrino y su fantasma. Como si fuéramos la piedra y la honda. La taza de plata de la que bebe el ogro y la medalla de oro que luce la ogresa. Lo que oculta y nombra. Lo que nombra y lleva.
Vino como el tumulto salvaje del corazón salvaje, y me hizo conocer el relámpago y la selva verdadera, y olimos el aire de una gruta donde duermen murciélagos centenarios.
Vino para hacerme tocar el río austero, enemigo y reflejo del cielo.
Vino para nombrar a Héspero, la mirada del vigía en la tormenta, el filo del cuchillo en la oscuridad de una casa ajena.
Vino para secar el mar amargo, para que la sagrada espesura del bosque vuelva a cerrarse, para que el lobo rompa su clausura
como quien congela el metal de un candado y lo parte en dos.
(de Poemas y animales sueltos. Buenos Aires, pato-en-la-cara, 2005)
***
En el fondo de un pozo
cuya boca ha sido tapada desde afuera
sin un resquicio que permita la entrada de la luz
un hombre, solo, con una botella de agua.
Debe meditar, si puede, sobre la impermanencia de las cosas
pero en cambio elige adivinarse las uñas de los pies.
Ha fracasado en todo: ni el amor,
ni la pura poesía en estado salvaje,
ni el ideal paupérrimo de una vida dedicada al arte.
Tiene cuarenta años y no puede mirar hacia adelante,
tampoco hacia atrás. (El pasado
es una cortina de humo sobre todas las cosas;
su sola noción opaca los usos del presente,
en cierto modo lo desanda.)
En el fondo del pozo, el hombre,
que es chino y está a punto de morir pero no (y él lo sabe),
imagina que enciende un fósforo;
siente en la yema de los dedos la aspereza
de la pólvora: el fulgor repentino que lo fascinó en su infancia
es ahora, en el pozo, un sueño sin dimensión.
(Un fantasma sin cara, él mismo sin su aspecto.)
En el fondo del pozo el hombre podría ser cualquiera,
sumirse en la historia colectiva como quien cava una fosa común.
Ser víctima o verdugo: ha perdido los límites. Desconoce
el peso permanente que arrastra sobre sí.
Él quisiera dejarse deslizar por la vía más fácil:
hacer de sus sentidos afilados un aquí y un ahora.
Pero sólo conoce aquello que lo espera: el hambre, la sed.
Como un monje suicida o destinado a la automomificación,
el hombre —que antes tuvo una esposa, a la que amaba—
querría tener ahora, en el pozo, una campana.
Una campana de tañido minúsculo para anunciar que todavía sigue vivo.
En sus horas de miedo dice palabras sueltas, destajos de un poema
que no sabe o no quiere recordar. Pasa la yema del pulgar por los labios resecos. Supone que sería más fácil dejar de respirar.
En el fondo del pozo el hombre quisiera ser juez de su propia vida
e inclinar el platillo hacia el lado de los inocentes,
los que sin más que su paciencia resignada esperan
las tramas infinitas.
Pero sabe que de algún modo es culpable
de estar allí sentado, solo,
en la extrema oscuridad.
(De La vida nueva, inédito)
mencionada por:
Bárbara Belloc
Paula Jiménez
María Negroni
Eva Murari
menciona a:
Por agapé, por bellum: todos los poetas, y cada uno.
biobiblio
Teresa Arijón (Buenos Aires, 1960). La escrita (1988), Teoría del cielo (1992; con Arturo Carrera), Alibí (1995), El libro de las criaturas que duermen a nuestro lado (1997), El libro de la luna (1998), Orang-utans (2000; con Bárbara Belloc), Poemas y animales sueltos (2005). Fue integrante de la revista “18 whiskys” y coeditora de “La Rara Argentina”. Entre 2001 y 2002 realizó la edición de Puentes-Pontes, primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporánea.
ars poetica
Un perro y su sombra.
De paso.
poemas
gary snyder
Rastro de conejos,
rastro de ciervos, ¿qué sabemos?
¿Qué sabemos en la noche helada,
........bajo los pinos,
recitando el poema de Leopardi
con memoria vaga, viendo
las estrellas limpísimas que acaso
anuncian la aurora boreal?
Rastro de osos,
rastro de linces, ¿qué sabemos?
¿Qué sabemos cuando la nieve quieta cubre los vidrios
y sólo se oye el sonido del cielo, afuera, lejos?
Rastro de alces,
rastro de nutrias, ¿qué sabemos?
¿Qué sabemos a la mañana siguiente, en cuclillas,
contemplando el lago donde el zorro se mojó la cola
sólo para demostrarnos que hay cierta verdad
en las palabras?
(de Poemas y animales sueltos. Buenos Aires, pato-en-la-cara, 2005)
B.B.
No cabía en sus manos, no cabía en sus pies, no cabía en su alma cuando vino. Como una cebra montaraz, pequeña, como el pelaje de una oveja descarriada. Como escribir un poema en la mañana fría; como no escribirlo y dejar que suceda.
Deshizo para siempre el emblema de la memoria e incendió las tierras alambradas; buscó el néctar pasado entre el humo, y no encontró nada. Antes de irse, rompió el cántaro y selló la fuente.
Vino y trajo el mundo nuevo, y hablamos de ciudades como cartas marcadas, de Praga y de Lisboa y del tren que nos llevaría a Cascais mientras leíamos, como si fuéramos un poeta cetrino y su fantasma. Como si fuéramos la piedra y la honda. La taza de plata de la que bebe el ogro y la medalla de oro que luce la ogresa. Lo que oculta y nombra. Lo que nombra y lleva.
Vino como el tumulto salvaje del corazón salvaje, y me hizo conocer el relámpago y la selva verdadera, y olimos el aire de una gruta donde duermen murciélagos centenarios.
Vino para hacerme tocar el río austero, enemigo y reflejo del cielo.
Vino para nombrar a Héspero, la mirada del vigía en la tormenta, el filo del cuchillo en la oscuridad de una casa ajena.
Vino para secar el mar amargo, para que la sagrada espesura del bosque vuelva a cerrarse, para que el lobo rompa su clausura
como quien congela el metal de un candado y lo parte en dos.
(de Poemas y animales sueltos. Buenos Aires, pato-en-la-cara, 2005)
***
En el fondo de un pozo
cuya boca ha sido tapada desde afuera
sin un resquicio que permita la entrada de la luz
un hombre, solo, con una botella de agua.
Debe meditar, si puede, sobre la impermanencia de las cosas
pero en cambio elige adivinarse las uñas de los pies.
Ha fracasado en todo: ni el amor,
ni la pura poesía en estado salvaje,
ni el ideal paupérrimo de una vida dedicada al arte.
Tiene cuarenta años y no puede mirar hacia adelante,
tampoco hacia atrás. (El pasado
es una cortina de humo sobre todas las cosas;
su sola noción opaca los usos del presente,
en cierto modo lo desanda.)
En el fondo del pozo, el hombre,
que es chino y está a punto de morir pero no (y él lo sabe),
imagina que enciende un fósforo;
siente en la yema de los dedos la aspereza
de la pólvora: el fulgor repentino que lo fascinó en su infancia
es ahora, en el pozo, un sueño sin dimensión.
(Un fantasma sin cara, él mismo sin su aspecto.)
En el fondo del pozo el hombre podría ser cualquiera,
sumirse en la historia colectiva como quien cava una fosa común.
Ser víctima o verdugo: ha perdido los límites. Desconoce
el peso permanente que arrastra sobre sí.
Él quisiera dejarse deslizar por la vía más fácil:
hacer de sus sentidos afilados un aquí y un ahora.
Pero sólo conoce aquello que lo espera: el hambre, la sed.
Como un monje suicida o destinado a la automomificación,
el hombre —que antes tuvo una esposa, a la que amaba—
querría tener ahora, en el pozo, una campana.
Una campana de tañido minúsculo para anunciar que todavía sigue vivo.
En sus horas de miedo dice palabras sueltas, destajos de un poema
que no sabe o no quiere recordar. Pasa la yema del pulgar por los labios resecos. Supone que sería más fácil dejar de respirar.
En el fondo del pozo el hombre quisiera ser juez de su propia vida
e inclinar el platillo hacia el lado de los inocentes,
los que sin más que su paciencia resignada esperan
las tramas infinitas.
Pero sabe que de algún modo es culpable
de estar allí sentado, solo,
en la extrema oscuridad.
(De La vida nueva, inédito)
* * *
Qué bueno. Qué intensa.
Teresa: qué decirte? Hermosísimos tus poemas. Osvaldo Bossi
Teresa: qué decirte? Hermosísimos tus poemas. Osvaldo Bossi
qué bueno leerte.
un beso.
m
Leí el primero de los poemas. Decido parar acá y no leer lo próximo. Tal vez vuelva un día. Ahora es menester preservar la vida del alud; mantenerse intacto para que la maravilla de esos rastros de animales sueltos dure lo más posible. No sucede con frecuencia que algo baste de modo tan decidido y hermoso.
Gracias.
Gracias! Qué alegría! Teresa
reina!
única!
la mejor!
poeta!
hermosa!
no se como se usa esto, pero en fin, es genial esta pagina llena de perlas como la de teresa
felicitaciones
Sublime y deliciosa. Es extraño y paradójico que no pueda "verte" cuando te veo, y te encuentre con el alma desnuda en la pantalla de mi computadora.
Te felicito.
Con todo aprecio,
Anahí (hija de Silvia)
Teresa, no sé si alguna vez te dije lo mucho que me gusta cómo escribís. Siempre me conmueven tus poemas.
Paula Jiménez
pocos lugares
como este
donde sucede la poesía.
me encantan
Miranda
el perro que arrastra su cola por las callejuelas busca un rio donde despojarse de sus piel inmunda.
hola Teresa,
queria invitarte a participar de la publicacion que hago "2 obras, hoja de arte y literarura".
si te interesa podes contactarme a dosobras@hotmail.com
y te cuento de que se trata.
saludos
veronica romano
hola teresa.me encantaron tus poemas,que alegria leerte,un instante,como cuando se levanta una leve brisa,gracias,fernando tellategui
Teresa,no sé si me recordás ? Me llamo Alejandra Flores,nos conocimos en lo de Laura Yusem.Un abrazo.
Me compre poemas y animales sueltos...que hermoso libro!
Saludos.
Estoy leyendo tu traducción de Ministerio de Casos Especiales de Nathan Englander. Me parece extraordinaria. Felicitaciones
Sou poeta, contista e romancista, autor de dez livros publicados. Quero manter correspondência com você, caso se interesse. Meus e-mails são: kcnetto@yahoo.com.br e kc.netto@terra.com.br
acesse meu blog http://romulo-netto.blogspot.com
Grato
Romulo Netto
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