CARINA RADILOV CHIROV
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Analía Giordanino
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Analía Giordanino
Fernando Callero
Daniel Durand
La chica esa
Francisco Marzioni
Alejandro Menardi
Cecilia Moscovich
Martín Rodríguez
Luciano Lamberti
Biografía
Carina Radilov Chirov nació en Sunchales, provincia de Santa Fe, en 1972. Trabaja como Profesora de Lengua y Literatura. Comenzó su vida pública como poeta, recientemente, en el año 2008, cuando leyó en varias ediciones de FestiPoet, encuentros de música y poesía realizados en la ciudad de Rafaela.
Publicó textos en la Antología Lxs Célebres Desconocidxs, editada por la editorial independiente rafaelina nunca tengo razón, en el año 2008. En ese mismo sello se publicará próximamente su primer libro, Flor del llano.
Carina Radilov Chirov nació en Sunchales, provincia de Santa Fe, en 1972. Trabaja como Profesora de Lengua y Literatura. Comenzó su vida pública como poeta, recientemente, en el año 2008, cuando leyó en varias ediciones de FestiPoet, encuentros de música y poesía realizados en la ciudad de Rafaela.
Publicó textos en la Antología Lxs Célebres Desconocidxs, editada por la editorial independiente rafaelina nunca tengo razón, en el año 2008. En ese mismo sello se publicará próximamente su primer libro, Flor del llano.
Poemas:
Mercancía
en una tienda de barrio, con rejas duras
como el olor de las verduras frías
se daban las vecinas, unas a otras,
sin parpadear, con ojos rojos de palomas,
los nombres y los estados de los agonizantes
en las casas linderas, en los dormitorios
con crucifijos, morfina, polleras mudas
se fue una dellas
continuó la vendedora
en su oficio,
envolviendo un par de medias
la clienta miró un ramillete de flores plásticas
es una pena
II
en una tienda de barrio, con rejas duras
como el olor de las verduras frías
se daban las vecinas, unas a otras,
sin parpadear, con ojos rojos de palomas,
los nombres y los estados de los agonizantes
en las casas linderas, en los dormitorios
con crucifijos, morfina, polleras mudas
se fue una dellas
continuó la vendedora
en su oficio,
envolviendo un par de medias
la clienta miró un ramillete de flores plásticas
es una pena
II
hacé tu faena sobre mí, aunque ahora piense
en reses inermes degolladas en el matadero
escondeme bajo tu peso, rebuscá mis entrañas
con tu hocico de perro famélico
somos vasallos, somos carne de cañón
dejame nombrarte
por hoy
amor
en reses inermes degolladas en el matadero
escondeme bajo tu peso, rebuscá mis entrañas
con tu hocico de perro famélico
somos vasallos, somos carne de cañón
dejame nombrarte
por hoy
amor
III
mi abuela decía que estaban amurando
eran los descabellados
eran los ardidos, los llagados en las bocas,
con apuro, sin hueco en las casas decentes
te amuro yo a vos: una liquidez
mullía la pared del barrio
me dejo amurar: mi espalda y los muslos
una rabia verde se suelda al ladrillo
que busca hacerse barro
nos amuramos es casi nos enamoramos
pero la u retumba, huele oscuro
eran los descabellados
eran los ardidos, los llagados en las bocas,
con apuro, sin hueco en las casas decentes
te amuro yo a vos: una liquidez
mullía la pared del barrio
me dejo amurar: mi espalda y los muslos
una rabia verde se suelda al ladrillo
que busca hacerse barro
nos amuramos es casi nos enamoramos
pero la u retumba, huele oscuro
Diapositivas
¡Comprar flores, cambiar el agua, abrillantar las placas!
Madre, padre, abuelos, no me esperen en el cementerio.
A la hora de la siesta me acosté
con los vivos.
Cuando te invito a viajar quisiera que comprendas mi deseo:
por la ventanilla pasan diapositivas hipnóticas,
que no alcanzás a ver y nombro para vos.
Trigo verde, autopista en construcción.
Por estas palabras seremos una sociedad,
un matrimonio imaginario.
La tarde ocurre antes de que cruce la mujer
empujando la lluvia con sus hombros.
Lleva al hijo a la práctica de fútbol.
Tres albañiles estrenan un departamento
en el futuro edificio “Italia”.
Tienen un calentador y
una frazada
de cortina.
La letra cursiva me salió calma y redonda esta mañana.
Escribiendo en el pizarrón, estoy ahí.
Lo copado hubiera sido que el chabón
escribiera algo alegre
con esa vida de mierda,
comenta un alumno
leyendo a Vallejo.
Las uñas me las dejé crecer, las limo, para que te distraigan.
Dijiste que podrías mirarme como a una chica Chandler
y me pinté con esmalte rojo N° 34 de Revlon.
Nunca escribiste ese retrato pero
para mí fue una aventura.
¿Conocés la causa que habilita mi lujuria?
Muñecas, cuello, espalda deben existir.
Temo desaparecer una mañana
sin haber tomado contacto
con tu cuerpo.
*
Materiales de construcción
A portland y arena recién mezclados
sobre el ladrillerío hostigado de las paredes.
A mezcolanza gris que acogota el aliento,
un sobrante de humedad que no viene de algo natural,
como un charco o la sombra de un tapial.
Mirando los agujeros donde afloran, embrollados,
los cables de la instalación eléctrica.
Una caja de la luz cuelga, pero rinde así igual.
Es un albergue, transitoriamente devastado.
Picaron en un día paredes, techo y la ropa
en las perchas, en los estantes se empolvó de lo lindo:
cuando saco la prenda de arriba,
la de abajo queda marcada por la línea del polvillo.
A telas empapadas de partículas huele el aire en la habitación.
Les doy movimiento cálido con el secador de pelo,
microarenisca se va por la abertura de la ventana;
otro mucho regresa a las superficies.
Como el desasosiego de la tardecita.
Lo soplo, lo remuevo, tornando a aposentarse
sobre la imprecisión,
entre el nudo en la garganta y el revoltijo en el vientre.
Ya van como cinco o seis días que no lo ahuyento
ni con el espiral verde, menos con el lila.
La estela bífida de un avión arañó anoche la cara de la luna.
Pican cada tanto las fibras cerebrales
durante el tránsito de la tarde a la noche.
Como la huella del avión a chorro
las buenas intenciones se disuelven.
Saben a materiales de construcción secándose,
ásperos, mientras se traga un poco de saliva.
Y se levanta una a destapar la cerveza.
Toda la energía del universo le entró por este cable, dice el técnico loco.
El 96% del universo no se sabe de qué está compuesto, se lee en la revista.
Cada habitación tiene su propia tonalidad musical; los ingenieros de sonido lo saben.
Bocabajo sobre el colchón,
atravesada por las ondas sonoras del cuarto,
cercada por la materia oscura,
vuelvo a pensar en esa descarga.
Que por alguna terminal vulnerable
se me infiltró la energía del universo.
De a ratos hago saltar la llave del disyuntor.
* * *
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