Marita Balla
Nacida por la guerra de los cuerpos que nunca se acostumbran a vagar solos por la noche al compás de los inciensos para aguantar tristezas, todo eso bajo el signo de agua, vino al mundo de pura suerte un Julio 22, tupido por lo lluvioso cuando se aproximaba el año 1974 y el tigre sacaba por ese mismo año a todos los paridos como propios en la Ciudad de Paraná por Entre Ríos.
Mujer trabajadora que cosechó en Abril el libro “Naranja Ombligo” Premio Escenario Diario Uno 2007, publicó en Fundación La Hendija. "La poesía es un dibujo cualquiera?" de Antología de poesías y dibujos creativos de la región, también en la Antología “Bizarro” de Fernando Kosiak, y antes de eso un libro en el remanso, único y de agua.
Mujer trabajadora que cosechó en Abril el libro “Naranja Ombligo” Premio Escenario Diario Uno 2007, publicó en Fundación La Hendija. "La poesía es un dibujo cualquiera?" de Antología de poesías y dibujos creativos de la región, también en la Antología “Bizarro” de Fernando Kosiak, y antes de eso un libro en el remanso, único y de agua.
Poética declaración:
Nace una en cada instante sobre lo que salva y suele ser palabra pura casada con el aire como una bailarina en el hechicero ritmo del oleaje que acuna el viento.
Es aire, respiración, monumento, principio verde y velocísimo como cuando la luna cae instantánea sobre el rostro nostálgico del mundo, su voz se torna al pulso oceánico, sílice milenaria.
Engendra vida, movimiento, dominio tempestuoso, lenguaje de una estación a pleno sol con su fragancia y descalza suena como un eco noctámbulo del agua.
Mencionada por:
Marcelo Leites
Menciona a:
Juan Meneguín
Patricio Torne
Miguel Angel Federik
Víctor Redondo
Silvia Montenegro
Susana Arévalo
Lilian Nordio
Tamara Demiryi
Pamela Penau
Jimena Arnolfi
Maura Pierotti
Leonardo Kostner
Daniel Durand
Juan Desiderio
José Villa
Damián Ríos
Darío Rojo
Guillermo Neo
Juan Ponce de León
Fernando Kosiak
Adrián Orellano
Manuel Hazan
Analía Giordanino
Darío Carraza
Es aire, respiración, monumento, principio verde y velocísimo como cuando la luna cae instantánea sobre el rostro nostálgico del mundo, su voz se torna al pulso oceánico, sílice milenaria.
Engendra vida, movimiento, dominio tempestuoso, lenguaje de una estación a pleno sol con su fragancia y descalza suena como un eco noctámbulo del agua.
Mencionada por:
Marcelo Leites
Menciona a:
Juan Meneguín
Patricio Torne
Miguel Angel Federik
Víctor Redondo
Silvia Montenegro
Susana Arévalo
Lilian Nordio
Tamara Demiryi
Pamela Penau
Jimena Arnolfi
Maura Pierotti
Leonardo Kostner
Daniel Durand
Juan Desiderio
José Villa
Damián Ríos
Darío Rojo
Guillermo Neo
Juan Ponce de León
Fernando Kosiak
Adrián Orellano
Manuel Hazan
Analía Giordanino
Darío Carraza
*
Poemas
La pena de las mujeres
Poemas
La pena de las mujeres
El ojo abre la vendimia de poetas que rezan oraciones
una y otra vez para encontrar atajos de ciudad
que humea un hartazgo parecido
al encadenamiento de los pensamientos.
Cárcel de constelaciones donde las mujeres
no pueden mirar arriba de sus hombros.
La ciudad se vuelve en contra cuando amasan
sueños de cielo con las manos y en las catedrales
son sólo un instrumento de procreación.
Con una boca hermosa tragan de a poco
lo digno que les queda, así son las mujeres con sus penas,
así es como todo tergiversa el río y el aire huele
a espanto en heridos umbrales de las casas.
Ellas despegan los labios de la mesa
para empuñar misterio en los parajes,
alertas al tanteo soberbio del séptimo día,
increíble vuelo mortal de estupidez.
Las mujeres de ojo milenario con una prole larga
desenvainan tiempo en torbellinos y de repente
todo el sistema solar pende de un hilo.
En mi ciudad de barro desarman la pena,
la cuerean, para comerla cruda, lo que siempre falta
es explosión de tiempo, centésimas para cazar
incrédulas serpientes con la mano.
Más hondas de exceso en las miradas
que ciñen por todos los costados
cuando la metamorfosis de la naturaleza
derrocha su auge en la memoria.
En un sonido noctámbulo de pájaros
que bailan al ojo del amo para engordar ganado.
Así, galopan descalzas sobre la uva creada
con nombre de reencarnación donde los hombres
esperan vertiginosos la caída y compran la pureza
que yace en ellas con plantaciones de palabras
errantes parecidas a la lluvia en forma horizontal
como un reloj que baila, haciéndolas llorar, allí en lo oscuro.
una y otra vez para encontrar atajos de ciudad
que humea un hartazgo parecido
al encadenamiento de los pensamientos.
Cárcel de constelaciones donde las mujeres
no pueden mirar arriba de sus hombros.
La ciudad se vuelve en contra cuando amasan
sueños de cielo con las manos y en las catedrales
son sólo un instrumento de procreación.
Con una boca hermosa tragan de a poco
lo digno que les queda, así son las mujeres con sus penas,
así es como todo tergiversa el río y el aire huele
a espanto en heridos umbrales de las casas.
Ellas despegan los labios de la mesa
para empuñar misterio en los parajes,
alertas al tanteo soberbio del séptimo día,
increíble vuelo mortal de estupidez.
Las mujeres de ojo milenario con una prole larga
desenvainan tiempo en torbellinos y de repente
todo el sistema solar pende de un hilo.
En mi ciudad de barro desarman la pena,
la cuerean, para comerla cruda, lo que siempre falta
es explosión de tiempo, centésimas para cazar
incrédulas serpientes con la mano.
Más hondas de exceso en las miradas
que ciñen por todos los costados
cuando la metamorfosis de la naturaleza
derrocha su auge en la memoria.
En un sonido noctámbulo de pájaros
que bailan al ojo del amo para engordar ganado.
Así, galopan descalzas sobre la uva creada
con nombre de reencarnación donde los hombres
esperan vertiginosos la caída y compran la pureza
que yace en ellas con plantaciones de palabras
errantes parecidas a la lluvia en forma horizontal
como un reloj que baila, haciéndolas llorar, allí en lo oscuro.
Arcano tejido en curvatura
Eros da hilo al cabestro tejido de años luz,
brioso cuando el tiempo minúsculo corteja
una leve voladura bajo la curva aérea.
Filtra su llaneza en la palabra y de repente
navega al ras del reino etéreo y fugitivo,
tormenta fértil cuando acude instantánea
para encender mística su orilla, designios
que anida todo o nada en su profundo mar.
Quizás el amor los hace indignos de aquella
vertiente pura donde chispean aún acertijos,
felicidad a medias, poniente de sonrisas,
diagonal de sueños, destinos, talismanes
sembrados todos de eléctricos instantes,
pasión que sólo dibuja aquel lenguaje.
Al aire voltaje alto, vestido mineral,
ardiente, regido por una gran legión
de guerreros con una insignia pura,
bebiéndose del cántaro su agua.
No era el movimiento de un caballo
montando bajo el bullicio sombras,
no, no era el animal lo que giraba
desterrado mezclándose en la luz
comiéndose de ella la mitad.
Eran iguales en bifurcación partida,
evocando la eterna lucidez de inmunes
constelaciones bajo los signos de agua.
Destinados a gozar, ser únicos de especie,
era amor del puro y no otra cosa lo que hacía
el milagro de los dioses pararse sólido frente
al tálamo desnudo del origen, regocijarse
acaso, hubiera sido esto en otro ocaso.
Geografía del deseo, albor de saberse
concretos al calor de aquel fuego sujeto
hacia la gloria, eje templado en espiral,
majestuosa danza de flechas arqueadas
que parecían rugir volcánicas al son
del brillo como un costado humedecido
en el galope izquierdo de un timbal.
brioso cuando el tiempo minúsculo corteja
una leve voladura bajo la curva aérea.
Filtra su llaneza en la palabra y de repente
navega al ras del reino etéreo y fugitivo,
tormenta fértil cuando acude instantánea
para encender mística su orilla, designios
que anida todo o nada en su profundo mar.
Quizás el amor los hace indignos de aquella
vertiente pura donde chispean aún acertijos,
felicidad a medias, poniente de sonrisas,
diagonal de sueños, destinos, talismanes
sembrados todos de eléctricos instantes,
pasión que sólo dibuja aquel lenguaje.
Al aire voltaje alto, vestido mineral,
ardiente, regido por una gran legión
de guerreros con una insignia pura,
bebiéndose del cántaro su agua.
No era el movimiento de un caballo
montando bajo el bullicio sombras,
no, no era el animal lo que giraba
desterrado mezclándose en la luz
comiéndose de ella la mitad.
Eran iguales en bifurcación partida,
evocando la eterna lucidez de inmunes
constelaciones bajo los signos de agua.
Destinados a gozar, ser únicos de especie,
era amor del puro y no otra cosa lo que hacía
el milagro de los dioses pararse sólido frente
al tálamo desnudo del origen, regocijarse
acaso, hubiera sido esto en otro ocaso.
Geografía del deseo, albor de saberse
concretos al calor de aquel fuego sujeto
hacia la gloria, eje templado en espiral,
majestuosa danza de flechas arqueadas
que parecían rugir volcánicas al son
del brillo como un costado humedecido
en el galope izquierdo de un timbal.
Secretos de mujer
perfumada en agua de torrente una pollera
pone en pie la forma de mujer
callados testigos absortos de la belleza
iluminan el enérgico paisaje
de boca la pollera teje conversaciones
blandos deseos a la sombra
niega al mundo cierta mirada que cale:
los temidos frutos del amor
circunvalaciones en los pensamientos
notoria claridad de las palabras
imágenes mentidas humanas falsedades
recorren hilo por hilo la menuda falda
el hombre tiene el deber
eufórica obligación de echar un vistazo
a ese desnudo cuadro distraído a los impulsos
en las finas curvas de la tela
cataratas enredadas en un cuerpo
más que un par de remos metidos en una falda
destellando una mujer
el fuego por dentro tiene que ceñirlo
en pensamientos de fecundación
para desvanecerse sigiloso ante magnánima fiesta
cuando una mujer goza pollera
serena desconsuelos en un pequeño estanque
que pega con la intensa fuerza y furia
de un minúsculo volcán en erupción
entonces el ecosistema revienta
y fantasías relucen como fondo de moneda
hombres dislocados se trepan
a valientes barcos de vapor
les repiquetea en la nuca violento aire
brizna: viento de verano
el juego de motor en acelerados latidos
se activan con el roce voluptuoso de la piel
y luminosos chispean caracoles salidos de la costra
germinan diálogos en las frágiles costuras
que se mecen en obrera prominencia
donde brota pasión por todos los costados
no hay mancha floja al desgranarse
y el humo dibuja sencilla arquitectura
una mujer con pollera fabrica atractivos saltos
gobierna el vientre e inclina la figura
hasta ahogarse en el apareamiento
con lucidez engendra gemidos mortíferos
que despliega en círculos y en la espalda los extingue
baraja en haz de espadas como redes
del color de un manantial y en húmeda calma
lleva fuego mordiendo la cadera
tímida es la rama de visiones torcida y compleja
explosión es la libertad en el hombre
en su hermosura bailan pájaros a la sombra
moja las costas de voluminosas miradas
donde celos y amores
están burlando la contemplación
lleva la tabla de los mandamientos al revés
reflejo de pura agua viva
metida dentro de lo espontáneo
cuando el diáfano sol alborotado
vuelve cristal la pila de su divinidad
el hombre delira ante la huella
se le enamora el pecho con anhelo
de estar por debajo acariciando
los pliegues de la falda
con discurso varonil cautivo de la vergüenza
finge que la flor peregrina no lo ciega
flechas y arquero en la dulce danza del género
una pollera tiene el atrevido deseo de la locura
musicalidad al paso del agua
envuelve lo humano con promesas
de caricias y furtivos besos
pero primero al hombre para aprisionar
su vista a la deriva le convendría saber
qué lleva una mujer cuando pone piel en la pollera
* * *
Te felicito, por lo que has logrado hacer de tu vida, es maravilloso. Todo sacrificio a lo largo tiene su recompenza, aunque hoy no lo veas, esos rayitos de sol que tenes a tu lado, te van a iluminar el camino para que sigas haciendo lo que con tanto esmero y empeño has conseguido sola. Fuerza y no detengas la marcha, el camino es largo y vale la pena caminarlo. Besosssss.
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