Santiago Gómez Asensio
Mencionado por:
Martín Carlomagno
Menciona a:
Leonardo Köstner
Martín Carlomagno
Victoria Lovell
Biografía:
Nació en Paraná, Entre Ríos, en junio de 1977. Músico. Su formación poética
surge paralelamente a la musical en los primeros años de la adolescencia, aunque
de modo más autodidacta e intimista, para ir cobrando más profundidad y
dedicación con el devenir de los años, en un crecimiento ya no paralelo sino
orgánico, pasando desde lo académico como también así con el intercambio de
lecturas entre colegas.
Poemas:
1
LA COCINA
La luz cae por los hombros
atraviesa el cuadro vivo,
naranjos y pájaros jugando,
la sombra de la uva
con el mate adentro;
los restos de las avispas de mi padre
esparcidos por las rutas de tiza.
Rebota en la campana
del primer templo,
la que traga los humos del sacrificio.
Qué será ese rayo,
cuál será esa gracia
que hacía que algo deje de ser
y sea otra cosa?.
Atraviesa los alambiques
adueñándose el aire del alma
de plantas secas,
menos la mariana
que se recuesta sobre el marco amanecido
llena de humedad,
como el ser que espera
embarrado de trigo
apenas cubierto por el repasador,
llenarse con palabras livianas
y pintar la piel
con el color de un día crujiente.
2
AMELIA (POR MI)
La arena corriendo entre los pliegues
de una mano derretida;
el pelo sigue al aire,
paralelos sobre el rostro y los mil grados.
Retazos de una memoria en dos dimensiones,
tus huellas en la banquina.
El viento dibuja;
el pie se inventa.
Una canción se derrumba
y la vida hace silencio,
los sueños siempre más allá
atrás de los últimos ojos de tu madre,
tanta agua en los tuyos,
tanta sal,
para qué, Amelia?
si fue hace tanto...
3
La veo hendida
en el pan de siete jornadas
en cruz,
el cielo en el océano surcado cuando mira,
la tierra verde agradecida, pasa;
todo crece,
todo vuelve en aromas
al verla dándonos el pan
de lengua extraña.
La siento de espaldas
haciendo cosas invisibles,
aroma a púa de bandoneón en pasta,
el jacarandá sepia del frente.
Hoy duermo sobre el bronce de su nobleza.
¿Qué habrá sido del perro
de los mil nombres;
del loro desbarrancado,
único gesto de color allí?
No es lo mismo la calle
sin su mano.
No es lo mismo el centro.
La escucho nombrando a las gallinas,
charlar mientras brota el agua de sus dedos
contestando mientras beben.
Manejar los umbrales de la voz;
juicios, conjuros,
arrancados de un cielo ensombrecido,
y un repentino secreto
de viento en la parra de la galería.
La veo midiendo el aire de mi vientre.
Ha dejado más que su nombre
en las veredas.
La escoba en el pecho bajo la parra,
el abuelo Alejandro filtrándose al sol,
la escoba apoyada sobre la madre
de la madre de la que lo hizo yerno.
La vid repara de los años
y trae el azul de los mares lejanos,
había uvas en el piso,
y hojas vencidas por la claridad,
estábamos todos muertos
menos ella que barría
* * *
muy buenos poemas santi y el último ni que hablar. un abrazo tu amigo martín
Muchas gracias, me alegro que hayan gustado, sigue siendo re loco eso...
Ratifico el comentario de Martín. Bellísimo el último poema en particular. Saludos. Tamara.-
Muchas gracias Tami, y muchas gracias por la poesía materializadas en esas masitas helénicas que nos convidaste.
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