¡Aro, aro, aro! El poema de Franco, quiero creer que es de él, me place, salvo algunas excepciones: ¿por qué arranca con un "ustedes" y termina con un "nosotros"? ¿Y qué me significa, diría la Chona, "la devoción / del hilo de agua que se entibia"? En cuanto a ese hermoso poema de Tuca, creo ver al alma pater Carver circulando en derredor, cual pájaro inmortal. Ese "Eso es todo, para mí, funciona en ese sentido. Ahora bien, ¿haremos taller de puemas? Vade retro, plis. Hablemos pues de lo vano y de lo no vano, de la filosofía cruel de no pensar más en uno/a
Supongo que aunque uno no escriba poemas, igual puede opinar acá, ya que soy asiduo lector de los poetas de estas páginas y me resuta harto onteresante el debate. quería agregar algo a lo que dijo Fondebrider sobre el poema de Casas que se llama, exactamnete "Paso a nivel en Chacarita". Bueno, en una entrevista qu leí que le hicieron en el Diario de Poesía, Casas explica que ese era un poema muy largo que él escribió después de la muerte de la madre. dice ahí que era un poema largo y malo y que lo empezó a trabajar como una máquina -estoy leyendo el reportaje meintras escribo-. Y también dice que los poemas de El Salmón los escribió cuando vivía en un departamento chico y muy frío. Y que como estaba enfermo -acá viene lo mejor- estaba dentro de la casa con un sobretodo puesto y por eso, cada vez que sacaba la mano del bolsillo para escribir un verso, lo pensaba mucho, por el frío. por eso, remata, El Salmón es un libro d eversos cortos. medio que le importa un pepino la teoría, no? En eso le da la derecha a Fondebrider..
Hola carlos. Y vos le crees a esa declaración encantadora de casas? Por qué no desconfiar tanto de su aparente ingenuidad como de la hiperlucidez que Poe dice que tuvo al escribir el cuervo? Y ya que hablamos de cuervos, no te olvides que Casas es de San Lorenzo, un equipo que cuando triunfa, suele mostrarse a priori más pobre de lo que es (le decían contragolpe ofensivo). Ese medir las palabras a causa del frío reinante, es tan metafórico como el pasillo oscuro en que queda atrapado después de sacar la bolsa de basura. O no? No se cuánto le importa la teoría a FC; pero está claro que no es apenas un intuitivo...
Es que justamente esas cosas pasan mucho más de lo que probablemente se admita. Hacer propio un verso ajeno y olvidarse de que antes lo había escrito otro, también leer mal un verso ajeno y después leerlo bien, adoptando lo que nos gustó y no estaba allí, incluso escribir con erratas y considerarlas mejore que lo que uno puso... Todo eso ocurre y forma parte de las humoradas que nos juega el inconsciente por lo que, por más racional que se pretenda ser, habrá que pensar que escribimos más de lo que sabemos. Quizás por eso la poesía sea, entre muchas otras cosas, una forma de acercarse al conocimiento. Pienso ahora en Francis Ponge, que escribía según el Littré (vale decir, el diccionario de la lengua francesa creado por Emile Littré) y que, asociando libremente --lo que equivale a decir, sirviéndose de su subjetividad pura y dura--, pretendía escribir una poesía objetiva o, más bien, material, utilizando las acepciones que encontraba para sus asociaciones. El método puede ser racional, pero el sistema subjetivo no lo es. Y sin ser tan metódico, no hay duda que mientras uno escribe con esos instrumento que fue adquiriendo con el tiempo, hay algo que trabajo por debajo o por detrás de uno produciendo los "eso es todo" que leemos aquí y allá. Jorge Aulicino, en un posteo anterior, había dicho más o menos lo mismo desarmando esa vez "El cuervo" de Poe. Tanto Eliot como Borges critican la explicación de "Filosofía de la composición". Eliot dice que Poe quería justificar la escritura de un poema largo y para ello se sirvió de un concepto de estructura más bien precario pero efectivo. Borges, en cambio, se concentraba en la ficción de escribir sirviéndose meramente de la inteligencia. Lo cierto que la explicación inflada de Poe dio lugar a sendos textos de Eliot y Borges, acaso mejores que la explicación original. Por último, estoy de acuerdo con Irene. No sé si es éste el lugar para hacer "taller" sobre la poesía de los más jóvenes colgada en el sitio. De hecho, antes de hacerlo –si es que alguien quisiera insistir– debería, me parece, pedirle autorización a los jóvenes en cuestión. No sé si a todo el mundo le gusta ser desplumado en público sin que le paguen.
Me parece bien, Jorge F., que este debate haya tomado la deriva del taller literario, los trucos de la escritura, lo que se declara como "cocina" y lo que que ocurre cuando se escribe, etc. Respecto de que a nadie la gusta ser desplumado en público sin que le paguen, bueno, es lo que ocurre con todos los que publican, actúan, pintan, modelan, bailan, componen música o la ejecutan; es decir: se someten a juicio, disecciones, huevazos y panegíricos. Eso es lo que sucede en el espacio público al que se libran las cosas llamadas artísticas. Me parece éste un buen rumbo, digo, y creo que no sólo los poemas de las "nuevas generaciones" deberían someterse a escrutinio. Cuando uno se mete en los procedimientos --tarea que me parece encantandora, para deshacer y volver a hacer mistificaciones, es decir, ideología artística-- termina a veces en cosmogonías, en visiones del mundo, en poéticas, que es lo que desordenadamente veníamos tratando. Aporto a la anecdoteca una al azar: se dice Descartes escribió la obra mayor del racionalismo francés en estado de trance místico y cada noche rezaba para que Dios le continuara prodigando la fabulosa inspiración que le permitió componer su Discurso del Método. Esto puede ser tan falso como que Casas sacaba de vez en cuando la mano del bolsillo de su sobretodo y escribía rápidamente un verso corto, o que Poe planeó El Cuervo en todos sus detalles o que Montale escribía mientras escuchaba la radio en el estado anti lírico más extremo: el aburrimiento. Si avanzamos por este terreno, falso o verdadero, encontraremos de una manera o de otra lo que cada autor piensa que "es" esencialmente lo que escribe: razón y método, ataraxia, entusiasmo.
En un poema de El arte de narrar, Juan José Saer dice:
“Cada uno crea de las astillas que recibe la lengua a su manera con las reglas de su pasión.
Y de eso ni Emmanuel Kant estaba exento.”
Es casi imposible escribir sin haber leído a aquellos que nos legaron esas astillas, y esas astillas ya ten han clavado la tradición. Con eso también te han regalado la libertad, la pasión hace el resto, y así quizá sea posible que los maestros muertos vivan en nosotros mucho más que cuando estaban vivos, como decía Eliot. Y los maestros, si además han sido o son, grandes de alma, no anhelan dejar hijos putativos sino señales claras, rumbos pero nunca atajos. Sí hijos de sangre, pero eso es otra cosa. Vi mencionado a Aldo Oliva como una gran influencia que está marcando a algunos poetas rosarinos (ojalá), pero Oliva comenzó a escribir y a editar sus libros más mentados casi a los 70 años, cuando la mayoría de nosotros ya habíamos publicado libros de poemas, sin haberlo leído. César en Dyrrachium, que contiene poemas escritos a partir de los 50 años, es su primer libro y consta de dos partes: la primera, “Diégesis a Lucano” ,versión cuasi libre y fragmentaria del Libro VI de la Pharsalia (De belle civile) de Lucanus, apoyado en la traducción francesa, en prosa, de A. Bourgery ; y la segunda “Aliter”es una intento de consumar -como decía Aldo y lo transmito textualmente- también poemática, de las resonancias antropológicas liberadas en el curso de la estructuración de la “Diégesis” y su denotación histórica, aunque los perfiles reales de muchas imágenes deberían recortarse sobre las luminosidades de la “Égloga IV” de Virgilio como sombras negadoras de su mesiánico optimismo histórico. Bien. ¿Qué quiero decir?. Que a nadie se le ocurriría subirse a ese caballo de erudición por estos lares, que casi nadie tiene un interés tan documentado y pasional por la historia y la política, en esta aldea, salvo sus hijos. Y que salvo sus hijos Ángel y Antonio, que llevan sus genes y los de su madre, nadie puede cargar con tal herencia y además con el permiso paterno de ser mejores que él, en la escritura y en la vida. Aldo era un manierista y no veo ninguno por aquí. Nadie como Aldo Oliva está dispuesto a perder a todos los lectores que sea necesario perder, por escribir desde donde él escribía y para qué escribía desde ese lugar. Se murió sin abochornarse con un laurel, “corrompió la academia”, desde adentro de la academia, y desde afuera también. Algunos de nosotros llevamos esa mochila pesada que se torna liviana cuando nos acostumbramos a su peso, pero no jugamos (por no decir jodemos) a lo que no podemos. Aldo no jugaba al billar como yo, que adoro jugar al billar, pero se conmovía de felicidad porque sabía que suelo meter algunas bolas a cuatro bandas. Y Martín Prieto lo puede atestiguar, porque en Buenos Aires les ganamos una serie de partidos a los poetas uruguayos, con mi bola negra entrando a la tronera de esa forma, (un poema de aquellos...) Oliva y Saer eran íntimos amigos, hermanos, hijos de las mismas astillas. Amo la poesía de ambos, y los rasgos en común no son visibles ni audibles, es lo que quería decir... Y también que me inclino ante los poetas argentinos, los consagrados y amados, pero también ante los ninguneados (por algo será). Y ante los más jóvenes porque carecen, salvo por las revistas literarias reales y virtuales, de un espacio como el que nosotros teníamos en los suplementos literarios de los diarios; y esa carencia es inmensamente mayor porque ya no existe el espíritu de amistad improfanable que nuestra generación (compuesta de varias generaciones) gozó, en esta ciudad, a pesar de toda la horda asesina y el silencio de nuestra “Cultura de catacumbas”. Sobre esto también podría atestiguar Mirta Rosenberg, porque lo hemos vivido juntas. El tema da para más pero me disculpo por el exceso y la catarsis, siempre de cuore, como me enseñó mi nono Domingo Aversa ( que es mi verdadero apellido), y sin abrir la boca, en esa, su perfecta y preciosa manera de darme el ejemplo. Y gracias por haberme hecho conocer la palabra “postear”, especialmente a los que me escriben a mi dirección de correo porque les parece mejor que “postearme” en el blog. Mi mamá no me mimaba tanto, así que doblemente agradecida. Y saludos a los amigos que tan sencillamente pueden entrar y opinar. Cada vez que lo intento, me frustro en el intento. Gracias Alejandro por ayudarme a lograrlo.
Jorge, me parece bien que te parezca bien el despiplume (qué viejo, ¿no?), pero hay un aspecto político que, mientras vamos armando y desarmando el juguete, yo no descuidaría. Las cosas son como son --ya vimos-- por la época, por cansancio, por exceso de conocimiento o por ignorancia, por mera inteligencia o franca estupidez. También porque hubo responsables de que las cosas así fueran. Quiero decir, gente que tuvo talleres, que otorgo premios, que validó poéticas, etc. Algunos nos hemos hecho cargo de la parte que, mal o bien, nos corresponde. Curiosamente, muchas otras personas mencionadas en la discusión, y también presentes en este sitio (lo que me permite sospechar que de vez en cuando lo visitarán, aunque más no sea para ver qué se dice en él de ellos) no se han manifestado ni una sola vez. Por la actuación pasada de muchos de los personajes de quienes estamos hablando, no me cabe pensar en pudor o timidez. ¿Qué habría que leer en ese silencio? ¿Cuáles son las cuestiones de fondo que se están esquivando? Lamento insistir con todo esto, pero cada vez que nos estábamos acercando a algo en el foro anterior, alguien embarraba la cancha y esta discusión se diluía.
Podría ser, Jorge, que esa gente que no interviene, o algunos de los que no intervienen, necesiten reflexionar sobre estas cuestiones, quizá tengan que darse tiempo. Puede que algunos estén poniendo en cuestión algunas cosas que daban por sentado, tal vez como consecuencia de este mismo debate, o simplemente porque el tiempo pasó, o por alguna otra razón. Por supuesto, los motivos pueden ser mucho menos dignos, me resulta fácil pensar que lo son, pero no veo por qué descartar esa posibilidad. Quien más quien menos, si uno está metido en serio en lo que hace, llega un momento en que tiene que reconsiderar lo que pensaba o piensa, así sea para ratificarlo. Siempre hay tiempo.
Otra cosa, Jorge: si hubo malas artes, como parecés sugerir (decime si entendí mal), si hubo juego sucio, maniobras, etcétera. ¿Por qué alguien que actuó de ese modo vendría ahora a debatir francamente sobre aquello que lo cuestiona? ¿O estás dando a entender que no vienen precisamente por eso? Visto desde otro ángulo, menos ríspido: supongamos –y esto no es más que una hipótesis– que durante un cierto tiempo alguna gente actuó como se le cantaba e impuso lo que quiso imponer porque estaban dadas las condiciones, por ejemplo porque no había clima de debate, no había posibilidad de debatir: el que tenía cómo hacerlo salía e imponía, y nadie estaba en condiciones de objetar ni cuestionar nada (nadie al menos que pudiera ser oido, o en un espacio donde pudiera ser oido). Y supongamos también, siguiendo con la misma línea de suposiciones, que lo nuevo, ahora, sería que las cosas se discuten, que ya no existe la posibilidad de salir a decir “esto es así” y se acabó, o al menos resulta más difícil, al menos algo se aprendió y estaríamos todos más entrenados en la desconfianza hacia los paquetes que nos quieran vender. Supongamos todo eso. ¿Cómo hace para salir a discutir y aceptar que su posición es relativa el que durante años se acostumbró a que todo lo que hacía se tomaba como palabra sagrada?
Contesto puntualmente a tu pregunta, Daniel. En realidad no estoy suponiendo nada, porque, si así fuera, estaría diciendo que todo el mundo procedió mal, desde el que tocó con la varita mágica la cabeza de un joven efebo hasta el que, por puro apasionamiento, le dio más lugar a uno que a otros en su discurso. Pero me sorprende que, si por caso Mariana Mariasch ocupó la atención de los lectores por un breve lapso, quienes ayudaron a ponerla en ese lugar no hayan reaccionado a las opiniones adversas que despertó en algunos de los miembros de este foro. Y pongo el caso de ella, no porque quiera tomármela personalmente con la pobre piba --apenas la conozco--, sino porque también está en este foro y porque son varias las personas que, ya en este foro, ya en otras instancias, la mencionan como poeta notable. En su momento, mi entusiasmo por la poesía de Fabián Casas fue grande y creo haberme justificado al respecto. Podría hacer otro tanto refiriéndome a la poesía de Rodolfo Edwards, Sergio Raimondi, Beatriz Vignoli, Laura Wittner, María Medrano o Leonor Silvestri, de quienes, siempre que pude, hablé. Entiendo que Jorge Aulicino, Irene Gruss y vos también hicieron otro tanto. Ahora bien, ¿por qué no hablan aquellos quienes apoyaron de alguna u otra forma a poetas más jóvenes? Sería bueno saber qué vieron para ver si nosotros también podemos ver algo que se nos haya escapado, y lo digo sin sorna. Y agrego, el plural no necesariamente nos pone a todos del mismo lado, sino más bien nos plantea un problema común que cada cual sabrá cómo puede resolver. Respecto de la segunda parte de tu pregunta, entiendo que cuando uno cambia de parecer no está mal decirlo. ¿Qué daño habría en ello? Sobre todo ahora, cuando, según tus propios dichos, tal parecería que todo debe volver a ser discutido. ¿O será como en esa vieja propaganda del Consejo Publicitario que decía "la gente es buena/la gente es buena/pero no lo puede demostrar"?
Este espacio creado por Alejandro Mendez es un buen síntoma de las cosas que se pueden hacer hoy por la poesía actual: crear espacios mas democráticos, plurales y con visiones diferentes. Yo por ejemplo no conocía ni a Marina Mariasch (a la cual se refiere alguien como "pobre piba"), Guadalupe Muro, Cuqui, Carlos Ardohain y tantos otros que me entusiasmaron conocer. Además de ver como se enganchan en la propuesta gente que admiro como Osvaldo Bossi, María Teresa Andruetto, Jorge Brega, Santiago Espel, Irene Gruss, Susana Villalba, etc.
La audioteca es otro hallazgo, oír como interpretan cada texto los autores.
La poesía actual se ve conmovida por la irrupción de nuevas tecnologías, que van a traer a mas gente y propuestas.
Los legitimadores de lo que es in & out, cada vez mas en baja, quizás pasen a ser parte un genero literario pasado de moda. Dios, la virgen y la facu de letras quieran.
Creo que es absolutamente cierto lo que dice Lord Cheseline. No tiene más sentido proseguir una discusión acerca de por qué tales o cuales dieron mayor "visibilidad" a unos o a otros. No la tiene, sobre todo en este blog, donde, como señala el Lord, se ha creado cierto espacio no digo "democrático" sino lo suficientemente horizontal como para que no se caiga de espaldas. Es el mismo donde se pudo debatir qué pasó institucionalmente en los 90. Esa discusión, en la que asumieron (asumimos) responsabilidades varios de los presentes, ha sido, al menos para mí, el réquiem de una época. Y Dios quiera que Lord Cheselin tenga razón y que las "nuevas tecnologías" permitan el conocimiento de más gente y obras, y que la voz de los "legitimadores" se convierta en un canto que nadie escucha. En otras palabras, Jorge, Daniel, cambiemos de conversación.
Grande, Glostora. Si bien no entendí o no quise entender lo apuntado por Jorge F en lo del despiplume, comentario que me sonó más a "no hagan olas" que a otra cosa, esto es a una honesta o al menos franca autocrítica respecto de haber inflado a personajes que hoy se da por denostar. O no, ese ¿dónde están todos? me recuerda a Bette Midler haciendo de una más que caída Janis Joplin. Y los unos y los otros están en otros blogs, man, viéndose el ombligo o difundiendo sus nuevas voces de la literatura nacional que, dicho sea de paso, no llegan ni a la autopista Illia. no están para "esto". en cuanto a la horizontalidad, Auli, Dios te oiga, más quisiéramo unos cuanto
Irene: ¿Justo a mí me decís que lo que escribí te sonó a "no hagan olas"? ¿Qué querés? ¿Un tsunami? Decime para cuándo lo querés. Y si no entendiste, pedime y te hago un gráfico.
bueno, ayer fue una muy buena noche poética, y escribo para compartir eso con quienes no estuvieron en la presentación del libro de Paula Jiménez "La Mala Vida", Ediciones Bajo La Luna, 2007.... y también compartirlo con quiénes leen este foro, ya que ayer me enteré que el foro tiene muchos más lectores que escritores... Ya que acá se puede hablar de todo, por lo menos con los que entienden ya que no tiene porque haber nada ni nadie que legitime o no a alguien en especial y que este lugar es horizontal para quiénes se atreven a que así sea, y ya que podemos hablar de poesía actual, bueno, no se pierdan "La Mala Vida" de Paula Jimenez, tan sólo 18 poemas que dicen que cantidad no es calidad. La presentación bárbara: mucha gente, muy cálida, música preciosa, muchos amigos. El libro de Paula tiene una estructura y un tema específico: el consumo de merca. Y aquí, van poemas que hablan por sí sólos, claro:
II
Y NO PODÍAS dejar el arbitrario paralelo entre bebé y pala. Una leyenda antibolita cuenta que una vez una mujer llegó a Retiro/ con un niño en brazos. No era una guagua, no, no estaba vivo,/ era un cadáver chiquito embalsamado y lleno de cocaína. Por eso, cuando veías en la vidriera/ un muñeco blanco y pelado de Jolly Bell,/ se te venía esa chola a la cabeza./ En el lugar del espinazo habría puesto/ al nene un cierre de la médula hasta el cóccix,/ se habría pasado largos días rellenando/ por el bolsillo de la espalda cada hueco:/ falanges, huesos, órganos. La que te hizo recordar esa monstruosa/ forma de homologar niño y droga, fue Rosa/ o Carmen, nuestra vecina, natural de Lima.
I INTIMIDAD
En su casa pinta frasquitos con acrílico,/ peina rayas de merca sobre el plato/ y las entibia al fuego de una cafetera eléctrica/ para sacarles la humedad./ Puro silencio sin Roco que maullaba todo el día. Tampoco Mila, porque se fue con él. Quedan Leo/ y Arquímides durmiendo en los sillones,/ están viejos. Ni Loli sabe por qué tantos frasquitos, pero pinta/ y las horas se le van./
II
MASCOTAS
Los castrados de departamento, a cada rato maúllan exigiendo su comida. Nada que hacer, mirar por la ventana,/ jugar con los pinceles en la mesa o dormir. El agite de una bolsa, un ruidito/ de piedras en el plato/ los excita como una gran noticia. Un día es una línea interminable que algunos gatos cortan con Purina./
EN LA CARLOS GARDEL había un dealer/ al que llamaban Dedos nunca cerraba y atendía por una ventanita. Una noche lo fuimos a buscar. Caminamos a ciegas por las calles y si en algún lugar había luz nos daba alivio, como dos chicos en el tren fantasma./ Cuando llegamos, salió la mano y nos vendió una bolsa. Nosotros hacíamos de todo por comprar/ como los que defienden una causa. No estuvo mal, por con Dedos casi llegamos a tener lo que queríamos, una vida al revés de las demás, pero era igual.
Felicitaciones Paula y gracias por la mesa compartida ayer: Ale, Carlos, Walter, Chantall, Rolly, Rita, por suerte la poesía no es sólo virtual!! Saludos Selva
Cuento pal que no la sabe esta anécdota de Joan Miro: le preguntan por qué en su juventud detestaba la obra de Cézanne y ahora, en sus años viejos, lo admira. Miro responde: "Bueno, es bueno cambiar, no anquilosarse en la rigidez, es bueno tener esa sorpresa en el espíritu". Ahora bien, ésta no viene al caso de lo que pienso hoy acerca de algunas personas banales (no los llamo poetas)que dicen escribir poesía. E insisto, no meto a todos los gatos en una sola y misma bolsa. Se trata de leer y discernir. Vendrá al caso la anécdota cuando me equivoque y entienda, si es que hoy no estoy en lo cierto. Jorge F., no quiero ningún tsunami, quiero, te pido plis, que no uses la primera del plural. Ese nosotros es un poco vago a la hora de saber de quién se habla. Gracias
Les envío más poesía contemporánea de Marcelo Díaz (Bahía Blanca), pueden leer otros poemas en la La Infancia del Procedimiento. Textos inéditos del libro Blaia. Aquí los que más me gustan:
Un topo cava un pozo que atraviesa una ciudad de trescientos mil habitantes en un tercio del tiempo que una pareja emplea en buscar razones para seguir juntos. Si tenemos en cuenta que el topo hace el trabajo solo y la pareja se reencuentra después de un par de semanas ¿qué diámetro debería tener el túnel para garantizar una salida sin problemas? ¿en qué piensa cada uno después de haber hecho el amor?
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Usos cartográficos del corazón II
Hay mapas con forma de corazón y hay mapas del corazón. No del corazón como territorio, sino de las trayectorias del corazón, como si uno dijera un mapa de viaje, un itinere. Ahora se sabe que el corazón no viaja sino en sentido figurado, pero los hunktu de Nueva Guinea creen que el ánimo con el que uno sobrelleva el día tiene que ver con los desplazamientos del corazón y con el lugar en el que transitoriamente se ubica. Como si el corazón fuese un animal indócil que habitara y recorriera, día a día, nuestro cuerpo. Indócil lo puse yo, y animal también. Para los hunktu, creo, el corazón no es dócil ni indócil, ni les preocupa tanto qué es, sino más bien dónde está. Por eso miro el electrocardiograma, aunque eso no me dice dónde está tu corazón.
No se por qué me regalaste tu electrocardiograma. No conozco a nadie más que pueda hacer un regalo semejante. Tampoco se por qué lo miro. Es una especie de poema. Podría ser una partitura. Creo que podría cantarlo.
Y, por ejemplo, si nos tomamos unos días para releer todo lo escrito (foros 1 y 2) hasta acá y marcar lo que a cada uno le parece más interesante o rescata de lo que dijo cada uno de los otros participantes del foro? Se dijeron muchas cosas, no? Pregunto: todos tuvieron tiempo de procesar y repensar lo que dijo cada uno de nosotros? Yo necesitaría unos días...Y luego, retomar algunos temas que pudiesen haber quedado en el tintero? Lo que venían haciendo en la última etapa, principalmente Cristobo y Aulicino me parece interesante, ya que obliga a una lectura y a otro "circuito de lectura", si bien, es verdad que había en ese trabajo cierto eco de "taller"... pero bueno...había allí reflexiones para pensar y conocer cómo cada uno va leyendo y accediendo a cada poeta actual y a sus poemas. También, me gustaría que cada uno aporte lo que está leyendo de poesía contemporánea argentina actual y no hablo de poesía joven, hablo de todo. En algún momento pensé que sería bueno dividir el foro en temas, y abrir subforos, pero tal vez sería mucho trabajo para Alejandro... no? Cambiar de conversación, estoy de acuerdo, pero también ese cambio puede significar desarrollar algunos temas que no fueron desarrollados todavía,no?. Y cambiar de país... podría ser... hablar de la poesía de otro país? emmm, no sé, me sale un pensamiento bárbaro y nacionalista...! No es acaso la Argentina uno de los países en los que mejor poesía se escribe??? ja, acabo de decir una barbaridad... pero bueno, no creo que nadie se asuste...y menos en este foro que es, Gabriel, como "un gran no familia" o que plantea el desafío de conformar "nuevos vínculos?"?!!!. Saludos a todos. Selva
No me gusta Lacan. No me engañan los labios finos de Baudelaire. Odio los bulevares. De todos modos, de Lacan recuerdo unas ideas interesantes: la economía recupera a los extraviados en el deseo, o éstos se extravían para siempre, pero el deseo entonces es el pasado. De manera que la gente se divide en "súbditos o narcisistas de la causa perdida". Apocalíptos o integrados. Me parece que el auscultar el estado actual de la poesía es encontrar el punto en que se extravía su deseo. Digo todo esto lacanianamente para ver si cambiamos de conversación. En cuanto a tu propuesta, querida Selva, me hace acordar a las crisis de pareja: "tomémonos un tiempo" frase que uno sabe destinada a mitigar el duelo por el fallecimiento del "porvenir de una ilusión". La poesía para algunos de nosotros parece un objeto antropológico, que cobra una vida ilusoria y restringida, pero que ya no es la vida. Este es el punto en el que estamos. Por eso a mi juicio hemos discutido de tradición y de banalidad. Me retracto de todo lo dicho. Nada es banal ni existe tradición alguna. Empecemos de nuevo (los esfuerzos que hay que hacer para salvar una pareja!).
Bueno, Jorge, sino te gusta Lacan, estoy dispuesta a intentarlo con la terapia sistémica! Qué extraño, no? tantos poetas juntos y ya como que no nos quedan palabras... estaremos atravesando por el horror a la página en blanco, o mejor dicho al cuadradito vacío del comment? O será que llegamos justamente a "ese preciso lugar"... frente a un paisaje desconocido y no tenemos palabras para describir lo que vemos todavía? Por un momento pienso que tendríamos que intervenir en este foro con más libertad, es decir, más abiertamente, sin atarse a nada, a ninguna teoría ni discurso, más salvajemente, escribiendo todo el tiempo en clave de borrador. Apelando, incluso, a la asociación libre. Por la poesía estoy dispuesta al esfuerzo que sea y también a empezar de nuevo! y que venga lo que tenga que venir: el silencio, el juego o la reflexión.
¡No, Selva! Plis, no hagas nada "por la poesía". Dejémosla solari que bien se lame, pobre. Es más, es lo único que nos salva: dejarla ahí, donde debe estar, mirándose los pies desnudos a la hora del conticinio (id a la DRAE). En cuanto a Jorge y Lacan, no entiendo eso de que "el deseo entonces es el pasado". Mepa que es al verre, che. El extravío está en no poder ver el deseo de ahora o de mañana. ¿Tuvo deseo la gente actual? Lo dudo. He ahí el quid, me parece. No lo tiene. Y es peor aún, es como la pareja dopo cópula, apoyados en el respaldo de la cama, y uno de los dos dice: "¿en qué pensás?, tenemos que hablar, ¿no?" Fatal.
Bueno, Irene, viste como es el deseo, no? si uno desea algo trata de que su deseo se concrete... Uno, en general, no puede ir en contra de su deseo. Si yo deseo "hacer algo por mi poesía o por la poesía en general", por qué no lo podría hacer? o qué me lo podría impedir? Ahora, incluso, estoy de acuerdo, uno puede "hacer por la poesía", la propia o la de otros, difundirla por ejemplo, pero la poesía se enfrenta sola a sus lectores, y en ese sentido, coincido: nadie puede hacer "algo por ella", no se trata de una voluntad externa, no es poesía por lo que otro hace, sino por sí sola, si acaso le toca "ser", "estar" o llegar a algún destino, etc. Escribir es desear, leer es desear. Estás postulando la pérdida del deseo? Vos decís que hay poetas de otras épocas que escribieron deseando, y que ahora no se desea, o que no se escribe desde el deseo? Y, entonces, desde dónde se escribe y para qué? Qué es el deseo? y Quién es "la gente actual"? Los "jóvenes" de hoy?, o hablas de todos los que viven o vivimos actualmente, sin importar la edad? Yo deseo. Y muchas cosas, no sólo poesía. Me costaría entender una poesía que no fue escrita desde un profundo deseo, en fin, me parece que se notaría y que se nota, no sería auténtica.
La verdad es que vuelvo al comment "At 07/05/2007 22:28:00, Jorge Aulicino" y quisiera volver ahí, es decir, seguir desde ahí... Hay alguien dispuesto a eso? otros desean lo mismo que yo? Cristobo estás de vacaciones?...podemos seguir analizando poéticas actuales y procedimientos de escritura? Podemos seguir analizando qué es lo que nos interesa de cada autor y por qué? Ahora, retomo algo que había dicho Reches en el otro foro... que ponía a disposición sus poemas...bueno, yo pongo a disposición los míos. Es más, propongo que los que quieran participar de este debate suban a blogs personales sus libros y los podamos visitar (varios ya los tienen), leernos nosotros, y no sólo nosotros participar de esa experiencia... invitar a más gente: artistas de otros rubros, gente que no lee poesía, cualquier persona para que opine, que no opinemos solamente nosotros. Qué dicen? Eso no sería difundir la poesía? Ampliar el círculo de lectores? Y en todo caso, si no acuerdan, con lo que propongo, por qué no?
Como bien dijo Leonardo da Vinci, "el deseo es la muerte de la esperanza". Llamo irónicamente gente actual a los que, como Selva acota y recorto, me cuesta entender también, dicen que hacen poesía, y creo no fue escrita desde un profundo deseo, en fin, me parece que se notaría y que se nota, no sería auténtica. El deseo no es sólo inflar el yo, así como la escritura tampoco lo es. Y noto más una movida, en alguna gente, donde lo que impulsa no es el deseo sino el globo del yo, ergo no sale. La única esperanza que les queda es mostrar ese yo a través de lo escrito. Ahora, vaya a saber por qué no se han dedicado a un oficio más redituable que éste. Se me hace incomprensible.
como nunca hice un comentario en este foro y además me da cierta timidez por el hecho de no haber leído la totalidad de los comentarios, quiero ser breve: con respecto al tema de la autenticidad. por lo que dice el último comentario habria una evidente relación entre el "globo del yo" y la no autenticidad, verdad?. sin embargo, y no porque esté en contra de lo dicho, muchas veces al poeta, aun sin ese deleite fetichista del yo- poeta (creo q una poeta tiene un libro llamado el pe-yo o algo así , pero no viene al caso) muchas veces le sucede la desgracia de la no autenticidad, y yo creo que eso tiene que ver a veces con cierto "voluntarismo". eso de alguna manera alguna vez me lo enseño osvaldo bossi, un gran poeta...aún sin el ingrediente fetichista, la razón poética nos juega malas pasadas e incluso llegamos a erguir una razón que habilita o veda intentos de escritura a juzgarse por su aparente autenticidad. en mi humilde opinion, en poesia uno de los pocos deseos- habilitantes es el de escribir más que "hacer poesía", que a esta altura ya decirlo es casi lo mismo que decir "quiero ser poeta" antes que escribir. igual que ser poeta no es lo mismo que querer serlo, escribir poesía no es lo mismo que escribir poesía. y me retiro con la frase boba final.
pD: comparto la incomprensión por las elecciones ególamas de este oficio tan poco redituable. pero después de todo, viva el conocimiento inútil.
Querido poeta, Ud. que tiene inflado su yo y que ya lo intentó todo, hasta llevar una aguja en la cartera, no insista, por favor, no escriba más. Póngase una Fábrica de Infladores o gestione la apertura del Museo del Yo-Yo. Nuevas mesas de debate se proponen en nuestro Congreso Caótico Virtual de Poesía Contemporánea Argentina: 1) Poesía: ¿Deseo o Esperanza? (esta vendría reemplazar a la de Tradición y Banalidad, no?) 2) La utilización del yo en la poesía Les juro que en la segunda no me anoto, tanto como dije que no me anotaba en la de neobarroco y objetivismo. Y en la primera no sé, tengo un problema con la palabra Esperanza, que no me gusta mucho... pero, bueno, tal vez, me anoto igual... En un momento pensé que de lo que se trataba era de una falta de estimulantes, pero veo que no, el problema era el exceso de anabólicos... Bueno, de todos modos El Globo del Yo es una linda imagen para escribir un poema... cómo es para ustedes el Globo del Yo?, para mí que es rojo, vuela bajo, explota y parece que ya nadie lo ve... pero ojo, el piolín con el nudito cayó en algún lado y en cualquier momento se puede convertir en otra cosa... los dejo pensando un poema para la próxima cordiales saludos Yo
No, Selva, nada de vacaciones. Simplemente no termino de entender de qué se está hablando -supongo que se está hablando de algo, claro- y me da la sensación que alguna agudeza acaba primando sobre un proyecto de diálogo posible. Tengo la sensación de que un procedimiento no sirve porque parece taller literario, otro porque es prestar atención a quien no la merece, otro porque etc etc. No lo digo por vos, que has estado proponiendo diversas cosas, claro. Pero tanta perspicacia crítica, cuando todavía no empezamos a hablar de nada -o casi, al menos en esta parte 2, que parece hacer justicia a aquello de que las segundas partes son diluciones de las primeras- tanta perspicacia crítica, digo, empantana un poco todo. Está claro que todos salimos mejor en la foto como francotiradores de mira telescópica que sentados conversando, pero al final: ¿qué diferencia esto de aquellos egos productores de nada, de los que hablaba Irene Gruss? ¿Las brillantes y coloridas chispitas que se producen en los roces de nuestros ingeniosos posteos no acaban siendo igual de pavotas que toda la poesía banal de la que se hablaba? Me parecen hijas gemelas del mismo miedo a buscar alternativas, a proponer. Como sería una triste paradoja que alguien respondiera sutilmente a este mensaje, demostrando cuánto me equivoco al no tener en cuenta los avances que la lingüística generativa y los manuales de cacería de hipopótamos han incorporado últimamente, acepto desde ya estar completa e irremediablemente equivocado en todo lo que acabo de decir y eximo a todos los participantes de respuesta a este posteo. En lugar de eso, prefiero decir: Selva, no estoy de vacaciones, contá con lo que yo pueda aportar para cualquiera de los debates o diálogos que proponés. Y me encantaría que otros participantes del foro hicieran lo mismo, o propusieran por dónde les gustaría comenzar. Digo, proponer, no intentar sentar las bases para que se den las condiciones que propicien que pueda hacerse posible que pensemos de qué modo... etc... Saludos, a.-
Florencia M., de eso se trata: en poesia uno de los pocos deseos- habilitantes es el de escribir más que "hacer poesía". pero me pregunto: ¿la "gente actual" (ver definición paupérrima en mi comentario anterior) tiene esa única necesidad/deseo? ¿Y escribir qué? porque se puede escribir un diario, un blog, un poema, etc. yo no sé qué es "hacer poesía", me llama a lo escatológico: hacer caca, por ejemplo. Y sí, tal necesidad como la del hambre o la de la sed, por qué no. No sé qué es "hacer poesía"; el tema, para mí, es si lo que uno "hace" dice.
Totalmente de acuerdo Aníbal con esto qué decís en tu último posteo: "Está claro que todos salimos mejor en la foto como francotiradores de mira telescópica que sentados conversando, pero al final: ¿qué diferencia esto de aquellos egos productores de nada, de los que hablaba Irene Gruss? ¿Las brillantes y coloridas chispitas que se producen en los roces de nuestros ingeniosos posteos no acaban siendo igual de pavotas que toda la poesía banal de la que se hablaba? Me parecen hijas gemelas del mismo miedo a buscar alternativas, a proponer". No quiero, entonces, Anibal, sumarme a la producción de ninguna banalidad, tal vez en algún momento se sume más gente y se pueda reconducir esta conversación, o tal vez no, y haya que asumir que no hay diálogo posible. Ahora no puedo dejar de decir que noto una falta de respeto por la esencia del otro, como si fuera posible -para algunos- matar con las palabras... y aunque no se entienda bien lo que voy a decir, -y en abierta oposición a la real posibilidad que existe de "matar con las palabras"- lo voy a decir con mayúsculas NO VAMOS A DESAPARECER NUNCA MÁS. Claro, Anibal, que siempre es más facil ser detractor que tratar de entender y analizar porqué el otro hace lo que hace... o escribe cómo escribe... es probable también que muchos que se dicen poetas- que tal vez lo sean y muy buenos- tendrían que dedicarse además al boxeo ("deporte" que no estimo, claro) O, acaso, cuando lo que resuena es una crítica a "todo el resto del mundo", lo que se está inflando no es el Globo del Yo? Por eso, digo, tal vez el intento -fallido- sea tratar de descalificar a la mayoría para "ser pocos" los que puedan denominarse escritores o poetas, a ver si todavía alguien les hace sombra... En fin, estoy dispuesta a seguir hablando, si es que hay propuestas para hablar de algo, desde cualquier programa que intente tratar de entender qué y cómo se escribe hoy. Saludos cordiales YO
Anibal, tus analogías respecto a cuán banales son los francotiradores y las refrencias al ego de los que no participan, de Selva, necesitarían mayores precisiones. Estuve dispuesto a discutir lo que sea que se quiera discutir. Pero la propuesta de este debate es hablar del estado actual de la poesía y no veo voluntad de hablar de nada que se parezca a eso. Selva, Cristobo, por favor, no digan cosas que huelen a no sé qué resentimiento. ¿De qué ego estás hablando ahora, Selva? ¿De qué banalidad hablás, Cristobo? Por otra parte, seguramente ustedes ni tienen ego ni tienen inconsciente. Son puros representantes del diálogo democrático y de la causa última de la poesía. De mi lado, intenté hablar de lo que creo que pasó y pasa, desde la figuración, el canon, el autor como lírica, la tradición y la banalidad. Me retracté de todo y hasta invoqué a Lacan. Bueno, digan de qué quieren hablar. Y hablemos. Personalmente no creo que en un debate sobre el estado actual de la poesía sea pertinente publicar poemas que nos gustan y celebarlos. Para eso, tengo un blog. La capacidad de debate de este grupo, francamenteme parece agotada.
Jorge, quizás la precisión que me pedís -aunque creo que está ya en mi anterior posteo- es la que se refiere a que todo lo que dije lo puse en la primera del plural no por mero formalismo, sino como auto-inclusión. Creo que casi todos, en algún momento, acabamos por deleitarnos más por nuestros esmerados movimientos de esgrima que por crear sentido y conversar entre todos. Personalmente me hubiera gustado sentir un poco más de disposición para incorporar otros sistemas (o no sistemas) de análisis, de aproximaciones. Aquél famoso o tristemente célebre posteo mío "generacional" apuntaba a eso: que me pareció que DF había tenido bastante apertura a pensar otros ejes posibles, de otros modos; que vos estabas en una situación "intermedia" -en la que, digamos, algunas discusiones o aproximaciones parecían no merecer ningún esfuerzo de tu parte; y JF, bueno, no quiero empezar otra discusion con él... Esto te lo digo con todo el respeto, y, la verdad, no llega a querer ser una crítica: tus experiencias te habilitan de sobras para que descreas de las metodologías que no te parezcan válidas, que ya hayas visto como inconducentes, etc. Personalmente, concuerdo con Selva en algunos puntos, y me parece que no se pierde gran cosa empezando por otros caminos, por varios a la vez, y sin que necesitemos una conclusión inmediata. Y paro por acá, porque supongo que me entendés y se me entiende.
Estoy plenamente de acuerdo con Aulicino. Selva, tenés tu propio blog para colgar allá los poemas que quieras. Este no es un blog para colgar poemas, sino para discutir. Si no querés discutir no lo hagas y seguí con tu blog que está más que bien, pero no me parece conducente que, además de tu propio espacio, ocupes uno común. No te lo digo mal, pero me parece un tanto abusivo. En cuanto a vos, Aníbal, tu insistencia por incorporar nuevos abordajes es simétricamente opuesta a mi rechazo. Ahora, dado que no parece que estés reclutando nuevos adeptos a la apertura, ¿no sería interesante ver otra estrategia? Una de las cosas que tiene de bueno envejecer es permitirnos ver que, sin necesidad de bajarse los lienzos, uno debe acercarse a los demás por donde se puede y no por donde se quiere. Todos hacemos esa concesión en esta lista y por momentos perdemos la paciencia. Por eso vuelvo a Aulicino: ya se discutieron un montón de cosas que, por supuesto, no agotan el debate. ¿Por qué en lugar de antologar poemas, cosa que ya hace Alejandro en otra parte del blog, o de comentarlos en público, cosa para la que están los talleres o la propia intimidad, no hablamos de algo que nos interese a todos? De no, esto se muere y ésa será la conclusión que nos va a quedar a todos.
Te entiendo perfectamente Aníbal. Y se te entiende. No me queda cuándo no hice esfuerzos para aproximarme a algunas discusiones o enfoques. Seguramente las pasé por alto sin verlas, un error del que podría salir si me señalás el tema y oportunidad de mi olvido o falta de interés. Estoy dispuesto al debate leal, pero la verdad es que no veo continuidad ni intención, sobre todo en los ya casi 40 posteos de la nueva sala. Me pregunto si en realidad alguien quiere, si queremos, dar un diagnóstico del "estado actual" de la poesía, que es, reitero, lo que propuso Alejandro Méndez. A gatas describimos lo que pasó retórica e institucionalmente en los 80-90. Allí hubo intervenciones apasionadas, catárticas, sagaces, políticas. Y cuando avanzamos hacia lo posterior a eso, un desprecio acentuado, lo reconozco, de parte de mis cogeneracionales, respecto a ciertas expresiones banales de la época. Allí quedó la cosa, si no me equivoco. Vos, Aníbal, propusiste en algunos casos ver el asunto con otros lentes, situarse en otro punto; alegaste sobre nuestra edad y trayectoria, pero que recuerde, no dijiste cuál debería ser el ángulo de visión que corresponde o podría corresponder. Propusiste poemas de algunos autores que están en este blog para probar en ellos el test de la banalidad. Dio negativo, si mal no recuerdo, en el caso de Abbate y Alemian. Pero el caso es que nunca expusiste sintéticamente un punto de vista general sobre la poesía más reciente. Me gustaría que lo sintetizaras, si es que de algún modo aparece disperso en tus posteos. Creo que energúmanamente Fonde expuso su visión general y Freidemberg, más flexible según vos, también. Selva no tiene ganas, evidentemente, de discutir sobre poesía. La comprendo. Para ella la poesía es una cruzada. Para mí no. Hay malos y mediocres poetas que no me interesa rescatar. Tampoco es un género que considere sagrado, mucho menos, tan maltratado como siempre se dice. Es fácil construir una posición en este género, y muy difícil abandonarla. Nadie, en absoluto, dirá que se equivocó de profesión. Está protegido por la marginalidad, por el no reconocimiento sistemático, por la ignorancia de la crítica mediática. Todo esto, claro, es el pase libre a un club que nos crea un sentido de pertenencia. Un club que ni internas admite últimamente. Y que por lo tanto debemos blindar ante los intentos de discutir quién es quién y como entiende la literatura. Propongo retomar esta cuestión: que se formulen aquí algunas ideas simples y concretas, de cada uno, por cada uno, acerca de qué entiende que es la poesía. Sería el diccionario que siempre nos hizo falta para saber de qué y quiénes hablamos.
Adhiero nuevamente a todo lo expuesto por Jorge A. Propongo, para fijar los límites de la cancha, que nadie empiece a hablar de expresión, del corazón de los seres humanos, de "poesía eres tú" y de otras lindezas dignas del dragoncito Chipi, so pena de tener que leer las obras completas del padre Hugo Mujica.
A ver, intentaré sintetizar algunas de mis ideas sobre esto. Vos decías, (Jorge A.) hace algún tiempo ya, aquello de que lo que no te gusta no desaparece por no gustarte. Bueno, coincido plenamente con aquella frase. Le agregaría un par de cosas: lo que a uno no le gusta, no desaparece por ser rebatido racionalmente. Ahí va entonces aquella afirmación, con la que también coincido, de Cristian, que decía que los “mayorcitos” del blog conseguían “crear más sentido”. Digamos, sostener mejor sus afirmaciones, presentar un contexto creíble, etc. Por supuesto, soy incapaz de criticar eso, me parece un ejercicio más que saludable. Lo único que me gustaría apuntar al respecto es que todo lo que, de algún modo, se ha ido filtrando en estos posteos sin conseguir afirmarse sistemática o lógicamente, también forma parte de lo existente. Abro un paréntesis para explicar algo que quizás parezca tonto: hace algún tiempo entendí que decir que alguien “piensa distinto que yo” no siempre se refiere a que tiene una opinión discrepante sobre algún asunto en particular. Puede querer decir algo más estructural: que esa persona organiza su visión del mundo, y sus procedimientos lógicos, de otro modo. Está claro que yo tengo mi propio límite, del que no podré salir, pero: ¿qué sucede si consigo “hacerle ver” a esa persona que está “equivocada”? En mi experiencia, raramente las personas cambian de opinión. Lo que se produce es más bien que queden acorraladas en un callejón lógico que les impone el silencio. ¿Es menos verdadero su deseo por no insertarlo dentro del esquema que yo le propongo? Diría que no. Está claro que hay códigos de comunicación, y que para una mejor comprensión, es deseable que nos manejemos dentro de ellos; pero, particularmente, prefiero no olvidar que ese otro puede mantener sus creencias, aún sin hallar el canal correcto de expresión. ¿Por qué digo esto? Porque a lo largo de estos foros han aparecido intenciones de revisar las reglas del juego, y que, de un modo más o menos desprolijo, informan de algo. Desde las críticas al análisis generacional, hasta mis reticencias iniciales a entender la poesía actual analizando a qué autores argentinos se habían leído, las discordancias tuvieron múltiples casos, incluyendo cierto deseo de un debate menos “antagónico”, o con un tono más cordial. Yo no podría criticarte, ni criticar a Jorge Fondebrider, por mantener las opiniones que tienen. Esto va sin ninguna ironía: me parece que han tenido una constancia y una frontalidad que no deja margen a dudas al respecto. Ni por buscar los mejores argumentos que hayan podido encontrar, porque hacer lo contrario es un sinsentido. Pero, al mismo tiempo, no dejo de ver como crítico el que hayan actuado, en más de una ocasión, como delimitadores de lo posible dentro del campo del debate. Me dirás que un debate infinito, amorfo y sin límites es una tarea imposible, y estaré de acuerdo. Pero, al mismo tiempo, también es una actitud –esta de acotar- que sigue informando. ¿De qué informan estas cosas que yo sostengo que informan de algo? Bueno, diría que de distintas actitudes, de distintas creencias, de distintas necesidades. Probablemente ustedes, no diría que “representan”, porque es una palabra demasiado ambiciosa, pero sí sostienen, algunos valores: una cierta operación restrictiva frente al caos de lo informe, una actitud más combativa en la manutención de sus opiniones, talvez un intento por denunciar la exaltación de lo que ustedes ven como cierta decadencia. Aunque bueno, es una hipótesis, y además, cada Jorge tiene sus opiniones coincidentes y discordantes, por lo que me excuso de la generalización y espero que sirva no tanto como afirmación monolítica de mi parte, sino como una búsqueda de rastrear esos puntos en los que talvez coinciden. Y esos valores, si son tales, pueden haber entrado en conflicto en ocasiones con otros, en los que hay menos interés por la delimitación de lo posible, menor búsqueda de confrontación directa, cierto “relativismo”, en fin, gente tan hija de su tiempo como ustedes, que ha sido criada en una sociedad en cambio permanente, y que “piensan” –ya no como un conjunto de opiniones, sino como una operación- de modos diferentes. ¿Por qué apunto esto? Ya ni me acuerdo… no, digo, porque me parece que ambas concepciones son igualmente honestas, valiosas, y todo lo demás y que, sobre todo, cuando estábamos hablando de una cierta “incomunicación”, es bueno que tengamos presente que las expresiones de deseo subyacentes en los posteos que buscaban ampliaciones del debate forman parte de un imaginario generacional que se filtra, al igual que en el discurso de este blog, en la escritura poética. Ahí está , era eso: estábamos viendo qué sucedía con esa escritura poética. Digo: yo proponía, hace miles de posteos, que definiéramos las preguntas pertinentes de un modo más abierto. Jorge (F), vos me criticabas algo –eso? algo parecido en todo caso- porque era muy cientificista. No sé, así fuimos descartando metodologías porque no servían hasta quedarnos más o menos callados. El interés de las nuevas generaciones por los cruces de disciplinas no importaba por otra cosa, la poesía “banal” de los 90 era una tontería… bueno… parecería que estamos todos dispuestos a discutir, pero luego se va operando un recorte que nos deja con las manos vacías. Cuando coloqué un par de poemas para ver la posible huella de la banalidad en ellos, me hubiera gustado contar con la opinión tuya (Jorge F) al respecto, aunque respeto que no hayas dado ninguna. Sobre todo porque entiendo que no era algo que te parecía demasiado interesante o digno de atención, pero en esos poemas, de algún modo, se podía ver cómo algo de esa “banalidad” había sido recuperada desde otros modos de decir; a mi ver con eficacia. Y esto hubiera podido facilitar un debate sobre sí –como yo creo- esa estética, en sí misma, no era mejor ni peor que ninguna otra, y simplemente dependía de las competencias individuales de quien la llevara a cabo, o quien supiera tomar de ella algunos argumentos, o, por el contrario, era un camino muerto. También sin ironía, no busco, ni creo que vaya a reclutar, adeptos a nada. Pero tampoco me imagino ser tan singular como para que mis ideas no sean parecidas a las de otras personas. Es algo que sucede, se cristalizan concepciones parecidas, por aires de época y cosas así, en diversas personas. Intento de síntesis: no pretendo que nadie deje sus gustos ni ideas de lado. Simplemente, que aprovechemos todo lo que se ha dicho en este foro para constatar esa diversidad de concepciones, más allá de la destreza con la que se hayan sabido fundamentar. Esos otros modos de pensar, de hacer, son simplemente “degradaciones” de otra instancia? Quizás aquí es donde esté mi discrepancia con vos (Jorge F). Está claro que si me decís que hay gente que no sabe escribir, lo veré como una degradación de otra instancia más deseable. Pero a veces hay gente que escribe con otros proyectos, con otras visiones del mundo en la cabeza. Con intuiciones que, aún no siendo formuladas adecuadamente, no desaparecen. Hace falta tiempo, y muchas de estas personas escriben hace relativamente poco. Irán encontrando, o no, sus voces, sus modos de indagar. Y habrá quienes no, como ha habido seguramente en toda época. Pero esas diferencias, esas manifestaciones, no pueden ser pensadas únicamente en función de modelos anteriores, especialmente si aparecen como “degradaciones”, porque son algo más que eso. Parten, sí, de allí, de algo de eso, pero su alejamiento no siempre es señal de incompetencia. Muchas veces revela otros intereses. Entonces, yo creo que es saludable no entenderlas como simples imposturas o agrandamientos del ego. A lo mejor soy muy ingenuo. Y talvez (Jorge F) estoy simplificando demasiado tu postura. Si es así discúlpame, en todo caso espero que este mail se lea sin ninguna ironía, que no la tiene, y se responda igual. Saludos, a.-
Miren Jorges y mirá Daniel que ahora no habla, pero está incluido. No sé si tendría que agradecer o acaso putear, o tal vez las dos cosas. Gracias por tu "comprensión" Jorge A. ((ahora... qué "cruzada"?????) y gracias por decirme cuan bonito te parece mi blog Jorge F. ¿Yo soy abusiva? y ustedes 3 que son amigos, acaso, yo no podría decir lo mismo? Porque no se reúnen en un bar y destripan a todos los poetas que quieran destripar? ustedes también están usando un "espacio público" para hablar entre ustedes y con los códigos de ustedes. Quién está hablando con ustedes, de hecho? Irene, no habla, va entre la tontera y la agresión...eso es aportar algo? Y el resto de a poco se fue retirando... o participa muy poco... entonces, Ale, tal vez te quedes trabajando para 3 amigos que en lugar de reunirse en el bar usan el espacio que vos abriste para hablar virtualmente. O acaso, hablan acá porque no tienen otro lugar dónde hablar? No permito que nadie me diga si yo quiero discutir o no, y de qué tengo que hablar o no, y qué me diga qué se puede decir o no decir. YO VOY A DECIR LO QUE QUIERA Y DÓNDE QUIERA. Y SI QUIERO HABLAR DEL CORAZÓN DE LOS SERES HUMANOS VOY A HABLAR. Porque si algo me queda más claro que nunca este año, es que además de buen poeta me interesa saber si las personas son "buenas" o no, así de estúpido como puede sonar. Y más estúpido aún, pero real: hay gente "mala" y "buena", así de básico y obvio. Y por supuesto, que saber qué es lo malo y lo bueno, implicaría una serie de aclaraciones que no voy hacer, porque no da, no me interesa y no voy a abusar de ningún espacio. Por eso para el cierre del Festival en el Goethe, por ejemplo, (y con disculpas a los organizadores a quienes estimo), propondría hacer lo siguiente:
Angelica Freitas
Irene Gruss
(-hablá más fuerte que no se escucha, ahí te pusiste muy lírica, ese verso está mal escrito... hablá más fuerte...)
Juana Bignozzi
(LOS INEXISTENTES
PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE
LOS INEXISTENTES
PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE)
Pero no lo voy a hacer, ni a proponer porque sería darles demasiada entidad y además no es mi estilo.
Por eso, digo si en este espacio participa, realmente más gente, pero participa, participa, no una intervención y nada más, puede ser que ustedes tengan razón, en cambió si se quedan hablando solos, es posible que yo tenga razón (lo que tampoco, considero muy importante).
Otra cosa que me queda clarísima este año: la verdadera oposición al capitalismo no pasa porque cada uno siga haciendo la suya, no pasa por dejar de creer en todo y decir que nada sirve o vale, eso a futuro es más capitalismo... me queda clarísimo que construir, hacer proyectos colectivos, intentar nuevos proyectos implica un esfuerzo tan grande, tanto como la fuerza que hace el capitalismo por aplastarnos. Así que lo verdaderamente desafiante es construir no destruir y descreer. Pero, claro, eso implica una energía, muy grande, pero es válido intentarlo, aunque las experiencias sean mínimas o involucren a pocas personas cada vez, vale más eso para mí que decir que ya nada es posible. Y eso es lo que voy a hacer para vivir. Por eso, me retiro, sí, a continuar con mi proyecto, que es verdad, es muy bueno, muy creativo y convocó y convoca a mucha gente, tanto como el de Ale. Ahora, aclaro, si un día se me canta levantarme y escribir 100 VECES "CORAZÓN" o 100 VECES "YO", y enviarlo al foro, lo voy a hacer, por suerte no le doy autoridad a nadie para que me diga dónde o en qué momento tengo que estar, hablar, etc.
Les escribo con todo mi corazón (ese que tanto les puede molestar) y con un yo lírico en el primer verso.
Estimada Selva, es cierto que lo dicho aquí posiblemente temblequee entre la tontería y la agresión. Tengo más de una dificultad para alejarme de la ironía que hace años llevo cual coraza. En nación apache, hay un poema intitulado "El tono", en el que traté de tocar el "tema". No sé si lo conseguí. Pero creo que nunca hablé desde el resentimiento, gracia a dió. De la tontería no puede decirse nada: es lo que es. Más quisiera poder adentrarme en el logos. Los que vos llamás "inexistentes" están por todos lados, comparten este blog y otros, con sus poéticas y enlaces incluidos, publican libros, antologías, crean editoriales, leen en innumerables ciclos, ganan becas, viajan, tienen mucha más prensa que los que yo llamo "tapados, ninguneados", tengan los años que tengan. Los que hablan en este foro no son sólo tres, por lo que anduve viendo, y a mi entender (por supuesto que esto es subjetivo), de lo que se trata es de descular cómo se escribe poesía en estos días, sin absolutizar ni, gracias, Cristobo, generalizar.
Selva, no tengo dudas de que si Alejandro se queda "trabajando" para tres "amigos", este foro habrá fracasado. Bueno sería ver si en ese fracaso sólo tuvo que ver la amistad de tres o la intolerancia de varios. Selva, te aprecio mucho, pero tengo que decirte que tu reacción es intolerante. Nadie te ofendió tanto. En lo que respecta a mí, solo dije que tomás la poesía como una cruzada, y no me retracto. No creo que eso tenga nada de ofensivo. También dije que no me parece que el foro sea el lugar de poner poemas que nos gustan, y lo sostengo, lo que no impide que sigas poniendo poemas y haciendo los comentarios que quieras. Puedo decir que la vereda no es lugar para poner mesas y sillas, pero no voy pateando mesas y sillas de los bares. Aquí nadie dicta leyes ni sanciona normas. Pero nadie debería ofenderse porque alguien mencione la necesidad de normas o reglas. Así funciona lo que vos llamás espacio público, en relación análoga con este foro (que no es público, pues tiene un administrador). Aníbal: tu último comentario habla del punto en que nos quedamos, y hace un buen resumen. Además, demuestra lealtad hacia la discusión y su tema, cosa que se agradece. De la banalidad a la degradación hay matices que quizá algunos de nosotros no alcancemos a distinguir. No se trata de apostrofar lo que sería "degradación" de un estilo o del género todo, creo que la poesía se ha "degradado" en ese sentido desde el simbolismo a estos días. No es un proceso negativo, sino el "descenso" a un nuevo campo de maniobras. La poesía se secularizó, y no lo lamento; hace un siglo se mueve en un nuevo terreno. Mil quinientos posteos atrás, hablamos en cambio de banalidad, y creo también que la instrumentación lírica de lo banal estuvo presente en todo el siglo veinte. Me parece que si ese es el aspecto que mejor cultiva la poesía más reciente, dimos con uno de sus rasgos; su perfil se hace así más nítido. Entiendo que al instrumentar la banalidad la poesía se hace cargo de su propia banalidad, de su falta de destino. Es un gesto que hay que aplaudir, para decirlo sencillo y de alpargatas. Curiosamente, esta instrumentación de lo banal tiene una inflexión de gravedad y parquedad en algunos poetas que han publicado en este mismo blog. Celebro el "tema" y el "modo". Tal vez haya cambiado de opinión a lo largo de esta discusión, o quizá ajusté lo que al principio me parecía, no lo sé. Creo que al principio despotriqué contra cierta precariedad de medios en primer lugar, y contra ciertas experiencias a mi juicio fallidas de entrucruzamientos disciplinarios. Mantengo esa opinión también. Como vos decís, cada época puede exhibir una larga serie de intentos fallidos y una considerable exhibición de precariedad. Eso sin duda no es lo nuevo.
Tu último posteo, Aníbal, es el primero donde veo con toda claridad una serie de planteos que antes, probablemente por propia incapacidad, pasé por alto. Te respondo entonces con el detalle del caso.
Comenzás citando y decís: "Cristian, decía que los 'mayorcitos' del blog conseguían 'crear más sentido'. Digamos, sostener mejor sus afirmaciones, presentar un contexto creíble, etc. Por supuesto, soy incapaz de criticar eso, me parece un ejercicio más que saludable. Lo único que me gustaría apuntar al respecto es que todo lo que, de algún modo, se ha ido filtrando en estos posteos sin conseguir afirmarse sistemática o lógicamente, también forma parte de lo existente". Ahora bien, nadie niega que eso también existe, pero convengamos que hasta que no alcance algún tipo de formulación relativamente clara no termina de ser más que un síntoma. Una serie de síntomas, siguiendo a House, podrían permitir un diagnóstico, pero la fiebre aislada, en la mayoría de los casos, termina siendo justificada como mero virus. Y ahí es cuando todos desconfiamos de los médicos, ¿no?
Ahora bien ¿no es de algún modo una obligación de nuestra parte hacer todo lo posible para que nuestros instrumentos estén lo más afinados que se pueda (y ya que estamos, incluso para cuando queremos componer en base a disonancias)? Entonces, si allí hay algún tipo de valor, cosa que me queda claro reconocés, ¿por qué no alentar a los demás a tender a eso, más allá de que está claro que lo que no es eso también existe? Sospecho que en esto estaremos de acuerdo, pero me parece bien puntaulizarlo.
Algo después hablás de que en "estos foros han aparecido intenciones de revisar las reglas del juego, y que, de un modo más o menos desprolijo, esa circunstancia informa de algo". Eso, creo, quedó largamente registrado, pero no llegó a plasmarse en nada concreto. Sumo aquí un ejemplo personal: mi hijo, que tiene 6 años, inventó un juego de cartas en el que siempre gana. Va cambiando las reglas a medida que lo necesita y, de algún modo, podría decirse que se aprovecha de su dificultad de formulación para evitar estar en algún lado donde pueda ser objeto de una afirmación en contrario. Dicho de otro modo, si no se fija un contexto, ¿de qué estaríamos discutiendo?
Lo único que me resulta claro del cambio de reglas al que te referís es tu insistencia por incorporar al análisis de la poesía categorías propias de otras expresiones artísticas, atendiendo a la existencia de formas que se nutren de otros elementos, acaso propiciadas por la democratización de las nuevas tecnologías. Tengo, sin embargo, la impresión de que alguien apuntó que la mayor parte de esas formas "nuevas" no presenta mayores novedades respecto de lo que siempre existió, salvo, quizás, las posibilidades de difusión a gran escala, fundamentalmente gracias a la Internet. Creo igualmente haber cansado a los colisteros con mis ejemplos musicales, pero, todos ellos venían a abonar el hecho de que casi siempre todos salimos de algún lado que no es la poesía y que termina convirtiéndose en la poesía cuando los elementos de un discurso acaban cediendo a los de otro. Muchos jovencitos que trabajan hoy en los alrededores de la plástica terminarán siendo plásticos o poetas, o las dos cosas a la vez, pero no al mismo tiempo.
Si no fuera esto a lo que te referís con lo de "las reglas del juego", te pido que lo aclares aún más.
En otro orden, la caracterización que hacés, al menos de Jorge A. y de mí, para justificar la diferencia respecto de los más jóvenes parecería apoyarse en una cierta rigidez de nuestra parte frente a una flexibilidad mayor de parte de la otra. Para justificar esta última característica, hablás del caos de la época. ¿Qué te hace pensar que nuestra época de formación –si cabe ponerlo así—fue menos caótica que ésta? Me parece aquí pertinente citar un fragmento bien ilustrativo de "Las instrucciones familiares del letrado Koei", de Juan José Saer. Allí, en un texto que quizás merecería mayor difusión, se "reproducen" las instrucciones que Koei, un escritor chino muerto en 1318, deja a su familia explicando quién era y en el apartado XIII se lee esto: "Cuando llegamos tarde a una reunión o a una fiesta, y empezamos a pasearnos, un poco intimidados todavía, entre los grupos que conversan confortables, tenemos la impresión de que todos los presentes se conocen íntimamente, que intercambian razonamientos armoniosos, y que ningún malestar interfiere sus relaciones. Que únicamente nosotros, los retrasados, los recién lelgados, ignoramos los supuestos que permiten el placer sin mancha de estar presentes en esa reunión. No podemos imaginrnos en los demás la existencia de todos los sentimientos simultáneos que traemos en nosotros mismos: la duda, la aprensión, la timidez, las impresiones fugaces que nos causa nuestro interlocutor, sin contar el hambre, la sed, el dolor de cabeza, las preocupaciones, la incomididad del asiento, et´cetera. Del mismo modo, los niños y los jóvenes, porque han llegado después a la existencia, imaginan que los adultos gozan en ella de una situación confortable. Creen que vivir consiste en ir eliminando las imperfecciones hasta adquirir la complexión compacta y sin fisuras que presuponen en los viejos; que lo que interfiere la formación de una personalidad coherente, sólida, nítida, reconocible en todos sus actos y siempre igual a sí misma, es una enfermedad de crecimiento pasajera, como el acné juvenil. Lo que da la impresión de solidez en los adultos es, me parece, el pudor ante el propio fracaso y la indiferencia".
Así dichas las cosas, conozco a muchos poetas jóvenes seriamente interesados en las técnicas y reglas de la poesía que, llegado el caso, podrían oponerse a los cientos de otros poetas jóvenes a quienes esas técnicas les parecen sospechosas (y eso, cuando consideran que la poesía tiene técnicas). También conozco a muchas personas que no se conforman con la parte expresiva que conlleva cualquier ejercicio artístico y que pretenden que eso sea arte y, como quedo de manifiesto a lo largo de esta discusión, otras a quienes les bastaría el elemento expresivo para ver realizadas sus aspiraciones. Convengamos que hay una actitud distinta, una cierta voluntad de hacer las cosas de otra manera, en una y otra opción.
Esto que acabo de describir no es propio de una época en particular. Todas las épocas fueron iguales y ésta no es una excepción. Tal vez el problema en este tramo de la discusión sea considerar que ésta posee algún tipo de excepcionalidad, donde volveríamos a la desmesura del yo --y esas cosas de las cuales evité hablar en los últimos posteos, porque creí agotadas--, cuando discutimos sobre neo-liberalismo.
Por último, Aníbal, tu último mail me deja más que en claro la buena voluntad con la que estás discutiendo. Permitime, no obstante, imaginar que no son tantas las opciones que se nos abren, que no hay tantas novedades en lo nuevo (de ahí, quizás, mis precámbricas acusaciones de ignorancia, que leídas ahora me suenan un tanto improcedentes) y sí, poundiano al fin, que en lo viejo --sistemáticamente recorrido, estudiado y, paradójicamente, puesto al día— están muchas de las respuestas del presente.
Bueno, voy a intentar complementar un poco mi anterior posteo, en parte quizás incompleto por mis errores y en parte por cosas que se me van ocurriendo sobre la marcha. Jorge (F): tengo la sensación, por momentos, que algunas de las diferencias entre nuestras posturas son más bien de “grado”. Es decir, seguramente los dos –y mucha más gente- podemos estar de acuerdo en la importancia de que intervengan, en la escritura poética, un conocimiento y una experimentación. Intuyo que, si durante todo estos posteos, pareciera que vos estás priorizando mayormente lo primero, y yo lo segundo, es porque tenemos diferentes realizaciones mentales –o ejemplos, dentro de nuestra cabeza- de los poemas a los que nos referimos. Por eso, insisto, hubiera querido –sigo queriendo- saber tu opinión sobre aquellos textos (Abbate, Alemián) que habíamos comentado con Aulicino, porque justamente no son ejemplos paradigmáticos ni ridicularizables. Son cruces, puntos intermedios que resisten cualquier simplificación en la que vos o yo pudiéramos caer para defender nuestras posiciones. Puede haber alguna utilización de aquella “banalidad” de la que tanto hablamos, pero dentro de un contexto de una propuesta consistente. Bueno, digo, esa es mi opinión. No sé si estás de acuerdo. Lo mismo digo sobre “lo nuevo”, “lo distinto”: se trata de una gradación, diría. Por un lado, es imposible creer que de pronto surja algo, literariamente, sin ningún tipo de precedentes. Pero, del mismo modo, si no fueran introduciéndose, paulatinamente, algunas variaciones, sería muy difícil entender esa “incomunicación” de la que hablaba Aulicino al comienzo de los tiempos. Es decir, mi manera de entender esa “incomunicación” es por sucesivos desplazamientos. Cuando uno mira un fenómeno de esos, aislado, no parece significativo, porque su variación gradual no es demasiado importante. El conjunto de ellos, actuando en el tiempo, consolidándose como un nuevo material desde el que se producen nuevos cambios mínimos, termina siendo relevante para ver ese distanciamiento o incomunicación. Por eso me parece importante estar atentos a esas variaciones, como me parece importante estar atento a todo eso que va apareciendo –en la poesía y en estos posteos- aún cuando no logra consolidarse sistemáticamente. Porque se transforma, automáticamente, en un nuevo dato para el punto de partida de quien viene después. Se asimila en un contexto, creo, a veces independientemente de su capacidad de autojustificarse. No sé si estoy siendo claro: yo creo que esa “banalización” de la poesía quizás, en su aspecto más puro y duro, haya sido llevada a cabo con más errores que aciertos, pero que su secuela abrió algunas posibilidades expresivas interesantes. Añadió matices. Eso tiene que ver con una actitud frente al texto del otro también: cuando descartamos algo de plano, estamos, también, inhibiendo nuestra capacidad de análisis. Estoy seguro que me podrías poner muchos ejemplos y preguntarme “qué rescatarías de esto?”, y que no sabría qué responderte. Pero, finalmente, algo me interesa de ese tono –más que de muchas de sus realizaciones particulares- y me hace indagarme sobre mis posibilidades de incorporarlo –o seguramente, con menos conciencia de todo ese proceso: incorporarlo casi de forma automática. Yo creo que esa –talvez- pueda ser otra diferencia de esas que se van colando y consolidando con el tiempo, y que generan esas “incomunicaciones”: quizás vos, otras personas también, no sé, Aulicino cómo será en tu caso, sientas que hay una relación directa entre los autores que te gustan más y los que más te permiten ampliar tu escritura, tu modo de ver las cosas. O no ampliarlo, profundizarlo. En fin, como sea. Y quizás –digo, esto es una simple hipótesis- ciertas jerarquizaciones como fuentes de inspiración (o transpiración) se hayan ido perdiendo. Tendrá esto que ver con el famoso patchwork postmoderno? No sé, como decía en el otro posteo, talvez vos (Jorge F), y Aulicino, y otros, sostengan nociones en las que sea más importante proponer esos criterios jerarquizantes: por experiencia, por economía, porque se cansaron de leer tonteras, porque les molesta que “todo de igual”, puede ser por miles de motivos muy atendibles. Pero ese criterio no es universal, y quizás hoy en día una cierta “suspensión del juicio” actúe como factor de permeabilidad entre algunos autores. Ya no se trata, digamos, hablando de mí como alguien que se identifica con esta otra actitud, de que todo me parezca bueno; sino de que es más importante lo que yo pueda rescatar de una obra para mi producción que el juicio que esa obra me merezca. En fin, creo que he mezclado demasiadas ideas y de un modo confuso en este posteo. El párrafo de Saer es fantástico y muy elocuente, por cierto. Casi por último, no quise decir que hubiera un “caos de época”, sino más bien un cierto aire relativista, unas posturas posiblemente menos radicalizadas que en otros tiempos, pero esto tampoco lo sé, es una intuición. En todo caso, digo, no creo que todas las diferencias de escrituras provengan del crecimiento del ego y la desidia. Jorge, tampoco imagino que vos creas eso, pero no termino de ver por dónde señalás alguna diferencia de carácter positivo. En fin, paso palabra y aprovecho para repetir una propuesta de Aulicino que me parece que sería bueno que despertara respuestas: “Propongo retomar esta cuestión: que se formulen aquí algunas ideas simples y concretas, de cada uno, por cada uno, acerca de qué entiende que es la poesía. Sería el diccionario que siempre nos hizo falta para saber de qué y quiénes hablamos.” Saludos, a.-
Hola amigos. No voy a citar a nadie para que nadie se sienta citado. Si algunos consideramos bueno analizar poemas escritos en la actualidad, y otros consideramos bueno discutir conceptos y fenómenos, podríamos sugerirle a Ale abrir dos foros diferentes. Aunque, claro está, y como ya se dijo, hay a la izquierda de estos posteos una larga lista de escritores que incluyeron tres poemas propios a los que cualquiera puede acceder con solo un click. Volvamos a tu pregunta, Ale Méndez, y a la imposibilidad general de contestarla... Cuál es el estado actual de la poesía? Ninguna respuesta, creo yo, fue acertada. Por qué? Hablamos de recortes, de "operaciones", de voces generacionales, de marcas de época, de canonizados... Siempre, cuando mucho, de la década anterior. De la década en la que el stablishment, las instituciones, o como querramos llamar a ese ente abstracto que conforma "el poder"; vivía un veranito espléndido alimentado por fundaciones extranjeras, ciclos subvencionados y programas estatales. Fui uno de los que tuvo una lectura "grave" acerca del recorte propiciado que, a mi entender, tuvo efectos empobrecedores tanto en lo que sucedía como en su relato. Ahora vivimos aquello que sucede cuando las instituciones pierden poder y legitimidad.
Hay recortes más precisos, más generosos, más miserables, más inteligentes, mapas más fidedignos con el territorio y otros trazados a la medida de quien lleva en su mano el lápiz... Pero un mapa es una herramienta de la que cualquiera de nosotros puede valerse aunque más no sea para confrontarla con una visión de las cosas que se considere más justa. Ahora no hay casi institución. No hay mapas. No hay recortes autorizados. Hay otra cosa. Un clima igualitario pero a la vez de sin sentido claro, un estado de mareo, hay más nombres que poemas...y ese es el efecto negativo --y seguramente no deseado-- de la horizontalidad o desjerarquización.
Pero es una tentación a la que deberíamos escapar, caracterizar por esto a la década, o a los poetas recientes, con el mote de banales, por ej. Digo, llegamos a esto por las marcas propias de fin de siglo o por la falta de pericia de quienes manejaron los resortes del stablishment? No es una pregunta retórica con respuesta prefabricada. Sí es un síntoma el hecho de que, después de los bríos por recortar, prevalecer, etc; surge una generación que no quiere reconocerse en tradición ni genealogía alguna. Sea esto posible o, como cree Aulicino (yo también), imposible. Lo que se impone, parece, es trazar un mapa. Pero para eso, en este caso, necesitaríamos conocer el territorio. Después cada quien ubicará la mina de oro y el basural donde le plazca. El desafío, en todo caso, para contrarrestar la teoría de la banalidad, sería el de encontrar veinte o treinta autores nuevos que representaran algo distinto de lo banal. En eso estoy...No valen los ejemplos de Alemian ni de Abbatte. Los dos son viejitos y publican hace años. Ojo, no estoy sugiriendo postear poemas de otros sino, en todo caso, recorrer esta página (u otras), conceptualizar y discutir.
La extensión de los últimos posteos de Cristobo y Fondebrider me hace pensar que están llegando a alguna conclusión. La verdad, partes de lo que dicen no las entiendo, pero la experiencia me dice que paradójicamente a veces sucede que cuando un discurso se extiende es porque halló cosas concretas, difíciles de reducir, que solicitan palabras para que su disolución y asimilación sean posibles. Esta es una extensión que la tendencia a la economía admite como necesaria.
Hay dos ideas contrapuestas y complementarias: Fondebrider exhorta a leer en lo "viejo" las respuestas al presente, en tanto Cristobo propone reconocer los cambios como graduales y la introducción de lo nuevo como una intromisión apenas perceptible en un tiempo y lugar muy acotados; es decir, perceptible en el tiempo. Estoy de acuerdo con esto y estoy de acuerdo en que, aunque no lo diga así Cristobo, el "relativismo" actual quizá sea el núcleo de lo que para mí es incomprensible (o lo era). Porque es cierto, Cristobo, ante posiciones muy duras y estructuradas, nuestra generación -no sé si Fondebrider cabe en ella, porque hablo de los que en plenos setenta escribimos con y contra el setentismo-- reaccionamos no "relativizando"sino ampliando el campo de lectura, el campo de ideas, para crear un nuevo campo, no menos exigente y no menos estructurado. Dicho de otro modo, más simple, elegimos otros padres y tíos, otra familia, otra genealogía, pero una familia al fin, no un "más o menos", un "tomo un poco de este y otro poco de este otro" (también eso, pero con la diferencia que entre "éste" y el "otro", aunque fuera intuitivamente establecíamos lazos familiares). La consecuencia es que, como quiere Fondebrider, yo sigo buscando las respuestas al presente (no solo a lo que se escribe en el presente sino a todo lo presente) en lo viejo. Me sigo preguntando sobre la fascinación de los Cantos de Pound por ejemplo. No sé aún si Pound estaba rematadamente loco o su inteligencia me excede en toda la línea. Lo que es seguro es que Pound era un hombre con muchas herramientas, y las usaba endiabladamente (diferente a poetas que siempre obraron con pocas herramientas: en Chile, hace muchos años, Jorge Teillier me dijo que escribía siempre sobre lo mismo: el forastero que silba en el bosque).
No podría negar -para rendir tributo a la amplitud- que lo que me gusta de la poesía presente resuena de alguna manera en la poesía pasada. Esto es no es para nada restrictivo: se me aparece más bien como un terreno muy amplio en el que se prolongan y extienden líneas operativas, en el que se trabaja en distintas coordenadas. Pero esto es cuando uno considera las obras en conjunto, no cuando lee un poema que le gusta. También hay cierta irracionalidad que precede al juicio crítico. De otro modo, y creo que al "comienzo de los tiempos" lo dije, no hay poesía. Decía que hay irracionalidad al escribir, y sostengo que lo hay también al leer. Es un componente de la lectoescritura, no más, pero no es el que menos interesa. Una idea para responder a mi propia propuesta sobre qué ententemos por poesía: un acto en el que se dirimen cuestiones reales inaprensibles en otro lenguaje, y que se mantienen con ese carácter de inaprensibles, o en estado de "no completamente comprensibles".
Jorge A. es posible que tenga baja tolerancia a lo que considero discursos violentos o agresiones. Una cosa es la ironía y otra la agresión. Cuando, se dijo de este blog por ejemplo, que era el Larousse de los inexistentes, yo no considero a eso una crítica sino una agresión, o una afirmación, que por lo menos, necesitaría muchas explicaciones. Irene, agrega que los inexistentes publican, tienen editoriales, viajan, ganas premios y que en cambio hay otros ninguneados, bueno, ahí es donde necesitaría saber de quiénes se habla. Cuando Fondebrider proponía borrar de la discusión para poder hablar palabras como "expresión" o "corazón", me enfurezco, tengo que respirar hondo para no hacerlo. Porque las dos palabras me gustan y mucho y "corazón", por ejemplo, es una palabra que utilizo mucho en mis poemas, y no creo que sea solamente propiedad de Hugo Mujica (a quién no he leído), o del dragoncito Chipi . Hay muchas palabras que me gustan: corazón, crocante, tortuga, luna, alma, dios... sólo por no nombrar algunas. Seguro que decirle a alguien que tiene una "cruzada" no es una ofensa... ahora busco la acepción de la palabra en el Diccionario de la Rae, en Wikipedia y tiene una carga tan religiosa.. que no sé, me cuesta sentirme identificada... de todos modos me quedo pensando... tampoco creo que para mi el arte sea sagrado... pero no sé... en eso, sinceramente, me quedo pensando... Es verdad, que las agresiones y los discursos que yo considero violentos o que me hacen daño para hablar no es que los considere dirigidos necesariamente a mí, pero me imposibilitan de hablar de una manera más equilibrada y tal vez, en eso estoy equivocada, porque aunque estuviese dirigido a mí, yo podría responderlo equilibradamente, pero bueno, me cuesta no tomar como una agresión que alguien me diga abusiva. Me pregunto cuál sería el problema en el marco de una discusión de hablar cordialmente (como por ejemplo, noto y celebro en los ultimos posteos inmediatos a este) y cuál sería el problema de que alguien en una discusión señalara consensos? Qué tendría de malo buscar ciertos consensos? o la idea es discutir hasta morir? Creo que no... Tampoco mi idea es colgar poemas que me gusten, y nada más, de hecho dije muchas cosas y propuse otras, que puede ser que no le interesen a nadie y todo bien...ese no es el problema, no tendrían porqué interesar.... el hecho de colgar poemas en un momento, también, reconozco fue una reacción de mi parte a lo que siento (y tal vez estoy equivocada) en el aire de este debate, como "nada de lo que se hace hoy es bueno"... De ninguna manera, estoy de acuerdo en que yo no quiera discutir o que considere que todo manifestación artística sea válida por el solo hecho de manifestarse. No, de ninguna manera. De hecho, hay una enorme cantidad de personas que participan de este blog y de quienes se pueden leer sus textos que no me gustan nada, y que necesitaría una explicación de porqué se considera a eso poesía. Ahora, seguramente, nuestras lecturas de quiénes participan de este blog, tal vez, no sean coincidentes... También, hay otros con los que tal vez, pueda ser injusta y me tengo que adentrar en la lectura de sus libros completos, porque 3 poemas ¿alcanzan para evaluar una poética? Es más, me atrevería a decir que son relativamente pocos los poetas que me interesan o gustan que muestran sus trabajos en este blog. Ahora, antes que eso, voy a preguntar algo... ¿qué nos legitima a cada uno de nosotros para hablar en este debate? ¿Lo que sabemos sobre poesía o nuestras propias obras? Para mí, en principio, y salvo que alguien me explique lo contrario, nuestras propias obras. Salvo que acá participara otra gente, que en algún momento, hubo alguna que otra intervención de narradores o de lectores... si algunos se presentan acá como lectores (cosa que me parecería muy interesante) mi idea cambiaría. Entonces, si lo que nos legitima para hablar, por lo menos a quienes nos presentamos como "poetas" son nuestros propios poemas y no nuestro saber sobre poesía y teoría poética, tenemos un problema importante: ¿a cada uno de los que participa en este foro le gustan los poemas del otro o al menos, no le gustan pero los reconoce como una voz poética? No lo sé, y tampoco se si tendría sentido un acto de sinceramiento tan grande... o si estamos dispuestos... pero eso es un problema... yo sospecho, que hay varios a los que no les gusta lo que escriben los otros y ni siquiera los reconocen como una voz poética... Varias veces pregunté que es lo que leen de poesía actual argentina y no recibí respuestas... o siempre escucho los mismos nombres, y la sensación que me queda como dije antes, es que nada gusta... yo voy a decir, y no sé si sirve para algo ... pero por lo menos para que se entienda como me aproximo yo a la poesía o a cualquier manifestación artística. Primero, pienso qué me gusta de eso que veo o leo, le doy chance, pienso, bueno, alguien hizo eso y quiso decir algo... qué hay de rescatable en eso, qué me interesa, qué me gusta? Tal vez esa manera de aproximarse al arte es tan defectuosa como descartar algo de plano... no lo sé, pero es mi manera... Y otra cuestión, un escritor mediocre tiene más chance que un escritor de mala calidad, de escribir en algún momento algo bueno? Supongamos, por un momento, que todos entendemos que es lo "mediocre" y que es lo definitivamente "malo"... por ejemplo, todos coinciden que la señora esa que hace años vende sus poemas en la puerta del Teatro San Martín escribe mal? O cualquiera de los que vende sus supuestos poemas en el subte? Bueno, nunca me encontré con nada bueno en esa instancia... ¿Cuándo se dice de un artista que es definitivamente malo y cuándo que es definitivamente mediocre? Cómo se evalúa? a qué edad? Cuando nace a la vida artística?, podría ser, para mí en lo primero que uno hace tiene que estar esa potencia... pero no sé, tal vez, es sólo un prejuicio y existan casos de artistas que al principio fueron muy malos y después mejoraron... no sé... ahora no se me ocurre ningún ejemplo... Ahora, aquí se habla pero no se habla, se nombra pero no se nombra, y bueno, yo a riesgo de equivocarme y espero que nadie se ofenda, voy a nombrar a muchos de los poetas que tuve oportunidad de leer últimamente y que me gustan mucho y otra experiencia que tuve de algo que no me gustó nada... y si se me considera religiosa, esto es una confesión: por ejemplo, voy nombrar autores de hoy y libros que tuve oportunidad de leer recientemente... y que son muy diferentes entre sí y diferentes a lo que yo escribo y en los que yo noto una personalidad poética, una construcción, tensión poética, consistencia y no mera expresión: Lengua Natal de Osvaldo Aguirre, La Mala Vida (y también Espacios Naturales) de Paula Jiménez, Geografía de Claudia Masin, Poemas Sentimentales de Silvio Mattoni, Blaia (poemas inéditos) de Marcelo Díaz, Vulgata de Santiago Espel, Orquideas Malvas del Mar de Lila Zemborain... sólo por nombrar algunos... hay muchos más, y bueno, explicar porqué me gustan me llevaría otro tanto y por ahora, no tiene sentido, porque tampoco tengo claro si tienen interés en hablar tan concretamente... Lo que digo, con ninguno tengo una amistad de años, ni los había leído tan profundamente hasta hace relativamente poco... Ahora, voy a contar algo más: hace unas semanas fui a un evento (ustedes van a lecturas poéticas?)a escuchar a Santiago Espel (hace unos meses le publicaron en la Ñ)... los poemas inéditos que leyó me parecen buenísimos (perdón, por la palabra tan básica, pero es así)... yo no tenía ni la menor idea de quiénes más leían, me encontré con algunas cosas que me gustaron de Pipo Lernoud, también cantó Flopa, el chico que organiza Hernán (está en el blog), algunas cosas que hace me gustan otras no sé, tendría que leer o ver más... ahora, cuando leyó Vicente Luy (que está en este blog y también hace muy poco le publicaron en Ñ) ahí ya sentí cierta incomodidad o ese es el momento que necesitaría que me expliquen porqué es poesía... y algo que hacía tiempo no me pasaba, cuando llegó el Proyecto Esquizodelia de Osvaldo Vigna, que también está en este blog...escuché un poco y me levanté y me fui, me pareció un maltrato al género, pero tal vez no entendí nada y si alguien me explica de qué se trata lo considero... Hace muchos años que ya se por ejemplo, que las performances de Gabriela Bejerman no me gustan, tal vez, me gusten algunos de sus poemas, pero no lo que hace de performance, lo bueno es que yo hace varios años de algún modo se lo di a entender y le dije -si vos querés hacer performances tenés que estudiar teatro... por eso no me siento mal de decirlo ahora. Sin embargo, tuvo un lugar en el Festival Latinoamericano de Poesía el año pasado y tal vez a alguna gente le guste, no lo sé... yo a quienes conozco, nadie me dijo que le gustara... Pero bueno, todo y todos tienen derecho a existir y a publicar y a conseguir premios, etc... Lo que pasa es que si "todo vale", qué es lo que realmente "vale" o hay que conformarse con que "vale todo"? Entre esa postura extrema y la otra que es descalificar a todo el mundo, digo, es posible que hablemos de "personalidades poéticas"? o de "voces poéticas" aunque no sean las que más nos gusten? de qué disfrutamos y cómo? Irene, no tengo ninguna problema con la ironía, sí con la agresión y te entiendo lo de la coraza de la ironía, y por mi parte, además de irónica, soy exagerada y dramática... defectos de fábrica...
Es probable, ahora que la cosa se puso de nuevo en movimiento, que los posteos deban incluir una serie de precisiones que antes omitimos. De ahí, querido Jorge A., las dimensiones. Por otra parte, no estoy seguro de que lo interesante sean exactamente las conclusiones. Su carácter provisorio las haría rápidamente relativas, por lo que preferiría que siguiéramos sacándole punta al lápiz para ver dónde derivamos.
Y hablando de derivas, empiezo por Aníbal. Me parece muy interesante la teoría de los grados. La única falla que le encuentro es que, para desconcertarnos tanto, deberíamos haber estado muy desatentos a todo lo que fue ocurriendo a lo largo del tiempo, cosa que no es así. Es más, diría que algunos hemos leído no sólo a los que nos precedieron y a los que escribieron contemporáneamente a nosotros, sino también a los que vinieron después y, como se está viendo, también a los que siguieron. Entiendo que no hay un comportamiento simétrico entre los más jóvenes. De hecho, sería bueno saber si leyeron a otros poetas fuera de a sus amigos. Si nos atuviéramos a las "afinidades electivas" que denuncia el sitio que tan generosamente nos provee Alejandro Méndez –y él ya hizo la estadística–, veríamos que probablemente no.
Luego, mi negativa a analizar públicamente la poesía de nuestros colisteros tiene que ver con que no necesariamente me parece producente hacer público lo que se piensa de textos posteados probablemente con una finalidad distinta que la de ser sometidos a análisis. Yo no sé si tal o cual poeta mandó lo primero que tenía a mano, si buscó lo mejor que tenía o qué. Pero sí sé que, si en algún caso digo que tal o cual texto tiene fallas –o lo que yo así considero– sin que me lo hayan pedido los propios interesados puedo estar causando un daño perfectamente evitable. Insisto, los textos aquí posteados no deberían ser asimilados a la categoría de libro. En las oportunidades en que hemos hablado de ciertos textos acaso emblemáticos –cfr. el de Casas--, lo hemos hecho justamente por esa excepcionalidad que les asignamos y no porque estaban en una lista. Supongo que Auli discrepará conmigo a este respecto (ya lo hizo antes), pero preferiría mantener esta posición, aunque más no sea a título personal.
Para concluir con el posteo de Aníbal, no creo haber señalado diferencias de carácter positivo. Tampoco las espero. Más bien me sorprendo cuando doy con ellas. Puedo puntualizar las cuatro últimas que tuve con la mayor claridad: los poemas de "Poesía cívil" de Raymondi, que me produjeron un impacto mayor; los del último libro de Teresa Arijón, los de Gabriela Saccone y los de Beatriz Vignoli. En todos ellos veo algo de lo que deseo para la poesía y, a la vez, una perspectiva distinta –aunque más no sea, distinta en grados—de lo que existía antes de ellos.
Y acá desvío la atención hacia Gabriel (R) y me sirvo de la teoría de Aníbal: quizás valga la pena trabajar sobre esa idea de desvíos y grados. De hecho, hemos estado haciéndolo al pensar que al cabo de cierta "profundidad" sucedió determinada "banalidad". Y continuando con una serie análoga, que frente a un tiempo de creencias comunes hemos pasado a otro de puntos de vista individuales. Entre esas dualidades, a las que podríamos agregar otras tantas, quizás haya una punta porque todo indicaría que las profundidades no fueron tales y que las banalidades tal vez no fueron tan banales. No se trata de relativizar, sino más bien de buscar un poco más en el hueso. Un ejemplo bajo la forma de preguntas: ¿lo que no se entiende es forzosamente más profundo? Lo claro, lo transparente, ¿no estaría ocultando algo al fin y al cabo? Las menciones de naturaleza presuntamente políticas en la poesía, ¿constituyen toma de partido? Y eso, ¿no puede ser una forma de banalidad encubierta? A ver si soy claro: todas las cosas de las que hablamos –banalidad, falta de profundidad, egotismo, etc.--, ¿empezaron realmente cuando creemos que empezaron? Si sí, ¿quién las prohijó? Si no, ¿cuáles serían los antecedentes? ¿Por qué? ¿Con qué objeto? Bueno, esas son preguntas. En posteos anteriores, y de otras maneras, creo haberlas hecho, pero o no interesaron o la atención se desvío hacia otra dirección.
Concluyo con Auli. Decís bien: yo empecé a publicar poemas a principios de los años ochenta. Por lo tanto, el problema que se planteaba como acuciante a quienes comenzaron en la década previa no me afectó en la misma medida. Digamos que hay una parte que me perdí y otra que me respondí con mi idea sobre el cansancio de las formas. Lo recuerdo aquí: cuando se iba a producir la rebelión contra las formas en uso de la poesía sesentista, vino el golpe de estado y todo el mundo tuvo que mandarse a guardar, buscando formas acaso más elusivas de nombrar. En síntesis, el cambio que ya se avecinaba, quedó trunco en sí y, por el peso de la historia, asumió otro derrotero.
De todos modos, como queda en evidencia en estos posteos, no hay tanta distancia entre los setenta tardíos y los ochenta. Tampoco habría tanta diferencia entre esa última década y los noventa. El problema, si así se lo considerara, empieza después. Con todo, a los poetas de los noventa les corresponde en todo caso la responsabilidad de haber hecho de la letra impresa una panacea en sí misma. Y eso, creo, antes no era tan así. De ahí a que sea una tentación asimilar muchas actitudes de esos años con las que propiciaba la política neoliberal de Menem. El asunto es que ahí ya hablamos del medio poético y no estoy seguro de cuál es la relación entre ese medio y la poesía que se escribe.
Finalmente, gente hay mucha y toda está más o menos definida por una cierta estructura de la personalidad. Habrá quien quiera abarcar mucho y quien desee más bien poco. Quien sepa poco de muchas cosas y quien sepa muchísimo de una sola. Habrá también aquellos a quienes todo le resbale, quienes se obsesionen, quienes lean bien y quienes lean mal. Todo eso, más la irracionalidad a la que Jorge A. vuelve con frecuencia, tiene mucho que ver con lo que estamos leyendo en los posteos ajenos y lo que estamos escribiendo en los posteos propios. Será cuestión de cimentar los puentes que se vayan tendiendo.
Desconozco quién fue la persona que habló de ese larousse. Quien sea que lo dijo, creo que tiene el derecho y el deber de decir lo que le plazca, a condición de que se tome el trabajo de leer a cada uno, de la a a la z, y no sólo los trs poemas que figuran aquí. Debo haber llegado tarde. Hay gente que respeto mucho y cuando veo los poemas que eligió, me da por pensar que lo hizo más por elección afectiva que por afinidad electiva, valga la redunda. me gusta lo de la cartografía que pide reches, mas ¿quién será el baqueano que podrá guiarnos? hermoso lo de saer.
Aprovecho la --espero que-- momentánea perplejidad de los forenses para aclarar a Selva: tu exaltación no ofende, tu derecho no será conculcado, como dijo algún demócrata, no estoy de acuerdo con tu opinión, pero moriré --bue, no tanto-- defendiendo tu derecho a decirla. En cuanto a cruzada, la palabra la usé en el sentido metafórico convencional: una empresa a fondo en pro de un objetivo. La verdad es que no quise ser ni siquiera irónico. Me parece bien que lleves adelante la defensa del género con pasión --quizá cruzada implica eso, pasión, más que religión--, aun cuando, claro, haya poetas que no te gustan, y hasta algunos que rechazás. Solo decía que yo no encuentro en mí ni siquiera vehemencia para el rechazo. Estoy de todas maneras discutiendo sobre poesía. Información: En la lectora provisoria, blog vecino, Ricagno y Chacón se embarcaron en una discusión paralela a temas que discutimos aquí. Silvia Dabul invitó a Ricagno a trasladar sus opiniones aquí.
Hombre blanco habló con verdad: es cierto, es cierto, la polémica que señala Aulicino es interesante y pertinente, por lo que sería muy interesante la participación de Alejandro Ricagno en este foro –que él mismo dio sobradas pruebas de conocer--, así que tanto Jorge como Silvia (Dabul) hicieron bien en invitarlo.
A modo de anticipo, me permito copiar algunos posteos hechos por Alejandro que, con la excusa de un juicio sobre Fabián Casas, dan una visión distinta de la "18 Whiskies y alrededores".
1. Alejandro Ricagno, pedante y de San Telmo Says: Mayo 21st, 2007 at 11:33 http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/#comment-6185
18 whiskys fue una buena estrategia de marketing casiana ( yo estuve allí sé de que hablo, "yo estuve en esa mesa"). Tuca es un muy buen libro de poemas. Me gustaba, creo que aún me gustaría si volviera a leerlo. Casas siempre quizo ser narrador. Creo que lo consiguio. Aún a costa de esta especie de "fulbito" literario que arma y sigue armando. Yo también recuerdo, en lo personal, como nesfasta esa epoca de 18 whiskys. Aunque Casas, por lo que recuerdo, la disfrutaba mucho. Pero bueno, lo suyo es ficción. El recuerdo es ficción no? Cuando me aclare un poco, se los aclaro.
1. Pablo E. Chacón Says: Mayo 22nd, 2007 at 11:08 http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/#comment-6208
Ale, vos decís que Casas no es poeta? que 18 Whiskies fue un invento para autopromocionarse? si fue así, ¿cuál es el problema? de esa revista salieron Daniel Durand, Darío Rojo, Rodolfo Edwards, Gerardo Foia, seguro me olvido de alguien y tu poesía?
1. Alejandro Ricagno, con resaca poética Says: Mayo 22nd, 2007 at 1:48 pm http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/#comment-6229
Yo no digo que no es poeta. Digo que siempre dijo que lo suyo era la narración.Creo que lo consiguió con "Los lemmings" ( ese relato sí lo leía ediatdo en los cartoneros) Recuerdo un intento de nouvelle que no se si interrumpió o luego transformó en otro relato que se iba a llamar "Los árboles, los árboles". También recuerdo su intención de sacar "18 whiskys" "para romperle el culo a Diario de Poesía y a Ultimo Reino" ( sic Casas en todas nuestras reuniones en mi casa, primera redacción de la 18.) Sí; de 18 whiskys salieron Durand, Rojo; Edwards más cogeneracional mío ya sacaba La Mineta antes de la 18 y había participado en más publicaciones de poesía ( la gillete en el tobogán). Foia era el mentor de la "Huevo y medio", tambíen anterior a la 18. Yo estaba más cercano al grupo de Ultimo Reino, aunque siempre, como es común en mí, en condición de outsider. Pero me sorprende que en su relato ficcional Casas, aludiendo a la 18 y a esa época diga de sus compañeros lo que dice. Me sorprende porque yo opinaba que en la 18 , sobre todo después de su primer número, había más gesto que otra cosa. Que de ese gesto hayan salido grandes poetas como Edwards y Durand es otra cosa. Pero vos fijate que Edwards y Durand, recién publicaron libros casi a fines de los 90. El efecto Casas, y su boutade de decir incluyéndonos a todos " nosotros no venimos de la poesía, venimos de la droga y el rock & roll", boutade tomada al pie de la letra por la antología de Freidemberg, titulada Poesía en la fisura, y seguida por las entrevistas a Mangeri donde se decía lo mismo, metiéndonos a todos en la misma bolsa, y obturando las poéticas de cada uno bajo el mismo " gesto Casas", fue nefasta. Sí, yo pertenecia a 18 whiskys, y no me siento orgulloso, aunque aquel primer número era bueno. En el segundo me retiré por diferencias ideológicas profundas. Del mismo modo que me "descatalogué" de Eloisa Cartonera. No estoy negando la importancia de Tuca, el primer libro de Casas, como un quiebre en la poética de la época. Sus otros libros de poemas me interesan menos ( algo rescato de El salmón, y un poema de Pogo). Pero no tengo un recuerdo épico de la 18 whiskys. Recuerdo mucho bardo, mucha maldad - incluso propia, aclaro- de la que no me siento orgulloso. En mi modesta opinion el territorio de la poesía debería ser otra cosa. Y en cuanto a mi poesía, ahi sigue, casi sin publicar a excepción de una plaquette en Pen Pres y en una antologia de poesía lationamericana en la net, en gran parte por inoperancia propia ( nunca supe ir en busqueda de becas o subsidios para publicar), en parte porque creo " no encajaba" por edad y por estética en las generales whiskeras y de esa generación, por lo cual en las antologías y demás nunca se me incluyó. Y digo las generales con muchos paréntesis, porque no creo que la poética de Edwards por ejemplo (más cercano generacionalemente a la mía) tenga algo que ver con la de Eduardo Ainbinder (a quien que yo mismo conecté con los 18 whikys, actual editor de los libros del sello Amadeo Mandarino junto a Darío Rojo) o la de éste con José Villa. Casas fue la cara más visible de la 18 y el portavoz del grupo y para muchos lo sigue siendo. Y eso le vino bién en cuanto a difusión y visibilidad, amén de que la calidad de su poesía es buena, por lo menos de la primera época. Pero no era el único. Y tampoco era Joyce ni Steiner, para calificar a los demás de pedantes e incultos. Eso es todo.
A riesgo de retrotraer la discusión varios kilómetros hacia atrás y obstaculizar lo que ahora empieza a esbozarse, no puedo más que responder a algo que me deja picando Fondebrider en su entrada del 20/5, porque, si lo acepto en los términos en que él lo pone, me queda la fea sensación de haber escrito unas cuantas líneas al cuete en este foro. Paso a citar a JF: “De hecho, hemos estado haciéndolo al pensar que al cabo de cierta "profundidad" sucedió determinada "banalidad". Y continuando con una serie análoga, que frente a un tiempo de creencias comunes hemos pasado a otro de puntos de vista individuales. Entre esas dualidades, a las que podríamos agregar otras tantas, quizás haya una punta porque todo indicaría que las profundidades no fueron tales y que las banalidades tal vez no fueron tan banales. No se trata de relativizar, sino más bien de buscar un poco más en el hueso. Un ejemplo bajo la forma de preguntas: ¿lo que no se entiende es forzosamente más profundo? Lo claro, lo transparente, ¿no estaría ocultando algo al fin y al cabo? Las menciones de naturaleza presuntamente políticas en la poesía, ¿constituyen toma de partido? Y eso, ¿no puede ser una forma de banalidad encubierta? A ver si soy claro: todas las cosas de las que hablamos –banalidad, falta de profundidad, egotismo, etc.--, ¿empezaron realmente cuando creemos que empezaron? Si sí, ¿quién las prohijó? Si no, ¿cuáles serían los antecedentes? ¿Por qué? ¿Con qué objeto?.” Fin de la cita de Fondebrider, y paso a replicar: puede que no esté respondiendo realmente a tu propuesta, Jorge, y que simplemente esté actuando por reacción, preocupado por la posibilidad de que algo que intenté plantear haya sido entendido en un sentido un tanto diferente (ya otras entradas en este foro, anteriores a la última tuya, me dieron la impresión de que eso ocurría). Pero bueno, así sea por reacción, prefiero repetirme a dejar pasar una confusión que, a mi juicio, impide pensar bien estas cosas: no me puedo hacer cargo de lo que quisieron decir otros cuando en este foro echaron mano al sustantivo “banalidad” o al adjetivo “banal”, pero, como yo los usé bastante, necesito ahora insistir en que, cuando lo hice, no me refería a que se terminó un tiempo en que había “profundidad” y empezó otro de “banalidad”. Es otra cosa lo que digo y está escrito. La oposición transparencia-oscuridad, ¿quién la plantea? ¿quién plantea lo político como oposición a lo banal? No son los temas de la poesía la cuestión: es la actitud, es el tratamiento, el trabajo que uno hace con ellos, el modo en que los encara ¿o de qué uno habla cuando habla de estas cosas? “Responsabilidad”, quizá sea la palabra. Hay mayor o menor responsabilidad en la escritura, o ninguna, no importa si el tema es un hecho político o la luz que da sobre dos limones en una frutera, o el brillo que despide la máquina expendedora de Coca Cola en una estación de servicio, o la existencia o inexistencia de Dios, o la propia poesía. Banalidad hubo siempre, mirá qué descubrimiento. Siempre hubo “profundidades” que no pasaban de la fachada y “banalidades” que no lo eran. Y ahora, en este desapacible 2007, se escriben cosas que son banales y otras que no lo son, como ayer, como anteayer y seguro que como mañana y pasado mañana. Lo que intenté hacer notar es que, en determinado momento (¿vale la pena ubicar el año?) la banalidad fue postulada como modelo, como aspiración, como valor, aunque no se le diera ese nombre. Hizo su entrada en escena una estética que asumía la banalidad acríticamente, una ideología de la banalidad, una moda de la banalidad, que daba por sentado que todo lo que no es banal es presuntuoso o impostado o ingenuo, o simplemente “ya no corre”. No hay de mi parte, ni podría haber, objeción a la posibilidad de mencionar en el poema objetos o situaciones banales (como leíste los poemas que escribí en los últimos años, lo sabés), no hay objeción al tratamiento de la banalidad, no hay objeción a la apariencia banal, ni a “la instrumentación lírica de lo banal” que, como dice el otro Jorge, estuvo presente en todo el siglo veinte. Ni, menos aun, hay objeción a la tarea más que necesaria de hacernos cargo de la banalidad que impregna la atmósfera y exponerla y revisarla: hacer poesía con ella. Incluyendo, ya que estamos, la intrínseca banalidad de la condición humana (pienso en La náusea de Sartre), que también habrás visto abordada en esos poemas escritos por quien esto firma. Otra cosa, bien diferente, es la banalidad como propuesta de una actitud ante la vida y la escritura, el qué-me-importa, el todo-da-lo-mismo, el conformarse con “lo que hay”, la fiestita pavota para evitar pensar en otra cosa o la pereza que recomienda no lanzarse a tentativas literarias más complejas y/o trabajosas y/o comprometidas (total, ¿a quién le importa?). Fiestita o pereza que tampoco están mal, salvo que nos las quieran imponer como “es lo único” o “es lo que se hace ahora”. Y la verdad es que ni es lo único que hay ni es todo lo que se hace ahora. Es lo que hacen y/o anuncian algunos, y que, como sucede siempre con las novedades, llama más la atención, tiene más prensa, suena más vistoso y produce una cierta ola de epigonismo durante un cierto tiempo, hasta que se acaba, como todas las novedades (quizá ya haya ocurrido), y aparecen otras novedades, a la vez que unos cuantos descubren cuánto de bueno e interesante se estuvo haciendo mientras tanto pero no se lo podía ver porque la fluorescencia de la onda ocupaba todo el cuadro. Resumiendo: no hay de mi parte un puritanismo horrorizado ante cualquier matiz que remita a banalidad ni que clame por una profundidad perdida, sino el señalamiento del intento de imponer un modelo de actitud de la poesía y ante la poesía, que obviamente no me gusta, porque me parece que tiende a idiotizarnos, y que algunos compraron sin revisar. Llegado a este punto, y con la incomodidad del que se descubre fastidiando siempre con lo mismo, iba a escribir “cambio y fuera” cuando se me ocurrió otro ángulo desde el cual plantear el problema de una concepción banal de la poesía (no en tanto tema, insisto, no en tanto referencia, no en tanto apariencia banal): ¿qué le exige un poema al lector? ¿Qué tipo de sujeto presupone que es el lector? ¿Un tipo inteligente, un tipo que se pregunta para qué carajo está en el mundo (o para qué carajo hace lo que hace), o un imbécil satisfecho con su imbecilidad? ¿Un remolón que sólo espera que le confirmen lo que supone que es o alguien que ve en el poema la propuesta de un trabajo incitante, tal vez arduo pero no necesariamente? ¿Qué tiene que poner en juego el lector para leer? ¿Sumamos alegremente la poesía al reino del entretenimiento –de los objetos que, “al ser consumidos, se consumen”, diría Pasolini– o suponemos que puede haber textos e imágenes que no se conformen con entretener nada más? Textos y/o imágenes que nos reclamen algo, nos propongan considerar de otro modo las cosas, ofrezcan la posibilidad de otra manera de pensar, ver y/o sentir, en vez de repetir lo que ya sabemos para que podamos sentirnos seguros y satisfechos con nosotros mismos. De eso hablaba. Ahora sí, la corto con el tema.
Mi buen Daniel (F): Es increíble la cantidad de errores de percepción que a todos nos plantean los posteos. O leemos mal de puro precipitados, o no entendemos la intencionalidad con que se escribe, o, curados de espanto como estamos, abrimos no sólo paraguas, sino también sombrillas, sombrillitas y abanicos, por las dudas. Espero que te baste como aclaración que no escribí el párrafo que citas considerando ninguna de las opiniones previas que habías vertido. No porque no me parecieran buenas y pertinentes, sino simplemente porque no las tuve en mente en el momento de escribir lo que citas. Sin embargo, lo interesante del caso es que tu vuelta sobre el tema no viene mal. ¿Por qué? Si leés lo que citaste, verás que mi intención era cronológica: buscar precursores. Si leo lo que escribiste, veo que hablás de una cierta actitud ante la escritura y de la elevación a programa de la cuestión. Una vez, hace muchos años, cuando cursaba en Filo, alguien dijo en una clase que Ortega y Gasset (y perdón por citar gallegos) señalaba que todos los movimientos estéticos podían ser considerados en sentido sincrónico (vale decir, ocurriendo contemporáneamente) o en sentido sinfrónico (o sea, como tendencias permanentes del espíritu humano). Y para escándalo de los presentes, ese alguien --que para sorprender a más de uno era Nicanor González del Solar, el gordo que habla de deportes y que era ayudante de Literatura Española Moderna y Contemporánea-- citaba el "romanticismo" de Sófocles o el "clasicismo" de Becquer. Entonces, ese sentido sinfrónico, esa tendencia es, en todo caso, lo que ahora podemos identificar con la actitud de quien escribe. Desde esa perspectiva banalidad y profundidad hubo siempre. Pero vos bien decís que no siempre se elevó a la banalidad a programa estético y ése es el síntoma que nos preocupa. Yo creo que cantar "a desalambrar, a desalambrar" en el momento en que eso se cantaba era también una forma de banalizar algo mucho más complejo. Me arriesgo a decir que Viglietti no es mucho más profundo que Roque Narvaja cuando estaba en La Joven Guardia. Y a eso me refería con buscar antecedentes. Más concretamente todavía, si Fernanda Laguna inventó Belleza y Felicidad, ¿quién inventó a Fernanda Laguna? ¿Quién le dio crédito? ¿Lugar? ¿Becas? ¿Legitimización? De eso hablaba. Si te satisface esta explicación y este nuevo desvío, desandá el camino transitado y fijate en los últimos, que estamos llegando a lugares más interesantes, donde la discusión es más un intercambio que una batalla. De hecho, tomate el tiempo necesario que necesitamos tu opinión.
Desde aquí, un saludo para Irene Gruss, con quien tendré el gusto de presentar mi novela "El espíritu del joven borja" por ediciones bajo la luna este invierno, el trio de autores es este: Irene Gruss: “una letra familiar, Lorenzo García Vega: “Los años de orígenes” y el mio: El espíritu del joven Borja". Un abrazo y muchas gracias.
Tran tran tran. Marlboro, yo fumo L&M. Gracias por la noticia, no estaba enterada. A otra cosa: ¿por qué os peleais, a santo de qué? Si lo desean, vuelvan a oír a Laurie Anderson en "quién es más macho" ya que al parecer retroceden de puteríos presentes a los ya lejanos, que, casi, son lo mismo. un cacho de altura, plis.
Gracias, Irene, por tu muy sesuda participación en este foro. Vos sí que tenés altura. Si leyeras sin mala intención, verías que desde hace varios días y no menos posteos nadie se está peleando, que también se puede hablar en buenos términos, sin ironía y con frases completas, que incluyan sujeto y predicado, ¡e incluso complementos! Probá vos también que vale la pena.
Daniel, señalaste en tu último mensaje que hubo un punto, "un momento" en que irrumpió, sin darse ese nombre, una ideología de la banalidad, "una moda de la banalidad, que daba por sentado que todo lo que no es banal es presuntuoso o impostado o ingenuo, o simplemente 'ya no corre'". No hay necesidad de fijar ese punto en el tiempo, me parece un poco más útil fijar las dimensiones de ese fenómeno. ¿Cuánto ha afectado a esa zona de la literatura oral o escrita o escénica que llamamos poesía? Te digo sinceramente que yo no lo sé. Veo en este blog, en los libros que salen, en otros "sites" que la poesía sigue otros rumbos, e insisto en la idea de contemporaneidad: somos los que aquí estamos contemporáneos de esa "ideología"; lo son quienes aquí publican y los que fueron 18 whiskys y todos los que publican libros, y también los "viejos" Lamborghini, Padeletti, Escudero, Gelman etc. Si tenemos en cuenta esto, tal vez podamos hablar de qué pasa hoy con la poesía. Estamos girando en torno a los 90, a la ideología de la banalidad y al llamado por Irene, con elevadísimo lenguaje, puterío, pasado y presente. Sospecho por dónde pasa la importancia que le dan, vos y Fondebrider, a esta ideología de la banalidad, pero más productivo que describirla una y otra vez, y mencionar reiteradamente el aparato cultural que le permitió revestirse de "corriente principal" me parecería darle un marco y examinar todo lo que la rodea.
Jorge, si volvés varios posteos atrás, verás que ya estábamos en otra cuestión y que la vuelta a temas anteriores tuvo que ver con el posteo de Daniel, que, concederás, merecía una respuesta. Por otra parte, la idea de buscar antecedentes no tiene que ver con otra cosa que con saber quién y por qué sustentó una manera de hacer las cosas en lugar de otra. Pero dejemos el asunto y volvamos a tus preguntas finales. ¿Cuál sería ese marco del que hablás? ¿A qué te referís con examinar todo lo que rodea a esa ideología de lo banal? Confieso que ninguna de las cuestiones me queda en claro.
Pregunto: ¿la banalidad fue postulada como modelo, etc., etc... cuándo, dónde, cómo, por qué? ¿La poesía no es más "la intemperie sin fin" (Juan L. Ortiz) ni "un estado de inocencia" (E. Bayley), por citar sólo dos? ¿Rilque "ya fue"? ¿Eliot hizo mutis, good night ladies and gentemlan, good night? Ah, bueno. Fonde, no te ofendas pero la palabra "complemento" pasó a llamarse "objeto" en gramática, hace tiempo ya.
Fonde, creí que era fácil de entender. Me refiero al cuerpo de la poesía contemporánea, que incluye a los poetas que producen contemporáneamente, no importa la edad que tengan. Claro que en ese conjunto incluiría a poetas que murieron prematuramente, como Viel Temperley, aunque su obra haya quedado, por eso mismo cristalizada, reducida a lo que nos dejó. También creo que poetas recientemente fallecidos como Giannuzzi o Madariaga forman parte de ese --no quería decirlo como se usa ahora, pero vaya-- "corpus" contemporáneo. Digo que son, y somos contemporáneos Giannuzzi, vos, Casas, Reches, los poetas que comenzaron a publicar en estos años, Escudero, etc. Si la época decide algunas cosas, todos estamos tocados por una época, considerada en términos un poco más amplios que lo "post 2001" o los noventa etc. Estoy leyendo el último libro de Lamborhigin, Leónidas: El jugador, el juego; ¿debo pensar que ya no es contemporáneo? Cierto es que con la máxima amplitud podría considerar contemporáneo a Quevedo, de quien Lamborghini hace en este libro una impresionante paráfrasis, por llamarlo de algún modo. Pero me limito a lo que es contemporáneo en términos de producción concreta, es decir, a lo que en estos años ..digamos 40 o 50.. se ha producido. Sus autores, por otra parte, siguen produciendo, en una proporción importante (murieron Bustos, Urondo, Viel, Giannuzzi, Pizanik)pero siguen vivos Gelman, Bignozzi, Padeletti, Lamborghini, Escudero. Si un historiador de la literatura se detuviera dentro de un siglo en esta época, seguramente no consideraría poesía de la época únicamente a los poetas que comenzaron a publicar en 2001 o 2007, sino al conjunto de líneas que se entrecruzan en ese "corpus", unas cortando o quebrando, otras creando unas coordenadas. Y si su propósito fuera el de examinar los fenómenos de lectura-escritura, vería a los poetas que publican desde hace un par de años y a los que les precedieron inmediatamente. Quiero decir que delimitaría un campo más amplio que un lustro. La poesía de Lamborghini, por ejemplo, ¿de qué modo se hace cargo de una época en la que algunos ven banalidad y terror? Eso quiero decir: que consideremos la totalidad de la poesía contemporánea (literalmente: del mismo tiempo) para ver sincronicidades, asincronicidades, y dónde hay una ruptura, si la hay.
Ahora entiendo, Jorge, y me parece muy bien tu propuesta. Mi único temor es que, como finalmente vamos a exceder los límites entre los que parece moverse buena parte del público (vale decir, de los 90 a los post-90), corremos el riesgo de tener pocos participantes en la discusión. Porque, si algo parece haber quedado claro en los posteos anteriores es que la mayoría de los más jóvenes sólo lee a otros jóvenes o, al menos, privilegia la lectura de sus pares por sobre cualquier otro tipo de lectura. Creo que tratamos de dilucidar por qué y nos quedamos en el camino. Pero, volviendo a tu propuesta, ¿cómo te imaginarías vos el comienzo de esa descripción que pedís? ¿En base a qué la estructurarías?
Alejandro, te escribo aquí para hacerte una propuesta. Dada la cantidad de gente que participa de tu blog y del mío, creo que sería muy interesante incluir dos preguntas más, que cuando armamos nuestros proyectos, no tuvimos en cuenta: 1) Cuáles fueron las lecturas que hizo durante su infancia, en la preadolescencia o juventud que le interese destacar? 2) A cuáles poetas argentinos leyó desde el 90´ hasta la actualidad? Y destaque, especialmente, si esas lecturas se limitaron a poetas o "amigos" de la misma "generación"
No puedo hablar por los demás, pero puedo dar cuenta de lo que me pasó a mí y que supongo similar en la mayoría de los casos. Desde los 25 años, cuando descubrí que me interesaba escribir y algo de lo que escribía, invierto mucho dinero en estudios y libros, que de ninguna manera se han limitado a "libros de poetas de mi misma generación". Por el contrario, tuve la suerte de conocer y leer a Gianuzzi y a Madariaga, por ejemplo. Podría nombrar a muchísimos autores, no sólo argentinos ni contemporáneos, pero no quiero ser abusiva. Pero me interesa dar cuenta también de que he leído y/o conocido en la instancia de taller o de lecturas a muchos autores y es más agregaría que he conocido gracias a Arturo Carrera y a Daniel Helder, ya que en la época en que trabajan juntos solían invitar a muchos poetas a leer al taller. De cualquier manera, por más que hiciéramos esa "lista" de lo que cada uno leyó desde el 90´ para acá, de ninguna manera creo que eso sólo alcanzaría para analizar cómo y por qué escribe cada uno de nosotros. Porque justamente es la experiencia de vida, la impronta personal,la esencia o el alma de cada uno (palabra que seguramente uso para espanto de muchos), lo que constituye una poética, además del contexto social (cuestión sobre la que haré una acotación más abajo). Entonces, es recién desde hace 2 o 3 años que me interesé por una lectura más profunda de lo que escriben y escribieron quiénes pertenecen a mi misma generación e incluso más jóvenes, y es gracias al blog de Alejandro y al mío que pude concretar esas lecturas con más profundidad que en otras épocas. Y también, algo que me parece sumamente valioso pude acceder a lo que se escribe en el interior del país de manera contundente y puedo decir, sin vueltas, que hay poéticas con las que tomo contacto por primera vez, como la de María Teresa Andruetto, Beatriz Vallejos, Bustriazo Ortiz o Escudero (y destaco el excelente trabajo que está haciendo Ediciones en Danza en la publicación y difusión de la obra de este último autor). Por eso, lo que ahora se dice acerca de a quiénes incluir en el recorte de los 90´, yo ya lo había dicho varios posteos atrás, creo que en el Foro 1: el recorte no puede ser en función de la edad, por el contrario hay que incluir lo que escribieron desde el 90´ para acá todos los autores vivos e incluso fallecidos recientemente. Me parece muy bien que se pueda llegar a esa conclusión ahora. Por otra parte, cuándo muy preocupadamente se pregunta quién o quiénes legitimaron a tal o a cual poeta, señalo dos cosas: en los 90, y para hablar concretamente, existió Antorchas y entonces quiénes durante esa época mostraron algún interés por el arte y/o asistían a talleres, se acercaron legítimamente a esa institución a solicitar becas y subsidios. Por lo que insisto, para poder analizar si realmente se dejó en la selección a alguna estética afuera, habría que saber quiénes se presentaron y no fueron elegidos. En algún momento, se señaló que se había elegido a poca gente del grupo 18 whiskys, yo no sé si ellos se presentaron o no a esas becas y cuántas veces y cuántas otras no salieron. Por mi parte, me presenté varias veces y sólo se me otorgaron becas en el año 2001. Me llama la atención, también, como se nombra una y otra vez a la gente de la 18 whiskys, a quienes hay poetas que valoro muchísimo como Villa, por ejemplo, y ninguno de ellos nunca dijo nada en este foro. Se ve que mucho no les interesa lo que se diga o no se diga de ellos y hasta, tal vez, me parece bien que no les importe nada y se dediquen a escribir que es lo que los poetas tenemos que hacer, no? Lo que puede decir, es que cuando en el año 2001 obtuve la beca para el Taller que daban Carrera-Bellesi y Arijon y para viajar a Canadá, tanto en el taller como en el viaje, podría decir que no había alguna estética que nos mancomunara y tampoco pertenecíamos a los mismos grupos ni habíamos estudiado en los mismos talleres. Por ejemplo, y para no extenderme por demás en la cuestión, me tocó viajar a Banff con Andy Nachón y Florencia Abbate, creo que las tres escribimos muy diferente, no? Y ninguna de las 3 estudió con los mismos maestros. Por otra parte, y con relación al contexto social, quiero señalar mi posición respecto a un análisis, que considero equivocado como hipótesis, y que pretende relacionar el neo-liberalismo y menemismo con el contenido (o la forma) con la que se escribió poesía durante esa década. Por el contrario, creo que dado que la poesía es una forma de resistencia, habría que analizar cómo el contenido de lo escrito en aquella década hizo frente o resistió al neo-liberalismo o menemismo. Habría que analizar las poéticas de los jóvenes y los no tan jóvenes, que escribieron y escribimos durante esa década y ver qué era lo que se estaba y estábamos diciendo y por qué. ¿O acaso se puede decir seriamente que toda la poesía escrita durante aquella época vivía una fiesta de pizza y champan? Y si eso es lo que se sostiene habría que dar ejemplos concretos. Me parece que encontraríamos en nuestra búsqueda más ejemplos de resistencia, oposición y crítica a lo que pasaba, que fiesta de pizza y champán. Por último, quiero cerrar este post, con un recuerdo, que son de los recuerdos que me alientan para seguir escribiendo... Hace muchos años cuando se presentó la Antología de "Poesía en la fisura" que antologó Daniel Freidemberg y que incluyó a muchos de los que en aquella época éramos jóvenes y ahora no tanto, se hizo una presentación y una lectura, en la que participé y en esa presentación estaba presente Gianuzzi con su mujer, bueno, nunca me voy a olvidar la humildad con la que Gianuzzi escuchaba a quiénes leíamos y sus sonrisas y las de su mujer que asentían con placer esos poemas que escuchaban y que se perfilaban como poéticas que continúan en la actualidad. Atte. Selva Dipasquale
1- Querida selva: me parece demasiado formular un cuestionario a todos los participantes de un blog con el unico objeto de demostrar un postulado, desmentir otro, o reivindicarnos como generación. A la vez, cuestiono tu sobreentendido acerca del lugar de resistencia que representaría la poesía. No es demasiado? O en todo caso, diría que la poesía es un lugar de resistencia tanto como puede serlo el surf, el nacional socialismo, las rave, la aracnofobia; o cualquier otra actividad malentendida o simplemente ignorada por una mayoría. Es decir, es un lugar de resitencia por default, por fracaso de postulados, por dificultad de integración, por propiciar comportamientos adictivos. Pero no me parece que alguno de nosotros haya elegido la poesía como un buen lugar para resistir, dado que sería una elección poco eficaz. Salvo que estemos simplemente resistiendo contra el lenguaje, contra la prosa, contra los tiempos verbales. No era de eso de lo que hablabas, creo.
2-Un análisis como el que planteaban los dos jorges sería beneficioso. Algo así intentaba proponer cuando hablaba de la necesidad de una cartografía y un mapa. Sobre las diferencias, Jorge F, las admito, cómo negarlas. Hay seguramente motivos generacionales --por camino recorrido y época vivida--,y también biográficas, que nos separan. La pésima relación entre poesía y mercado deja fuera de circulación rápidamente a muchos poetas, inclusive muy reconocidos en su fugaz paso por las librerías y el ambiente. Entonces, las nuevas generaciones optan por la arqueología o la ignorancia. O un poco de ambas, como es mi caso. Si bien lo único interesante de tender un puente es que después se puede dinamitar, espero que con humildad de un lado y paciencia del otro podamos tejer un lenguaje común. Quizá unb uen punto de partida sería ponernos de acuerdo en el terreno a explorar, el terreno contra el que vamos a contrastar nuestros conceptos. Lo publicado en los últimos dos años? En los últimos cinco? Sí, es cierto que quedarían afuera voces como la de Madariaga, de quien todavía nadie editó obras completas. En todo caso, de lo que hablo es de la necesidad de plantear un punto de partida común y posible de abordar, unas simples coordenadas para comenzar a responder por primera vez en la historia de este blog, a la pregunta que formulara su creador. Feliz frío. REches.
Describo, de manera muy breve y simplificando al extremo, lo que entiendo es el paisaje actual de la poesía contemporánea. Creo, como dije, que desde hace un siglo la poesía se secularizó, en términos generales, y este país, más cerca de la cultura que de la realidad, vivió directamente ese fenómeno. Los años 20 y los 50 y 60 fueron años de vanguardias; la vanguardia aquí siempre consistió en primer lugar en la búsqueda de un lenguaje natural, vertiente esta que lleva al llamado coloquialismo. Ese línea arranca en los años 20 y llega a los 70. En su trayecto, hace pactos con el surrealismo, que establece una sólida cabecera de puente en los 40, es decir, tardíamente, en torno a las iniciativas culturales de Aldo Pellegrini. Mientras esto sucede, y mientras el paisaje es atravesado por ráfagas tradicionalistas (los poetas de la revista Canto y posteriores), Borges logra una singular revolución en el habla, pero, como señaló Girri, más con su prosa que con sus poemas, de tono, estos últimos, ligeramente anacrónicos. La revolución borgeana tiene dos facetas: Girri señala una, el logro de una enunciación impersonal, de la que se apodera Girri inmediatamente para su poesía relfexiva, la que recibe al mismo tiempo, mediatizado y pulido, el impacto del imagismo anglosajón. Primer nudo: en los 60 teníamos poetas que sin dificultad y con razón señalaban a Tuñón, Girondo, Vallejo, como sus maestros directos, y sin dudas a Apollinaire como lejano profeta. Pero teníamos la tradición de la poesía reflexiva, mística y al mismo tiempo sabiamente ligada a los objetos de los poetas norteamericanos. Nadie podía advertir conscientemente qué tenían en común ambas escuelas (recapitulando: el núcleo surrealista-coloquialista y esa poesía más bien extraña y solitaria que escribía Girri); pero si nadie que yo sepa escribió sobre las vecindades y puntos de contacto, Giannuzzi parece recibir influjos de ambas tendencias. La otra faceta de la revolución borgeana había sido la de replantear el papel de la imaginación y el modo en que las obras de la imaginación deben plasmarse para ser eficaces: todo verso "debería comunciarnos un hecho cierto y tocarnos físicamente como la cercanía del mar". En esta encrucijada, que acompaña críticamente la metamorfosis del país ganadero en país burgués -la literatura es durante varias décadas el correlato del intento de convetirse en un país moderno- la crisis estalla y se resuelve. Al golpe feroz de la reacción -hablo de reacción en términos de oposición al paradigma de progeso que entonces toda la intelectualidad podía refrendar-- en los 70, correspondió una poesía en crisis, una literatura en crisis. Para entonces, también en el plano internacional, aunque con medios políticos menos sangrientos, la reacción había logrado erosionar y derribar el paradigma de progreso y el de "realidad". La historia no llega a su fin, pero preciso es decirlo, parece detenerse. De la ligereza y la parodia, a la recuperación de un cierto rigor conceptual, oscila el fiel de la balanza de los que comenzamos en los 70-80. Creo que esto es una descripción de hechos y trato de no asociar los hechos políticos y económicos directamente con los sucesos en la literatura. No me convence hacerlo, porque no explica mi propia experiencia. Somos ciegamente animados por la historia, pero la trama es demasiado compleja, porque interviene todo aquello que llamamos tendencias, gustos, inclinaciones personales, en la producción de hechos concretos, de artefactos líricos. Nadie podría explicar en última instancia si el diseño de automóviles en los 50 tenía algún tipo de relación con la Guerra Fría. Desde los 80 en adelante, ya vimos qué sucede. Sólo quiero subrayar que las diversas tensiones que dieron vida a la poesía se mantuvieron metamorfoseadas a lo largo de los años. El objetivismo del que tanto hablamos, no es un ave extraña en la Argentina. Tiene lazos y muy fuertes con la literatura que lo precedió. El gongorismo barroso o de plástico de los 80 y el conceptismo en sus muchas variantes --reflexivas, neorrealistas, líricas, conversacionales, formalistas, minimalistas-- parecen tener todo tipo de parientes cercanos y lejanos. El mapa de nuestra poesía tiene una singularidad, no es igual, aunque se roce en más de un borde, al de otros países de América, mucho menos al de España. Creo que desde Lugones-Borges hay una escuela argentina: Parra la identificaba en los 70 con el surrealismo; a esta altura, es más visible que tiene que ver con otro tipo de escuelas y cuestiones. Ahora, dijimos por aquí, tiene la palabra la banalidad, el suceso irresuelto. No creo que sea ajeno a lo que produjeron los 50, 60, 80 etc. Y sí, Gabriel, estamos resistiendo contra el adjetivo, contra la prosa, contra los tiempos verbales. En ese terreno es donde debemos ver primero si hay algún tipo de resistencia.
trin trin. copio esto de aulicino, con lo que no coincido: "trato de no asociar los hechos políticos y económicos directamente con los sucesos en la literatura. No me convence hacerlo, porque no explica mi propia experiencia. Somos ciegamente animados por la historia...". A mí sí me "explica" en escritura y en experiencia de vida, y no fui ciegamente animada por nada. Lamentablemente, he visto, fuera de foco pero he visto. En ese posteo, creo que falta la rama neorromántica. Sin contar con que dónde se pone poesía como la de Zabaljáuregui, Javier Adúriz, Susana Villalba o Eduardo Mileo, por ejemplo. Ahora, ¿la banalidad es el suceso irresuelto? Tampoco creo que sea así o que se trate de eso. Una cosa es la banalidad; y otra, para mi entender, es el suceso (y por qué no la idea, el poema)irresuelto. En cuanto a la/s crisis, creo que nunca como ahora hubo tal. Interesante mirada y aceptación la de Reches: "las nuevas generaciones optan por la arqueología o la ignorancia. O un poco de ambas, como es mi caso". Pero más que arqueología, noto en muchos (no en Reches) una actitud de topo, de mirar sólo hacia dentro, que no es lo mismo. Y que tampoco tiene que ver con el intitulado yo lírico. En lo demás, hace frío.
Qué suerte que tenés Irene, que la política y la sociedad te explican enteramente, y que ves claramente tu papel en la historia. En cuanto a los que decís quedan fuera de la descripción, leerás arriba que dice "simplificando al extremo", por un lado, y por el otro tampoco están tan fuera del esquema los poetas que nombrás. Yo creo que queda visiblemente fuori, en cambio, Juan L Ortiz y hasta po ahí no más, pues en general su lenguaje tiene mucho de simbolismo y al mismo tiempo mucho de conversacionismo. Pero en fin, de esto se trataba, de que el primer gil dijera claramente lo que piensa... Ahora por lo menos sabemos con qué no estás de acuerdo. Tal vez sepamos con qué no están de acuerdo algunos más. Cariños
Gabriel, la propuesta de preguntar a los autores por sus lecturas, en este blog o en el de la Infancia, lo había pensado ya hace un tiempo. Me parece que sería, un dato más, interesante para entender la poética de cada uno y creo que cuándo pensé aquellas preguntas no lo tuve en cuenta... La idea no era demostrar, desmentir o reinvindicar nada en particular. Simplemente, lo que se venía diciendo me recordó aquello que había pensado cómo posible pregunta complementaria... tal vez, lo haga en mi blog, no sé... En todo caso, también me parece un poco desmedido pensar que nuestra generación no leyó a autores de otras generaciones, no? En cuanto a la poesía como un lugar de resistencia... a vos no te parece que la poesía tiene la capacidad de permitirnos pensar las cosas y el mundo de otro modo? de un modo mucho más sensible? la poesía no es una forma de acceder al conocimiento de una manera bastante diferente al de otras disciplinas? No te parece una experiencia a la que sería bueno que accedieran más cantidad de personas como lectores o como "escritores", aunque finalmente no se conviertan en "poetas"? Seguramente, que la nuestra no fue una "elección voluntaria" por la escritura poética y tampoco digo que siempre se logre esa "resistencia"... pero, frente a la crítica que se venía haciendo en este debate acerca de la "precariedad" , la "falta de medios" o la "banalidad"...de algunas escrituras de los 90´... me pregunté si no era posible pensar al revés... es decir, cuáles de aquéllas escrituras "resistieron" finalmente a ese contexto social... y qué fue -desde el punto de vista del contenido y de la forma- lo que esas poéticas resaltaron, cuestionaron o dijeron... (pero no tengo ninguna idea cerrada al respecto, sólo estoy tratando de pensar esa cuestión). Por último, valoro mucho la descripción "histórico-poética" que está haciendo Aulicino, descripción a la que no podría agregar nada, por ahora, porque ese tipo de análisis no es mi fuerte. Pero lo sigo con atención. Sí, podría agregar más preguntas... ¿Por qué en el último siglo la poesía se secularizó? y ¿Por qué este país está más cerca de "la cultura que de la realidad"? No sé, si terminé de entender bien esa afirmación. Saludos. Selva
Jorge, creo que el esfuerzo que hiciste por presentar, "de manera muy breve y simplificando al extremo", una de las posibles versiones del paisaje actual de la poesía contemporánea en la Argentina es, además de meritorio, un punto de partida que podría servir para discutir, sin que por ello se deba estar plenamente de acuerdo con tu descripción. Hay cosas que comparto y otras que no. Como no puede ser de otra manera, sospecho que nuestros mapas están sesgados por nuestra identidad porteña y me pregunto --más allá de Juan L. Ortiz, a quien pusiste en un justo paréntesis-- si el interior no estaría reclamando también otra lectura. Por ejemplo, de los años 40, con poetas como Felipe Aldana o Arturo Fruttero, en Rosario, o los poetas del Noroeste. Unos y otros escribían por ese entonces en otra frecuencia que sus pares de Buenos Aires. Y sin embargo seguimos hablando de la generación neo-romántica del 40, donde, de paso, también, en su momento, cayeron en la volteada Bayley, Orozco, Molina, Girri, Armani y César Fernández Moreno como si fuera iguales que Daniel Devoto, Alfonso Solá González o David Martínez.
Pero volviendo a tu posteo que, insisto, es un buen comienzo, te propongo entonces que partamos de allí y nos hagas algunas puntualizaciones.
1) ¿Cómo llegás a que "la vanguardia aquí siempre consistió en primer lugar en la búsqueda de un lenguaje natural"? Primero, ¿a qué llamás "lenguaje natural"? Si lo hacés acercando la lengua al habla, ¿cómo entraría Girondo en eso?
2) ¿Por qué decís que esa línea llega a los 70 y no que se perpetúa hasta ahora? ¿Por qué la interrumpís ahí? ¿Qué serían entonces las experiencias que en ese sentido hicieron los más jóvenes en los 90?
Jorge F, si ese posteo es punto de partida de algo, me alegro. Quisiera que en lugar de preguntas, formularas argumentos, porqu eso sería lo que permitiría discutir. De todos modos, respondo: vanguardia como búsqueda de lenguaje natural, es algo así como ruptura con el español de la metropoli y con el del modernismo; Borges, como sabrás, se basó en tres o cuatro cuestiones planteadas por el ultraísmo, una de la cuales era limpiar la poesía de "trebejos ornamentales"; por un lado el español de Madrid, y aun el español de la calle, estaban llenos de esos ornamentos; por otro lado, el modernismo lo estaba (ornamentos distintos, pero que requerían ir al diccionario para entender algunas cosas, en los poemas de Lugones, por ejemplo; Lugones no usaba palabras "difíciles" sino palabras de poco uso o en desuso). Digo que la búsqueda de esa naturalidad del lenguaje se prolonga en toda la historia de la poesía argentina en el siglo XX. No quise decir que no llega a los 90, pero formulé mal esa opinión; dije los 70 por abarcar en un arco a los poetas que nos precedieron. En cuanto al interior, la verdad, no creo que la poesía del ineterior tenga una entidad especial. Esa dicotomía es tan gastada y tan vieja... si de lo que se trata es de que los poetas del interior tengan mayor visibilidad, estoy de acuerdo. Si se quiere decir que el interior tiene otra estética, no, primero porque el interior no es homogéneo, es muy diverso, y así fue su producción, diversa. También en el interior hubo lo que llamé ráfagas de tradicionalismo; vos señalás que esas "ráfagas" alcanzaron a Girri, Fernández Moreno, etc, en sus comienzos: ¿en qué cambia eso el panorama? Irene dice que me olvidé del neorromanticismo supongo que de los 80; bueno, que lo de por incluido en el de los 40. Insisto en que es un cuadro de trazos gruesos, y se me olvidó, es verdad, el neorromanticismo de los 80. Selva: cuando hablé de secularización de la poesía me referí a que está más cerca de lo cotidiano, para simplificar una vez más. Ah, y en cuanto al neorromanticismo (el de los 40): ha dejado de tener lectores, excepto algunos poetas rescatados precisamente por el neorromanticismo de los 80. En cambio Girondo o Tuñón no dejaron de tener lectores, y comenzaron a escribir 20 años antes. Hay poetas "injustamente olvidados" muy probablemente; pero también hay poetas con mayor o menor peso en la historia; siempre, claro, desde mi punto de vista. Lo que conté fue mi historia de la poesía en muy pocas líneas. Habrá otro modo de contarla. Nota y recificación: cuando dije neobarroco de plástico o barroso no quise ofender a nadie tampoco. Es rigor de verdad, diría ahora que hubo y hay un neobarroco minaturista y otro barroso (este último término fue adoptado, quizá inventado, no recuerdo, por los cultores de esa estética, bah, por Perlongher)
No, me expresé mal quizá. Nunca dije que hechos políticos y económicos me hayan "explicado" enteramente. Y mucho menos, que veo claramente. Y no sos "el primer gil", Aulicino. Sos uno de los que más conciencia tienen sobre el proceso de creación propio y ajeno de nuestra generación. Así que no os ofendais al cuete.
Bueno, la idea de pedirte especificaciones era, justamente, definir los tantos como para que no estuviéramos hablando al pedo por no haber aclarado a qué nos referíamos desde el principio. Sobre todo, cuando usamos términos suscetibles de interpretaciones. Pero vos querés argumentos, así que vuelvo al de los poetas del interior y me explico por qué con un ejemplo.
Durante casi cuarenta años, la poesía francesa del siglo XX fue dominada por el surrealismo, un movimiento de vanguardia que, a diferencia de todos los demás movimientos de vanguardia, estuvo bien organizado. Por eso, porque funcionaba como un ministerio, copó la banca y ocupó todos los espacios disponibles, impidiendo se visualizara con nitidez cualquier otro fenómeno. De hecho, sus disidentes, empezando por Antonin Artaud, fueron prolijamente expulsados por la plana mayor, entre la que figuraban Breton, Aragon y secuaces. La impresión general que quedó hasta hace algunos años fue entonces que en Francia sólo había poetas surrealistas y que, algo después, venían René Char e Yves Bonnefoy, quienes liquidaban el ciclo y chau. Eso se lo oí repetir a ilustrísimos poetas de las más diversas latitudes, quienes, lamentablemente, no se tomaron el trabajo de ir un poco más allá. La verdad es otra: hubo un número muy importante de poetas franceses que abominaron del surrealismo y que, por ello, fueron claramente silenciados por esa curiosa vanguardia de cuarenta años de duración, la cual les impidió la visibilidad que merecían. El caso más significativo es el de Francis Ponge, a quien la gente de Tel Quel descubrió por casualidad en 1966, cuando daba clase en la Alianza Francesa de París, justo enfrente de la casa de Philippe Sollers. Ponge, en su momento, había mandado a la mierda a los surrealistas y, como hombre de acción que era, se había dedicado a militar en la Resistencia, manejando la inteligencia en el Sur de Francia. Lo más significativo de la obra de Ponge, sin embargo, había sido escrito en esos años, contemporáneamente a lo más significativo de Breton, Eluard, Soupault y compañía. No es el único caso: Jean Tortel en Marsella, André Frénaud, el comunista bretón Guillevic, Jean Grosjean y muchos otros no figuraron hasta la década de 1980, cuando el surrealismo ya estaba muerto. ¿Qué quiero decir con esto? Que el mapa de la poesía francesa es uno si se lo hace con los ojos que se tuvo hasta la década de 1970 y otro si se lo considera con el punto de vista que se tuvo en los años posteriores a esa fecha.
No estoy abogando por dicotomías del tipo capital-interior, hombres-mujeres, viejos y nuevos. Lo que estoy diciendo es que nuestro mapa de la poesía argentina --o, al menos, el que trazaste-- podría ser objeto de alguna crítica si, redescubiertas obras significativas y mal conocidas en su momento, decidiéramos seguir manteniendo las categorías empleadas hasta ahora. Y di el ejemplo de Felipe Aldana y Arturo Fruttero, no exclusivamente por su pertenencia a Rosario, sino porque, para los mismos años en que la corriente central de la poesía argentina estaba copada por el neo-romanticismo de los años 40, ellos estaban escribiendo en otra frecuencia de onda. Y eso nos permite leerlos hoy en día de una manera más interesante, justamente por la forma en que contrastan con esa corriente supuestamente dominante y fundamentalmente impuesta por porteños. Digamos que esa misma operación también hace agua --como ambos advertimos-- cuando se aplica a poetas como Girri, Bayley, Fernández Moreno, etc. Entonces, si para Buenos Aires podemos considerar que esa adscripción automática no funciona, bien podemos suponer que en el interior tampoco. ¿Por entonces qué seguir caracterizando a la poesía de los años 40 como neo-romántica y no limitarnos a mencionar que el neo-romanticismo fue una parte visible, pero no única?
Digamos que este argumento vale tanto para los años cuarenta como para los sesenta o para cualquier otro momento. Que haya habido presencias dominantes como la de Gelman, Urondo, Fernández Moreno o Szpunberg (por cierto, todos poetas muy distintos entre sí), no determina automáticamente que la poesía de ese período haya sido eminentemente política. Ahí están el mismo Bustos, Mario Morales, Susan Thénon, Luis Futoransky y tantos otros que permitirían poner en duda lo de la poesía política. O, actualmente, lo que hemos caracterizado como banalidad, a falta de mejor denominación.
Y acá, una digresión que, creo, también suma: recuerdo que en los últimos años de la década de 1970, la única poesía joven visible parecía ser la del grupo Ultimo Reino. A diferencia de otras formas que también existían, había llegado a los diarios nacionales, aunque más no fuera en las modestas cuotas que se le asigna a la poesía. Daba la impresión de que, si uno no escribía así, no tenía lugar. Pero eso, ¿duro cuánto? ¿Uno, dos, tres años? ¿Y cuál fue su descendencia? Sin embargo, en ese momento, un observador externo que hubiese llegado a la Argenina, habría pensado que ésa era la poesía local y no otra. Y todos sabemos que no fue así. De hecho, Jorge, estaban los poetas que, como vos, Irene, Tamara Kamenszain y Daniel, entre otros, aunque más no fuera por razones operativas o de supervivencia, habían sido publicados en la antología "Lugar común". Y estaba el grupo El Ladrillo (con Boccanera, Muleiro, Colombo, etc.), y había también otras cosas, como la gente de El Lagrimal Trifurca o La Cachimba, de Rosario. Etc., etc., etc. Sin embargo, lo visible, lo que uno veía recuperado en La Nación y en La Opinión de Luis Gregorich era Ultimo Reino. ¿Se entiende entonces mi objeción? Continuemos, argentinos.
Y, la verdad, Jorge, que no se entiende tu objeción, 1) porque no se puede comparar la preeminencia del surrealismo en Francia con la preeminencia de ningún otro movimiento estético en el mundo.Por las razones que vos apuntás, y por su extensión internacional, el surrealismo fue un vanguardia de un poder muy especial, como ninguna otra tuvo. Es casi absurdo que compares el peso político del surrealismo con el quetuvo aquí la escuela neorromántica de los 40; 2) no hablé siquiera de escuela neorromántica de los 40: hablé de "ráfagas" tradicionalistas, ese es todo el relieve que le di a los poetas neorrománticos de los 40, que, por lo demás, no alcanzaron a silenciar o hacer menos visibles a poetas como los que mencionás, y mucho menos a Molina, Bayley, Orozco, Girri, que comenzaron a publicar en la misma época; 3) que hables de una presencia dominante del grupo de Ultimo Reino es también un poco desproporcionado, si el parámero sigue siendo el peso que tuvo el surrealismo en Francia y en el mundo (dos tres años decís vos mismo, y eso si coincidimos en que hubo tal predominio, y no coincidimos). Me parece que te guía la idea de que detrás de cada oficialismo hubo una serie de poetas ninguneados. Es relativamente cierto. Lo que decís de los 60, de la visibilidad de los "políticos" respecto a otros, lo dije hace mil quninientos post. De todos modos, la historia vino a emparejar los tantos, cuando comenzó a hablase de Giannuzzi, cuando se gestó la mistificación Pizarnik, cuando se publicó la Obra Completa de Viel, cuando en los 90 se habló de Zelarayán -nacido en Entre Ríos de paso sea dicho- como nunca se había hablado, cuando se le dio postmortem el Premio Nacional a Madariaga (un poeta del "interior", sí sí) etc. Me parece que ni siquiera el coloquialismo -por llamarlo de algún modo, o si querés el manípulo Gelman, Urondo, Jitrik y cuantos tuvieron poder en los medios de prensa, en las editoriales y en el exterior vía La Habana-- llegaron a detentar el enorme peso del surrrealismo en el mundo. Como analogía, no es de lo más afortunada. Ahora, si se trata de mencionar nombres que no mencioné en el esquema de más arriba, bueno, la lista es larga. Sólo mencioné algunos nombres que a mi juicio son importantes, pero que básicamente me resultaron funcionales. No son los únicos, no pueden serlo. Ahora bien, me gustaría que expusieras tu esquema.
Querido Jorge: Puede que no me haya explicado bien, pero no comparé el surrealismo francés con el neo-romanticismo de los años 40 (tampoco con el de fines de los años 70 y principios de los 80). Quise, en todo caso, establecer un paralelo entre la lectura que el surrealismo permitió de la poesía francesa y el tipo de lectura que Buenos Aires permitió de la poesía argentina. Y al hablar de esta última, maticé el ejemplo con dos o tres momentos que, me pareció, se prestaban para demostrar lo que quería decir.
Entonces, mi esquema, tan aleatorio como cualquier otro, aunque coincidente en más de un punto con el tuyo, Jorge.
Lo plantearía en estos términos: el Modernismo permitió en la Argentina una serie de experiencias de muy diversa índole. Por un lado tenemos a Lugones, cuya obra más combativa sirve de pilar para buena parte de las manifestaciones barrocas posteriores. Por otro, a poetas como Ezequiel Martínez Estrada, Alfonsina Storni o Baldomero Fernández Moreno, quienes podrían ser vistos como origen de algunas de las más fecundas líneas de fuerza de nuestra poesía. No a ellos, sino a Lugones, se va a oponer la generación de Borges, González Tuñón, Girondo y Olivari, quienes, a su vez, van a inaugurar otras direcciones. Como no todo es automático, existen poetas que, más allá de la descendencia que hayan dejado, resultan insoslayables. Contemporáneo de los modernistas fue, por ejemplo, Enrique Banchs, que responde a otra tradición. Contemporáneos de la vanguardia del 22 fueron Carlos Mastronardi, Jacobo Fijman, Ricardo Molinari y Juan L. Ortiz. Cada uno de ellos hizo lo suyo sin dejar, probablemente, herederos. Si los tuvieron (Mastronardi, por ejemplo, es reclamado por Alfredo Veiravé y también por Arnaldo Calveyra; Molinari, tal vez por Horacio Armani y Ricardo Herrera; Juan L. Ortiz, por un sinfín de poetas del Litoral), no resultan tan evidentes como en los otros casos. A esos dos momentos de experimentación y expansión sucede --acaso por las circunstancias políticas y sociales de la década de 1940; recuérdese que el peronismo no era popular entre los intelectuales-- una poesía que retoma las formas fijas y que, por su tono, se vuelve abiertamente elegíaca. Son los años de Vicente Barbieri, de Alfonso Solá González, de Daniel Devoto y la revista Canto, etc. Si se considera la importancia y la innovación, al menos en términos locales, de la poesía previa, se verá que el retroceso fue enorme. De ahí, también, la violencia de la reacción en la década siguiente, cuando surgen "Poesía Buenos Aires", comandada por Raúl Gustavo Aguirre, Jorge Enrique Móbili, Edgar Bayley, Mario Trejo y Rodolfo Alonso, y "A partir de cero", con Aldo Pellegrini, Enrique Molina, Carlos Latorre y Francisco Madariaga. Para decirlo de otro modo, esencialistas y surrealistas locales quienes, al cabo de algunas escaramuzas, se alían, sumando los nombres de Paco Urondo y Alberto Vanasco, entre otros, para combatir al neo-romanticismo previo. Tal vez más importante, durante los años de esa década también se gestan los principios que, ya en los sesenta, iban a regir la parte más visible de la poesía de ese período. De hecho, tanto Gelman como Urondo publicaron sus primeros libros por esos años. Para no mencionar que César Fernández Moreno, después de haber sido un neo-romántico, pateó el tablero y comenzó a tránsitar el andarivel de lo que él mismo denominó "poesía existencial". Dicho esto, entiendo que la retórica más externa que caracterizó la poesía sesentista tiene que ver con ese caldo lentamente cocinado en los cincuenta por las distintas formas que asumió lo que podríamos llamar groseramente, segunda vanguardia de la poesía argentina. El problema es que, del mismo modo que Borges, González Tuñón o Girondo en los 60 ya no estaban en el mismo lugar que en los años veinte, treinta o cuarenta, ni Gelman ni sus compañeros de generación estaban, a fines de los sesenta, en el mismo lugar que cuando produjeron el impacto inicial. Decir, por ejemplo, que Gelman seguía trabajando en la línea de Tuñón sería un despropósito, sobre todo después de que había recorrido a César Vallejo de punta a punta. Por lo tanto, cuando la parte más chirle de esa retórica (pienso en Julio Huasi, en Horacio Salas, en Marcos Silber, por ejemplo) empezaba a desmoronarse, con la consiguiente reacción por parte de los más jóvenes, un hecho externo --el golpe-- hizo que lo que se iba a morir de muerte naturla interrumpiera abruptamente su agonía para convertirse en otra cosa: una manera más lateral de nombrar la realidad, un lenguaje más velado, una serie de apelaciones a la historia de la poesía para decir lo que no podía ser dicho sin ambages. Y acá me parece que resulta interesante volver a esa idea de líneas de fuerza de la que hablé al principio: un poeta como Baldomero Fernández Moreno, con su estética sencillista --una de las posibles desviaciones del Modernismo--, permite la existencia de poetas posteriores que, no obstante, también encuentran su tono en la influencia que sobre ellos pudo tener Nicolás Olivari. Así, al menos, me explico la poesía de Luis Cané, Eduardo Romano y, más acá, la de Rodolfo Edwards. Podría hacerse lo mismo con casi todos los nombrados y adscribírseles descendientes y, en algunos casos --Gelman, por ejemplo, tal es el número de "gelmaneadores que se van a gelmanear por ahí"-- epígonos. Por supuesto que no es así de simple ni de mecánico, ya que un poeta es mucho más que sus lecturas nacionales e internacionales y, probablemente, que sus experiencias de época. Pero hablamos de trazar un esquema, por lo que, llegados a este punto, me parece más sensato plantear que la historia de la poesía argentina procede por acciones y reacciones ante, por ejemplo, el realismo. Y que ese realismo puede a su vez verse matizado por distintas formas que lo fueron interceptando a lo largo del siglo XX y durante estos primeros años del XXI. Creo que alguien ya planteó que el neo-barroco podía ser leído como la otra cara del objetivismo, o viceversa, con lo cual uno y otro serían entonces formas del realismo atravesadas por cosas ya presentes en Lugones y Girondo, en un caso, y Borges, Girri y Giannuzzi, en otro.
Quiero, con todo, dejar en claro la precariedad de esta esquematización, susceptible de todo tipo de objeciones y revisiones. Pero, en todo caso, es la tabla a la que suelo agarrarme para tratar de entender. Espero que los próximos posteos me permitan corregirla.
¿Hola?, ¿Hola, hay alguien? Hablo de la Afip, ¿podría contestar una encuesta? Che, a la hora de esquematizar, sintetizad, plis, sintetizad. Agrego información a la digresión de Fonde en su antepenúltimo posteo: ¿habeis olvidado que tanto en "La opinión" como en el suple clarinesco de Alonso, hemos salido más de uno en flor de contratapas? Ah, dichosos años en los que la puesía ocupaba contratapas, che. Pero lo que más me inflama una y otra vez: ¿hay que apareccer para ser o estar? ¿Si no se "figura", no se es? Hay, hermanos, mucho por hacer...
Jorge, aceptado: entendí mal, te expresaste mal, no lo sé. Así es esto, cosas que se dicen rectifican, aclaran, porque el blog es una charla, y espero que no pierda ese carácter. En líneas generales, tu esquema está bastante cercano al mío. Ambos tienen detrás abundantes antecedentes, estudios, otras esquematizaciones, que fueron definiendo el modo de llamar a las tendencias que se enfrentaron o predominaron, así que mucho no inventamos (escribieron Jitrik Urondo Gregorich Freidemberg y muchos más sobre estos períodos de la poesía argentina). Destaco en su esquema dos cosas: una la comparto plenamente, otra no tanto. Lugones fue la piedra de toque de la poesía del siglo 20. Y de él surgen líneas y oposiciones. La vanguardia se forma en torno a oponérsele. En eso coincido. Es interesante ver cómo Lugones, su bucólica de ppampa y jardines, llega al neobarroco de los 80. En lo que no estoy de acuerdo es en que el golpe de Estado de 1976 contribuyó al cambio que se estaba operando de manera tan decisiva: obligando a la lateralidad y la veladura de lo que quería decirse. No es así. La intención de la poesía de los 80, en lo que a mí respecta, y al grupo que mencionás, no era velar, lateralizar: era conceptualizar más. Vivimos la decandencia del coloquialismo y el superabuso de la mística revolucionaria. Poesía de propaganda, sentimentalista. Queríamos dureza, no veladuras, no rodeos. Y básicamente, había otras cosas que decir. La fioritura, que reelaciono con veladura, correspondió al neobarroco, que pronto hizo su arribo. La fuga nocturna, a Ultimo Reino (una fuga vital, positiva, me adelanto a decir, pues ¿quién no huiría hacia los últimos reinos de la belleza en la sombras en un país de mierda y lleno de sangre como éste?) En cuanto a la extraña vecindad entre cierto objetivismo y el barroco, no me extraña. El barroco que llamé miniaturista está cercano al objetivismo minimalista, claro, porque ambos hablan de la la época, del vacío al que enfrentan con cortos recursos. Pero el minimalistmo había aprendido a ahorrar con los poetas de nuestra generación; el barroco esteticista encuentra lo "mínimo" sublime; es en algunos casos, un objetivismo distinguido. Y se diferencia del objetivismo en que jamás el pathos parece alcanzarlo. En verdad, es una poesía sin drama, "todo bien" en el fondo.
orge, escribís que en lo que no estás de acuerdo es en que el golpe de Estado de 1976 contribuyó al cambio que se estaba operando de manera tan decisiva. Yo hablaba de la lateralidad y de la veladura de lo que quería decirse. Y me decís que no es así, aclarando que, en lo que vos y al grupo que menciono respecta, lo que querían era conceptualizar más. Bien, lo acepto. Pero convendrás que no todos los que escribían por aquel entonces buscaban conceptualizar. También, que se puede conceptualizar sin recurrir a veladuras. De hecho, son muchos los poemas que así funcionan. Pero, por ejemplo, recuerdo tus poemas y los de Freidemberg de "Lugar común" y veo, además de la conceptualización, una imposibilidad más que evidente de no poder decirlo todo por las circunstancias de la época. Hay poemas que, creo, abonan mi tesis, como estos dos de Freidemberg, que después se recogen en "Diario en la crisis": *"**Matinal" (*Ya no hacemos preguntas,/ ya nadie hace preguntas porque / las respuestas son intolerables / No nos importan las respuestas, cuando/ las cosas hablan por sí mismas/ La ropa al pie de la cama, por ejemplo, el sol/ tras las hojas del plátano/ cuando les da como una luz y tiemblan/ al paso del aire/ que anda buscando algún lugar/ a donde llevar algo de nosotros.) o *"En caso de que" *(Si rompen la puerta, si/ con un golpe/ inconfundible y preciso/ la echan abajo y/ se oye a mi hijo llorar/ ¿Qué va a entrar? ¿El/ invierno (hojas –de plátano o de un/ viejo diario– incluidas)? ¿El/ silencio eterno de los espacios infinitos?/ ¿Santos marchando acudirán? ¿La lluvia acaso y/ tiemblen las cortinas?/ Y si, supongamos que ocurre, la rompen y/ el visitante parpadea, dice "perdón",/ se quita el sombrero, "estaba equivocado"?/ Habría que hacerle pagar entonces los/ daños, exigirle una explicación/ por el flagrante incumplimiento de/ lo que esperábamos de él yo y la historia).
Y ya que lo he citado, oh espíritu de Freidemberg, te convoco a que nos des tu versión.
En otro orden, me pareció atinadísima tu interpretación de la vecindad entre cierto objetivismo y el barroco: "una poesía sin drama, 'todo bien' en el fondo". Te faltó sumar un "ja, ja, ja", como noté que se pone en los mails de los más jóvenes y ya tenemos la definción perfecta de la banalidad a la que nos habíamos referido en posteos previos. Es aquí donde uno agradece la existencia del viejo pathos: el tipo que vomita en medio del vernissage en el Malba, el dolor porque te dejaron y te quedaste pagando delante de la tele apagada, las malas noticias que te descomponen el rostro o, mejor, las buenas, que también te lo descomponen. Je, je, je y después te morís. Digo, como para terminar bien arriba.
Tengo 31 años y escribo poesía desde los 18. Tuve varios intentos de "salir del cascarón" pero frente a la estética imperante, opté mayormente por el encapsulamiento. El estilo de poesía que me es dado escribir, siempre me sonó (en el contexto de la poesía de los 90), solemne y dramático. Tal es la entronización de esa poesía tan debatida en este foro que por momentos me sentí avergonzada de lo que escribía, demodé, altisonante. "De todas maneras -pensaba- no está mal no hacer espectáculo con lo escrito desde la angustia" (y sin embargo, cuando leía poesía, poesía de la buena, veía que todo eso estaba ahí: las frases cuidadas, profundas, la expresión original, lo dramático... todo lo contrario a los poemas donde aparace la palabra "inodoro" por ejemplo, algo con lo que jamás podré comulgar). Pero tengo en mis manos el último número de "La guacha" con el artículo en el que Pablo Anadón le contesta a Di Marco. Pero entré a este foro y estoy leyendo el debate sobre banalización de la poesía actual.En consecuencia, hoy no me siento sola con lo que escribo. Estoy contenta. Quiero copiar el debate completo, imprimirlo y leerlo más tranquila porque tengo mucho que aprender y sobre lo que pensar. Sólo puedo agradecerles.
Saludos desde Rosario, Carolina Contino
PD: me olvidaba de decir que la idea central de la página, francamente, no me gusta. No me parece valorable que miles de poetas aparezcan citados sin otro criterio más que el conocimiento de un colega. Me parece poco práctico y siento que más que abrir el campo, lo cierra.
Carolina, te sugiero entres al link "concepto" de este blog y verás que tu comentario respecto a que el único criterio con que se hacen las menciones es el mero "conocimiento" de un colega, es absolutamente errado. Efectivamente los criterios de mención son innumerables, y cada poeta ha aplicado el propio. Algunos eligieron a aquellos poetas que admiran, otros a aquellos que marcan rumbos en la poética actual; otros han preferido mencionar a los nuevos poetas inéditos como una manera de abrir el juego, algunos han teñido sus decisiones con cuestiones de afinidad estética. No niego que alguno haya podido elegir conforme al criterio que vos mencionás. Pero el espíritu de este blog es otro. No pretendo que te guste el proyecto, pero lo cierto es que hay mucho trabajo atrás, y desde que fue creado no ha hecho más que abrir y abrir el campo.
Hola Alejandro, gracias por tu respuesta. Cuando puse que se cierra el campo, me refería a que si no te conoce nadie, no podés participar, no? De todas maneras, estuve mal en no poner más claramente que el espacio se agradece, porque de hecho el debate que se armó está en la página también. Y mucha gente que quizás tiene tiempo de indagar en toooodo lo que hay publicado puede hallar cosas interesantes. Lo que yo expresé es una opinión personal, de hecho estoy en conocimiento de que el proyecto se difundió en otros países de Latinoamérica y de que mayormente es bien recibido. Lo que pasa es que soy de la idea de que cantidad no es calidad; a veces "mucho" es sinónimo de "nada", como está sucediendo en la red. Pero reitero que se agradece el espacio y valoro el trabajo que hay detrás. Saludos desde Rosario Carolina Contino
Carolina, como en todo proyecto (si querés como en todo juego) hay reglas, y este blog no es la excepción. En cuanto a tu situación particular donde supuestamente nadie te conoce (me permito dudarlo porque subiste tu comentario y me imagino que si escribís desde hace tantos años, a alguien le habrás mostrado tu material). Hay infinidad de maneras de darse a conocer, y más hoy con las nuevas tecnologías. Sin ir más lejos abrir un blog es sencillísimo y gratuito. Por eso, no te quedes en la queja estéril. Seguí escribiendo, y cuando lo creas oportuno poné en circulación tus textos. El tiempo dirá lo suyo. Por otra parte este blog no busca batir ningún record del tipo "el blog con mayor cantidad de poetas del mundo". La cantidad de poetas que están en este blog, no es ni más ni menos que la cantidad de poetas que el proyecto generó. Cada poeta asumió el riesgo de mencionar a quien quiso y por los motivos que él creyera valederos. Por eso en este blog no hay un centro. Es un cruce de mini-antologías descentradas. Los recorridos de lectura son infinitos, como los criterios de "calidad" (palabra que en literatura, y en las artes en general, no sé si tenga hoy en día algún sentido).
Te mando un abrazo y mucha suerte con todos tus proyectos.
Gracias, gracias Alejandro por tus sabios consejos y la buena onda!!! Definitivamente, tendré que salir más seguido del cascarón, mirá que venir a enterarme recién ahora de que eso de la calidad artística pasó de moda... qué desactualizada! Será cuestión de leer más blogs...
Nunca dije que la calidad artística hubiera pasado de moda. Simplemente me permití poner en crisis el significado de la palabra "calidad", en un contexto contemporáneo.
Hola Ale. Perdón por la intromisión en este diálogo erótico. Si pudieras cambiar mis elecciones afectivas, agregá de mi parte a carolina contino, así podemos leer sus poemas, si es que aceptara ser nombrada por un defensor del trash trágico. Saludos a todos.
Gracias, reches, por el ofrecimiento pero el "trash trágico" se defiende solito(atinadísima me parece la denominación! se lo agradezco), sin necesidad de publicar acá para que luego mis amigos me posteen halagos y saludos, como es la onda. Lástima, eso sí, que con eso me prive de leer comentarios tan agudos como el suyo.
Y no se disculpe por la intromisión en lo que le pareció intercambio erótico, qué clase de erotismo sería si no estuviera abierta la puerta a terceros...
yo le digo a carolina, humildemente, que jamàs uno tiene que avergonzarse de su estilo, ahora si lo suyo no es bueno, ya se enterarà. No creo en las "estèticas dominantes", son flor de un dìa, moda. embelecos, no arte. la poesìa por suerte excede las movidas, aunque estas no vienen mal para refrescar. Te lo digo yo que vivo en una provincia donde escuchar poesìa fresca es difìcil, aunque hay pero esta tapada por los dinosuarios de la sade. Yo sigo parando la oreja en lo no-oficial
Han preferido la palabra de las habladurías y de las vanidades, la palabra que embate hacia posicionar a quien dice y que aglutina razones y flemas en los reductos hastiados de la opinión. Contra la palabra que empeña el pensar meditante y que se arroja como lo abierto en la apertura raudal de la poesía, volviéndose ella misma la imagen que no ilustra ni comenta, la imagen a la que sólo son capaces de abrazar aquellos que asisten la amistad que la da. El mundo permanece descompuesto en el discurso que acongoja su enigma. La poesía se retira allí donde el poeta no cesa de rumiar su estatuto o su descargo.
¡Aro, aro, aro! El poema de Franco, quiero creer que es de él, me place, salvo algunas excepciones: ¿por qué arranca con un "ustedes" y termina con un "nosotros"? ¿Y qué me significa, diría la Chona, "la devoción / del hilo de agua que se entibia"?
En cuanto a ese hermoso poema de Tuca, creo ver al alma pater Carver circulando en derredor, cual pájaro inmortal. Ese "Eso es todo, para mí, funciona en ese sentido. Ahora bien, ¿haremos taller de puemas? Vade retro, plis. Hablemos pues de lo vano y de lo no vano, de la filosofía cruel de no pensar más en uno/a
Supongo que aunque uno no escriba poemas, igual puede opinar acá, ya que soy asiduo lector de los poetas de estas páginas y me resuta harto onteresante el debate. quería agregar algo a lo que dijo Fondebrider sobre el poema de Casas que se llama, exactamnete "Paso a nivel en Chacarita". Bueno, en una entrevista qu leí que le hicieron en el Diario de Poesía, Casas explica que ese era un poema muy largo que él escribió después de la muerte de la madre. dice ahí que era un poema largo y malo y que lo empezó a trabajar como una máquina -estoy leyendo el reportaje meintras escribo-. Y también dice que los poemas de El Salmón los escribió cuando vivía en un departamento chico y muy frío. Y que como estaba enfermo -acá viene lo mejor- estaba dentro de la casa con un sobretodo puesto y por eso, cada vez que sacaba la mano del bolsillo para escribir un verso, lo pensaba mucho, por el frío. por eso, remata, El Salmón es un libro d eversos cortos. medio que le importa un pepino la teoría, no? En eso le da la derecha a Fondebrider..
Hola carlos. Y vos le crees a esa declaración encantadora de casas? Por qué no desconfiar tanto de su aparente ingenuidad como de la hiperlucidez que Poe dice que tuvo al escribir el cuervo? Y ya que hablamos de cuervos, no te olvides que Casas es de San Lorenzo, un equipo que cuando triunfa, suele mostrarse a priori más pobre de lo que es (le decían contragolpe ofensivo). Ese medir las palabras a causa del frío reinante, es tan metafórico como el pasillo oscuro en que queda atrapado después de sacar la bolsa de basura. O no? No se cuánto le importa la teoría a FC; pero está claro que no es apenas un intuitivo...
Estimado Carlos:
Es que justamente esas cosas pasan mucho más de lo que probablemente se
admita. Hacer propio un verso ajeno y olvidarse de que antes lo había
escrito otro, también leer mal un verso ajeno y después leerlo bien,
adoptando lo que nos gustó y no estaba allí, incluso escribir con erratas y
considerarlas mejore que lo que uno puso... Todo eso ocurre y forma parte de
las humoradas que nos juega el inconsciente por lo que, por más racional que
se pretenda ser, habrá que pensar que escribimos más de lo que sabemos.
Quizás por eso la poesía sea, entre muchas otras cosas, una forma de
acercarse al conocimiento.
Pienso ahora en Francis Ponge, que escribía según el Littré (vale decir, el
diccionario de la lengua francesa creado por Emile Littré) y que, asociando
libremente --lo que equivale a decir, sirviéndose de su subjetividad pura y
dura--, pretendía escribir una poesía objetiva o, más bien, material,
utilizando las acepciones que encontraba para sus asociaciones. El método
puede ser racional, pero el sistema subjetivo no lo es. Y sin ser tan
metódico, no hay duda que mientras uno escribe con esos instrumento que fue
adquiriendo con el tiempo, hay algo que trabajo por debajo o por detrás de
uno produciendo los "eso es todo" que leemos aquí y allá.
Jorge Aulicino, en un posteo anterior, había dicho más o menos lo mismo
desarmando esa vez "El cuervo" de Poe. Tanto Eliot como Borges critican la
explicación de "Filosofía de la composición". Eliot dice que Poe quería
justificar la escritura de un poema largo y para ello se sirvió de un
concepto de estructura más bien precario pero efectivo. Borges, en cambio,
se concentraba en la ficción de escribir sirviéndose meramente de la
inteligencia. Lo cierto que la explicación inflada de Poe dio lugar a sendos
textos de Eliot y Borges, acaso mejores que la explicación original.
Por último, estoy de acuerdo con Irene. No sé si es éste el lugar para hacer
"taller" sobre la poesía de los más jóvenes colgada en el sitio. De hecho,
antes de hacerlo –si es que alguien quisiera insistir– debería, me parece,
pedirle autorización a los jóvenes en cuestión. No sé si a todo el mundo le
gusta ser desplumado en público sin que le paguen.
Me parece bien, Jorge F., que este debate haya tomado la deriva del taller literario, los trucos de la escritura, lo que se declara como "cocina" y lo que que ocurre cuando se escribe, etc. Respecto de que a nadie la gusta ser desplumado en público sin que le paguen, bueno, es lo que ocurre con todos los que publican, actúan, pintan, modelan, bailan, componen música o la ejecutan; es decir: se someten a juicio, disecciones, huevazos y panegíricos. Eso es lo que sucede en el espacio público al que se libran las cosas llamadas artísticas. Me parece éste un buen rumbo, digo, y creo que no sólo los poemas de las "nuevas generaciones" deberían someterse a escrutinio. Cuando uno se mete en los procedimientos --tarea que me parece encantandora, para deshacer y volver a hacer mistificaciones, es decir, ideología artística-- termina a veces en cosmogonías, en visiones del mundo, en poéticas, que es lo que desordenadamente veníamos tratando. Aporto a la anecdoteca una al azar: se dice Descartes escribió la obra mayor del racionalismo francés en estado de trance místico y cada noche rezaba para que Dios le continuara prodigando la fabulosa inspiración que le permitió componer su Discurso del Método. Esto puede ser tan falso como que Casas sacaba de vez en cuando la mano del bolsillo de su sobretodo y escribía rápidamente un verso corto, o que Poe planeó El Cuervo en todos sus detalles o que Montale escribía mientras escuchaba la radio en el estado anti lírico más extremo: el aburrimiento. Si avanzamos por este terreno, falso o verdadero, encontraremos de una manera o de otra lo que cada autor piensa que "es" esencialmente lo que escribe: razón y método, ataraxia, entusiasmo.
En un poema de El arte de narrar, Juan José Saer dice:
“Cada uno crea
de las astillas que recibe
la lengua a su manera
con las reglas de su pasión.
Y de eso ni Emmanuel Kant estaba exento.”
Es casi imposible escribir sin haber leído a aquellos que nos legaron esas astillas, y esas astillas ya ten han clavado la tradición. Con eso también te han regalado la libertad, la pasión hace el resto, y así quizá sea posible que los maestros muertos vivan en nosotros mucho más que cuando estaban vivos, como decía Eliot. Y los maestros, si además han sido o son, grandes de alma, no anhelan dejar hijos putativos sino señales claras, rumbos pero nunca atajos. Sí hijos de sangre, pero eso es otra cosa. Vi mencionado a Aldo Oliva como una gran influencia que está marcando a algunos poetas rosarinos (ojalá), pero Oliva comenzó a escribir y a editar sus libros más mentados casi a los 70 años, cuando la mayoría de nosotros ya habíamos publicado libros de poemas, sin haberlo leído. César en Dyrrachium, que contiene poemas escritos a partir de los 50 años, es su primer libro y consta de dos partes: la primera, “Diégesis a Lucano” ,versión cuasi libre y fragmentaria del Libro VI de la Pharsalia (De belle civile) de Lucanus, apoyado en la traducción francesa, en prosa, de A. Bourgery ; y la segunda “Aliter”es una intento de consumar -como decía Aldo y lo transmito textualmente- también poemática, de las resonancias antropológicas liberadas en el curso de la estructuración de la “Diégesis” y su denotación histórica, aunque los perfiles reales de muchas imágenes deberían recortarse sobre las luminosidades de la “Égloga IV” de Virgilio como sombras negadoras de su mesiánico optimismo histórico. Bien. ¿Qué quiero decir?. Que a nadie se le ocurriría subirse a ese caballo de erudición por estos lares, que casi nadie tiene un interés tan documentado y pasional por la historia y la política, en esta aldea, salvo sus hijos. Y que salvo sus hijos Ángel y Antonio, que llevan sus genes y los de su madre, nadie puede cargar con tal herencia y además con el permiso paterno de ser mejores que él, en la escritura y en la vida. Aldo era un manierista y no veo ninguno por aquí. Nadie como Aldo Oliva está dispuesto a perder a todos los lectores que sea necesario perder, por escribir desde donde él escribía y para qué escribía desde ese lugar. Se murió sin abochornarse con un laurel, “corrompió la academia”, desde adentro de la academia, y desde afuera también. Algunos de nosotros llevamos esa mochila pesada que se torna liviana cuando nos acostumbramos a su peso, pero no jugamos (por no decir jodemos) a lo que no podemos. Aldo no jugaba al billar como yo, que adoro jugar al billar, pero se conmovía de felicidad porque sabía que suelo meter algunas bolas a cuatro bandas. Y Martín Prieto lo puede atestiguar, porque en Buenos Aires les ganamos una serie de partidos a los poetas uruguayos, con mi bola negra entrando a la tronera de esa forma, (un poema de aquellos...) Oliva y Saer eran íntimos amigos, hermanos, hijos de las mismas astillas. Amo la poesía de ambos, y los rasgos en común no son visibles ni audibles, es lo que quería decir... Y también que me inclino ante los poetas argentinos, los consagrados y amados, pero también ante los ninguneados (por algo será). Y ante los más jóvenes porque carecen, salvo por las revistas literarias reales y virtuales, de un espacio como el que nosotros teníamos en los suplementos literarios de los diarios; y esa carencia es inmensamente mayor porque ya no existe el espíritu de amistad improfanable que nuestra generación (compuesta de varias generaciones) gozó, en esta ciudad, a pesar de toda la horda asesina y el silencio de nuestra “Cultura de catacumbas”. Sobre esto también podría atestiguar Mirta Rosenberg, porque lo hemos vivido juntas. El tema da para más pero me disculpo por el exceso y la catarsis, siempre de cuore, como me enseñó mi nono Domingo Aversa ( que es mi verdadero apellido), y sin abrir la boca, en esa, su perfecta y preciosa manera de darme el ejemplo. Y gracias por haberme hecho conocer la palabra “postear”, especialmente a los que me escriben a mi dirección de correo porque les parece mejor que “postearme” en el blog. Mi mamá no me mimaba tanto, así que doblemente agradecida. Y saludos a los amigos que tan sencillamente pueden entrar y opinar. Cada vez que lo intento, me frustro en el intento. Gracias Alejandro por ayudarme
a lograrlo.
Concepción Bertone
Jorge, me parece bien que te parezca bien el despiplume (qué viejo, ¿no?),
pero hay un aspecto político que, mientras vamos armando y desarmando el
juguete, yo no descuidaría.
Las cosas son como son --ya vimos-- por la época, por cansancio, por exceso
de conocimiento o por ignorancia, por mera inteligencia o franca estupidez.
También porque hubo responsables de que las cosas así fueran. Quiero decir,
gente que tuvo talleres, que otorgo premios, que validó poéticas,
etc. Algunos nos hemos hecho cargo de la parte que, mal o bien, nos
corresponde. Curiosamente, muchas otras personas mencionadas en la
discusión, y también presentes en este sitio (lo que me permite sospechar
que de vez en cuando lo visitarán, aunque más no sea para ver qué se dice en
él de ellos) no se han manifestado ni una sola vez. Por la actuación pasada
de muchos de los personajes de quienes estamos hablando, no me cabe pensar
en pudor o timidez. ¿Qué habría que leer en ese silencio? ¿Cuáles son las
cuestiones de fondo que se están esquivando?
Lamento insistir con todo esto, pero cada vez que nos estábamos acercando a
algo en el foro anterior, alguien embarraba la cancha y esta discusión se
diluía.
Podría ser, Jorge, que esa gente que no interviene, o algunos de los que no intervienen, necesiten reflexionar sobre estas cuestiones, quizá tengan que darse tiempo. Puede que algunos estén poniendo en cuestión algunas cosas que daban por sentado, tal vez como consecuencia de este mismo debate, o simplemente porque el tiempo pasó, o por alguna otra razón. Por supuesto, los motivos pueden ser mucho menos dignos, me resulta fácil pensar que lo son, pero no veo por qué descartar esa posibilidad. Quien más quien menos, si uno está metido en serio en lo que hace, llega un momento en que tiene que reconsiderar lo que pensaba o piensa, así sea para ratificarlo. Siempre hay tiempo.
Otra cosa, Jorge: si hubo malas artes, como parecés sugerir (decime si entendí mal), si hubo juego sucio, maniobras, etcétera. ¿Por qué alguien que actuó de ese modo vendría ahora a debatir francamente sobre aquello que lo cuestiona? ¿O estás dando a entender que no vienen precisamente por eso?
Visto desde otro ángulo, menos ríspido: supongamos –y esto no es más que una hipótesis– que durante un cierto tiempo alguna gente actuó como se le cantaba e impuso lo que quiso imponer porque estaban dadas las condiciones, por ejemplo porque no había clima de debate, no había posibilidad de debatir: el que tenía cómo hacerlo salía e imponía, y nadie estaba en condiciones de objetar ni cuestionar nada (nadie al menos que pudiera ser oido, o en un espacio donde pudiera ser oido). Y supongamos también, siguiendo con la misma línea de suposiciones, que lo nuevo, ahora, sería que las cosas se discuten, que ya no existe la posibilidad de salir a decir “esto es así” y se acabó, o al menos resulta más difícil, al menos algo se aprendió y estaríamos todos más entrenados en la desconfianza hacia los paquetes que nos quieran vender. Supongamos todo eso. ¿Cómo hace para salir a discutir y aceptar que su posición es relativa el que durante años se acostumbró a que todo lo que hacía se tomaba como palabra sagrada?
Contesto puntualmente a tu pregunta, Daniel. En realidad no estoy suponiendo
nada, porque, si así fuera, estaría diciendo que todo el mundo procedió mal,
desde el que tocó con la varita mágica la cabeza de un joven efebo hasta el
que, por puro apasionamiento, le dio más lugar a uno que a otros en su
discurso. Pero me sorprende que, si por caso Mariana Mariasch ocupó la
atención de los lectores por un breve lapso, quienes ayudaron a ponerla en
ese lugar no hayan reaccionado a las opiniones adversas que despertó en
algunos de los miembros de este foro. Y pongo el caso de ella, no porque
quiera tomármela personalmente con la pobre piba --apenas la conozco--, sino
porque también está en este foro y porque son varias las personas que, ya en
este foro, ya en otras instancias, la mencionan como poeta notable. En su
momento, mi entusiasmo por la poesía de Fabián Casas fue grande y creo
haberme justificado al respecto. Podría hacer otro tanto refiriéndome a la
poesía de Rodolfo Edwards, Sergio Raimondi, Beatriz Vignoli, Laura Wittner,
María Medrano o Leonor Silvestri, de quienes, siempre que pude, hablé.
Entiendo que Jorge Aulicino, Irene Gruss y vos también hicieron otro
tanto. Ahora bien, ¿por qué no hablan aquellos quienes apoyaron de alguna u
otra forma a poetas más jóvenes? Sería bueno saber qué vieron para ver si
nosotros también podemos ver algo que se nos haya escapado, y lo digo sin
sorna. Y agrego, el plural no necesariamente nos pone a todos del mismo
lado, sino más bien nos plantea un problema común que cada cual sabrá cómo
puede resolver.
Respecto de la segunda parte de tu pregunta, entiendo que cuando uno cambia
de parecer no está mal decirlo. ¿Qué daño habría en ello? Sobre todo ahora,
cuando, según tus propios dichos, tal parecería que todo debe volver a ser
discutido.
¿O será como en esa vieja propaganda del Consejo Publicitario que decía "la
gente es buena/la gente es buena/pero no lo puede demostrar"?
Este espacio creado por Alejandro Mendez es un buen síntoma de las cosas que se pueden hacer hoy por la poesía actual: crear espacios mas democráticos, plurales y con visiones diferentes. Yo por ejemplo no conocía ni a Marina Mariasch (a la cual se refiere alguien como "pobre piba"), Guadalupe Muro, Cuqui, Carlos Ardohain y tantos otros que me entusiasmaron conocer. Además de ver como se enganchan en la propuesta gente que admiro como Osvaldo Bossi, María Teresa Andruetto, Jorge Brega, Santiago Espel, Irene Gruss, Susana Villalba, etc.
La audioteca es otro hallazgo, oír como interpretan cada texto los autores.
La poesía actual se ve conmovida por la irrupción de nuevas tecnologías, que van a traer a mas gente y propuestas.
Los legitimadores de lo que es in & out, cada vez mas en baja, quizás pasen a ser parte un genero literario pasado de moda.
Dios, la virgen y la facu de letras quieran.
Creo que es absolutamente cierto lo que dice Lord Cheseline. No tiene más sentido proseguir una discusión acerca de por qué tales o cuales dieron mayor "visibilidad" a unos o a otros. No la tiene, sobre todo en este blog, donde, como señala el Lord, se ha creado cierto espacio no digo "democrático" sino lo suficientemente horizontal como para que no se caiga de espaldas. Es el mismo donde se pudo debatir qué pasó institucionalmente en los 90. Esa discusión, en la que asumieron (asumimos) responsabilidades varios de los presentes, ha sido, al menos para mí, el réquiem de una época. Y Dios quiera que Lord Cheselin tenga razón y que las "nuevas tecnologías" permitan el conocimiento de más gente y obras, y que la voz de los "legitimadores" se convierta en un canto que nadie escucha. En otras palabras, Jorge, Daniel, cambiemos de conversación.
Grande, Glostora. Si bien no entendí o no quise entender lo apuntado por Jorge F en lo del despiplume, comentario que me sonó más a "no hagan olas" que a otra cosa, esto es a una honesta o al menos franca autocrítica respecto de haber inflado a personajes que hoy se da por denostar. O no, ese ¿dónde están todos? me recuerda a Bette Midler haciendo de una más que caída Janis Joplin. Y los unos y los otros están en otros blogs, man, viéndose el ombligo o difundiendo sus nuevas voces de la literatura nacional que, dicho sea de paso, no llegan ni a la autopista Illia. no están para "esto". en cuanto a la horizontalidad, Auli, Dios te oiga, más quisiéramo unos cuanto
Irene: ¿Justo a mí me decís que lo que escribí te sonó a "no hagan olas"? ¿Qué querés? ¿Un tsunami? Decime para cuándo lo querés. Y si no entendiste, pedime y te hago un gráfico.
Jorge Fondebrider
POESÍA ACTUAL:
bueno, ayer fue una muy buena noche poética, y escribo para compartir eso con quienes no estuvieron en la presentación del libro de Paula Jiménez "La Mala Vida", Ediciones Bajo La Luna, 2007.... y también compartirlo con quiénes leen este foro, ya que ayer me enteré que el foro tiene muchos más lectores que escritores...
Ya que acá se puede hablar de todo, por lo menos con los que entienden ya que no tiene porque haber nada ni nadie que legitime o no a alguien en especial y que este lugar es horizontal para quiénes se atreven a que así sea, y ya que podemos hablar de poesía actual, bueno, no se pierdan "La Mala Vida" de Paula Jimenez, tan sólo 18 poemas que dicen que cantidad no es calidad. La presentación bárbara: mucha gente, muy cálida, música preciosa, muchos amigos. El libro de Paula tiene una estructura y un tema específico: el consumo de merca. Y aquí, van poemas que hablan por sí sólos, claro:
II
Y NO PODÍAS dejar el arbitrario
paralelo entre bebé y pala.
Una leyenda antibolita cuenta
que una vez una mujer llegó a Retiro/
con un niño en brazos.
No era una guagua, no, no estaba vivo,/
era un cadáver chiquito
embalsamado y lleno de cocaína.
Por eso, cuando veías en la vidriera/
un muñeco blanco y pelado de Jolly Bell,/
se te venía esa chola a la cabeza./
En el lugar del espinazo habría puesto/
al nene un cierre de la médula hasta el cóccix,/
se habría pasado largos días rellenando/
por el bolsillo de la espalda cada hueco:/
falanges, huesos, órganos.
La que te hizo recordar esa monstruosa/
forma de homologar niño y droga, fue Rosa/
o Carmen, nuestra vecina, natural de Lima.
I
INTIMIDAD
En su casa pinta frasquitos con acrílico,/
peina rayas de merca sobre el plato/
y las entibia al fuego de una cafetera eléctrica/
para sacarles la humedad./
Puro silencio
sin Roco que maullaba todo el día.
Tampoco Mila, porque se fue con él. Quedan Leo/
y Arquímides durmiendo en los sillones,/
están viejos. Ni Loli sabe
por qué tantos frasquitos, pero pinta/
y las horas se le van./
II
MASCOTAS
Los castrados
de departamento, a cada rato
maúllan exigiendo su comida.
Nada que hacer, mirar por la ventana,/
jugar con los pinceles en la mesa
o dormir. El agite de una bolsa, un ruidito/
de piedras en el plato/
los excita como una gran noticia. Un día
es una línea interminable
que algunos gatos cortan con Purina./
EN LA CARLOS GARDEL había un dealer/
al que llamaban Dedos
nunca cerraba
y atendía por una ventanita.
Una noche lo fuimos a buscar.
Caminamos a ciegas por las calles
y si en algún lugar había luz
nos daba alivio,
como dos chicos en el tren fantasma./
Cuando llegamos, salió la mano
y nos vendió una bolsa.
Nosotros hacíamos de todo por comprar/
como los que defienden una causa.
No estuvo mal, por con Dedos
casi llegamos a tener
lo que queríamos, una vida al revés
de las demás, pero era igual.
Felicitaciones Paula y gracias por la mesa compartida ayer: Ale, Carlos, Walter, Chantall, Rolly, Rita, por suerte la poesía no es sólo virtual!!
Saludos
Selva
Cuento pal que no la sabe esta anécdota de Joan Miro: le preguntan por qué en su juventud detestaba la obra de Cézanne y ahora, en sus años viejos, lo admira. Miro responde: "Bueno, es bueno cambiar, no anquilosarse en la rigidez, es bueno tener esa sorpresa en el espíritu". Ahora bien, ésta no viene al caso de lo que pienso hoy acerca de algunas personas banales (no los llamo poetas)que dicen escribir poesía. E insisto, no meto a todos los gatos en una sola y misma bolsa. Se trata de leer y discernir. Vendrá al caso la anécdota cuando me equivoque y entienda, si es que hoy no estoy en lo cierto.
Jorge F., no quiero ningún tsunami, quiero, te pido plis, que no uses la primera del plural. Ese nosotros es un poco vago a la hora de saber de quién se habla. Gracias
Les envío más poesía contemporánea de Marcelo Díaz (Bahía Blanca), pueden leer otros poemas en la La Infancia del Procedimiento. Textos inéditos del libro Blaia. Aquí los que más me gustan:
Un topo cava un pozo que atraviesa una ciudad de trescientos mil habitantes en un tercio del tiempo que una pareja emplea en buscar razones para seguir juntos. Si tenemos en cuenta que el topo hace el trabajo solo y la pareja se reencuentra después de un par de semanas ¿qué diámetro debería tener el túnel para garantizar una salida sin problemas? ¿en qué piensa cada uno después de haber hecho el amor?
...................
Usos cartográficos del corazón II
Hay mapas con forma de corazón y hay mapas del corazón. No del corazón como territorio, sino de las trayectorias del corazón, como si uno dijera un mapa de viaje, un itinere. Ahora se sabe que el corazón no viaja sino en sentido figurado, pero los hunktu de Nueva Guinea creen que el ánimo con el que uno sobrelleva el día tiene que ver con los desplazamientos del corazón y con el lugar en el que transitoriamente se ubica. Como si el corazón fuese un animal indócil que habitara y recorriera, día a día, nuestro cuerpo. Indócil lo puse yo, y animal también. Para los hunktu, creo, el corazón no es dócil ni indócil, ni les preocupa tanto qué es, sino más bien dónde está. Por eso miro el electrocardiograma, aunque eso no me dice dónde está tu corazón.
No se por qué me regalaste tu electrocardiograma. No conozco a nadie más que pueda hacer un regalo semejante. Tampoco se por qué lo miro. Es una especie de poema. Podría ser una partitura. Creo que podría cantarlo.
Saludos
Selva
Qué bueno, Selva. Qué bueno, Marcelo. Gracias a ambos,
aníbal.-
Alejo, sugiero se abra el foro III. Mi abrazo, Irene
Ya que no podemos cambiar de conversación, cambiemos de país
Genial frase de Jorge Aulicino.
Ideal remate.
o ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de conversación
digo, porque nadie parece dispuesto a abandonar "la familia"...
Y, por ejemplo, si nos tomamos unos días para releer todo lo escrito (foros 1 y 2) hasta acá y marcar lo que a cada uno le parece más interesante o rescata de lo que dijo cada uno de los otros participantes del foro? Se dijeron muchas cosas, no? Pregunto: todos tuvieron tiempo de procesar y repensar lo que dijo cada uno de nosotros? Yo necesitaría unos días...Y luego, retomar algunos temas que pudiesen haber quedado en el tintero?
Lo que venían haciendo en la última etapa, principalmente Cristobo y Aulicino me parece interesante, ya que obliga a una lectura y a otro "circuito de lectura", si bien, es verdad que había en ese trabajo cierto eco de "taller"... pero bueno...había allí reflexiones para pensar y conocer cómo cada uno va leyendo y accediendo a cada poeta actual y a sus poemas. También, me gustaría que cada uno aporte lo que está leyendo de poesía contemporánea argentina actual y no hablo de poesía joven, hablo de todo. En algún momento pensé que sería bueno dividir el foro en temas, y abrir subforos, pero tal vez sería mucho trabajo para Alejandro... no?
Cambiar de conversación, estoy de acuerdo, pero también ese cambio puede significar desarrollar algunos temas que no fueron desarrollados todavía,no?. Y cambiar de país... podría ser... hablar de la poesía de otro país? emmm, no sé, me sale un pensamiento bárbaro y nacionalista...! No es acaso la Argentina uno de los países en los que mejor poesía se escribe??? ja, acabo de decir una barbaridad... pero bueno, no creo que nadie se asuste...y menos en este foro que es, Gabriel, como "un gran no familia" o que plantea el desafío de conformar "nuevos vínculos?"?!!!. Saludos a todos. Selva
Ya que no podemos cambiar de país ni de conversación, sigamos.
No me gusta Lacan. No me engañan los labios finos de Baudelaire. Odio los bulevares. De todos modos, de Lacan recuerdo unas ideas interesantes: la economía recupera a los extraviados en el deseo, o éstos se extravían para siempre, pero el deseo entonces es el pasado. De manera que la gente se divide en "súbditos o narcisistas de la causa perdida". Apocalíptos o integrados. Me parece que el auscultar el estado actual de la poesía es encontrar el punto en que se extravía su deseo. Digo todo esto lacanianamente para ver si cambiamos de conversación. En cuanto a tu propuesta, querida Selva, me hace acordar a las crisis de pareja: "tomémonos un tiempo" frase que uno sabe destinada a mitigar el duelo por el fallecimiento del "porvenir de una ilusión". La poesía para algunos de nosotros parece un objeto antropológico, que cobra una vida ilusoria y restringida, pero que ya no es la vida. Este es el punto en el que estamos. Por eso a mi juicio hemos discutido de tradición y de banalidad. Me retracto de todo lo dicho. Nada es banal ni existe tradición alguna.
Empecemos de nuevo (los esfuerzos que hay que hacer para salvar una pareja!).
Bueno, Jorge, sino te gusta Lacan, estoy dispuesta a intentarlo con la terapia sistémica!
Qué extraño, no? tantos poetas juntos y ya como que no nos quedan palabras... estaremos atravesando por el horror a la página en blanco, o mejor dicho al cuadradito vacío del comment?
O será que llegamos justamente a "ese preciso lugar"... frente a un paisaje desconocido y no tenemos palabras para describir lo que vemos todavía?
Por un momento pienso que tendríamos que intervenir en este foro con más libertad, es decir, más abiertamente, sin atarse a nada, a ninguna teoría ni discurso, más salvajemente, escribiendo todo el tiempo en clave de borrador. Apelando, incluso, a la asociación libre.
Por la poesía estoy dispuesta al esfuerzo que sea y también a empezar de nuevo! y que venga lo que tenga que venir: el silencio, el juego o la reflexión.
¡No, Selva! Plis, no hagas nada "por la poesía". Dejémosla solari que bien se lame, pobre. Es más, es lo único que nos salva: dejarla ahí, donde debe estar, mirándose los pies desnudos a la hora del conticinio (id a la DRAE).
En cuanto a Jorge y Lacan, no entiendo eso de que "el deseo entonces es el pasado". Mepa que es al verre, che. El extravío está en no poder ver el deseo de ahora o de mañana. ¿Tuvo deseo la gente actual? Lo dudo. He ahí el quid, me parece. No lo tiene. Y es peor aún, es como la pareja dopo cópula, apoyados en el respaldo de la cama, y uno de los dos dice: "¿en qué pensás?, tenemos que hablar, ¿no?" Fatal.
Bueno, Irene, viste como es el deseo, no? si uno desea algo trata de que su deseo se concrete...
Uno, en general, no puede ir en contra de su deseo. Si yo deseo "hacer algo por mi poesía o por la poesía en general", por qué no lo podría hacer? o qué me lo podría impedir? Ahora, incluso, estoy de acuerdo, uno puede "hacer por la poesía", la propia o la de otros, difundirla por ejemplo, pero la poesía se enfrenta sola a sus lectores, y en ese sentido, coincido: nadie puede hacer "algo por ella", no se trata de una voluntad externa, no es poesía por lo que otro hace, sino por sí sola, si acaso le toca "ser", "estar" o llegar a algún destino, etc.
Escribir es desear, leer es desear. Estás postulando la pérdida del deseo? Vos decís que hay poetas de otras épocas que escribieron deseando, y que ahora no se desea, o que no se escribe desde el deseo? Y, entonces, desde dónde se escribe y para qué? Qué es el deseo? y Quién es "la gente actual"? Los "jóvenes" de hoy?, o hablas de todos los que viven o vivimos actualmente, sin importar la edad?
Yo deseo. Y muchas cosas, no sólo poesía. Me costaría entender una poesía que no fue escrita desde un profundo deseo, en fin, me parece que se notaría y que se nota, no sería auténtica.
La verdad es que vuelvo al comment
"At 07/05/2007 22:28:00, Jorge Aulicino" y quisiera volver ahí, es decir, seguir desde ahí... Hay alguien dispuesto a eso? otros desean lo mismo que yo? Cristobo estás de vacaciones?...podemos seguir analizando poéticas actuales y procedimientos de escritura? Podemos seguir analizando qué es lo que nos interesa de cada autor y por qué?
Ahora, retomo algo que había dicho Reches en el otro foro... que ponía a disposición sus poemas...bueno, yo pongo a disposición los míos. Es más, propongo que los que quieran participar de este debate suban a blogs personales sus libros y los podamos visitar (varios ya los tienen), leernos nosotros, y no sólo nosotros participar de esa experiencia... invitar a más gente: artistas de otros rubros, gente que no lee poesía, cualquier persona para que opine, que no opinemos solamente nosotros.
Qué dicen?
Eso no sería difundir la poesía? Ampliar el círculo de lectores?
Y en todo caso, si no acuerdan, con lo que propongo, por qué no?
Como bien dijo Leonardo da Vinci, "el deseo es la muerte de la esperanza". Llamo irónicamente gente actual a los que, como Selva acota y recorto, me cuesta entender también, dicen que hacen poesía, y creo no fue escrita desde un profundo deseo, en fin, me parece que se notaría y que se nota, no sería auténtica. El deseo no es sólo inflar el yo, así como la escritura tampoco lo es. Y noto más una movida, en alguna gente, donde lo que impulsa no es el deseo sino el globo del yo, ergo no sale. La única esperanza que les queda es mostrar ese yo a través de lo escrito. Ahora, vaya a saber por qué no se han dedicado a un oficio más redituable que éste. Se me hace incomprensible.
como nunca hice un comentario en este foro y además me da cierta timidez por el hecho de no haber leído la totalidad de los comentarios, quiero ser breve: con respecto al tema de la autenticidad. por lo que dice el último comentario habria una evidente relación entre el "globo del yo" y la no autenticidad, verdad?. sin embargo, y no porque esté en contra de lo dicho, muchas veces al poeta, aun sin ese deleite fetichista del yo- poeta (creo q una poeta tiene un libro llamado el pe-yo o algo así , pero no viene al caso) muchas veces le sucede la desgracia de la no autenticidad, y yo creo que eso tiene que ver a veces con cierto "voluntarismo". eso de alguna manera alguna vez me lo enseño osvaldo bossi, un gran poeta...aún sin el ingrediente fetichista, la razón poética nos juega malas pasadas e incluso llegamos a erguir una razón que habilita o veda intentos de escritura a juzgarse por su aparente autenticidad. en mi humilde opinion, en poesia uno de los pocos deseos- habilitantes es el de escribir más que "hacer poesía", que a esta altura ya decirlo es casi lo mismo que decir "quiero ser poeta" antes que escribir.
igual que ser poeta no es lo mismo que querer serlo, escribir poesía no es lo mismo que escribir poesía.
y me retiro con la frase boba final.
pD: comparto la incomprensión por las elecciones ególamas de este oficio tan poco redituable. pero después de todo, viva el conocimiento inútil.
Querido poeta, Ud. que tiene inflado su yo y que ya lo intentó todo, hasta llevar una aguja en la cartera, no insista, por favor, no escriba más. Póngase una Fábrica de Infladores o gestione la apertura del Museo del Yo-Yo.
Nuevas mesas de debate se proponen en nuestro Congreso Caótico Virtual de Poesía Contemporánea Argentina:
1) Poesía: ¿Deseo o Esperanza? (esta vendría reemplazar a la de Tradición y Banalidad, no?)
2) La utilización del yo en la poesía
Les juro que en la segunda no me anoto, tanto como dije que no me anotaba en la de neobarroco y objetivismo. Y en la primera no sé, tengo un problema con la palabra Esperanza, que no me gusta mucho... pero, bueno, tal vez, me anoto igual...
En un momento pensé que de lo que se trataba era de una falta de estimulantes, pero veo que no, el problema era el exceso de anabólicos...
Bueno, de todos modos El Globo del Yo es una linda imagen para escribir un poema... cómo es para ustedes el Globo del Yo?, para mí que es rojo, vuela bajo, explota y parece que ya nadie lo ve... pero ojo, el piolín con el nudito cayó en algún lado y en cualquier momento se puede convertir en otra cosa...
los dejo pensando un poema para la próxima
cordiales saludos
Yo
No, Selva, nada de vacaciones. Simplemente no termino de entender de qué se está hablando -supongo que se está hablando de algo, claro- y me da la sensación que alguna agudeza acaba primando sobre un proyecto de diálogo posible. Tengo la sensación de que un procedimiento no sirve porque parece taller literario, otro porque es prestar atención a quien no la merece, otro porque etc etc. No lo digo por vos, que has estado proponiendo diversas cosas, claro. Pero tanta perspicacia crítica, cuando todavía no empezamos a hablar de nada -o casi, al menos en esta parte 2, que parece hacer justicia a aquello de que las segundas partes son diluciones de las primeras- tanta perspicacia crítica, digo, empantana un poco todo. Está claro que todos salimos mejor en la foto como francotiradores de mira telescópica que sentados conversando, pero al final: ¿qué diferencia esto de aquellos egos productores de nada, de los que hablaba Irene Gruss? ¿Las brillantes y coloridas chispitas que se producen en los roces de nuestros ingeniosos posteos no acaban siendo igual de pavotas que toda la poesía banal de la que se hablaba? Me parecen hijas gemelas del mismo miedo a buscar alternativas, a proponer.
Como sería una triste paradoja que alguien respondiera sutilmente a este mensaje, demostrando cuánto me equivoco al no tener en cuenta los avances que la lingüística generativa y los manuales de cacería de hipopótamos han incorporado últimamente, acepto desde ya estar completa e irremediablemente equivocado en todo lo que acabo de decir y eximo a todos los participantes de respuesta a este posteo. En lugar de eso, prefiero decir: Selva, no estoy de vacaciones, contá con lo que yo pueda aportar para cualquiera de los debates o diálogos que proponés. Y me encantaría que otros participantes del foro hicieran lo mismo, o propusieran por dónde les gustaría comenzar. Digo, proponer, no intentar sentar las bases para que se den las condiciones que propicien que pueda hacerse posible que pensemos de qué modo... etc...
Saludos,
a.-
Florencia M., de eso se trata: en poesia uno de los pocos deseos- habilitantes es el de escribir más que "hacer poesía". pero me pregunto: ¿la "gente actual" (ver definición paupérrima en mi comentario anterior) tiene esa única necesidad/deseo? ¿Y escribir qué? porque se puede escribir un diario, un blog, un poema, etc.
yo no sé qué es "hacer poesía", me llama a lo escatológico: hacer caca, por ejemplo. Y sí, tal necesidad como la del hambre o la de la sed, por qué no. No sé qué es "hacer poesía"; el tema, para mí, es si lo que uno "hace" dice.
Totalmente de acuerdo Aníbal con esto qué decís en tu último posteo: "Está claro que todos salimos mejor en la foto como francotiradores de mira telescópica que sentados conversando, pero al final: ¿qué diferencia esto de aquellos egos productores de nada, de los que hablaba Irene Gruss? ¿Las brillantes y coloridas chispitas que se producen en los roces de nuestros ingeniosos posteos no acaban siendo igual de pavotas que toda la poesía banal de la que se hablaba? Me parecen hijas gemelas del mismo miedo a buscar alternativas, a proponer".
No quiero, entonces, Anibal, sumarme a la producción de ninguna banalidad, tal vez en algún momento se sume más gente y se pueda reconducir esta conversación, o tal vez no, y haya que asumir que no hay diálogo posible.
Ahora no puedo dejar de decir que noto una falta de respeto por la esencia del otro, como si fuera posible -para algunos- matar con las palabras... y aunque no se entienda bien lo que voy a decir, -y en abierta oposición a la real posibilidad que existe de "matar con las palabras"- lo voy a decir con mayúsculas NO VAMOS A DESAPARECER NUNCA MÁS.
Claro, Anibal, que siempre es más facil ser detractor que tratar de entender y analizar porqué el otro hace lo que hace... o escribe cómo escribe...
es probable también que muchos que se dicen poetas- que tal vez lo sean y muy buenos- tendrían que dedicarse además al boxeo ("deporte" que no estimo, claro)
O, acaso, cuando lo que resuena es una crítica a "todo el resto del mundo", lo que se está inflando no es el Globo del Yo? Por eso, digo, tal vez el intento -fallido- sea tratar de descalificar a la mayoría para "ser pocos" los que puedan denominarse escritores o poetas, a ver si todavía alguien les hace sombra...
En fin, estoy dispuesta a seguir hablando, si es que hay propuestas para hablar de algo, desde cualquier programa que intente tratar de entender qué y cómo se escribe hoy.
Saludos cordiales
YO
Anibal, tus analogías respecto a cuán banales son los francotiradores y las refrencias al ego de los que no participan, de Selva, necesitarían mayores precisiones. Estuve dispuesto a discutir lo que sea que se quiera discutir. Pero la propuesta de este debate es hablar del estado actual de la poesía y no veo voluntad de hablar de nada que se parezca a eso. Selva, Cristobo, por favor, no digan cosas que huelen a no sé qué resentimiento. ¿De qué ego estás hablando ahora, Selva? ¿De qué banalidad hablás, Cristobo? Por otra parte, seguramente ustedes ni tienen ego ni tienen inconsciente. Son puros representantes del diálogo democrático y de la causa última de la poesía. De mi lado, intenté hablar de lo que creo que pasó y pasa, desde la figuración, el canon, el autor como lírica, la tradición y la banalidad. Me retracté de todo y hasta invoqué a Lacan. Bueno, digan de qué quieren hablar. Y hablemos. Personalmente no creo que en un debate sobre el estado actual de la poesía sea pertinente publicar poemas que nos gustan y celebarlos. Para eso, tengo un blog. La capacidad de debate de este grupo, francamenteme parece agotada.
Jorge, quizás la precisión que me pedís -aunque creo que está ya en mi anterior posteo- es la que se refiere a que todo lo que dije lo puse en la primera del plural no por mero formalismo, sino como auto-inclusión. Creo que casi todos, en algún momento, acabamos por deleitarnos más por nuestros esmerados movimientos de esgrima que por crear sentido y conversar entre todos. Personalmente me hubiera gustado sentir un poco más de disposición para incorporar otros sistemas (o no sistemas) de análisis, de aproximaciones. Aquél famoso o tristemente célebre posteo mío "generacional" apuntaba a eso: que me pareció que DF había tenido bastante apertura a pensar otros ejes posibles, de otros modos; que vos estabas en una situación "intermedia" -en la que, digamos, algunas discusiones o aproximaciones parecían no merecer ningún esfuerzo de tu parte; y JF, bueno, no quiero empezar otra discusion con él...
Esto te lo digo con todo el respeto, y, la verdad, no llega a querer ser una crítica: tus experiencias te habilitan de sobras para que descreas de las metodologías que no te parezcan válidas, que ya hayas visto como inconducentes, etc. Personalmente, concuerdo con Selva en algunos puntos, y me parece que no se pierde gran cosa empezando por otros caminos, por varios a la vez, y sin que necesitemos una conclusión inmediata. Y paro por acá, porque supongo que me entendés y se me entiende.
Estoy plenamente de acuerdo con Aulicino. Selva, tenés tu propio blog para
colgar allá los poemas que quieras. Este no es un blog para colgar poemas,
sino para discutir. Si no querés discutir no lo hagas y seguí con tu blog
que está más que bien, pero no me parece conducente que, además de tu propio
espacio, ocupes uno común. No te lo digo mal, pero me parece un tanto
abusivo. En cuanto a vos, Aníbal, tu insistencia por incorporar nuevos
abordajes es simétricamente opuesta a mi rechazo. Ahora, dado que no parece
que estés reclutando nuevos adeptos a la apertura, ¿no sería interesante ver
otra estrategia?
Una de las cosas que tiene de bueno envejecer es permitirnos ver que, sin
necesidad de bajarse los lienzos, uno debe acercarse a los demás por donde
se puede y no por donde se quiere. Todos hacemos esa concesión en esta lista
y por momentos perdemos la paciencia. Por eso vuelvo a Aulicino: ya se
discutieron un montón de cosas que, por supuesto, no agotan el debate. ¿Por
qué en lugar de antologar poemas, cosa que ya hace Alejandro en otra parte
del blog, o de comentarlos en público, cosa para la que están los talleres o
la propia intimidad, no hablamos de algo que nos interese a todos? De no,
esto se muere y ésa será la conclusión que nos va a quedar a todos.
Te entiendo perfectamente Aníbal. Y se te entiende. No me queda cuándo no hice esfuerzos para aproximarme a algunas discusiones o enfoques. Seguramente las pasé por alto sin verlas, un error del que podría salir si me señalás el tema y oportunidad de mi olvido o falta de interés. Estoy dispuesto al debate leal, pero la verdad es que no veo continuidad ni intención, sobre todo en los ya casi 40 posteos de la nueva sala. Me pregunto si en realidad alguien quiere, si queremos, dar un diagnóstico del "estado actual" de la poesía, que es, reitero, lo que propuso Alejandro Méndez. A gatas describimos lo que pasó retórica e institucionalmente en los 80-90. Allí hubo intervenciones apasionadas, catárticas, sagaces, políticas. Y cuando avanzamos hacia lo posterior a eso, un desprecio acentuado, lo reconozco, de parte de mis cogeneracionales, respecto a ciertas expresiones banales de la época. Allí quedó la cosa, si no me equivoco. Vos, Aníbal, propusiste en algunos casos ver el asunto con otros lentes, situarse en otro punto; alegaste sobre nuestra edad y trayectoria, pero que recuerde, no dijiste cuál debería ser el ángulo de visión que corresponde o podría corresponder. Propusiste poemas de algunos autores que están en este blog para probar en ellos el test de la banalidad. Dio negativo, si mal no recuerdo, en el caso de Abbate y Alemian. Pero el caso es que nunca expusiste sintéticamente un punto de vista general sobre la poesía más reciente. Me gustaría que lo sintetizaras, si es que de algún modo aparece disperso en tus posteos. Creo que energúmanamente Fonde expuso su visión general y Freidemberg, más flexible según vos, también. Selva no tiene ganas, evidentemente, de discutir sobre poesía. La comprendo. Para ella la poesía es una cruzada. Para mí no. Hay malos y mediocres poetas que no me interesa rescatar. Tampoco es un género que considere sagrado, mucho menos, tan maltratado como siempre se dice. Es fácil construir una posición en este género, y muy difícil abandonarla. Nadie, en absoluto, dirá que se equivocó de profesión. Está protegido por la marginalidad, por el no reconocimiento sistemático, por la ignorancia de la crítica mediática. Todo esto, claro, es el pase libre a un club que nos crea un sentido de pertenencia. Un club que ni internas admite últimamente. Y que por lo tanto debemos blindar ante los intentos de discutir quién es quién y como entiende la literatura.
Propongo retomar esta cuestión: que se formulen aquí algunas ideas simples y concretas, de cada uno, por cada uno, acerca de qué entiende que es la poesía. Sería el diccionario que siempre nos hizo falta para saber de qué y quiénes hablamos.
Adhiero nuevamente a todo lo expuesto por Jorge A. Propongo, para fijar los límites de la cancha, que nadie empiece a hablar de expresión, del corazón de los seres humanos, de "poesía eres tú" y de otras lindezas dignas del dragoncito Chipi, so pena de tener que leer las obras completas del padre Hugo Mujica.
Jorge Fondebrider
A ver, intentaré sintetizar algunas de mis ideas sobre esto. Vos decías, (Jorge A.) hace algún tiempo ya, aquello de que lo que no te gusta no desaparece por no gustarte. Bueno, coincido plenamente con aquella frase. Le agregaría un par de cosas: lo que a uno no le gusta, no desaparece por ser rebatido racionalmente.
Ahí va entonces aquella afirmación, con la que también coincido, de Cristian, que decía que los “mayorcitos” del blog conseguían “crear más sentido”. Digamos, sostener mejor sus afirmaciones, presentar un contexto creíble, etc. Por supuesto, soy incapaz de criticar eso, me parece un ejercicio más que saludable. Lo único que me gustaría apuntar al respecto es que todo lo que, de algún modo, se ha ido filtrando en estos posteos sin conseguir afirmarse sistemática o lógicamente, también forma parte de lo existente.
Abro un paréntesis para explicar algo que quizás parezca tonto: hace algún tiempo entendí que decir que alguien “piensa distinto que yo” no siempre se refiere a que tiene una opinión discrepante sobre algún asunto en particular. Puede querer decir algo más estructural: que esa persona organiza su visión del mundo, y sus procedimientos lógicos, de otro modo. Está claro que yo tengo mi propio límite, del que no podré salir, pero: ¿qué sucede si consigo “hacerle ver” a esa persona que está “equivocada”? En mi experiencia, raramente las personas cambian de opinión. Lo que se produce es más bien que queden acorraladas en un callejón lógico que les impone el silencio. ¿Es menos verdadero su deseo por no insertarlo dentro del esquema que yo le propongo? Diría que no. Está claro que hay códigos de comunicación, y que para una mejor comprensión, es deseable que nos manejemos dentro de ellos; pero, particularmente, prefiero no olvidar que ese otro puede mantener sus creencias, aún sin hallar el canal correcto de expresión.
¿Por qué digo esto? Porque a lo largo de estos foros han aparecido intenciones de revisar las reglas del juego, y que, de un modo más o menos desprolijo, informan de algo. Desde las críticas al análisis generacional, hasta mis reticencias iniciales a entender la poesía actual analizando a qué autores argentinos se habían leído, las discordancias tuvieron múltiples casos, incluyendo cierto deseo de un debate menos “antagónico”, o con un tono más cordial.
Yo no podría criticarte, ni criticar a Jorge Fondebrider, por mantener las opiniones que tienen. Esto va sin ninguna ironía: me parece que han tenido una constancia y una frontalidad que no deja margen a dudas al respecto. Ni por buscar los mejores argumentos que hayan podido encontrar, porque hacer lo contrario es un sinsentido. Pero, al mismo tiempo, no dejo de ver como crítico el que hayan actuado, en más de una ocasión, como delimitadores de lo posible dentro del campo del debate. Me dirás que un debate infinito, amorfo y sin límites es una tarea imposible, y estaré de acuerdo. Pero, al mismo tiempo, también es una actitud –esta de acotar- que sigue informando.
¿De qué informan estas cosas que yo sostengo que informan de algo? Bueno, diría que de distintas actitudes, de distintas creencias, de distintas necesidades. Probablemente ustedes, no diría que “representan”, porque es una palabra demasiado ambiciosa, pero sí sostienen, algunos valores: una cierta operación restrictiva frente al caos de lo informe, una actitud más combativa en la manutención de sus opiniones, talvez un intento por denunciar la exaltación de lo que ustedes ven como cierta decadencia. Aunque bueno, es una hipótesis, y además, cada Jorge tiene sus opiniones coincidentes y discordantes, por lo que me excuso de la generalización y espero que sirva no tanto como afirmación monolítica de mi parte, sino como una búsqueda de rastrear esos puntos en los que talvez coinciden.
Y esos valores, si son tales, pueden haber entrado en conflicto en ocasiones con otros, en los que hay menos interés por la delimitación de lo posible, menor búsqueda de confrontación directa, cierto “relativismo”, en fin, gente tan hija de su tiempo como ustedes, que ha sido criada en una sociedad en cambio permanente, y que “piensan” –ya no como un conjunto de opiniones, sino como una operación- de modos diferentes.
¿Por qué apunto esto? Ya ni me acuerdo… no, digo, porque me parece que ambas concepciones son igualmente honestas, valiosas, y todo lo demás y que, sobre todo, cuando estábamos hablando de una cierta “incomunicación”, es bueno que tengamos presente que las expresiones de deseo subyacentes en los posteos que buscaban ampliaciones del debate forman parte de un imaginario generacional que se filtra, al igual que en el discurso de este blog, en la escritura poética. Ahí está , era eso: estábamos viendo qué sucedía con esa escritura poética. Digo: yo proponía, hace miles de posteos, que definiéramos las preguntas pertinentes de un modo más abierto. Jorge (F), vos me criticabas algo –eso? algo parecido en todo caso- porque era muy cientificista. No sé, así fuimos descartando metodologías porque no servían hasta quedarnos más o menos callados. El interés de las nuevas generaciones por los cruces de disciplinas no importaba por otra cosa, la poesía “banal” de los 90 era una tontería… bueno… parecería que estamos todos dispuestos a discutir, pero luego se va operando un recorte que nos deja con las manos vacías.
Cuando coloqué un par de poemas para ver la posible huella de la banalidad en ellos, me hubiera gustado contar con la opinión tuya (Jorge F) al respecto, aunque respeto que no hayas dado ninguna. Sobre todo porque entiendo que no era algo que te parecía demasiado interesante o digno de atención, pero en esos poemas, de algún modo, se podía ver cómo algo de esa “banalidad” había sido recuperada desde otros modos de decir; a mi ver con eficacia. Y esto hubiera podido facilitar un debate sobre sí –como yo creo- esa estética, en sí misma, no era mejor ni peor que ninguna otra, y simplemente dependía de las competencias individuales de quien la llevara a cabo, o quien supiera tomar de ella algunos argumentos, o, por el contrario, era un camino muerto.
También sin ironía, no busco, ni creo que vaya a reclutar, adeptos a nada. Pero tampoco me imagino ser tan singular como para que mis ideas no sean parecidas a las de otras personas. Es algo que sucede, se cristalizan concepciones parecidas, por aires de época y cosas así, en diversas personas.
Intento de síntesis: no pretendo que nadie deje sus gustos ni ideas de lado. Simplemente, que aprovechemos todo lo que se ha dicho en este foro para constatar esa diversidad de concepciones, más allá de la destreza con la que se hayan sabido fundamentar. Esos otros modos de pensar, de hacer, son simplemente “degradaciones” de otra instancia? Quizás aquí es donde esté mi discrepancia con vos (Jorge F). Está claro que si me decís que hay gente que no sabe escribir, lo veré como una degradación de otra instancia más deseable. Pero a veces hay gente que escribe con otros proyectos, con otras visiones del mundo en la cabeza. Con intuiciones que, aún no siendo formuladas adecuadamente, no desaparecen. Hace falta tiempo, y muchas de estas personas escriben hace relativamente poco. Irán encontrando, o no, sus voces, sus modos de indagar. Y habrá quienes no, como ha habido seguramente en toda época. Pero esas diferencias, esas manifestaciones, no pueden ser pensadas únicamente en función de modelos anteriores, especialmente si aparecen como “degradaciones”, porque son algo más que eso. Parten, sí, de allí, de algo de eso, pero su alejamiento no siempre es señal de incompetencia. Muchas veces revela otros intereses. Entonces, yo creo que es saludable no entenderlas como simples imposturas o agrandamientos del ego. A lo mejor soy muy ingenuo. Y talvez (Jorge F) estoy simplificando demasiado tu postura. Si es así discúlpame, en todo caso espero que este mail se lea sin ninguna ironía, que no la tiene, y se responda igual.
Saludos,
a.-
Miren Jorges y mirá Daniel que ahora no habla, pero está incluido. No sé si tendría que agradecer o acaso putear, o tal vez las dos cosas. Gracias por tu "comprensión" Jorge A. ((ahora... qué "cruzada"?????) y gracias por decirme cuan bonito te parece mi blog Jorge F.
¿Yo soy abusiva? y ustedes 3 que son amigos, acaso, yo no podría decir lo mismo? Porque no se reúnen en un bar y destripan a todos los poetas que quieran destripar? ustedes también están usando un "espacio público" para hablar entre ustedes y con los códigos de ustedes. Quién está hablando con ustedes, de hecho? Irene, no habla, va entre la tontera y la agresión...eso es aportar algo? Y el resto de a poco se fue retirando... o participa muy poco... entonces, Ale, tal vez te quedes trabajando para 3 amigos que en lugar de reunirse en el bar usan el espacio que vos abriste para hablar virtualmente. O acaso, hablan acá porque no tienen otro lugar dónde hablar?
No permito que nadie me diga si yo quiero discutir o no, y de qué tengo que hablar o no, y qué me diga qué se puede decir o no decir. YO VOY A DECIR LO QUE QUIERA Y DÓNDE QUIERA. Y SI QUIERO HABLAR DEL CORAZÓN DE LOS SERES HUMANOS VOY A HABLAR. Porque si algo me queda más claro que nunca este año, es que además de buen poeta me interesa saber si las personas son "buenas" o no, así de estúpido como puede sonar. Y más estúpido aún, pero real: hay gente "mala" y "buena", así de básico y obvio. Y por supuesto, que saber qué es lo malo y lo bueno, implicaría una serie de aclaraciones que no voy hacer, porque no da, no me interesa y no voy a abusar de ningún espacio.
Por eso para el cierre del Festival en el Goethe, por ejemplo, (y con disculpas a los organizadores a quienes estimo), propondría hacer lo siguiente:
Angelica Freitas
Irene Gruss
(-hablá más fuerte que no se escucha, ahí te pusiste muy lírica, ese verso está mal escrito... hablá más fuerte...)
Juana Bignozzi
(LOS INEXISTENTES
PRESENTE,
AHORA Y
SIEMPRE
LOS INEXISTENTES
PRESENTE,
AHORA Y
SIEMPRE)
Pero no lo voy a hacer, ni a proponer porque sería darles demasiada entidad y además no es mi estilo.
Por eso, digo si en este espacio participa, realmente más gente, pero participa, participa, no una intervención y nada más, puede ser que ustedes tengan razón, en cambió si se quedan hablando solos, es posible que yo tenga razón (lo que tampoco, considero muy importante).
Otra cosa que me queda clarísima este año: la verdadera oposición al capitalismo no pasa porque cada uno siga haciendo la suya, no pasa por dejar de creer en todo y decir que nada sirve o vale, eso a futuro es más capitalismo... me queda clarísimo que construir, hacer proyectos colectivos, intentar nuevos proyectos implica un esfuerzo tan grande, tanto como la fuerza que hace el capitalismo por aplastarnos. Así que lo verdaderamente desafiante es construir no destruir y descreer. Pero, claro, eso implica una energía, muy grande, pero es válido intentarlo, aunque las experiencias sean mínimas o involucren a pocas personas cada vez, vale más eso para mí que decir que ya nada es posible. Y eso es lo que voy a hacer para vivir.
Por eso, me retiro, sí, a continuar con mi proyecto, que es verdad, es muy bueno, muy creativo y convocó y convoca a mucha gente, tanto como el de Ale.
Ahora, aclaro, si un día se me canta levantarme y escribir 100 VECES "CORAZÓN" o 100 VECES "YO", y enviarlo al foro, lo voy a hacer, por suerte no le doy autoridad a nadie para que me diga dónde o en qué momento tengo que estar, hablar, etc.
Les escribo con todo mi corazón (ese que tanto les puede molestar) y con un yo lírico en el primer verso.
SELVA
(AHORA Y SIEMPRE)
Estimada Selva, es cierto que lo dicho aquí posiblemente temblequee entre la tontería y la agresión. Tengo más de una dificultad para alejarme de la ironía que hace años llevo cual coraza. En nación apache, hay un poema intitulado "El tono", en el que traté de tocar el "tema". No sé si lo conseguí.
Pero creo que nunca hablé desde el resentimiento, gracia a dió. De la tontería no puede decirse nada: es lo que es. Más quisiera poder adentrarme en el logos.
Los que vos llamás "inexistentes" están por todos lados, comparten este blog y otros, con sus poéticas y enlaces incluidos, publican libros, antologías, crean editoriales, leen en innumerables ciclos, ganan becas, viajan, tienen mucha más prensa que los que yo llamo "tapados, ninguneados", tengan los años que tengan. Los que hablan en este foro no son sólo tres, por lo que anduve viendo, y a mi entender (por supuesto que esto es subjetivo), de lo que se trata es de descular cómo se escribe poesía en estos días, sin absolutizar ni, gracias, Cristobo, generalizar.
Selva, no tengo dudas de que si Alejandro se queda "trabajando" para tres "amigos", este foro habrá fracasado. Bueno sería ver si en ese fracaso sólo tuvo que ver la amistad de tres o la intolerancia de varios. Selva, te aprecio mucho, pero tengo que decirte que tu reacción es intolerante. Nadie te ofendió tanto. En lo que respecta a mí, solo dije que tomás la poesía como una cruzada, y no me retracto. No creo que eso tenga nada de ofensivo. También dije que no me parece que el foro sea el lugar de poner poemas que nos gustan, y lo sostengo, lo que no impide que sigas poniendo poemas y haciendo los comentarios que quieras. Puedo decir que la vereda no es lugar para poner mesas y sillas, pero no voy pateando mesas y sillas de los bares. Aquí nadie dicta leyes ni sanciona normas. Pero nadie debería ofenderse porque alguien mencione la necesidad de normas o reglas. Así funciona lo que vos llamás espacio público, en relación análoga con este foro (que no es público, pues tiene un administrador). Aníbal: tu último comentario habla del punto en que nos quedamos, y hace un buen resumen. Además, demuestra lealtad hacia la discusión y su tema, cosa que se agradece. De la banalidad a la degradación hay matices que quizá algunos de nosotros no alcancemos a distinguir. No se trata de apostrofar lo que sería "degradación" de un estilo o del género todo, creo que la poesía se ha "degradado" en ese sentido desde el simbolismo a estos días. No es un proceso negativo, sino el "descenso" a un nuevo campo de maniobras. La poesía se secularizó, y no lo lamento; hace un siglo se mueve en un nuevo terreno. Mil quinientos posteos atrás, hablamos en cambio de banalidad, y creo también que la instrumentación lírica de lo banal estuvo presente en todo el siglo veinte. Me parece que si ese es el aspecto que mejor cultiva la poesía más reciente, dimos con uno de sus rasgos; su perfil se hace así más nítido. Entiendo que al instrumentar la banalidad la poesía se hace cargo de su propia banalidad, de su falta de destino. Es un gesto que hay que aplaudir, para decirlo sencillo y de alpargatas. Curiosamente, esta instrumentación de lo banal tiene una inflexión de gravedad y parquedad en algunos poetas que han publicado en este mismo blog. Celebro el "tema" y el "modo". Tal vez haya cambiado de opinión a lo largo de esta discusión, o quizá ajusté lo que al principio me parecía, no lo sé. Creo que al principio despotriqué contra cierta precariedad de medios en primer lugar, y contra ciertas experiencias a mi juicio fallidas de entrucruzamientos disciplinarios. Mantengo esa opinión también. Como vos decís, cada época puede exhibir una larga serie de intentos fallidos y una considerable exhibición de precariedad. Eso sin duda no es lo nuevo.
Tu último posteo, Aníbal, es el primero donde veo con toda claridad una
serie de planteos que antes, probablemente por propia incapacidad, pasé por
alto. Te respondo entonces con el detalle del caso.
Comenzás citando y decís: "Cristian, decía que los 'mayorcitos' del blog
conseguían 'crear más sentido'. Digamos, sostener mejor sus afirmaciones,
presentar un contexto creíble, etc. Por supuesto, soy incapaz de criticar
eso, me parece un ejercicio más que saludable. Lo único que me gustaría
apuntar al respecto es que todo lo que, de algún modo, se ha ido filtrando
en estos posteos sin conseguir afirmarse sistemática o lógicamente, también
forma parte de lo existente". Ahora bien, nadie niega que eso también
existe, pero convengamos que hasta que no alcance algún tipo de formulación
relativamente clara no termina de ser más que un síntoma. Una serie de
síntomas, siguiendo a House, podrían permitir un diagnóstico, pero la fiebre
aislada, en la mayoría de los casos, termina siendo justificada como mero
virus. Y ahí es cuando todos desconfiamos de los médicos, ¿no?
Ahora bien ¿no es de algún modo una obligación de nuestra parte hacer todo
lo posible para que nuestros instrumentos estén lo más afinados que se pueda
(y ya que estamos, incluso para cuando queremos componer en base a
disonancias)? Entonces, si allí hay algún tipo de valor, cosa que me queda
claro reconocés, ¿por qué no alentar a los demás a tender a eso, más allá de
que está claro que lo que no es eso también existe? Sospecho que en esto
estaremos de acuerdo, pero me parece bien puntaulizarlo.
Algo después hablás de que en "estos foros han aparecido intenciones de
revisar las reglas del juego, y que, de un modo más o menos desprolijo, esa
circunstancia informa de algo". Eso, creo, quedó largamente registrado, pero
no llegó a plasmarse en nada concreto. Sumo aquí un ejemplo personal: mi
hijo, que tiene 6 años, inventó un juego de cartas en el que siempre gana.
Va cambiando las reglas a medida que lo necesita y, de algún modo, podría
decirse que se aprovecha de su dificultad de formulación para evitar estar
en algún lado donde pueda ser objeto de una afirmación en contrario. Dicho
de otro modo, si no se fija un contexto, ¿de qué estaríamos discutiendo?
Lo único que me resulta claro del cambio de reglas al que te referís es tu
insistencia por incorporar al análisis de la poesía categorías propias de
otras expresiones artísticas, atendiendo a la existencia de formas que se
nutren de otros elementos, acaso propiciadas por la democratización de las
nuevas tecnologías. Tengo, sin embargo, la impresión de que alguien apuntó
que la mayor parte de esas formas "nuevas" no presenta mayores novedades
respecto de lo que siempre existió, salvo, quizás, las posibilidades de
difusión a gran escala, fundamentalmente gracias a la Internet. Creo
igualmente haber cansado a los colisteros con mis ejemplos musicales, pero,
todos ellos venían a abonar el hecho de que casi siempre todos salimos de
algún lado que no es la poesía y que termina convirtiéndose en la poesía
cuando los elementos de un discurso acaban cediendo a los de otro. Muchos
jovencitos que trabajan hoy en los alrededores de la plástica terminarán
siendo plásticos o poetas, o las dos cosas a la vez, pero no al mismo
tiempo.
Si no fuera esto a lo que te referís con lo de "las reglas del juego", te
pido que lo aclares aún más.
En otro orden, la caracterización que hacés, al menos de Jorge A. y de mí,
para justificar la diferencia respecto de los más jóvenes parecería apoyarse
en una cierta rigidez de nuestra parte frente a una flexibilidad mayor de
parte de la otra. Para justificar esta última característica, hablás del
caos de la época. ¿Qué te hace pensar que nuestra época de formación –si
cabe ponerlo así—fue menos caótica que ésta? Me parece aquí pertinente citar
un fragmento bien ilustrativo de "Las instrucciones familiares del letrado
Koei", de Juan José Saer. Allí, en un texto que quizás merecería mayor
difusión, se "reproducen" las instrucciones que Koei, un escritor chino
muerto en 1318, deja a su familia explicando quién era y en el apartado XIII
se lee esto: "Cuando llegamos tarde a una reunión o a una fiesta, y
empezamos a pasearnos, un poco intimidados todavía, entre los grupos que
conversan confortables, tenemos la impresión de que todos los presentes se
conocen íntimamente, que intercambian razonamientos armoniosos, y que ningún
malestar interfiere sus relaciones. Que únicamente nosotros, los retrasados,
los recién lelgados, ignoramos los supuestos que permiten el placer sin
mancha de estar presentes en esa reunión. No podemos imaginrnos en los demás
la existencia de todos los sentimientos simultáneos que traemos en nosotros
mismos: la duda, la aprensión, la timidez, las impresiones fugaces que nos
causa nuestro interlocutor, sin contar el hambre, la sed, el dolor de
cabeza, las preocupaciones, la incomididad del asiento, et´cetera. Del mismo
modo, los niños y los jóvenes, porque han llegado después a la existencia,
imaginan que los adultos gozan en ella de una situación confortable. Creen
que vivir consiste en ir eliminando las imperfecciones hasta adquirir la
complexión compacta y sin fisuras que presuponen en los viejos; que lo que
interfiere la formación de una personalidad coherente, sólida, nítida,
reconocible en todos sus actos y siempre igual a sí misma, es una enfermedad
de crecimiento pasajera, como el acné juvenil. Lo que da la impresión de
solidez en los adultos es, me parece, el pudor ante el propio fracaso y la
indiferencia".
Así dichas las cosas, conozco a muchos poetas jóvenes seriamente interesados
en las técnicas y reglas de la poesía que, llegado el caso, podrían oponerse
a los cientos de otros poetas jóvenes a quienes esas técnicas les parecen
sospechosas (y eso, cuando consideran que la poesía tiene técnicas). También
conozco a muchas personas que no se conforman con la parte expresiva que
conlleva cualquier ejercicio artístico y que pretenden que eso sea arte y,
como quedo de manifiesto a lo largo de esta discusión, otras a quienes les
bastaría el elemento expresivo para ver realizadas sus aspiraciones.
Convengamos que hay una actitud distinta, una cierta voluntad de hacer las
cosas de otra manera, en una y otra opción.
Esto que acabo de describir no es propio de una época en particular. Todas
las épocas fueron iguales y ésta no es una excepción. Tal vez el problema en
este tramo de la discusión sea considerar que ésta posee algún tipo de
excepcionalidad, donde volveríamos a la desmesura del yo --y esas cosas de
las cuales evité hablar en los últimos posteos, porque creí agotadas--,
cuando discutimos sobre neo-liberalismo.
Por último, Aníbal, tu último mail me deja más que en claro la buena
voluntad con la que estás discutiendo. Permitime, no obstante, imaginar que
no son tantas las opciones que se nos abren, que no hay tantas novedades en
lo nuevo (de ahí, quizás, mis precámbricas acusaciones de ignorancia, que
leídas ahora me suenan un tanto improcedentes) y sí, poundiano al fin, que
en lo viejo --sistemáticamente recorrido, estudiado y, paradójicamente,
puesto al día— están muchas de las respuestas del presente.
Bueno, voy a intentar complementar un poco mi anterior posteo, en parte quizás incompleto por mis errores y en parte por cosas que se me van ocurriendo sobre la marcha. Jorge (F): tengo la sensación, por momentos, que algunas de las diferencias entre nuestras posturas son más bien de “grado”. Es decir, seguramente los dos –y mucha más gente- podemos estar de acuerdo en la importancia de que intervengan, en la escritura poética, un conocimiento y una experimentación. Intuyo que, si durante todo estos posteos, pareciera que vos estás priorizando mayormente lo primero, y yo lo segundo, es porque tenemos diferentes realizaciones mentales –o ejemplos, dentro de nuestra cabeza- de los poemas a los que nos referimos.
Por eso, insisto, hubiera querido –sigo queriendo- saber tu opinión sobre aquellos textos (Abbate, Alemián) que habíamos comentado con Aulicino, porque justamente no son ejemplos paradigmáticos ni ridicularizables. Son cruces, puntos intermedios que resisten cualquier simplificación en la que vos o yo pudiéramos caer para defender nuestras posiciones. Puede haber alguna utilización de aquella “banalidad” de la que tanto hablamos, pero dentro de un contexto de una propuesta consistente. Bueno, digo, esa es mi opinión. No sé si estás de acuerdo.
Lo mismo digo sobre “lo nuevo”, “lo distinto”: se trata de una gradación, diría. Por un lado, es imposible creer que de pronto surja algo, literariamente, sin ningún tipo de precedentes. Pero, del mismo modo, si no fueran introduciéndose, paulatinamente, algunas variaciones, sería muy difícil entender esa “incomunicación” de la que hablaba Aulicino al comienzo de los tiempos.
Es decir, mi manera de entender esa “incomunicación” es por sucesivos desplazamientos. Cuando uno mira un fenómeno de esos, aislado, no parece significativo, porque su variación gradual no es demasiado importante. El conjunto de ellos, actuando en el tiempo, consolidándose como un nuevo material desde el que se producen nuevos cambios mínimos, termina siendo relevante para ver ese distanciamiento o incomunicación. Por eso me parece importante estar atentos a esas variaciones, como me parece importante estar atento a todo eso que va apareciendo –en la poesía y en estos posteos- aún cuando no logra consolidarse sistemáticamente. Porque se transforma, automáticamente, en un nuevo dato para el punto de partida de quien viene después. Se asimila en un contexto, creo, a veces independientemente de su capacidad de autojustificarse.
No sé si estoy siendo claro: yo creo que esa “banalización” de la poesía quizás, en su aspecto más puro y duro, haya sido llevada a cabo con más errores que aciertos, pero que su secuela abrió algunas posibilidades expresivas interesantes. Añadió matices.
Eso tiene que ver con una actitud frente al texto del otro también: cuando descartamos algo de plano, estamos, también, inhibiendo nuestra capacidad de análisis. Estoy seguro que me podrías poner muchos ejemplos y preguntarme “qué rescatarías de esto?”, y que no sabría qué responderte. Pero, finalmente, algo me interesa de ese tono –más que de muchas de sus realizaciones particulares- y me hace indagarme sobre mis posibilidades de incorporarlo –o seguramente, con menos conciencia de todo ese proceso: incorporarlo casi de forma automática.
Yo creo que esa –talvez- pueda ser otra diferencia de esas que se van colando y consolidando con el tiempo, y que generan esas “incomunicaciones”: quizás vos, otras personas también, no sé, Aulicino cómo será en tu caso, sientas que hay una relación directa entre los autores que te gustan más y los que más te permiten ampliar tu escritura, tu modo de ver las cosas. O no ampliarlo, profundizarlo. En fin, como sea. Y quizás –digo, esto es una simple hipótesis- ciertas jerarquizaciones como fuentes de inspiración (o transpiración) se hayan ido perdiendo. Tendrá esto que ver con el famoso patchwork postmoderno? No sé, como decía en el otro posteo, talvez vos (Jorge F), y Aulicino, y otros, sostengan nociones en las que sea más importante proponer esos criterios jerarquizantes: por experiencia, por economía, porque se cansaron de leer tonteras, porque les molesta que “todo de igual”, puede ser por miles de motivos muy atendibles. Pero ese criterio no es universal, y quizás hoy en día una cierta “suspensión del juicio” actúe como factor de permeabilidad entre algunos autores. Ya no se trata, digamos, hablando de mí como alguien que se identifica con esta otra actitud, de que todo me parezca bueno; sino de que es más importante lo que yo pueda rescatar de una obra para mi producción que el juicio que esa obra me merezca.
En fin, creo que he mezclado demasiadas ideas y de un modo confuso en este posteo. El párrafo de Saer es fantástico y muy elocuente, por cierto. Casi por último, no quise decir que hubiera un “caos de época”, sino más bien un cierto aire relativista, unas posturas posiblemente menos radicalizadas que en otros tiempos, pero esto tampoco lo sé, es una intuición. En todo caso, digo, no creo que todas las diferencias de escrituras provengan del crecimiento del ego y la desidia. Jorge, tampoco imagino que vos creas eso, pero no termino de ver por dónde señalás alguna diferencia de carácter positivo. En fin, paso palabra y aprovecho para repetir una propuesta de Aulicino que me parece que sería bueno que despertara respuestas:
“Propongo retomar esta cuestión: que se formulen aquí algunas ideas simples y concretas, de cada uno, por cada uno, acerca de qué entiende que es la poesía. Sería el diccionario que siempre nos hizo falta para saber de qué y quiénes hablamos.”
Saludos,
a.-
Hola amigos. No voy a citar a nadie para que nadie se sienta citado.
Si algunos consideramos bueno analizar poemas escritos en la actualidad, y otros consideramos bueno discutir conceptos y fenómenos, podríamos sugerirle a Ale abrir dos foros diferentes. Aunque, claro está, y como ya se dijo, hay a la izquierda de estos posteos una larga lista de escritores que incluyeron tres poemas propios a los que cualquiera puede acceder con solo un click.
Volvamos a tu pregunta, Ale Méndez, y a la imposibilidad general de contestarla...
Cuál es el estado actual de la poesía?
Ninguna respuesta, creo yo, fue acertada. Por qué?
Hablamos de recortes, de "operaciones", de voces generacionales, de marcas de época, de canonizados...
Siempre, cuando mucho, de la década anterior.
De la década en la que el stablishment, las instituciones, o como querramos llamar a ese ente abstracto que conforma "el poder"; vivía un veranito espléndido alimentado por fundaciones extranjeras, ciclos subvencionados y programas estatales.
Fui uno de los que tuvo una lectura "grave" acerca del recorte propiciado que, a mi entender, tuvo efectos empobrecedores tanto en lo que sucedía como en su relato.
Ahora vivimos aquello que sucede cuando las instituciones pierden poder y legitimidad.
Hay recortes más precisos, más generosos, más miserables, más inteligentes, mapas más fidedignos con el territorio y otros trazados a la medida de quien lleva en su mano el lápiz...
Pero un mapa es una herramienta de la que cualquiera de nosotros puede valerse aunque más no sea para confrontarla con una visión de las cosas que se considere más justa.
Ahora no hay casi institución. No hay mapas. No hay recortes autorizados.
Hay otra cosa. Un clima igualitario pero a la vez de sin sentido claro, un estado de mareo, hay más nombres que poemas...y ese es el efecto negativo --y seguramente no deseado-- de la horizontalidad o desjerarquización.
Pero es una tentación a la que deberíamos escapar, caracterizar por esto a la década, o a los poetas recientes, con el mote de banales, por ej.
Digo, llegamos a esto por las marcas propias de fin de siglo o por la falta de pericia de quienes manejaron los resortes del stablishment?
No es una pregunta retórica con respuesta prefabricada.
Sí es un síntoma el hecho de que, después de los bríos por recortar, prevalecer, etc; surge una generación que no quiere reconocerse en tradición ni genealogía alguna. Sea esto posible o, como cree Aulicino (yo también), imposible.
Lo que se impone, parece, es trazar un mapa. Pero para eso, en este caso, necesitaríamos conocer el territorio. Después cada quien ubicará la mina de oro y el basural donde le plazca.
El desafío, en todo caso, para contrarrestar la teoría de la banalidad, sería el de encontrar veinte o treinta autores nuevos que representaran algo distinto de lo banal. En eso estoy...No valen los ejemplos de Alemian ni de Abbatte. Los dos son viejitos y publican hace años.
Ojo, no estoy sugiriendo postear poemas de otros sino, en todo caso, recorrer esta página (u otras), conceptualizar y discutir.
La extensión de los últimos posteos de Cristobo y Fondebrider me hace pensar que están llegando a alguna conclusión. La verdad, partes de lo que dicen no las entiendo, pero la experiencia me dice que paradójicamente a veces sucede que cuando un discurso se extiende es porque halló cosas concretas, difíciles de reducir, que solicitan palabras para que su disolución y asimilación sean posibles. Esta es una extensión que la tendencia a la economía admite como necesaria.
Hay dos ideas contrapuestas y complementarias: Fondebrider exhorta a leer en lo "viejo" las respuestas al presente, en tanto Cristobo propone reconocer los cambios como graduales y la introducción de lo nuevo como una intromisión apenas perceptible en un tiempo y lugar muy acotados; es decir, perceptible en el tiempo. Estoy de acuerdo con esto y estoy de acuerdo en que, aunque no lo diga así Cristobo, el "relativismo" actual quizá sea el núcleo de lo que para mí es incomprensible (o lo era). Porque es cierto, Cristobo, ante posiciones muy duras y estructuradas, nuestra generación -no sé si Fondebrider cabe en ella, porque hablo de los que en plenos setenta escribimos con y contra el setentismo-- reaccionamos no "relativizando"sino ampliando el campo de lectura, el campo de ideas, para crear un nuevo campo, no menos exigente y no menos estructurado. Dicho de otro modo, más simple, elegimos otros padres y tíos, otra familia, otra genealogía, pero una familia al fin, no un "más o menos", un "tomo un poco de este y otro poco de este otro" (también eso, pero con la diferencia que entre "éste" y el "otro", aunque fuera intuitivamente establecíamos lazos familiares). La consecuencia es que, como quiere Fondebrider, yo sigo buscando las respuestas al presente (no solo a lo que se escribe en el presente sino a todo lo presente) en lo viejo. Me sigo preguntando sobre la fascinación de los Cantos de Pound por ejemplo. No sé aún si Pound estaba rematadamente loco o su inteligencia me excede en toda la línea. Lo que es seguro es que Pound era un hombre con muchas herramientas, y las usaba endiabladamente (diferente a poetas que siempre obraron con pocas herramientas: en Chile, hace muchos años, Jorge Teillier me dijo que escribía siempre sobre lo mismo: el forastero que silba en el bosque).
No podría negar -para rendir tributo a la amplitud- que lo que me gusta de la poesía presente resuena de alguna manera en la poesía pasada. Esto es no es para nada restrictivo: se me aparece más bien como un terreno muy amplio en el que se prolongan y extienden líneas operativas, en el que se trabaja en distintas coordenadas. Pero esto es cuando uno considera las obras en conjunto, no cuando lee un poema que le gusta. También hay cierta irracionalidad que precede al juicio crítico. De otro modo, y creo que al "comienzo de los tiempos" lo dije, no hay poesía. Decía que hay irracionalidad al escribir, y sostengo que lo hay también al leer. Es un componente de la lectoescritura, no más, pero no es el que menos interesa. Una idea para responder a mi propia propuesta sobre qué ententemos por poesía: un acto en el que se dirimen cuestiones reales inaprensibles en otro lenguaje, y que se mantienen con ese carácter de inaprensibles, o en estado de "no completamente comprensibles".
Jorge A. es posible que tenga baja tolerancia a lo que considero discursos violentos o agresiones. Una cosa es la ironía y otra la agresión.
Cuando, se dijo de este blog por ejemplo, que era el Larousse de los inexistentes, yo no considero a eso una crítica sino una agresión, o una afirmación, que por lo menos, necesitaría muchas explicaciones. Irene, agrega que los inexistentes publican, tienen editoriales, viajan, ganas premios y que en cambio hay otros ninguneados, bueno, ahí es donde necesitaría saber de quiénes se habla.
Cuando Fondebrider proponía borrar de la discusión para poder hablar palabras como "expresión" o "corazón", me enfurezco, tengo que respirar hondo para no hacerlo. Porque las dos palabras me gustan y mucho y "corazón", por ejemplo, es una palabra que utilizo mucho en mis poemas, y no creo que sea solamente propiedad de Hugo Mujica (a quién no he leído), o del dragoncito Chipi . Hay muchas palabras que me gustan: corazón, crocante, tortuga, luna, alma, dios... sólo por no nombrar algunas.
Seguro que decirle a alguien que tiene una "cruzada" no es una ofensa... ahora busco la acepción de la palabra en el Diccionario de la Rae, en Wikipedia y tiene una carga tan religiosa.. que no sé, me cuesta sentirme identificada... de todos modos me quedo pensando... tampoco creo que para mi el arte sea sagrado... pero no sé... en eso, sinceramente, me quedo pensando...
Es verdad, que las agresiones y los discursos que yo considero violentos o que me hacen daño para hablar no es que los considere dirigidos necesariamente a mí, pero me imposibilitan de hablar de una manera más equilibrada y tal vez, en eso estoy equivocada, porque aunque estuviese dirigido a mí, yo podría responderlo equilibradamente, pero bueno, me cuesta no tomar como una agresión que alguien me diga abusiva.
Me pregunto cuál sería el problema en el marco de una discusión de hablar cordialmente (como por ejemplo, noto y celebro en los ultimos posteos inmediatos a este) y cuál sería el problema de que alguien en una discusión señalara consensos? Qué tendría de malo buscar ciertos consensos? o la idea es discutir hasta morir? Creo que no...
Tampoco mi idea es colgar poemas que me gusten, y nada más, de hecho dije muchas cosas y propuse otras, que puede ser que no le interesen a nadie y todo bien...ese no es el problema, no tendrían porqué interesar.... el hecho de colgar poemas en un momento, también, reconozco fue una reacción de mi parte a lo que siento (y tal vez estoy equivocada) en el aire de este debate, como "nada de lo que se hace hoy es bueno"...
De ninguna manera, estoy de acuerdo en que yo no quiera discutir o que considere que todo manifestación artística sea válida por el solo hecho de manifestarse. No, de ninguna manera. De hecho, hay una enorme cantidad de personas que participan de este blog y de quienes se pueden leer sus textos que no me gustan nada, y que necesitaría una explicación de porqué se considera a eso poesía. Ahora, seguramente, nuestras lecturas de quiénes participan de este blog, tal vez, no sean coincidentes...
También, hay otros con los que tal vez, pueda ser injusta y me tengo que adentrar en la lectura de sus libros completos, porque 3 poemas ¿alcanzan para evaluar una poética? Es más, me atrevería a decir que son relativamente pocos los poetas que me interesan o gustan que muestran sus trabajos en este blog.
Ahora, antes que eso, voy a preguntar algo... ¿qué nos legitima a cada uno de nosotros para hablar en este debate? ¿Lo que sabemos sobre poesía o nuestras propias obras? Para mí, en principio, y salvo que alguien me explique lo contrario, nuestras propias obras. Salvo que acá participara otra gente, que en algún momento, hubo alguna que otra intervención de narradores o de lectores... si algunos se presentan acá como lectores (cosa que me parecería muy interesante) mi idea cambiaría.
Entonces, si lo que nos legitima para hablar, por lo menos a quienes nos presentamos como "poetas" son nuestros propios poemas y no nuestro saber sobre poesía y teoría poética, tenemos un problema importante: ¿a cada uno de los que participa en este foro le gustan los poemas del otro o al menos, no le gustan pero los reconoce como una voz poética? No lo sé, y tampoco se si tendría sentido un acto de sinceramiento tan grande... o si estamos dispuestos... pero eso es un problema... yo sospecho, que hay varios a los que no les gusta lo que escriben los otros y ni siquiera los reconocen como una voz poética...
Varias veces pregunté que es lo que leen de poesía actual argentina y no recibí respuestas... o siempre escucho los mismos nombres, y la sensación que me queda como dije antes, es que nada gusta... yo voy a decir, y no sé si sirve para algo ... pero por lo menos para que se entienda como me aproximo yo a la poesía o a cualquier manifestación artística. Primero, pienso qué me gusta de eso que veo o leo, le doy chance, pienso, bueno, alguien hizo eso y quiso decir algo... qué hay de rescatable en eso, qué me interesa, qué me gusta? Tal vez esa manera de aproximarse al arte es tan defectuosa como descartar algo de plano... no lo sé, pero es mi manera... Y otra cuestión, un escritor mediocre tiene más chance que un escritor de mala calidad, de escribir en algún momento algo bueno? Supongamos, por un momento, que todos entendemos que es lo "mediocre" y que es lo definitivamente "malo"... por ejemplo, todos coinciden que la señora esa que hace años vende sus poemas en la puerta del Teatro San Martín escribe mal? O cualquiera de los que vende sus supuestos poemas en el subte? Bueno, nunca me encontré con nada bueno en esa instancia...
¿Cuándo se dice de un artista que es definitivamente malo y cuándo que es definitivamente mediocre? Cómo se evalúa? a qué edad? Cuando nace a la vida artística?, podría ser, para mí en lo primero que uno hace tiene que estar esa potencia... pero no sé, tal vez, es sólo un prejuicio y existan casos de artistas que al principio fueron muy malos y después mejoraron... no sé... ahora no se me ocurre ningún ejemplo...
Ahora, aquí se habla pero no se habla, se nombra pero no se nombra, y bueno, yo a riesgo de equivocarme y espero que nadie se ofenda, voy a nombrar a muchos de los poetas que tuve oportunidad de leer últimamente y que me gustan mucho y otra experiencia que tuve de algo que no me gustó nada... y si se me considera religiosa, esto es una confesión: por ejemplo, voy nombrar autores de hoy y libros que tuve oportunidad de leer recientemente... y que son muy diferentes entre sí y diferentes a lo que yo escribo y en los que yo noto una personalidad poética, una construcción, tensión poética, consistencia y no mera expresión: Lengua Natal de Osvaldo Aguirre, La Mala Vida (y también Espacios Naturales) de Paula Jiménez, Geografía de Claudia Masin, Poemas Sentimentales de Silvio Mattoni, Blaia (poemas inéditos) de Marcelo Díaz, Vulgata de Santiago Espel, Orquideas Malvas del Mar de Lila Zemborain... sólo por nombrar algunos... hay muchos más, y bueno, explicar porqué me gustan me llevaría otro tanto y por ahora, no tiene sentido, porque tampoco tengo claro si tienen interés en hablar tan concretamente... Lo que digo, con ninguno tengo una amistad de años, ni los había leído tan profundamente hasta hace relativamente poco...
Ahora, voy a contar algo más: hace unas semanas fui a un evento (ustedes van a lecturas poéticas?)a escuchar a Santiago Espel (hace unos meses le publicaron en la Ñ)... los poemas inéditos que leyó me parecen buenísimos (perdón, por la palabra tan básica, pero es así)... yo no tenía ni la menor idea de quiénes más leían, me encontré con algunas cosas que me gustaron de Pipo Lernoud, también cantó Flopa, el chico que organiza Hernán (está en el blog), algunas cosas que hace me gustan otras no sé, tendría que leer o ver más... ahora, cuando leyó Vicente Luy (que está en este blog y también hace muy poco le publicaron en Ñ) ahí ya sentí cierta incomodidad o ese es el momento que necesitaría que me expliquen porqué es poesía... y algo que hacía tiempo no me pasaba, cuando llegó el Proyecto Esquizodelia de Osvaldo Vigna, que también está en este blog...escuché un poco y me levanté y me fui, me pareció un maltrato al género, pero tal vez no entendí nada y si alguien me explica de qué se trata lo considero... Hace muchos años que ya se por ejemplo, que las performances de Gabriela Bejerman no me gustan, tal vez, me gusten algunos de sus poemas, pero no lo que hace de performance, lo bueno es que yo hace varios años de algún modo se lo di a entender y le dije -si vos querés hacer performances tenés que estudiar teatro... por eso no me siento mal de decirlo ahora. Sin embargo, tuvo un lugar en el Festival Latinoamericano de Poesía el año pasado y tal vez a alguna gente le guste, no lo sé... yo a quienes conozco, nadie me dijo que le gustara...
Pero bueno, todo y todos tienen derecho a existir y a publicar y a conseguir premios, etc...
Lo que pasa es que si "todo vale", qué es lo que realmente "vale" o hay que conformarse con que "vale todo"? Entre esa postura extrema y la otra que es descalificar a todo el mundo, digo, es posible que hablemos de "personalidades poéticas"? o de "voces poéticas" aunque no sean las que más nos gusten? de qué disfrutamos y cómo?
Irene, no tengo ninguna problema con la ironía, sí con la agresión y te entiendo lo de la coraza de la ironía, y por mi parte, además de irónica, soy exagerada y dramática... defectos de fábrica...
Es probable, ahora que la cosa se puso de nuevo en movimiento, que los
posteos deban incluir una serie de precisiones que antes omitimos. De ahí,
querido Jorge A., las dimensiones. Por otra parte, no estoy seguro de que lo
interesante sean exactamente las conclusiones. Su carácter provisorio las
haría rápidamente relativas, por lo que preferiría que siguiéramos sacándole
punta al lápiz para ver dónde derivamos.
Y hablando de derivas, empiezo por Aníbal. Me parece muy interesante la
teoría de los grados. La única falla que le encuentro es que, para
desconcertarnos tanto, deberíamos haber estado muy desatentos a todo lo que
fue ocurriendo a lo largo del tiempo, cosa que no es así. Es más, diría que
algunos hemos leído no sólo a los que nos precedieron y a los que
escribieron contemporáneamente a nosotros, sino también a los que vinieron
después y, como se está viendo, también a los que siguieron. Entiendo que no
hay un comportamiento simétrico entre los más jóvenes. De hecho, sería bueno
saber si leyeron a otros poetas fuera de a sus amigos. Si nos atuviéramos a
las "afinidades electivas" que denuncia el sitio que tan generosamente nos
provee Alejandro Méndez –y él ya hizo la estadística–, veríamos que
probablemente no.
Luego, mi negativa a analizar públicamente la poesía de nuestros colisteros
tiene que ver con que no necesariamente me parece producente hacer público
lo que se piensa de textos posteados probablemente con una finalidad
distinta que la de ser sometidos a análisis. Yo no sé si tal o cual poeta
mandó lo primero que tenía a mano, si buscó lo mejor que tenía o qué. Pero
sí sé que, si en algún caso digo que tal o cual texto tiene fallas –o lo que
yo así considero– sin que me lo hayan pedido los propios interesados puedo
estar causando un daño perfectamente evitable. Insisto, los textos aquí
posteados no deberían ser asimilados a la categoría de libro. En las
oportunidades en que hemos hablado de ciertos textos acaso emblemáticos
–cfr. el de Casas--, lo hemos hecho justamente por esa excepcionalidad que
les asignamos y no porque estaban en una lista. Supongo que Auli discrepará
conmigo a este respecto (ya lo hizo antes), pero preferiría mantener esta
posición, aunque más no sea a título personal.
Para concluir con el posteo de Aníbal, no creo haber señalado diferencias de
carácter positivo. Tampoco las espero. Más bien me sorprendo cuando doy con
ellas. Puedo puntualizar las cuatro últimas que tuve con la mayor claridad:
los poemas de "Poesía cívil" de Raymondi, que me produjeron un impacto
mayor; los del último libro de Teresa Arijón, los de Gabriela Saccone y los
de Beatriz Vignoli. En todos ellos veo algo de lo que deseo para la poesía
y, a la vez, una perspectiva distinta –aunque más no sea, distinta en
grados—de lo que existía antes de ellos.
Y acá desvío la atención hacia Gabriel (R) y me sirvo de la teoría de
Aníbal: quizás valga la pena trabajar sobre esa idea de desvíos y grados. De
hecho, hemos estado haciéndolo al pensar que al cabo de cierta "profundidad"
sucedió determinada "banalidad". Y continuando con una serie análoga, que
frente a un tiempo de creencias comunes hemos pasado a otro de puntos de
vista individuales. Entre esas dualidades, a las que podríamos agregar otras
tantas, quizás haya una punta porque todo indicaría que las profundidades no
fueron tales y que las banalidades tal vez no fueron tan banales. No se
trata de relativizar, sino más bien de buscar un poco más en el hueso. Un
ejemplo bajo la forma de preguntas: ¿lo que no se entiende es forzosamente
más profundo? Lo claro, lo transparente, ¿no estaría ocultando algo al fin y
al cabo? Las menciones de naturaleza presuntamente políticas en la poesía,
¿constituyen toma de partido? Y eso, ¿no puede ser una forma de banalidad
encubierta? A ver si soy claro: todas las cosas de las que hablamos
–banalidad, falta de profundidad, egotismo, etc.--, ¿empezaron realmente
cuando creemos que empezaron? Si sí, ¿quién las prohijó? Si no, ¿cuáles
serían los antecedentes? ¿Por qué? ¿Con qué objeto? Bueno, esas son
preguntas. En posteos anteriores, y de otras maneras, creo haberlas hecho,
pero o no interesaron o la atención se desvío hacia otra dirección.
Concluyo con Auli. Decís bien: yo empecé a publicar poemas a principios de
los años ochenta. Por lo tanto, el problema que se planteaba como acuciante
a quienes comenzaron en la década previa no me afectó en la misma medida.
Digamos que hay una parte que me perdí y otra que me respondí con mi idea
sobre el cansancio de las formas. Lo recuerdo aquí: cuando se iba a producir
la rebelión contra las formas en uso de la poesía sesentista, vino el golpe
de estado y todo el mundo tuvo que mandarse a guardar, buscando formas acaso
más elusivas de nombrar. En síntesis, el cambio que ya se avecinaba, quedó
trunco en sí y, por el peso de la historia, asumió otro derrotero.
De todos modos, como queda en evidencia en estos posteos, no hay tanta
distancia entre los setenta tardíos y los ochenta. Tampoco habría tanta
diferencia entre esa última década y los noventa. El problema, si así se lo
considerara, empieza después. Con todo, a los poetas de los noventa les
corresponde en todo caso la responsabilidad de haber hecho de la letra
impresa una panacea en sí misma. Y eso, creo, antes no era tan así. De ahí a
que sea una tentación asimilar muchas actitudes de esos años con las que
propiciaba la política neoliberal de Menem. El asunto es que ahí ya hablamos
del medio poético y no estoy seguro de cuál es la relación entre ese medio y
la poesía que se escribe.
Finalmente, gente hay mucha y toda está más o menos definida por una cierta
estructura de la personalidad. Habrá quien quiera abarcar mucho y quien
desee más bien poco. Quien sepa poco de muchas cosas y quien sepa muchísimo
de una sola. Habrá también aquellos a quienes todo le resbale, quienes se
obsesionen, quienes lean bien y quienes lean mal. Todo eso, más la
irracionalidad a la que Jorge A. vuelve con frecuencia, tiene mucho que ver
con lo que estamos leyendo en los posteos ajenos y lo que estamos
escribiendo en los posteos propios. Será cuestión de cimentar los puentes
que se vayan tendiendo.
Perdón por el abuso.
Desconozco quién fue la persona que habló de ese larousse. Quien sea que lo dijo, creo que tiene el derecho y el deber de decir lo que le plazca, a condición de que se tome el trabajo de leer a cada uno, de la a a la z, y no sólo los trs poemas que figuran aquí. Debo haber llegado tarde.
Hay gente que respeto mucho y cuando veo los poemas que eligió, me da por pensar que lo hizo más por elección afectiva que por afinidad electiva, valga la redunda. me gusta lo de la cartografía que pide reches, mas ¿quién será el baqueano que podrá guiarnos? hermoso lo de saer.
Aprovecho la --espero que-- momentánea perplejidad de los forenses para aclarar a Selva: tu exaltación no ofende, tu derecho no será conculcado, como dijo algún demócrata, no estoy de acuerdo con tu opinión, pero moriré --bue, no tanto-- defendiendo tu derecho a decirla. En cuanto a cruzada, la palabra la usé en el sentido metafórico convencional: una empresa a fondo en pro de un objetivo. La verdad es que no quise ser ni siquiera irónico. Me parece bien que lleves adelante la defensa del género con pasión --quizá cruzada implica eso, pasión, más que religión--, aun cuando, claro, haya poetas que no te gustan, y hasta algunos que rechazás. Solo decía que yo no encuentro en mí ni siquiera vehemencia para el rechazo. Estoy de todas maneras discutiendo sobre poesía.
Información: En la lectora provisoria, blog vecino, Ricagno y Chacón se embarcaron en una discusión paralela a temas que discutimos aquí. Silvia Dabul invitó a Ricagno a trasladar sus opiniones aquí.
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/
Hombre blanco habló con verdad: es cierto, es cierto, la polémica que señala
Aulicino es interesante y pertinente, por lo que sería muy interesante la
participación de Alejandro Ricagno en este foro –que él mismo dio sobradas
pruebas de conocer--, así que tanto Jorge como Silvia (Dabul) hicieron bien
en invitarlo.
A modo de anticipo, me permito copiar algunos posteos hechos por Alejandro
que, con la excusa de un juicio sobre Fabián Casas, dan una visión distinta
de la "18 Whiskies y alrededores".
1. Alejandro Ricagno, pedante y de San Telmo Says:
Mayo 21st, 2007 at 11:33
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/#comment-6185
18 whiskys fue una buena estrategia de marketing casiana ( yo estuve allí sé
de que hablo, "yo estuve en esa mesa"). Tuca es un muy buen libro de poemas.
Me gustaba, creo que aún me gustaría si volviera a leerlo. Casas siempre
quizo ser narrador. Creo que lo consiguio. Aún a costa de esta especie de
"fulbito" literario que arma y sigue armando. Yo también recuerdo, en lo
personal, como nesfasta esa epoca de 18 whiskys. Aunque Casas, por lo que
recuerdo, la disfrutaba mucho. Pero bueno, lo suyo es ficción. El recuerdo
es ficción no? Cuando me aclare un poco, se los aclaro.
1. Pablo E. Chacón Says:
Mayo 22nd, 2007 at 11:08
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/#comment-6208
Ale, vos decís que Casas no es poeta?
que 18 Whiskies fue un invento para autopromocionarse?
si fue así, ¿cuál es el problema?
de esa revista salieron Daniel Durand, Darío Rojo, Rodolfo Edwards, Gerardo
Foia, seguro me olvido de alguien
y tu poesía?
1. Alejandro Ricagno, con resaca poética Says:
Mayo 22nd, 2007 at 1:48
pm
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2007/05/18/barro-y-pampa/#comment-6229
Yo no digo que no es poeta. Digo que siempre dijo que lo suyo era la
narración.Creo que lo consiguió con "Los lemmings" ( ese relato sí lo leía
ediatdo en los cartoneros) Recuerdo un intento de nouvelle que no se si
interrumpió o luego transformó en otro relato que se iba a llamar "Los
árboles, los árboles". También recuerdo su intención de sacar "18 whiskys"
"para romperle el culo a Diario de Poesía y a Ultimo Reino" ( sic Casas en
todas nuestras reuniones en mi casa, primera redacción de la 18.) Sí; de 18
whiskys salieron Durand, Rojo; Edwards más cogeneracional mío ya sacaba La
Mineta antes de la 18 y había participado en más publicaciones de poesía (
la gillete en el tobogán). Foia era el mentor de la "Huevo y medio", tambíen
anterior a la 18. Yo estaba más cercano al grupo de Ultimo Reino, aunque
siempre, como es común en mí, en condición de outsider. Pero me sorprende
que en su relato ficcional Casas, aludiendo a la 18 y a esa época diga de
sus compañeros lo que dice. Me sorprende porque yo opinaba que en la 18 ,
sobre todo después de su primer número, había más gesto que otra cosa. Que
de ese gesto hayan salido grandes poetas como Edwards y Durand es otra cosa.
Pero vos fijate que Edwards y Durand, recién publicaron libros casi a fines
de los 90. El efecto Casas, y su boutade de decir incluyéndonos a todos "
nosotros no venimos de la poesía, venimos de la droga y el rock & roll",
boutade tomada al pie de la letra por la antología de Freidemberg, titulada
Poesía en la fisura, y seguida por las entrevistas a Mangeri donde se decía
lo mismo, metiéndonos a todos en la misma bolsa, y obturando las poéticas de
cada uno bajo el mismo " gesto Casas", fue nefasta. Sí, yo pertenecia a 18
whiskys, y no me siento orgulloso, aunque aquel primer número era bueno. En
el segundo me retiré por diferencias ideológicas profundas. Del mismo modo
que me "descatalogué" de Eloisa Cartonera. No estoy negando la importancia
de Tuca, el primer libro de Casas, como un quiebre en la poética de la
época. Sus otros libros de poemas me interesan menos ( algo rescato de El
salmón, y un poema de Pogo). Pero no tengo un recuerdo épico de la 18
whiskys. Recuerdo mucho bardo, mucha maldad - incluso propia, aclaro- de la
que no me siento orgulloso. En mi modesta opinion el territorio de la poesía
debería ser otra cosa. Y en cuanto a mi poesía, ahi sigue, casi sin publicar
a excepción de una plaquette en Pen Pres y en una antologia de poesía
lationamericana en la net, en gran parte por inoperancia propia ( nunca supe
ir en busqueda de becas o subsidios para publicar), en parte porque creo "
no encajaba" por edad y por estética en las generales whiskeras y de esa
generación, por lo cual en las antologías y demás nunca se me incluyó. Y
digo las generales con muchos paréntesis, porque no creo que la poética de
Edwards por ejemplo (más cercano generacionalemente a la mía) tenga algo que
ver con la de Eduardo Ainbinder (a quien que yo mismo conecté con los 18
whikys, actual editor de los libros del sello Amadeo Mandarino junto a Darío
Rojo) o la de éste con José Villa. Casas fue la cara más visible de la 18 y
el portavoz del grupo y para muchos lo sigue siendo. Y eso le vino bién en
cuanto a difusión y visibilidad, amén de que la calidad de su poesía es
buena, por lo menos de la primera época. Pero no era el único. Y tampoco era
Joyce ni Steiner, para calificar a los demás de pedantes e incultos. Eso es
todo.
A riesgo de retrotraer la discusión varios kilómetros hacia atrás y obstaculizar lo que ahora empieza a esbozarse, no puedo más que responder a algo que me deja picando Fondebrider en su entrada del 20/5, porque, si lo acepto en los términos en que él lo pone, me queda la fea sensación de haber escrito unas cuantas líneas al cuete en este foro.
Paso a citar a JF: “De hecho, hemos estado haciéndolo al pensar que al cabo de cierta "profundidad" sucedió determinada "banalidad". Y continuando con una serie análoga, que frente a un tiempo de creencias comunes hemos pasado a otro de puntos de vista individuales. Entre esas dualidades, a las que podríamos agregar otras tantas, quizás haya una punta porque todo indicaría que las profundidades no fueron tales y que las banalidades tal vez no fueron tan banales. No se trata de relativizar, sino más bien de buscar un poco más en el hueso. Un ejemplo bajo la forma de preguntas: ¿lo que no se entiende es forzosamente más profundo? Lo claro, lo transparente, ¿no estaría ocultando algo al fin y al cabo? Las menciones de naturaleza presuntamente políticas en la poesía, ¿constituyen toma de partido? Y eso, ¿no puede ser una forma de banalidad encubierta? A ver si soy claro: todas las cosas de las que hablamos –banalidad, falta de profundidad, egotismo, etc.--, ¿empezaron realmente cuando creemos que empezaron? Si sí, ¿quién las prohijó? Si no, ¿cuáles serían los antecedentes? ¿Por qué? ¿Con qué objeto?.”
Fin de la cita de Fondebrider, y paso a replicar: puede que no esté respondiendo realmente a tu propuesta, Jorge, y que simplemente esté actuando por reacción, preocupado por la posibilidad de que algo que intenté plantear haya sido entendido en un sentido un tanto diferente (ya otras entradas en este foro, anteriores a la última tuya, me dieron la impresión de que eso ocurría). Pero bueno, así sea por reacción, prefiero repetirme a dejar pasar una confusión que, a mi juicio, impide pensar bien estas cosas: no me puedo hacer cargo de lo que quisieron decir otros cuando en este foro echaron mano al sustantivo “banalidad” o al adjetivo “banal”, pero, como yo los usé bastante, necesito ahora insistir en que, cuando lo hice, no me refería a que se terminó un tiempo en que había “profundidad” y empezó otro de “banalidad”. Es otra cosa lo que digo y está escrito. La oposición transparencia-oscuridad, ¿quién la plantea? ¿quién plantea lo político como oposición a lo banal? No son los temas de la poesía la cuestión: es la actitud, es el tratamiento, el trabajo que uno hace con ellos, el modo en que los encara ¿o de qué uno habla cuando habla de estas cosas? “Responsabilidad”, quizá sea la palabra. Hay mayor o menor responsabilidad en la escritura, o ninguna, no importa si el tema es un hecho político o la luz que da sobre dos limones en una frutera, o el brillo que despide la máquina expendedora de Coca Cola en una estación de servicio, o la existencia o inexistencia de Dios, o la propia poesía. Banalidad hubo siempre, mirá qué descubrimiento. Siempre hubo “profundidades” que no pasaban de la fachada y “banalidades” que no lo eran. Y ahora, en este desapacible 2007, se escriben cosas que son banales y otras que no lo son, como ayer, como anteayer y seguro que como mañana y pasado mañana.
Lo que intenté hacer notar es que, en determinado momento (¿vale la pena ubicar el año?) la banalidad fue postulada como modelo, como aspiración, como valor, aunque no se le diera ese nombre. Hizo su entrada en escena una estética que asumía la banalidad acríticamente, una ideología de la banalidad, una moda de la banalidad, que daba por sentado que todo lo que no es banal es presuntuoso o impostado o ingenuo, o simplemente “ya no corre”.
No hay de mi parte, ni podría haber, objeción a la posibilidad de mencionar en el poema objetos o situaciones banales (como leíste los poemas que escribí en los últimos años, lo sabés), no hay objeción al tratamiento de la banalidad, no hay objeción a la apariencia banal, ni a “la instrumentación lírica de lo banal” que, como dice el otro Jorge, estuvo presente en todo el siglo veinte. Ni, menos aun, hay objeción a la tarea más que necesaria de hacernos cargo de la banalidad que impregna la atmósfera y exponerla y revisarla: hacer poesía con ella. Incluyendo, ya que estamos, la intrínseca banalidad de la condición humana (pienso en La náusea de Sartre), que también habrás visto abordada en esos poemas escritos por quien esto firma.
Otra cosa, bien diferente, es la banalidad como propuesta de una actitud ante la vida y la escritura, el qué-me-importa, el todo-da-lo-mismo, el conformarse con “lo que hay”, la fiestita pavota para evitar pensar en otra cosa o la pereza que recomienda no lanzarse a tentativas literarias más complejas y/o trabajosas y/o comprometidas (total, ¿a quién le importa?). Fiestita o pereza que tampoco están mal, salvo que nos las quieran imponer como “es lo único” o “es lo que se hace ahora”. Y la verdad es que ni es lo único que hay ni es todo lo que se hace ahora. Es lo que hacen y/o anuncian algunos, y que, como sucede siempre con las novedades, llama más la atención, tiene más prensa, suena más vistoso y produce una cierta ola de epigonismo durante un cierto tiempo, hasta que se acaba, como todas las novedades (quizá ya haya ocurrido), y aparecen otras novedades, a la vez que unos cuantos descubren cuánto de bueno e interesante se estuvo haciendo mientras tanto pero no se lo podía ver porque la fluorescencia de la onda ocupaba todo el cuadro.
Resumiendo: no hay de mi parte un puritanismo horrorizado ante cualquier matiz que remita a banalidad ni que clame por una profundidad perdida, sino el señalamiento del intento de imponer un modelo de actitud de la poesía y ante la poesía, que obviamente no me gusta, porque me parece que tiende a idiotizarnos, y que algunos compraron sin revisar.
Llegado a este punto, y con la incomodidad del que se descubre fastidiando siempre con lo mismo, iba a escribir “cambio y fuera” cuando se me ocurrió otro ángulo desde el cual plantear el problema de una concepción banal de la poesía (no en tanto tema, insisto, no en tanto referencia, no en tanto apariencia banal): ¿qué le exige un poema al lector? ¿Qué tipo de sujeto presupone que es el lector? ¿Un tipo inteligente, un tipo que se pregunta para qué carajo está en el mundo (o para qué carajo hace lo que hace), o un imbécil satisfecho con su imbecilidad? ¿Un remolón que sólo espera que le confirmen lo que supone que es o alguien que ve en el poema la propuesta de un trabajo incitante, tal vez arduo pero no necesariamente? ¿Qué tiene que poner en juego el lector para leer? ¿Sumamos alegremente la poesía al reino del entretenimiento –de los objetos que, “al ser consumidos, se consumen”, diría Pasolini– o suponemos que puede haber textos e imágenes que no se conformen con entretener nada más? Textos y/o imágenes que nos reclamen algo, nos propongan considerar de otro modo las cosas, ofrezcan la posibilidad de otra manera de pensar, ver y/o sentir, en vez de repetir lo que ya sabemos para que podamos sentirnos seguros y satisfechos con nosotros mismos. De eso hablaba. Ahora sí, la corto con el tema.
Mi buen Daniel (F):
Es increíble la cantidad de errores de percepción que a todos nos plantean
los posteos. O leemos mal de puro precipitados, o no entendemos la
intencionalidad con que se escribe, o, curados de espanto como estamos,
abrimos no sólo paraguas, sino también sombrillas, sombrillitas y abanicos,
por las dudas.
Espero que te baste como aclaración que no escribí el párrafo que citas
considerando ninguna de las opiniones previas que habías vertido. No porque
no me parecieran buenas y pertinentes, sino simplemente porque no las tuve
en mente en el momento de escribir lo que citas.
Sin embargo, lo interesante del caso es que tu vuelta sobre el tema no viene
mal. ¿Por qué? Si leés lo que citaste, verás que mi intención era
cronológica: buscar precursores. Si leo lo que escribiste, veo que hablás de
una cierta actitud ante la escritura y de la elevación a programa de la
cuestión.
Una vez, hace muchos años, cuando cursaba en Filo, alguien dijo en una clase
que Ortega y Gasset (y perdón por citar gallegos) señalaba que todos los
movimientos estéticos podían ser considerados en sentido sincrónico (vale
decir, ocurriendo contemporáneamente) o en sentido sinfrónico (o sea, como
tendencias permanentes del espíritu humano). Y para escándalo de los
presentes, ese alguien --que para sorprender a más de uno era Nicanor
González del Solar, el gordo que habla de deportes y que era ayudante de
Literatura Española Moderna y Contemporánea-- citaba el "romanticismo" de
Sófocles o el "clasicismo" de Becquer. Entonces, ese sentido sinfrónico, esa
tendencia es, en todo caso, lo que ahora podemos identificar con la actitud
de quien escribe. Desde esa perspectiva banalidad y profundidad hubo
siempre. Pero vos bien decís que no siempre se elevó a la banalidad a
programa estético y ése es el síntoma que nos preocupa. Yo creo que cantar
"a desalambrar, a desalambrar" en el momento en que eso se cantaba era
también una forma de banalizar algo mucho más complejo. Me arriesgo a decir
que Viglietti no es mucho más profundo que Roque Narvaja cuando estaba en La
Joven Guardia. Y a eso me refería con buscar antecedentes. Más concretamente
todavía, si Fernanda Laguna inventó Belleza y Felicidad, ¿quién inventó a
Fernanda Laguna? ¿Quién le dio crédito? ¿Lugar? ¿Becas? ¿Legitimización? De
eso hablaba.
Si te satisface esta explicación y este nuevo desvío, desandá el camino
transitado y fijate en los últimos, que estamos llegando a lugares más
interesantes, donde la discusión es más un intercambio que una batalla. De
hecho, tomate el tiempo necesario que necesitamos tu opinión.
Desde aquí, un saludo para Irene Gruss, con quien tendré el gusto de presentar mi novela "El espíritu del joven borja" por ediciones bajo la luna este invierno, el trio de autores es este: Irene Gruss: “una letra familiar, Lorenzo García Vega: “Los años de orígenes” y el mio: El espíritu del joven Borja". Un abrazo y muchas gracias.
Tran tran tran. Marlboro, yo fumo L&M. Gracias por la noticia, no estaba enterada. A otra cosa: ¿por qué os peleais, a santo de qué? Si lo desean, vuelvan a oír a Laurie Anderson en "quién es más macho" ya que al parecer retroceden de puteríos presentes a los ya lejanos, que, casi, son lo mismo. un cacho de altura, plis.
Gracias, Irene, por tu muy sesuda participación en este foro. Vos sí que
tenés altura.
Si leyeras sin mala intención, verías que desde hace varios días y no menos
posteos nadie se está peleando, que también se puede hablar en buenos
términos, sin ironía y con frases completas, que incluyan sujeto y
predicado, ¡e incluso complementos! Probá vos también que vale la pena.
Daniel, señalaste en tu último mensaje que hubo un punto, "un momento" en que irrumpió, sin darse ese nombre, una ideología de la banalidad, "una moda de la banalidad, que daba por sentado que todo lo que no es banal es presuntuoso o impostado o ingenuo, o simplemente 'ya no corre'". No hay necesidad de fijar ese punto en el tiempo, me parece un poco más útil fijar las dimensiones de ese fenómeno. ¿Cuánto ha afectado a esa zona de la literatura oral o escrita o escénica que llamamos poesía? Te digo sinceramente que yo no lo sé. Veo en este blog, en los libros que salen, en otros "sites" que la poesía sigue otros rumbos, e insisto en la idea de contemporaneidad: somos los que aquí estamos contemporáneos de esa "ideología"; lo son quienes aquí publican y los que fueron 18 whiskys y todos los que publican libros, y también los "viejos" Lamborghini, Padeletti, Escudero, Gelman etc. Si tenemos en cuenta esto, tal vez podamos hablar de qué pasa hoy con la poesía. Estamos girando en torno a los 90, a la ideología de la banalidad y al llamado por Irene, con elevadísimo lenguaje, puterío, pasado y presente. Sospecho por dónde pasa la importancia que le dan, vos y Fondebrider, a esta ideología de la banalidad, pero más productivo que describirla una y otra vez, y mencionar reiteradamente el aparato cultural que le permitió revestirse de "corriente principal" me parecería darle un marco y examinar todo lo que la rodea.
Jorge, si volvés varios posteos atrás, verás que ya estábamos en otra
cuestión y que la vuelta a temas anteriores tuvo que ver con el posteo de
Daniel, que, concederás, merecía una respuesta.
Por otra parte, la idea de buscar antecedentes no tiene que ver con otra
cosa que con saber quién y por qué sustentó una manera de hacer las cosas en
lugar de otra.
Pero dejemos el asunto y volvamos a tus preguntas finales. ¿Cuál sería ese
marco del que hablás? ¿A qué te referís con examinar todo lo que rodea a esa
ideología de lo banal? Confieso que ninguna de las cuestiones me queda en
claro.
Pregunto: ¿la banalidad fue postulada como modelo, etc., etc... cuándo, dónde, cómo, por qué? ¿La poesía no es más "la intemperie sin fin" (Juan L. Ortiz) ni "un estado de inocencia" (E. Bayley), por citar sólo dos? ¿Rilque "ya fue"? ¿Eliot hizo mutis, good night ladies and gentemlan, good night?
Ah, bueno.
Fonde, no te ofendas pero la palabra "complemento" pasó a llamarse "objeto" en gramática, hace tiempo ya.
Fonde, creí que era fácil de entender. Me refiero al cuerpo de la poesía contemporánea, que incluye a los poetas que producen contemporáneamente, no importa la edad que tengan. Claro que en ese conjunto incluiría a poetas que murieron prematuramente, como Viel Temperley, aunque su obra haya quedado, por eso mismo cristalizada, reducida a lo que nos dejó. También creo que poetas recientemente fallecidos como Giannuzzi o Madariaga forman parte de ese --no quería decirlo como se usa ahora, pero vaya-- "corpus" contemporáneo. Digo que son, y somos contemporáneos Giannuzzi, vos, Casas, Reches, los poetas que comenzaron a publicar en estos años, Escudero, etc. Si la época decide algunas cosas, todos estamos tocados por una época, considerada en términos un poco más amplios que lo "post 2001" o los noventa etc. Estoy leyendo el último libro de Lamborhigin, Leónidas: El jugador, el juego; ¿debo pensar que ya no es contemporáneo? Cierto es que con la máxima amplitud podría considerar contemporáneo a Quevedo, de quien Lamborghini hace en este libro una impresionante paráfrasis, por llamarlo de algún modo. Pero me limito a lo que es contemporáneo en términos de producción concreta, es decir, a lo que en estos años ..digamos 40 o 50.. se ha producido. Sus autores, por otra parte, siguen produciendo, en una proporción importante (murieron Bustos, Urondo, Viel, Giannuzzi, Pizanik)pero siguen vivos Gelman, Bignozzi, Padeletti, Lamborghini, Escudero. Si un historiador de la literatura se detuviera dentro de un siglo en esta época, seguramente no consideraría poesía de la época únicamente a los poetas que comenzaron a publicar en 2001 o 2007, sino al conjunto de líneas que se entrecruzan en ese "corpus", unas cortando o quebrando, otras creando unas coordenadas. Y si su propósito fuera el de examinar los fenómenos de lectura-escritura, vería a los poetas que publican desde hace un par de años y a los que les precedieron inmediatamente. Quiero decir que delimitaría un campo más amplio que un lustro. La poesía de Lamborghini, por ejemplo, ¿de qué modo se hace cargo de una época en la que algunos ven banalidad y terror? Eso quiero decir: que consideremos la totalidad de la poesía contemporánea (literalmente: del mismo tiempo) para ver sincronicidades, asincronicidades, y dónde hay una ruptura, si la hay.
Ahora entiendo, Jorge, y me parece muy bien tu propuesta. Mi único temor es
que, como finalmente vamos a exceder los límites entre los que parece
moverse buena parte del público (vale decir, de los 90 a los post-90),
corremos el riesgo de tener pocos participantes en la discusión. Porque, si
algo parece haber quedado claro en los posteos anteriores es que la mayoría
de los más jóvenes sólo lee a otros jóvenes o, al menos, privilegia la
lectura de sus pares por sobre cualquier otro tipo de lectura. Creo que
tratamos de dilucidar por qué y nos quedamos en el camino.
Pero, volviendo a tu propuesta, ¿cómo te imaginarías vos el comienzo de esa
descripción que pedís? ¿En base a qué la estructurarías?
Alejandro, te escribo aquí para hacerte una propuesta. Dada la cantidad de gente que participa de tu blog y del mío, creo que sería muy interesante incluir dos preguntas más, que cuando armamos nuestros proyectos, no tuvimos en cuenta:
1) Cuáles fueron las lecturas que hizo durante su infancia, en la preadolescencia o juventud que le interese destacar?
2) A cuáles poetas argentinos leyó desde el 90´ hasta la actualidad? Y destaque, especialmente, si esas lecturas se limitaron a poetas o "amigos" de la misma "generación"
No puedo hablar por los demás, pero puedo dar cuenta de lo que me pasó a mí y que supongo similar en la mayoría de los casos. Desde los 25 años, cuando descubrí que me interesaba escribir y algo de lo que escribía, invierto mucho dinero en estudios y libros, que de ninguna manera se han limitado a "libros de poetas de mi misma generación". Por el contrario, tuve la suerte de conocer y leer a Gianuzzi y a Madariaga, por ejemplo. Podría nombrar a muchísimos autores, no sólo argentinos ni contemporáneos, pero no quiero ser abusiva. Pero me interesa dar cuenta también de que he leído y/o conocido en la instancia de taller o de lecturas a muchos autores y es más agregaría que he conocido gracias a Arturo Carrera y a Daniel Helder, ya que en la época en que trabajan juntos solían invitar a muchos poetas a leer al taller.
De cualquier manera, por más que hiciéramos esa "lista" de lo que cada uno leyó desde el 90´ para acá, de ninguna manera creo que eso sólo alcanzaría para analizar cómo y por qué escribe cada uno de nosotros. Porque justamente es la experiencia de vida, la impronta personal,la esencia o el alma de cada uno (palabra que seguramente uso para espanto de muchos), lo que constituye una poética, además del contexto social (cuestión sobre la que haré una acotación más abajo).
Entonces, es recién desde hace 2 o 3 años que me interesé por una lectura más profunda de lo que escriben y escribieron quiénes pertenecen a mi misma generación e incluso más jóvenes, y es gracias al blog de Alejandro y al mío que pude concretar esas lecturas con más profundidad que en otras épocas. Y también, algo que me parece sumamente valioso pude acceder a lo que se escribe en el interior del país de manera contundente y puedo decir, sin vueltas, que hay poéticas con las que tomo contacto por primera vez, como la de María Teresa Andruetto, Beatriz Vallejos, Bustriazo Ortiz o Escudero (y destaco el excelente trabajo que está haciendo Ediciones en Danza en la publicación y difusión de la obra de este último autor).
Por eso, lo que ahora se dice acerca de a quiénes incluir en el recorte de los 90´, yo ya lo había dicho varios posteos atrás, creo que en el Foro 1: el recorte no puede ser en función de la edad, por el contrario hay que incluir lo que escribieron desde el 90´ para acá todos los autores vivos e incluso fallecidos recientemente. Me parece muy bien que se pueda llegar a esa conclusión ahora.
Por otra parte, cuándo muy preocupadamente se pregunta quién o quiénes legitimaron a tal o a cual poeta, señalo dos cosas: en los 90, y para hablar concretamente, existió Antorchas y entonces quiénes durante esa época mostraron algún interés por el arte y/o asistían a talleres, se acercaron legítimamente a esa institución a solicitar becas y subsidios. Por lo que insisto, para poder analizar si realmente se dejó en la selección a alguna estética afuera, habría que saber quiénes se presentaron y no fueron elegidos. En algún momento, se señaló que se había elegido a poca gente del grupo 18 whiskys, yo no sé si ellos se presentaron o no a esas becas y cuántas veces y cuántas otras no salieron. Por mi parte, me presenté varias veces y sólo se me otorgaron becas en el año 2001. Me llama la atención, también, como se nombra una y otra vez a la gente de la 18 whiskys, a quienes hay poetas que valoro muchísimo como Villa, por ejemplo, y ninguno de ellos nunca dijo nada en este foro. Se ve que mucho no les interesa lo que se diga o no se diga de ellos y hasta, tal vez, me parece bien que no les importe nada y se dediquen a escribir que es lo que los poetas tenemos que hacer, no?
Lo que puede decir, es que cuando en el año 2001 obtuve la beca para el Taller que daban Carrera-Bellesi y Arijon y para viajar a Canadá, tanto en el taller como en el viaje, podría decir que no había alguna estética que nos mancomunara y tampoco pertenecíamos a los mismos grupos ni habíamos estudiado en los mismos talleres. Por ejemplo, y para no extenderme por demás en la cuestión, me tocó viajar a Banff con Andy Nachón y Florencia Abbate, creo que las tres escribimos muy diferente, no? Y ninguna de las 3 estudió con los mismos maestros.
Por otra parte, y con relación al contexto social, quiero señalar mi posición respecto a un análisis, que considero equivocado como hipótesis, y que pretende relacionar el neo-liberalismo y menemismo con el contenido (o la forma) con la que se escribió poesía durante esa década. Por el contrario, creo que dado que la poesía es una forma de resistencia, habría que analizar cómo el contenido de lo escrito en aquella década hizo frente o resistió al neo-liberalismo o menemismo. Habría que analizar las poéticas de los jóvenes y los no tan jóvenes, que escribieron y escribimos durante esa década y ver qué era lo que se estaba y estábamos diciendo y por qué. ¿O acaso se puede decir seriamente que toda la poesía escrita durante aquella época vivía una fiesta de pizza y champan? Y si eso es lo que se sostiene habría que dar ejemplos concretos. Me parece que encontraríamos en nuestra búsqueda más ejemplos de resistencia, oposición y crítica a lo que pasaba, que fiesta de pizza y champán.
Por último, quiero cerrar este post, con un recuerdo, que son de los recuerdos que me alientan para seguir escribiendo... Hace muchos años cuando se presentó la Antología de "Poesía en la fisura" que antologó Daniel Freidemberg y que incluyó a muchos de los que en aquella época éramos jóvenes y ahora no tanto, se hizo una presentación y una lectura, en la que participé y en esa presentación estaba presente Gianuzzi con su mujer, bueno, nunca me voy a olvidar la humildad con la que Gianuzzi escuchaba a quiénes leíamos y sus sonrisas y las de su mujer que asentían con placer esos poemas que escuchaban y que se perfilaban como poéticas que continúan en la actualidad. Atte. Selva Dipasquale
1- Querida selva: me parece demasiado formular un cuestionario a todos los participantes de un blog con el unico objeto de demostrar un postulado, desmentir otro, o reivindicarnos como generación.
A la vez, cuestiono tu sobreentendido acerca del lugar de resistencia que representaría la poesía. No es demasiado? O en todo caso, diría que la poesía es un lugar de resistencia tanto como puede serlo el surf, el nacional socialismo, las rave, la aracnofobia; o cualquier otra actividad malentendida o simplemente ignorada por una mayoría.
Es decir, es un lugar de resitencia por default, por fracaso de postulados, por dificultad de integración, por propiciar comportamientos adictivos. Pero no me parece que alguno de nosotros haya elegido la poesía como un buen lugar para resistir, dado que sería una elección poco eficaz. Salvo que estemos simplemente resistiendo contra el lenguaje, contra la prosa, contra los tiempos verbales. No era de eso de lo que hablabas, creo.
2-Un análisis como el que planteaban los dos jorges sería beneficioso. Algo así intentaba proponer cuando hablaba de la necesidad de una cartografía y un mapa.
Sobre las diferencias, Jorge F, las admito, cómo negarlas.
Hay seguramente motivos generacionales --por camino recorrido y época vivida--,y también biográficas, que nos separan.
La pésima relación entre poesía y mercado deja fuera de circulación rápidamente a muchos poetas, inclusive muy reconocidos en su fugaz paso por las librerías y el ambiente. Entonces, las nuevas generaciones optan por la arqueología o la ignorancia. O un poco de ambas, como es mi caso.
Si bien lo único interesante de tender un puente es que después se puede dinamitar, espero que con humildad de un lado y paciencia del otro podamos tejer un lenguaje común.
Quizá unb uen punto de partida sería ponernos de acuerdo en el terreno a explorar, el terreno contra el que vamos a contrastar nuestros conceptos. Lo publicado en los últimos dos años? En los últimos cinco?
Sí, es cierto que quedarían afuera voces como la de Madariaga, de quien todavía nadie editó obras completas. En todo caso, de lo que hablo es de la necesidad de plantear un punto de partida común y posible de abordar, unas simples coordenadas para comenzar a responder por primera vez en la historia de este blog, a la pregunta que formulara su creador.
Feliz frío. REches.
Describo, de manera muy breve y simplificando al extremo, lo que entiendo es el paisaje actual de la poesía contemporánea. Creo, como dije, que desde hace un siglo la poesía se secularizó, en términos generales, y este país, más cerca de la cultura que de la realidad, vivió directamente ese fenómeno. Los años 20 y los 50 y 60 fueron años de vanguardias; la vanguardia aquí siempre consistió en primer lugar en la búsqueda de un lenguaje natural, vertiente esta que lleva al llamado coloquialismo. Ese línea arranca en los años 20 y llega a los 70. En su trayecto, hace pactos con el surrealismo, que establece una sólida cabecera de puente en los 40, es decir, tardíamente, en torno a las iniciativas culturales de Aldo Pellegrini. Mientras esto sucede, y mientras el paisaje es atravesado por ráfagas tradicionalistas (los poetas de la revista Canto y posteriores), Borges logra una singular revolución en el habla, pero, como señaló Girri, más con su prosa que con sus poemas, de tono, estos últimos, ligeramente anacrónicos. La revolución borgeana tiene dos facetas: Girri señala una, el logro de una enunciación impersonal, de la que se apodera Girri inmediatamente para su poesía relfexiva, la que recibe al mismo tiempo, mediatizado y pulido, el impacto del imagismo anglosajón. Primer nudo: en los 60 teníamos poetas que sin dificultad y con razón señalaban a Tuñón, Girondo, Vallejo, como sus maestros directos, y sin dudas a Apollinaire como lejano profeta. Pero teníamos la tradición de la poesía reflexiva, mística y al mismo tiempo sabiamente ligada a los objetos de los poetas norteamericanos. Nadie podía advertir conscientemente qué tenían en común ambas escuelas (recapitulando: el núcleo surrealista-coloquialista y esa poesía más bien extraña y solitaria que escribía Girri); pero si nadie que yo sepa escribió sobre las vecindades y puntos de contacto, Giannuzzi parece recibir influjos de ambas tendencias. La otra faceta de la revolución borgeana había sido la de replantear el papel de la imaginación y el modo en que las obras de la imaginación deben plasmarse para ser eficaces: todo verso "debería comunciarnos un hecho cierto y tocarnos físicamente como la cercanía del mar". En esta encrucijada, que acompaña críticamente la metamorfosis del país ganadero en país burgués -la literatura es durante varias décadas el correlato del intento de convetirse en un país moderno- la crisis estalla y se resuelve. Al golpe feroz de la reacción -hablo de reacción en términos de oposición al paradigma de progeso que entonces toda la intelectualidad podía refrendar-- en los 70, correspondió una poesía en crisis, una literatura en crisis. Para entonces, también en el plano internacional, aunque con medios políticos menos sangrientos, la reacción había logrado erosionar y derribar el paradigma de progreso y el de "realidad". La historia no llega a su fin, pero preciso es decirlo, parece detenerse. De la ligereza y la parodia, a la recuperación de un cierto rigor conceptual, oscila el fiel de la balanza de los que comenzamos en los 70-80. Creo que esto es una descripción de hechos y trato de no asociar los hechos políticos y económicos directamente con los sucesos en la literatura. No me convence hacerlo, porque no explica mi propia experiencia. Somos ciegamente animados por la historia, pero la trama es demasiado compleja, porque interviene todo aquello que llamamos tendencias, gustos, inclinaciones personales, en la producción de hechos concretos, de artefactos líricos. Nadie podría explicar en última instancia si el diseño de automóviles en los 50 tenía algún tipo de relación con la Guerra Fría. Desde los 80 en adelante, ya vimos qué sucede. Sólo quiero subrayar que las diversas tensiones que dieron vida a la poesía se mantuvieron metamorfoseadas a lo largo de los años. El objetivismo del que tanto hablamos, no es un ave extraña en la Argentina. Tiene lazos y muy fuertes con la literatura que lo precedió. El gongorismo barroso o de plástico de los 80 y el conceptismo en sus muchas variantes --reflexivas, neorrealistas, líricas, conversacionales, formalistas, minimalistas-- parecen tener todo tipo de parientes cercanos y lejanos. El mapa de nuestra poesía tiene una singularidad, no es igual, aunque se roce en más de un borde, al de otros países de América, mucho menos al de España. Creo que desde Lugones-Borges hay una escuela argentina: Parra la identificaba en los 70 con el surrealismo; a esta altura, es más visible que tiene que ver con otro tipo de escuelas y cuestiones. Ahora, dijimos por aquí, tiene la palabra la banalidad, el suceso irresuelto. No creo que sea ajeno a lo que produjeron los 50, 60, 80 etc. Y sí, Gabriel, estamos resistiendo contra el adjetivo, contra la prosa, contra los tiempos verbales. En ese terreno es donde debemos ver primero si hay algún tipo de resistencia.
trin trin. copio esto de aulicino, con lo que no coincido: "trato de no asociar los hechos políticos y económicos directamente con los sucesos en la literatura. No me convence hacerlo, porque no explica mi propia experiencia. Somos ciegamente animados por la historia...". A mí sí me "explica" en escritura y en experiencia de vida, y no fui ciegamente animada por nada. Lamentablemente, he visto, fuera de foco pero he visto. En ese posteo, creo que falta la rama neorromántica. Sin contar con que dónde se pone poesía como la de Zabaljáuregui, Javier Adúriz, Susana Villalba o Eduardo Mileo, por ejemplo. Ahora, ¿la banalidad es el suceso irresuelto? Tampoco creo que sea así o que se trate de eso. Una cosa es la banalidad; y otra, para mi entender, es el suceso (y por qué no la idea, el poema)irresuelto. En cuanto a la/s crisis, creo que nunca como ahora hubo tal. Interesante mirada y aceptación la de Reches: "las nuevas generaciones optan por la arqueología o la ignorancia. O un poco de ambas, como es mi caso". Pero más que arqueología, noto en muchos (no en Reches) una actitud de topo, de mirar sólo hacia dentro, que no es lo mismo. Y que tampoco tiene que ver con el intitulado yo lírico.
En lo demás, hace frío.
Qué suerte que tenés Irene, que la política y la sociedad te explican enteramente, y que ves claramente tu papel en la historia.
En cuanto a los que decís quedan fuera de la descripción, leerás arriba que dice "simplificando al extremo", por un lado, y por el otro tampoco están tan fuera del esquema los poetas que nombrás. Yo creo que queda visiblemente fuori, en cambio, Juan L Ortiz y hasta po ahí no más, pues en general su lenguaje tiene mucho de simbolismo y al mismo tiempo mucho de conversacionismo.
Pero en fin, de esto se trataba, de que el primer gil dijera claramente lo que piensa... Ahora por lo menos sabemos con qué no estás de acuerdo. Tal vez sepamos con qué no están de acuerdo algunos más.
Cariños
Gabriel, la propuesta de preguntar a los autores por sus lecturas, en este blog o en el de la Infancia, lo había pensado ya hace un tiempo. Me parece que sería, un dato más, interesante para entender la poética de cada uno y creo que cuándo pensé aquellas preguntas no lo tuve en cuenta... La idea no era demostrar, desmentir o reinvindicar nada en particular. Simplemente, lo que se venía diciendo me recordó aquello que había pensado cómo posible pregunta complementaria... tal vez, lo haga en mi blog, no sé... En todo caso, también me parece un poco desmedido pensar que nuestra generación no leyó a autores de otras generaciones, no?
En cuanto a la poesía como un lugar de resistencia... a vos no te parece que la poesía tiene la capacidad de permitirnos pensar las cosas y el mundo de otro modo? de un modo mucho más sensible? la poesía no es una forma de acceder al conocimiento de una manera bastante diferente al de otras disciplinas? No te parece una experiencia a la que sería bueno que accedieran más cantidad de personas como lectores o como "escritores", aunque finalmente no se conviertan en "poetas"? Seguramente, que la nuestra no fue una "elección voluntaria" por la escritura poética y tampoco digo que siempre se logre esa "resistencia"... pero, frente a la crítica que se venía haciendo en este debate acerca de la "precariedad" , la "falta de medios" o la "banalidad"...de algunas escrituras de los 90´... me pregunté si no era posible pensar al revés... es decir, cuáles de aquéllas escrituras "resistieron" finalmente a ese contexto social... y qué fue -desde el punto de vista del contenido y de la forma- lo que esas poéticas resaltaron, cuestionaron o dijeron... (pero no tengo ninguna idea cerrada al respecto, sólo estoy tratando de pensar esa cuestión).
Por último, valoro mucho la descripción "histórico-poética" que está haciendo Aulicino, descripción a la que no podría agregar nada, por ahora, porque ese tipo de análisis no es mi fuerte. Pero lo sigo con atención. Sí, podría agregar más preguntas... ¿Por qué en el último siglo la poesía se secularizó? y ¿Por qué este país está más cerca de "la cultura que de la realidad"? No sé, si terminé de entender bien esa afirmación. Saludos. Selva
Jorge, creo que el esfuerzo que hiciste por presentar, "de manera muy breve
y simplificando al extremo", una de las posibles versiones del paisaje
actual de la poesía contemporánea en la Argentina es, además de meritorio,
un punto de partida que podría servir para discutir, sin que por ello se
deba estar plenamente de acuerdo con tu descripción. Hay cosas que comparto
y otras que no. Como no puede ser de otra manera, sospecho que nuestros
mapas están sesgados por nuestra identidad porteña y me pregunto --más allá
de Juan L. Ortiz, a quien pusiste en un justo paréntesis-- si el interior no
estaría reclamando también otra lectura. Por ejemplo, de los años 40, con
poetas como Felipe Aldana o Arturo Fruttero, en Rosario, o los poetas del
Noroeste. Unos y otros escribían por ese entonces en otra frecuencia que sus
pares de Buenos Aires. Y sin embargo seguimos hablando de la generación
neo-romántica del 40, donde, de paso, también, en su momento, cayeron en la
volteada Bayley, Orozco, Molina, Girri, Armani y César Fernández Moreno como
si fuera iguales que Daniel Devoto, Alfonso Solá González o David Martínez.
Pero volviendo a tu posteo que, insisto, es un buen comienzo, te propongo
entonces que partamos de allí y nos hagas algunas puntualizaciones.
1) ¿Cómo llegás a que "la vanguardia aquí siempre consistió en primer lugar
en la búsqueda de un lenguaje natural"? Primero, ¿a qué llamás "lenguaje
natural"? Si lo hacés acercando la lengua al habla, ¿cómo entraría Girondo
en eso?
2) ¿Por qué decís que esa línea llega a los 70 y no que se perpetúa hasta
ahora? ¿Por qué la interrumpís ahí? ¿Qué serían entonces las experiencias
que en ese sentido hicieron los más jóvenes en los 90?
Jorge F, si ese posteo es punto de partida de algo, me alegro. Quisiera que en lugar de preguntas, formularas argumentos, porqu eso sería lo que permitiría discutir. De todos modos, respondo: vanguardia como búsqueda de lenguaje natural, es algo así como ruptura con el español de la metropoli y con el del modernismo; Borges, como sabrás, se basó en tres o cuatro cuestiones planteadas por el ultraísmo, una de la cuales era limpiar la poesía de "trebejos ornamentales"; por un lado el español de Madrid, y aun el español de la calle, estaban llenos de esos ornamentos; por otro lado, el modernismo lo estaba (ornamentos distintos, pero que requerían ir al diccionario para entender algunas cosas, en los poemas de Lugones, por ejemplo; Lugones no usaba palabras "difíciles" sino palabras de poco uso o en desuso). Digo que la búsqueda de esa naturalidad del lenguaje se prolonga en toda la historia de la poesía argentina en el siglo XX. No quise decir que no llega a los 90, pero formulé mal esa opinión; dije los 70 por abarcar en un arco a los poetas que nos precedieron.
En cuanto al interior, la verdad, no creo que la poesía del ineterior tenga una entidad especial. Esa dicotomía es tan gastada y tan vieja... si de lo que se trata es de que los poetas del interior tengan mayor visibilidad, estoy de acuerdo. Si se quiere decir que el interior tiene otra estética, no, primero porque el interior no es homogéneo, es muy diverso, y así fue su producción, diversa. También en el interior hubo lo que llamé ráfagas de tradicionalismo; vos señalás que esas "ráfagas" alcanzaron a Girri, Fernández Moreno, etc, en sus comienzos: ¿en qué cambia eso el panorama?
Irene dice que me olvidé del neorromanticismo supongo que de los 80; bueno, que lo de por incluido en el de los 40. Insisto en que es un cuadro de trazos gruesos, y se me olvidó, es verdad, el neorromanticismo de los 80. Selva: cuando hablé de secularización de la poesía me referí a que está más cerca de lo cotidiano, para simplificar una vez más. Ah, y en cuanto al neorromanticismo (el de los 40): ha dejado de tener lectores, excepto algunos poetas rescatados precisamente por el neorromanticismo de los 80. En cambio Girondo o Tuñón no dejaron de tener lectores, y comenzaron a escribir 20 años antes. Hay poetas "injustamente olvidados" muy probablemente; pero también hay poetas con mayor o menor peso en la historia; siempre, claro, desde mi punto de vista. Lo que conté fue mi historia de la poesía en muy pocas líneas. Habrá otro modo de contarla.
Nota y recificación: cuando dije neobarroco de plástico o barroso no quise ofender a nadie tampoco. Es rigor de verdad, diría ahora que hubo y hay un neobarroco minaturista y otro barroso (este último término fue adoptado, quizá inventado, no recuerdo, por los cultores de esa estética, bah, por Perlongher)
No, me expresé mal quizá. Nunca dije que hechos políticos y económicos me hayan "explicado" enteramente. Y mucho menos, que veo claramente. Y no sos "el primer gil", Aulicino. Sos uno de los que más conciencia tienen sobre el proceso de creación propio y ajeno de nuestra generación. Así que no os ofendais al cuete.
Bueno, la idea de pedirte especificaciones era, justamente, definir los
tantos como para que no estuviéramos hablando al pedo por no haber aclarado
a qué nos referíamos desde el principio. Sobre todo, cuando usamos términos
suscetibles de interpretaciones. Pero vos querés argumentos, así que vuelvo
al de los poetas del interior y me explico por qué con un ejemplo.
Durante casi cuarenta años, la poesía francesa del siglo XX fue dominada por
el surrealismo, un movimiento de vanguardia que, a diferencia de todos los
demás movimientos de vanguardia, estuvo bien organizado. Por eso, porque
funcionaba como un ministerio, copó la banca y ocupó todos los espacios
disponibles, impidiendo se visualizara con nitidez cualquier otro fenómeno.
De hecho, sus disidentes, empezando por Antonin Artaud, fueron prolijamente
expulsados por la plana mayor, entre la que figuraban Breton, Aragon y
secuaces.
La impresión general que quedó hasta hace algunos años fue entonces que en
Francia sólo había poetas surrealistas y que, algo después, venían René Char
e Yves Bonnefoy, quienes liquidaban el ciclo y chau. Eso se lo oí repetir a
ilustrísimos poetas de las más diversas latitudes, quienes, lamentablemente,
no se tomaron el trabajo de ir un poco más allá.
La verdad es otra: hubo un número muy importante de poetas franceses que
abominaron del surrealismo y que, por ello, fueron claramente silenciados
por esa curiosa vanguardia de cuarenta años de duración, la cual les
impidió la visibilidad que merecían. El caso más significativo es el de
Francis Ponge, a quien la gente de Tel Quel descubrió por casualidad en
1966, cuando daba clase en la Alianza Francesa de París, justo enfrente de
la casa de Philippe Sollers. Ponge, en su momento, había mandado a la mierda
a los surrealistas y, como hombre de acción que era, se había dedicado a
militar en la Resistencia, manejando la inteligencia en el Sur de Francia.
Lo más significativo de la obra de Ponge, sin embargo, había sido escrito en
esos años, contemporáneamente a lo más significativo de Breton, Eluard,
Soupault y compañía. No es el único caso: Jean Tortel en Marsella, André
Frénaud, el comunista bretón Guillevic, Jean Grosjean y muchos otros no
figuraron hasta la década de 1980, cuando el surrealismo ya estaba muerto.
¿Qué quiero decir con esto? Que el mapa de la poesía francesa es uno si se
lo hace con los ojos que se tuvo hasta la década de 1970 y otro si se lo
considera con el punto de vista que se tuvo en los años posteriores a esa
fecha.
No estoy abogando por dicotomías del tipo capital-interior, hombres-mujeres,
viejos y nuevos. Lo que estoy diciendo es que nuestro mapa de la poesía
argentina --o, al menos, el que trazaste-- podría ser objeto de
alguna crítica si, redescubiertas obras significativas y mal conocidas en su
momento, decidiéramos seguir manteniendo las categorías empleadas hasta
ahora. Y di el ejemplo de Felipe Aldana y Arturo Fruttero, no
exclusivamente por su pertenencia a Rosario, sino porque, para los mismos
años en que la corriente central de la poesía argentina estaba copada por el
neo-romanticismo de los años 40, ellos estaban escribiendo en otra
frecuencia de onda. Y eso nos permite leerlos hoy en día de una manera más
interesante, justamente por la forma en que contrastan con esa corriente
supuestamente dominante y fundamentalmente impuesta por porteños.
Digamos que esa misma operación también hace agua --como ambos
advertimos-- cuando se aplica a poetas como Girri, Bayley, Fernández Moreno,
etc. Entonces, si para Buenos Aires podemos considerar que esa adscripción
automática no funciona, bien podemos suponer que en el interior tampoco.
¿Por entonces qué seguir caracterizando a la poesía de los años 40 como
neo-romántica y no limitarnos a mencionar que el neo-romanticismo fue una
parte visible, pero no única?
Digamos que este argumento vale tanto para los años cuarenta como para los
sesenta o para cualquier otro momento. Que haya habido presencias dominantes
como la de Gelman, Urondo, Fernández Moreno o Szpunberg (por cierto, todos
poetas muy distintos entre sí), no determina automáticamente que la poesía
de ese período haya sido eminentemente política. Ahí están el mismo Bustos,
Mario Morales, Susan Thénon, Luis Futoransky y tantos otros que permitirían
poner en duda lo de la poesía política. O, actualmente, lo que hemos
caracterizado como banalidad, a falta de mejor denominación.
Y acá, una digresión que, creo, también suma: recuerdo que en los últimos
años de la década de 1970, la única poesía joven visible parecía ser la del
grupo Ultimo Reino. A diferencia de otras formas que también existían, había
llegado a los diarios nacionales, aunque más no fuera en las modestas cuotas
que se le asigna a la poesía. Daba la impresión de que, si uno no escribía
así, no tenía lugar. Pero eso, ¿duro cuánto? ¿Uno, dos, tres años? ¿Y cuál
fue su descendencia? Sin embargo, en ese momento, un observador externo que
hubiese llegado a la Argenina, habría pensado que ésa era la poesía local y
no otra. Y todos sabemos que no fue así. De hecho, Jorge, estaban los poetas
que, como vos, Irene, Tamara Kamenszain y Daniel, entre otros, aunque más no
fuera por razones operativas o de supervivencia, habían sido publicados en
la antología "Lugar común". Y estaba el grupo El Ladrillo (con Boccanera,
Muleiro, Colombo, etc.), y había también otras cosas, como la gente de El
Lagrimal Trifurca o La Cachimba, de Rosario. Etc., etc., etc. Sin embargo,
lo visible, lo que uno veía recuperado en La Nación y en La Opinión de Luis
Gregorich era Ultimo Reino. ¿Se entiende entonces mi objeción?
Continuemos, argentinos.
Y, la verdad, Jorge, que no se entiende tu objeción, 1) porque no se puede comparar la preeminencia del surrealismo en Francia con la preeminencia de ningún otro movimiento estético en el mundo.Por las razones que vos apuntás, y por su extensión internacional, el surrealismo fue un vanguardia de un poder muy especial, como ninguna otra tuvo. Es casi absurdo que compares el peso político del surrealismo con el quetuvo aquí la escuela neorromántica de los 40; 2) no hablé siquiera de escuela neorromántica de los 40: hablé de "ráfagas" tradicionalistas, ese es todo el relieve que le di a los poetas neorrománticos de los 40, que, por lo demás, no alcanzaron a silenciar o hacer menos visibles a poetas como los que mencionás, y mucho menos a Molina, Bayley, Orozco, Girri, que comenzaron a publicar en la misma época; 3) que hables de una presencia dominante del grupo de Ultimo Reino es también un poco desproporcionado, si el parámero sigue siendo el peso que tuvo el surrealismo en Francia y en el mundo (dos tres años decís vos mismo, y eso si coincidimos en que hubo tal predominio, y no coincidimos).
Me parece que te guía la idea de que detrás de cada oficialismo hubo una serie de poetas ninguneados. Es relativamente cierto. Lo que decís de los 60, de la visibilidad de los "políticos" respecto a otros, lo dije hace mil quninientos post. De todos modos, la historia vino a emparejar los tantos, cuando comenzó a hablase de Giannuzzi, cuando se gestó la mistificación Pizarnik, cuando se publicó la Obra Completa de Viel, cuando en los 90 se habló de Zelarayán -nacido en Entre Ríos de paso sea dicho- como nunca se había hablado, cuando se le dio postmortem el Premio Nacional a Madariaga (un poeta del "interior", sí sí) etc. Me parece que ni siquiera el coloquialismo -por llamarlo de algún modo, o si querés el manípulo Gelman, Urondo, Jitrik y cuantos tuvieron poder en los medios de prensa, en las editoriales y en el exterior vía La Habana-- llegaron a detentar el enorme peso del surrrealismo en el mundo. Como analogía, no es de lo más afortunada. Ahora, si se trata de mencionar nombres que no mencioné en el esquema de más arriba, bueno, la lista es larga. Sólo mencioné algunos nombres que a mi juicio son importantes, pero que básicamente me resultaron funcionales. No son los únicos, no pueden serlo. Ahora bien, me gustaría que expusieras tu esquema.
Querido Jorge:
Puede que no me haya explicado bien, pero no comparé el surrealismo francés
con el neo-romanticismo de los años 40 (tampoco con el de fines de los años
70 y principios de los 80). Quise, en todo caso, establecer un paralelo
entre la lectura que el surrealismo permitió de la poesía francesa y el tipo
de lectura que Buenos Aires permitió de la poesía argentina. Y al hablar de
esta última, maticé el ejemplo con dos o tres momentos que, me pareció, se
prestaban para demostrar lo que quería decir.
Entonces, mi esquema, tan aleatorio como cualquier otro, aunque coincidente
en más de un punto con el tuyo, Jorge.
Lo plantearía en estos términos: el Modernismo permitió en la Argentina una
serie de experiencias de muy diversa índole. Por un lado tenemos a
Lugones, cuya obra más combativa sirve de pilar para buena parte de las
manifestaciones barrocas posteriores. Por otro, a poetas como Ezequiel
Martínez Estrada, Alfonsina Storni o Baldomero Fernández Moreno, quienes
podrían ser vistos como origen de algunas de las más fecundas líneas de
fuerza de nuestra poesía. No a ellos, sino a Lugones, se va a oponer la
generación de Borges, González Tuñón, Girondo y Olivari, quienes, a su vez,
van a inaugurar otras direcciones. Como no todo es automático, existen
poetas que, más allá de la descendencia que hayan dejado, resultan
insoslayables. Contemporáneo de los modernistas fue, por ejemplo, Enrique
Banchs, que responde a otra tradición. Contemporáneos de la vanguardia del
22 fueron Carlos Mastronardi, Jacobo Fijman, Ricardo Molinari y Juan L.
Ortiz. Cada uno de ellos hizo lo suyo sin dejar, probablemente, herederos.
Si los tuvieron (Mastronardi, por ejemplo, es reclamado por Alfredo Veiravé
y también por Arnaldo Calveyra; Molinari, tal vez por Horacio Armani y
Ricardo Herrera; Juan L. Ortiz, por un sinfín de poetas del Litoral), no
resultan tan evidentes como en los otros casos. A esos dos momentos de
experimentación y expansión sucede --acaso por las circunstancias políticas
y sociales de la década de 1940; recuérdese que el peronismo no era popular
entre los intelectuales-- una poesía que retoma las formas fijas y que, por
su tono, se vuelve abiertamente elegíaca. Son los años de Vicente Barbieri,
de Alfonso Solá González, de Daniel Devoto y la revista Canto, etc. Si se
considera la importancia y la innovación, al menos en términos locales, de
la poesía previa, se verá que el retroceso fue enorme. De ahí, también, la
violencia de la reacción en la década siguiente, cuando surgen "Poesía
Buenos Aires", comandada por Raúl Gustavo Aguirre, Jorge Enrique Móbili,
Edgar Bayley, Mario Trejo y Rodolfo Alonso, y "A partir de cero", con Aldo
Pellegrini, Enrique Molina, Carlos Latorre y Francisco Madariaga. Para
decirlo de otro modo, esencialistas y surrealistas locales quienes, al cabo
de algunas escaramuzas, se alían, sumando los nombres de Paco Urondo y
Alberto Vanasco, entre otros, para combatir al neo-romanticismo previo. Tal
vez más importante, durante los años de esa década también se gestan los
principios que, ya en los sesenta, iban a regir la parte más visible de la
poesía de ese período. De hecho, tanto Gelman como Urondo publicaron sus
primeros libros por esos años. Para no mencionar que César Fernández Moreno,
después de haber sido un neo-romántico, pateó el tablero y comenzó a
tránsitar el andarivel de lo que él mismo denominó "poesía existencial".
Dicho esto, entiendo que la retórica más externa que caracterizó la poesía
sesentista tiene que ver con ese caldo lentamente cocinado en los cincuenta
por las distintas formas que asumió lo que podríamos llamar groseramente,
segunda vanguardia de la poesía argentina. El problema es que, del mismo
modo que Borges, González Tuñón o Girondo en los 60 ya no estaban en el
mismo lugar que en los años veinte, treinta o cuarenta, ni Gelman ni sus
compañeros de generación estaban, a fines de los sesenta, en el mismo lugar
que cuando produjeron el impacto inicial. Decir, por ejemplo, que Gelman
seguía trabajando en la línea de Tuñón sería un despropósito, sobre todo
después de que había recorrido a César Vallejo de punta a punta. Por lo
tanto, cuando la parte más chirle de esa retórica (pienso en Julio Huasi, en
Horacio Salas, en Marcos Silber, por ejemplo) empezaba a desmoronarse, con
la consiguiente reacción por parte de los más jóvenes, un hecho externo --el
golpe-- hizo que lo que se iba a morir de muerte naturla interrumpiera
abruptamente su agonía para convertirse en otra cosa: una manera más lateral
de nombrar la realidad, un lenguaje más velado, una serie de apelaciones a
la historia de la poesía para decir lo que no podía ser dicho sin ambages.
Y acá me parece que resulta interesante volver a esa idea de líneas de
fuerza de la que hablé al principio: un poeta como Baldomero Fernández
Moreno, con su estética sencillista --una de las posibles desviaciones del
Modernismo--, permite la existencia de poetas posteriores que, no obstante,
también encuentran su tono en la influencia que sobre ellos pudo tener
Nicolás Olivari. Así, al menos, me explico la poesía de Luis Cané, Eduardo
Romano y, más acá, la de Rodolfo Edwards. Podría hacerse lo mismo con casi
todos los nombrados y adscribírseles descendientes y, en algunos casos
--Gelman, por ejemplo, tal es el número de "gelmaneadores que se van a
gelmanear por ahí"-- epígonos.
Por supuesto que no es así de simple ni de mecánico, ya que un poeta es
mucho más que sus lecturas nacionales e internacionales y, probablemente,
que sus experiencias de época. Pero hablamos de trazar un esquema, por lo
que, llegados a este punto, me parece más sensato plantear que la historia
de la poesía argentina procede por acciones y reacciones ante, por ejemplo,
el realismo. Y que ese realismo puede a su vez verse matizado por distintas
formas que lo fueron interceptando a lo largo del siglo XX y durante estos
primeros años del XXI. Creo que alguien ya planteó que el neo-barroco podía
ser leído como la otra cara del objetivismo, o viceversa, con lo cual uno y
otro serían entonces formas del realismo atravesadas por cosas ya presentes
en Lugones y Girondo, en un caso, y Borges, Girri y Giannuzzi, en otro.
Quiero, con todo, dejar en claro la precariedad de esta esquematización,
susceptible de todo tipo de objeciones y revisiones. Pero, en todo caso, es
la tabla a la que suelo agarrarme para tratar de entender. Espero que los
próximos posteos me permitan corregirla.
¿Hola?, ¿Hola, hay alguien? Hablo de la Afip, ¿podría contestar una encuesta? Che, a la hora de esquematizar, sintetizad, plis, sintetizad. Agrego información a la digresión de Fonde en su antepenúltimo posteo: ¿habeis olvidado que tanto en "La opinión" como en el suple clarinesco de Alonso, hemos salido más de uno en flor de contratapas? Ah, dichosos años en los que la puesía ocupaba contratapas, che. Pero lo que más me inflama una y otra vez: ¿hay que apareccer para ser o estar? ¿Si no se "figura", no se es? Hay, hermanos, mucho por hacer...
Jorge, aceptado: entendí mal, te expresaste mal, no lo sé. Así es esto, cosas que se dicen rectifican, aclaran, porque el blog es una charla, y espero que no pierda ese carácter.
En líneas generales, tu esquema está bastante cercano al mío. Ambos tienen detrás abundantes antecedentes, estudios, otras esquematizaciones, que fueron definiendo el modo de llamar a las tendencias que se enfrentaron o predominaron, así que mucho no inventamos (escribieron Jitrik Urondo Gregorich Freidemberg y muchos más sobre estos períodos de la poesía argentina).
Destaco en su esquema dos cosas: una la comparto plenamente, otra no tanto. Lugones fue la piedra de toque de la poesía del siglo 20. Y de él surgen líneas y oposiciones. La vanguardia se forma en torno a oponérsele. En eso coincido. Es interesante ver cómo Lugones, su bucólica de ppampa y jardines, llega al neobarroco de los 80. En lo que no estoy de acuerdo es en que el golpe de Estado de 1976 contribuyó al cambio que se estaba operando de manera tan decisiva: obligando a la lateralidad y la veladura de lo que quería decirse. No es así. La intención de la poesía de los 80, en lo que a mí respecta, y al grupo que mencionás, no era velar, lateralizar: era conceptualizar más. Vivimos la decandencia del coloquialismo y el superabuso de la mística revolucionaria. Poesía de propaganda, sentimentalista. Queríamos dureza, no veladuras, no rodeos. Y básicamente, había otras cosas que decir. La fioritura, que reelaciono con veladura, correspondió al neobarroco, que pronto hizo su arribo. La fuga nocturna, a Ultimo Reino (una fuga vital, positiva, me adelanto a decir, pues ¿quién no huiría hacia los últimos reinos de la belleza en la sombras en un país de mierda y lleno de sangre como éste?)
En cuanto a la extraña vecindad entre cierto objetivismo y el barroco, no me extraña. El barroco que llamé miniaturista está cercano al objetivismo minimalista, claro, porque ambos hablan de la la época, del vacío al que enfrentan con cortos recursos. Pero el minimalistmo había aprendido a ahorrar con los poetas de nuestra generación; el barroco esteticista encuentra lo "mínimo" sublime; es en algunos casos, un objetivismo distinguido. Y se diferencia del objetivismo en que jamás el pathos parece alcanzarlo. En verdad, es una poesía sin drama, "todo bien" en el fondo.
orge, escribís que en lo que no estás de acuerdo es en que el golpe de
Estado de 1976 contribuyó al cambio que se estaba operando de manera tan
decisiva. Yo hablaba de la lateralidad y de la veladura de lo que quería
decirse. Y me decís que no es así, aclarando que, en lo que vos y al grupo
que menciono respecta, lo que querían era conceptualizar más.
Bien, lo acepto. Pero convendrás que no todos los que escribían por aquel
entonces buscaban conceptualizar. También, que se puede conceptualizar sin
recurrir a veladuras. De hecho, son muchos los poemas que así funcionan.
Pero, por ejemplo, recuerdo tus poemas y los de Freidemberg de "Lugar común"
y veo, además de la conceptualización, una imposibilidad más que evidente de
no poder decirlo todo por las circunstancias de la época.
Hay poemas que, creo, abonan mi tesis, como estos dos de Freidemberg,
que después se recogen en "Diario en la crisis": *"**Matinal" (*Ya no
hacemos preguntas,/ ya nadie hace preguntas porque / las respuestas son
intolerables / No nos importan las respuestas, cuando/ las cosas hablan por
sí mismas/ La ropa al pie de la cama, por ejemplo, el sol/ tras las hojas
del plátano/ cuando les da como una luz y tiemblan/ al paso del aire/ que
anda buscando algún lugar/ a donde llevar algo de nosotros.) o *"En caso de
que" *(Si rompen la puerta, si/ con un golpe/ inconfundible y preciso/ la
echan abajo y/ se oye a mi hijo llorar/ ¿Qué va a entrar? ¿El/ invierno
(hojas –de plátano o de un/ viejo diario– incluidas)? ¿El/ silencio eterno
de los espacios infinitos?/ ¿Santos marchando acudirán? ¿La lluvia acaso y/
tiemblen las cortinas?/ Y si, supongamos que ocurre, la rompen y/ el
visitante parpadea, dice "perdón",/ se quita el sombrero, "estaba
equivocado"?/ Habría que hacerle pagar entonces los/ daños, exigirle una
explicación/ por el flagrante incumplimiento de/ lo que esperábamos de él yo
y la historia).
Y ya que lo he citado, oh espíritu de Freidemberg, te convoco a que nos des
tu versión.
En otro orden, me pareció atinadísima tu interpretación de la vecindad entre
cierto objetivismo y el barroco: "una poesía sin drama, 'todo bien' en el
fondo". Te faltó sumar un "ja, ja, ja", como noté que se pone en los mails
de los más jóvenes y ya tenemos la definción perfecta de la banalidad a la
que nos habíamos referido en posteos previos. Es aquí donde uno agradece la
existencia del viejo pathos: el tipo que vomita en medio del vernissage en
el Malba, el dolor porque te dejaron y te quedaste pagando delante de la
tele apagada, las malas noticias que te descomponen el rostro o, mejor, las
buenas, que también te lo descomponen. Je, je, je y después te morís. Digo,
como para terminar bien arriba.
Tal como dicen respecto de algunos matrimonios: FUE BUENO MIENTRAS DURÓ.
De todas maneras, el foro sigue abierto y están todos invitados a reincidir (como en ciertos matrimonios)
Saludos para todos.
Alejandro
Tengo 31 años y escribo poesía desde los 18. Tuve varios intentos de "salir del cascarón" pero frente a la estética imperante, opté mayormente por el encapsulamiento. El estilo de poesía que me es dado escribir, siempre me sonó (en el contexto de la poesía de los 90), solemne y dramático. Tal es la entronización de esa poesía tan debatida en este foro que por momentos me sentí avergonzada de lo que escribía, demodé, altisonante. "De todas maneras -pensaba- no está mal no hacer espectáculo con lo escrito desde la angustia" (y sin embargo, cuando leía poesía, poesía de la buena, veía que todo eso estaba ahí: las frases cuidadas, profundas, la expresión original, lo dramático... todo lo contrario a los poemas donde aparace la palabra "inodoro" por ejemplo, algo con lo que jamás podré comulgar).
Pero tengo en mis manos el último número de "La guacha" con el artículo en el que Pablo Anadón le contesta a Di Marco. Pero entré a este foro y estoy leyendo el debate sobre banalización de la poesía actual.En consecuencia, hoy no me siento sola con lo que escribo. Estoy contenta. Quiero copiar el debate completo, imprimirlo y leerlo más tranquila porque tengo mucho que aprender y sobre lo que pensar.
Sólo puedo agradecerles.
Saludos desde Rosario,
Carolina Contino
PD: me olvidaba de decir que la idea central de la página, francamente, no me gusta. No me parece valorable que miles de poetas aparezcan citados sin otro criterio más que el conocimiento de un colega. Me parece poco práctico y siento que más que abrir el campo, lo cierra.
Carolina, te sugiero entres al link "concepto" de este blog y verás que tu comentario respecto a que el único criterio con que se hacen las menciones es el mero "conocimiento" de un colega, es absolutamente errado.
Efectivamente los criterios de mención son innumerables, y cada poeta ha aplicado el propio. Algunos eligieron a aquellos poetas que admiran, otros a aquellos que marcan rumbos en la poética actual; otros han preferido mencionar a los nuevos poetas inéditos como una manera de abrir el juego, algunos han teñido sus decisiones con cuestiones de afinidad estética. No niego que alguno haya podido elegir conforme al criterio que vos mencionás. Pero el espíritu de este blog es otro.
No pretendo que te guste el proyecto, pero lo cierto es que hay mucho trabajo atrás, y desde que fue creado no ha hecho más que abrir y abrir el campo.
saludos
Hola Alejandro, gracias por tu respuesta. Cuando puse que se cierra el campo, me refería a que si no te conoce nadie, no podés participar, no? De todas maneras, estuve mal en no poner más claramente que el espacio se agradece, porque de hecho el debate que se armó está en la página también. Y mucha gente que quizás tiene tiempo de indagar en toooodo lo que hay publicado puede hallar cosas interesantes. Lo que yo expresé es una opinión personal, de hecho estoy en conocimiento de que el proyecto se difundió en otros países de Latinoamérica y de que mayormente es bien recibido.
Lo que pasa es que soy de la idea de que cantidad no es calidad; a veces "mucho" es sinónimo de "nada", como está sucediendo en la red.
Pero reitero que se agradece el espacio y valoro el trabajo que hay detrás.
Saludos desde Rosario
Carolina Contino
Carolina, como en todo proyecto (si querés como en todo juego) hay reglas, y este blog no es la excepción.
En cuanto a tu situación particular donde supuestamente nadie te conoce (me permito dudarlo porque subiste tu comentario y me imagino que si escribís desde hace tantos años, a alguien le habrás mostrado tu material). Hay infinidad de maneras de darse a conocer, y más hoy con las nuevas tecnologías. Sin ir más lejos abrir un blog es sencillísimo y gratuito.
Por eso, no te quedes en la queja estéril. Seguí escribiendo, y cuando lo creas oportuno poné en circulación tus textos. El tiempo dirá lo suyo.
Por otra parte este blog no busca batir ningún record del tipo "el blog con mayor cantidad de poetas del mundo". La cantidad de poetas que están en este blog, no es ni más ni menos que la cantidad de poetas que el proyecto generó.
Cada poeta asumió el riesgo de mencionar a quien quiso y por los motivos que él creyera valederos.
Por eso en este blog no hay un centro. Es un cruce de mini-antologías descentradas.
Los recorridos de lectura son infinitos, como los criterios de "calidad" (palabra que en literatura, y en las artes en general, no sé si tenga hoy en día algún sentido).
Te mando un abrazo y mucha suerte con todos tus proyectos.
Gracias, gracias Alejandro por tus sabios consejos y la buena onda!!! Definitivamente, tendré que salir más seguido del cascarón, mirá que venir a enterarme recién ahora de que eso de la calidad artística pasó de moda... qué desactualizada! Será cuestión de leer más blogs...
Saludos de la ingenua Contino
Nunca dije que la calidad artística hubiera pasado de moda. Simplemente me permití poner en crisis el significado de la palabra "calidad", en un contexto contemporáneo.
saludos del incomprendido Mendez
Hola Ale. Perdón por la intromisión en este diálogo erótico. Si pudieras cambiar mis elecciones afectivas, agregá de mi parte a carolina contino, así podemos leer sus poemas, si es que aceptara ser nombrada por un defensor del trash trágico. Saludos a todos.
Reches el banal.
no pida permiso reches, entré nomás y súmese al diálogo (lo de erótico está por verse...ja,ja)
ya agego entre tus mencionados a carolina.
un gran abrazo y espero con impaciencia la salida de tu nuevo libro.
Mendez el ecuménico
Gracias, reches, por el ofrecimiento pero el "trash trágico" se defiende solito(atinadísima me parece la denominación! se lo agradezco), sin necesidad de publicar acá para que luego mis amigos me posteen halagos y saludos, como es la onda.
Lástima, eso sí, que con eso me prive de leer comentarios tan agudos como el suyo.
Y no se disculpe por la intromisión en lo que le pareció intercambio erótico, qué clase de erotismo sería si no estuviera abierta la puerta a terceros...
besitos
Carol
yo le digo a carolina, humildemente, que jamàs uno tiene que avergonzarse de su estilo, ahora si lo suyo no es bueno, ya se enterarà. No creo en las "estèticas dominantes", son flor de un dìa, moda. embelecos, no arte. la poesìa por suerte excede las movidas, aunque estas no vienen mal para refrescar. Te lo digo yo que vivo en una provincia donde escuchar poesìa fresca es difìcil, aunque hay pero esta tapada por los dinosuarios de la sade. Yo sigo parando la oreja en lo no-oficial
Han preferido la palabra de las habladurías y de las vanidades, la palabra que embate hacia posicionar a quien dice y que aglutina razones y flemas en los reductos hastiados de la opinión. Contra la palabra que empeña el pensar meditante y que se arroja como lo abierto en la apertura raudal de la poesía, volviéndose ella misma la imagen que no ilustra ni comenta, la imagen a la que sólo son capaces de abrazar aquellos que asisten la amistad que la da. El mundo permanece descompuesto en el discurso que acongoja su enigma. La poesía se retira allí donde el poeta no cesa de rumiar su estatuto o su descargo.
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