LILIANA LUKIN
mencionada por:
Alejandro Castro
menciona a:
Susana Szwarc
Silvio Mattoni
Leónidas Lamborghini
Ricardo Zelarayán
Graciela Cros
bio/biblio:
Liliana Lukin, Bs As, 1951), Lic. en Letras por la U.B.A, coordina la Clínica de Escritura de la Biblioteca Nacional, recibió el Premio Nacional de Poesía E.C.A 1985, Antorchas 1990, F.N.A. 1997. Sus libros: “Malasartes”, 1981, “Descomposición”, 1982, “Cortar por lo sano”, 1987, "Carne de tesoro", 1990, “Cartas”, 1992, "Las preguntas", 1998, "retórica erótica", 2002 y "Construcción comparativa", 2003.
Quería ser testigo implacable de una realidad con demasiados cadáveres. Una mirada atormentada intentaba volverse atormentadora. Creo que mi escritura se divierte con los límites de su propia constitución, intentando, además, una pornografía del pensamiento. Nunca dejé de hablar del dolor. La ironía es mi única máscara: una máscara transparente Siempre trato de llevar todo hasta sus últimas consecuencias: entre el imaginario social y mi propio imaginario (el imaginario que hay en mí de mi propia escritura, también), aparece una forma poética que exploro hasta el agotamiento. Escribiendo traté de fundar, más estrictamente, mi propia moral, una estética del sentimiento (femenino) y una ética del sujeto (mujer). Mi vida, mi escritura tendría que demostrar que, contra todo dogma, hay una voluntad posible. El texto es una apuesta a hablar del ser, siendo a la vez sujeto y objeto de la letra, porque soy lo que escribo.
De “Cartas”, escrito entre 1989 y 1992. Ediciones de la Flor, 1992
carta XVI
mi querida: los hombres nos envidian el penetrante
juego de intimidades sucesivas: los ensordece
el murmullo de palomas que cambiamos
insomnes y ligeras por sobre toda obligación
envidian la obscenidad de nuestros juegos
contar y llorar como hijas de la misma madre
(que hubiéramos compartido los baños y las camas)
o como madres a punto de parir (casi desnudas
y hablando de un dolor parecido)
los hombres es sabido nos envidian
el impenetrable clima de las risas oblicuas
(como de amiguitas a la siesta en el zaguán)
y esa falta de vergüenza al mostrarnos las llagas
o hacerse vestir o acariciar el alma una por otra
ellos no saben cómo hacer para podernos
distraer de nosotras llamarnos la atención
es su pasión y su calvario: tan fuertes
somos en nuestro pacto el motivo de su deseo
desesperan de nosotras pobrecitos
y amados como el otro de nosotras sospechan:
la insuficiencia de ese modo de amar
ellos quisieran ser una más y nos envidian
lo impenetrable (el resto de adolescente que se deja
tocar sin perder nada) ese poder de ubicuidad
que nos concilia con el infierno en un salón del paraíso
en esta lucha por el amor de cada día
ellos no saben de nuestra necesidad y nos envidian
y aunque les juremos que nos son imprescindibles
sabrán que en esa frase hay una trampa:
ser el otro de nosotras es poca cosa
y ellos siempre querrán ser una más
De “Las preguntas”, escrito entre 1992 y 1998. Ediciones de la Flor,1998
¿ahora que nada es
sagrado
soy para ti
el paradigma
de una vida poética?
¿es que alguna cosa
he perdido sin querer
mientras andaba
distraída
algo se me ha caído
de la cabeza
una cinta
una corona de florcitas
una idea
ganó gravedad
y se deshizo
de mí?
¿tal vez no he sabido
decir ni hacer?
¿hijos en la materia continua
no han sido suficiente?
¿qué pasó conmigo?
¿cuándo mis piernas
maravillosas
y mi preciosa vulva
dejaron de ser
una muchacha
y se convirtieron?
¿una figura lingüística
es mi erotismo?
ámame tómame
vuélveme del revés
que ahí tal vez
el secreto me sea
develado
lo sagrado no existe
ya ¿paradigma
de una vida
poética? ¿ética
del amor estética
del dolor?
sintagmas somos
la filosofía es una sábana
sobre la que me gustaría
poseerte
De “retórica erótica”, escrito entre 1997 y 2001. Ediciones Asunto Impreso 2002
(poemas manuscritos con letra caligráfica por la autora, cada uno en relación con una foto de una mujer desnuda, elegidas entre fotos y postales eróticas, de 1858 a 1940, editado en la versión original y tipográfica, integradas al diseño con las imágenes.)
El declive de su pecho es una figura
que su ánimo convoca para el sesgado
equilibrio de la cabeza: así el collar
circunda y cae sin dañar su fragil
idad: la fuerza.
De mirarla mirar: atrevimiento,
le dice, atrevida, y ella sabe que el crimen
se paga.
En lo breve de un anillo que desliza
de su dedo en el de él: el dedo en el anillo
como él en ella, simultáneos...en lo
breve del doble anillo, doble misterio
desenmascarado, su condena se cumple.
Tanto cuerpo y tan poco, dice ella, y lo mira
espiándole el nacimiento del lenguaje.
El no tiene, allí, más que una leve
septicemia de infelicidad.
Curaría ella su gravedad, haría de la
gracia el acto que entrara uno en otro,
como el anillo en el dedo elegido.
Atrevida en su falta de miedo, disfraza
la falta, se disfraza, a cambio de nada,
del fuego de la infancia, de nada, del
ardor y la risa sobre la piel desnuda.
En tanto, el cuerpo y la palabra son uno
para ella: dice dolor, y no puede
soportarlo y amor dice y se le hace
agua la boca.
Atrevida, dice él, adorando lo oblicuo
a la altura de sus ojos, la cintura
con que ella le fundara un lugar.
liliana que bueno encontrar tus poemas en el blog!
abrazo
pilar
Liliana:
¡Qué bueno compartir este espacio con vos! Me gustan mucho tus poemas.
Estela Kallay
Tus palabras son la fundacion de un universo Lukin el cual es un gusto estar en el.
Liliana, qué grande, lo mejor de mi semana y quizá de mi año... debo, con urgencia, conseguir, Teatro de Operaciones acá ne México. Visita las afinidades de méxico, por ahí ando... Julio César Toledo
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