INÉS PEREIRA
Mencionada por:
Silvia Dabul
Eduardo Nico
Menciona a:
Silvia Dabul
Eduardo Nico
Alicia Odorico
Rosana Gutiérrez
Walter Cassara
Beatriz Vignoli
Silvia Dabul
Eduardo Nico
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Eduardo Nico
Alicia Odorico
Rosana Gutiérrez
Walter Cassara
Beatriz Vignoli
bio/biblio:
Nació en Bs. As., el 1 de Enero de 1958. Sólo publica en internet.
www.elbosquedelossignos.blogspot.com
poemas:
La estación de las lluvias
Si el futuro está detrás de unos velos de gasa
no es más que una borrosa signatura
una piedra ilegible, aún cuando la historia
paciente la cincele, o el azar la erosione
con su aspecto inocente.
Aquí alzaste tu puerto, la muralla de arena no contiene
el desmadrado oleaje que lo arrasa.
Hay pecados impagos, rojas cuentas celestes.
Nos cercan. Ya escucho las alarmas
sirenas, galopes de caballos
un brillante sonido de aceros o de bronces
rasgando el aire espeso de la noche.
Nuestras sangres se anudaron como lazos
-apegándose al muro, reverdece la hiedra-
sin embargo, nos hiere la pequeñez del tedio,
nos matará un susurro
la estación de las lluvias,
el ópalo cambiante de los días que vienen.
*
Oráculos
El suave roce del follaje de una encina,
la gota de aceite que hará brillar el bronce
y reflejar en él la luz.
La altura o el color que alcanzarán las llamas en la pira
o el dibujo, que más tarde, formarán las cenizas
dispersas en el suelo.
El rumbo que tomen las aves.
La conmoción sonora de los truenos
o el fulgor del rayo, en la negrura.
La forma de las nubes.
Las primeras palabras que pronuncie
el primer hombre que, por azar, se cruce en tu camino.
El exacto hexagrama que edifiquen
las varillas que sostienen, sobre un paño sedoso,
unas manos antiguas y amarillas.
La borra del café.
La posición de Venus
y el lugar que el astrólogo
le dé a Marte en sus mapas.
Las líneas que recorren las palmas de tus manos
y de las mías.
La imagen que aparezca al dar vuelta la carta.
Todo se confabula: acuerda lo de arriba y lo de abajo.
Y sin embargo, huyes de esa grieta
cegado, entre vapores, porque has visto mi alma en un resquicio.
El deseo es un río, de cauce alucinado,
que reniega del mar.
*
La ruta de la seda
La turba de las ferias es un perfume vago
adormecido en el fondo del báculo
que las manos de un monje abrieron en Bizancio
capullo donde abdica la crisálida
en pos de un hilo fino
que platearán las lunas
y ha de dorar el sol con el sólo reflejo
del oro verdadero.
Lisa hebra delgada que sellaría
la imposible amistad de Oriente y Occidente
el tráfico constante de gentes y de naves
desde el surco remoto de la historia
hasta el mar conocido por nosotros.
Ego sum. Mare nostrum.
Ciudades como umbrales, como grietas
Estambul o Bizancio: Constantinopla
y también Esmirna, Anatolia
o la oceánica Mármara, la envilecida Ankara
en lenguas tan sonoras, que respiran la música
la maldición babélica se invierte
(bendice ahora su boca al pronunciarlas)
Baba, lazo, opalino cristal
levedad destinada a brillar sobre el cuerpo
escondida en el vientre de un gusano,
esa forma carnal que asume el tiempo
cuando horada preciso la materia porosa
y paciente y fatal, devora todo:
él, yo, las tiernas hojas
de un árbol de morera.
Puente, nexo delicadísimo entre orillas adversas
catalepsia del ego y sus deseos
teje la suavidad en el telar del mundo,
señálame en sus mapas con tus líneas punteadas.
*
Preludio y solo
En esas manos donde
se asienta desde ahora la dulzura
y se vuelve despacio
hacia el rostro cambiante de los vientos
reluce una intuida maravilla
acunada
criada con las leches
salvajes, con la savia
agridulce y conversa
del árbol siemprevivo
que custodia la puerta del reencontrado infierno.
Cancel del paraíso
tu mirada detrás de las miradas,
ya está el ojo que alumbra
la visión verdadera
hay en todas las cosas
un destello que marca
la imprevista
celebración del rito de la noche
bajo lunas piadosas
sin palabras.
No más gestos, mi amor
el mar ondea aquí sobre la inmóvil
catadura del tiempo
sobre la pampa
de perdidas estrellas
ungidas con un brillo que conozco
porque estamos sin nombres
sin hogar ni vestido
sumergidos en brumas.
Opalo
oscura criatura de la denegación
cierra la boca ahora
crispa los dedos aferrando lo que sea:
a partir de esta noche
no habrá guías.
* * *
Me pone muy contento. Todos los poemas de Inx respiran bien; es algo difícil de lograr, y de encontrar. Una de mis voces poéticas preferidas de estas décadas, lejos de las luces chillonas (y de los versos chillones).
Ni que hablar. Felicitaciones, Inx.
Gracias, chicos. Sé de lo sincero de sus comentarios. Gracias a los dos.
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