Ana Claudia Díaz
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Celeste Diéguez
Natalia Romero
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Natalia Romero
Celeste Diéguez
Romina Freschi
María Laura Romano
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Mónica Rosenblum
Bio/biblio:
Poética:
Ana Claudia Díaz. Nació el 31 de diciembre de 1983 en Santa Teresita. Estudió letras en la UNMDP y participó de varios ciclos literarios. Actualmente reside en Buenos Aires, estudia guión de cine y asiste al taller de Romina Freschi. Publicó la plaqueta de poesía Vuelto Vudú (2009) y Limbo (2010) en Pájarosló editora. Poemas suyos fueron publicados en ramona, poetas al volante y algunos blogs.
También escribe en: www.anaclaudiadiaz.blogspot.com
Poética:
Desde la parte de la valoración bifurcada de una sola rama: del brazo pértigo del río articulado. CAMINO, hasta reunirme de nuevo con mi cauce interior, hasta desembocar en el mar. Mi tradición secular, se expande y se repite, agraviada con las palabras que insisten en girar sin punto fijo.
Poemas:
*
*
*
*
La erosión
la fricción continua
el desgaste que descose la quietud
aguarda al viento
al cuerpo pardo, roído
las púas frente al peligro
frente al espejo
ahí
ella se enrolla como si estuviera
hecha solo de algas
refresca su resistencia
como si fuera
un erizo sombrío que se alivia
cuando ve el esplendor
el gallo que gira en invierno
la veleta
la gloria
la cresta roja
la cinta en la lanza.
*
El suelo todo de cal. Lo piso, camino como palpando el riesgo. Como si intuyera el olvido, o un rumor de peces sueltos camuflándose en la vereda, asomándose, esperando el ansia. Si me sintiera expuesta manteniendo la mera intención de distinguir a quien deambula: allá, encontraría que ahí, también estoy yo, animándome o ajena, hundiéndome. Ya, peyorativa, connoto una intuición y la desvío mansa, a mi corteza, a la fusión con las rutas del sonido. Como ecuación, renuncio a la fatiga, a la caída oblicua de mis argumentos, traslúcidos: no parecen ser más que hilos incandescentes sosteniéndose en el interior de una lámpara. De pronto, tenue, vislumbro mi nuca hollada de tanto agacharme a ver crecer el brote pirotécnico: un parpadeo pleno antes del mareo que implica continuar, y descubrir que aquella imagen que da sosiego a la visual no es más que las antenas blancas de los ciempiés convulsionando las ramas desmelenadas, poblándolas de la sensación que da la miel cuando se desvanece. Frente a mis ojos. La involuntaria agitación trastorna el hueco en la decoración verdosa. Hay esto, y hay un abundante surgimiento rabioso, para destemplarlo todo, con la fuerza que emerge. Entonces, desacoplada, me convierto en instrumento para desacotar la petulancia que me transforma en algo así como un mármol, o al menos en pretenciosos desprendimientos de un molar transparente de piedras que envuelven mi tejado, mi fachada terrosa, vana. Sí, quisiera yo que la concavidad se difunda en hormigueo, y en el camino se asemeje al interior de mi miseria que es euforia en la raza agigantada. O que logre hacerme encallar, para tener que devolverlo todo: los restos de cal, lo que se arrastra en el suelo abatido, el absoluto: remota interpretación, insípida de quien busca un imperio pero le basta saber que no va a encontrarlo, hasta tropezar primero con los restos de un acantilado: hasta hermosear al abismo.
*
Llegó, lo había ajado todo por esa usura que me especula desde hace tanto, mustia. Y así fue que, no pude responder. No sé, creo, que las liebres envejecen después de una carrera, como forma de estropear el intento o el desarraigo. Cuando era tímida, descansaba en camas que muda la velocidad, de tinte rojizo, rojo. Y refregaba con fuerza el propio estropajo sobre los muebles usados. Minuciosamente. Ronde la astucia y supe separar los hongos sobre la tierra hollada. Amancillar hasta la mitad todo. Ser mediana. Incluso, desaliñar hasta desflorar. Para después, retomar el riel, el camino. Mirar para atrás y decir: “varios vagones descarrilaron en la curva por exceso de velocidad”. Y ya. Mudada: ahora es una espora que se separa de la planta y vuela.
*
Un perfil sombreado: aquello. O somos casas. O somos una estampita en la solapa de algún piloto. Bello pero precario. Quien pudiera disponer de la fuga extraviada, que extraño: ríspida. Para llevarla a girar en la rueda donde se posa, mi yo del vos. Ovillado. Excedido. Mudo. Se pierde arracimado y queda a solas, en la comarca de ornamentos. Quizás, lo encuentre luego: trémulo, como gastado. Inercia tardía en el vértice entre mi llovizna y el durazno. Delimitado rodará aún inerte. Como obsecuente, mi yo, aturdido y en desorden se hamaca: trovador ondular y ausente de tu vos, invisible anhelo. Nadie, nadie puede resistir el hastío, del ladrido del viento producido por un búmeran. Eso es, repetir una y otra vez, desarticular el pasto hasta desteñir. Faltan imágenes que podrían ser dobles devastadora. Monedas. Rehago el café. Rehace el contorno animal de su vos. Integral y agregado. Total. Somos dos pájaros de yeso esperando que alguien diga, la vigésima octava letra. Vocal. Sabes, en vez de eso digo, prefiero la pálida velocidad de los molinos, que cortan el aire en bloque. Para evitar que derrame. El sol en mis brazos. Allá: nuestra mitad. Nuestra remota y fraccionaria habitación. Los arboles improbables de nuestro florero. Ya no detengas el sur con tus manos, extravagante. Mi yo esta entero. Se debe al tercio inmóvil de tu vos, recóndito.
La erosión
la fricción continua
el desgaste que descose la quietud
aguarda al viento
al cuerpo pardo, roído
las púas frente al peligro
frente al espejo
ahí
ella se enrolla como si estuviera
hecha solo de algas
refresca su resistencia
como si fuera
un erizo sombrío que se alivia
cuando ve el esplendor
el gallo que gira en invierno
la veleta
la gloria
la cresta roja
la cinta en la lanza.
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Qué hermoso, Ana. Un placer leerte
"...O somos casas. O somos una estampita en la solapa de algún piloto. Bello pero precario...". lejos de precario, bello! cuánta belleza en tu poesía, te felicito anaclau, queremos más!!!!!
"...O somos casas. O somos una estampita en la solapa de algún piloto. Bello pero precario...". lejos de precario, BELLO!! cuánta belleza en tu poesía, felicitaciones, queremos más!!!!!!!
coincido, una escritura bellisima.
"para hermosear al abismo", muy bueno!!
alcira
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