Horacio Castillo (h)
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Mariana Finochietto
Bio:
Horacio
Castillo (h), nació en La Plata en 1968. Es psicoanalista. Publicó Ánima cruda en Ediciones El Mono Amado,
2016.
Poemas:
NIÑO SONRIENDO EN UNA
FOTOGRAFÍA
Cada
tanto volvemos sobre el viejo álbum,
confirmamos
nuestros recuerdos, asentimos con las imágenes
la
continuidad entre este tiempo y el otro.
La
fotografía coagula en su enigmático magma de colores
un
instante del que ahora, extrañamente, somos espectadores.
Aun
así nos llama la atención la unidad del conjunto,
porque
de esa playa, de esa arena, de ese niño corriendo,
nada
recordamos, entonces viene y nos atormenta la pregunta,
porque
verdaderamente, hoy, no sabríamos reproducir esa sonrisa, ese gesto,
como
si nos faltara el músculo correspondiente a la felicidad
o
los argumentos para rebatir el error.
(De
Ánima cruda, Ediciones El Mono
Armado, 2016)
TARDE EN EL ARROYO
El
calor era rugoso en aquel momento sin extensión,
sólo
el arroyo, el juncal y el agua deteniéndose.
Los
mosquitos, los jejenes y las insoportables chicharras
resolviendo
arbitrariamente el tono del verano.
Entonces
por aburrimiento o desesperación
arrojábamos
piedras a la orilla de enfrente,
a
los peces y a los pájaros entre los juncos,
a
las nubes que se movían y a las nubes quietas,
a
la impaciencia y más alto y más fuerte,
para
ver si alguna piedra rompía los vidrios del aire, del cielo
y
se caía alguna cosa, algo, no sé, un porqué.
(De
Ánima cruda, Ediciones El Mono
Armado, 2016)
OTOÑO
Entran los primeros fríos del
otoño
por este diminuto rectángulo
de hierro que gotea
hilos de tiempo oxidado sobre
la pared.
La luz distinta sucede sin
mayores interrogantes,
no hay perspectiva ni
alteración inminente en el ciclo de las estaciones,
sólo se extraña ese espacio
vacío en la vereda de enfrente,
cubierto ahora por un armazón
de ladrillos, vigas y monoambientes
que ya no dejan ver los
techos de chapa y sus parches de membrana agonizando
ni la caída del fuego de la
tarde entibiando la ropa tendida.
(De
Ánima cruda, Ediciones El Mono
Armado, 2016)
LA
MIRADA DE LOS PERROS
Hoy
es un día apagado, las cosas carecen de su brillo habitual,
reconozco
entre las sombras las señales de la devastación
y
me pregunto inútilmente sobre esta subterránea oscuridad.
Tendido
a mis pies, un cuerpo ennegrecido espera,
una
materia simple, organizada sin turbulencias,
dirigiéndome
esa mirada que siempre tienen los perros en los ojos.
(De
Ánima cruda, Ediciones El Mono
Armado, 2016)
POÉTICA
Comprenderán
que esta fuerza no puede dominarse,
como
una palada de tierra arrojada a las nubes,
como
lava que sale de abajo de la tierra para calcinarlo todo.
Pero
estas palabras, ¿qué dicen? ¿qué quieren maldita sea?
quizás
nunca lo sabremos, porque de donde vienen,
todo
está perdido y se ha prendido fuego,
se
ha consumido hace años,
sólo
son restos que entran por la ventana de mi cabeza,
ladridos
de perro.
(Inédito)
AHOGADO
De
niños corríamos hacia el tumulto de la orilla,
íbamos
hacia la fascinación de las redes como en una procesión,
alimentando
visiones de peces con aletas astilladas en la carne,
aguijones
y orificios en la cabeza arriba de los ojos planos.
Otros,
en cambio, abandonaban sombrillas, heladeras de telgopor, crucigramas
y
dejaban la madera de las ilusiones secándose al sol.
Pero
el verano se rige por leyes arbitrarias
y
arroja todo el peso de la desilusión de los veraneantes
sobre
ese enigmático cuerpo sin escamas ni remordimientos,
escupiendo
uvas, agonías, en fin, una rara bilis parecida a la muerte.
(Inédito)
EL TANQUE DE AGUA
Un
niño pálido se esconde bajo el tanque de agua,
en
el techo de una casa que arde bajo el sol.
Arde
en esa siesta abominable de verano
porque
todavía piensa que hay tiempo.
Pero
algo ha comenzado a pesar allí,
algo
ha comenzado a pudrirse o a morir
porque
sobre un cielo demasiado vacío,
revolotean
unos pájaros que huelen la carroña del miedo.
Sentado
bajo el tanque de agua,
mira
esos pájaros que llevan restos del tiempo en sus garras,
sus
dedos se deslizan sobre una pared que se descascara,
que
muestra su esqueleto de alambres oxidados y vigas de hierro
y
esparcidos sobre un techo que arde bajo el sol,
dejará
allí, como reliquias,
fragmentos
de un yo a punto de extinguirse.
(Inédito)
* * *
"Fragmentos de un yo a punto de extinguirse..." excelente...por suerte existe la poesía para atrapar esos fragmentos y hacerlos perdurar...Bellas poesías, intimistas y sorprendentes estas inéditas. Gracias por compartir!
Gracias por los inéditos, me encantó Ánima cruda! Abrazo!
Hermosos versos Horacio querido. Que bueno que los hayas compartido!
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