Ignacio Di Tullio
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Bio/bibio:
Ignacio Di Tullio. Villa Adelina, Buenos Aires. 1982. Poeta y traductor. Estudió Ciencias de la Comunicación y Literatura. Trabaja como profesor universitario y en la escuela Secundaria En poesía, escribió los libros Abrazo a la distancia (2006) y Famiglia (Inédito, 2010). Coordina talleres literarios y de escritura creativa.
Arte poética:
“Poesía es envolver mierda en papel bonito”. JOSÉ WATANABE
POEMAS
POEMAS
Mi padre elige frutas...
Mi padre elige frutas en el mercado.
Detuvo su coche camino al trabajo
para bajar a tocarlas.
Desoye las recomendaciones del vendedor:
sus manos sabias bien educadas
prescinden de consejos
saben que se someten a una cuestión moral.
Presiona con sus yemas la piel de un durazno,
verifica la blandura de su carne.
Después pesa una pera en el hueco de su palma.
Con la otra mano envuelve una ciruela
y se adueña del mundo.
También su padre elegía las frutas camino al trabajo.
Entraba con mi padre y sin decir palabra
sujetaba una fruta en cada mano, las pesaba
y lo educaba en el ejercicio de la duda.
Era una escolástica muda y presencial.
Las frutas maduras siempre son las más dulces:
Ahora es mi padre quien deja caer el proverbio.
No me mira al hablar. Piensa en voz alta
y espera que me agache a recogerlo
y lo elija, si quiero.
Pienso en mi padre
Pienso en mi padre:
cuarenta años visitando la misma peluquería,
retomando las cosas, su callado ritual.
El hombre golpea siempre en el mismo sitio:
trabaja para tener las manos limpias,
escribe el largo poema de su reincidencia.
Otra vez, mi padre
confiándole su vida a un desconocido,
cortándose el pelo:
las tijeras silencian muchedumbres a cada susurro;
dos filos parecidos a dos riesgos cualquiera.
Y reflejada en el espejo
una inocencia de humano abatido,
Toda una resignación.
También un peluquero, hace cuarenta años
escribe el mismo poema.
Allí se marcha mi padre vivo una vez más.
Cierra la puerta a espaldas de la fatiga de las tijeras
y de un hombre de manos limpias que barre los cabellos
de los hombres.
En respuesta a la más primitiva pulsión…
En respuesta a la más primitiva pulsión
Unos chicos juegan al fútbol en una plaza.
Si fuera por ellos jugarían hasta caer muertos.
Como un matemático calculo sus edades,
trato de reconocer un algoritmo oculto en sus movimientos
un patrón que me devuelva
el estado puro de las cosas
pero claro, hay ciertas cosas que ya no comprendo.
El que hace el gol sale corriendo perseguido por la manada.
Otros dos se matan a trompadas adentro del arco.
Yo observo la violencia del relato y pienso
ellos, que ahora cifran la infancia
ignoran que un día serán hombres
y se acabarán los juegos.
Soy un adulto jugando a recordar
la niñez del miedo.
A través de la oscuridad
Mi padre elige frutas en el mercado.
Detuvo su coche camino al trabajo
para bajar a tocarlas.
Desoye las recomendaciones del vendedor:
sus manos sabias bien educadas
prescinden de consejos
saben que se someten a una cuestión moral.
Presiona con sus yemas la piel de un durazno,
verifica la blandura de su carne.
Después pesa una pera en el hueco de su palma.
Con la otra mano envuelve una ciruela
y se adueña del mundo.
También su padre elegía las frutas camino al trabajo.
Entraba con mi padre y sin decir palabra
sujetaba una fruta en cada mano, las pesaba
y lo educaba en el ejercicio de la duda.
Era una escolástica muda y presencial.
Las frutas maduras siempre son las más dulces:
Ahora es mi padre quien deja caer el proverbio.
No me mira al hablar. Piensa en voz alta
y espera que me agache a recogerlo
y lo elija, si quiero.
Pienso en mi padre
Pienso en mi padre:
cuarenta años visitando la misma peluquería,
retomando las cosas, su callado ritual.
El hombre golpea siempre en el mismo sitio:
trabaja para tener las manos limpias,
escribe el largo poema de su reincidencia.
Otra vez, mi padre
confiándole su vida a un desconocido,
cortándose el pelo:
las tijeras silencian muchedumbres a cada susurro;
dos filos parecidos a dos riesgos cualquiera.
Y reflejada en el espejo
una inocencia de humano abatido,
Toda una resignación.
También un peluquero, hace cuarenta años
escribe el mismo poema.
Allí se marcha mi padre vivo una vez más.
Cierra la puerta a espaldas de la fatiga de las tijeras
y de un hombre de manos limpias que barre los cabellos
de los hombres.
En respuesta a la más primitiva pulsión…
En respuesta a la más primitiva pulsión
Unos chicos juegan al fútbol en una plaza.
Si fuera por ellos jugarían hasta caer muertos.
Como un matemático calculo sus edades,
trato de reconocer un algoritmo oculto en sus movimientos
un patrón que me devuelva
el estado puro de las cosas
pero claro, hay ciertas cosas que ya no comprendo.
El que hace el gol sale corriendo perseguido por la manada.
Otros dos se matan a trompadas adentro del arco.
Yo observo la violencia del relato y pienso
ellos, que ahora cifran la infancia
ignoran que un día serán hombres
y se acabarán los juegos.
Soy un adulto jugando a recordar
la niñez del miedo.
A través de la oscuridad
A través de la oscuridad
veo la percha
colgando de la puerta del placard.
Mi uniforme de hombre
prolijamente dispuesto
como cada noche:
pantalón, camisa
y un saco arrugado por el cansancio
esperan que dentro de cinco horas
alguien les preste un cuerpo.
Una humanidad duplicada
ficha y cumple horarios,
los trabajos nocturnos
a espaldas del mundo.
Son las dos:
aquel difuso ser que no soy
cuelga de una percha.
Se cobra cada hora
y espera a que se hagan las siete
para que alguien me vuelva a llamar
como dicen que me llamo.
veo la percha
colgando de la puerta del placard.
Mi uniforme de hombre
prolijamente dispuesto
como cada noche:
pantalón, camisa
y un saco arrugado por el cansancio
esperan que dentro de cinco horas
alguien les preste un cuerpo.
Una humanidad duplicada
ficha y cumple horarios,
los trabajos nocturnos
a espaldas del mundo.
Son las dos:
aquel difuso ser que no soy
cuelga de una percha.
Se cobra cada hora
y espera a que se hagan las siete
para que alguien me vuelva a llamar
como dicen que me llamo.
* * *
muy lindos poemas, en alguna otra pagina habia leido algo, felicito al autor.
buen dia Ignacio me gusto su forma de describir sencilla, lo felicito. (el recorrido de tocar las frutas de su padre, hermoso)
miryam de ciudad de cordoba, argentina.
lo felicito Ignacio, me gusto su poema sobre el recorrido en busca de frutas de su padre. desde ciudad de cordoba, argentina.
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