RODOLFO EDWARDS
mencionado por:
Jorge Rivelli
Ramiro Vicente
Ramiro Vicente
menciona a:
Lucio Greco
Pipo Lernoud
Alejandro Sosa Días
Héctor Urruspuru
Jorge Spíndola
Pipo Lernoud
Alejandro Sosa Días
Héctor Urruspuru
Jorge Spíndola
bio/biblio:
Nací en Buenos Aires (República de La Boca) el 11 de febrero de 1962. Soy Licenciado en Letras (UBA), especializado en Literatura Argentina y Latinoamericana. Tengo cinco libros editados: Culo Criollo (Siesta, 1999), That´s Amore! (Ediciones del Diego, 1999) Rodolfo Edwards (Selecciones de Amadeo Mandarino, 2000), Los Tatis (Edwards&Edwards, 2003) y ¡Vamos con esas imágenes! (Eloísa Cartonera, 2005)
Poética:
Recorro mi ciudad, Buenos Aires, buscando postales, viejas y nuevas. Saco fotos y no soy fotógrafo. Pinto cuadros y no soy pintor. ¿Qué soy?
Siempre pensé que alguien tenía que hacer el trabajo limpio. Corregir. Enderezar cuadros mal colgados. Separar la paja del trigo. Poner del derecho lo que estaba del revés. Buscar empecinadamente la perla en medio de una selva de ostras estériles. Hacer un gol perfecto, lleno de lujos y lujuria, ese que repetirán en los canales de Marte en el año 3545. Desde chico mis mayores me enseñaron el respeto a la palabra y al lenguaje: “no invocarás el nombre de Dios en vano”, “no blasfemarás”, “cuida tu lenguaje como a ti mismo”, etcétera, etcétera...Pero, gracias al mismo Dios, pronto me di cuenta que la palabra es un simple instrumento, como una guitarra, como el carbón o una plegaria. Un medio, un material como esa madera que el carpintero usa para construir mesas, sillas y roperos. Así me di cuenta que la palabra servía para muchas cosas, servía para conmover, para emocionar, para tocar adentro de los otros, para estar cerca de los otros, para transmitir una onda que venía de muy lejos, del fondo más hondo de la historia. Mis mayores me habían contado que el lenguaje se bastaba a sí mismo, se mordía la cola como una culebra suicida y odiosa, mis mayores también me dijeron: no uses las palabras de la plebe, están manchadas de estiércol, huelen mal, están gastadas por el uso, están llenas de bacterias infecciosas, de batallas perdidas, de tontos y absurdos sentimientos....Eso de cuidar tanto el lenguaje y la palabra me parecía muy sospechoso, así que empecé a contaminarme de palabras como “amor”, “amigo”, “sol”, “linda”, “corazón”, “compañera”, “país”, “labio”, “cielo”, “alegría”, y muy pronto tuve en mis manos una arcilla maravillosa; se iban formando montoncitos, formitas: con el tiempo aprendí que había logrado algo que algunos llaman poesía. Como en un colectivo lleno somos muchos pero si nos corremos un poquito entramos todos. Todos. Los venerables todos. De eso trata mi poesía. La que leo, la que escribo, la que amaré para siempre, la que se parece tanto a mi vida. Ah...Todavía me sorprenden los globos que se escapan de la mano de los niños, los ojos de los gatos y el misterioso mar.
Poemas:
AJEDREZ
hablo de vos
con varias personas
a la vez
como en partidas
simultáneas de ajedrez
(inédito)
LA ORDEN ES VOLVER A LA CALLE CORRIENTES
la orden es:
volver a la calle Corrientes
a disfrutar de nuestra última primavera
el tiempo arranca
con mano severa
las hojas de los árboles
los discos de Pink Floyd
las famas de los actores municipales
la orden es:
volver a lo mismo
a lo que nos quitaron
al tobogán en su declive exacto
a los parques como planetas
a la copa llena
germinando en las muecas del destino
¡que nunca se muera la luna!
ella alumbra con sus focos
todas nuestras apariciones
en el centro de la ciudad
el grito sagrado de los compañeros
tapando el canto porcino de los canallas
cuando nos marquen
la última cruz
de nuestros corazones averiados
todo volverá al principio
un niño inquieto
gritará ¡tierra!
desde la ventanita del Obelisco
(del libro “Vamos con esas imágenes”, Eloísa Cartonera, 2005)
LA MANO
mis meñiques
me dicen a dúo
que tienen sueño
y queda mucho
que tipear
mi medio izquierdo
se pone a discutir
con los de la derecha
y yo
no me canso de chistar
mis pulgares
tratan de sellar
todos los acuerdos
mis anulares
abortan todas las intenciones
mis índices
se unen
en graciosas acusaciones
mientras
que mis uñas callan
mordidas sin piedad
por mis incisivos
por mis caninos
(inédito)
* * *
qué lindo, loco. lo del rodriguito de triana con influencia del rodrigo argentino, y el poema digital, saludos.
edwards,
¿viste la ventanita del obelisco vos también?
yo la ví desde abajo y sueño, a veces, con mirar 39 veces desde adentro.
mmarta rojzman
... Le mando un abrazo amigo, y me alegra sobremanera el verlo edito en esta larga comunidad virtual de poetas.
Nos vemos en algún cinzano con fernet, como corresponde...
Héctor Urruspuru
Bellisimo y porteñazo.
Que nunca se muera la luna Señor Edwards, aunque sabemos que todo se muere.
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