Miguel Gaya
Mencionado por:
Hernán La Greca
Martín Moureu
Menciona a:
Jonio González
Eduardo Mileo
Claudia Prado
Jorge Boccanera
Irene Gruss
Herman Melville afanosamente transcribió
cuarenta epígrafes para la primera versión de su novela.
Desde el Génesis
hasta canciones ingenuas y apasionadas
de los marineros de Nantucket,
pasando por enciclopedias y obras menudas,
con el fin de que brotara perfecto
en el cerebro de cada lector
que en el mundo ha sido
.........................................o será
el fantasma resoplante
de la ballena blanca.
Conjuro el mal que esa desmesura
pudo haber provocado
para que ella
avance
del fondo del sueño de los hombres
y dance ante la historia
ingrávida y nueva
mortal y eterna
plena de lenguaje.
Así a nosotros nos sea dado
crear en las rápidas sinapsis
de algún desconocido
un residuo amable
de nuestra voz pasajera.
Finisterre
Hemos ido perdiendo todo.
Desde esta mañana
la niebla fue tragándose el pasado,
lo que somos,
el futuro.
Creímos que eso éramos
pero lo demás se fue yendo después:
en el puerto los barcos amarrados,
un hombre en un bote,
las casas del camino,
una hilera de hórreos en el campo
Todo disolviéndose
.................................frente a nosotros
y todo lo observamos
.................................en silencio.
Otra hilera se fue
de chopos desvaneciéndose callados
como quien se licúa.
Las nubes bajaron entonces,
nos bañaron
enormes.
Una ceguera blanca después subió desde la tierra,
la humedad final que preña al mundo.
Espiamos por la ventana lo que se esfuma
y nada nos decimos.
Estamos en el centro de algo que termina.
Con un hierro aguzado avivas la llama de los troncos.
“¿Quieres té?”, dices ahora.
También la noche viene. También el viento.
Y la tempestad, y el graznido de pájaros que viajan por el aire.
Navegamos lo inmenso.
Menciona a:
Jonio González
Eduardo Mileo
Claudia Prado
Jorge Boccanera
Irene Gruss
Bio/biblio:
Pórtico: Los epígrafes de MelvilleLIBROS PUBLICADOS: POESÍA:
LA VIDA SECRETA DE LOS ESCARABAJOS DE LA PLAYA (Ediciones de la Claraboya , Bs. As. 1982)
LEVANTA CONTRA EL VIENTO LA CABEZA OSCURA (Ediciones de la Claraboya , Bs. As. 1983)
COLECCIÓN ROBIN HOOD (Editorial Acme Agency, Bs. As. 1994)
SILUETAS EN LA CORRIENTE DEL RÍO (Ediciones del Cronopio Azul, Bs. As. 2000)
LOS POETAS SALVAJES (Ediciones en danza. Bs. As. 2003)
LO EFÍMERO Y OTROS POEMAS INESTABLES (Ediciones en danza. Bs. As. 2009)
MEDITERRÁNEO (100 ejemplares numerados y firmados por el autor. Bs. As. 2010)
NOVELA: CONTEMPLAR ESE ANIMAL SANGRIENTO (Ediciones B. Sello Bruguera. Barcelona, España, 2008)
ANTOLOGÍAS: 65 POETAS POR LA VIDA Y LA LIBERTAD (Abuelas de Plaza de Mayo, Bs. As. 1981)
NUEVA POESÍA ARGENTINA (Editorial Universidad de Belgrano, Bs. As. 1983)
ANTOLOGÍA ASAMBLEA PERMANENTE POR LOS DERECHOS HUMANOS (Editorial Universidad de Buenos Aires, Bs. As. 1985)
POESÍA DURANTE LA DICTADURA (Ed. Calle Abajo,1989)
GRUPO ONOFRIO DE POESÍA DESCARNADA – Javier Cófreces - Miguel Gaya – Jonio González (Ediciones en Danza. Bs. As. 2007)
UNA ANTOLOGÍA DE LA POESÍA ARGENTINA (1970 – 2008) Selección, prólogo y notas Jorge Fonderbrider. (Ediciones LOM. Chile. 2008)
200 AÑOS DE POESÍA ARGENTINA (Editorial Alfaguara. Bs. As. Argentina 2010)
Poética:
Los bárbaros
Tu queja es inútil. Lo dijeron antes
de nosotros: fuimos los bárbaros
que ignoramos todo del más alto idioma,
y es más: lo mancillamos.
Mas quienes lo afirmaron fueron
bárbaros también, y en su idioma
encendieron fogatas donde ardieron
padres iconoclastas y más antiguos.
Ahora hombres sin fe en nosotros hablan
y así nos niegan. Hijos que nos obligan
a la pócima engañosa de lo viejo.
Igual la plaza no está asediada
ni vencida. Todos ardemos
en el torbellino del fuego del idioma.
Tu queja es inútil. Lo dijeron antes
de nosotros: fuimos los bárbaros
que ignoramos todo del más alto idioma,
y es más: lo mancillamos.
Mas quienes lo afirmaron fueron
bárbaros también, y en su idioma
encendieron fogatas donde ardieron
padres iconoclastas y más antiguos.
Ahora hombres sin fe en nosotros hablan
y así nos niegan. Hijos que nos obligan
a la pócima engañosa de lo viejo.
Igual la plaza no está asediada
ni vencida. Todos ardemos
en el torbellino del fuego del idioma.
Poemas:
Herman Melville afanosamente transcribió
cuarenta epígrafes para la primera versión de su novela.
Desde el Génesis
hasta canciones ingenuas y apasionadas
de los marineros de Nantucket,
pasando por enciclopedias y obras menudas,
con el fin de que brotara perfecto
en el cerebro de cada lector
que en el mundo ha sido
.........................................o será
el fantasma resoplante
de la ballena blanca.
Conjuro el mal que esa desmesura
pudo haber provocado
para que ella
avance
del fondo del sueño de los hombres
y dance ante la historia
ingrávida y nueva
mortal y eterna
plena de lenguaje.
Así a nosotros nos sea dado
crear en las rápidas sinapsis
de algún desconocido
un residuo amable
de nuestra voz pasajera.
*
El alma no transmigra: no existe.
El arte que practicas de visitarme a veces
en horas y situaciones inusitadas
y conversar conmigo
no es producto de almas en trance o viaje.
Pero yo voy contigo a cuestas
como si llevara un bebé ingrávido,
un leve acontecimiento del viento
entre las manos.
Y voy perorando ciego ante los reflejos del mundo,
solo para vos.
Y los gestos de tu entusiasmo por mí,
ese demorarse tuyo en mí,
no puedo menos que celebrarlos
con cierto escepticismo.
No sabemos, ni vos ni yo,
a qué obedecen tus apariciones,
o qué orden celeste o religioso o de células
tan ignotas como imposibles de determinar
ritman tu presencia a cualquier hora.
No me hables de almas, aunque no me hablas de ellas,
no me hables.
Conversemos, es todo, conversemos
con regularidad, en horas intempestivas,
de cualquier otra cosa,
cuando la experiencia dicta que no estás,
y te llevo conmigo
como si te estuviera abrigando o
quién sabe
convirtiéndote en alma mía,
de mí mismo,
enfundado en un largo gabán
para que no tengas frío.
El alma no transmigra: no existe.
El arte que practicas de visitarme a veces
en horas y situaciones inusitadas
y conversar conmigo
no es producto de almas en trance o viaje.
Pero yo voy contigo a cuestas
como si llevara un bebé ingrávido,
un leve acontecimiento del viento
entre las manos.
Y voy perorando ciego ante los reflejos del mundo,
solo para vos.
Y los gestos de tu entusiasmo por mí,
ese demorarse tuyo en mí,
no puedo menos que celebrarlos
con cierto escepticismo.
No sabemos, ni vos ni yo,
a qué obedecen tus apariciones,
o qué orden celeste o religioso o de células
tan ignotas como imposibles de determinar
ritman tu presencia a cualquier hora.
No me hables de almas, aunque no me hablas de ellas,
no me hables.
Conversemos, es todo, conversemos
con regularidad, en horas intempestivas,
de cualquier otra cosa,
cuando la experiencia dicta que no estás,
y te llevo conmigo
como si te estuviera abrigando o
quién sabe
convirtiéndote en alma mía,
de mí mismo,
enfundado en un largo gabán
para que no tengas frío.
Finisterre
Hemos ido perdiendo todo.
Desde esta mañana
la niebla fue tragándose el pasado,
lo que somos,
el futuro.
Creímos que eso éramos
pero lo demás se fue yendo después:
en el puerto los barcos amarrados,
un hombre en un bote,
las casas del camino,
una hilera de hórreos en el campo
Todo disolviéndose
.................................frente a nosotros
y todo lo observamos
.................................en silencio.
Otra hilera se fue
de chopos desvaneciéndose callados
como quien se licúa.
Las nubes bajaron entonces,
nos bañaron
enormes.
Una ceguera blanca después subió desde la tierra,
la humedad final que preña al mundo.
Espiamos por la ventana lo que se esfuma
y nada nos decimos.
Estamos en el centro de algo que termina.
Con un hierro aguzado avivas la llama de los troncos.
“¿Quieres té?”, dices ahora.
También la noche viene. También el viento.
Y la tempestad, y el graznido de pájaros que viajan por el aire.
Navegamos lo inmenso.
(Marsella)
Rimbaud y los perros
Durante sus correrías por África
Arthur Rimbaud era asediado
por los perros.
Amarillos, feroces,
persistentes,
trotaban y gruñían
mezclándose en la sombra del poeta.
Reproduciéndose a dentelladas
famélicas.
Todas las mañanas Rimbaud
llenaba sus bolsillos de piedras afiladas
para mantener a raya a los perros
que palpitaban
por su carroña.
Lo que iba dejando a su paso
los alimentaba.
Ruinas y hombres oscuros
rajados a latigazos
de un idioma incomprensible.
Los perros de Rimbaud lo atormentaban.
A veces lo esperaban
echados en las galerías
y lamían sus manos.
Otras
con los pelos erizados
y las fauces rojas
lo acechaban encorvados
en la oscuridad.
Nunca supo qué le producía más terror.
Los vio en África.
Los procreó en Roche.
En Marsella lo alcanzaron
y les dio de comer su pierna.
Adiós les dijo
al expirar.
17/12/09
Rimbaud y los perros
Durante sus correrías por África
Arthur Rimbaud era asediado
por los perros.
Amarillos, feroces,
persistentes,
trotaban y gruñían
mezclándose en la sombra del poeta.
Reproduciéndose a dentelladas
famélicas.
Todas las mañanas Rimbaud
llenaba sus bolsillos de piedras afiladas
para mantener a raya a los perros
que palpitaban
por su carroña.
Lo que iba dejando a su paso
los alimentaba.
Ruinas y hombres oscuros
rajados a latigazos
de un idioma incomprensible.
Los perros de Rimbaud lo atormentaban.
A veces lo esperaban
echados en las galerías
y lamían sus manos.
Otras
con los pelos erizados
y las fauces rojas
lo acechaban encorvados
en la oscuridad.
Nunca supo qué le producía más terror.
Los vio en África.
Los procreó en Roche.
En Marsella lo alcanzaron
y les dio de comer su pierna.
Adiós les dijo
al expirar.
17/12/09
* * *
http://rasoceldio.blogspot.com/
Me gustó mucho, Miguel. "Los bárbaros", especialmente. Y tu manera de decir.
Felicitaciones, y beso.
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