GABRIEL ROEL
Mencionado por:
Concepción Bertone
María Paula Alzugaray
Menciona a:
Arnaldo Calveyra
Angel Oliva
Lucas Margarit
Beatriz Vignolli
Hernán La Greca
Poética:
Al lenguaje leguleyo tanto como al discurso universitario ensalmarlos con la propia experiencia que no es la que uno se piensa ni la que el otro digiere o generaliza. De allí la mayor y radical propia escritura sin reglas, el mayor desierto destejiendo el sutíl y más sublime aburrimiento para despejar la página en blanco o convocarla en palabra. Lectoescritura allí donde los márgenes creen convencernos de la tierra prometida.
bio/bibliográfica:
Nació en Diamante, provincia de Entre Ríos en 1971. Estudió Letras en UBA y Psicología en Rosario. Vive en Balvanera, ciudad de Buenos Aires. Becario fundación Antorchas en 1999; Diario de Poesía en 2001 publicó su decálogo de entrevista a Marosa Di Giorgio; Estudio filología con Jean Bollack; literatura del siglo XiX con Aldo Oliva; eróticas del duelo con Arnaldo Calveyra y arte-espacialidad-restauración con José Emilio Burucúa. Da clases de filosofía contemporánea en diferentes insituciones. Además de ejercer el oficio de psicoanalista.
poemas:
EL ALBA
Al inicio noviembre enciende el lila.
Nunca sabrenos quien pretende a quien:
si el jacarandá a las nubes.
Si la sombra al sueño.
Si el susto a los ramajes.
BABEL DE NOCHE
Como una vaca sin cencerro, sí, perdida
Marisa Paredes en el mejor Almodovar.
Nombres extravíos cánticos
Guadalupe Pineda enamorada de su diputado.
Porque Zócalo es este mundo, amor,
y así danzo desde el hiato de estos escalones
con tu foto.
Bailo de puro osco almibarado el filme dulciferino
en la superficie lustrosa kistch llena de lozas
color californiano peronista,
refractando la bola de espejitos girantes
en medio de la música y tu cuerpo.
Lento.
Espumante.
Extravíado y vacuno con montura ladeada y en pelo.
entre florecillas de alfalfa.
Gerundios y lavanda.
Reservados y cuencos.
Algarrobo y pérdidas y caléndulas.
Guadalupe Pineda en tránsito de altares.
Marisa Paredes en pavesas de alcanfor.
Porque la noche es de Babel los mostradores
y mi mano en tu espalda tiara del brillo
salida de la noche que alone surfea
el arcoiris el volcán el mar a oscuras.
LIKE SPINNING PLATES
Perfumes y regalos. El piano.
Los primerizos días del verano.
La visagra en la tarde menos pensada de la partitura.
Aquí se ensalma con transparencia: se prefiere quitarle el uso
a la palabra dicha y que en pensión armónica flote de scherzos
con la siesta. Una pieza de aire en los postigos, un reparo de paraiso.
Las noches venideras serán acariciadas con olvidos envueltos.
El brindis subrayará los puentes de cada quien del pliegue, semblant de mesa.
Mientras Chistopher O´Riley encenderá los pabilos de lino con música en doble llama, tal como son envueltos Francesca y Paolo de Rimini
ab inferis excitare.
EL JACARANDÁ
Para Héctor Zimmerman
El beso dice, dice silencio, silencio extraviado, desierto,
y la palabra desierta, no te olvides dice el beso en un silencio
anterior al beso, anterior a la palabra. Huye,
se va de las manos, se vuelve al manuscrito.
Arnaldo Calveyra.
El calor nuevo como recién nacido.
La tarde umbral donde quedé pensativo
hijo de los soplillos.
Pensando tu niñez de domingo
durante el lunes lácteo de una convención de papel
del tiempo sin espera.
La clara ternura de la luz en la distancia. Azul,
la llamó Leonardo. Una física que nombra
un puente en los ramajes y entre ellas una flores
de voz lila. Donde todo vector es suyo, el día
con sus sombras. La oscuridad. Los árboles.
Perecedera la guerra aérea de sus vainas
precipita para trazar intimidad y fuga en el perfume.
Ruinas de sus alzamientos alcanzado en trato de enero a octubre.
En calendario de muertos de impresión de las lluvias.
El ojo, el huevo del serpentario se llama mediodía.
El sudeste es sudor mecido de su sol despuntado.
La escritura el umbral, candil pastel, de la marcha.
Sin postas. Porque toda de escamas la carnada es su condición.
La siesta de arpillera.
Miedo y Piedad demandan la ciudad y los sicarios.
Mientras me hamaco en el parque.
Hurón de singladuras es el tiempo con su armadura de relojes.
Cuando cinchada de arena ninguna domesticidad iguala los paréntesis.
LA COSTA
La niebla de las ocho.
El lento vapor de las orillas.
La vieja lentitud.
Hacia postigos pródigos
la luz.
Hedor de la madera.
Fiar el espinel con mi alma de yute
tu canoa
correntada de agua curtida sin la sombra
de lo sumergido.
Arcilla de temporal
los nichos en tierra
amanecidos en los huesos en la piel.
De lo arcano al secreto
están las formas los postigos
el limonero en la barranca.
En la boca de lobo el pasadizo
habita ese camino entre lo innumerable y nosotros
lo que pertenece al río de la costa en los vestigios.
* * *
Hola Diego:
Me alegra encontrarte aquí.
¿Angel o Aldo Oliva?
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