LEANDRO SELÉN
mencionado por:
Poemas:
*
De mi vida
no recuerdo nada
salvo profundos
momentos de silencio
prolongado con la vista
fija en un horizonte
sin fin
Tardes cálidas
con olor jabonoso
en un ambiente
de madera adosado
a la casa originalmente
construida
sin él
Una ventana con
mirada extraviada
en una estepa
que amagaba con traer
desconocidos invitados
a cenar
Un cielo sin nubes
no dejaba imaginar
más que un mar
invertido
pero suficiente
para donde no hay
ríos
Un horizonte
donde el sol no salía
ni se ponía
solo señalaba
que el mundo seguía
más allá
Un suelo sin escollos
ni grietas que
permitieran dibujar
signos en su planicie
incolora
Un paisaje vacío
parecido a una pared
ganada por la humedad
y envejecida
de golpe
Una brisa esperada
que nunca aparecía
me dejaba con
la sensación de
no saber lo que es
el viento
Una lluvia contada
interminables relatos
amenizaban mis noches
sin poder llegar a verla
jamás caer
en el jardín
Una ruta tan lejana
como mi idea de un
lugar de donde venían
paquetes importantes
a veces
Un jardín con flores
que morían cada invierno
y dejaban
en las tardes un tendal
de tristeza iluminando
mi cuarto
Un pañuelo recostado
en un palo como cábala
envejecía resignado
a que la suerte
no pasaría por
la casa
Unas piedras tan
angustiosamente
aletargadas esperaban
la patada para
salir a conocer
el mundo
Una pala agujereada
con un sombrero
en el mango
un espantapájaros
jubilado por falta de
trabajo
Cuento
y no llego
en el medio
empieza
a doler
más
la cabeza
y no logro
re in cor
po rar me
con las manos
ensangre
resbala
el volante
y la manija
de la puerta
se cierra
y detrás
del vidrio
tus labios
leo
“Nos vemos
el 20”
media
sonrisa
y el micro
que arranca
cuando empieza
anochecer
y emprendo
la marcha
sin la
ventilación
sofoca
el calor
la vista
no abarca
es túnel
se cierra
lenta
mente
el campo
visual
se tiñe
de gris
oscuro
sofoca
no puedo
bajar la
ventanilla
resbala
la sangre
envuelta
la mano
en
la campera
no baja
las luces
son pocas
regreso
visión
empastada
música
los altavoces
de las puertas
delanteras
laten
la mente
a medias
en cuentas
enfrascada
“¿cuándo
es 20?”
No logro
contar
salteo
algún día
y vuelvo
a empezar
por lunes
por cuarta
vez
pero no sale
y no logro
saber
por qué
si es la música
que ya
se repitió
tres veces
porque dejé
apretado
el botón
de repeat
por qué
repito
el conteo
sin poder
destrabarlo
de secuencia
constante
repetición
de haber bebido
toda la tarde
Banco Pelay
cervezas frías
mirando
la orilla
oriental
y el reflejo
del sol
rebotando
en tu piel
y no logro
hacer pié
en mi mente
y poder
darme cuenta
qué día
salteo
y no llego
al 20
la música
repite
la letra
de la canción
entercada
en “gozar
es tan
necesario”
como atrapar
esa cintura
que corta el aire
de una tarde
afiebrada
litoral
que se revienta
se hace añicos
gira y gira
hasta salirse
del camino
sin control
levanta pasto
y a los tumbos
estrello
chasqueo
seco
se quie
bra
el
vien
to
y despedaza
el silencio
la goma
quema
la nariz
entran
agujas
al fondo
a lagrimear
a no poder
abrir los ojos
abrir la boca
para lanzar
bocandas
empastadas
con aire
grito
y saliva
levanta tierra
entre cortinas
velando un árbol
detrás del cual
está tu risa
escondida
desde hace rato
mientras buscaba
toda la playa
sin hallar
el celular
tanteo a oscuras
la campera
la guantera
la butaca
delantera
la música
más fuerte
no puedo
llegar al 20
miro tu rostro
sonríe a medias
desde el río
con las manos
agitando
hacia arriba
y hacia abajo
pidiendo
que me sumerja
para abrazarte
todo mojado
y empujarte
de un beso
hasta el fondo
de mi cabeza
como un cuchillo
abriendo en dos
el cráneo
el ruido
permanece
rebotando
en pastizales
frenazo
golpe y sangre
reviste
la vista
observa
la bizca
el árbol
el auto
estampado
de flores
tu vestido
tendido
en la arena
tendido
en la nada
no puedo
moverme
ni sé
qué hora es
tanteo
y no encuentro
resbalo
y salimos
a la
superficie
el sol
nos abraza
enroscados
apuramos
los besos
que no daremos
hasta la próxima
vez
que dejes
tu cansina
Villaguay
y yo
mi atiborrada
Buenos Aires
para amarnos
de a pedazos
es
par
ci
dos
en humareda
ensortijada
el auto baila
sincopado
la cabina
resuena
como una disco
vos encima
del capó
media sonrisa
agitando
las manos
que te envuelva
en besos
húmedos
interminables
vuelvo
a contar
pero salteo
y no llego
y no entiendo
por qué
no bajo
a tomarte
de la cintura
en lugar
de seguir
acá
sangrando
y contando
Fuego de cañas secas
crepúsculo atomizado
bien al fondo del azul
después del blanco sembrado
mi corazón seco al sol
que enceguece desde el agua
entibia atardecer frío
de península mental
Al mar van las pesadillas
dentro de un saco de huesos
cargado por unas noches
en plan de escape sin norte
cae, saluda y se hunde
burbujeante sumergida
exhausto sobre las piedras
silencio de fin del mundo
Supuración de mi alma
aturdida de escuchar
respiración del vidrio
de los ojos que quedaron
aplastados con la risa
aunque el resto del dolor
se comiera nuestras jaulas
Ojalillos hacen mar
cubriendo la estepa negra
el sol tropieza en el fondo
y anochece mi ilusión
silencio consolador
aullido desesperado
agujas cosen mi espalda
Fuego viborea hambriento
por los costados del pino
y crepita en mi cabeza
sensación de soledad
que abarca cada piedra
de mi playa cerebral
lo mismo que internarse
en una alcantarilla
No busco razón me absuelva
con aburrimiento asisto
al velorio de mis ganas
y me armo de silencio
para firme contestar
cada interpelación
de los severos fiscales
de mi flexible universo
El agua salta encendida
hecha trizas se desmaya
secamente entre las piedras
conformando un segundero
efímeramente eterno
asfixia suave mi anehlo
de redención celestial
Menguada va mi fortuna
precoz se ahoga en los charcos
como en mar de remolinos
no logra salvar ni sombra
y arrastra todo perdón
sin siquiera conseguir
sacar su cordura a flote
Poner hombro en mataderos
pasión no fácil se hereda
entre bordó piletones
largos pasillos de quejas
desfile de martillazos
silencio a golpes la bestia
olor fresco en las paredes
humedad entre las cejas
Once bocas gritan hambre
y el salario trastabilla
no alcanza ni a media astilla
para equilibrar la olla
ni trabajar día y noche
ni duplicar la tarea
satisface los aullidos
por comer de mis granujas
Tengo que estirar la vista
y esforzarme al manoteo
por llevarme algún trofeo
que calme la marejada
y el Chueco sabe de lleno
que la necesidad manda
y acompaña la herejía
Para no boquear de más
ofrece a cambio silencio
de que yo sea su mula
lave, limpie, barra, cebe
el verdugueo incrementa
y mi orgullo se dilata
“¡Mula tu hermana, jodete!”
Respiran ciegas las brasas
acompasadas percuten
en trance ritmo conecto
con esa respiración
impelente hacia un estado
de ausencia ya sin aviso
en ese fuego prolongo
abstinencia de ilusión
Redacto anónimas piedras
sordo pacto de silencio
cíclica promesa estéril
de no abandonar mi suerte
en los oscuros pasillos
en los cuartos del convento
donde quedó la mueca
de ese cristo masacrado
Suela casual chasquea
despegada sobre el agua
como un espejo las llamas
reverberan mi amargura
quemante y envolvedora
entre el magnético fuego
se agita absurda sin rumbo
Perdido en las hendiduras
una rama cuneiforme
asoma el instante ciego
brutal desencadenante
de la infamia más cobarde
de la violencia insensata
rostro lágrimas pegadas
El chueco mojaba el piso
para que uno resbalase
mientras cargaba las pieles
lo dejaba a uno a oscuras
en el medio de las duchas
de una cortaba el agua
o apagaba el calefón
al atardecer invierno
Volvía a tirar las bolsas
apiladas con paciencia
a las bestias azuzaba
con una vara madera
y las calentaba tanto
que las ganaba la histeria
era casi insostenible
en pasillos contenerlas
Engrasaba por el mango
los martillos de noquear
a las bestias apresadas
para luego faenar
y el martillo se escurría
sin asestar en el morro
la agonía prolongaba
Repetía hasta el cansancio
la broma de la faena
salpicando con la sangre
en el rostro hasta inundarlo
mientras me quedaba ciego
soltaba la risa chueca
acatarrada espumosa
Sobras ramas alimentan
fuego de brasas latentes
desinflado intermitente
obliga a uno a acercar
mi cara de llanto y polvo
es un lodazal caliente
como mi sangre picada
después del primer mazazo
Espuma en todo el cerebro
blanco bahía mental
cortocircuito de todo
nacer de nuevo el recuerdo
al mar se van pesadillas
cargan crimen y castigo
¿me pregunta? Yo no he sido
nunca supe donde estuve
No hay estrellas que contar
las piedras envueltas niebla
una pared en el mar
ojalillos en mi espalda
el fuego ya se desinfla
y el frío estéril me rasca
hasta tirarme los pelos
Cubro en saco mi cabeza
y como feto me acuesto
me pego al fuego que envuelve
mis ojos hasta dormirlos
soy el normal ciudadano
que nada guarda de malo
miedo y dolor se acabaron
Furia latente en los cuartos
furia envuelta tras de sí
de mil colores la furia
de un ejército de bestias
que persiguen mi cabeza
doy vueltas enceguecido
veo la cara del cristo
destrozada a martillazos
Regreso al cuarto y me veo
a punto de masacrar
al chueco Benítez solo
con su risota burlesca
salpica como un limón
cuando el martillo lo pica
escapo y no quiero verme
vienen gritando las bestias
Vuelvo al cuarto está Benítez
serio conversa en voz baja
veo el martillo asomando
de mi pantalón trasero
y a mí me veo acercarme
sigiloso adonde el chueco
silba mirando la nada
Me empujo y grito que salga
que se vaya, lo perdono
mientras aferro a mi cuerpo
el chueco silba bajito
freno mi mano en el aire
detengo la maza hirviente
las bestias gritan venganza
El chueco mira sonriente
grito y grito me sostengo
los brazos resbalan corchos
vuelvo al cuarto y me detengo
Benítez me habla de lejos
silba bajito y aplaude
las bestias rechinan carnes
El cuarto se hace pequeño
apenas quepo parado
en cuatro patas camino
tambalean las paredes
furia de colores ciegos
silbido roto a mazazos
botellas adornan huecos
las bestias vienen babeando
Reces cuelgan de las duchas
en las piletas secando
cuerpos amontonan huesos
cuartos y chuecos silbando
vacíos los cobertizos
con pieles de vidriería
sudan los pósters de carne
Zumban las canillas rotas
sangra el azulejo blanco
embolsada en arpillera
burlesca asoma la risa
el martillo entre las manos
desliza y pica en el suelo
las bestias muerden mis brazos
Sobresalto entre las piedras
confusión y sequedad
quito mi cabeza en saco
fricción en brazos ilesos
regulo en el parpadeo
luz, reflejo, claridad
contracción de la pupila
bahía blanco mental
Bostezo y lágrimas chinas
sincronizan la visión
cenizas madera negra
atrás el agua que salta
como balsa la mirada
a la marea se pega
suave brota la emoción
de un despertar nacimiento
“Quiero ser un hombre nuevo”,
grito y voy por mi bautismo
miro las piedras del agua
el cielo y la playa blanca
con mis ropas salpicada
siento un canto de sirenas
rodeando mi celebración
Suena con proximidad
paralizando mi rostro
temor corriendo en mi espalda
sirenas rayan el agua
dócil extiendo mis manos
ojalillos de metal
las muñecas abrazadas
Una sequedad del alma
sin compañía más
que la de un
árbol viejo
despidiéndose de a poco
y no recuerdo más
nada
Felicitaciones!!! Qué bueno que entró tanto material.
suerte
Fernando Molle
Muy buenos! Muy buena la selección. De mi vida.... es uno de mis favoritos.
!!
Bárbara
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